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córtex?
. Esto implica que permite la existencia de la consideración hacia los demás, la negociación de
metas y, en general, la convivencia con otros miembros de nuestra misma especie.
De hecho, esta parte del cerebro se encuentra dividido en seis capas diferenciadas principalmente
por el tipo y organización de las células nerviosas que en ellas se encuentran.
Esta capa del neocórtex está compuesta principalmente por células piramidales y estrelladas (con
forma de estrella), cuyas dendritas se sitúan en la capa plexiforme externa y los axones en capas
inferiores. Al igual que la anterior, sirve como mecanismo de asociación entre las diferentes partes
de la corteza, aunque en otro nivel.
Capa III: Capa piramidal externa
Esta capa está principalmente compuesta por células en forma de estrella. Esta capa no existe en
algunas zonas, como en la corteza motora. Recibe información del tálamo, la cual es distribuida
por esta capa en lo que se conoce como estrías talamocorticales. Sus fibras se proyectan a los
ganglios basales, médula espinal y tronco del encéfalo.
La quinta capa del neocórtex está conformada por grandes células piramidales, junto a otras
estrelladas, las cuales envían información a otras zonas del cerebro. Dentro de esta capa se puede
observar la banda de Baillarger, una agrupación de fibras nerviosas situadas de forma horizontal y
que puede ser distinguida de las áreas adyacentes que conforman el neocórtex.
Formada por células de formas irregulares y polimorfas, esta capa del neocórtex realiza funciones
eferentes, enviando conexiones a la sustancia blanca y viajando muchas de sus neuronas a través
del cuerpo calloso. Es decir, manda información a zonas relativamente lejanas, más de la que
recibe directamente de estas.
Esta estructura se limitaría a hacer que aparezcan conductas simples e impulsivas, parecidas a
rituales que siempre se repiten del mismo modo, dependiendo de los estados fisiológicos del
organismo: miedo, hambre, enfado, etc. Puede entenderse como una parte del sistema nervioso
que se limita a ejecutar códigos programados genéticamente cuando se dan las condiciones
adecuadas.
El cerebro límbico
El sistema límbico, apareció con los mamíferos más primitivos y sobre la base del complejo
reptiliano, fue presentado como una estructura responsable de la aparición de las emociones
asociadas a cada una de las experiencias que se viven.
Su utilidad tiene que ver con el aprendizaje. Si una conducta produce emociones agradables,
tenderemos a repetirla o a intentar cambiar nuestro entorno para que se produzca de nuevo,
mientras que si produce dolor, recordaremos esa experiencia y evitaremos tener que
experimentarla otra vez.
Así pues, este componente tendría un papel fundamental en procesos como el condicionamiento
clásico o el condicionamiento operante.
La neocorteza
El neocórtex es el hito evolutivo más reciente del desarrollo de nuestro cerebro. En esta estructura
tan compleja reside la capacidad para aprender todos los matices de la realidad y de trazar los
planes y las estrategias más complicadas y originales. Si el complejo reptiliano se basaba en la
repetición de procesos totalmente por la propia biología, la neocorteza era permeable a todo tipo
de sutilezas provenientes del entorno y del análisis de nuestros propios actos.
Para Paul Maclean la neocorteza podía considerarse la sede de la racionalidad en nuestro sistema
nervioso, ya que nos permite la aparición del pensamiento sistemático y lógico, que existe
independientemente de las emociones y de las conductas programadas por nuestra genética.
El lóbulo frontal está ubicado detrás de la frente y se encarga de gran parte del trabajo del
pensamiento complejo, como la planificación, la imaginación, la toma de decisiones y el
razonamiento
Bulbo raquídeo
Esta parte del tronco encefálico está ubicada justo por encima de la médula espinal. Regula
funciones vitales, como el latido del corazón y la respiración.
Todas las sensaciones que percibimos, ya sea del tacto, del gusto, de la vista, del oído o del olfato,
no son más que señales eléctricas que viajan a través de las neuronas. Es el cerebro después el que
nos hace experimentar la “sensación” como tal.
Dicho de otra manera. No son nuestros ojos los que ven. Es nuestro cerebro. Los ojos son las
estructuras capaces de transformar las señales luminosas en impulsos eléctricos, los cuales viajan
al cerebro y, una vez ahí, él se encarga de transformar estas señales eléctricas en lo que vemos
realmente. Y lo mismo pasa con todos los otros sentidos.
Los sentidos, aunque parezca irónico, no son los que “sienten”. Esto es tarea del cerebro. Los
sentidos son un concepto algo abstracto que hace referencia al conjunto de células del sistema
nervioso que transforman un estímulo físico o químico en una señal eléctrica capaz de viajar al
cerebro.
¿Qué haces cuando el cerebro te duele?
El telencéfalo se divide en dos mitades, llamadas hemisferios. Están conectadas por la parte
central mediante un haz de fibras nerviosas (el cuerpo calloso) que permite que se comuniquen
entre sí.