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INTRODUCCIÓN
DESARROLLO
Etimológicamente, el término “Laico” viene del vocablo griego laos, que designa al
pueblo entendido como unidad indivisible, referencia última de todas las
decisiones que se tomaban por el bien común.
1.- La libertad de conciencia, lo que significa que la religión es libre pero solo
compromete a los creyentes, y que el ateísmo es libre, pero solo compromete a
los ateos. El Diccionario Filosófico de Comte-Sponville señala: “el laicismo nos
permite vivir juntos, a pesar de nuestras diferencias de opinión y de creencia. Por
eso es bueno. Por eso es necesario. No es lo contrario de religión. Es,
indisociablemente, lo contrario del clericalismo (que querría someter el Estado a la
Iglesia) y del totalitarismo (que pretendería someter las Iglesias al Estado)”.
2.- La igualdad de derechos, que impide todo privilegio público de la religión o del
ateísmo. La neutralidad del Estado laico exige que ninguna opción particular
(religiosa o no) sea discriminada ni positiva ni negativamente. No caben los
privilegios públicos de una opción cualquiera en un Estado laico. Solo así se
garantiza la igual consideración de todos los individuos como ciudadanos libres; y
3.- La universalidad de la acción pública, esto es, sin discriminación de ningún tipo
y la estricta separación entre la política y las religiones u otros particularismos.
Igualdad de trato de todos los ciudadanos y ciudadanas. De acuerdo a lo anterior,
la única razón de ser del Estado es la búsqueda del bien común.
Para quienes asumen la tolerancia como algo vivo en la práctica social, no se trata
solo de aceptar la libre expresión de las ideas, la convivencia con distintas
visiones, la aceptación de la diversidad, la pluralidad en sus más variadas
expresiones de conciencia; no se trata de ponernos solo en la aceptación de quien
no es como yo, ni piensa como yo, no tiene los valores míos ni las improntas que
son las mías. Se trata de algo más, de aquello que hace posible la condición de la
tolerancia en los grupos humanos: la construcción de reglas que permitan la vida
en sociedad sobre la base de la tolerancia. Las reglas establecen la racionalidad
que hace posible una tolerancia cierta, tangible, medible, cuantificable y calificable.
Insistir en la concepción moderna de la racionalidad, en el sentido que ella es lo
consensuadamente aceptado por todos y cada uno de los componentes del ser
social.
Chile, durante más de un siglo, fue construyendo una cultura laica de modo
progresivo, pero en algún momento se debilitó y como en todos los procesos
históricos hay varias causas que convergen. A decir, los argumentos laicistas se
callaron, y fueron olvidados, por allá por los años 60. La relación de los
representantes laicistas con la terratenencia facilitó el rol de la Iglesia en el
campesinado. El Concilio Vaticano II tuvo la virtud de contemporizar a la Iglesia,
dándole fuerza al progresismo social.
Una lectura más o menos fina de aquellos hechos llevan necesariamente a relevar
una de las características propias de un sector muy particular de la sociedad
católica chilena: aquella que ha adoptado muy rápidamente los principios liberales
en lo referido a lo económico, pero que se resiste a ellos en cualquier otro ámbito
de cosas.
Por otro lado, en nuestra sociedad aún persisten discusiones (sin conclusiones) de
temas tan importantes como la despenalización del aborto o de la eutanasia,
legalización del matrimonio entre personas de mismo sexo o la aceptación de
práticas de biogenética. En todos estos temas, las religiones han tomado la
palabra y alzan la voz para persuadir y contar con políticas acordes con lo que
consideran éticamente fundamental.
Desde otro punto de vista y después de haber definido lo que no puede hacer un
Estado Laico y si se trata de que la sociedad democrática respete y garantice la
libertad de conciencia, tal vez no basta con que el Estado no intervenga para que
esté garantizada, por ejemplo, la libertad de educación. Por el contrario, si un
pueblo considera que dicha libertad es positiva para el desarrollo de la buena vida
social debe proveer de los medios para que ella subsista y se expanda hasta
donde los particulares que la apoyan quieran.
Otro ejemplo que ha sido objeto de polémica: Si dos millones de personas quieren
anualmente expresar su devoción por la Virgen María, el declarar el ocho de
diciembre como feriado nacional es una forma activa de garantizar la libertad
religiosa. Si un joven judío sostiene que no puede dar una prueba el día del
Shabat, una universidad laica, pluralista y tolerante debiera otorgarle las
facilidades para que la dé en otra fecha. Si el mundo evangélico quiere honrar en
profundidad, cosa que requiere tiempo y tranquilidad, al fundador de la reforma
protestante, se le pueden legítimamente dar facilidades para que durante un día
honren a Martin Lutero. ¿Por qué? Por el respeto activo de la libertad de
conciencia. Esto sería algo así como un “laicismo positivo”, que se ejercería en un
Estado que garantiza activamente la expresión pública de las religiones, sin tener
un prejuicio en contra de ellas.
Las tareas que surgen y urgen son muchas y por mencionar algunas: recuperar un
proyecto de educación, basado en el laicismo y en la libertad de conciencia;
fomentar las libertades y derechos de las personas en la sociedad civil; recuperar
el carácter laico del Estado, extendiendo la separación con la Iglesia a todos los
niveles institucionales que de él dependen, por ejemplo en la exención de
impuestos; garantizar que los actores del mercado estén desprovistos de sesgos
confesionales; establecer reglas que garanticen la efectividad de los derechos de
conciencia y aseguren las libertades para ejercerlos; que el debate acerca del
aborto, la eutanasia y las relaciones (maritales y adopción de hijos), se den en un
ámbito jurídico, científico y humanista. En esa enumeración extremadamente
sintética, está un mundo de complejidades que marcan la pauta de las libertades y
derechos que debemos reivindicar, para lo cual todos los masones tenemos un rol
que cumplir: un esfuerzo de laicizar nuestra sociedad.
CONCLUSIÓN
S.F.U.
BIBLIOGRAFÍA
Revista Iniciativa Laicista. Noviembre 2017.
Cuadernillos Escoceses. COLECCIÓN CITERIOR. Julio de 2017.
Columna de opinión: ¿Es Chile un Estado laico?. Agustín Squella. 20
octubre, 2017.
Documentos y publicaciones de Internet.