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MEDIOCRIDAD, SUBORDINACION ESPECULATIVA Y FALTA DE COMPROMISO

Los diarios de hoy (“La Nación”, 6/12/21, pág.11) informan acerca der la división del Bloque
de Diputados Nacionales de la UCR, protagonizada por un sector interno liderado por el
Senador Martín Lousteau, acompañado “por su mano derecha en la Cámara Baja, Emiliano
Yacobitti”. Versiones posteriores indican que ese nuevo bloque se denominaría “UCR
Evolución”, contaría con entre doce y quince miembros y sería presidido por el diputado
cordobés Rodrigo de Loredo.
En realidad, la división del Bloque de Diputados nacionales forma parte de un combo que
incluye la presidencia del Comité Nacional para el Senador Lousteau. Todos los radicales
sabemos que ambos propósitos sirven a un objetivo mayor: el gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires a manos de Lousteau a partir del 2023, según estaría acordado con la
conducción capitalina del PRO.
No forma parte de este análisis discutir cual sería la posibilidad cierta de que ese presunto
acuerdo se concrete. Sólo decimos que sus promotores no deberían olvidar que, además
de los conflictos previsibles en el interior del PRO, en última instancia los ciudadanos de la
CABA deben convalidar con su voto esos pactos de superestructura y ahí es donde pueden
morir las maniobras más elaboradas.

Estamos lejos de asumir la defensa de la actual conducción del Bloque ni opinamos sobre
su continuidad. Por supuesto, impugnamos la frívola decisión de dividirlo. Pero nuestro
argumento principal pasa por otro lado: un partido nacional con la trayectoria de la UCR,
no puede convertirse en la agencia electoral que sostenga un proyecto local que además,
digan lo que digan los responsables de la división, incluye la cláusula –implícita pero muy
evidente- de aceptar a Rodriguez Larreta como candidato presidencial, en otra muestra de
subordinación especulativa frente al PRO.
Si nos ponemos a pensar en la profundidad de los problemas que afrontamos los argentinos,
coincidiremos en que la mediocridad del planteo alcanza una dimensión alarmante.
Sorprende también que quien desde la minoría promueve la ruptura del brazo
parlamentario del Partido, pretenda convertirse en su presidente, función en la que la
primera obligación consiste en garantizar la unidad.
La tarea actual de los dirigentes radicales –empezando por la de quien hoy es máxima
autoridad partidaria, ausente sin aviso- consiste en recuperar y potenciar la identidad de la
UCR. También, en ratificar la vigencia de la libertad, la igualdad, la soberanía popular y la
máxima transparencia en el ejercicio del poder como los valores esenciales que garantizan
su existencia. En profundizar la visión progresista que en materia de distribución del
ingreso, asegure la mayor calidad de vida para todos. Quienes pierdan el tiempo en cálculos
coyunturales elaborados en función de intereses personales o sectoriales, se
autodescalificarán por falta de compromiso con la causa popular.
Avellaneda, 6 de Diciembre de 2021 Juan Manuel Casella

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