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La Tercera Via en Wilhelm Ropke
La Tercera Via en Wilhelm Ropke
LA tercera vía
en wilhelm röpke
82
Jerónimo Molina Cano
Índice
I. POLÍTICA SOCIAL Y ECONOMÍA POLÍTICA: DESENCUENTROS,
EQUÍVOCOS, CONVERGENCIAS .......................................................................... 5
1.1. Giros epistemológicos del saber económico .......................................... 6
a) Oeconomie politique .................................................................................. 6
b) Socialpolitik .............................................................................................. 8
1.2. Del Methodenstreit a la Soziale Marktwirtschaft .................................. 11
a) Teoría e historia ...................................................................................... 13
b) Praxeología y economía humana .............................................................. 16
II. WILHELM RÖPKE, ECONOMISTA A CONTRACORRIENTE ........................ 20
2.1. Semblanza personal e intelectual .......................................................... 20
a) Configuración de su pensamiento (1919-1933) ........................................ 21
b) La etapa turca (1933-1937) ................................................................... 27
c) Plenitud intelectual (1938-1945) ............................................................. 30
d) Reconocimiento internacional (1946-1966) .............................................. 33
2.2. Recepción de su pensamiento en España ............................................ 36
2.3. Crítica del «economicismo» ................................................................... 37
a) Planteamiento histórico del problema, o cómo se vino en expulsar al hombre
de la economía ........................................................................................ 37
b) ¿Producir cosas o producir valor? ............................................................. 40
III. LA TERCERA VÍA COMO POLÍTICA SOCIAL ................................................ 43
3.1. Tercera vía e intervencionismo liberal ................................................... 46
a) Totaler Staat y Dritter Weg ..................................................................... 48
b) La tercera vía como síntesis de libertad y orden .......................................... 50
c) El intervencionismo liberal o la dignidad del orden político ........................... 53
c.1. Intervenciones conforme y no conforme ............................................... 56
c.2. Política económica positiva y política social .......................................... 57
3.2. Metas e imperativos del humanismo económico ................................ 59
a) Desproletarización ................................................................................... 60
a.1. Crítica del trabajismo ....................................................................... 61
a.2. Restablecimiento de la propiedad ....................................................... 62
b) Desmasificación ...................................................................................... 64
b.1. Homo insipiens gregarius ................................................................. 64
b.2. Filosofía social de la descentralización ................................................. 65
IV. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................ 67
4.1. Wilhelm Röpke ......................................................................................... 67
4.2. Bibliografía secundaria ........................................................................... 68
NOTAS .................................................................................................................. 73
LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE
Nota Biográfica
Jerónimo Molina (1968) es Doctor en Derecho y Máster en Adminis-
tración Pública por el IUOG y el INAP. Profesor de Política Social en la
Universidad de Murcia desde 1992. Ha realizado investigaciones en la Uni-
versidad de Ciencias Humanas de Estrasburgo en 1994 y 1995.
Autor de los libros Julien Freund, lo político y la política (Sequitur, 1999)
y La política social en la historia (DM, 2000). Ha publicado una decena de
artículos y notas sobre el realismo y el liberalismo políticos en diversas revis-
tas españolas e italianas.
Actualmente es Secretario de la Sociedad de Estudios Políticos de la
Región de Murcia, de cuya colección «Realismo Político Hispánico» está
encargado.
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tados del mercado, todo ello mez- mentales de método, sobre cier-
clado con la disputa académica so- tos fines generales y sobre cierto
bre las «leyes naturales de la número de reformas sociales ur-
economía» 20 . Schmoller, dando gentes»23.
por supuesto lo que había que ex-
A pesar de los esfuerzos teóri-
plicar si la «distribución» es un
cos de la Asociación presidida por
concepto económico o más bien
Schmoller, autodisuelta en diciem-
«sociológico»21, justificó el in-
bre de 1936 y reconstituida en
tervencionismo económico ape-
194824, lo cierto es que la política
lando a la existencia de una «co-
social todavía no ha podido des-
munidad moral»22.
prenderse de un cierto carácter
Debería aceptarse que, a pesar anfibológico; así, se la ha visto ali-
incluso del primado que la retórica neada indistintamente en el con-
científica y metodológica tenían texto de la sociología, la economía
para la Escuela Histórica, las con- y también el derecho. Mas ahora
secuencias teóricas que creyeron interesa tan sólo la dimensión eco-
deducir de sus investigaciones nómica de la política social, pues
ya hemos adelantado que su apari-
economistas como Schmoller te-
ción denunció el segundo de los
nían muy poco de «económicas».
grandes giros epistemológicos del
De hecho, la constitución en 1873
pensamiento económico25.
del Verein für Socialpolitik, como muy
bien supo ver Treitschke en los re- En ocasiones se ha afirmado
sultados del Congreso de Eisenach que la política social alemana no
(1872), no dejaba de ser un estí- fue sino una manifestación, siquie-
mulo para el socialismo. En cual- ra la más notoria, de la joven Es-
quier caso, la definición de la mi- cuela Histórica. Según la opinión
sión de la Asociación para la Políti- de Schumpeter, tratábase de una
ca Social era tan vaga como que respuesta singular a las exigencias
sus miembros, según uno de sus del nuevo espíritu económico, que
fundadores, «no están de acuerdo él mismo llegó a definir expeditiva-
sino acerca de la bancarrota cientí- mente como la «contracorriente
fica de la antigua economía políti- del liberalismo»26. El autor tenía
ca de abstracciones dogmáticas, razón, pero creemos que no «toda»
sobre ciertas cuestiones funda- la razón, pues al centrarse casi ex-
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dio mucho más amplio. Este ten- na entre ciencias del espíritu y
dría forzosamente que hacer eco ciencias de la naturaleza, enfrentó
de las polémicas más notables, así a Vilfredo Pareto y Benedetto Cro-
el Werturteilstreit, cuyos protagonis- ce a propósito de la esencia de la
tas principales fueron Max Weber, ciencia económica38.
Werner Sombart y Eugen Philippo- Cada uno de estos debates
vich von Philippsberg, y cuyo clí- acentúa adecuadamente los térmi-
max tuvo lugar en la reunión del nos del conflicto entre economis-
Verein für Socialpolitk de 190935. En tas y escritores políticos sociales,
aquella ocasión, Weber y Sombart asunto académico no exento de
dirigieron duros ataques contra consecuencias prácticas cuando la
una ponencia de von Philippsberg crisis finisecular del Estado social
muy alejada de la regla de la «neu- reclama nuevamente, por utilizar la
tralidad axiológica». La misma, si expresión consagrada, una «eco-
no mayor importancia tuvo el de- nomía social de mercado». Por ra-
bate sobre el cálculo económico zones de oportunidad nos referire-
socialista, aunque a veces no estu- mos aquí únicamente al Methodens-
vo del todo claro si el diferendo se treit o disputa sobre el método.
refería a la imposibilidad absoluta
del socialismo en el sentido «so- a) Teoría e historia
ciológico» de la expresión miseana La polémica sobre el método
Gemeinwirtschaft o, más bien, a las (Methodenstreit) enfrentó durante al-
dificultades teóricas que excluyen gún tiempo al líder de los econo-
el cálculo económico socialista36. mistas alemanes, Schmoller, y al
Un examen completo de estos promotor de la Escuela Austriaca,
asuntos debería también incluir la Carl Menger. En ella se ventiló
polémica de Gustav Schmoller y esencialmente la orientación que
Heinrich von Treitschke sobre el in- debía adoptar la ciencia económi-
tervencionismo, oscurecida sin du- ca. Ante la disyuntiva teoría o his-
da por la iniciada cuarenta años toria, los rivales hicieron públicos
después por Mises y más centrada sus argumentos en cuatro episo-
en cuestiones de economía dios que se desarrollaron en poco
teórica37. O la que, recordando en más de un año, entre 1883 y la
cierto modo la dicotomía diltheya- abrupta conclusión del debate al
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año siguiente. Por eso resulta sor- les desarrollar la ciencia económi-
prendente que todavía en los años ca. Por entonces se había generali-
1950, la polémica fulgurante entre zado ya la opinión de que los eco-
M. N. Rothbard y Fritz Machlup y el nomistas clásicos habían realizado
antiguo discípulo de von Mises, T. el canon científico sólo muy imper-
W. Hutchinson, sonara a la disputa fectamente. Lo cual, siendo cierto,
antigua, si bien el cruce de artícu- no justificaba interpretaciones
los en abril y mayo de 1956 traía abusivas de sus errores. En esen-
causa directa en la metodología cia, Menger postuló en aquella
praxeológica puesta en forma por ocasión lo que llamó «método
Ludwig von Mises39. Y aún en 1982 compositivo» o «axiomático», se-
hacía notar entre nosotros Huerta gún el cual el corpus teórico de la
de Soto, a propósito de su examen economía política, concebida co-
de la crisis de la ciencia económi- mo una ciencia del espíritu (Geis-
ca, que «los fenómenos complejos teswissenschaft) o ciencia moral (Mo-
de la vida social, por estar produci- ral Science), podía desarrollarse de-
dos por una multiplicidad de facto- ductivamente a partir de ciertos
res inaprehensibles para la mente axiomas. Con esta premisa, a la
humana, no pueden verificar teoría que hay que añadir la proyección
económica alguna. Tales fenóme- del pensamiento del austriaco so-
nos, por el contrario, sólo pueden bre la teoría social (origen no in-
ser inteligibles y comprendidos si tencionado de las instituciones so-
se posee la teoría lógica previa que ciales, estudio de estas últimas a
nos proporciona la ciencia econó- partir del análisis de sus elemen-
mica, y que se obtiene por otros tos aislados), difícilmente se podía
procedimientos metodológicos»40. disimular un ataque frontal a la es-
cuela económica predominante en
Carl Menger había publicado en Alemania. Contra ella, en razón de
1883 un libro titulado Investigaciones su rechazo sistemático de lo que
sobre el método de las ciencias sociales y de llamaban la economía «abstracta»
la economía política en especial, en el de los clásicos, iba dirigido el libro.
que intentaba, como prolongación
de su Principios de economía política de Schmoller, a quien se menciona
1871, asentar ciertos principios poco en el texto, si bien desde
metodológicos, a partir de los cua- 1882 era el influyente catedrático
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del siglo XX, que comprende en El balance de las dos fases re-
dos fases el desenvolvimiento de sulta claramente desigual, tanto
la mentalidad ideológico-social181. por la cantidad de bibliografía co-
mo por la calidad intelectual del
El primer momento intelectual debate. En nuestra opinión, la po-
de la tercera vía se corresponde lémica de la tercería vía, según se
con el ciclo de la última guerra civil desenvolvió desde 1989, no ha
europea, si bien una de las prime- aportado nada realmente intere-
ras manifestaciones al respecto sante al asunto, pues se impuso la
puede fecharse ya en 1912, año de óptica utilitaria de los partidos del
la primera edición de The Servil Sta- consenso europeos, los cuales,
te, del católico vagamente tradicio- viendo amenazada su superviven-
nalista Hilaire Belloc182. Las últi- cia política, recurrieron a nuevas
mas aportaciones de interés están fórmulas electorales, apelando a
encabalgadas en el final de la II una tercera política. Con apenas
guerra mundial, correspondiendo unas pocas excepciones en la so-
el mérito principal a Wilhelm cialdemocracia francesa más
Röpke. El segundo momento gravi- bien retóricas, en Europa se han
ta en torno al colapso oficial del generalizado las pautas del neola-
socialismo real en 1989. Los libros borismo inglés. Salvando algunas
incursiones hacia el problema de
más representativos de este último
las ideologías derecha e izquierda,
periodo abarcan un cuarto de siglo
incluso al centrismo185, las discu-
y en ellos se describen perfecta-
siones han constituido una pérdi-
mente los avatares de los dos so-
da de tiempo, pues no se ha roza-
cialismos, el real (comunismo) y el
do lo esencial: ni el cambio históri-
democrático (socialdemocracia). co que acontece en lo político, re-
Una de las obras de referencia fue presentado por la clausura de la
el hoy olvidado libro de Ota Sik, revolución social dirigida por el
Argumentos para una tercera vía: ni co- Estado, ni la emergencia de un
munismo ni capitalismo (1972)183. Mu- nuevo modo de pensar político, el
cho más recientes son los pamphlets anti-ideológico.
de Anthony Blair y Anthony
Giddens aparecidos en 1998 y En los años 1920 y 1930 la lite-
1999184. ratura de la tercera vía no alcanzó
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efecto, que «hasta ahora nos he- institución artificiosa. Por desgra-
mos ocupado predominantemen- cia, aun a pesar de su instrumenta-
te de política económica; ahora se lidad, el mercado no puede utili-
trata de ocuparnos de política so- zarse según convenga a los efectos
cial. Este es un paso tan desacos- de hacer viable una economía cen-
tumbrado y, al parecer, tan atrevi- tralizada y militarizada. En sí mis-
do, que encuentro natural que pa- mo, repetía el escritor una y otra
ra algunos de nuestros colegas re- vez, el mercado corre siempre el
sulte todavía algo difícil seguir- riesgo de caer en los abusos del ra-
nos»234. cionalismo social, como cualquier
La apelación de Röpke a la polí- técnica. No puede haber una eco-
tica social merece una atención es- nomía socialista de mercado te-
pecial, pues nada más llega a escri- sis ad hoc de Oskar Lange, pues
bir que la «economía de mercado la dificultad de generalizar en to-
se sostiene únicamente con una das las sociedades el «maravilloso
política social que le sirva de con- mecanismo de la oferta y la de-
trafuerte»235. Objetivo último de manda», depende de algo que se
aquélla debe ser la fijación de un decide como «parte de una orde-
marco general a la medida del nación general más elevada y más
hombre, nuevamente equidistante amplia, en donde se hallan la mo-
de los liberales incurables de la ral, el derecho, las condiciones na-
vieja escuela y los colectivistas turales de la existencia y de la feli-
antiliberales236. La política social o cidad, el Estado, la política y el po-
política vital (Rustow dixit) sintetiza der» 237 . En última instancia, la
los objetivos últimos del humanis- economía de mercado simboliza
mo económico. una singular concepción de la vida
que no puede improvisarse: la bur-
3.2. Metas e imperativos del guesa, basada en el esfuerzo per-
humanismo económico sonal, la previsión, la responsabili-
Una de las notas características dad y demás virtudes propias del
del humanismo económico postu- «espíritu burgués»238. Entre todas
lado por Röpke, en su vertiente estas destacó Röpke la moral pro-
específicamente económica, es la fesional, en el sentido casi voca-
concepción del mercado como una cional del Beruf protestante. Pues
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ción preferida por Röpke es sin du- piedad cartelizada, propiedad fis-
da el restablecimiento de la pro- cal—. Tenía razón Hayek al encare-
piedad, cuya condición previa es cer la sustitución de la equívoca
que los hombres todavía quieran terminología «propiedad privada»
seguir poseyendo. En este punto por «propiedad plural» 256 . En el
se abre una primera línea de ac- fondo, también las posesiones de
ción pedagógica, pues grandes un Estado omnipotente resultan
masas de individuos se han habi- privativas. Ahora bien, una de las
tuado a la seguridad meramente condiciones de una sociedad cons-
declarativa originada ex legem. Pro- tituida por auténticos propietarios
motores de esta última serían los es la moderación de la imposición
derechos sociales, culminación del de la herencia, pues sobrepasado
subjetivismo jurídico253. En este cierto límite se convierte en una
punto merece la pena recordar la seria amenaza para el «patrimonio
advertencia de Röpke al exégeta de familiar», institución en crisis ac-
los derechos sociales, pues «si tualmente a causa de la generaliza-
existe en el mundo un derecho so- ción de la fiscalidad progresiva257.
cial, este es el derecho a la propie-
No obstante, la actitud del econo-
dad, y nada más típico de la confu-
mista ante la política fiscal regula-
sión de nuestro tiempo que la cir-
dora de las transmisiones heredi-
cunstancia de que, hasta ahora,
tarias resulta ambigua, pues acep-
ningún gobierno y ningún partido
ta como principio general la pro-
hayan inscrito este lema en su
gresividad impositiva, si bien ad-
bandera»254.
vierte de un doble peligro: por un
Mas la propiedad requiere tam- lado, el hostigamiento que supone
bién la prevención permanente en sí misma; por el otro, el riesgo
contra su concentración, pues es- de que bajo la presión de los des-
ta posibilidad constituye en sí mis- poseídos se anule todo estímulo
ma la «negación de la propiedad posesivo. ¿Qué criterio debe guiar
en su sentido antropológico y so- la política fiscal? Según Röpke, és-
ciológico»255. La propiedad reuni- ta debe siempre aspirar a transfor-
da en grandes conglomerados de mar la mala propiedad en buena,
riqueza acaso no sea ya propiedad, evitando, al mismo tiempo, que la
sino otro tipo de institución pro- propiedad se convierta en renta258.
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Notas
1 Tal vez convenga tener presente el samiento político» cultivado casi pri-
abismo que después de la II guerra mun- vadamente. Lo cual resulta tanto más
dial se ha abierto entre el «pensamiento inquietante, cuanto menos se oculta el
estatal» monopolizador de casi todos hecho de que durante toda la época mo-
los contextos universitarios y el «pen- derna ha sido plena la coincidencia entre
LA TERCERA VÍA
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uno y otro, desde Jean Bodin, Thomas Editorial, Madrid, vol. I. La economía clá-
Hobbes o Diego Saavedra Fajardo a Carl sica, Unión Editorial, Madrid, vol. II. Am-
Schmitt, último epónimo de la tradición bos volúmenes fueron concebidos como
«política» europea. una reconstrucción del saber económico
2 Véase Molina, Jerónimo (1997), La filoso- a partir de los conceptos aquilatados por
fía de la economía de Julien Freund ante la eco- la Escuela Austriaca, cuyas doctrinas co-
nomía moderna, Fundación Cánovas del locó el autor, a todos los efectos, en el
Castillo, Madrid, pp. 7-17. fiel de la balanza. La obra manifiesta una
evidente pretensión polémica desde el
3 Es el caso de ciertas corrientes que,
título, que, acaso para evitar equívocos,
dentro del paradigma neoclásico, han in-
se hubiese debido respetar en la traduc-
tentando hacer de la «economía» una
ción española: An Austrian Perspective on the
«mecánica». Véase Kirzner, Israel M.
History of Economic Thought.
(1976), The Economic Point of View. An Essay
in the History of Economic Thought, Sheed & 5 Además, la expresión «oeconomie poli-
Ward, Kansas City, pp. 67-70. tique» sólo figura en la patente real,
4 La impresionante Historia del análisis eco- pues el texto esta rotulado como Traicté
nómico de Schumpeter está construida oeconomique du profit. Véase Freund, Julien
sobre la premisa fundamental de la lu- (1993), L’essence de l’économique, Presses
cha por la constitución científica de la Universitaires de Strasbourg, Estras-
economía política. Téngase en cuenta burgo, pp. 23-5. Cfr. Schumpeter, Joseph
que como consecuencia del prolongado Alois (1982), Historia del análisis económico,
influjo de las escuelas históricas en Ale- Ariel, Barcelona, p. 209. Rothbard, M. N.,
mania, la economía «teórica» apenas si ob. cit., pp. 275-7.
tuvo una importancia testimonial en 6 Véase Schmitt, Carl (1988), “El Estado
aquella nación hasta la I guerra mundial. como concepto concreto vinculado a una
Schumpeter, que se había formado en época histórica”, Veintiuno, n° 39.
Viena y no pudo ser catedrático en Ber-
7 La afortunada expresión es del jurista
lín, entre otros motivos por el mencio-
político Jesús Fueyo. Véase (1967), La
nado desinterés teórico de los profeso-
mentalidad moderna, I. E. P., Madrid, p. 271.
res alemanes, acusaba una cierta ten-
dencia a enfocar la economía como un 8 Sobre esto, Conde, Javier (1974), “Las
problema científico. En cierto modo, dos vías fundamentales del proceso de
aquella «tendencia» ha llegado a formar modernización política: constitucionali-
parte actualmente de la propia funda- zación, totalización», en Escritos y fragmen-
mentación de la economía. Por otro tos políticos, I. E. P., Madrid, vol. II. Alfred
lado, aunque no es comparable, tiene Müller-Armack, en un capítulo de su
también enorme interés para este asunto vasta Religion und Wirtschaft (1959), tradu-
Rothbard, Murray Newton (1999, 2000), cida al español en 1967 como Genealogía
Historia del pensamiento económico: El pensa- de los estilos económicos, estimaba impres-
miento económico hasta Adam Smith, Unión cindible mirar a los siglos XVI y XVII para
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65 Véase Eucken, Walter (1963), “El pro- científico», que recuerda más bien, a pe-
blema político de la ordenación”, en VV. sar de sus ínfulas futuristas, a los estu-
AA., La economía de mercado, Sociedad de dios de ciertos gramáticos hebreos del
Estudios y Publicaciones, Madrid, vol. I. siglo X sobre la Masorah, dedicados ex-
Que la interrelación entre lo político y lo clusivamente al recuento de ciertas pala-
económico existe pertenece, según Euc- bras y al estudio de su posición en los Li-
ken, a la categoría de las evidencias, «el bros Sagrados.
porqué y la forma de esta interdepen- 69 La pluralidad de corrientes en que
dencia es precisamente el gran pro- cabe descomponer intelectualmente el
blema». Ob. cit., vol. I, p. 51. pensamiento liberal contemporáneo
66 Véase Müller-Armack, A. (1963), “Las hace aconsejable trazar una clara distin-
ordenaciones económicas desde el ción entre el «Neoliberalismo» en sen-
punto de vista social”, en VV. AA., ob. cit., tido estricto, correspondiente a las gene-
vol. I, p. 118. raciones tercera y cuarta de la Escuela
67 Puede verse Neumark, F. (1980), “Erin- Austriaca de Economía (Hans Mayer y
nungen an Wilhelm Röpke”, en Ludwig- Ludwig von Mises; Friedrich A. von Ha-
Erhard-Stiftung (ed.), Wilhelm Röpke. yek) y un «Nuevo liberalismo», de ten-
Beiträge zu seinen Leben und Werk, Fischer dencia anarquizante, encabezado por los
Verlag, Stuttgart-Nueva York. También discípulos norteamericanos de von Mi-
las notas de Röpke, Eva y Böhm, Franz ses, en particular Murray N. Rothbard e
(1997), “Wilhelm Röpke”, en Schmack, I. Israel M. Kirzner, y abanderado en Eu-
(ed.), Marburger Gelehrte in der 1. Hälfte des ropa por economistas y escritores políti-
20. Jahrhunderts, Marburgo. También son cos como Jesús Huerta de Soto, François
de interés las informaciones recogidas Guillaumat o Raimondo Cubeddu. Para
en Dietze, Gottfried (1969), Prólogo a los «nuevos liberales», lo mismo que
Röpke, W., Against the Tide, Henry Regnery para los neoliberales en la II postguerra,
Company, Chicago. Asímismo: Baader, los ordoliberales (Escuela de Friburgo
Roland (1999), “Denker der Civitas hu- Walter Eucken, Economía Social de
mana”, Schweizerzeit, nº 20, 8 de octubre. Mercado Alfred Müller-Armack, Wil-
Ritenour, Shawn (1999), “Wilhelm Röpke: helm Röpke, Alexander Rüstow, etc.) han
A Humane Economist”, en Holcombe, sido siempre liberales in partibus infideli-
Randall G. (ed.), 15 Great Austrian Econo- bus, debido a su «contaminación» inte-
mists, Ludwig von Mises Institut, Auburn, lectual por los problemas del orden polí-
pp. 205 sq. Aporta algunos datos muy in- tico.
teresantes Hahn, Roland (1997), Wilhelm 70 Véase Jünger, Ernst (1995), “La movili-
Röpke, Academia Verlag, Sankt Agustin, zación total”, Sobre el dolor. La movilización
pp. 13-6. total. Fuego y movimiento, Tusquets, Barce-
68 El bibliografismo o manía de las citas lona.
de autoridad ha generado la curiosa me- 71 Remarque, Erich Mª (1999), Sin novedad
todología de los «índices de impacto en el frente, Edhasa, Barcelona, p. 7.
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74 Schumpeter, Joseph A. (1970), “La cri- 81 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 13.
sis del Estado fiscal”, Hacienda Pública Es- 82 La misma opinión expresa Hayek: «La
pañola, nº 2. generación que empezó a estudiar la
75 Decía Röpke que «sin tener en cuenta economía y la sociedad al final de la I
las mutaciones de la estructura bélica, guerra mundial buscaba, antes que nada,
conocimientos reales de economía».
desde la época feudal hasta la actuali-
Véase Hayek, F. A. Von (1996), “El redes-
dad, difícilmente puede entenderse la
cubrimiento de la libertad: recuerdos
historia económica y social; tanto es así
personales”, en ob. cit., p. 210.
que incluso habría argumentos suficien-
tes para elaborar una filosofía de la his- 83 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 14.
toria desde el punto de vista militar». Véase también del mismo: (1963) “Sis-
Véase Röpke, Wilhelm (1935), “Fascist tema económico y orden internacional”,
Economics”, Economica, febrero, p. 92. en VV. AA., La economía de mercado.
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LA TERCERA VÍA
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cuentra la raíz de su ulterior ruptura vismo económico. Con esta delicada po-
intelectual. sición se corresponden sus esfuerzos por
91 Esta afirmación debe empero mati- hallar una vía o camino del medio, equi-
zarse por dos motivos, uno intrínseco al distante entre la economía apolítica y la
propio pensamiento hayekiano y el otro politización de la economía. Puede seña-
extrínseco. La primera razón es la belige- larse el artículo de 1923 “Wirtschaftlicher
rante vocación «política» de algunas de Liberalismus und Staatsgedanke” como
las obras más conocidas del autor (entre aquel en el que aparece en su pensa-
otras: Camino de servidumbre; Los fundamen- miento una constante preocupación por
tos de la libertad y los tres tomos de Derecho, lo político y sus determinaciones. No en
legislación y libertad). El motivo que llama- vano, la Comisión para las reparaciones
mos extrínseco se refiere al contraste de guerra le acercó a los hombres políti-
que supone la comparación del pensa- cos del momento, en particular a aque-
miento «político» de von Hayek con el de llos que intentaban estabilizar la Repú-
Murray N. Rothbard, que este último se blica en todos los órdenes. Arranca de
encargó de resaltar en (1995), La ética de la esta época la conexión intelectual entre
libertad, Unión Editorial, Madrid, cap. XX- los economistas liberales alemanes de la
VII. Sobre el pensamiento político de von generación de Röpke y quienes Dieter
Hayek véase Nuez, Paloma de la (1994), Haselbach calificó hace unos años, si-
La política de la libertad, Unión Editorial, guiendo el consenso científico, como «li-
Madrid. Acerca de Rothbard puede verse berales autoritarios», entre los que cabe
Modugno, R. A. (1998), Murray N. Ro- destacar al jurista político Carl Schmitt.
thbard e l’anarco-capitalismo americano, Véase Haselbach, Dieter (1991), Autori-
Rubbettino, Roma. Consideraciones su- tärer Liberalismus und Soziale Marktwirtschaft.
mamente interesantes en Iannello, Ni- Gesellschaft und Politik im Ordoliberalismus,
cola (1996), “L’utopia dello stato minimo. Nomos Verlag, Baden-Baden. Especial
Nozick e la sfida anarco-capitalista”, Studi interés tiene el contraste entre el denso
Perugini, vol. 2, julio-diciembre, pp. 11-30. artículo de Röpke para el Handwörterbuch
Por nuestra parte, hemos querido contri- der Staatswissenschaften (1929b), titulado
buir al esclarecimiento de la filosofía po- “Staatsinterventionismus”, y el archici-
lítica antiestatista del economista norte- tado Kritik des Interventionismus. Untersuchen
americano en nuestra monografía inédita zur Wirtschaftspolitik und Wirtschaftsideologie
Política y Estado en el pensamiento de Murray der Gegenwart (1929) de L. von Mises
N. Rothbard. trad. ingl.: (1996) Critique of Interventio-
92 La ruptura con la concepción utilita- nism: Inquiries into Present Day Economic Po-
rista y hasta cierto punto irenista de la licy and Ideology, Foundation for Economic
nueva economía política neoliberal, que Education, Irvington-on-Hudson. Frente
empieza a hacer su camino en los años a la negativa miseana de aceptar cual-
1920, se alinea en Röpke con el aban- quier tipo de interferencia estatal sobre
dono de toda simpatía por el colecti- la economía, Röpke, haciendo no obs-
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138 Volumen XI. Alianza Editorial pu- capitalismo”, en Hayek, Friedrich A. von
blicó en 1966 la 2ª edición. Manteniendo et al., El capitalismo y los historiadores, Unión
el mismo título apareció la 3ª (1974) en Editorial, Madrid.
Unión Editorial. Esta misma casa pre- 146 Apreciaciones muy oportunas en Kirz-
sentó una 4ª edición con nuevo título en ner, Israel M. (1976), ob. cit., pp. 43-8.
1988: La teoría de la economía.
147 Véase Sombart, Werner (1993), El
139 Volumen XII. burgués, Alianza Editorial, Madrid, p. 38.
140 Véase Velarde Fuertes, Juan (1990), 148 Los economistas, incluso quienes lo
Economistas españoles contemporáneos. Prime- fueron ante literam, pensaron siempre en
ros maestros, Espasa-Calpe, Madrid, pp. valores. Es casi seguro que ello fue posi-
30-57. ble gracias a la idea de «precio». La ge-
141 Una nueva edición se publicó en neralización de esta manera de pensar a
Unión Editorial en 1979. La última edi- partir del siglo XVIII, llegando a consti-
ción, también de Unión Editorial, es de tuirse incluso en sistema filosófico a
1996. principios del XX (Estimativa), o a influir
142 Sobre la trascendencia de estos se- profundamente en el modo de desenvol-
minarios hay alguna alusión en Huerta verse el pensamiento jurídico (interpre-
de Soto, Jesús (1992), ob. cit., p. 11. tación jurídica con arreglo a valores) o
político (pluralismo de valores como
143 Véanse las reseñas de Martínez Ro-
principio de configuración de la unidad
dríguez, Marina (1999), en Revista Empresa
política de un pueblo), no apunta otra
y Humanismo, nº 1, y de Aranzadi del Ce-
cosa que el inmenso prestigio del que se
rro, Javier (1999), en Veintiuno, nº 40.
ha beneficiado la economía, a pesar de
144 Al que habría que sumar la labor del las críticas, desde el siglo XIX. El pensa-
Instituto Empresa y Humanismo de la miento político no puede, clarísima-
Universidad de Navarra, en el marco de mente, pensar en valores, pues entre la
la investigación sobre la ética empresa- decisión y la no decisión no hay una es-
rial y la economía social de mercado cala de voluntades graduadas capaz de
véase por ejemplo Böhmler, Andreas ser articulada por el «compromiso» fa-
A. (1990), “La filosofía política de la eco- lacia del consensualismo. En política
nomía social de mercado”, en Seminario no existen «soluciones» porque, para
permanente Empresa y Humanismo, nº 26, ju- desgracia de los exégetas de la mecánica
nio, o el interés a título personal de del Political System, no hay nada parecido
profesores de economía política como J. a la intersección de la curva de la oferta y
Huerta de Soto, de la Universidad Rey la demanda económicas. Incitador Sch-
Juan Carlos, o S. García Echevarría. mitt, Carl (1992), “La época de las neu-
145 Véase Mises, Ludwig von (1983), La tralizaciones y de las despolitizaciones”,
mentalidad anticapitalista, Unión Editorial, El concepto de lo político, Alianza Editorial,
Madrid. Además, Jouvenel, Bertrand de Madrid, pp. 107-22. También, del mismo,
(1997), “Los intelectuales europeos y el (1961), «La tiranía de los valores», Revista
LA TERCERA VÍA
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de Estudios Políticos, nº 115. Sobre la di- 157 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
mensión mítica de las soluciones políti- cit., p. 326
cas: Jouvenel, Bertrand de (1977), De la 158 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
politique pure, Calmann-Lévy, París, pp. cit., p. 22.
284-94.
159 Véase Schumpeter, Joseph A. (1984),
149 Boudon, Raymond (1994), La logique Capitalismo, socialismo y democracia, Folio,
du social, Hachette, París. Barcelona.
150 Muy interesante Freund, Julien 160 Véase Kirzner, Israel M. (1975), Com-
(1987), “Besoin et économie”, en Politique petencia y función empresarial, Unión Edito-
et impolitique, Sirey, París. También Freund, rial, Madrid.
Julien (1993), ob. cit., pp. 31-49.
161 Véase Sombart, Werner (1993), ob.
151 Quinn, Dermot (1998), Introducción cit., p. 117-32, 137-41.
a Röpke, Wilhelm, A Humane Economy. The
162 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
Social Framework of the Free Market, p. xii.
cit., p. 339.
152 Decía Röpke que «a la física de la
163 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
economía hay que oponer su psicología,
cit., p. 151.
su moral, su espíritu; en una palabra, su
carácter humano». Röpke, Wilhelm 164 Véase Galbraith, John K. (1969), La
(1960a), Más allá de la oferta y la demanda, sociedad opulenta, Ariel, Barcelona. Este li-
Fomento de Cultura, Valencia, p. 340. bro, en el que lo mejor es una cierta vi-
sión cínica de la economía a la Thorstein
153 Röpke, Wilhelm (1947a), ob. cit., pp.
Veblen, se entiende hoy mucho mejor en
67-8. En otro lugar se refiere al economi-
la perspectiva de una obra más reciente,
cismo como una «incorregible manía de
Galbraith, John K. (1993), La cultura de la
convertir los medios en fines». Véase
satisfacción, Ariel, Barcelona.
Röpke, Wilhelm (1960a), ob. cit., p. 150.
165 Véase Quinn, Dermot (1998), ob. cit.,
154 Véase Röpke, Wilhelm (1935), “Fas- p. xii.
cist Economics”, ob. cit., p. 91.
166 El personalismo filosófico de Röpke
155 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. determinó su convicción en la indivisibi-
cit., p. 20. lidad de la libertad, idea que animó su
156 El papel desempeñado por los publi- interesante polémica con Croce, nada
cistas en la consolidación de la soberanía más aparecer La crisis social de nuestro
estatal en el siglo XVI acaso resulte com- tiempo. Según el economista, una cosa es
parable únicamente con el que se han la separación de las esferas de la acción
apropiado los economistas, con idéntica (política —imperio— y economía —do-
finalidad, desde 1914. No es casualidad minio—) y otra cosa bien distinta la des-
que el economista prototípico del siglo composición de la libertad personal en
XX haya pensado siempre en conceptos varios planos que pueden coexistir autó-
de la economía estatal. nomamente. Escribe Röpke: «La libertad
LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE
económica es, sin duda, una forma esen- 175 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
cial de la libertad personal y premisa in- cit., p. 88.
dispensable de todo orden social diame- 176 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
tralmente opuesto al colectivismo». cit., p. 81.
Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. cit., p.
177 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
135. Croce sostuvo, en cambio, que la
cit., p. 61. El economicismo, como va-
coordinación entre libertad política y
riante de la mentalidad sociologista, no
económica no era condición necesaria
deja de dar vueltas incansablemente al
del sistema general de la libertad. Cabe
«molino de las causas, leyes o influen-
en su opinión la combinación de libera-
cias», ajeno a aquello en que realmente
lismo en lo político y de colectivismo en
consiste lo económico. Véase Manent,
lo económico; pues el principio de la li-
Pierre (1994), La cité de l’homme, Fayard,
bertad económica no es sino «libe-
París, p. 97.
rismo». Véase Röpke, Wilhelm (1960a),
ob. cit., pp. 147-9. No obstante, la opi- 178 Véase Dawson, Christopher (1995),
nión de Croce es más política de lo que a La religión y el origen de la cultura occidental,
primera vista parece. Encuentro, Madrid.
167 Véase Röpke, Wilhelm (1979), Maß 179 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
und Mitte, Velag Paul Haupt, Berna. cit., p. 26.
168 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. 180 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 126. cit., pp. 179 y 242.
169 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. 181 Sobre la mentalidad ideológico-so-
cit., p. 148. cial, Negro Pavón, Dalmacio (1996), “Mo-
dos del pensamiento político”, loc. cit.
170 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
182 Véase Belloc, Hilaire (1945), El Estado
cit., p. 194.
servil, La espiga de oro, Buenos Aires.
171 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
183 (1975), Dopesa, Barcelona.
cit., pp. 147-58.
184 Véase Blair, Anthony (1998), La tercera
172 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
vía, El País, Madrid. Giddens, Anthony
cit., p. 31.
(1999), La tercera vía: la renovación de la so-
173 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. cialdemocracia, Taurus, Madrid.
cit., p. 2. 185 En la literatura foránea tiene interés
174 Actitud, por lo demás, profunda- Campi, Alessandro y Santambrogio, Am-
mente política y que recuerda al famoso brogio (1997), Destra / Sinistra. Storia e feno-
lema de Raymond Aron: «Sin ilusiones menologia di una dicotomia politica, Antonio
pero sin pesimismo». Véase Campi, Ales- Pellicani, Roma. Fernández de la Mora,
sandro (1999), “Raymond Aron e la tradi- Gonzalo (1999), “Derecha e izquierda hoy”,
zione del realismo politico”, Studi Peru- Razón Española, nº 96. Negro Pavón, Dal-
gini, nº 8, p. 218. macio (1999), “Ontología de la derecha y
LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE
la izquierda. Un posible capítulo de teolo- ruptura de los estadistas ingleses con los
gía política”, Anales de la Real Academia de hábitos mentales anteriores.
Ciencias Morales y Políticas, año LI, nº 76. 192 Véase Rüstow, Alexander (1933), “Die
186 Véase Stein, Lorenz von (1981), ob. Staatspolitischen Voraussetzungen des
cit., p. 28. wirtschaftlichen Liberalismus”, Schriften
des Vereins für Sozialpolitik, vol. CLXXXVII.
187 Véase Schmitt, Carl (1931), “Hacia el Ese texto se reeditó más tarde como «Li-
Estado total”, Revista de Occidente, mayo. beraler Interventionismus».
188 Véase Stein, Lorenz von (1981), ob. 193 También aportaron algo al debate
cit., p. 61. Luigi Einaudi (1942), “Economia di con-
189 Una buena exposición de este correnza e capitalismo storico. La terza
asunto, probablemente una de las últi- via fra i secoli XVIII e XIX”, Rivista di Storia
mas antes de que el problema de la tota- Economica, junio se trata de una ex-
lización de lo político fuese sustituido tensa recensión del libro de Röpke La cri-
por el del totalitarismo, en Conde, Javier sis social de nuestro tiempo; Salin, Edgar
(1942), Introducción al derecho político actual, (1942), “Ein Dritter Weg?”, Zeitschrift für
Escorial, Madrid, pp. 255-282. Constituye schweizerische Statistik und Volkswirtschaft; y,
un buen ejercicio intelectual confrontar finalmente, Mötteli, Carlo (1943), “Gibt
esas páginas con las de escritores como es einen dritten Weg?”, Neue Schweizer
Hannah Arendt y Jacob Leib Talmon, que Rundschau, marzo, y Mötteli, Carlo (1943),
tanto han influido en la interpretación “Die Schweiz und der dritte Weg”, Neue
politicológica de los regímenes totalita- Schweizer Rundschau, abril.
rios; respectivamente: (1998), Los orígenes 194 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
del totalitarismo, Alianza Editorial, Madrid, cit., p. 249, nota 1.
vol. III, y (1956), Los orígenes de la democracia 195 Véase Röpke Wilhelm (1947a), ob.
totalitaria, Aguilar, México. cit., p. 29.
190 Nos referimos a Weder Kapitalismus 196 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ídem.
noch Kommunismus (1919) y a Weder so noch 197 Véase Röpke, W. (1956), ob. cit., p.
so: Der Dritte Weg (1933). xiv.
191 Apurando la cita, prosigue Hecks- 198 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
cher: «Esto ha valido innumerables re- cit., p. 55.
proches a los estadistas de Inglaterra de
199 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
comienzos del siglo XIX. Y es innegable
cit., p. 31.
que su conducta, mejor dicho, su pasivi-
dad, influyó en el modo y en el sentido 200 Su programa de reforma seguía
como se desarrollaron las cosas». Véase siendo, empero, el mismo.
Heckscher, Eli F. (1983), ob. cit., p. 455. 201 Véase Mises, Ludwig von (1996),
Aunque tardíamente, un libro de 1938 de “The Middle-of-the-Road Policy leads to
H. MacMillan (The Middle Way) marcó la Socialism”, en ob. cit.
LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE
202 Véase Röpke, Wilhelm (1949), La cri- en realidad semántica, pues lo que
sis del colectivismo, Emecé, Buenos Aires, Röpke no aprueba es el experimento del
p. 21. colectivismo totalitario, sea bruno o
203 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. rojo. Sobre esta temática resultan clarifi-
cit., p. xvi. cadoras algunas páginas de Maschke,
Günter, “Zum Leviathan von Carl Sch-
204 Véase Röpke, Wilhelm (1949), ob.
mitt”, en Schmitt, Carl (1982), Der Le-
cit., p. 27.
viathan, Hohenheim, Colonia, pp. 227-
205 Véase Röpke, Wilhelm (1949), ídem. 242. También las de Julien Freund sobre
206 Véase Röpke, Wilhelm (1949), ob. la doble conceptualización del «totalen
cit., p. 30. Staat» en el pensamiento schmittiano.
207 Véase Molina, Jerónimo (2001), Véase Freund, J. (1978), “Vue d’ensemble
“¿Merecería el liberalismo económico te- sur l’oeuvre de Carl Schmitt”, Revue
ner futuro político?”, Veintiuno, n° 48. Européenne des Sciences Sociales, tomo XVI,
nº 44, pp. 30-31. Galli, Carlo (1996), Ge-
208 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. cit. nealogia della politica. Carl Schmitt e la crisi del
p. 318, nota 13. pensiero politico moderno, Il Mulino, Bolonia,
209 Para esto tiene interés Molina, Jeró- cap. XIII.
nimo (1999), Julien Freund, lo político y la po- 213 Véase Röpke, Wilhelm, La crisis social
lítica, Sequitur, Madrid, pp. 192-202. de nuestro tiempo, p. 246. Cfr. Schmitt, Carl
210 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob. (1932), “Gesunde Wirtschaft im starken
cit., pp. 192-3. Staat”, Mitteilungen des Vereins zur Wahrung
211 La generalización de las leyes-me- der gemeinsamen wirtschaftlichen Interessen in
dida y la mitificación de la constitución- Rheinland und Westfalen, nº 1.
pacto constituye el fenómeno jurídico tí- 214 Esta distinción, expresión mayor del
pico de las sociedades pluralistas en las Jus Publicum Europaeum, esencializa la
que se ha agotado el ciclo político del «neutralización de la política» y, así-
mando. Véase Schmitt, Carl (1992), Teoría mismo, el principio liberal de separación
de la Constitución, Alianza Editorial, Ma- de lo político y lo económico. A todo ello
drid. Para la noción de ciclo político Mi- atribuía Röpke el éxito de la política y la
glio, Gianfranco (1988), “Pluralismo”, en economía liberales sobre el «cesaroeco-
op. cit., vol. II. También Miglio, Gian- nomismo», reinventado en el colecti-
franco (2000), “La monocracia”, Hespérides, vismo contemporáneo. Véase, por ejem-
nº 20. plo, Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., pp.
212 El Estado fuerte de Röpke coincide 133 sq.
con la idea del Estado total de Carl Sch- 215 Véase Oppenheimer, Franz (1997),
mitt. Sin embargo, dada la temprana The State, Fox & Wilkes, San Francisco. En
confusión que se impuso en torno a este esto consiste la teoría oppenheimeriana
último, el economista se manifestaba de la superposición de lo político y lo
contrario al Estado total. La cuestión era económico, muy influyente sobre la tra-
LA TERCERA VÍA
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dición austriaca. En todo caso, es muy nal, si prevalece la convicción (...) de que
anterior la famosa definición del Estado la política sólo ha de moverse en torno a
de Bastiat: «Grande fiction à travers la- la idea de que no hay más que amigos y
quelle tout le monde s’efforce de vivre enemigos?». Röpke, Wilhelm (1959), ob.
aux dépens de tout le monde». Véase cit., p. 51.
Bastiat, Frédéric (1873), Sophismes économi- 217 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 53.
ques, Guillaumin et cie, París, tomo I,
p.332. Mucho más accesible es la antolo- 218 Véase Maritain, Jacques (1945), Prin-
gía Bastiat, Frédéric (1983), Ouvres écono- cipios de una política humanista, José Mª Ca-
miques, P. U. F., París. En aquel pensa- jica, Puebla, p. 239.
miento de Bastiat, más que en la teoría 219 Véase Maritain, Jacques (1945), ob.
de Oppenheimer, se inspira la acerba crí- cit., p. 246. El propio Röpke escribió que
tica de Röpke al Welfare State. Véase por «ser maquiavelista equivale a apostar
ejemplo: Röpke, Wilhelm (1969), “Rob- contra el tiempo». Véase Röpke, Wilhelm
bing Peter to Pay Paul: On the Nature of (1959), ob. cit., p. 54.
the Welfare State”, en Against the Tide. 220 La misma denuncia en un clásico in-
Röpke sostiene que, en última instancia, comprendido fechado en 1943: Burnham,
la redistribución es una especie de so- James (1953), Los maquiavelistas. Defensores
fisma económico. Cfr. Rothbard, Murray de la libertad, Emecé, Buenos Aires.
N. (1996), For a New Liberty. The Libertarian
Manifesto, Fox & Wilkes, San Francisco. El 221 Véase Aron, Raymond (1995), “La
economista norteamericano, quien por querelle du Machiavélisme”, en Machiavel
cierto lleva al límite la distinción entre et les tyrannies modernes, Fallois, París, p.
medios económicos y políticos postu- 393. También Molina, Jerónimo (1997),
lando el «nonaggression axiom» (ob. cit., “La supuesta apoliticidad del libera-
p. 23), entiende que la redistribución de lismo”, en Sanabria, Francisco y Diego,
la riqueza operada por Estado de Bienes- Enrique de (ed.), ob. cit., pp. 118-9.
tar ni siquiera admite la comparación tó- 222 Véase Röpke, Wilhelm (1959), ob.
pica con Robin Hood, el bandido bene- cit., p. 58.
factor, pues estima que el efecto redistri- 223 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
buidor opera preferentemente por tra- cit., pp. 147-52. Especialmente Röpke,
mos de renta («the redistribution is Wilhelm (1960a), ob. cit., p. 176 sq.
within income categories; some poor are
forced to pay for other poor», ob. cit., p. 224 La tragedia del liberalismo alemán,
162). aunque se perfila ya en 1815 y 1830, se
inició oficialmente con el fracaso de la
216 «¿De qué valen, en realidad, todos constitución de un Estado nacional entre
los tratados internacionales y los llama- marzo de 1848 y marzo de 1849. La obse-
mientos a los pueblos para que renun- sión por la fundación del Estado-nación
cien a una parte de su soberanía en aras provocó el abandono de los principios
del superior interés del orden internacio- más genuinamente liberales. Vióse así
LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE
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drews & Mc Meel, Kansas City. Especial- chaza frontalmente la alegría con que el
mente Rothbard, Murray N. (1964), Man, público se lanza a las compras a plazos,
Economy, State. A Treatise on Economic Princi- expresión de una «forma antiburguesa
ples, Van Nostrand, Princeton, cap. X. Se- de entender la vida». Véase Röpke, Wil-
gún Rothbard, la manía antimonopolista helm (1960a), ob. cit., p. 142.
proviene de la confusión entre libertad y 239 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
abundancia (ob. cit., p. 580). Según Mi- cit., p. 158.
ses, el monopolio puede producirse por
motivos netamente económicos en el 240 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
caso de demandas inelásticas; Rothbard, cit., p. 19.
sin embargo, expresaba su perplejidad 241 Véase Belloc, Hilaire (1945), ob. cit.,
ante dicha teoría, pues no encuentra de p. 167.
recibo culpar al productor de la inelasti-
242 Véase Belloc, Hilaire (1936), An Essay
cidad de una curva de demanda con-
on the Restauration of Property, The Distribu-
creta. En suma, el monopolio constituye
tist League, Londres. Mas en el prólogo a
un simple problema de libertad econó-
la tercera edición de The Servil State ya re-
mica; donde ésta no existe o se violenta
fiere que «de no restaurar la institución
aparece aquél como una «concesión o
de la propiedad nos veremos abocados a
privilegio especial otorgado por el Es-
restaurar la institución de la esclavitud;
tado, determinando el cierre de un área
no hay tercera vía». Véase Belloc, Hilaire
de la producción en beneficio de un indi-
(1927), The Servil State, Constable, Lon-
viduo o un grupo». Véase Rothbard, Mu-
dres.
rray N. (1964), ob. cit., p. 591.
243 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
231 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 20. También Molina, Jerónimo
cit., p. 33.
(1999), “El Estado servil”, Razón Española,
232 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. nº 96.
cit., pp. 33-41.
244 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
233 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. cit., p. 166.
cit., p. 36.
245 Véase Jünger, Ernst (1993), El trabaja-
234 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. dor. Dominio y figura, Tusquets, Barcelona,
cit., p. 37. p. 61.
235 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. 246 Véase Jünger, Ernst (1993), ob. cit., p.
cit., p. 40. 89.
236 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ídem. 247 Véase Jünger, Ernst (1993), ob. cit., p.
237 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob. 172.
cit., p. 132. 248 La cultura, afirma categórico el escri-
238 Véase Sombart, Werner (1993), ob. tor holandés, «se desarrolla en el juego y
cit., pp. 115 sq. Röpke, por ejemplo, re- como juego». Véase Huizinga, Johan
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(1972), Homo ludens, Alianza Editorial, 253 Messner habla, en este sentido, de la
Madrid, p. 205. generalización de una «histeria pensio-
nista», reivindicativa de ingresos sin con-
249 Tal vez por ello escribe Huizinga que trapartida. Messner, Johannes (1976), ob.
en la «cultura moderna apenas si se cit., p. 146.
juega y, cuando parece que juega, su
juego es falso». Véase Huizinga, Johan 254 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
(1972), ob. cit., p. 244. cit., p. 193.
255 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
250 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. cit., p. 191.
cit., p. 95-6, nota 18.
256 La propiedad plural o varia, que Ha-
251 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. yek tomó de Henry Maine, implica una
cit., p. 167. valoración positiva de su difusión en la
sociedad. Véase Hayek, Friedrich A. von
252 Por ejemplo: Messner, Johannes (1991), Los fundamentos de la libertad, Unión
(1976), La cuestión social, Rialp, Madrid. Editorial, Madrid, p. 169, nota 8.
También Pieper, Josef (1979), El ocio y la
vida intelectual, Rialp, Madrid. Para Mess- 257 Según Röpke, la familia ha sido redu-
ner, uno de los grandes problemas cida poco a poco a una mera unidad de
contemporáneos ha sido la transforma- consumo, expediente a la medida de
ción operada en la mentalidad del traba- quienes persisten en razonar como ma-
jador, quien ha sustituido la seguridad croeconomistas.
basada en la propiedad por la seguridad 258 Véase Röpke, Wilhelm, (1956), idem.
social de provisión estatal. Véase Mess- 259 Espirituales y morales, pero también
ner, Johannes (1976), ob. cit., pp. 463-4. demográficas, tecnológicas y político so-
El profesor Pieper, con mayor sofistica- ciales e institucionales. Véase Röpke,
ción filosófica, se interrogaba sobre «si Wilhelm (1947a), ob. cit., p. 18.
el mundo del hombre se agota con ser
un mundo de trabajo, si el hombre con- 260 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
siste simplemente en ser funcionario, cit., pp. 80-1.
trabajador, si la existencia humana ad- 261 Véase Röpke, Wilhelm (1959), ob.
quiere su plenitud siendo exclusiva- cit., p. 207.
mente existencia que trabaja cotidiana- 262 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
mente». Véase Pieper, Josef (1979), ob. cit., p. 165.
cit., p. 37. Pieper tiene páginas especial-
mente luminosas sobre la proletariza- 263 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
ción, que define como una vinculación cit., p. 168.
general al proceso productivo, hasta el 264 Decía Röpke que el tedio constituye
punto que «agota el espacio vital del una enfermedad del espíritu típica-
hombre que trabaja». Véase Pieper, Josef mente actual. Röpke, Wilhelm (1960a),
(1979), ob. cit., p. 58. ob. cit., pp. 102 sq.
LA TERCERA VÍA
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265 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. 267 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 146. cit., p. 66.
266 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. 268 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 9. cit., p. 141.
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