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EXPOSICIÓN: EL ARMA SECRETA

El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, mediante la cual se constituye un estado
de familia, que genera relaciones recíprocas determinadas por la cohabitación, fidelidad y
asistencia (Zannoni).

Con la celebración del matrimonio, se establecen diversas situaciones. Por su lado, Varsi, señala
que se producen efectos personales como derechos, deberes y obligaciones; y efectos
patrimoniales cuyas consecuencias se manifiestan a través de los regímenes patrimoniales.

Los regímenes económicos, tienen como fin regular la propiedad y la administración de los bienes
que tiene cada de los cónyuges, antes de contraer matrimonio y los obtenidos posteriormente.

En el ordenamiento jurídico peruano, se han acogido dos regímenes patrimoniales: sociedades


gananciales y la separación de bienes. Por su lado, las sociedades gananciales implican la
constitución de una colectividad de bienes que, entra en vigencia con la celebración del
matrimonio.

Del código civil peruano, se deslinda que este régimen es una sociedad restringida conformada por
aquellos bienes obtenidos por los cónyuges a título oneroso, así como también por los frutos de
los bienes propios. En cuanto a las deudas respecta, se debe distinguir la responsabilidad por
deudas personales de la responsabilidad de las deudas de la sociedad, pues, por las primeras
responderán los bienes propios de cada cónyuge con la salvedad que fueron adquiridas en pro del
futuro hogar o en beneficio de la familia, serán asumidas por la sociedad.

En cambio, en las segundas, responden los bienes sociales y, solo, si estos resultan escasos,
deberán responder ambos cónyuges con sus bienes propios, pero de manera proporcional.

En las sociedades gananciales, se aplica la presunción de sociabilidad (artículo 311) según la cual,
se van a considerar sociales todos los bienes a no ser, que se compruebe su calidad de propios, es
decir, es una presunción iuris tamtum.

Por otro lado, la separación de patrimonios, es un régimen convencional, pero este también puede
ser impuesto por decisión judicial o por mandato legal. Este, implica, que pertenecerá a cada
cónyuge, los bienes que tuviese al momento de iniciar el matrimonio y los que quieran
posteriormente, gracias a sus recursos propios.

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