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La innovación social: un puente hacia el bienestar social.

En la actualidad la sociedad está inmersa en profundas crisis que imposibilitan el


desarrollo y la sostenibilidad de las comunidades por ende el avance de sus
miembros hacia un estado de bienestar común. Conflictos como la pobreza, la
violencia, el desempleo, la corrupción y la poca confianza en el estado, marcan un
importante hito para la necesidad de una trasformación radical fundamentada en
primados económicos, sociales y políticas públicas que promuevan las
participación ciudadana. Es aquí donde el deseo comienza a movilizarse y toma
forma a pro de un cambio de realidades imperantes, emergiendo el concepto de
innovación social, un término que está orientado al despertar de la sociedad civil a
tomar conciencia e iniciar acciones para solucionar los problemas que les aquejan,
como lo enuncia Hernández-Ascanio, Tirado-Valencia y Ariza-Montes (2016) el
proceso de innovación constituye una búsqueda por satisfacer una necesidad que
aún no está cubierta en la sociedad.

Para entender que es la innovación social debemos partir de una compresión


conceptual tomando el origen de su significado que transciende mucho más allá
de lo epistémico o gramatical, al mismo tiempo que identificamos cuales
disciplinas ha contribuido en su construcción, la innovación social de acuerdo con
Hernández-Ascanio, Tirado-Valencia y Ariza-Montes se considera como un
fenómeno que es complejo y multidimensional, que en la actualidad tiene un papel
preferencial tanto en el discurso político como en el social, además es un concepto
que ha despertado el interés en diversas disciplinas como lo son la económica, la
sociología, las ciencias de administración, las TICS, el trabajo social, entre otras
áreas de conocimiento, es por esto que López Isaza (2014) concluye que el
significado de innovación social es diverso y prolifero, lo que permite considerar a
la innovación social como un concepto extremadamente flexible que da cobertura
a enfoques disciplinares y contextos muy diferentes así como a incontables
prácticas que cohabitan en la sociedad.

De tal manera, podría considerarse a la innovación social como el cimiento para el


desarrollo de las comunidades a través de un proceso empático que busca
conocer e interactuar con contextos específicos posibilitando la identificación de
necesidades complejas que deben ser atendidas y de este modo poner en juego
toda su estrategia sinérgica que articula diferentes actores y recursos bajo
principios de eficiencia, es decir, obtener resultados óptimos con menos recursos,
ya que, la consecución de recursos tanto físicos como humanos siempre será uno
de los escollos básicos a superar en cualquier iniciativa o proyecto apalancado por
la innovación social.

De acuerdo con Córdoba-Cely, Villamarín Martínez y Bonilla (2014), la innovación


se caracteriza porque no se enfoca en aspectos productivos sino en las prácticas
sociales que traigan consigo beneficios para los diferentes actores que velan por
el bienestar de la comunidad como lo son las empresas, el gobierno y la sociedad.
Su idea es que en conjunto se construyan alternativas de cambio que estimule un
nuevo sistema de valores orientados hacia la solidaridad, la integración y la
construcción de capital social para hacer frente a las eventualidades de forma
creativa y participativa, lo que implica que la innovación se abra paso por
realidades complejas y por lo tanto se vea retada en asumir riesgos.

Estos actores podrán trabajar bajo un sentido de asociatividad y empatía, es decir,


deben tener la disposición y capacidad para organizarse, movilizarse y
comprometerse teniendo voluntad para lograr un objetivo en común (López Isaza,
2014). La idea principal es que los ciudadanos y las organizaciones se impliquen
conjuntamente en la resolución de estos desafíos sociales, que entre el gobierno,
la comunidad y las empresas haya cohesión y que participen activamente en la
toma de decisiones, para establecer de tal manera alianzas sostenibles que
contribuyan activamente a la construcción de estrategias sustentables que den
solución a las problemáticas emergentes que aquejan a la sociedad.

En la actualidad los gobiernos reconocen cada vez más la necesidad de fomentar


la innovación en sus políticas y servicios, por esto, apoyan y desarrollan este tipo
de iniciativas, tanto a nivel nacional, regional y local. Esta necesidad se ha
enmarcado debido a una serie de factores, como las presiones por aumentar la
productividad, efectividad y cobertura, la creciente conciencia sobre la falta de
innovación para enfrentar las problemáticas contemporáneas y el reconocimiento
de las dimensiones sociales con sus problemáticas actuales (De la Mata, 2011).

Desde lo público el estado tiene un rol clave como promotor y regulador de los
procesos de innovación social, ya que, independientemente del desarrollo de
iniciativas de innovación social con generación espontánea y con participación
activa de la comunidad o de los emprendedores sociales, el gobierno debe de
darle un orden a estos procesos, además de generar políticas públicas que
contribuyan a la solución de los problemas sociales, lo que permitirá innovaciones
exitosas y sustentables que destaquen y logren conseguir un cambio real en la
sociedad (Vega Jurado, 2018). Además, en la actualidad el gobierno ha creado
estrategias que motivan a las empresas a construir iniciativas de innovación social,
reconociendo estas iniciativas como parte de pago de los impuestos o
deducciones fiscales entre otras.

Desde el sector privado, empresarial o financiero, De la mata (2011) expone que


algunas compañías importantes están reconociendo que a través de la innovación
social se pueden controlar los riesgos, generar ventajas competitivas y aumentar
su reputación mejorando la relación con accionistas mientras ayudan a la
resolución de problemas sociales. Por lo general estas empresas están agregando
a su I+D fundamentos sociales y medioambientales, su intención es que sus
actividades empresariales no creen o agraven estas problemáticas sino que por el
contrario se proponen a explorar caminos para crear un valor adicional con
productos y servicios desde un modelo que promueva el bienestar común y
contenga componentes sociales, ambientales y que además les generen un
beneficio económico.

El sector privado, nutre su intervención con métodos o modelos que se adaptan de


forma exitosa al objetivo de la innovación social y han fomentado el modelo de
negocios inclusivos, el cual consiste en que las empresas aumenten sus ingresos
incorporándose a diversos sectores sociales en su cadena de valor, ya sea como
socios, consumidores o distribuidores, también algunos desde el sector financiero
han decidido incluir en su propuesta apoyar a los emprendedores sociales por
medio de microcréditos es decir, de préstamos a emprendedores, también se
utiliza el método de inversiones de impacto, el cual busca más que crear nuevas
soluciones es minimizar los impactos negativos y de tal forma beneficiar a la
comunidad, entre otros modelos que se adaptan y permiten el desarrollo de
proyectos y programas con el objetivo de lograr la innovación social. (De la mata,
2011).

Además, las organizaciones han desarrollado un modelo llamado responsabilidad


social económica, en la que se habla de organizaciones económicamente
responsables, públicamente responsables, socialmente dispuestos y socialmente
competentes, es decir, busca que las empresas que quieran innovar lo hagan de
una manera en la que puedan garantizar la rentabilidad y sostenibilidad, que la
responsabilidad pueda ser percibida con productos de calidad, precios justos y
empleados dignos, también que la organización este convencida de su rol social y
tenga en cuenta que gracias a la sociedad puede permanecer y crecer por lo tanto
generar un deseo de contribuir y compensar, además, de crear una conciencia de
la necesidad para crear competencias, habilidades, valores asociados a las
exigencias que trae consigo las empresas (León, Batista, Contreras, 2012).

Ahora bien, En perspectiva no se puede pretender ejecutar proyectos de interés


social sin considerar la colaboración voluntaria y acción colectiva de la comunidad
objetivo, la comunidad juega un rol importante en el proceso de innovación social,
son los mayores beneficiarios de cada propuesta, de ahí la importancia de su
papel que está centrado en ser un actor activo que propone, participa y reconoce
la importancia de su rol en las diferentes etapas de la innovación, se espera que
rompan las practicas asistencialistas, y se proyecten como aliados estratégicos,
conscientes de sus capacidades y conocimientos para liderar sus propios
procesos de desarrollo ( Villa, Melo, 2015).

Por otra parte, López Isaza (2014) plantea que para que una propuesta sea
considerada dentro del marco de innovación social debe cumplir con algunos
criterios, es decir, debe ser social, genuina, original, debe estar vigente,
consolidada, expansiva y transformadora, en otras palabras, debe beneficiar a un
grupo significativo de personas y mejorar la calidad de vida de las personas en
situación de riesgo y vulnerabilidad, debe emerger de los propios interesados y
entidades de apoyo, está enfocada en los sucesos actuales y debe de tener un
impacto en relación con las variables de desarrollo social, como: costos, cobertura,
ingreso, empleo, participación, rendimiento, gestión y creación de nuevas
oportunidades, además de ser replicable en otras escalas.

La innovación social consiste en desarrollar nuevas ideas, conceptos, estrategias


e iniciativas que puedan hacer frente a los problemas sociales de una manera
factible y sostenible (De la mata, 2011). Hay que destacar que la sostenibilidad es
un factor importante a la hora de establecer o ejecutar un proyecto de innovación
social, cuando se habla de innovación social hay una relación directa con
sostenibilidad, es decir, de la continuidad en el tiempo gracias a soluciones
creativas que se adapten a la restricción de recursos. Esto se logra con fondos
propios o de cooperación, aportes locales y de voluntariado, además de los
recursos entregados por los participantes de la comunidad. Este criterio refleja una
condición indispensable de la replicabilidad. (López Isaza, 2014)

La sostenibilidad llega cuando la idea se pone en práctica, implica el


perfeccionamiento y la racionalización de las ideas junto con la identificación de
las fuentes de ingresos, para asegurar la sostenibilidad financiera a largo plazo de
la empresa social u organización benéfica, garantizando la supervivencia de la
innovación. En el sector público esto significa identificar los presupuestos, equipos
y otros recursos (De la Mata, 2011). Por lo general, las posibilidades de incidir
significativamente en la promoción de procesos de desarrollo se da a escalas de
tiempo un poco largas, es por esto que las experiencias de innovación social con
mayor trayectoria, sean las que hayan logrado incorporar objetivos sociales y
ambientales, junto con los económicos de manera que se presenten resultados en
donde se logra observar bienestar en la comunidad (López Isaza, 2014).

En conclusión, el estado, las empresas y la economía tienen un gran desafío el


cual consiste en adaptarse a un entorno aceleradamente cambiante lleno de crisis
sociales, donde el bien común de las personas, el ambiente y las comunidades se
convierten en un eje principal que debe ser atendido, ya que, está
transversalizando los aspectos anteriormente mencionados, por tanto, se animan
a crear iniciativas y programas que apuntan a dar soluciones prácticas y eficaces
desde estrategias integradas, empresas unidas consientes de aunar su fuerza
para el bien, desde sus saberes, su quehacer, sus particularidades, esto permite
potencializar y optimizar los recursos hacia una economía de bien común
contribuyendo a una sostenibilidad global, mitigando el impacto social y ambiental
que las empresas pueden generar en su operación.

Esto último lleva a reflexionar sobre como nosotros podemos aportar desde
nuestros lugares, nuestros contextos para enfrentar este gran desafío mundial en
materia económica, educacional, ambiental, etc., siendo la innovación social esa
respuesta esencial para todos estos interrogantes, conscientes de la fuerza que
tienen y la importancia de re pensarse procesos y productos en pro del bien
común.

Por otro lado, es importante considerar que en los procesos de innovación social
existe un componente empático por parte de quienes quieren dar respuesta a las
necesidades que se presentan hoy en día, ya sea por parte de un individuo con
ansias de emprender que hace parte de la comunidad y quien con sus ideas
intenta crear un proceso de emprendimiento y en sus objetivos este ayudar a su
comunidad, o una empresa que se identificó con algún grupo poblacional y quiera
aportar soluciones a sus necesidades, es esta cualidad la que favorece los
procesos entre empresas, gobierno y miembros de una comunidad, este aspecto
promueve el tejido social y permite construir nuevos paradigmas al generar nuevas
conciencias que invitan a la sociedad a un bienestar colectivo.

Referencias

Córdoba Cely, Carlos, Villamarín Martínez, Francisco Javier, & Bonilla, Harold.

(2014). INNOVACIÓN SOCIAL: APROXIMACIÓN A UN MARCO TEÓRICO


DESDE LAS DISCIPLINAS CREATIVAS DEL DISEÑO Y LAS CIENCIAS

SOCIALES. Tendencias, 15(2), 30-

44. https://doi.org/10.22267/rtend.141502.41

De la Mata, G. (2011). Manual de Innovación Social: De la idea al proyecto.

Fátima León, M., Baptista, M. V., & Contreras, H. (2012). La innovación social en

el contexto de la responsabilidad social empresarial. In Forum Empresarial

(Vol. 17, No. 1, pp. 31-63). Centro de Investigaciones Comerciales e

Iniciativas Académicas.

Hernández-Ascanio, J., Tirado Valencia, P., y Ariza Montes, A. (2016): “El

concepto de innovación social: ámbitos, definiciones y alcances teóricos”,

CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, 88,

165-199.

Hernández Ascanio, J., Tirado Valencia, P., & Ariza Montes, J. A. (2016).

Innovación social, ¿una herramienta de integración social?. Análisis teórico-

crítico de la definición de innovación social.

López Isaza, G. A. (2014). Innovation: social aspect is immanent. Revista Facultad


de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, 22(2), 123-158.

Villa, L., & Melo, J. (2015). Panorama actual de la innovación social en Colombia.


Bogotá: Banco Interamericano de Desarrollo.

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