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DON MOISÉS VALDIGLESIAS CASTILLO

HISTORIA DE UN LUCHADOR SOCIAL, EL MAYOR DEFENSOR


DE LOS CAMPESINOS CACHORINOS

Cual frase célebre de Cesar Vallejo: ¡No es grato morir, señor, si en la vida nada se deja y
si en la muerte nada es posible, sino sobre lo que se deja en la vida!"

Don Moisés Valdiglesias Castillo, nacido de Don Cecilio Valdiglesias y Doña Francisca
Castillo en el año 1914. Entregó su vida a la
defensa de su pueblo natal San Pedro de
Cachora, motivado por el continuo abuso que
los campesinos recibían de parte de los
hacendados. Pero; lo que desencadenó más
su furia, estando él por tierras extrañas, fue
haberse enterado que sus Padres Don Cecilio
y Doña Francisca, habían sido agredidos y
despojados de sus tierras de Saraccarpa,
motivo por el cual tuvo que regresar a
Cachora y velar por el bienestar de ellos.

A sus 14 años, se vio obligado a asistir a los


tribunales de justicia de la ciudad de Abancay
a denunciar los abusos de hacendados, hasta
lograr que éstos abusivos fueran citados y
obligados por el Juez a ponerse de rodillas y
pedirle perdón por sus barbaries.

Los comuneros de Cachora, al recordar las acciones valerosas reivindicativas de Don


Moisés para con sus padres, en asamblea general, y a viva voz, pidieron fuera el
presidente de la comunidad. Ante la petición unánime, aún sin quererlo, aceptó ser
presidente de la comunidad. Quien a partir de ese entonces no encontró sueño alguno
por defender los derechos de sus conciudadanos.

Moisés, luchó por lograr la libertad de la gente oprimida que vivía bajo el yugo de los
hacendados, hizo prevalecer la posesión de los terrenos comunales, defendió la división
geopolítica de Cachora. Inició y concluyó las delimitaciones de nuestro distrito con los
distritos colindantes de Curahuasi y Huanipaca. Contribuyó en el acceso de la población
a servicios públicos, logró movilizar a la población para su participación en jornadas
comunales para concluir la instalación del sistema de agua Potable y la mejora de caminos
de herradura, entre muchas otras obras igualmente importantes.

Desde la época colonial hasta 1969, año en que el General Juan Velasco Alvarado dicta la
Ley de Reforma Agraria, los hacendados, conocedores del medio rural y del sistema de
producción, se sirvieron de los cargos político-militares para consolidar y ampliar su
influencia entre autoridades quienes se hacían de la vista gorda ante los abusos
cometidos por parte de hacendados y oligarcas.

En el desempeño de la loable labor de presidente de la comunidad, en una etapa en que


todos los comuneros eran maltratados y hasta amenazados con armas de fuego. Don
Moisés Valdiglesias tuvo que viajar constantemente a la ciudad de Abancay, solo y a lomo
de su inseparable caballo Alazan, pocas veces acompañado por algún miembro de la
comunidad, y con sus propios peculios o recursos. Muchas veces sorprendido y
amenazado de muerte, con armas de fuego, por hacendados y sus fieles secuaces, cuando
se desplazaba por los caminos de CCorimarca, Soccllaccasa, Negrohuarcuna,
CCanabamba y las partes altas de Tamburco en Abancay, con el afán de evitar que Moisés
los llevara a instancias Judiciales o llegara a la hora pactada por las autoridades para
alguna audiencia.

Cuando el general Velazco promulgó la Ley de Reforma Agraria, el 24 de junio de 1969,


haciendo referencia directa a la cuestión de la integración de Indígenas y campesinos en
la nueva sociedad nacional peruana como objetivo principal, muchos quizá pensaron que
finalmente el “problema indígena” tendría solución. Pero, no fue así, ante los ojos de las
autoridades los hacendados y oligarcas seguían mofándose de la Ley y el orden, y
cometiendo sus abusos contra los más humildes pobladores.

Para Don Moisés; ser presidente de su comunidad fue un acto de mucha valentía, riesgo
y responsabilidad ante el pueblo. Le valió también muchas y continuas ausencias con
enajenación de sus propios recursos y desamparo a su propia familia. Hoy, al recordar
todos estos largos tiempos de servicio a su pueblo y comunidad, se entristece hasta el
alma por haber dejado desamparado a su familia por años. Transcurrido los años, y al ver
que las nuevas generaciones no saben ni reconocen las penas y glorias de sus luchas, con
tristeza, repite: “¡No es grato morir, señor, si en la vida nada se deja y si en la muerte
nada es posible, sino sobre lo que se deja en la vida!"

Moisés Valdiglesias Sullcahuamán (hijo).


Noviembre 2021.

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