Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Clase Media y Funcionalismo, Creación de Vivienda de Bajo Costo
Clase Media y Funcionalismo, Creación de Vivienda de Bajo Costo
Arquitectura y Sociedad
SECC: 02
Tema ;
Sustentantes
● Objetivos
Temas:
1. El papel que tuvo la clase media en el desarrollo de la arquitectura funcionalista
a partir de su preferencia (voluntaria o impuesta) por el llamado apartamento de
bajo costo. ( Diani Perez Feliz)
10. La falta de una oferta habitacional para la clase media (Yamile Romero)
● Conclusión
● Referencias bibliográficas
2
Introducción
La realidad nacional con que cuenta muchos países es que mucha de población no
cuenta con viviendas que ofrezca la solución básica a sus necesidades, muchas
comunidades llamadas ilegales se vuelven comunes y se tiene el concepto denigrante
excluyente de ser marginales que son personas y grupo de personas que van en busca
de un espacio en el que pueden vivir y relacionarse con sus demás individuos. Muchas
de esas viviendas son elaboradas con materiales que no son aptos para la
construcción de una vivienda, sin embargo son más herramientas con la que cuenta
este tipo de personas en su diario vivir.
3
Objetivos
1. El objetivo principal de este artículo es señalar el papel que tuvo la clase media
en el desarrollo de la arquitectura funcionalista a partir de su preferencia
(voluntaria o impuesta) por el llamado apartamento de bajo costo. La aparición
de este tipo de vivienda fue una circunstancia relevante dentro de una sociedad
fuertemente estratificada, con una clase media diversa y en expansión, y para
una economía capitalista en la que el mercado de vivienda estuvo controlado por
La ley de la oferta y la demanda.
4
Clase Media Y Funcionalismo
Creación de VIviendas de Bajos Costo
¡Más personas y más familias están logrando un mayor acceso a su futura vivienda de
bajo costo en República Dominicana! Es increíble: datos recientes provistos por
agentes especializados de Remax, consideran que unas 17,000 familias optaron por
apartamentos para vivienda de bajo costo solo en el Gran Santo Domingo en los
últimos 10 años.
5
profesional pueda adquirir su vivienda, beneficiándose del Bono Habitacional que
otorga el gobierno.
El objetivo principal de este artículo es señalar el papel que tuvo la clase media en el
desarrollo de la arquitectura funcionalista a partir de su preferencia (voluntaria o
impuesta) por el llamado apartamento de bajo costo.3 La aparición de este tipo de
vivienda fue una circunstancia relevante dentro de una sociedad fuertemente
estratificada, con una clase media diversa y en expansión, y para una economía
capitalista en la que el mercado de vivienda estuvo controlado por la ley de la oferta y
la demanda. Un segundo objetivo es evidenciar el mecanismo que introdujo al
funcionalismo en la historia del edificio de apartamentos como un sistema de valores en
la concepción arquitectónica, promovido por la iniciativa privada y destinado a la clase
media, a partir de su promoción por parte de los propios arquitectos, ingenieros y
maestros de obra, tanto por afinidad –por compartir los valores de esta arquitectura–
como por interés debido a su menor costo de construcción. Por último, como tercer
objetivo, se aborda el estudio de una arquitectura que existió y que aún está presente,
pero que no ha sido analizada en su justa dimensión. Particularmente, porque no fue
concebida por arquitectos y sobre ella encontramos poca información documental, la
cual presenta, además, rasgos particulares que la hacen difícil de interpretar. Sin
embargo, entre sus características se encuentran elementos para la construcción de
una historia más completa del fenómeno histórico arquitectónico
El objetivo principal de este artículo es señalar el papel que tuvo la clase media en el
desarrollo de la arquitectura funcionalista a partir de su preferencia (voluntaria o
impuesta) por el llamado apartamento de bajo costo.3 La aparición de este tipo de
vivienda fue una circunstancia relevante dentro de una sociedad fuertemente
estratificada, con una clase media diversa y en expansión, y para una economía
capitalista en la que el mercado de vivienda estuvo controlado por la ley de la oferta y
la demanda. Un segundo objetivo es evidenciar el mecanismo que introdujo al
funcionalismo en la historia del edificio de apartamentos como un sistema de valores en
la concepción arquitectónica, promovido por la iniciativa privada y destinado a la clase
media, a partir de su promoción por parte de los propios arquitectos, ingenieros y
maestros de obra, tanto por afinidad –por compartir los valores de esta arquitectura–
como por interés debido a su menor costo de construcción. Por último, como tercer
objetivo, se aborda el estudio de una arquitectura que existió y que aún está presente,
pero que no ha sido analizada en su justa dimensión. Particularmente, porque no fue
concebida por arquitectos y sobre ella encontramos poca información documental, la
cual presenta, además, rasgos particulares que la hacen difícil de interpretar. Sin
6
embargo, entre sus características se encuentran elementos para la construcción de
una historia más completa del fenómeno histórico arquitectónico.
En particular, Augustus Welby Pugin escribió que "no debe haber elementos en un
edificio que no sean necesarios para su comodidad, construcción, construcción o
propiedad" y que "todo ornamento debe consistir en enriquecer la construcción esencial
del edificio.
7
En arquitectura, el funcionalismo es el principio de que los edificios deben diseñarse
basándose únicamente en el propósito y la función del edificio. Este principio es menos
evidente de lo que parece, y es una cuestión de confusión y controversia dentro de la
profesión, particularmente en lo que respecta a la arquitectura moderna.
En 1896, el arquitecto de Chicago Louis Sullivan acuñó la frase «la forma siempre
sigue a la función» para capturar su creencia de que el tamaño, la masa, la gramática
espacial y otras características de un edificio deberían ser impulsadas únicamente por
la función del edificio. La implicación es que si se satisfacen los aspectos funcionales,
la belleza arquitectónica naturalmente y necesariamente seguiría.
8
El credo de Sullivan a menudo se considera irónico a la luz de su amplio uso de
adornos intrincados, ya que una creencia común entre los arquitectos funcionalistas es
que el ornamento no cumple ninguna función. El credo tampoco aborda a qué función
se refiere. El arquitecto de un edificio de apartamentos, por ejemplo, puede estar
fácilmente en desacuerdo con los propietarios del edificio con respecto a cómo debe
verse y sentirse el edificio, y ambos podrían estar en desacuerdo con los futuros
inquilinos. Sin embargo, «la forma sigue a la función» expresa una idea significativa y
duradera. El protegido de Sullivan Frank Lloyd Wright también es citado como un
ejemplo de diseño funcional.
Destaca por incorporar nuevos materiales, como el hierro, el concreto y el vidrio, para
crear diferentes maneras y volúmenes.
9
La funcionalidad es uno de los principios básicos que utilizamos en el diseño de
nuestras construcciones, ya que pensamos que cumpliendo óptimamente los requisitos
del proyecto, la estética surgirá de manera natural.
La arquitectura funcionalista, nació a finales del siglo XIX y principios del XX. Esta se
caracterizó por no utilizar la ornamentación y, en la mayor parte de las obras, prescindir
del muro como una estructura.
● Columnas: Se usan como pilares para crear lugares abiertos que puedan ser
utilizados por la comunidad.
● Terraza: Consigue mantener las condiciones de aislamiento térmico y
transforma el patio interior en una zona de recreo.
● Planta abierta: Gracias al concreto, los muros de carga se vuelven
innecesarios, lo que libera al espacio de las limitaciones estructurales.
● Ventanas longitudinales: La liberación de los muros exteriores hace que las
ventanas puedan abarcar toda la anchura del edificio, aumentando la
relación con el exterior.
10
Luego, los temas de diseño, tanto arquitectónico como de interiores, deben centrarse
en el obligado placer de lo útil, es decir, de lo funcional, por lo que el placer de la
estética de las formas quedará a veces en un segundo plano.
La función se refiere al papel de los espacios funcionalistas dentro de la estructura del
sistema, Lois Kahn los divide en dos y le permite dar un tratamiento formal, jerárquico y
expresivo a los espacios.
Por ejemplo, en un hotel, los espacios privados, las habitaciones, los comedores,
los salones, etc. son espacios servidos; la recepción, los pasillos, los baños, los
archivos, los almacenes, son espacios servidores.
Se conoce también el término de espacio permeable y es aquel que permite que el uso
funcional que allí se realice sea enriquecido por otras actividades siendo flexible al
cambio, tanto de mobiliario, como de función.
Espacios servidos: los que dan servicio, los que son la razón por la cual se construyen.
Los espacios también se clasifican por la proporción entre su forma y la circulación que
se admite a través de ellos como espacios progresivos, ya que se considera que
crecen o disminuyen. Los espacios progresivos compuestos se expanden y nos
preparan para otro espacio en el que podemos contemplar la aparición de la sorpresa.
11
En arquitectura hay que cuidar la proporción de los materiales, las proporciones
estructurales, prefabricadas e incluso antropomórficas, teniendo en cuenta los sistemas
y teorías de proporcionalidad de una parte con el todo.
12
Tema 3. Arquitectura ornamental y revolución tecnológica
Un ornamento arquitectónico es un motivo o composición que sirve para embellecer
elementos arquitectónicos o espacios arquitectónicos. El variado conjunto de adornos
utilizados por los artistas para embellecer objetos u obras arquitectónicas puede
distribuirse en dos clases: simples (o elementales) y compuestos. Los primeros
consisten en un solo motivo, ya aislado, ya repetido y combinado con otro en serie. Los
segundos son una combinación de los elementales.
revolución tecnológica
13
Para comprender los cambios que están teniendo lugar en la actualidad, se propone un
análisis simultáneo de las dos revoluciones tecnológicas que han transformado la
manera de concebir y construir la arquitectura en los dos últimos siglos: la revolución
industrial y su influencia en la arquitectura moderna, y la actual revolución digital, y la
arquitectura a la que está dando lugar. Este análisis paralelo se lleva a cabo atendiendo
a los materiales, herramientas, y procesos de producción, así como a los conceptos,
principios e ideales que en ambos períodos –la revolución industrial, y la revolución
digital– han forjado una cultura arquitectónica propia de cada época.
El movimiento moderno dio como resultado edificios moderno caracterizados por líneas
limpias, formas geométricas simples, formas cúbicas puras, ventanas alargadas, techos
planos y espacios interiores funcionales, flexibles y abiertos con estructuras planas
expuestas que se consideraron apropiadas para todas las naciones y culturas.
14
Una de las principales características de la arquitectura moderna fue el rechazo a los
estilos históricos principalmente por lo que creían que era su devoción por los
ornamentos. Titulado Ornamento y delito (1908), un ensayo de Adolf Loos, el cual
critica lo que él creía que era una arquitectura relacionada con lo superfluo y lo
superficial. El ornamento, a su vez, con sus reglas establecidas por la Academia,
estaba vinculado a otra noción a la que se opusieron los primeros arquitectos
modernos: el estilo.
El funcionalismo de Juan O´Gorman tuvo su origen en las clases que tomó con el
arquitecto Guillermo Zárraga, quien preocupado por la situación económica y social
pensaba que había que hacer una arquitectura de acuerdo con las necesidades y los
materiales del país, tanto para volver la vida más cómoda, práctica o funcional, como
para abaratar los costos de construcción. El funcionalismo tuvo dos tendencias, la
integralista, “que supone el valor arquitectónico formado por una serie de valores
independientes entre sí y establecidos jerárquicamente”, es decir, lo útil, lo lógico, lo
estético y lo social, y cuyo máximo defensor y representante fue el arquitecto
teórico-práctico José Villagrán García,1 y la llamada radical, preocupada sobre todo por
satisfacer necesidades básicas que en ocasiones se olvidan, así como optimizar
recursos económicos en la construcción y dar prioridad a la utilidad de la obra por
encima de los valores estéticos. Los seguidores principales de esta tendencia fueron
Álvaro Aburto, Juan Legarreta y O´Gorman. En concordancia con el momento, eran
simpatizantes de las ideas socialistas.
15
verdadera y única arquitectura de nuestra época”. Para el funcionalismo radical la
necesidad de albergue resultaba fundamental. Juan O´Gorman consideraba que la
arquitectura que debía aplicarse era una ingeniería de los edificios, pues empleaba
la técnica de composición como un proceso ingenieril. Como normalmente los
edificios habitacionales no eran considerados exclusivamente para albergue, sino
también como un conjunto que contenía expresiones artísticas, no se les podía
llamar funcionales,de ahí que en sus propuestas Marta Olivares C o r r e a aplicará
el concepto de “máximo de eficiencia por mínimo de esfuerzo o costo”. Es decir, una
propuesta para enfrentar las condiciones de miseria, pobreza y limitación de
recursos económicos del país, que elimina la idea de belleza limitándose a ver a la
arquitectura como una técnica, resultado automático de la solución mecánica del
problema de distribución y de la aplicación lógica de los medios de construcción. El
proceso creativo dependía de la función, que era la que determinaba la forma. En
otras palabras, imitaba la política aplicada en esos momentos en la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas: atender lo primordial y no lo superfluo. En
coherencia con lo anterior, sus presupuestos teórico-ingenieriles consistían en
relacionar armoniosamente tres técnicas: técnica de la construcción, que era el
conocimiento de los diversos tipos de estructura; técnica de la distribución, la que
permitía que los edificios funcionaran bien por su dimensión, circulación y
distribución conveniente y, por último, técnica de las instalaciones, esto es, la
solución práctica de las necesidades de instalaciones, equipos y maquinaria.
Además, buscando una arquitectura con carácter nacional, fácil de realizarse y que
soluciona las necesidades de la población desprotegida, utilizaba elementos modernos
comprendidos en los requerimientos de bienestar, higiene y economía, pero con
absoluta sencillez: era necesario que la nueva arquitectura se desnudara de cualquier
adorno (aquí coincidía con el arquitecto austriaco Adolf Loos, quien rechazó
16
tajantemente todo ornamento en la arquitectura por inútil o sin sentido), que fuera
limpia y sencilla.
El cambio del ornamento trae como consecuencia una pronta desvalorización del
producto del trabajo. El tiempo del trabajador, el material empleado, son capitales que
se derrochan. He enunciado la siguiente idea: La forma de un objeto debe ser tolerable
el tiempo que dure físicamente. Trataré de explicarlo: Un traje cambiará muchas m ves
su forma que una valiosa piel. El traje de baile creado para una sola noche, cambiará
de forma mucho más deprisa que un escritorio. Qué malo sería, sin embargo, si tuviera
que cambiarse el escritorio tan rápidamente como un traje de baile por el hecho de que
a alguien le pareciera su forma insoportable; entonces se perdería el dinero gastado en
ese escritorio.
Esto lo sabe bien el ornamentista y los ornamentistas austriacos intentan resolver este
problema. Dicen: “Preferimos al consumidor que tiene un mobiliario que, pasados diez
años le resulta inaguantable y que, por ello, se ve obligado a adquirir muebles nuevos
cada década, al que se compra objetos sólo cuando ha de sustituir los gastados. La
industria lo requiere. Millones de hombres tienen trabajo gracias al cambio rápido”.
Parece que éste es el misterio de la economía nacional austriaca; cuantas veces, al
producirse un incendio, se oyen las palabras: “¡Gracias a Dios, ahora la gente ya tendrá
algo que hacer!” Propongo un buen sistema: Se incendia una ciudad, se incendia un
imperio, y entonces todo nada en bienestar y en la abundancia. Que se fabrican
muebles que, al cabo de tres años, puedan quemarse; que se hagan guarniciones que
puedan ser fundidas al cabo de cuatro años, ya que en las subastas no se logra ni la
décima parte de lo que costó la mano de obra y el material, y así nos haremos ricos y
más ricos.
La pérdida no sólo afecta a los consumidores, sino, sobre todo, a los productores. Hoy
en día, el ornamento, en aquellas cosas que gracias a la evolución pueden privarse de
él, significa fuerza de trabajo desperdiciada y material profanado. Si todos los objetos
pudieran durar tanto desde el ángulo estético como desde el físico, el consumidor
podría pagar un precio que posibilitará que el trabajador ganara más dinero y tuviera
que trabajar menos. Por un objeto del cual esté seguro que voy a utilizar y obtener el
17
máximo rendimiento pago con gusto cuatro veces más que por otro que tenga menos
valor a causa de su forma o material. Por mis botas pago gustoso 40 coronas, a pesar
de que en otra tienda encontraría botas por 10 coronas. Pero, en aquellos oficios que
languidecen bajo la tiranía de los ornamentistas, no se valora el trabajo bueno o malo.
El trabajo sufre a causa de que nadie está dispuesto a pagar su verdadero valor.
Y esto no deja de estar bien así, ya que tales objetos ornamentados sólo resultan
tolerables en su ejecución más mísera.
Puedo soportar un incendio más fácilmente si oigo decir que han quemado cosas sin
valor. Puedo alegrarme de las absurdas y ridículas decoraciones montadas con motivo
del baile de disfraces de los artistas, porque sé que lo han montado en pocos días y
que lo derribarán en un momento. Pero tirar monedas de oro en vez de guijarros,
encender un cigarrillo con un billete de banco, pulverizar y beberse una perla es algo
antiestético.
Ocurre de distinta manera con los hombres y pueblos que no han alcanzado este
grado.
18
realiza objetos maravillosos en cuentas de cristal y seda. El aristócrata les deja hacer,
sabe que, para ellos, las horas de trabajo son sagradas.
El revolucionario diría: “Todo esto carece de sentido”. Lo mismo que apartaría a una
anciana de la vecindad de una imagen sagrada y le diría: “No hay Dios”. Sin embargo,
el ateo -entre los aristócratas- al pasar por delante de una iglesia se quita el sombrero.
Mis zapatos están llenos de ornamentos por todas partes, constituidos por pintas y
agujeros, trabajo que ha ejecutado el zapatero y no le ha sido pagado. Voy al zapatero
y le digo: “Usted pide por un par de zapatos 30 coronas. Yo le pagaré 40”. Con esto he
elevado el estado anímico de este hombre, cosa que me agradecerá con trabajo y
material, que, en cuanto a calidad, no están en modo alguno relacionados con la
sobreabundancia. Es feliz. Raras veces llega la felicidad a su casa. Ante él hay un
hombre que le entiende, que aprecia su trabajo y no duda de su honradez. En sueños
ya ve los zapatos terminados delante suyo. Sabe dónde puede encontrar la mejor piel,
sabe a qué trabajador debe confiar los zapatos y éstos tendrán tantas pintas y agujeros
como los que sólo aparecen en los zapatos más elegantes. Entonces le digo: “pero
impongo una condición. Los zapatos tienen que ser enteramente lisos”. Ahora es
cuando le he lanzado desde las alturas más espirituales al Tártaro. Tendrá menos
trabajo, pero le he arrebatado toda la alegría. Predicó para los aristócratas. Soporto los
ornamentos en mi propio cuerpo si éstos constituyen la felicidad de mi prójimo. En este
caso también llegan a ser, para mí, motivo de contento. Soporto los ornamentos del
café, del persa, de la campesina eslovaca, los de mi zapatero, ya que todos ellos no
tienen otro medio para alcanzar el punto culminante de su existencia. Tenemos el arte
que ha borrado el ornamento. Después del trabajo del día vamos al encuentro de
Beethoven o de Tristán. Esto no lo puede hacer mi zapatero. No puedo arrebatarle su
alegría, ya que no tengo nada que ofrecerle a cambio. El que, en cambio, va a
escuchar la Novena Sinfonía y luego se sienta a dibujar una muestra de tapete es un
hipócrita o un degenerado.
La carencia de ornamento ha conducido a las demás artes a una altura imprevista. Las
sinfonías de Beethoven no hubieran sido escritas nunca por el hombre que fuera
vestido de seda, terciopelos y encajes. El que hoy en día lleva una americana de
terciopelo no es un artista, sino un payaso o un pintor de brocha gorda. Nos hemos
vuelto más refinados, más sutiles. Los gregarios se tenían que diferenciar por colores
distintos, el hombre moderno necesita su vestido impersonal como máscara. Su
individualidad es tan monstruosamente vigorosa que ya no la puede expresar en
prendas de vestir. La falta de ornamentos es un signo de fuerza espiritual. El hombre
19
moderno utiliza los ornamentos de civilizaciones anteriores y extrañas a su antojo. Su
propia invención la concentra en otros objetos.
Arquitectura contemporánea
20
Se entiende como arquitectura contemporánea a aquella que se desarrolla en nuestros
días, es decir, la arquitectura actual. La arquitectura contemporánea se nutre
especialmente de la arquitectura moderna en sus principios arquitectónicos haciendo
cambios sustanciales en la forma, materiales y utilización del espacio.
A los arquitectos jóvenes ha de parecerles extraño que alguna vez hubiera habido la
necesidad de discutir y precisar qué es la arquitectura moderna. Eso que, para los
educados en los últimos lustros no sólo es comprensible, libre de los prejuicios
estéticos del arte clásico académico y ornamental, era motivo de discusión acalorada y
formación de grupos que encarnaban dos tesis que en ese tiempo (1925-1935) definían
como: escuela funcionalista, apoyada en los escritos y obras de Le Corbusier,
portaestandarte del nuevo estilo técnico, y la escuela formalista, en que se alistaban los
arquitectos de la vieja escuela, y que a medida que estos fueron desapareciendo se fue
consumiendo, no sin dejar obras de arquitectura escenográfica que, libres de pesadas
formas de las artes clásicas, tomaban las geometrías de la nueva tendencia sin
haberlas digerido, y sobre todo dieron pie a un academicismo del que todavía no
salimos (García, 1961, p. 100).
21
arquitectura sobre todas las demás y su transformación en la corriente hegemónica de
la concepción arquitectónica,[4] como se infiere en la cita de la década de 1960 de
García Ramos.
Con el paso del tiempo, esta situación ha derivado en una concepción estrecha del
fenómeno arquitectónico ocurrido durante buena parte del siglo xx, y ha promovido
generalizaciones e interpretaciones reductivas que se reflejan, inclusive, en la
normatividad que resguarda a este patrimonio arquitectónico; de ahí la importancia de
referirse a estas arquitecturas en un sentido plural, pero también que sea necesario
ahondar brevemente en el origen de ciertos términos con el propósito de tener más
claro el problema planteado. Nos referimos a los retos de conservación de lo que
genéricamente se ha denominado como arquitectura moderna. Arquitecturas que
testifican, a través de los ejemplos que han llegado hasta nuestros días, que fue una
tendencia mucho más rica y diversa, formal y materialmente, de lo que hasta ahora se
ha querido conceptualizar.
Las arquitecturas modernas que se desarrollaron con un mismo espíritu del tiempo
(1925-1970) las podemos desdoblar en por lo menos cinco voluntades distintas. Nos
referimos a la arquitectura conocida como moderna, en su momento, y que hoy en día
se denomina como arquitectura art déco, pero también otras múltiples arquitecturas
ornamentales del periodo, como el neocolonial, el colonial californiano y el neo
prehispánico. Por otro lado, las que tienen sus raíces en los postulados del movimiento
moderno, la llamada arquitectura funcionalista o racionalista.
Estas diferentes formas de vertebrar la concepción arquitectónica, por un lado, las que
apuestan por el valor ornamental de la forma y se ligan al tema de la identidad, y por
otro, las que consideran el valor funcional de la forma y se sustentan en la importancia
del concepto de la necesidad, están hermanadas y conceptualmente no pueden
separarse porque se desarrollaron, como se dijo antes, en un mismo momento
histórico. Período en el cual la importancia de los materiales industrializados, la
mecanización de la vida y las transformaciones de los distintos aspectos de la vida
cotidiana jugaron un papel decisivo en su concepción, aunque superficialmente nos
parezcan diferentes.
22
comercial. Del otro lado se hallaban las arquitecturas neocoloniales y neo
prehispánicas, particularmente sobre el primer caso, las promovidas por el Estado
mexicano en la zona centro del país; y en el segundo, la arquitectura neomaya, en la
península de Yucatán. De forma paralela, se encontraban las arquitecturas
funcionalistas promovidas por los sindicatos y por el Estado, con una carga ideológica
socialista, y del otro, la arquitectura funcionalista promovida por la iniciativa privada con
un sentido comercial, que hoy en día cuesta trabajo diferenciar del art déco streamline
(ver figura 1).
23
grupo de arquitectos, ni tampoco en un lugar específico (Benévolo, 1999, pp. 412-414),
asimismo, que no se consolidó un único estilo arquitectónico.
Más allá de esta apreciación, considerada por muchos reductiva (Banham, 1989, p.
321), es un hecho que para la década de 1930 la situación económica en el mundo, así
como la polarización política en muchos países, había cambiado la perspectiva de la
arquitectura del movimiento moderno. De ahí que su progresiva conceptualización más
estrecha, a partir de su carácter “funcional” en la década de 1930, no fuera una
decisión circunstancial, sino por el contrario una estrategia de preservación en un
momento económico y político difícil a partir de enfatizar una de sus muchas
características, nos referimos a su carácter lógico y económico (Banham, 1989, p. 321).
Recordemos que en la exposición contemporánea del Museo de Arte Moderno (Moma)
de Nueva York, curada por Hitchcock y Johnson, se recuperó el sentido internacional
del movimiento arquitectónico como una de las características más relevantes de esta
nueva forma de concebir la arquitectura, y no su sentido lógico-económico. De ahí que
el catálogo de dicha exposición se llamará: The International Style: Architecture Since
1922.[6]
24
embrionario de todo un devenir arquitectónico?, ¿Debe considerarse el arquitecto como
un simple técnico de la construcción, o como un impulsor, además, de la cultura
general de un pueblo?, ¿La belleza arquitectónica, resulta necesariamente de la
solución funcional, o exige, además de la actuación consciente de la voluntad creadora
del arquitecto?, ¿Cuál debe ser la orientación arquitectónica actual.
Una de las definiciones más claras sobre las implicaciones del racionalismo en la
arquitectura en el siglo xx la estableció Giulio Carlo Argan, quien señaló:
25
Las arquitecturas del movimiento moderno, funcionalistas-racionalistas, se
caracterizaron no sólo por el hecho de construir acordé a los nuevos materiales o las
técnicas industriales, sino como ya hemos visto, para las necesidades de una sociedad
en rápida transformación. Sin embargo, tal vez algo que aún no se ha recalcado lo
suficiente es que todas estas arquitecturas tuvieron en común, como señaló Argan, la
idea de la materialización del progreso social, es decir, aspiran a cambiar el mundo que
les rodeaba a partir de soluciones universales, de escala urbana, para una sociedad
nueva.
¿Qué podemos hacer para ir más allá ́ de estos conflictos ideológicos, en el siempre
meditado pro y contra capitalismo y socialismo?
¿Deberíamos ser capaces de dilucidar tanto los aciertos como los errores que la
arquitectura socialista ha tenido, el planeamiento urbano, la desproporciona en las
edificaciones por solo nombrar un par de ejemplos, pero si “miramos” hacia el otro lado
y nos fijamos que la mono-arquitectura, la monumentalidad, la sobre-escala está
también presente en Occidente? Ejemplo de ello es “El plan Voisin de Paris” de Le
Corbusier.
26
Muchas infraestructuras socialistas son “odiadas” debido, en gran parte, al miedo
infundado e irrigado por parte de las potencias económicas y políticas occidentales en
asociar el socialismo con el comunismo, cuando estas son dos ideologías diferentes. Si
reflexionamos un momento, las edificaciones, especialmente las de viviendas, que han
sido construidas bajo un orden socialista, han sido muy bien recibidas por la sociedad.
Y si vamos un poco más allá, podemos diferenciar que estas construcciones fueron
inspiradas en el estilo utilizado para la vivienda social occidental, especialmente en la
alemana donde se utilizaron materiales “pobres” con acabados básicos. Uno de los
mejores ejemplos de la arquitectura socialista es “Red Viena” entre los años 1920 y
principios de 1930, justamente antes del coup d’etat pronto-fascista; la ciudad era
entonces dirigida por los socialistas más radicales de la época.
27
El hábitat por su parte se refiere al entorno físico donde se ubica la vivienda. Uno de los
conceptos más complejos tiene que ver con la referencia sociocultural a los sectores
donde se radican los asentamientos humanos. En específico, en la división social,
espacial y cultural de los asentamientos, donde se concibe una zona como periferia y
otra como central. «Periferia» se usa para indicar a aquellas zonas alejadas del centro
de la ciudad, por lo que puede ser en ciertos contextos un término peyorativo.
28
Tema 11. Estilos arquitectónicos de sentidos económico
Economía es la Arquitectura lo que Arquitectura a Economía
Para llegar a esta definición debemos de tener claros una serie de conceptos previos
qué son los que vamos a analizar en este artículo, para así entender mejor la íntima
relación entre la Economía y la Arquitectura, así entenderemos que tanto una como la
otra no tienen sentido de ser por sí solas, siempre van de la mano.
En el presente POST entendemos la Arquitectura como un todo, es decir con todos los
elementos que le son inherentes y sus conceptos, como son; Obras, Construcción,
Urbanización, Urbanismo, Comunicaciones, Redes Viarias, Rehabilitación, Patrimonio
Inmobiliario, Propiedades, Inversiones Inmobiliarias, Ingeniería aplicada a la
Construcción, Ahorro Energético, Arquitectura Sostenible…
Por lo tanto, cuando digo de invertir en Arquitectura me refiero a invertir en todas esas
áreas o en algunas de ellas.
Una vez tenemos claro que la Arquitectura puede servir de motor de la economía,
tenemos que analizar de qué forma, ya que no se trata de invertir en Arquitectura de
cualquier forma, sino que habrá que realizar una serie de pasos y estudios previos, que
son los que vamos a ver y analizar en este punto.
Así tenemos que los pasos y puntos que tendremos que analizar, estudiar, planificar y
desarrollar antes de llegar a diseñar nuestra política de inversión o PLANIFICACIÓN
ESTRATÉGICA en el ámbito de inmuebles, sería el siguiente:
29
importancia. Por lo que no debemos dejarlo a la ligera está planificación y pensarla muy
bien, qué zonas se deben de potenciar.
Por ello podemos afirmar que las inversiones a largo plazo en construcción, mejoran la
economía, ya sea de un País o de una Empresa. En este sentido si podemos ver a la
Arquitectura o cualquier Inmueble como Valores Seguros y Estables a Largo Plazo.
Y es esto, lo que justamente necesita cualquier Sociedad o País, valores que hagan
crecer, de forma lenta pero progresiva la Economía del mismo.
Pero no debemos olvidar, que esta afirmación es válida siempre que esas inversiones
cumplan 2 preceptos:
No se trata de realizar por lo tanto inversiones de forma puntual, sin una previa
planificación. Sino que se trata de invertir y mejorar año a año, para que siempre en el
futuro veamos mejoras económicas con respecto al presente.
30
Así nos encontramos en cada etapa Histórica de una Sociedad como la Arquitectura
que desarrolla moldea y condiciona a los individuos, ya que estos tienen que vivir e
interaccionar con los edificios y ciudades que la Arquitectura genera. Por lo que
además la economía de esa zona se mueve también en este entorno arquitectónico.
Desde una perspectiva marxista de lucha de clases, si consideramos que las clases
sociales son el resultado de las contradicciones y de las luchas políticas dentro de un
sistema social, entonces, para entender el desarrollo de nuestro territorio en este
periodo histórico, en que el país comenzó su propia revolución industrial, es
imprescindible ahondar en la clase media, la cual “ha sido, en el siglo xx, un producto
directo del desarrollo tecnológico, la expansión industrial, el crecimiento y
diversificación de los sistemas educativos, y, en fin, de las nuevas atribuciones y
funciones del Estado…”. Véase Gabriel Careaga, Mitos y fantasías de la clase media
en México (México: Ediciones Cal y Arena, 2012), 21.
31
4 Como precisa Ramón Vargas Salguero, “lejos de haber rompimiento entre etapas,
había continuidad histórica”. Véase Ramón Vargas Salguero (coord.), Historia de la
arquitectura y el urbanismo mexicanos, vol. IV, El siglo xx, t. 1, Arquitectura de la
Revolución y revolución de la arquitectura (México: fce/unam, 2009), 18.
6 Véase Rubén Gallo, Mexican Modernity, The Avant-Garde and the Technological
Revolution (Cambridge: Massachusetts Institute of Technology, 2010), 21-22.
7 En las llamadas “Pláticas del 33” se dio el choque entre los académicos y los
funcionalistas, al confrontarse dos visiones polarizadas sobre el sentido de la
arquitectura, lo cual mostró la tensión en aquella época respecto a las transformaciones
sociales y tecnológicas que experimentaba la sociedad, en la cual el idealismo –como
sistema de pensamiento– chocó con el materialismo, así como la enseñanza humanista
con la enseñanza técnica. Véase Carlos Ríos, “Las Pláticas sobre arquitectura,
contexto y contenido”, en Carlos Ríos, Víctor Arias y Gerardo G. Sánchez
(comentarios), “Pláticas sobre arquitectura, México, 1933”, Raíces 1, documentos para
la historia de la arquitectura mexicana (México: unam/uam-Azcapotzalco, 2001), 11-
32
Conclusiones
33
Referencias bibliográficas
34