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Liberalismo Amarillo

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Antonio Guzmán Blanco, hijo de Antonio Leocadio Guzmán, tramó junto con su padre el
retorno al poder de los liberales. Al huir por el rechazo del gobierno, organizó en Curazao una
invasión apoyada por caudillos regionales como Joaquín Crespo y Francisco Linares Alcántara.
En 1870 desembarcó en la costa y tomó posiciones por el centro-occidente del país mientras
engrosaba sus fuerzas. Tomó Caracas en abril, por lo que su acceso al poder se conoce como la
Revolución de abril.

General Antonio Guzmán Blanco, el Ilustre Americano.

Una vez hecho presidente, implementó medidas tendientes a modernizar el país e instaurar el
orden definitivo, en una plataforma denominada como «Liberalismo Amarillo». Creó el
Conservatorio de Bellas Artes, dictó el Decreto de Instrucción Pública y Obligatoria, hizo del
peso venezolano la moneda nacional, fomentó la agricultura, organizó el primer censo
poblacional del país,47 mejoró la infraestructura e inició una transformación urbanística de
Caracas, a la que quiso darle cualidades parisinas,48 sin abandonar un carácter centralista y
autoritario. Combatió varios alzamientos caudillistas, logrando aquietar el turbulento
panorama de insurrecciones. Fue su política una promoción del culto a los héroes del pasado,
especialmente a Simón Bolívar, como estrategia para unir el país. Igualmente, debilitó el poder
de la Iglesia católica, al pasar al Estado funciones que tradicionalmente eran realizadas por
ésta.

En 1877, pasó el mando a Francisco Linares Alcántara, para que continuase su obra y
marcharse a Europa. Pero la ruptura de Linares con él y la discontinuación de la línea
progresista, provocaron la Revolución Reivindicadora que le derrocó en 1879. Guzmán Blanco
tuvo que regresar al país y tomar nuevamente las riendas del gobierno. En esta ocasión
designó al bolívar como moneda nacional, y decretó Gloria al Bravo Pueblo como himno
nacional, además de seguir con las medidas político-económicas que habían tenido éxito.
Luego de cinco años pasó el mando a Joaquín Crespo, pero los efectos de la introducción del
positivismo y la creciente oposición del sector estudiantil que cobró fuerza, por lo que Crespo
cerró la Universidad, ameritaron un segundo regreso de Guzmán. Fue elegido por el Congreso
para presidir entre 1886 y 1888, pero se retiró en 1887, designando a Hermógenes López para
la transición.

Le siguió Juan Pablo Rojas Paúl, quien se alejó de la línea centralista mantenida hasta el
momento. Creó la Academia Nacional de la Historia y enfrentó disturbios antiguzmancistas. En
1890 fue elegido Raimundo Andueza Palacio. Su intento por ampliar su mandato de dos años
causó la Revolución Legalista de 1892 encabezada por Joaquín Crespo, quien obtuvo el poder y
estableció la presidencia de cuatro años y el voto directo. En su jefatura se malversaron los
recursos públicos[cita requerida] y hubo mayor endeudamiento, aunque permaneció popular
entre sus soldados. Su candidato a sucesor, Ignacio Andrade, venció en las elecciones de 1897,
pero su rival José Manuel Hernández, alias el Mocho, acusó fraude y se rebeló en Queipa.
Crespo pereció al mando de sus tropas, pero el alzamiento fue derrotado. El saldo final del
siglo XIX fue de recesión económica, pero de avances en cultura, tecnología y urbanismo.49

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