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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN ANTONIO

ABAB DEL CUSCO

FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS,

CONTABLES, ECONOMICAS Y TURISMO

ESCUELA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD

TEMA: WALL STREET - EL GRAN CRACK DE 1929

Presentado por:
Quispe Ccassa Magaly 163639
Pacco Baca Shirley Briyith 170919
Docente:
Mgt. Dueñas Cahua Sócrates

Cusco – Perú
2021

INTRODUCCION

El día jueves 24 de octubre del año 1929, Wall Street, una calle en el extremo sur de la

isla de Manhattan, en Nueva York, estaba inusualmente copada de gente.


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El mercado financiero se había desplomado enormemente, con 2,6 millones de acciones

vendidas en una caótica oleada de negocios.

A la mañana siguiente había una notable preocupación en las calles de Manhattan.

Durante dos semanas consecutivas el mercado se mantuvo en constante descenso y eso

era alarmante para la ciudadanía

El lunes, la bolsa cayó un 12.8%. El martes, se registró una caída adicional del 12%.

Los que se habían reunido el jueves anterior para mostrar preocupación ahora estaban

abatidos y destrozados.
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¿PORQUE OCURRIÓ EL CRACK DE WALL STREET?

A diferencia de otras naciones industriales, que después de la Primera Guerra Mundial

sufrieron daños graves o estuvieron a punto de caer económicamente, EE.UU. emergió

relativamente indemne, financieramente hablando, gracias a su entrada tardía en la guerra.

La siguiente década vio una tremenda transformación, tanto industrial como cultural, de

costa a costa.

El precio del algodón estaba alto. "Los empleos eran abundantes y los sueldos crecieron

constantemente", recordó la periodista financiera de Wall Street Karen Blumenthal.

"La década de 1920 no solo cantó al ritmo del jazz y bailó al compás del

Charleston. Rugió con la confianza y el optimismo de una era próspera".

Durante "los locos años veinte", industriales y banqueros se convirtieron en héroes de la

nación, además de ser admirados por las riquezas que habían creado.

Y el estadounidense promedio tenía una pequeña fortuna propia. Fue Charles Mitchell, el

presidente del National City Bank -y, por ende, una de estas figuras admiradas-, quien permitió

el acceso a tal prosperidad.

Mitchell se inspiró en el éxito de los "bonos de libertad", que se habían emitido al público

durante los últimos dos años de la Primera Guerra Mundial como una forma de financiar el

esfuerzo de guerra aliado.

Promovido por íconos culturales como Charlie Chaplin y Al Jolson, el público, al ver ese

desembolso como un deber patriótico -especialmente cuando obtenían hasta un 4,25% de

interés-, se introdujo así en la noción de la inversión.


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Aunque eran suscritos por el gobierno, el éxito de los bonos de libertad significaba que,

al menos para la opinión pública, poner los ahorros en acciones y participaciones en el mercado

financiero se consideraba respetable, cuando hasta entonces se había considerado un riesgo.

Mitchell abrió oficinas de corredores en todo el país para satisfacer y alentar aún más esta

incursión en el mercado de valores.

A mediados de la década de 1920, tres millones de estadounidenses eran dueños de

acciones, seducidos por la atracción magnética de enriquecerse de una manera tan sencilla.

El mercado estaba en ascenso. Por ejemplo, si un inversionista compraba acciones en la

cadena de tiendas Montgomery Ward o en la empresa de servicios públicos General Electric en

marzo de 1928, vería que su dinero se duplicaba en solo 18 meses.

La fiebre del oro fue irresistible, incluso para hombres de negocios conservadores y

previamente firmes.

"El mercado estaba encantado", dice Blumenthal, "parte de un momento próspero y

emocionante que parecía continuar por siempre. Políticos, profesores y empresarios proclamaron

que esta era una nueva era, donde los viejos altibajos ya no aplicaban".

Antes del colapso, a finales de octubre de 1929, los precios habían bajado un poco el mes

anterior. Pero no se le prestó demasiada atención.

Los expertos creían que ventilar un poco un mercado al rojo vivo no era algo malo.

Los inversores más afilados aprovecharon estos precios más bajos. Después de todo,

después de cada bache anterior en los últimos años, el mercado siempre había recuperado su

posición anterior.
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Esos seis días de octubre estuvieron lejos de ser un bache. Le dieron un golpe casi fatal a

la economía estadounidense en su conjunto y un golpe fatal definitivo a millones de finanzas

personales.

A la industria le resultó difícil comerciar, ya que la creencia en el concepto del crédito y

en la credibilidad del sistema bancario se había hecho pedazos.

La lucha por conseguir dinero para seguir operando y pagar salarios fue intensa.

La manufactura se redujo como resultado: a los tres años del Crack, la producción de

automóviles -un símbolo de los buenos tiempos de la década de 1920- era aproximadamente una

cuarta parte de lo que había sido.

El desempleo también aumentó espectacularmente. Seis meses después de los

acontecimientos de octubre de 1929, el total de desempleados se había más que duplicado a 3,25

millones.

Eran tiempos desesperados. "El descenso llegó por etapas", escribió el historiador Hugh

Brogan.

"La pérdida de un trabajo, la búsqueda de otro en la misma línea, la búsqueda cada vez

más frenética de trabajo en cualquier rubro".

"La primera aparición en la fila para recibir ayuda social, donde, sorprendentemente,

conocías a docenas de otros hombres honestos que habían seguido las reglas, trabajaron duro y

ahora habían caído tan bajo como los vagos profesionales", escribió.

Los desempleados rurales se mudaron en masa para encontrar trabajo. En estos tiempos

todo era incertidumbre económica. El tejido mismo de la sociedad estadounidense comenzó a

deshilacharse.
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Después de la primera guerra mundial, la economía norteamericana tuvo gran influencia

en la expansión de la crisis a nivel internacional, en primer lugar, en el aspecto financiero:

diversos bancos quebraron puesto que no podía cobrar los créditos otorgados. Los bienes ya no

eran adquiridos como antes ya que la liquidez presente en el mercado había disminuido

considerablemente, los empresarios no tuvieron posibilidades de hacer las inversiones que

necesitaban y gran parte de ellas cerraron sus puertas debido a dicha situación.

En general, el cierre de empresas y la crisis trajo consigo la perdida de los empleos, así

como la disminución de salarios que era mejor que no tener trabajo, de igual manera las ventas

seguían siendo afectadas. En todas las naciones se observaba la disminución de su PIB (Producto

Interior Bruto), la cantidad de renta empezaba a descender aceleradamente o no pudo recuperarse

hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

Además, se observó un descenso de la actividad económica, por la falta de créditos y

circulación de dinero. En un intento de arreglar las circunstancias, el gobierno de Estados Unidos

adoptaba diversas medidas, pero nuevamente el mercado seguía estancado, 1924 las relaciones

internacionales establecidas hasta ese año fueron quebrandose, por ejemplo, Gran Bretaña que

abandonó el padrón oro.

En aspectos sociales, el desempleo a nivel mundial es una de las consecuencias más

importantes, el paro que llegó a 40 millones de individuos sin empleo aproximadamente.

Quienes pudieron seguir con sus labores observaron una disminución enorme en sus salarios. En

el transcurso de los años 20’, en Norteamérica se disminuyó de manera significativa la calidad de

vida y en las ciudades y el campo la miseria se expandía con gran fuera. En el viejo continente,

en especial en Alemania, quien seguía luchando para recuperarse después de la guerra volvió a

caer producto del quiebre de las empresas.


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A nivel mundial, la crisis trajo a una depresión de la agricultura. Productores, fruteros de

Australia, Estados Unidos y Brasil vieron que los precios de sus productos eran demasiado bajos,

además de que nadie podía comprarles arruinando todo su trabajo. Diversos países habían hecho

un esfuerzo por brindar protección a la población fijando las tarifas o precios, lo que solo limitó

el comercio fuera de sus fronteras. De esta manera nació la pobreza en medio de la abundancia”.

La Gran depresión se puede comparar con la Primera Guerra Mundial. En 3 años, 5 mil

entidades bancarias de los estados unidos tuvieron que cerrar, los norteamericanos dejaron de

otorgar préstamos y también pedían el dinero prestado de vuelta, la mayoría de bolsas a nivel

mundial cerraron.

El gobierno posterior a la crisis de los estados unidos, Franklin D. Roosevelt creó la

comisión del Mercado de Valores en un intento por supervisar las operaciones de esta; asimismo,

abrió investigaciones para encontrar las causas del crack y sus posibles responsables, hallando

así una serie de irregularidades con relación Charles Mitchell, a J.P. Morgan, que otorgaba

intereses preferenciales a familiares, amigos y anteriores presidentes, entre otros.


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CONCLUSION

La crisis del 1929 no enseña, en cierta manera, a no endeudarse con demasiado capital, el

endeudamiento debe hacerse a cierto nivel, pero también se pude apreciar cómo es que el

gobierno estadounidense posterior manejó la situación, logrando mediante una serie de

investigaciones encontrar a los responsables de dicha crisis.

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