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Anu se rió con fuerza de lo que había dicho Ea (diciendo):

«De cuantos dioses del cielo y de la tierra existen, ¿quién


[jamás dio esa orden?
¿Quién puede lograr que su orden exceda a la de Anu?». Pero Adapa contempló los
cielos desde su base hasta el cénit
v pudo ver el esplendor insostenible
35 de Anu. Entonces Anu por encima de Adapa favorablemente puso su
[mano;
decretó la total franquicia para la ciudad de Ea
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, v como destino decretó glorificar en lo futuro a su sacerdocio. «(Y puesto que)
Adapa, el retoño humano, (por sus propios) medios, victoriosamente, quebró el ala
del
[Viento del Sur
(e impunemente) subió al cielo, ¡que sea así!
(Todo) lo que (el Viento del Sur) haga de mal a la humanidad, (cualquier enfermedad
que haya colocado sobre el cuerpo de
[los hombres
(con él)37 Ninkarrak
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los podrá aliviar. ¡Que se vaya, (pues), la dolencia! ¡Que se aparte la
[enfermedad!
(Pero, sin) él ¡que sobrevenga la helada fiebre
(y que el enfermo) no pueda descansar en dulce sueño!
¡(...) alegría del corazón humano
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!». Las siguientes líneas del fragmento aparecen rotas.

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