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POEMA PARA TI, COMPAÑERO DE LOS LUMINOSOS TIEMPOS OSCUROS,


FÉLIX CUADRADO LOMAS

Bajabas por las lomas del día ya curvado


Era feroz el cielo de azul cobalto fundido en hielo
Es esa la luz que hasta hoy filetea mis recuerdos
De esa tu ciudad robusta y violentada
Que la manada señoritil y clerical mordió
Y al alba sucumbe por ellos fusilada
en la memoria
Sin embargo nos la traía al pairo pues como tu
Marinos de tierra adentro con las naves fondeadas
Bares insomnes como sus tripulaciones
Todos los geniales pobres y los maestros expulsados
Y los artistas con la plebeya elegancia de los anarquistas de antaño
Y unas docenas de estudiantes
Que Villon hubiera frecuentado en timbas
Alegres y famélicos, siempre insaciables en inventar amores
Cuando los burdeles de las angelicales promesas cerraban
Y abrían los Grandes Mercados donde almorzabamos
Su trajín de camioneros pescaderas carniceros
Atractivos macarras, ya amigos a esas horas de la noche,
Siempre de la mano desnuda, y una brasa en la comisura de la risa,
De bellas muchachas inconsolables que pedían
Con voz de valle y mucha nieve, o de rio de montaña
Platos calientes de almejas con habas, o mas aguardiente.
Bajo el frio azul espanto de esta porcelana que era
La ciudad que tanto amamos como odiamos hasta siempre.

Bajabas por la calles que el Poniente desdoblaba


Y tomabas Libertad doblando Angustias
Era ahí un recodo en la nostalgia donde Canta Ranas
Se hacía eco de mas risas que Maricruz administraba
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A babor y a estribor según las marejadas bajo el brazo.

Tu, con tu barba de filibustero y la ternura clandestina


Bajo la severidad valleinclanesca y engabardinada
Saludabas nuestras ansias de escuchar a los poetas
Que habitan en la longeva juventud de tu lucidez malhumorada.

No es un secreto entre los que te admiramos


Que tu negativa tozuda tenaz y terca de encaminar a casa
Los pasos siempre sedientos de mas rimas, era tarea aplazada.
Llenando de vocales abiertas o cerradas las encaladas lomas
Vocales de colores que suenan cuando callan las campanas
Derramadas en los vasos comunicantes de un Largo Adiós,
O en la lujuria risueña y de promesas soterrada, del Farolito
Encendido noche y día a pesar de estar cerrado cuando
Al otro día acompañabas al poeta buscando los inéditos poemas
Que invariablemente aparecían en las botellas
Que la noche había dejado en la otra orilla
Tu barba tiene un olor a puras tierras soleadas
con las costillas de yeso al aire
Tierras hechas a mano allí donde los soles en los pinceles pian
O en el arado del pan crujiente que Cesar Vallejo nos guarda
Antiguo eras como son todas las novedades, como un antihéroe,
y siempre rodeado
Del último extranjero o extranjera que arribaba
A esta ciudad desgañitada,
visitantes que de paso
Se quedaban para siempre
pues en tus pinturas y tus mesas
Descubrian que había otra ciudad rebelde cosmopolita
Adorablemente delincuente al caer la noche en los bolsillos
Donde tu, maestro peripatético y renacentista, ponías
La pizca de furia necesaria para que no nos tutearan con cerrojos
Y jaculatorias, los aburridos esbirros de la muerte ajena.

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