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Feyerabend

Lo que Feyerabend plantea es que no hay nada inherente a las ideologías y en particular a la
ideología científica que la haga liberadora, de hecho, como cualquier otra ideología, puede
degenerarse y por tanto corromperse.

Si hay algo en lo que la ciencia ha contribuido con la humanidad es con la búsqueda de la verdad.
La verdad es una palabra bella y aparentemente neutra, pero desde su perspectiva es un ideal
más, como lo es la libertad. Verdad y libertad podrían ir de la mano, pero, en ocasiones, se debe
optar por uno de estos valores. Lo que Feyerabend entiende es que la ciencia ha inhibido e inhibe
la libertad de pensamiento y por eso es que debe defender a la sociedad mostrando qué ideas la
han mitificado. ¿Por qué la ciencia se ha convertido en un dogma? Porque basa su poderío en una
imagen fundada en el método y en resultados que conducen a verdades; ambos elementos
garantizan la objetividad y, en definitiva, el progreso.

Junto a esto Feyerabend nos recuerda que no es posible considerar la superioridad de un método
científico, ya que lo que permite que el conocimiento avance es justamente que no hay un único
método, sino que, al contrario de la opinión popular, la posibilidad de violar, subvertir las reglas,
es lo que permite al avance del conocimiento.

No hay ninguna regla, por más plausible que sea o por más fundamentada que se encuentre, que
no haya sido violada en una u otra ocasión.

Los resultados de la ciencia no son completamente autónomos y muchos de ellos se deben a


agentes no científicos.

La ciencia no presenta una estructura, no hay elementos que se presenten en cada etapa del
desarrollo científico, los científicos utilizan indistintamente los procedimientos, adaptan ciertos
métodos a los problemas que se plantean. Entonces, no hay que considerar que existe una
racionalidad científica que sea guía para cada investigación.

La primera conclusión a la que Feyerabend llega es que la ciencia es una ideología más que a veces
impulsa a la sociedad, pero que en otras ocasiones la retrasa. Por tanto, debemos abogar por una
separación formal entre la ciencia y el Estado, así como la hay entre la Iglesia y el Estado.

De todas formas Feyerabend no pretende que la ciencia se elimine de los planes de estudio, sino
que no sea la única opción a tener cuando hablamos de educación. Su propuesta consiste en que
los hombres en el pleno ejercicio de la libertad puedan optar, para ello se debería ofrecer no solo
física o astronomía, sino también cosmología hopi o yoga. Eso solo es posible si se igualan los
saberes y se presenta a la ciencia como un saber más y no como «el saber»

Es esto lo que debe defender la educación: la pluralidad de miradas o teorías acerca de un tema.
Solo así podemos contribuir a la formación de espíritus críticos y reflexivos. Si solo acercamos
ciertas miradas, lo que generaremos será sujetos sesgados.

Se trata no es de desprestigiar a la ciencia, sino que de sacarla de su pedestal de tal forma que se
la iguale con otros saberes.
Feyerabend plantea que la enseñanza de la ciencia es dogmatica y no contribuye al desarrollo del
pensamiento crítico.

Así como hay que desconfiar de la universalidad de la ciencia, también hay que sospechar de su
democratización, ya que no todos accedemos al conocimiento científico ni de la misma forma.

Debemos educar para apropiarnos socialmente de la ciencia y del conocimiento científico con el
objetivo de poder utilizar dicho conocimiento para comprender y resolver problemas de carácter
científico, pero que permitirán instruirnos en la comprensión y resolución de problemas de otra
índole.

De lo que se trata es de educar para la libertad, desde la mirada de Feyerabend. Y el escenario


para esa educación es la democracia.

Es en democracia y para la democracia que debe formarse al ciudadano y la forma de hacerlo es


desde la participación. La clave está en educar para la participación pública, entendida como «una
práctica de consulta e inclusión de miembros del público en la definición de los temas de una
agenda, en el proceso decisorio y en las actividades de formulación de políticas en organizaciones
o instituciones responsables por el desarrollo de políticas en general»

Debemos educar hombres para que desarrollen habilidades en la búsqueda de conocimiento, para
la discusión crítica y argumentativa, y también hombres que se comprometan con la toma de
decisiones referentes a todo lo que involucra la educación. La libertad a la hora de elegir queda
garantizada si mostramos todas las alternativas posibles.

Cabe pensar que la democracia debe contribuir a mostrar todas las opciones posibles y a preservar
el juicio crítico

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