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Jerónimo Molina Cano

LA tercera vía
en wilhelm röpke

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Jerónimo Molina Cano

LA TERCERA VÍA EN WILHELM RÖPKE


abril 2001
© Instituto Empresa y Humanismo
Universidad de Navarra
ISSN: 1139 - 8698
Depósito Legal: NA 638/87
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, S. A.
Diseño y producción: ENLACE Comunicación Multimedia
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Índice
I. POLÍTICA SOCIAL Y ECONOMÍA POLÍTICA: DESENCUENTROS,
EQUÍVOCOS, CONVERGENCIAS .......................................................................... 5
1.1. Giros epistemológicos del saber económico .......................................... 6
a) Oeconomie politique .................................................................................. 6
b) Socialpolitik .............................................................................................. 8
1.2. Del Methodenstreit a la Soziale Marktwirtschaft .................................. 11
a) Teoría e historia ...................................................................................... 13
b) Praxeología y economía humana .............................................................. 16
II. WILHELM RÖPKE, ECONOMISTA A CONTRACORRIENTE ........................ 20
2.1. Semblanza personal e intelectual .......................................................... 20
a) Configuración de su pensamiento (1919-1933) ........................................ 21
b) La etapa turca (1933-1937) ................................................................... 27
c) Plenitud intelectual (1938-1945) ............................................................. 30
d) Reconocimiento internacional (1946-1966) .............................................. 33
2.2. Recepción de su pensamiento en España ............................................ 36
2.3. Crítica del «economicismo» ................................................................... 37
a) Planteamiento histórico del problema, o cómo se vino en expulsar al hombre
de la economía ........................................................................................ 37
b) ¿Producir cosas o producir valor? ............................................................. 40
III. LA TERCERA VÍA COMO POLÍTICA SOCIAL ................................................ 43
3.1. Tercera vía e intervencionismo liberal ................................................... 46
a) Totaler Staat y Dritter Weg ..................................................................... 48
b) La tercera vía como síntesis de libertad y orden .......................................... 50
c) El intervencionismo liberal o la dignidad del orden político ........................... 53
c.1. Intervenciones conforme y no conforme ............................................... 56
c.2. Política económica positiva y política social .......................................... 57
3.2. Metas e imperativos del humanismo económico ................................ 59
a) Desproletarización ................................................................................... 60
a.1. Crítica del trabajismo ....................................................................... 61
a.2. Restablecimiento de la propiedad ....................................................... 62
b) Desmasificación ...................................................................................... 64
b.1. Homo insipiens gregarius ................................................................. 64
b.2. Filosofía social de la descentralización ................................................. 65
IV. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................ 67
4.1. Wilhelm Röpke ......................................................................................... 67
4.2. Bibliografía secundaria ........................................................................... 68
NOTAS .................................................................................................................. 73

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Nota Biográfica
Jerónimo Molina (1968) es Doctor en Derecho y Máster en Adminis-
tración Pública por el IUOG y el INAP. Profesor de Política Social en la
Universidad de Murcia desde 1992. Ha realizado investigaciones en la Uni-
versidad de Ciencias Humanas de Estrasburgo en 1994 y 1995.
Autor de los libros Julien Freund, lo político y la política (Sequitur, 1999)
y La política social en la historia (DM, 2000). Ha publicado una decena de
artículos y notas sobre el realismo y el liberalismo políticos en diversas revis-
tas españolas e italianas.
Actualmente es Secretario de la Sociedad de Estudios Políticos de la
Región de Murcia, de cuya colección «Realismo Político Hispánico» está
encargado.

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I. POLÍTICA SOCIAL Y ECONOMÍA POLÍTICA:


DESENCUENTROS, EQUÍVOCOS, CONVERGENCIAS

La historia de la política social traordinaria estatización de la


teórica resulta inseparable de los economía1. Los efectos de aquella
avatares metodológicos de la cien- incuria tal vez hubiesen sido me-
cia económica. No siempre adver- nores de no haberse empleado con
tido, creemos que se trata de un éxito tantos esfuerzos para separar,
hecho indiscutible. En países co- abusando de su realidad, la re-
mo Alemania, la Nationalökonomie o, flexión sobre lo político y lo econó-
más tarde, la Volkswirtschaft y la So- mico. De ello ha resultado la insti-
cialpolitik constituyen la faz doble de tucionalización por vía universita-
un mismo fenómeno, a saber: la ria de las tendencias cratológicas
ruptura epistemológica experi- del saber político moderno
mentada en el seno de uno de los teoría política positiva, Political
saberes más genuinamente moder- System y una desubstanciación
nos, la economía política (Staats- del pensamiento económico
wirtschaft). Este fenómeno ha tenido economía matemática, Econo-
largas consecuencias históricas, metric Methods  . No podremos
pues no en vano representa una de
ocuparnos aquí, pues no es nues-
las líneas de avance de la muta-
tro objeto, del balance teórico de
ción del pensamiento moderno,
la ciencia económica moderna,
desencadenada oficialmente al
mas debemos aprovechar la oca-
proclamarse en el año 1848 la Re-
sión para recalcar algunas nocio-
pública social francesa.
nes cuyo trasfondo filosófico in-
Dejando a un lado círculos inte- coamos en otro lugar2 y que, según
lectuales minoritarios (realismo creemos, resultarán imprescindi-
político, ordoliberalismo), apenas bles para una buena comprensión
si se repara hoy, al menos como el de la tópica intelectual que nutre
caso merecería, en la íntima vincu- la llamada «tercera vía», que tanta
lación de los saberes político y importancia tiene en el pensa-
económico. Paradójicamente, miento social del economista ale-
nuestra época ha conocido una ex- mán Wilhelm Röpke.

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1.1. Giros epistemológicos del sión a lo que podría denominarse,


saber económico con no poco provecho para la cien-
cia económica, «ruptura episte-
a) Oeconomie politique
mológica» marcada por la obra de
Lo primero que conviene desta- Antoine de Montchrestien de 1615
car es que el pensamiento econó- titulada Traicté de l’Oeconomie politi-
mico no ha descrito nunca algo pa- que. Se trata de la primera ocasión
recido a una trayectoria recta hacia en que se utilizó la expresión eco-
su constitución en una moral science nomía política. Probablemente,
o incluso, en algunos supuestos Freund se excedía en la considera-
disparatados no muy lejanos, en ción de las virtudes de aquel trata-
una natural science 3 . La obsesión do económico5. Sin embargo acer-
cientificista, propagada como una tó plenamente al conectar la ac-
infección sobre todo a finales del ción política y la acción económica
siglo XIX, no le ahorró a la econo- desde el punto de vista del giro
mía política las penalidades por histórico que supone la aparición
erigirse en lo que Joseph A. del Estado moderno6. Naturalmen-
Schumpeter denominó, muy acer- te, la relación del Estado y el capi-
tadamente, Economic Analysis4. talismo, las «grandes estructuras
Descartada esa pretensión de concentracionarias de la Edad mo-
«cientificidad», al menos como se derna»7, constituye un tema histo-
entiende hoy, en épocas anteriores riográfico clásico; el mérito del es-
a mediados del siglo XIX, la visión critor francés se refiere exclusiva-
del desarrollo del pensamiento mente al señalamiento de que la
económico ofrece una sugestiva terminología de Montchrestien hi-
transformación de los propios mo- zo visible al fin la economicidad in-
dos de pensar la economía como herente a la forma política moder-
actividad humana. El polemólogo na. En la perspectiva de una filoso-
francés Julien Freund, en su libro fía política de la historia, la imbri-
póstumo sobre L’essence de l’économi- cación constitutiva de capitalismo
que, se refirió a un detalle que po- y Estado explica en parte el desa-
cos estudiosos de las teorías eco- rrollo de la modernidad como un
nómicas han tenido en cuenta. «proceso» de totalización de lo
Concretamente, Freund hacía alu- político8.

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El Estado, que a la larga trans- ra la economía11. Desgraciadamen-


formó revolucionariamente, esto te, en un libro importante para el
es, subvirtió las estructuras en las pensamiento económico moderno
que estaba basado el modo de vi- como es The Economic Point of View,
da europeo vigente, propició un de Israel M. Kirzner, se echa en fal-
nuevo contexto para los órdenes ta la consideración de los enormes
económicos tradicionales que des- cambios inducidos por la mentali-
de la Grecia clásica se conocen co- dad estatal en la configuración de
mo oikonomia o economía domésti- la economía política. Para este
ca y crematística 9 . Hace más de economista, el Estado, y por exten-
cien años se refería a esto mismo sión lo político y su mundo de re-
Gustav Schmoller, en su artículo de presentaciones constituyen, des-
1893 «economía nacional, econo- de la óptica de la praxeología mi-
mía política y método»10. Dejando seana, equívocas analogías organi-
a un lado sus apreciaciones de or- cistas, incluso falsos conceptos
den filológico  vinculación del colectivos12.
οικοζ con la raíz alemana Wirt,
La difusión de la nueva termi-
Schmoller afirmó rotundamente nología de Montchrestien debió
que la constitución del Estado na- ser lenta e irregular en las distintas
cional moderno (Nationalstaat) de- lenguas europeas hasta generali-
terminó la aparición de la econo- zarse desde principios del siglo
mía política, lo mismo que la de XIX, o tal vez un poco antes, cuan-
las lenguas y las literaturas coetá- do probablemente la expresión fue
neas. La dimensión política del recuperada, mas entonces a partir
despliegue moderno de las estruc- de la voz inglesa Political Economy,
turas económicas fue considera- refrendada por el enorme prestigio
da, empero, como un aspecto se- de los economistas clásicos13. En
cundario de la economía política. Alemania tuvo circulación la termi-
Hizo falta que los juristas llamaran nología politischen Ökonomie14 , sin
la atención después de la I guerra embargo, dadas las condiciones
mundial sobre la «constitución particulares del espíritu alemán
económica» de los Estados para una cierta resistencia, al menos
que, desde distintos ángulos, se más acentuada que en otras nacio-
apreciase el valor de lo político pa- nes, a abandonar el modo de pen-

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sar ordinalista, tuvieron a la lar- parado de los órdenes conocidos


ga mayor aceptación Volkswirtschaft (familia, empresa, Estado).
o Nationalökonomie, más en contac-
to, por otro lado, con el espíritu b) Socialpolitik
del romanticismo15. Decía Schmo-
ller que la originalidad de la len- La voz Socialpolitik, cuyo conteni-
gua alemana al anteponer Volk a do fue durante algún tiempo muy
Wirtschaft había consistido en gene- disputado, no tiene un origen cla-
rar un nombre individual y, al mis- ro, aunque cabría fecharlo hacia
mo tiempo, colectivo, pues repre- mediados del siglo XIX18. Además,
senta la unión de todas las «eco- no ha sido infrecuente considerar-
nomías» de una nación. De modo la como un sinónimo de «cuestión
que la Volkswirtschaft es distinta a la social» (Johann K. Rodbertus) y
Staatswirtschaft, al mismo tiempo «reforma social» (Gustav Schmo-
que conceptualmente la abarca16. ller). Hizo así su aparición un nue-
vo concepto que, a falta de una
Teniendo en cuenta lo anterior adecuada comprensión de lo que
creemos que se apreciará mejor el supuso la irrupción de lo social en
giro epistemológico que supuso la sus diversas formas (democracia
aparición del concepto Socialpolitik social, sociedad industrial, movi-
a mediados del siglo XIX, adelan- miento obrero), se vinculó a la crí-
tándose varias décadas a lo que la tica ética de la economía política.
terminología económico-científica De modo que aun siendo econo-
consagró vagamente como econo- mista el especialista en política so-
mía social. Si la economía política cial (Sozialpolitiker), su vocación hu-
en su sentido prístino, a pesar de bo de orientarse a la lucha contra
los matices introducidos tardía- las injusticias históricas19. Como
mente por la Volkswirtschaft, signifi- era de esperar teniendo en cuenta
caba el reconocimiento de un con- este punto de partida, el pensa-
texto de la actividad económica miento de muchos de ellos gravitó
hasta entonces inédito17, el desa- sobre el problema de la distribu-
rrollo de la política social supuso ción de la renta. Consecuentemen-
también el anuncio de un nuevo te, se operó una curiosa moraliza-
ámbito económico o, si se prefiere, ción del saber económico para jus-
de un nuevo orden pragmático, se- tificar la modificación de los resul-

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tados del mercado, todo ello mez- mentales de método, sobre cier-
clado con la disputa académica so- tos fines generales y sobre cierto
bre las «leyes naturales de la número de reformas sociales ur-
economía» 20 . Schmoller, dando gentes»23.
por supuesto lo que había que ex-
A pesar de los esfuerzos teóri-
plicar si la «distribución» es un
cos de la Asociación presidida por
concepto económico o más bien
Schmoller, autodisuelta en diciem-
«sociológico»21, justificó el in-
bre de 1936 y reconstituida en
tervencionismo económico ape-
194824, lo cierto es que la política
lando a la existencia de una «co-
social todavía no ha podido des-
munidad moral»22.
prenderse de un cierto carácter
Debería aceptarse que, a pesar anfibológico; así, se la ha visto ali-
incluso del primado que la retórica neada indistintamente en el con-
científica y metodológica tenían texto de la sociología, la economía
para la Escuela Histórica, las con- y también el derecho. Mas ahora
secuencias teóricas que creyeron interesa tan sólo la dimensión eco-
deducir de sus investigaciones nómica de la política social, pues
ya hemos adelantado que su apari-
economistas como Schmoller te-
ción denunció el segundo de los
nían muy poco de «económicas».
grandes giros epistemológicos del
De hecho, la constitución en 1873
pensamiento económico25.
del Verein für Socialpolitik, como muy
bien supo ver Treitschke en los re- En ocasiones se ha afirmado
sultados del Congreso de Eisenach que la política social alemana no
(1872), no dejaba de ser un estí- fue sino una manifestación, siquie-
mulo para el socialismo. En cual- ra la más notoria, de la joven Es-
quier caso, la definición de la mi- cuela Histórica. Según la opinión
sión de la Asociación para la Políti- de Schumpeter, tratábase de una
ca Social era tan vaga como que respuesta singular a las exigencias
sus miembros, según uno de sus del nuevo espíritu económico, que
fundadores, «no están de acuerdo él mismo llegó a definir expeditiva-
sino acerca de la bancarrota cientí- mente como la «contracorriente
fica de la antigua economía políti- del liberalismo»26. El autor tenía
ca de abstracciones dogmáticas, razón, pero creemos que no «toda»
sobre ciertas cuestiones funda- la razón, pues al centrarse casi ex-

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clusivamente en el asunto del pro- pliamente las posibilidades de res-


greso de la economía científica27, puesta de la economía política de
terminó por dejar a un lado la gran Montchrestien o de la Staatswirts-
transformación epocal de la que es chaft, cuyo contexto natural no era
solidaria, en Alemania como en desde luego el Estado surgido de
pocos lugares, exceptuando tal vez la Revolución francesa30 , sino el
Francia, la Socialpolitik. Más allá de anticuado Estado de las dinastías
las polémicas científicas a las que nacionales, orientado todavía al
dio lugar y a las que después aludi- bien común y sometido a una ra-
remos, nos parece que la política zón peculiar (ratio status), así como
social ha respondido desde sus la Economic Society anglosajona. Se
orígenes a las determinaciones de fuerza, pues, la naturaleza de las
lo social, una nueva dimensión de la cosas cuando se quiere presentar
existencia colectiva que adquirió como algo evidente la continuidad
carta de naturaleza una vez que Lo- entre la economía política y la po-
renz von Stein hubo puesto en cir- lítica social. Instaladas en planos
culación sus opiniones acerca de distintos de la realidad, esa proxi-
las leyes del movimiento histórico, midad es de todo punto imposible,
fundadas en la dialéctica del Esta- incluso si sus cultivadores no se
do y la sociedad. De alguna mane- han apercibido de ello. Hubo in-
ra, la política social, que se insinúa cluso quienes creyeron, haciendo
en un libro tan sugestivo como pie en Sismondi, que la única dife-
Geschichte der sozialen Bewegung in rencia entre ellas se refiere al matiz
Frankreich von 1789 bis auf unsere de la crítica ética incorporada en la
Tage28, bajo la especie de la monar- política social. Como si aquella hu-
quía social, constituye entonces la biese estado ausente en el pensa-
única mediación posible entre la miento de Adam Smith, cuya me-
política del Estado (reino de la li- moria se funde con La riqueza de las
bertad) y la unidad de la vida utili- naciones, objeto de tantas críticas
taria o economía (reino de la nece- en la época, pero que fue autor
sidad)29. también de La teoría de los sentimien-
tos morales.
El conflicto entre la sociedad y
el Estado, según lo había plantea- Quizá ha contribuido a embro-
do von Stein, había rebasado am- llar las cosas el hecho de que se

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haya metido en el mismo saco la procede la «política económica»,


política social y la joven Escuela que finalmente, aunque otra cosa
Histórica, para lo cual, por lo de- parezca, es hoy una rama de la po-
más, había sobrados motivos. No lítica social32. Debemos insistir en
es el menos importante la doble que la Socialpolitik constituye la ex-
adscripción a una y otra de los eco- presión concreta de una época his-
nomistas de lengua alemana más tórica, que bien podría denominar-
representativos del último cuarto se, haciendo honor a la mentali-
del siglo XIX31. De esta manera se dad predominante y a su estructu-
generalizó la creencia, más tarde ra de realidad, la época de lo social o,
repetida acríticamente, de que la incluso, la época de la política social33.
política social no era, en último Desde la óptica del espíritu de la
análisis, sino uno de los escolios época, la justificación de una sepa-
del debate metodológico del grupo ración como la propuesta más arri-
historicista. Incluso un subproduc- ba entre la política social y la eco-
to de la politización y moralización nomía política parece justificada.
de la economía política. Así, un fenómeno «legislativo» o,
al menos, no estrictamente «jurídi-
Ahora bien, si no estamos equi- co», como el Derecho llamado
vocados, las condiciones ambien- pleonásticamente «social» no se
tales del siglo XX, época que los entiende en el contexto de la eco-
historiadores del futuro caracteri- nomía política, sino en el de la po-
zarán como la del ascenso del Es- lítica social.
tado total antítesis espiritual,
precisamente, de la Economic Society 1.2. Del Methodenstreit a la
propia de las sociedades sin Esta- Soziale Marktwirtschaft
do, resultan incompatibles con
la esencia de la economía política, Como quiera que no se puede
sobre cuya supervivencia científica pasar por alto que la economía po-
e intelectual cabe hoy albergar se- lítica y la política social han com-
rias dudas. Una forma de adaptar- partido, todavía en los años poste-
se a las nuevas realidades fue el re- riores a la II guerra mundial, un tra-
curso de los especialistas a una cu- tamiento muy próximo, cuando no
riosa inversión de términos, segu- idéntico, de los asuntos referidos a
ramente inconsciente, de la que sus respectivos estatutos cientí-

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ficos, tiene interés examinar lo que mía del bienestar, expresión


podríamos llamar la «lucha por el contemporánea del paradigma
punto de vista económico» y cuá- neoclásico. (2) Por otro lado, la de-
les han sido sus consecuencias. puración de los errores de la econo-
Desarrollada en gran medida por mía política y su conversión en una
escritores de lengua alemana, lo praxeología especial («cataláctica»),
más interesante de esta vasta representada por las aportaciones
«causa de los economistas» es que de la Escuela Austriaca (Austrian
en ella se ha puesto de manifiesto, Economics). (3) Finalmente, la reela-
finalmente, lo que separa a la eco- boración de los materiales históri-
nomía política de la política social, cos y teoréticos acumulados en el
siquiera indirectamente, a causa transcurso de las décadas anterio-
de la «deseconomización» y el res a la II guerra mundial; tarea es-
«desmantelamiento teórico» de ta sumamente delicada que, par-
esta última 34 . Ahora bien, dicho tiendo del pensamiento en órde-
esto habría que reconocer expresa- nes concretos, aspira a reunir de
mente que los avatares de la políti- nuevo al político social y al econo-
ca social han repercutido también mista político en un saber econó-
negativamente sobre el cuerpo mico refundado: la llamada econo-
científico de la economía política, mía social de mercado. El contexto
transformada en ocasiones en una intelectual de esta última tiene pa-
«doctrina social». Atendiendo a ra nosotros un interés especial,
sus consecuencias, el ejemplo más pues en él se encuentra una de las
notorio ha sido el «keynesianis- concepciones de la política social
mo». mejor fundadas, la economía a la
medida del hombre, la Humane Eco-
Una evaluación rápida de la si- nomy de Wilhelm Röpke.
tuación muestra las tres actitudes
fundamentales adoptadas desde Naturalmente, no pretendemos
los años 1940 ante la crisis general resumir en un párrafo los avatares
del pensamiento económico y po- de mas de cien años de disputas
lítico-social. (1) Por un lado, el científicas entre economistas,
amalgamamiento de lo económi- pues creemos que, a pesar de su
co-político y lo político social en aparente sencillez, la tricotomía
las distintas formas de la econo- que postulamos merece un estu-

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dio mucho más amplio. Este ten- na entre ciencias del espíritu y
dría forzosamente que hacer eco ciencias de la naturaleza, enfrentó
de las polémicas más notables, así a Vilfredo Pareto y Benedetto Cro-
el Werturteilstreit, cuyos protagonis- ce a propósito de la esencia de la
tas principales fueron Max Weber, ciencia económica38.
Werner Sombart y Eugen Philippo- Cada uno de estos debates
vich von Philippsberg, y cuyo clí- acentúa adecuadamente los térmi-
max tuvo lugar en la reunión del nos del conflicto entre economis-
Verein für Socialpolitk de 190935. En tas y escritores políticos sociales,
aquella ocasión, Weber y Sombart asunto académico no exento de
dirigieron duros ataques contra consecuencias prácticas cuando la
una ponencia de von Philippsberg crisis finisecular del Estado social
muy alejada de la regla de la «neu- reclama nuevamente, por utilizar la
tralidad axiológica». La misma, si expresión consagrada, una «eco-
no mayor importancia tuvo el de- nomía social de mercado». Por ra-
bate sobre el cálculo económico zones de oportunidad nos referire-
socialista, aunque a veces no estu- mos aquí únicamente al Methodens-
vo del todo claro si el diferendo se treit o disputa sobre el método.
refería a la imposibilidad absoluta
del socialismo en el sentido «so- a) Teoría e historia
ciológico» de la expresión miseana La polémica sobre el método
Gemeinwirtschaft o, más bien, a las (Methodenstreit) enfrentó durante al-
dificultades teóricas que excluyen gún tiempo al líder de los econo-
el cálculo económico socialista36. mistas alemanes, Schmoller, y al
Un examen completo de estos promotor de la Escuela Austriaca,
asuntos debería también incluir la Carl Menger. En ella se ventiló
polémica de Gustav Schmoller y esencialmente la orientación que
Heinrich von Treitschke sobre el in- debía adoptar la ciencia económi-
tervencionismo, oscurecida sin du- ca. Ante la disyuntiva teoría o his-
da por la iniciada cuarenta años toria, los rivales hicieron públicos
después por Mises y más centrada sus argumentos en cuatro episo-
en cuestiones de economía dios que se desarrollaron en poco
teórica37. O la que, recordando en más de un año, entre 1883 y la
cierto modo la dicotomía diltheya- abrupta conclusión del debate al

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año siguiente. Por eso resulta sor- les desarrollar la ciencia económi-
prendente que todavía en los años ca. Por entonces se había generali-
1950, la polémica fulgurante entre zado ya la opinión de que los eco-
M. N. Rothbard y Fritz Machlup y el nomistas clásicos habían realizado
antiguo discípulo de von Mises, T. el canon científico sólo muy imper-
W. Hutchinson, sonara a la disputa fectamente. Lo cual, siendo cierto,
antigua, si bien el cruce de artícu- no justificaba interpretaciones
los en abril y mayo de 1956 traía abusivas de sus errores. En esen-
causa directa en la metodología cia, Menger postuló en aquella
praxeológica puesta en forma por ocasión lo que llamó «método
Ludwig von Mises39. Y aún en 1982 compositivo» o «axiomático», se-
hacía notar entre nosotros Huerta gún el cual el corpus teórico de la
de Soto, a propósito de su examen economía política, concebida co-
de la crisis de la ciencia económi- mo una ciencia del espíritu (Geis-
ca, que «los fenómenos complejos teswissenschaft) o ciencia moral (Mo-
de la vida social, por estar produci- ral Science), podía desarrollarse de-
dos por una multiplicidad de facto- ductivamente a partir de ciertos
res inaprehensibles para la mente axiomas. Con esta premisa, a la
humana, no pueden verificar teoría que hay que añadir la proyección
económica alguna. Tales fenóme- del pensamiento del austriaco so-
nos, por el contrario, sólo pueden bre la teoría social (origen no in-
ser inteligibles y comprendidos si tencionado de las instituciones so-
se posee la teoría lógica previa que ciales, estudio de estas últimas a
nos proporciona la ciencia econó- partir del análisis de sus elemen-
mica, y que se obtiene por otros tos aislados), difícilmente se podía
procedimientos metodológicos»40. disimular un ataque frontal a la es-
cuela económica predominante en
Carl Menger había publicado en Alemania. Contra ella, en razón de
1883 un libro titulado Investigaciones su rechazo sistemático de lo que
sobre el método de las ciencias sociales y de llamaban la economía «abstracta»
la economía política en especial, en el de los clásicos, iba dirigido el libro.
que intentaba, como prolongación
de su Principios de economía política de Schmoller, a quien se menciona
1871, asentar ciertos principios poco en el texto, si bien desde
metodológicos, a partir de los cua- 1882 era el influyente catedrático

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de economía política de la Univer- tos enfrentados, el teórico y el


sidad de Berlín, respondió con una histórico44.
vehemente defensa de los postula- El debate perdió muy pronto in-
dos de la Escuela Histórica; la terés y no consiguió mover un ápi-
cual, según Menger, se había apar- ce la opinión de los partidarios de
tado de la fecunda línea de los Sa- uno y otro. Merece la pena no obs-
vigny, Niebuhr y en general la Es- tante destacar la glosa que Eugen
cuela Histórica del Derecho. Aun- von Böhm-Bawerk hizo de una re-
que el austriaco reconocía real- copilación de textos antiguos de
mente la necesidad de aunar las Schmoller publicada en 1896. En
investigaciones teóricas con la ellos, particularmente en la reseña
acumulación de material históri- de la discordia, halló la ocasión
co, Schmoller, aceptando por su para zanjar definitivamente la po-
parte idéntica equiparación, vióse lémica aportando un poco de sen-
impulsado a reivindicar el estatu- tido común. Así se presentó el sta-
to de la historia, llamada a colmar tus controversiae: «el objeto de la po-
lagunas seculares del conocimien- lémica no estriba en si el método
to, condición ésta del salto verda- adecuado es el histórico o el exac-
deramente teórico de la economía to, sino sencillamente en si junto al
política. De todo ello dio cuenta método fundamental de la investi-
Schmoller en una reseña de la obra gación económica, el histórico, so-
de Menger publicada en el mismo bre cuya legitimidad no cabe duda
año 188341. La rápida respuesta del alguna, se puede reconocer también
interpelado, que llegó en la forma como otro método igualmente fun-
de un librito epistolar, así como el damental el ‘aislante’ o ‘abstrac-
ulterior abandono de la discusión to’»45.
por parte de Schmoller42 pusieron Según Böhm-Bawerk, los eco-
fin bruscamente a un debate que nomistas históricos erraron al
pareció más bien producto de una identificar el método deductivo o
desgraciada confusión, aumentada dogmático con el desarrollado por
tal vez por el herido amor propio la economía clásica46. Así, al recha-
de los contendientes 4 3 . Decía zar aquél frontalmente, creyendo
Schumpeter que aquello no fue si- que se oponía a esta última, vinie-
no una cuestión de temperamen- ron a incurrir en los defectos que,

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 15


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

en algún caso con razón, atribuye- dología económica. Así pues, la


ron a los clásicos47. En último aná- idea, patrocinada por von Mises,
lisis, el método postulado por los de que la ciencia económica perte-
austriacos, conectado con el realis- necía a la matriz de las ciencias de
mo aristotélico, no es «aempírico» la acción humana presuponía una
sino todo lo contrario. ¿Acaso no crítica radical no ya a las premisas
son evidentes, se pregunta el au- de la Escuela Histórica, sino a todo
tor, las leyes de la utilidad margi- el paradigma neoclásico 50 . Los
nal y la preferencia temporal? cánones del nuevo programa para
¿Acaso no han sido denunciadas el saber económico quedaron ex-
por la experiencia cotidiana, lo puestos en La acción humana (1949)51,
mismo que el resto de axiomas pero desde ese momento los estre-
fundamentales de la Escuela Aus- chos límites del viejo debate fue-
triaca?48 Böhm-Bawerk todavía vol- ron ampliamente superados, inclu-
vió a ocuparse del asunto, poco so si Mises quería aludir directa-
antes de su muerte, para un revista mente a ellos en el título de su li-
de sociología francesa, pero en ri- bro de 1957 Teoría e historia52. Este
gor la última palabra estaba dicha. último, como se observa desde la
Nada menos que Werner Sombart introducción, constituye una causa
dejó sentenciado en 1929 que «to- general contra todas las formas del
do historiador que aspire a ser al- positivismo cientificista y sus con-
go más que un mero anticuario de- secuencias en el campo de las
be poseer una adecuada prepara- ciencias humanas.
ción teórica en los campos de in-
vestigación implicados por su tra- El ambicioso plan miseano, fun-
bajo», pues la «teoría es el prerre- dado en lo que Schumpeter deno-
quisito del desenvolvimiento minó el «individualismo metodo-
científico de la historia»49. lógico», constituye un intento de
refundación global del saber eco-
b) Praxeología y economía humana nómico, en el que lo social (das So-
zial), mas no lo societario necesa-
La configuración del punto de riamente (das Gesellschaftlich), dejó
vista económico según la praxeo- una profunda oquedad. Mises y su
logía alteró profundamente la escuela trazaron una clara línea de
esencia del debate sobre la meto- demarcación entre la economía

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

16 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

política y la política social, de ahí dicotómica de la economía. Para


el enorme interés científico que ello el autor urgía a una revisión de
han suscitado los economistas que la economía clásica; pero también
intentaron después administrar la a la evaluación de los deméritos de
reconciliación entre una y otra. No la «economía conceptual», a la
para volver a esquemas sincréticos que hacía responsable, en la figura
desusados53, sino para renovar una de Menger, de un dualismo que re-
cierta forma de pensar la econo- mite a la existencia de dos ciencias
mía, poniéndola a la altura del económicas56. El «empirismo» de
tiempo. Uno de los ejemplos más la Escuela Histórica, aunque inte-
notables lo encontramos en Walter lectualmente se justificaba como
Eucken, cuya gran obra de 1940, la reacción de Schmoller y sus dis-
Cuestiones fundamentales de la economía cípulos a los excesos de la econo-
política54, constituye su reconstruc- mía conceptualista, tampoco po-
ción personal del saber económi- día salir bien librado, pues el re-
co. chazo sistemático de la teoría
constituye una insensatez, siendo
Eucken siempre se había senti- aquella imprescindible para com-
do atraído por la disyuntiva entre prender la realidad.
las economías teórica e histórica,
si bien su opinión sobre los escri- Eucken vindicó entonces un
tores que la protagonizaron no era «pensamiento en órdenes (concre-
precisamente optimista. Escribió: tos)» para el saber económico. De
«En la nefasta disputa entre Men- esta manera, aunque no siempre
ger y Schmoller, ninguno de los se le ha reconocido, el catedrático
dos tenía razón, y la verdad tampo- de Friburgo pudo escribir una de
co está en el término medio. No las páginas más importantes de la
corresponden a la realidad econó- economía política contemporánea.
mica, ni el dualismo de Menger, Pues el pensamiento en órdenes li-
cuyo peligro percibió Schmoller, ni bera a la inteligencia económica
el empirismo de Schmoller, cuyo de las servidumbres de la «abstrac-
fracaso previó Menger»55. La reno- ción individualizadora» propia de
vación del saber económico debía los «tipos ideales»57 y muestra a
apoyarse en una verdadera supera- las claras que la economía se cons-
ción de la deformante visión tituye primariamente bajo especie

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 17


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de orden. No se trata, según Euc- burgo, el jurista Franz Böhm, autor


ken, del orden natural postulado de un libro definitivo sobre la di-
por los clásicos. Aquello, tal vez, mensión «creada» o «jurídicamen-
podría representar metafóricamen- te determinada» del mercado 62 ;
te (la «mano invisible» de Smith, la también muy próxima a Eucken es-
«colmena rumorosa» de Mandevi- tá la obra del sociólogo Alexander
lle) la concepción más moderna Rüstow, del que cabe mencionar
del mercado como un proceso de ahora su breve pero clarificador es-
información fluyente, pero en mo- tudio sobre las determinaciones
do alguno había que tomarlo co- político-estatales del liberalismo
mo realidad. El orden económico económico, original de 1933 y re-
es siempre un orden que se halla impreso en 1981 como «Liberaler
en estrecha dependencia de otros Interventionismus»63. ¿Qué decir
órdenes (jurídico, político, etcéte- de Alfred Müller-Armack, quien es-
ra). «Tales órdenes positivos po- poleado también por la dialéctica
drán ser malos, pero sin un orden historia-teoría desarrolló la cate-
es completamente imposible que goría de «estilo», para ser aplicada
tenga lugar lo económico»58. al estudio de la realidad
económica64? Todos ellos, con al-
La específica aportación del es- gunas diferencias que no afectan a
critor alemán al estudio de los sis- lo esencial, constituyeron la elite
temas económicos es su «morfolo- intelectual del grupo nucleado en
gía económica» 59 . Partiendo de la Universidad de Friburgo y que
que «todo el obrar económico se manifestó una sobresaliente activi-
basa en planes»60, que no es sino dad intelectual y social en defensa
otra forma muy sugestiva de expo- de lo que llamaron economía so-
ner el axioma austriaco, pero sobre cial de mercado (Soziale Marktwirts-
todo miseano, de la acción huma- chaft).
na, Eucken describió las dos gran-
des formas del orden económico: El común denominador de su fi-
la economía con dirección central losofía económica consiste en la
y la economía de tráfico61. Muy li- interrelación de todos los órdenes
gada a la obra euckeniana y, por humanos, sin excluir el político. Es
tanto, al pensamiento en órdenes, el orden político, justamente,
se encuentra la de su colega de Fri- aquel que debe responder del

LA TERCERA VÍA
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18 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

mantenimiento de los demás. No pulos directos de Ludwig von Mi-


tiene sentido, por tanto, la abusiva ses, desde Hayek a Kirzner. Existen
prevención intelectual contra toda empero profundas discrepancias
acción estatal por el mero hecho entre unos y otros; no siendo la
de ser «política» su naturaleza. menor de ellas una concepción di-
Hay determinaciones político-es- vergente del papel que debe des-
tatales de las que depende de jure y, empeñar lo político en la ordena-
más aún, de facto la continuidad del ción general de la economía.
mercado como institución artifi- Al grupo de Eucken, Müller-Ar-
ciosa. En última instancia, la orde- mack, Rüstow y demás también
nación económica constituye perteneció Wilhelm Röpke, quien
siempre un «problema político»65; tuvo un papel destacado en la re-
tal resulta ser el sentido del inter- construcción de la teoría económi-
vencionismo liberal rüstowiano. ca aportando, como premisa de la
En una visión de conjunto, la eco- misma, una incursión humanista
nomía social de mercado represen- hacia la filosofía y la sociología. De
ta un sólido intento de llevar la hecho, su concepto de la «econo-
economía política hasta un plano mía humana» presentóse como el
superior, en el cual se pueda «enla- resultado de la reprobación del pa-
zar otra vez con aquella política so- leoliberalismo y el colectivismo, en
cial incipiente, cuyo camino no fue la óptica de la crítica de la cultura,
debidamente proseguido y cuya más allá de la mera evaluación
eficacia histórica se perpetúa, sin económica teórica. En su idea de
embargo, hasta hoy»66. un orden económico a la medida
del hombre debía basarse la civitas
Cualquiera de los escritores ci-
humana.
tados merecería un estudio en pro-
fundidad de su obra, bastante des-
atendida sobre todo fuera de Ale-
mania. Según la opinión común,
su pensamiento se integra en el
acervo del neoliberalismo de la se-
gunda mitad del siglo XX, toman-
do parte decisiva en su reconstruc-
ción y novación junto a los discí-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 19


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

II. WILHELM RÖPKE, ECONOMISTA A


CONTRACORRIENTE
El economista Wilhelm Röpke nuo de excombatiente hasta el re-
nació frisando el siglo XX conocimiento internacional de las
(10.10.1899) en una aldea al sur de décadas de 1950 y 1960.
Lüneburger Heide (Schwarmstedt),
en las proximidades de Hannover. 2.1. Semblanza personal e
Sus primeros años estuvieron mar- intelectual
cados, sin duda, por la vida en el
entorno rural propio del norte de Todavía no contamos con un
Alemania. Los años de mocedad buen estudio bio-bibliográfico de
de quien fue hijo y nieto de médi- quien, en nuestra opinión, debiera
cos rurales dejaron en él una pro- figurar entre los economistas euro-
funda impronta, puesta de mani- peos más importantes del segun-
fiesto en el elogio de la vida senci- do tercio del siglo XX 67 . Ahora
lla en las pequeñas comunidades bien, esto tiene su explicación,
que de cuando en cuando aflora en pues tampoco ha sido mucha la
sus escritos filosóficos, sociológi- atención que los especialistas le
cos e, incluso, económicos. Estos han dispensado después de su
últimos constituyen, precisamen- muerte, acaecida en Coligny, cerca
te por ello, una excepción en el de Ginebra, el 12 de febrero de
gremio intelectual de los econo- 1966. Enciérrase una ardua para-
mistas, mucho más preocupados doja en el hecho de que quien fue-
desde finales de la I guerra mun- se uno de los economistas más leí-
dial, según resulta notorio, por las dos durante las dos décadas que
abstracciones economicistas y los siguieron a la II guerra mundial se
conceptos generales que por la di- haya visto eclipsado desde enton-
mensión humana de la actividad ces por un silencio denso, sobre
económica. A continuación nos todo fuera de los círculos ordolibe-
ocupamos de la personalidad cien- rales de lengua alemana. Apenas si
tífica de Röpke, desplegada en se le cita en los trabajos sobre la
cuatro grandes etapas, desde su evolución del pensamiento econó-
socialismo internacionalista inge- mico contemporáneo, lo que táci-

LA TERCERA VÍA
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20 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tamente le relega al desempeño de pueblos europeos. Aquellas gene-


un papel secundario en las corrien- raciones, como escribió Erich Ma-
tes actuales de la ciencia económi- ria Remarque en su libro inolvida-
ca. Por regla general, su nombre ble Sin novedad en el frente, «fue(ron)
resulta desconocido para las jóve- destruida(s) por la guerra, aunque
nes promociones de economistas, escapar(an) a las granadas»71. Mas
cuyo paso por las facultades euro- la gran guerra, la contienda que se
peas, con muy pocas excepciones,
creyó la última de las últimas, la
se limita al adiestramiento mate-
«der des der», vino sobre todo a
mático y estadístico. He aquí, una
poner fin a una forma de vida, a to-
vez más, la enorme potencia desfi-
guradora de la realidad que tiene do un mundo de representaciones
el «bibliografismo» 68 . El olvido, políticas, económicas, técnicas y
que aun siendo grave tendría expli- demás. Se ha repetido infinitas ve-
cación en el caso de los economis- ces: la declaración de guerra de
tas de profesión neokeynesiana, Austria a Serbia marcó, en efecto,
resulta imperdonable en el caso de la clausura formal del siglo XIX,
quienes se alinean en el «Nuevo que conoció muy pocas guerras
Liberalismo»69. después de la caída de Napoleón,
siendo estas, en todo caso, limita-
a) Configuración de su pensamiento das. El militarismo se convirtió en-
(1919-1933) tonces en la expresión más clara
de la nueva dimensión del Estado,
Wilhelm Röpke, como millares forma política profundamente re-
de jóvenes coetáneos suyos, formó
volucionaria que se enseñoreó de
parte de una de las generaciones
casi toda Europa a medida que se
europeas de más triste destino,
iba resolviendo la contienda en los
pues en la I guerra mundial hubo
de enfrentarse a un enemigo sin frentes ruso y francoalemán y que,
rostro humano transfigurado en finalmente, sancionó universal-
una verdadera «máquina de gue- mente la liquidación de la monar-
rra», animada por el élan de la mo- quía de los Hohenzollern, con la
vilización total70 y de cuyo gravísi- participación necesaria del ilumi-
mo alcance tardaron muchos me- n a d o p r e s i d e n t e Wo o d r o w
ses en hacerse conscientes los Wilson72.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 21


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

La guerra y la peculiar organiza- desiguales, y su espectro registra-


ción económica a la que obligó a ba todas las gradaciones posibles
los Estados, la famosa «economía entre el atroz optimismo de algu-
planificada» del «preußischer nos y el pesimismo irresponsable
Europäer» Walther Rathenau de otros.
(1867-1922)73, puso al descubierto
las amenazas que para las liberta- En el caso de Röpke, los cam-
des personales suponía aquello pos de batalla de la Picardía en
que Joseph A. Schumpeter deno- que se batió le determinaron, se-
minó, precursoramente, el Estado gún escribió años después, a que
fiscal («Steursstaat»)74. Sin embar- «si algún día llegaba a salir de
go, la guerra no fue la causa última aquel infierno, se dedicaría de por
de la gran mutación. Acaso, como vida para que esta no careciese
tantas veces se ha sugerido, de sentido a prestar su ayuda
limitóse a oficiar de «partera de la para impedir que se repitiese la ca-
historia»75. Los problemas de la ci- tástrofe, y, por encima de las redu-
vilización europea venían de atrás, cidas fronteras de su propio país,
gestándose ya en las largas conse- tendería la mano a cuantos coope-
cuencias de la Revolución de 1848, rasen al mismo fin»77. Volvió en-
la primera revolución socialista76. tonces a la vida civil determinado a
convertirse en «economista y so-
Era lógico empero, al menos en ciólogo, para poder así compren-
un primer momento, que la guerra der las causas de esta crisis y con-
se viese como el origen de todos tribuir a evitarla»78. Tiene no poco
los males. Mas muy pronto se miró interés recordar aquí la evolución
más allá de las atroces experien- intelectual del autor, que le llevaría
cias de los campos de batalla. Ante desde el socialismo pacifista ini-
todo, era preciso no acomodarse cial al liberalismo renovado que
en la añoranza securitaria de un muy lentamente se va configuran-
tiempo consumado. Así, lo más do en Europa gracias al magisterio
granado de la inteligencia europea de Ludwig von Mises, uno de los
se determinó a perseverar en el es- pocos economistas en activo que
tudio de las causas de aquella te- no sucumbió ni sentimental ni teó-
rrible crisis de dimensiones inter- ricamente a los intentos de institu-
nacionales. Los resultados fueron cionalizar la Kriegswirtschaft79.

LA TERCERA VÍA
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22 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

En un primer momento, Röpke se compadecían ni con sus deter-


estaba convencido de que la raíz minaciones empíricas ni con sus
del mal se cifraba en una sociedad realizaciones concretas. Una bue-
y unas elites corrompidas. Ahora na muestra de esta suerte de in-
bien, la sociedad susceptible de ta- coherencia intelectual, en la que
les degeneraciones (la guerra cri- ha sido pródigo desde entonces el
minal cuya figura representa el sol- siglo XX, era la equívoca actitud de
dado provisto de la granada de quienes siendo, por socialistas,
mano y la máscara antigás80; la or- antimilitaristas y pacifistas con-
ganización industrial asentada en vencidos, no se decantaban, como
el salario de máquina; la miseria por otro lado parecería lógico, a fa-
cíclica masiva; etc.) se asimilaba vor del librecambismo como me-
convencionalmente con el «capita- dio cooperativo y no violento de
lismo», con lo que la salida lógica ordenación de las relaciones inter-
para él y para miles de universita- nacionales. El socialismo, que ter-
rios sólo podía ser el «socialismo». mina configurándose siempre, ne-
«Si se quería dar una forma radical cesariamente, como un socialis-
a la protesta contra tal sistema,
mo nacional, presupone que las
protesta a la que nosotros, en
«fronteras nacionales tomarían un
nuestro juvenil ardor, nos sentía-
nuevo y preeminente sentido eco-
mos alentados, era casi lógico ha-
nómico»83... Sin embargo, la opi-
cerse socialista»81.
nión común tendía a identificar
Mas quiso ser Röpke, antes que con el capitalismo y, asímismo,
socialista, un economista serio y con el liberalismo toda forma de
realista, esforzándose por descu- nacionalismo económico belígeno.
brir en el voluntarismo (meramen- Naturalmente, las contradicciones
te reactivo) de la afirmación gene- de su generación se extendían
ral del socialismo la verdadera jus- también a la concepción de la polí-
tificación ético-científica de este tica interior, pues partiendo del
último82. Así pues, a poco que se precepto de imponer cuantas más
tuviese intención de profundizar restricciones mejor al poder del
en la reflexión sobre estos asun- Estado, a pocas lecturas que se tu-
tos, descubríanse los lugares co- viesen, fácilmente se imponía co-
munes sobre el socialismo que no mo una evidencia la genealogía li-

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 23


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

beral del principio de la limitación de temperamento le condujeron


de todo poder humano, particular- en muy poco tiempo a culminar
mente del estatal. Sin embargo, al- sus estudios de Derecho, Ciencias
gunos socialistas, según Röpke, se Políticas y Economía. En este pun-
habían habituado a apelar a ese to, puede afirmarse que uno de los
principio mientras se hallaban ex- grandes acontecimientos de su vi-
pulsados del poder, dilatando el da intelectual fue la lectura del li-
radio de acción del mando cuando bro de von Mises traducido al es-
eran capaces de usufructuarlo. Co- pañol como Socialismo y que proba-
mo decía un polemólogo francés, blemente constituye uno de los
se conoce que el poder es malo tratados más importantes sobre la
cuando lo detenta el enemigo y economía socialista: Die Gemeinwir-
bueno cuando son los conmilito- tschaft: Untersuchen über den Sozialis-
nes o uno mismo sus beneficia- mus, originalmente publicado en
rios. 192285. En esta obra se examinaron
en profundidad las condiciones y
A medida que el socialismo in- consecuencias del orden político,
ternacionalista iba haciendo cami- económico y moral postulado por
no, propiciándose en el trayecto la ideología socialista, uno de cu-
episodios tan increíbles como las yos corolarios sería lo que el eco-
famosas visitas a la Rusia soviética nomista austríaco denominó «des-
de los intelectuales socialistas eu- tructionism»86. Mises ampliaba así
ropeos, particularmente de los su incursión, hoy clásica, en la
franceses84, las dudas sobre la rec- controversia sobre la posibilidad
titud de las utopías colectivistas del cálculo económico socialista87,
afloraban públicamente. Ni siquie- elevándola a la categoría de una
ra el sentimentalismo pudo repri- teoría general de lo que denominó
mir que obrara sus efectos la expe- «Valuation without Calculation»88.
riencia de la libertad personal re-
cobrada por los excombatientes al Una vez conseguida la habilita-
reincorporarse a la vida civil. Antes ción como «Privatdozent» en la
o después, la libertad y la indepen- Universidad de Marburgo con su
dencia de espíritu habían de volver Habilitationsschrift sobre la coyuntura
por sus fueros. En cuanto a Röpke, c o m o c o n c e p t o c i e n t í fi c o -
su rigor científico y su honestidad económico89, Röpke impartió en el

LA TERCERA VÍA
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24 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

año 1922 su primer curso de eco- Reincorporado a la carrera uni-


nomía política, dedicación que in- versitaria, profesó en Jena hasta
terrumpió al año siguiente para in- 1928, fecha en la que su horizonte
corporarse como experto a la Co- personal e intelectual se vio am-
misión del Ministerio de Asuntos pliado por un importante viaje a
Exteriores alemán, encargada de los Estados Unidos, invitado por la
estudiar al problema de las repara- Fundación Rockefeller para impar-
ciones de guerra. Esta experiencia tir unas lecciones sobre la cuestión
agraria. Hasta ese momento,
resultó determinante para él, pues
Röpke ya se había hecho notar en
está en el origen de su monografía
las reuniones bianuales del Verein
de 1923 Die internationale Handelspoli- für Sozialpolitik, institución que to-
tik nach dem Krieg. El conocimiento davía era considerada como el
profundo de la realidad económica punto de referencia de la ciencia
internacional que alcanzó enton- económica para los escritores de
ces fue lo que hizo de Röpke uno cultura germánica90 . De vuelta a
de los grandes defensores contem- Alemania y tras una breve estancia
poráneos de un comercio interna- en Graz, fue llamado finalmente a
cional sin trabas. Su concepción de desempeñar la cátedra de econo-
un orden económico internacional mía política de Marburgo, en don-
basado en la libertad y cuyo refe- de ejerció hasta su exilio turco
rente inmediato se halla en la or- «por convicción propia» en 1933.
denación del comercio mundial En cualquier caso, la salida de Ale-
anterior a la I guerra mundial so- mania clausuró la época en la que
lidez del patrón oro, desarme aran- su pensamiento fue poco a poco
celario, etc., unido a otras consi- cobrando forma, evolucionando
desde el vago socialismo bienin-
deraciones de índole política le hi-
tencionado, pero ayuno de teoría,
cieron romper definitivamente con
de no pocos colegas suyos, a la de-
su ingenua profesión filosocialista.
fensa teleológica de la libertad
En este sentido, el mencionado económica.
texto sobre la política comercial
internacional de la I postguerra Ahora bien, la especulación teó-
puede considerarse la divisoria de rica röpkeana, en parte asentada
sus años juveniles. en la tradición de la economía de

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 25


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

mercado renovada por von Mises, experiencia de su fugaz participa-


no siguió la derrota trazada por el ción en la llamada comisión
discípulo de este último, Friedrich Braun, constituida en 1930 para lu-
A. von Hayek, quien en última ins- char contra la crisis económica.
tancia prescindiría de la considera- Esos trabajos le dejaron como im-
ción de las determinaciones de lo pronta una prevención intelectual
político sobre lo económico91. En- permanente contra toda forma de
cuéntrase aquí un aspecto suma- inflación, en su opinión uno de los
mente interesante del pensamien- grandes males de la economía del
to röpkeano, pues su actitud ante siglo XX y también una seria ame-
la política nos descubre las claves naza para la libertad. El segundo
de su esfuerzo por trascender la acontecimiento pertenece, sin du-
economía política, que el autor ur- da, al orden menor de los escritos
gía a transformar en un verdadero de circunstancias, pero no careció
humanismo económico. En efec- en absoluto de trascendencia. Nos
to, según Röpke, constituía un gra- referimos a sus manifestaciones
ve error ignorar la estrecha rela- públicas en contra del nacionalso-
ción existente entre los diversos cialismo de Hitler y sus adeptos.
órdenes humanos, particularmen-
te la propia del orden político y el En una alocución pública de
económico. Aquí debe radicarse, a 1930 que, bajo el título «Ein Sohn
todos los efectos, aquello que dife- niedersachsens an das Landvolk»,
rencia al liberalismo alemán de la dirigió a su paisanos de Baja Sajo-
II postguerra del neoliberalismo de nia, advertía que quienes pensaran
los profesores austriacos de eco- votar al Partido Nacionalsocialista
nomía y sus seguidores, particular- debían ser conscientes de las con-
mente los economistas nortea- secuencias de sus actos, pues se
mericanos92. trataba de un voto al caos contra el
orden94. Más tarde, ya con los na-
A sus variadísimas lecturas93 y a zis en el poder, pronunció un dis-
sus trabajos científicos habría aho- curso en Frankfurt (8.2.1933) en el
ra que añadir, como factores que que se atacaba duramente a los
también determinaron su biogra- partidarios del gobierno, ridiculi-
fía, dos acontecimientos muy con- zando su pretensión de regresar a
cretos. El primero de ellos fue la las «forestas vírgenes de Germa-

LA TERCERA VÍA
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26 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

nia» cuando lo que realmente se actividad institucional ¿qué repre-


necesita, dada la complejidad del sentó para su pensamiento lo que
entramado social, es una mayor podríamos denominar el «periodo
dosis de inteligencia y disciplina95. turco» de su biografía? La lejanía
geográfica no supuso en ningún
Todo ello le costó la separación
caso un apartamiento de las cues-
de la cátedra y, finalmente, la jubi-
tiones de máximo interés que se
lación forzosa anticipada por «mo-
discutían en Europa; en este senti-
tivos políticos» 96 . Röpke, suma-
do, Röpke seguía en contacto con
mente elegante e irónico en el esti-
las corrientes más vivas del pensa-
lo, resumía el caso para sus oyen-
miento. Prueba de ello es su pro-
tes de una conferencia pronuncia-
fundización en la teoría del ciclo
da en la Escuela Superior de Gue-
económico, asunto en el que ya in-
rra de Buenos Aires en el otoño
cursionó en la década anterior.
austral de 1960: «Combatí a Hitler.
Era yo profesor en Alemania en Continuando la línea trazada
1933, y entonces encontré que uno por la teoría del capital de Eugen
de los dos tenía que irse. Como él von Böhm-Bawerk y su discípulo
no se quiso marchar, yo tuve que Mises, el economista alemán re-
irme»97. elaboró y amplió su trabajo Krisis
und Konjuntur (1932), para publicar-
b) La etapa turca (1933-1937)
lo en inglés como Crises and Cycles99.
Respondiendo a una llamada de En esencia, la teoría röpkeana del
la Universidad de Estambul, donde ciclo económico, anclada en sus
el reformador Kemal Ataturk tuvo estudios sobre la formación del
gran interés, según es sabido, en capital100, refiere el origen de las
reunir a lo mejor del primer exilio crisis económicas a la expansión
académico alemán, se trasladó con de crédito del banco central, res-
su familia a Turquía98. En Estam- ponsable del exceso de inversio-
bul recibió concretamente el en- nes en bienes de capital. Tal vez lo
cargo de fundar y dirigir un Institu- más original de este estudio es la
to de Ciencias Sociales, que cons- afirmación de que también es po-
tituyó su contribución científica a sible, si no más probable, que se
la modernización de la sociedad produzca la sobreinversión en las
turca. Ahora bien, al margen de la economías socialistas, con lo que

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 27


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tampoco estas últimas estarían ca: la consideración del problema


exentas de los efectos del ciclo. esencial de la economía como acti-
Röpke se ufanaba en el detalle de vidad humana, es decir, el proble-
que en este trabajo suyo y en otros ma del orden o la «anarquía orde-
similares ya se habían lanzado las nada»103. Para el autor, según su-
primeras advertencias contra los giere en los dos primeros capítulos
efectos distorsionadores de lo que de la obra, el orden económico ten-
luego constituyó la cómoda políti- dría al menos cuatro premisas
ca keynesiana del ciclo económico, esenciales: una fenomenológica, el
polarizada por un terror generaliza- proceso de la formación de los pre-
do e irracional a la deflación cios; otra epistemológica, la utili-
postbélica. dad marginal. Sobre esta última
decía que se había levantado «todo
En cualquier caso, su obra eco-
el edificio de la moderna teoría
nómica más importante de este pe-
económica» 104 . Cabría además
riodo es probablemente su singular
atender a una premisa sociológica,
manual de economía política, re-
según la cual existen tres medios
dactado en 1936 a requerimiento
de una editorial vienesa y publica- para combatir socialmente la esca-
do en la primavera de 1937, titula- sez, a saber: una forma éticamente
do originalmente Die Lehre von der positiva (altruismo), una forma éti-
Wirtschaft101. En ella pretendía el au- camente negativa (violencia) y, por
tor fijar el status quaestionis del saber último, una forma éticamente neu-
económico, poniendo «unos quin- tral (intercambio económico). Fi-
ce años de experiencia pedagógica nalmente, puede considerarse tam-
universitaria al servicio de una obra bién en su obra una premisa
que justificadamente se considera- praxeológica, según la cual existen
ba necesidad imperiosa» 102 . De diversas formas de armonizar las
una manera clara y elegante, aleja- necesidades con las preferencias:
da por tanto de la pedantería aca- desde el sistema de economía co-
démica, Röpke desarrolló en aque- lectiva hasta el sistema de precios
llas páginas su concepción de la de mercado, pasando por las colas,
economía, apoyando sus investiga- los racionamientos o los sistemas
ciones en lo que consideraba pie- mixtos de precios máximos, pre-
dra angular de la ciencia económi- cios públicos y demás.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

28 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Cuando un economista se inte- «Estado fuerte», pues no cabe es-


rroga con seriedad sobre el proble- perar de Röpke una justificación
ma del orden económico, difícil- general de la politización de la
mente puede esquivar la depen- economía. En Lehre von der Wirtschaft
dencia que este último manifiesta se había expresado con suficiente
en relación al orden general de la claridad al respecto: «Se necesita
convivencia humana y, particular- un Estado fuerte que, de un modo
mente, al orden político. Röpke, imparcial y firme, esté por encima
que ya conocía las implicaciones de la lucha de los intereses econó-
económicas de unos órdenes tan micos» y defienda al capitalismo
politizados como el soviético y el de las prácticas restrictivas de los
nacionalsocialista, no podía sosla- capitalistas107. Mas la «economía
yar las determinaciones recíprocas fascista» representó realmente lo
de lo político y lo económico. El ya contrario a sus tesis. Ni siquiera la
mencionado Socialismo de Mises interesada utilización de la deno-
había examinado certeramente las minación “corporativismo”, idea-
consecuencias de una economía rio que Röpke tenía en buen
sin mercado. Su rigor y exhaustivi- concepto108, podía ocultar la reali-
dad admitían pocos apéndices105. dad del así llamado «Stato Corpo-
Tal vez por eso, adoptando un mé- rativo»; este último, decía, no era
todo de análisis similar, Röpke otra cosa que la institucionaliza-
abordó el estudio de la economía ción del «privilegio para poder
fascista en un artículo muy impor- arruinar la economía nacional que
tante de 1935: «Fascist Econo- se han reservado unos cuantos di-
mics»106. En aquellas páginas, es- letantes»109.
critas como acostumbraba, a con-
tracorriente, el autor hacía aflorar Los años de la Universidad de
las falacias de una supuesta «nue- Estambul no quedarían completos
va economía» que, según su pare- en esta sumaria exposición si no tu-
cer, nada nuevo tenía que aportar a viésemos en cuenta que en ellos se
lo ya experimentado. El artículo fraguó su «Trilogie», especialmente
tiene el interés añadido de que su primer volumen, Die Gesellschafts-
ayuda a perfilar su actitud ante el krisis der Gegenwart, publicada ya en
intervencionismo económico y el Suiza en el invierno de 1942.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 29


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

c) Plenitud intelectual (1938-1945) que por segunda vez veíase aboca-


Precedido por la fama de su li- do a una guerra de aniquilación.
bro sobre la teoría de la economía Su contribución a la causa de la ci-
política, que le hizo despuntar de- vilización europea no podía limi-
finitivamente como uno de los crí- tarse en esas circunstancias a la
ticos más relevantes del interven- apología de una concepción más o
cionismo económico en todas sus menos ingenua de las relaciones
formas y, asímismo, como un teóri- económicas internacionales, adap-
co liberal de primer orden, Röpke tada al patrón del viejo liberalis-
dio por terminada su misión en la mo. Tampoco cabía una recons-
Universidad de Estambul al recibir trucción social utilizando materia-
en 1937 un llamamiento del Insti- les provenientes del colectivismo,
tuto de Altos Estudios Internacio- mentalidad en buena medida res-
nales de Ginebra. Allí, en donde ponsable de la transformación de
pudo tratar fugazmente con von las naciones europeas en agresivos
Mises, impartió clases de econo-
colosos bélicos. En su opinión, las
mía internacional el resto de su vi-
guerras europeas imponían un
da. A pesar de haber tenido algu-
punto de vista hasta cierto punto
nos ofrecimientos para trasladarse
a los Estados Unidos, prefirió esta- inédito, pues los cambios que ha-
blecerse definitivamente en Suiza, bían provocado en las estructuras
nación que devino muy pronto su políticas, económicas y sociales,
segunda patria. obligaban al pensamiento a buscar
con radicalidad el origen del mal.
La neutralidad suiza le mantuvo
Ello excluía, pues, el recurso a los
relativamente aislado de los terri-
más que agotados remedios
bles acontecimientos europeos,
ideológicos del siglo XIX. Ni el vie-
desencadenados inexorablemente
por la invasión de Polonia el pri- jo liberalismo, lastrado por su «ce-
mero de septiembre de 1939. En guera sociológica», ni el pugnaz
medio de la catástrofe vinieron a «colectivismo», responsable de la
reforzarse sus profundas conviccio- masificación de la vida, eran la so-
nes europeístas, acentuándose al lución, antes bien constituían el
mismo tiempo su preocupación problema. Con este bagaje abordó
por el destino de un continente Röpke la elaboración de sus gran-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

30 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

des libros sobre la situación histó- de economistas y juristas alema-


rica de la civilización europea. nes habían cultivado desde el Con-
greso de Eisenach (1872). En este
En el decisivo invierno de 1942, sentido, el caso de Röpke es único,
mientras se combatía durísima- pues al contrario que a Mises y a la
mente en Stalingrado, apareció en mayor parte de sus discípulos no
suiza La crisis social de nuestro tiempo, le parecía que la política social pu-
un libro que es el «resultado de las diese despacharse tan expeditiva-
ideas que se ha ido formando un mente como estos últimos acos-
economista acerca de la enferme- tumbraban, viendo en ella única-
dad de nuestra civilización y del mente una interferencia de las
procedimiento para llegar a ven- operaciones de mercado112. La es-
cerla»110. En sus páginas ofrecía casa comprensión de los neolibe-
Röpke un lúcido análisis de la si- rales austriacos no ya únicamente
tuación del espíritu europeo, pro- de la política social, sino de la vi-
poniendo como remedio lo que al- sión humanista del ordoliberalis-
gunos otros antes que él ya habían mo se puso de manifiesto, antes
llamado «Dritten Weg». El autor se incluso del cisma de la Sociedad
refería, en efecto, a la tercera vía o Mont Pèlerin, en la condena mi-
tercer camino como a una suerte seana de las «Middle-of-the-Road
de mediación intelectual y empíri- Policies», en las que no se ve sino
ca que debía operarse entre el libe- una variedad suavizada de socialis-
ralismo individualista y el socialis- mo («intervencionism») que, a me-
mo colectivista, corolario de la dio plazo, conduce igualmente a
cual sería lo que enseguida llamó una sociedad estatizada113.
humanismo económico, es decir,
una nueva concepción de la econo- Ciertamente, la Sozialpolitik cons-
mía sometida a imperativos éticos tituye un repertorio de medidas
y jurídicos e integrada en una vasta que directa o indirectamente pue-
acción política configuradora de den ser susceptibles de alterar las
una ordenación social sana111. De condiciones de partida, los proce-
alguna manera, lo que Röpke esta- sos o los resultados del mercado;
ba proponiendo en el fondo era no tiene sentido, por tanto, negar
una concepción renovada de la So- su carácter intervencionista. Ahora
zialpolitik que varias generaciones bien, para Röpke, la política social

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 31


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

clásica podía tener una explicación política configuradora de una so-


satisfactoria si se la abordaba rea- ciedad bien ordenada116.
listamente desde el punto de vista
del orden de la convivencia huma- El último volumen de la trilogía,
na. La conocida preocupación publicado en 1945 (Internationale
röpkeana por las relaciones entre Ordnung - heute) y sometido, como
los distintos órdenes (político, los otros dos, a una importante re-
económico, moral, artístico, cientí- visión en ediciones posteriores,
fico, etc.) alineó su pensamiento constituye la culminación de sus
reflexiones desde el punto de vista
con el de los escritores más realis-
del orden internacional, que le pa-
tas. En este sentido no pueden
recía el verdaderamente decisivo;
perderse de vista las diferencias
no obstante había quedado para el
entre La crisis social de nuestro tiempo y
final pues, por otro lado, Röpke en-
el famoso pamphlet de 1944 Camino
tendía que los males que arrasaron
de servidumbre, de F. A. Hayek114. En el orden internacional se habían
cierto modo, la obra del escritor originado en el interior de los esta-
austriaco parecía ya entonces an- dos, cuyo insensato nacionalismo
terior a su tiempo115. propaló graves deformaciones de
la realidad. «Este orden de apari-
Como buen lector de Ortega y
ción de los libros, contradictorio
Gasset, Röpke se esforzó por man- en apariencia, refleja una determi-
tenerse en el nivel del tiempo, de nada interpretación de la verdade-
modo que nuevamente en 1944 ra naturaleza de la crisis interna-
entregó a las prensas otro libro, el cional. Contiene en sí una teoría
segundo volumen de la trilogía, determinada acerca de los oríge-
que tituló Civitas humana. Cuestiones nes y de las rutas que conducen a
fundamentales en la reforma de la socie- un nuevo orden internacional»117.
dad y de la economía. En él, de una Se equivocaban, por tanto, quie-
manera mucho más sistemática, nes se obstinaban en eliminar
retomaba los grandes asuntos del unas supuestas causas internacio-
invierno del 42, depurando su pen- nales de los conflictos recurriendo
samiento y dando forma a lo que a lo que irónicamente denominaba
poco después se conocería en Ale- Röpke el «conferencismo» interna-
mania como la Gesellschaftspolitik, o cional, que no es sino la manifes-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

32 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tación burocrática del normativis- rojo y negro120 . Así, refiriéndose


mo internacionalista118. La obra en Hayek a la aportación röpkeana a
cuestión retomaba en última ins- la causa contemporánea de la li-
tancia una de las constantes de su bertad, pudo resaltar «un don es-
pensamiento: la decadencia de la pecial suyo por el que nosotros,
economía mundial y sus efectos sus colegas, le admiramos espe-
sobre el orden social, tratada ya en cialmente, quizá por ser tan poco
su libro International Economic Disinte- frecuente entre intelectuales: su
gration, de 1942119. valor, su valor moral. Pienso no
tanto en su consciente exposición
d) Reconocimiento internacional (1946- al peligro, aunque tampoco se es-
1966) condía de él, sino en su valor para
La publicación de su trilogía oponerse a los prejuicios popula-
consagró a Wilhelm Röpke como res compartidos en un momento
uno de los más importantes críti- dado por personas bien intencio-
cos de la cultura; lo cual vino a su- nadas, progresistas, patrióticas o
marse a una competencia econó- idealistas. Hay pocas tareas más
mica fuera ya de toda discusión. desagradables —continuaba el
Pocos como él habían logrado una austriaco— que tomar partido
exposición tan realista y equilibra- contra movimientos que son se-
da de los desórdenes políticos, guidos de forma entusiasta, y apa-
económicos y espirituales, así co- recer como un alarmista señalando
mo de su alternativa, una econo- peligros donde los entusiastas no
mía humanizada al servicio de una ven más que buenas perspecti-
civitas humana. vas»121.

Llegó entonces el momento del Pero Röpke constituye también


reconocimiento internacional, un ejemplo de la renovación del
pues un escritor como Röpke re- pensamiento liberal, pues contri-
presentaba a la perfección el ideal buyó a que este último abandona-
de la resistencia intelectual frente se los tópicos del siglo XIX (paleo-
a la ideología y la propaganda, en liberalismo), poniéndolo en condi-
definitiva frente a la falsificación ciones de afrontar los nuevos
de la vida humana, sometida a du- desafíos históricos, caracterizados
ras pruebas por los totalitarismos por la necesidad imperiosa de ha-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 33


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

llar un nuevo principio ordenador samiento liberal. Aunque algunos


de la realidad. En un trabajo de es- detalles de la constitución de la
tas características al menos debe- sociedad todavía no se han hecho
ría mencionarse su participación públicos, es conocida la polémica
en la edición de revistas como Ordo entre Hayek y Röpke, acompañado
y Kyklos; la fundación de la Socie- este último por el mecenas Albert
dad Mont Pèlerin en 1947 y, por su- Hunold, a propósito de la filiación
puesto, el liderazgo intelectual del inicial y dirección del instituto con
grupo de la economía social de sede en Suiza125. Por diversas razo-
mercado («Aktionsgemeinschaft nes, uno y otro consideraban la so-
Soziale Marktwirtschaft»), compar- ciedad como algo propio126. Más
tido con economistas como Walter allá de un cierto prurito persona-
Eucken o Alfred Müller-Armack122. lista, la cuestión de fondo afectaba
Con respecto a esto último, es no- sin duda a una divergente concep-
toria la influencia del consejo de ción del liberalismo y el papel que
Röpke y sus colegas123 sobre la in- estaba llamado a desempeñar en
teligente política económica de las sociedades de la postguerra.
Ludwig Erhard, responsable direc-
Para la mayoría de los miembros,
to de lo que se llamó en los años
abanderados por von Mises, no ca-
1950 el «milagro alemán»124. Para
bía concesión alguna al interven-
un escritor económico una de sus
cionismo, ni siquiera bajo la su-
máximas aspiraciones bien pue-
gestiva formulación liberal acuña-
de ser contarse entre los moder-
da por Rüstow («Liberaler Inter-
nos «consejeros áulicos». Röpke,
de una u otra forma, siempre es- ventionismus»), y así lo hicieron
tuvo instalado en los aledaños del ver ya desde la reunión anual de
poder político, al servicio de una 1949, propiciándose una agria po-
causa. lémica entre el autor de La acción
humana y Walter Eucken127. Dos lí-
Mas en este periodo tiene un in- neas aparecieron pues claramente
terés singular su contribución a la delimitadas en el interior de la
fundación de la mentada Mont que, al menos durante algún tiem-
Pèlerin Society, que muy pronto se po, pudo considerarse vicariamen-
convirtió en la sede por excelencia te una Internacional Liberal. Los
de los mejores impulsos del pen- ordoliberales, para quienes los

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

34 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

neoliberales de inspiración terés de las elites por la economía


austríaca no representaban sino social de mercado. Sin embargo, la
una reedición del denostado pa- colonización de las ideologías eco-
leoliberalismo, viéronse pronto nomicistas del «estructuralismo
desplazados e incapacitados para latinoamericano»129 de Raúl Pré-
trazar una orientación distinta. To- bisch, apóstol del keynesianismo130,
do lo cual condujo a la ruptura en- y sus patrocinadores de la Comi-
tre unos y otros en la Asamblea de sión Económica para América Lati-
Turín de 1961128. na y el Caribe (CEPAL) alteró de-
masiado pronto las perspectivas
Los años 1950 y 1960 fueron, iniciales de un proceso que, a
según es notorio, los de la genera- grandes rasgos, fue analizado por
lización de las políticas keynesia- Röpke en un texto muy sugestivo
nas; tuvo lugar empero el éxito edi- de 1953: Unentwickelte Länder. Preci-
torial de los libros de Röpke. Nos samente, coincidiendo con su viaje
encontramos pues ante un escritor a Argentina, se imprimió en Bue-
llano y capaz de hacerse entender nos Aires en traducción española.
por un público amplio y no versa- En un breve prólogo para la oca-
do en economía. Este detalle le sión se interrogaba el autor sobre
abrió probablemente las puertas la situación económica del país
de muchas naciones en las que su que le acogía en estos términos:
magisterio solía ser reclamado. «¿Se trata realmente de un país
Viajero incansable, protagonizó subdesarrollado, o estamos ante
una importante gira de conferen- una nación que contó con un nivel
cias en 1957, que le llevó a México relativamente alto de desarrollo y
y Venezuela, y otra en 1960, invita- que fue arrojada por una política
do por distintas instituciones aca- económica errónea hasta el nivel
démicas y empresariales de Argen- de un país subdesarrollado?»131.
tina, Venezuela y Perú. Curiosa-
mente, los años en que el despe- La obra de Röpke ha sido tradu-
gue económico de aquellas nacio- cida a diversos idiomas y tratados
nes hispánicas parecía nuevamen- como su Die Lehre von der Wirtschaft a
te posible, después de verse más de catorce. El relativamente
frustradas las expectativas de los débil interés editorial y científico
años veinte, coincidieron con el in- que se registra actualmente por su

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 35


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

obra contrasta vivamente, según por la segunda edición suiza, y el


se indicó más arriba, con la situa- aún reciente en ese momento Civi-
ción de los años del desarrollo tas humana 134 . El autor de aquel
económico. No quiere decirse que artículo135 formaba parte de dos
su obra haya dejado de editarse132, instituciones decisivas para el fu-
pero, ciertamente, fuera de los turo de la inteligencia hispánica
círculos suizos y alemanes en los después de la guerra, a saber: la
que tanto se le respeta, su pensa- Facultad de Ciencias Políticas y
miento parece despertar más entu- Económicas y el cronológicamente
siasmo allende el Atlántico133. anterior Instituto de Estudios Polí-
ticos. Precisamente fueron tam-
2.2. Recepción de su bién economistas adscritos a las
pensamiento en España mismas quienes posibilitaron la
publicación de las traducciones es-
En nuestro país, probablemen- pañolas de algunas de las obras de
te, Röpke no fue conocido entre Röpke. Concretamente, la edito-
los especialistas hasta poco des- rial Revista de Occidente, a través
pués de la guerra civil. En contra- de su benemérita colección «Bi-
partida, puede afirmarse que uno blioteca de la Ciencia Económi-
de los primeros ensayos publica- ca»136, llegó a ofrecer hasta tres de
dos en Europa sobre la crítica de la sus grandes títulos: La crisis social de
cultura de Röpke apareció en Es- nuestro tiempo, en 1947137; Introduc-
paña. En efecto, en 1945 se publicó ción a la economía política, en 1955138;
en el Suplemento de política social de la y Civitas humana, en 1956139.
Revista de Estudios Políticos un elegan-
te texto de Luis Díez del Corral ti- La empresa del importante gru-
tulado «El hombre y lo colosal». po de profesores y economistas de
En él se recogía una primera Madrid, sobre la que ha aportado
aproximación al pensamiento del luz Velarde Fuertes140, vióse com-
economista alemán, según apare- plementada casi simultáneamente
ce en La crisis social de nuestro tiempo, por la labor meritoria de la Funda-
acusándose también recibo de sus ción Ignacio Villalonga, con sede
otros dos grandes libros hasta ese en Valencia. Esta fundación cultu-
momento: el clásico Die Lehre von ral, que se distinguió por el estu-
der Wirtschaft de 1937, que se cita dio y la difusión de la economía de

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

36 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

mercado, puso a disposición del su matematización. Por debajo de


público español las obras Organiza- la manía econométrica, estimula-
ción e integración económica internacio- da por la sustitución de la econo-
nal (1959) y Más allá de la oferta y la mía como actividad humana por el
demanda (1960)141. En cierto modo, Economic Analysis, el autor creyó
el testigo de aquella Fundación lo descubrir males profundamente
recogieron en los años 1970 la ma- arraigados. Uno de ellos es lo que
drileña Unión Editorial y, asímis- se conoce como «economicismo»
mo, los seminarios privados sobre o «economismo».
economía austriaca de los herma-
nos Joaquín y Luis Reig Albiol, en a) Planteamiento histórico del problema,
el domicilio de este último142. Ahí o cómo se vino en expulsar al hombre de
se encuentra el germen de la lla- la economía
mada Escuela Austriaca de Ma-
drid. La crítica de Röpke al economi-
cismo tiene una doble raíz, teórico-
En cuanto a los estudios sobre
económica y filosófico-cultural. No
el pensamiento del economista
resulta admisible, según él veía las
alemán afincado en Suiza, consti-
cosas, la reducción de la economía
tuye una referencia obligada en
a una disciplina reguladora de la
lengua española, el importante tra-
mera productividad técnica. Bien
bajo de Andreas A. Böhmler sobre
es cierto que durante la época mo-
la filosofía política y social del or-
derna ha fluctuado continuamente
doliberalismo, en el que se hace
la opinión común acerca de lo
particular hincapié en la obra de
constitutivamente económico de
Röpke143. Sin embargo, no deja de
la economía. Un estudio somero
representar un caso aislado144.
haría aflorar una sucesión de crite-
rios que, arrancando de la «rique-
2.3. Crítica del «economicismo»
za» imputada a las monarquías,
El pensamiento de Röpke tiene al Estado, a la nación, a las clases
como referente ineludible el cues- o a los individuos arribarían, en
tionamiento de una cierta forma décadas recientes, hasta la genera-
de entender la economía que se ha lización de las ideas sobre el
impuesto a lo largo del siglo XX, «bienestar» como meta última de
sobre todo como consecuencia de la economía. El espíritu europeo

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 37


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ha conocido entretanto la equipa- dad económica, concentrada ex-


ración de la actividad económica clusivamente en la vida utilitaria.
con el lado oscuro, bajo o incluso Liberales y antiliberales, me-
fúnebre del ser humano. Sobre to- diado el siglo XIX, mostrábanse de
do cuando, de un lado Thomas acuerdo en las premisas de la ac-
Carlyle y de otro John Ruskin, ha- ción económica, aunque discrepa-
ciendo de precursores de los «inte- sen de las consecuencias éticas
lectuales anticapitalistas»145, pre- imputables a las mismas. Para
gonaron que la economía política, unos el egoísmo individualista ge-
identificada erróneamente con los neraba felices consecuencias des-
vicios del sistema industrial, era, de el punto de vista del bien co-
entre todas las ciencias, la Dismal mún, cuyo medro bien valía la pe-
Science, y el economista un ser de na de unos cuantos individuos ex-
alma desquiciada. En suma, al pulsados del mercado por su inefi-
mismo tiempo que se hacía evi- ciencia o la mala suerte. Para
dente en otros contextos intelec- otros, en cambio, el solipsismo de
tuales la dimensión humana de la los capitanes de empresa única-
economía, pues, a fin de cuentas, mente podría generar una socie-
quién negaría que también la ri- dad desestructurada, gravemente
queza promueve el bien económi- amenazada por la ruptura de los
co del hombre146 , la mentalidad lazos de solidaridad... En cualquier
imperante tendía a exagerar las caso, aunque suene a paradoja,
consecuencias de ciertas pasiones también los antiliberales razona-
humanas en el campo de la econo- ron en sus críticas al liberalismo
mía. Werner Sombart, en su libro como una especie de individualis-
El burgués, describió con mucha tas à rebours, cuya obsesión por la
elegancia el viejo lucri rabies147, pero emancipación de cada hombre
por doquiera la opinión se expre- concreto les abocó, empero, a un
saba en la terminología darwinista colectivismo tutelar de la humani-
del «egoísmo», de la «lucha por la dad.
existencia». A su manera, también Pero aún se dio un paso más en
estas ideas contribuyeron a la difu- esa dirección, engendrando el pen-
sión y general aceptación de una samiento económico una figura es-
visión distorsionada de la activi- pectral, el homo oeconomicus, colec-

LA TERCERA VÍA
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38 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ción psicologista de lugares comu- status científico recurriendo, a me-


nes sobre el comportamiento hu- dida que se desarrollaba la esta-
mano. Ahora bien, el homo oeconomi- dística y la matemática, a la mode-
cus, que únicamente resulta inteli- lización de la actividad económica,
gible como noción epistemológica, verdadero azote de las ciencias hu-
fue aceptado por muchos como el manas. Los modelos, adecuados a
elemento constitutivo de la reali- una concepción mecanicista del
dad económica. Sus detractores, mundo, arrojan su red sobre la rea-
en vez de reprobar racionalmente lidad traducida a ecuaciones mate-
la abusiva generalización de los máticas. Ahora bien, su resolución
patrones de conducta atribuidos a únicamente es posible en los fa-
esa entelequia, se arrogaron la res- mosos modelos de equilibrio
ponsabilidad de redimir al homún- neoclásicos Walras, Pareto y tan-
culo a través de la solidaridad (fin) tos otros hasta llegar a la ma-
y la redistribución (medio), incluso croeconomía keynesiana, cuyo
coactivamente si ello fuese nece- parecido con la realidad suele ser
sario. En el contexto de la revolu- fortuito, pues no hay lugar para la
ción positivista y socialracionalis-
acción humana sino para el deter-
ta, puede decirse que aquellas
minismo. Venía a decir Raymond
operaciones mentales fueron a la
Boudon en su crítica al sociologis-
vez causa y efecto del agranda-
mo que, no pocas veces, acéptase
miento de la brecha existente en-
un determinismo epistemológico
tre el objetivismo y el subjetivismo
de partida pero se termina consi-
económicos, tendencias inmanen-
tes al pensamiento «en valores»148. derando imbéciles a los
individuos 149 . Mas tampoco los
Para el objetivismo económico, subjetivistas, a quienes se debe el
el valor constituye una magnitud descubrimiento del axioma de la
teóricamente determinable y, con- utilidad marginal (Gossen) y la re-
secuentemente, predecible en fun- consideración de la actividad eco-
ción del precio de las horas de tra- nómica desde los imperativos dic-
bajo o de los costes de producción tados por la necesidad150 y los an-
(pain cost). Según esta perspectiva y helos personales, se libraron even-
simplificando mucho, la economía tualmente de caer en la tentación
política aspiró a perfeccionar su de matematizar las escalas de la

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 39


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

utilidad, como si los movimientos b) ¿Producir cosas o producir valor?


de la voluntad, orientada provisio-
nalmente por los precios, fuesen La oposición röpkeana al eco-
susceptibles sin más de medida. nomicismo expresa su incomodi-
La elección en economía no es un dad ante lo que alguna vez llamó
problema de leyes estadísticas, si- despectivamente la «física de la
no de ponderación individual. economía»152, una disciplina aleja-
da de la realidad humana y obse-
Una concepción de la economía sionada por la cantidad. La actitud
dependiente del utilitarismo; una del alemán no era nueva, pues ya
generalización del modelo del homo Mises había hecho cabeza, años
oeconomicus, al que se recurre en antes, contra de la matematización
ocasiones para dar por supuestos de la economía. Sin embargo,
principios psicológicos, éticos o Röpke aportó a la cuestión de la
praxiológicos que merecerían algu- economía matemática un interés
na explicación; o, por último, una especial por la respuesta de la eco-
matematización de la economía nomía a las necesidades del hom-
teórica, han contribuido sin duda a bre. Es evidente que su satisfac-
la expulsión del hombre de la eco- ción no puede resultar ajena o in-
nomía. En una visión de conjunto, diferente al éxito o fracaso de la
este proceso constituye una radi- productividad técnica. Sin embar-
cal epistemologización del saber go, hacer de la «producción de co-
económico, que ha abandonado el sas» el fin último de la economía
campo pragmático de la acción desmerece de la condición huma-
económica como objeto de conoci- na de lo económico. Para Röpke, el
miento, sustituyéndolo por un sa- problema de fondo ha sido el en-
ber acerca de las representaciones cumbramiento de una concepción
intelectuales y conceptos de la materialista o utilitaria de la vida,
teoría económica. Quizá, como re- a lo que no fue ajeno el viejo libe-
cordaba hace años Dermot Quinn ralismo. El economicismo, precisa-
en su introducción a la traducción mente, no es sino una ideología
en lengua inglesa de Más allá de la económica que «enjuicia todo des-
oferta y la demanda, la economía ha de el punto de vista de la producti-
devenido una ciencia triste en su vidad material y de lo económico,
afán de erigirse en ciencia151. haciendo lo económico-material la

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

40 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

base de todos sus cálculos, al deri- social. En su opinión, el cálculo


var de él todo lo demás y supedi- auspiciado por estos profesiona-
társelo como simple medio para les, vinculados normalmente al in-
un fin»153. tervencionismo estatal156, del que
han sido, junto a los intelectuales
El economicismo, empeñado en profesionales, sus máximos bene-
ofrecer una falsa seguridad, ha lle- ficiarios, excede por completo de
gado incluso a promover la susti- las capacidades humanas.
tución de la felicidad humana por
nociones aparentemente menos El presuntuoso «cálculo sin
problemáticas y al alcance de la contar con los hombres»157, fruto
mano como el bienestar social o la del reino de la cantidad, ha deshu-
procura existencial, siquiera con manizado la economía que, sin
otros nombres menos altisonan- embargo, constituye una moral
tes. Así, no resulta extraño que ha- science. Por ello, a pesar de los efec-
ya gentes, especialmente entre los tos perniciosos de la macroecono-
economistas profesionales, que mía keynesiana, el economista de-
crean que la finalidad de la activi- be esforzarse por contemplar al
dad económica es cuadrar los ba- hombre como un ser moral y espi-
lances de la economía nacional o ritual, atento especialmente a la
lograr que se incrementen los índi- «productividad de valor», lo que
ces estadísticos, representados los hombres verdaderamente valo-
uno y otros por una colección de ran y desean158. En este punto tie-
siglas en las que se debe profesar ne especial importancia la figura
una fe ciega. Mas todo ello no es del «empresario» y la destrucción
sino una «economía terminológi- creadora que lleva a cabo. Esta es
ca»154, lo cual hace pensar que la la terminología de Schumpeter159,
ciencia económica moderna, al pero a la misma idea han apunta-
menos en parte, se ha convertido do Kirzner Entrepreneurship, des-
en una jerga de especialistas. Be- cubrimiento de nuevos fines y
neficiarios y responsables de su aún antes el propio Röpke, al defi-
extensión son precisamente los nir la misión empresarial como
«economistas matematizan- una lucha permanente contra la in-
tes»155, a quienes se refería Röpke certidumbre social. Mas la socie-
para denunciar del racionalismo dad no sólo remunera con el bene-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 41


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ficio el esfuerzo de cálculo del em- mizo al nivel de vida y a la obse-


presario, comparado con un nave- sión por el desarrollo y el creci-
gante; de ser así, la «empresariali- miento, terminología que hace re-
dad»160 se agotaría en la maximiza- ferencia a conceptos colectivos
ción del beneficio —en la «santa ideológicos y que, en rigor, muy
economicidad» puritana y en la poco tienen que ver con la econo-
mentalidad calculadora161 —. En mía humana. La manía economi-
realidad, el empresario es creador cista, cuyas causas se relacionan
y no acepta el papel de «simple au- con la hybris de la razón, alimenta a
tómata» que le reserva la teoría su vez otros males de la civiliza-
económica, pretendiendo que «pa- ción occidental (masificación de la
ra el bien general, cumpla con las vida).
funciones que le corresponden
dentro de la competencia, calcu- No parece posible restañar los
lando severamente su beneficio y daños ocasionados por este vicio
sin existir una finalidad moral más del pensamiento si no es desde
elevada»162. premisas extraeconómicas: políti-
cas, pero sobre todo morales. Así
El economicismo, desde el án- lo entendió Röpke al redactar su
gulo de las utilidades creadas por trilogía. Ahora bien, la moraliza-
la acción empresarial, reduce el ción de la economía resulta incom-
tráfago económico a un asunto patible con el moralismo económi-
macroeconómico, induciendo a co. Este último, bastante confundi-
«considerar el problema de la esta- do acerca de la quididad de la mo-
bilidad económica sólo bajo el as- ral y la economía o sus relaciones
pecto del pleno empleo, asegura- recíprocas, se caracteriza por una
do con auxilio de medidas crediti- crítica vulgar de la sociedad de
cias y mecánico-fiscales, olvidando consumo, siguiendo a grandes ras-
que tan importante como pueda gos el patrón de La sociedad opulenta
ser el equilibrio de las magnitudes de J. K. Galbraith164. Pero ¿por qué
totales de la economía, es la esta- la superación del economicismo
bilidad de la existencia del indivi- tiene que acarrear el rechazo de los
duo»163. El economicismo de los beneficios materiales de la civiliza-
especialistas tiene su extrapola- ción? Es evidente que sólo puede
ción sociológica en el culto enfer- pensar así un intelectual.

LA TERCERA VÍA
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42 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

La prosaica preocupación por el los países «subdesarrollados», cu-


pan no tiene remedio, al menos en yas formas de vida incontaminadas
esta vida. En última instancia, co- admiran a las instruidas generacio-
mo decía Julien Freund, la condi- nes europeas de jóvenes cool. Del
ción económica del ser humano mismo modo, también afectaron
está fundada sobre su misma me- en su día al imperio soviético, cu-
nesterosidad orgánica. La econo- yos gobernantes creyeron jugar
mía verdaderamente humana, la con ventaja la baza del dirigismo
economía económica es precisamen- para aumentar la producción en
te la que va «más allá de la oferta y los sectores estratégicos. Descon-
la demanda», pues el hombre no fiado, Röpke aseguraba que para
sólo vive de la ratio de electrodo- contrarrestar la propaganda del
mésticos por familia; ni siquiera de economicismo comunista no sería
que su nivel de vida se ajuste a de- suficiente la lucha por el nivel de
terminada previsión numérica del vida o por la producción de hierro,
gobierno. Claro es que las conse- carreras inicuas desde un punto de
cuencias de esta manera de razo- vista espiritual. Hacía falta algo
nar no se circunscriben al mundo más: una economía verdadera-
occidental, pues también afectan a mente humana.

III. LA TERCERA VÍA COMO POLÍTICA SOCIAL


El pensamiento röpkeano cons- supuestos filosóficos. Entre otros,
tituye ciertamente una «denuncia un acentuado realismo y una apa-
de la expulsión del hombre de la sionada defensa de la persona, con
economía»165. Así pues, su crítica todas sus consecuencias166.
del economicismo no debe enten- El realismo filosófico de Röpke,
derse únicamente como una diatri- inspirado en la tradición aristotéli-
ba teórica contra de la matemati- ca, se ha forjado en la convicción
zación de la economía, sino como de que se vive en una época inse-
una pieza más de la economía ge- gura, en la que parece haberse vo-
neral de su pensamiento, depen- latilizado cualquier criterio para
diente en último análisis de ciertos discernir lo propio de la naturaleza

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 43


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

humana. La secularización y sus por los cuatro costados». De esta


epifenómenos han trastornado la manera entendió Röpke el papel
relación del hombre con la reali- del clerc, distanciándose por tanto
dad ideologización, relativismo del abstencionismo preconizado
y agnosticismo científico, juvenilis- por un Benda171. Su ideal de inte-
mo y sexualización de la vida. En lectual está representado por la no-
este sentido, uno de sus tópicos bilitas naturalis, en el sentido de la
más queridos fue precisamente el aristarquía de Ortega, cuya autori-
de la medida de lo humano, pues-
dad constituye un elemento im-
ta en peligro por un mundo domi-
prescindible para una sociedad
nado por el colosalismo. La «esca-
la humana», tema recurrente en su bien ordenada. El intelectual que
pensamiento y objeto específico sólo es «crítico» y que cultiva el
de su libro Maß und Mitte167, repre- despego personal de todo lo que le
senta en el plano de la inteligencia rodea tiene sin duda algo de
un «ánimo inclinado a lo sim- monstruoso. El pensamiento de
ple»168 y un modo de pensar radi- Röpke, teñido de lo que él mismo
cal y libre de prejuicios169. Postúla- llamó «pesimismo constructivo»172
se su realismo como un método o «activo»173, no se dejó paralizar
sintético-integrador, superador del por el fatalismo. Antes al contrario,
pensamiento dicotómico. Hay la indignación, el respeto y el sen-
siempre, viene a decir el autor, un tido común le sirvieron como re-
tercer género, lo cual exige un aná- sortes para la acción. Aún en el in-
lisis más sutil que la cómoda alter- vierno de 1942 confiaba en ser lo
nativa entre dos términos (por suficientemente pesimista como
ejemplo, entre socialismo y capita- para conocer el peligro y contribuir
lismo)170.
a su conjura174. Cada siglo, escribía
Por otro lado, el realismo de entonces, sale a su abuelo, lo que
Röpke se presenta también como hacía albergar alguna esperanza
una actitud beligerante ante los sobre el siglo XX: «El viento ha
acontecimientos. No se trata del cambiado y está empezando a for-
engagement, sino de la constatación marse un nuevo clima espiritual
de que no se puede estar «acari- que presentimos no será muy dis-
ciando el arpa mientras Roma arde tinto del siglo XVIII»175.

LA TERCERA VÍA
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44 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Puede decirse, finalmente, que consistencia el hombre ideológico


su actitud filosófica ante la reali- de ciertas doctrinas. Este tipo de
dad se ajustó a lo que se ha llama- visiones unidimensionales, en las
do el pensamiento en órdenes que tanta responsabilidad tiene el
concretos, que él entendió como racionalismo, adolecen de una
una alternativa al seco racionalis- concepción sesgada del hombre.
mo abstracto, que no conoce lími- Son producto también de un falso
tes y resulta extremadamente pro- humanismo que, a veces sin pre-
penso a extraviarse. De su pensa- tenderlo, impulsa la crisis de la
miento ordinalista arrancaba su modernidad. Por su parte, Röpke
crítica a los abusos de la razón del llamó la atención sobre los exce-
«sempiterno saint-simonismo», sos del individualismo metodoló-
del que supo acuñar una definición gico, que se arriesga a no tomar en
que sintetiza toda una actitud ante consideración los distintos planos
la vida: «La actitud espiritual cuan- de la vida humana, que por estar
titativa-mecánica, producto de la vertida hacia el «otro» tiene una
mixtura de la hybris científicona- vertiente «colectiva». Lo que pue-
tural y de la mentalidad ingenieril de considerarse, hasta cierto pun-
de aquellos que unen al culto de lo to, como una forma de personalis-
colosal el afán, que satisface su mo filosófico tiene en el economis-
propia necesidad de autoridad, de ta alemán una impronta casi cató-
construir y organizar con el com- lica. La convicciones religiosas del
pás y la regla la economía, el Esta- economista, que en el fondo res-
do y la sociedad con arreglo a su- pondían al cristianismo histórico o
puestas leyes científicas, reserván- sociológico que ha fraguado el
dose para ellos, además, mental- mundo europeo178 más que a una
mente, la función directora»176. determinada confesión, impregna-
ban su pensamiento; sin embargo,
Ante todo, Röpke veía en el sus interlocutores le tomaban fre-
hombre su ser espiritual y moral. cuentemente por católico.
No existe, pues, el homo oeconomicus,
a cuyos supuestos motivos racio- En todo caso, hay que insistir
nales pretende recurrir el economi- ahora en la importancia que la di-
cismo para explicar el acontecer mensión religiosa del ser humano
social 177 . Tampoco tiene mayor tiene para Röpke. El vacío genera-

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 45


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

do por la secularización, estrecha- lleva implícito, al menos en el mo-


mente relacionado con el endiosa- mento de su desarrollo, una alter-
miento del hombre, le hacían la- nativa a la política social clásica,
mentarse de la degradación de la sobre todo a las variaciones intro-
herencia cristiana que ve en el ducidas por la generalización de
hombre la imagen de Dios. El las políticas económicas keynesia-
hombre moderno que ha perdido nas: provisión de seguridad esta-
la fe se aferra después a las falsas tal, socialismo fiscal, inflación re-
religiones, que constituyen expre- primida y empleo total, lo que él
siones de lo que el autor denomi- llamaba la «mentalidad Maginot»
nó sarcásticamente «animalis- social180. La desproletarización y la
mo»179. desmasificación de la existencia
humana constituyen, según Röpke,
Este breve examen de algunos las metas e imperativos del huma-
de los supuestos filosóficos del nismo económico o tercera vía. A
pensamiento röpkeano debe bas- su adecuada comprensión han de
tar para introducir la exposición te- servir algunas precisiones sobre el
mática de la idea de la tercera vía, Estado total y el llamado interven-
objeto específico de la última par- cionismo liberal.
te de este estudio. Entendemos
que la vía media que se postula 3.1. Tercera vía e
constituye, en cierto modo, una intervencionismo liberal
consecuencia directa de la inter-
pretación que hace Röpke del siglo Durante el siglo XX se ha reavi-
XIX en clave de «decadencia de la vado cada cierto tiempo, sobre to-
cultura». Aquella época inauguró do en Europa, una singular discu-
en su opinión el que llamó «inte- sión ideológica y científica sobre el
rregno espiritual» en Europa, cu- contenido de lo que se llamó «ter-
yas manifestaciones prototípicas cera vía». Lo curioso es que las su-
son el paleoliberalismo y el colec- cesivas reediciones de la polémica
tivismo. La tercera vía röpkeana, han hecho tabla rasa con las apor-
en consonancia con las exigencias taciones precedentes. Puede aven-
de la situación histórica, propone turarse no obstante una primera
una reconstrucción social y moral periodización ordenadora de este
del modo de vida europeo, lo cual episodio de la historia de las ideas

LA TERCERA VÍA
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46 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

del siglo XX, que comprende en El balance de las dos fases re-
dos fases el desenvolvimiento de sulta claramente desigual, tanto
la mentalidad ideológico-social181. por la cantidad de bibliografía co-
mo por la calidad intelectual del
El primer momento intelectual debate. En nuestra opinión, la po-
de la tercera vía se corresponde lémica de la tercería vía, según se
con el ciclo de la última guerra civil desenvolvió desde 1989, no ha
europea, si bien una de las prime- aportado nada realmente intere-
ras manifestaciones al respecto sante al asunto, pues se impuso la
puede fecharse ya en 1912, año de óptica utilitaria de los partidos del
la primera edición de The Servil Sta- consenso europeos, los cuales,
te, del católico vagamente tradicio- viendo amenazada su superviven-
nalista Hilaire Belloc182. Las últi- cia política, recurrieron a nuevas
mas aportaciones de interés están fórmulas electorales, apelando a
encabalgadas en el final de la II una tercera política. Con apenas
guerra mundial, correspondiendo unas pocas excepciones en la so-
el mérito principal a Wilhelm cialdemocracia francesa más
Röpke. El segundo momento gravi- bien retóricas, en Europa se han
ta en torno al colapso oficial del generalizado las pautas del neola-
socialismo real en 1989. Los libros borismo inglés. Salvando algunas
incursiones hacia el problema de
más representativos de este último
las ideologías derecha e izquierda,
periodo abarcan un cuarto de siglo
incluso al centrismo185, las discu-
y en ellos se describen perfecta-
siones han constituido una pérdi-
mente los avatares de los dos so-
da de tiempo, pues no se ha roza-
cialismos, el real (comunismo) y el
do lo esencial: ni el cambio históri-
democrático (socialdemocracia). co que acontece en lo político, re-
Una de las obras de referencia fue presentado por la clausura de la
el hoy olvidado libro de Ota Sik, revolución social dirigida por el
Argumentos para una tercera vía: ni co- Estado, ni la emergencia de un
munismo ni capitalismo (1972)183. Mu- nuevo modo de pensar político, el
cho más recientes son los pamphlets anti-ideológico.
de Anthony Blair y Anthony
Giddens aparecidos en 1998 y En los años 1920 y 1930 la lite-
1999184. ratura de la tercera vía no alcanzó

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 47


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

las cotas cuantitativas contempo- todo del alemán, a la situación


ráneas, pero en cambio el arqueo política generada por lo que von
intelectual fue mucho más positi- Stein alcanzó a definir como la
vo, pues los dilemas de fondo fue- dialéctica entre la Sociedad y el
ron planteados correctamente. En Estado. En un párrafo decisivo
nuestra opinión, la tercera vía con- escribió aquel que «la paz abso-
sistió entonces en algo así como la luta entre ambos queda excluida
respuesta de la inteligencia econó- por el concepto mismo de vida. E
mica a la mutación del mundo de igualmente es cierto que la plena
representaciones sociales hereda- disolución de lo personal en lo
do del siglo XIX. No fue, natural- impersonal, el hundimiento de la
mente, la única alternativa, pues idea autónoma de Estado en la
también la inteligencia política se sociedad y su orden significan la
esforzó, a su modo, por dejar atrás muerte de la comunidad. La tie-
la época del pluralismo social des- rra conoce la muerte. No hay
tructivo a través de lo que se llamó
pueblos perfectos, pero hay, sí,
Estado total (Totaler Staat). La con-
pueblos muertos. Son aquellos
fusión sobre este último concep-
en los que el poder supremo se
to, equiparado en la opinión vulgar
encuentra absolutamente en ma-
con el Estado totalitario y con el
nos de la sociedad. Pero el carác-
Estado autoritario, así como el evi-
dente paralelismo existente entre ter de la vida de un pueblo es
los teóricos alemanes de la tercera precisamente la lucha entre Esta-
vía y del Estado total, hacen acon- do y Sociedad» 186 . No podemos
sejable un examen de las dos no- extendernos ahora en la articula-
ciones para apreciar justamente el ción de la ley del movimiento
significado de la tercera vía en histórico en el pensamiento de
Röpke. von Stein, pues nos apartaríamos
de nuestro tema. Debemos insis-
a) Totaler Staat y Dritter Weg tir empero en su importancia pa-
ra una representación cabal de la
El Estado total y la tercera vía época de lo social, caracterizada
fueron una de las más arriesgadas precisamente por el triunfo de la
respuestas del «liberalismo esen- sociedad autoorganizada en Es-
cial» de la tradición europea, sobre tado.

LA TERCERA VÍA
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48 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

La sociedad autoorganizada en do menos retrasar la despolitiza-


Estado, según la terminología de ción de lo político.
Carl Schmitt187, o la «sociedad ab-
soluta», según von Stein188, repre- También el pensamiento econó-
sentan la irrefrenable tendencia mico buscó soluciones para una de
las consecuencias más relevantes
contemporánea del pluralismo so-
del pluralismo social: la expresión
cial, puesta de manifiesto en
como poder político indirecto del
fórmulas como la Democracia So-
gran capitalismo y de las grandes
cial o el Estado corporativo y, más concentraciones de poder econó-
tarde, llevada al límite degenerati- mico, responsables a su vez del
vo por la expansión de los poderes bloqueo del mercado. La planifica-
indirectos económicos. Caracterís- ción económica, la idea de una
ticamente, el Estado tiende enton- constitución económica e, inclu-
ces a despolitizarse, mereciendo la so, el desarrollo de la legislación
consideración de un subsistema social son hitos de ese proceso. En
social más, para decirlo con la ter- perspectiva sociológica, la cues-
minología sociologista de Talcott tión se vio como un conflicto muy
Parsons. El pluralismo social, que áspero entre el socialismo y el ca-
llegó a extremos dramáticos en la pitalismo. En la amalgama de uno
República de Weimar, amenazó, y otro advirtió Belloc un serio pro-
vistas las cosas políticamente, con blema, dominado por el avance del
la disolución del Estado, incapaz mundo totalitario del trabajo y el
de ganarle la partida a los poderes desprecio por la idea de propie-
dad, lo que poco después se cono-
indirectos, jugadores á deux mains.
ció como proletarización. Mas el
Precisamente para evitar una cri-
punto de referencia obligado, so-
sis política general de dimensio- bre todo por su influencia en los
nes incalculables, escritores como economistas liberales alemanes,
Schmitt lanzaron la idea del Esta- es el pensamiento de Franz Op-
do total, que consiste básicamente penheimer, quien expresamente se
en el reforzamiento de las prerro- refirió en 1933 a la tercera vía (Drit-
gativas del Estado para evitar su ter Weg), retomando su tesis de
descomposición189. Tratábase, con 1919 sobre la superación de los
otras palabras, de impedir o cuan- modelos de sociedad capitalista y

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 49


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

comunista190. Por las mismas fe- llegó a intentarse»191. Dejando a


chas, el historiador de la economía un lado algún artículo de Alexan-
sueco Eli F. Heckscher también se der Rüstow192, quien realmente se
había referido a la posibilidad de hallaba en la frontera entre los teó-
una tercera vía en su famoso estu- ricos del Estado total y la tercera
dio sobre el sistema mercantilista. vía, el pensamiento económico
A propósito del arraigo en Inglate- ofreció sus mejores frutos ya ini-
rra de lo que el autor llama política ciada la II guerra mundial193. Entre
económica liberal escribió lo si- todas las aportaciones merece una
guiente: «La vieja política econó- atención especial el concepto
mica (mercantilismo) no habría röpkeano de la tercera vía, desarro-
podido rendir un gran servicio en llado entre 1942 y 1944.
este sentido, pues no había sido
capaz de descubrir, esencialmen- b) La tercera vía como síntesis de
te, otro modo de afrontar los cam- libertad y orden
bios económicos producidos que
En alguna ocasión Röpke llegó
el de negarles todo título de legiti-
a atribuirse la paternidad termino-
midad. A su vez, la nueva política
lógica de la tercera vía, entendien-
económica (liberal) negaba toda
do que había sido el primer escri-
idea de intervención del Estado. El tor en proponerla en la primera
método antiguo había intentado edición de su Die Lehre von der Wirts-
poner un dique a las transforma- chaft en 1937. En realidad, hasta
ciones que se operaban; el método donde hemos podido saber, el mé-
nuevo y victorioso les dejaba curso rito le correspondió al maestro de
libre. De este modo, pudieron la sociología Franz Oppenheimer,
abrirse paso con una fuerza que no que intituló así un libro suyo de
tiene paralelo en la historia econó- 1933 al que ya se ha hecho referen-
mica anterior de la humanidad. cia. La pretensión de Röpke causa
Habría cabido una tercera posibili- sorpresa, pues precisamente él co-
dad: no contener el curso de los nocía bien el pensamiento de Op-
acontecimientos ni dejarlo desa- penheimer. Röpke, en cualquier ca-
rrollarse a su libre albedrío, sino so, prefirió por algún motivo filiar
encauzarlo por derroteros determi- su pensamiento con Proudhon, Le
nados; pero esta posibilidad jamás Play o Sismondi, en quienes creyó

LA TERCERA VÍA
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50 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

adivinar elementos aislados de su mos rivales se reclutaron en los


programa194. dos campos sometidos a tan im-
placable crítica. El riesgo de un
Esencialmente, el economista pensamiento de estas característi-
alemán entendía por tercera vía un cas es que, finalmente, unos y
programa capaz de implantar una otros arriben a él como a una can-
nueva política económica 1 9 5 . tera en la que obtener materiales
Orientada hacia una «constitución que debiliten la posición del rival.
económica de hombres libres», Además, «se produce una situa-
Röpke pretendía con ella apartarse ción bélica sumamente complica-
de los esquemas habituales. No se da, en la que uno de los adversa-
trata, por tanto, ni de una simple rios contempla con satisfacción
negación de liberalismo económi- más de un ataque contra el
co, ni del rechazo automático de otro»197.
cualquier manifestación del colec-
tivismo. La exigencia de supera- A pesar de su advertencia preli-
ción de la disyuntiva entre laissez- minar sobre el sentido económico
faire y socialismo no es utópica, del programa, en realidad su finali-
pues en última instancia el pensa- dad trasciende el horizonte de la
miento siempre puede habilitar un economía, subordinando esta acti-
tercer género. Su propuesta se de- vidad a imperativos superiores: po-
fine al mismo tiempo como con- líticos y jurídicos, pero sobre todo
servadora y radical: «Conservado- culturales y morales. Estamos, por
ra en tanto que cifra su máximo e tanto, ante un verdadero proyecto
inconmovible objetivo en conser- de reforma social que no es ni una
var a todo trance la continuidad en negación universal del socialismo,
la evolución cultural y económica, ni una variante del liberalismo his-
y en la defensa de los últimos valo- tórico. Las opiniones vulgares, sin
res y principios de una cultura ba- embargo, tropezaban aquí. Pero el
sada en al personalidad libre; radi- autor era consciente de las dificul-
cal en el diagnóstico de la descom- tades para hacer inteligibles y
posición de nuestro sistema social aceptables sus ideas, pues por las
y económico liberal, en la crítica de esferas implicadas resultan bas-
los falsos caminos de la filosofía y tante difíciles de precisar. Así, eti-
la práctica liberales»196. Sus máxi- quetas como la de tercera vía, sien-

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 51


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

do útiles, no tenían en último aná- Policy». No es posible, venía a de-


lisis sino un valor instrumental o cir, destronar al Moloch capitalista
provisional. Algo tan sutil como la y no entronizar al Moloch del so-
garantía de las libertades persona- cialismo totalitario201. Mas ésta, en
les en un orden social sano, había el fondo, no dejaba de ser una de
recibido ya otras denominaciones: las ideas recurrentes en los escri-
liberalismo revisionista, liberalis- tores de esa escuela. La interven-
mo constructivo, etc. El propio ción del propio Röpke en el equí-
Röpke se refirió también a un hu- voco tiene que ver con su escrito
manismo económico, a la ciudad anticolectivista de 1947, en donde
humana o el eucosmos. 198 Pero la volvió a exponer sus tesis ya cono-
tercera vía, terminología que no cidas sobre el socialismo. En esta
era ni demasiado amplia ni dema- ocasión insistió especialmente en
siado estrecha, le parecía superior la ambigua actitud del socialismo
a las demás199. Al menos antes del democrático ante la marea totali-
final de la II guerra mundial, pues taria: «Que se intente justificar un
es cierto que después su actitud 50% de colectivismo como dique
ante la tercera vía parece un tanto
contra un 100% de él es señal de
ambigua, desapareciendo las refe-
que el colectivismo democrático se
rencias a ella en su obra200. Esto
encuentra hoy en una situación
dio pie a que se propagase la espe-
que bien podemos calificar, que-
cie de que Röpke nunca había sido
dándonos cortos, de inusitada»202.
favorable a ese programa. La con-
Igual que ya había hecho Hayek en
fusión tiene quizá una doble raíz y
a ella contribuyó el propio Röpke. 1944, Röpke pretendía forzar a los
«colectivistas no totalitarios»203 a
Por un lado, hay que mencionar elegir entre la economía de merca-
la negativa actitud de Mises hacia do libre y la «economía de man-
cualquier género de intervención do», pues, concluía, «no hay nin-
en la economía, noción que equi- guna tercera posibilidad para regu-
para tanto con planificación como lar el mecanismo de una economía
con socialismo. Como un simple moderna»204. Pero en realidad, el
corolario de esta tesis general ve- objeto de su diatriba era denunciar
nía dado, por tanto, el consabido las contradicciones de lo que lla-
rechazo de la «Middle-of-the-Road mó «Ersatzsozialismus» o su-

LA TERCERA VÍA
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52 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

cedáneo ideológico «en el que se inviabilidad de esos regímenes hu-


refugian aquellos socialistas sufi- biese sido palmaria aún para sus
cientemente inteligentes para re- procuradores. «De esta suerte, es-
conocer adónde nos conduce el cribía en el mismo lugar, el famoso
verdadero socialismo, pero caren- tercer camino del socialismo de-
tes de la decisión y del valor nece- mocrático se revela como muy res-
sario para extraer de ello las con- balosa senda que lanza al abis-
secuencias lógicas inevitables»205. mo»206.

Lo que disgustaba a Röpke fue, c) El intervencionismo liberal o la


acaso, el éxito que la terminología dignidad del orden político
de la tercera vía tuvo, por ejemplo,
entre los teóricos del corporativis- Tanto la tercera vía como el Es-
mo, del sindicalismo, incluso de la tado total apuntan, para decirlo de
nacionalización de algunas empre- una vez, al problema del poder, so-
sas. Le molestaban especialmente, bre todo al poder político. Siendo
por falaces, los intentos de sacar Röpke un pensador liberal, su
conclusiones ideológicamente aportación a la comprensión de lo
abusivas en favor de la planifica- político en sus relaciones con la
ción del experimento de la Autori- economía tiene un interés supe-
dad del Valle del Tennessee (T. V. rior. Según es sabido, durante mu-
A.), pues lejos de constituir la cho tiempo, el liberalismo, reduci-
avanzadilla de un nuevo orden do a liberalismo económico («libe-
económico, no dejaba de ser una rismo»), se ha caracterizado por el
parcela muy reducida del orden abandono de lo político207. El prin-
económico global norteamericano, cipio de tolerancia aplicado a los
regulado en todo caso por un mer- enemigos del Estado, una de las
cado con precios libres. Lo mismo «muertes» del Leviatán, supone
sucedía en el comercio internacio- aceptar como principio configura-
nal con respecto a las economías dor de la unidad política el agnos-
de tipo soviético. Sin la referencia ticismo con respecto a los fines
de los precios internacionales, que que debe perseguir el gobierno.
introducían un mínimo de raciona- Este indiferentismo, criticado du-
lidad en el cálculo económico del ramente por Röpke208, ha propicia-
organismo planificador, la radical do históricamente la generaliza-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 53


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ción del pluralismo. Ahora bien, no teriza al Estado verdaderamente


se trata de rechazar en bloque lo fuerte no es la actividad proteica,
que en realidad expresa la diversi- sino su independencia de los gru-
dad de opiniones sobre lo pos de interés y hacer valer inflexi-
público209. Como el autor sugería blemente su autoridad y su digni-
en Más allá de la oferta y la demanda, dad como representante de la co-
debería aceptarse que hay un plu- munidad»213.
ralismo sano lo mismo que un plu-
ralismo enfermo. Este último es Röpke apelaba ciertamente a la
ofensivo; presupone la utilización tradición europea de la política de
del Estado por los grupos para ex- la libertad. En ella, el Estado se
plotar al resto de la ciudadanía; re- configura históricamente como un
sulta tanto más pernicioso cuanto poder neutral (Constant), más no
mayor es el Estado; profesionaliza «agnóstico», una de cuyas misio-
el asedio permanente del Estado nes primordiales ha consistido en
(lobbying) en beneficio de una casta garantizar la separación entre im-
que, finalmente, limítase a justifi- perio y dominio214. Aflora así una
car las transferencias de rentas o disyuntiva imperiosa que el libera-
beneficios en general que recla- lismo no siempre resolvió adecua-
ma. Contrariamente, el pluralismo damente: ¿es la política una activi-
sano es netamente defensivo y se dad digna o innoble? ¿Tenía acaso
institucionaliza precisamente para razón Oppenheimer al definir los
impedir que otros grupos repre- «medios políticos» como una ex-
sentados por el Estado ataquen propiación del trabajo de los otros
sus derechos210. para satisfacer las propias necesi-
dades, y los «medios económi-
Contra la degradación de la vida cos» como el recurso, con el mis-
pública, en un pulso de influencias mo fin, al intercambio de los frutos
que aplasta la idea misma de respectivos del trabajo de cada
derecho211, Röpke defendió la exis- uno?215. El autor no dudaba de la
tencia de un «Estado fuerte» 212 . insuperabilidad del orden político,
Pero no se trata de un Estado in- pues dota a las comunidades hu-
tervencionista y omnipresente, si- manas de un sentido de la conti-
no de un «gobierno que tenga el nuidad. Lo político, en efecto, de-
valor de gobernar». «Lo que carac- cía Ortega, es la piel de todo lo de-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

54 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

más. Tanto es así, que la polémica los estragos que el ilusionismo


sobre el maquiavelismo tiene en moralista a la Maritain había cau-
Röpke una solución digna de los sado en occidente, debilitando su
escritores realistas. posición frente al maquiavelismo
comunista220. Puede decirse que
Por un lado, el autor de Organi- «existe una clase moralizante de
zación e integración económica internacio- enjuiciamiento de la política de los
nal, guiado por su pesimismo Estados, que ni es moral ni es inte-
constructivo, rechazó la concep- ligente y que se agota en el sinies-
ción de las relaciones internacio- tro efecto del consciente fomento
nales como un torneo de amigos y del maquiavelismo y de sus golpes
enemigos216. El cinismo que atri- amenazadores de la paz». Son pa-
buye a sus adeptos se vuelve nece- labras de Röpke, pero las podría
dad, pues «no se reconoce qué fe- haber escrito también Raymond
roz humorismo encierra el que esta Aron, defensor de un maquiavelis-
política realista no revele su irrea- mo moderado, visto que «no siem-
lismo por sus terribles resultados, pre se tiene la libre elección de
sino por ignorar la decisiva reali- medios»221.
dad de las fuerzas morales»217. Es-
tas palabras dejan entrever las re- Del Estado fuerte o sano predí-
quisitorias de Maritain contra el canse la «sobriedad, honradez,
maquiavelismo o «arte de procurar concisión, realismo», pero sobre
la desgracia de los hombres»218. todo «la comprensión por lo políti-
Llevando hasta el final el antima- co»222. Esta última liberó a Röpke
quiavelismo del filósofo francés, la de cualquier prejuicio antipolítico,
política deviene una moral de re- lo que le facilitó una adecuada in-
sistencia que fía ciegamente en la teligencia de los problemas de la
promesa de que «el mal no triun- democracia moderna. En clave
fa», porque «destruir no es triun- aristocrática, el economista ale-
far»219. Sin embargo, Röpke distin- mán señaló, en la mejor tradición
guía entre el maquiavelismo y una de Montesquieu, la necesidad de
actitud política templada Sur- los contrapesos del poder, entre
tout, pas trop de zèle, solía decir evo- los cuales se cuenta la recupera-
cando a Tayllerand. El autor, ción de una ejemplarizante noble-
probablemente, paró mientes en za del espíritu (Nobilitas naturalis)223.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 55


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

La contemplación röpkeana de zada. Semejante criterio cuantitati-


lo político como un dato vo necesita, en su opinión, verse al
importantísimo de la realidad que menos complementado por un cri-
n o c a b e d e s p r e c i a r, m a r c ó , terio cualitativo, basado en la dis-
contemporáneamente a Eucken y tinción entre «intervención confor-
otros, la reconciliación plena entre me» e «intervención no confor-
el liberalismo político y la econo- me». En último análisis, Röpke re-
mía política neoliberal. Aconteci- chaza el cómodo esquema cuanti-
miento cuyo valor hay que doblar tativo pues padece un severo error
tratándose de pensadores de perspectiva; en él se procede
alemanes224. En el terreno práctico como si la existencia o no de un
se produjo la reivindicación de un plan bastara para encuadrar teóri-
liberalismo verdaderamente políti- ca y empíricamente los distintos
co y sin complejos anti-interven- sistemas económicos. Se hace pa-
cionistas. Röpke esbozó incluso tente su advertencia contra la
una teoría de las relaciones entre
equívoca terminología «economía
lo político y lo económico, sinteti-
planificada», pues en rigor toda
zada en el «intervencionismo con-
economía lo es. De hecho, es el
forme». Un examen de este con-
«modo de planear» lo que diferen-
cepto nos conduce al marco gene-
cia a la economía liberal de la que
ral de la acción gubernativa.
no lo es. Mientras que la economía
de mercado consagra el principio
c.1. Intervenciones conforme y no
de la libre elección de fines y me-
conforme
dios (Entrepreneurship y demás con-
En virtud de su propio examen ceptos afines), la economía buro-
del capitalismo histórico y del co- crática o autoritaria planea
lectivismo, Röpke consideraba coactivamente225. El criterio postu-
erróneo el análisis al uso de los lado por Röpke se refiere más bien
sistemas económicos. General- a la esencia de la propia actividad
mente se tiende a representar un económica. El punto de partida
continuo en el que el papel desem- podría ser este interrogante: ¿pue-
peñado por lo político aparece gra- den las decisiones políticas inter-
dualmente desde el polo del laissez- venir legítimamente en la actividad
faire al de la planificación centrali- económica, sin que ello destruya

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

56 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

per se las específicas determinacio- enfermo. Trátase de reconducir la


nes de un orden económico sano? situación antieconómica padecida
en una rama de la producción, pro-
Son intervenciones (políticas) piciando su transformación al mo-
conformes aquellas que respetan delo de mercado libre. Nuevamen-
la configuración específicamente económi- te, la readaptación se postula co-
ca del orden económico226. Existe tam- mo «lo tercero». Ni pretende ac-
bién otro tipo de intervenciones, tuar contra la tendencia espontá-
aquellas no conformes, que sub- nea hacia el equilibrio, típica de la
vierten el proceso económico, intervención «conservadora», ni
identificado por comodidad se- dejar que aquella «se precipite tu-
mántica con el mercado. «El carác- multuosa por el cauce del laissez-fai-
ter disconforme de una interven- re»228. Media en esto una distancia
ción se manifiesta por el hecho de enorme con respecto al abstencio-
que al paralizar la mecánica de los nismo preconizado por Hayek en
precios acarrea una situación que Camino de servidumbre. En su presen-
exige en el acto otra nueva y más tación de la traducción española
profunda intervención, que acaba de La crisis social de nuestro tiempo glo-
por poner en manos de la autori- só Valentín A. Álvarez estos pensa-
dad la función reguladora que ha- mientos röpkeanos: «Hay una in-
bía venido ejerciendo el merca- tervención que libera, la cual pue-
do»227. Según Röpke, la senda del de actuar tanto en pro como en
intervencionismo disconforme contra de la competencia, es decir,
«hace perder la estabilidad a todas que aun intervenciones disconfor-
las cosas», propiciándose de este mes pueden ser liberadoras»229.
modo la justificación para ulterio-
res y más disconformes interven- c.2. Política económica positiva y
ciones. Una cuestión de especial política social
interés es la utilización instrumen-
tal de la denominada intervención A la vista de la crítica röpkeana
«readaptadora», que sólo relativa- del paleoliberalismo, puede enten-
mente cabe equiparar con las in- derse sin gran dificultad que el au-
tervenciones conformes, pues in- tor definiera motu propio el progra-
troduce un matiz singular: la res- ma de la tercera vía como anticapi-
tauración de un orden económico talista y antimonopolista 230 . No

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 57


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

obstante, la apología del mercado las determinaciones legales de los


bajo la especie del intervencionis- coeficientes de caja bancarios. Se-
mo llamado conforme puede resul- guidamente encontramos la «polí-
tar contradictoria con su también tica de mercado», que opera según
declarada actitud «anti-laissez-faire». dos principios ya conocidos: el de
Cualquier duda al respecto se disi- las intervenciones de readaptación
pa inmediatamente atendiendo a o acomodación y el de las injeren-
quien escribe que «con la misma cias conformes. En tercer lugar
decisión con que nos apartamos aparece la «política de estructura»,
del capitalismo de monopolio y que no admite como datos incues-
del capitalismo colosal, lo hace- tionables hic et nunc los supuestos
mos del laissez-faire (...). Una econo- sociológicos de los procesos del
mía de mercado viable y satisfacto- mercado. La cuestión deviene aho-
ria no se produce precisamente ra verdaderamente política, pues
porque de una manera deliberada se trata de elegir el tipo de empre-
nos concretemos a no hacer nada. sa preferida grande o pequeña y
Tal economía es más bien un pro- mediana, las relaciones estruc-
ducto artificial y un artefacto de la
turales entre la economía y la in-
civilización, (...) particularmente
dustria, el estatuto jurídico de la
difícil de construir»231. El carácter
propiedad y el trabajo o la distri-
artificioso del mercado reclama,
bución más adecuada de las cargas
según Röpke, el auxilio de los ór-
fiscales. En este sentido, si se con-
denes jurídico, político y moral.
cede a esta política un «puesto im-
Todos ellos iluminan la «política
económica positiva», que debe ar- portante e incluso sobresaliente
ticularse en cuatro niveles232. en nuestro programa, se debiera
reconocer que la expresión huma-
En el primer escalón se sitúa la nismo económico no sería un mal
«política de encuadramiento» o re- nombre para nuestros afanes»233.
gulación general de las institucio- A partir de aquí o, incluso antes, el
nes económicas y de la competen- economista típico rechaza conti-
cia: desde las fórmulas societarias nuar con la definición de otro tipo
de las empresas al derecho de pa- de intervenciones. Hic sunt leones.
tentes; desde la legislación de No basta empero con pensar como
quiebra y concurso de acreedores a economistas. Estima Röpke, en

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

58 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

efecto, que «hasta ahora nos he- institución artificiosa. Por desgra-
mos ocupado predominantemen- cia, aun a pesar de su instrumenta-
te de política económica; ahora se lidad, el mercado no puede utili-
trata de ocuparnos de política so- zarse según convenga a los efectos
cial. Este es un paso tan desacos- de hacer viable una economía cen-
tumbrado y, al parecer, tan atrevi- tralizada y militarizada. En sí mis-
do, que encuentro natural que pa- mo, repetía el escritor una y otra
ra algunos de nuestros colegas re- vez, el mercado corre siempre el
sulte todavía algo difícil seguir- riesgo de caer en los abusos del ra-
nos»234. cionalismo social, como cualquier
La apelación de Röpke a la polí- técnica. No puede haber una eco-
tica social merece una atención es- nomía socialista de mercado te-
pecial, pues nada más llega a escri- sis ad hoc de Oskar Lange, pues
bir que la «economía de mercado la dificultad de generalizar en to-
se sostiene únicamente con una das las sociedades el «maravilloso
política social que le sirva de con- mecanismo de la oferta y la de-
trafuerte»235. Objetivo último de manda», depende de algo que se
aquélla debe ser la fijación de un decide como «parte de una orde-
marco general a la medida del nación general más elevada y más
hombre, nuevamente equidistante amplia, en donde se hallan la mo-
de los liberales incurables de la ral, el derecho, las condiciones na-
vieja escuela y los colectivistas turales de la existencia y de la feli-
antiliberales236. La política social o cidad, el Estado, la política y el po-
política vital (Rustow dixit) sintetiza der» 237 . En última instancia, la
los objetivos últimos del humanis- economía de mercado simboliza
mo económico. una singular concepción de la vida
que no puede improvisarse: la bur-
3.2. Metas e imperativos del guesa, basada en el esfuerzo per-
humanismo económico sonal, la previsión, la responsabili-
Una de las notas características dad y demás virtudes propias del
del humanismo económico postu- «espíritu burgués»238. Entre todas
lado por Röpke, en su vertiente estas destacó Röpke la moral pro-
específicamente económica, es la fesional, en el sentido casi voca-
concepción del mercado como una cional del Beruf protestante. Pues

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 59


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

es urgente «captar el sentido y la cuartel, el alejamiento de la natu-


dignidad de la profesión y el pues- raleza y la falta de atractivo del tra-
to del trabajo en la sociedad»239. bajo»240. La proletarización ha con-
vertido al hombre en un receptor
Pero el humanismo económico
de sueldos, por cierto fácilmente
trasciende la pura economicidad
gravables, poniendo en peligro,
ligada a los procesos de transfe-
más que la propiedad en sí misma,
rencia de información del merca-
considerada en términos jurídicos
do, al desempeño de una profe-
o de riqueza, la actitud psicológica
sión, etcétera. He aquí la medida
o espiritual del hombre para ser
de la bondad del programa postu-
propietario. El avance del Estado
lado por Röpke. Más allá del mer-
de servidumbre, antítesis según
cado como institucionalización de
Belloc del Estado de propietarios,
la competencia, la política social
depende directamente de la enfer-
debe perfeccionar su misión. Po-
medad moral de una gran masa de
demos pues apuntar en Röpke una
individuos que han perdido toda
concepción de la política social
aptitud para poseer. No es una ca-
que, resultando equiparable en
sualidad que Belloc, sugestionado
ciertos aspectos a la postulada por
por una legislación que llamó ser-
el catolicismo social, comprende
vil, pues tendía al «restablecimien-
dos grandes líneas de desenvolvi-
to del status en lugar del contrato y
miento, a saber: el imperativo de la
a la división universal de los ciuda-
desproletarización y el de la des-
danos en dos categorías: emplea-
masificación.
dos y empleadores»241, fuese uno
a) Desproletarización de los primeros escritores contem-
poráneos en oponerse a una vía
Una de las más graves conse- media entre el socialismo y el capi-
cuencias que tuvo el giro europeo talismo. Como se sabe, con ese
del siglo XIX (colosalismo) ha sido origen escribió Belloc The Servil Sta-
la proletarización de la existencia te y años más tarde su opúsculo so-
humana, que Röpke definió como bre la restauración de la propie-
«situación sociológica y antropoló- dad, muy apreciado por Röpke242.
gica caracterizada por la depen-
dencia económico-social, la falta La proletarización del hombre
de arraigo, la vida al estilo del ha llegado a constituir uno de los

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

60 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

grandes problemas actuales, pues ger uno de los primeros en ofrecer


se diría que todo conspira para una visión de la cultura europea
agravar su pronóstico. Hace déca- bajo la óptica del trabajador, a
das, escribía el economista alemán quien «la posición decisiva le está
en La crisis social de nuestro tiempo, que adjudicada» en los nuevos órdenes
la proletarización ha dejado de ser elementales245. Tanto es así, que el
un asunto de salarios bajos y jor- trabajo representa un «nuevo mo-
nadas extenuantes. La solución, do de vivir, que tiene como objeto
consecuentemente, no puede con- la superficie entera de la tierra y
sistir en la salarización radical de que sólo en contacto con la multi-
todos los trabajadores, incluso, ca- plicidad de ella cobra valor y ad-
be añadir, de quienes no lo son en quiere diferencias»246. Uno de los
absoluto243. Según Röpke, la prole- aspectos más aterradores de ese
tarización constituye una enferme- modo de vida es, precisamente, la
dad del espíritu en cuyo desenca- «desaparición (del) sentido de du-
denamiento ha desempeñado un ración que se encarna en la propie-
papel determinante una división dad inmobiliaria»247. No podemos
del trabajo que ha llegado a extre- ahora agotar la glosa del pensa-
mos incompatibles con la moral miento de Jünger, incluso si hay en
humana244. él incitaciones tan importantes co-
mo la de la movilización total o el
a.1. Crítica del trabajismo Estado de trabajo. A todos los
efectos basta con establecer su pa-
Aunque no resulta conveniente pel de preceptor espiritual y estéti-
abusar de los neologismos, pues co de un mundo nuevo, antagóni-
contribuyen a embrollar extraordi- co del mundo del liberal burgués.
nariamente el discurso científico,
tal vez podría hacerse ahora una Con independencia de la acti-
gracia y aceptar la terminología tud personal del centenario escri-
«trabajismo», aplicada a la mórbi- tor alemán ante las que él llamaba
da irrupción del mundo de trabajo «construcciones orgánicas» y de la
(y su mentalidad utilitarista proto- valoración moral que la misma
típica) en ámbitos de la vida hu- merezca, resulta indudable que
mana alejados del tráfago econó- Jünger se limitó a exponer con gran
mico. Como se sabe, fue Ernst Jün- estilo la trama de una realidad

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 61


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

emergente. Con un talante mucho jo»250. Una sociedad de trabajado-


más conservador, también Johan res constituye según Röpke una
Huizinga intervino, años más tar- sociedad de hombres dependien-
de, en la angustiosa tarea de epito- tes, probablemente sometidos a
mar la época. En su libro Homo lu- los ritmos vitales impuestos por
dens encontramos, en cierta mane- las grandes corporaciones. Recien-
ra, una contrafigura posible del tra- temente se ha llegado a señalar in-
bajador. El objeto de ese libro deli- cluso la transformación del vínculo
cioso es mostrar la raíz lúdica de la laboral en el cemento de la socie-
cultura humana y la función crea- dad. Las consecuencias de un
dora y humanizadora del juego248. mundo orientado al trabajo, que
Hay juego en el derecho, en la considera que únicamente tiene
ciencia, en la filosofía, en el arte; realidad su suprema objetividad,
hay juego incluso en la guerra. Sin no se ocultan: gigantismo social,
embargo, a partir de finales del si- individualismo autista que aísla al
glo XVIII la cultura se ha venido ha- individuo, etcétera. Sin duda, una
ciendo cada más grave. Evidente- premisa de la masificación de la vi-
mente, el trabajador, siempre elidi- da es la proletarización. No obs-
do en las páginas de Huizinga, no tante, antes de abordar aquélla,
juega, pues representa hasta sus debemos señalar, siquiera esque-
consecuencias últimas la seriedad máticamente, la única alternativa
de la vida249. que, según Röpke, cabe contrapo-
ner al mundo totalitario del traba-
Sobre la actitud ante el trabajo, jo: la propiedad. «Estamos con-
que en otras épocas ha tenido vencidos, escribe Röpke, que el jar-
también su ingrediente lúdico, pe- dín tras la casa obrará mila-
sa sin duda la sombría profesión gros»251.
de fe puritana: el trabajo es un fin
en sí mismo. Como bien apunta a.2. Restablecimiento de la propiedad
Röpke, precisamente «al final de
esta extraña evolución se encuen- La coincidencia de Röpke con el
tra el trabajador de Ernst Jünger, pensamiento social católico es
así como la idea de que el descan- plena en el diagnóstico de la prole-
so ha de justificarse por servir para tarización como una gravísima en-
reponer las fuerzas para el traba- fermedad de la cultura252. La solu-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

62 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ción preferida por Röpke es sin du- piedad cartelizada, propiedad fis-
da el restablecimiento de la pro- cal—. Tenía razón Hayek al encare-
piedad, cuya condición previa es cer la sustitución de la equívoca
que los hombres todavía quieran terminología «propiedad privada»
seguir poseyendo. En este punto por «propiedad plural» 256 . En el
se abre una primera línea de ac- fondo, también las posesiones de
ción pedagógica, pues grandes un Estado omnipotente resultan
masas de individuos se han habi- privativas. Ahora bien, una de las
tuado a la seguridad meramente condiciones de una sociedad cons-
declarativa originada ex legem. Pro- tituida por auténticos propietarios
motores de esta última serían los es la moderación de la imposición
derechos sociales, culminación del de la herencia, pues sobrepasado
subjetivismo jurídico253. En este cierto límite se convierte en una
punto merece la pena recordar la seria amenaza para el «patrimonio
advertencia de Röpke al exégeta de familiar», institución en crisis ac-
los derechos sociales, pues «si tualmente a causa de la generaliza-
existe en el mundo un derecho so- ción de la fiscalidad progresiva257.
cial, este es el derecho a la propie-
No obstante, la actitud del econo-
dad, y nada más típico de la confu-
mista ante la política fiscal regula-
sión de nuestro tiempo que la cir-
dora de las transmisiones heredi-
cunstancia de que, hasta ahora,
tarias resulta ambigua, pues acep-
ningún gobierno y ningún partido
ta como principio general la pro-
hayan inscrito este lema en su
gresividad impositiva, si bien ad-
bandera»254.
vierte de un doble peligro: por un
Mas la propiedad requiere tam- lado, el hostigamiento que supone
bién la prevención permanente en sí misma; por el otro, el riesgo
contra su concentración, pues es- de que bajo la presión de los des-
ta posibilidad constituye en sí mis- poseídos se anule todo estímulo
ma la «negación de la propiedad posesivo. ¿Qué criterio debe guiar
en su sentido antropológico y so- la política fiscal? Según Röpke, és-
ciológico»255. La propiedad reuni- ta debe siempre aspirar a transfor-
da en grandes conglomerados de mar la mala propiedad en buena,
riqueza acaso no sea ya propiedad, evitando, al mismo tiempo, que la
sino otro tipo de institución pro- propiedad se convierta en renta258.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 63


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Junto a la pedagogía de la pro- trición social» del hombre, aboca-


piedad, la imposición de la suce- do a una convivencia anónima en
sión y la lucha contra las fuerzas el seno de grupos sin verdadera
monopolísticas que impelen la substancia comunitaria. La masifi-
concentración de propiedades co- cación desplaza siempre el centro
losales, la rehabilitación de la pro- de gravedad del individuo hacia lo
piedad ha de tener una plasmación colectivo; no obstante, puede dis-
concreta jurídica, pero sobre todo tinguirse con Röpke la «masa en
espiritual. La fórmula preferida por estado agudo», o estado transito-
Röpke es la propiedad de la tierra y rio causado por determinadas con-
de la vivienda, tanto por las ex- tingencias y la propia constitución
traordinarias posibilidades que de la psicología de las muchedum-
ofrece a la descentralización, como bres, de la «masa en estado cróni-
por su carácter vital para las fami- co», la cual presupone una forma
lias. La generalización de la tierra continuada de existencia caracteri-
podría incluso suplir las deficien- zada por el aborregamiento y la fal-
cias en cuanto a la difusión de la ta de independencia (masificación
propiedad de los medios de pro- en sentido moral), así como la di-
ducción, la cual, dado el gigantis- solución de la estructura social y la
mo de las sociedades anónimas, desagregación de los lazos institu-
se limitaría a la democratización cionales (masificación en sentido
de sus títulos jurídicos o acciones. sociológico)260.

b) Desmasificación b.1. Homo insipiens gregarius

Röpke, admirador de Ortega, El hombre masificado es para


solía mentar encomiásticamente Röpke un engendro espiritual que
su libro La rebelión de las masas. Se en algún lugar denomina irónica-
explica así la centralidad que en el mente homo insipiens gregarius261. Pa-
pensamiento social del primero ra su disección el autor echó mano
ocupa el concepto de masificación de Ortega, pero también de la vas-
de la vida. La masificación, en la ta literatura que después de la II
que han concurrido numerosas guerra mundial se desarrolló acer-
causas259, constituye, como proce- ca de los males de la sociedad de
so general, una suerte de «desnu- consumo. En esta última viene

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

64 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

operándose la destrucción de la fa- cuerda a la naturaleza o a la belle-


milia tradicional, expropiadas por za tiende a ser proscrito en un
el Estado algunas de sus prerroga- mundo en el que la patente de rea-
tivas naturales, entre las que des- lidad la da la publicidad, y la espe-
taca la educación262. cie, por primera vez, se aburre264.
En las sociedades modernas,
que «se disuelven en individuos b.2. Filosofía social de la
sin conexión y se coagulan en ma- descentralización
sa» el verdadero problema no está
Uno de los corolarios del pensa-
en el aumento del nivel de vida,
miento social de Röpke se halla en
pues de alguna manera, también el
lo que bien podríamos denominar
nivel de vida ha tenido que ver con
la filosofía social de la descentrali-
la agregación informe de los hom-
zación, negación muy meditada
bres en un mundo desarraigado.
del colosalismo social. Ante este
Por eso decía Röpke que las políti-
último, Röpke mantuvo una acti-
cas sociales tradicionales, obsesio-
tud inflexible, pues veía en él uno
nadas sobre todo por la renta, sue-
de los males de la civilización eu-
len acentuar el mal que pretenden
ropea, en cuya labor de zapa labo-
combatir. «Esta concepción explica
raron durante más de un siglo tan-
simplemente la ceguera con que
to el individualismo desbocado del
algunos círculos toman lo material
liberalismo como el colectivismo
como lo esencial y pasan por alto
reactivo que le sucedió. Estética-
el problema más hondo de la natu-
mente, el autor siempre fue parti-
raleza humana universal»263.
dario de un regreso a lo pequeño,
Uno de los peligros de la masifi- representado por la vindicación de
cación está cifrado en la facilidad la vida rural, de la agricultura in-
con que el Estado puede erigirse tensiva, de la artesanía y demás
en tutor de un rebaño de hombres modos de vida alternativos a la
que no saben apreciar las burkea- concepción artificialista propia de
nas unbought graces of life, encareci- las sociedades industriales capita-
das una y otras vez por el econo- listas. Ahora bien, Röpke no se
mista alemán como símbolo de ajusta al patrón del escritor con-
una vida verdaderamente huma- servador tradicionalista, espiritual-
na. Por desgracia, todo lo que re- mente polarizado por un mundo

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 65


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

que, promediado el siglo XIX, em- espiritual de Europa, época de su-


pezó a ser sustituido por las gran- ma indigencia espiritual «época
des estructuras industriales; las terrible y acéfala»266 en la que se
mismas que, finalmente, han da- abandonaron las saneadas
do carácter a nuestra centuria. Su fórmulas filosóficas, políticas y de-
perfil es más bien el del pensador más, incoadas en el siglo XVIII. A
agónico, consciente de que la his- ello contribuyeron las dos grandes
toria no regresa jamás. revoluciones que han configurado
el mundo contemporáneo, la revo-
Pero lo que realmente ha des-
lución política y la revolución eco-
concertado a quienes le cataloga-
nómica. Tanto la Revolución Fran-
ron erróneamente entre los parti-
cesa como la Revolución Industrial
darios del individualismo, fue su
contribuyeron, si bien por vías dis-
crítica a los vicios del monopolis-
tintas, a la constitución de unas
mo capitalista o corporate
estructuras con las que el hombre
capitalism 265 , pues por un lado,
actual se ha familiarizado: los Es-
Röpke es un escritor anticolectivis-
tados omnipotentes (jacobinismo
ta, pero por el otro se manifiesta
contrario a los excesos del indivi- político) y las poderosas corpora-
dualismo decimonónico, paradóji- ciones económicas. Aquéllos y és-
ca causa de un gigantismo social tas serán responsables, en última
radicalmente antiindividualista. instancia, de la laminación de la
¿Cómo es esto posible? ¿Cómo el tradición y los valores europeos.
exacerbado individualismo liberal
Primeramente conspiró en con-
pudo promover las condiciones
tra del espíritu europeo lo que
que determinaron la aparición de
Röpke llamó «ceguera sociológica
las grandes posiciones de poder
del capitalismo», o incapacidad ca-
económico? La solución a estos in-
si general del pensamiento liberal
terrogantes nos aclara el sentido
para comprender que el mercado
último del humanismo económico
no es un producto natural, sino,
röpkeano como una filosofía social
antes bien, un artificio de la
de la descentralización y la des-
civilización267. El error dejó iner-
concentración.
mes a las fuerzas liberales ante los
Lo primero que debemos aten- defectos del capitalismo histórico.
der ahora es la idea del interregno No se tuvo en cuenta que toda

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

66 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

aglomeración de poder económi- lismo, propició la crítica de escrito-


co tiende también a configurarse res como Sismonde de Sismondi,
como poder político, directa o in- un suizo afincado en el norte de
directamente. Así, flagrantes abu- Italia y, como Röpke, amante de la
sos jurídicos se postularon como agricultura. Mas no imperó el sen-
consecuencias de la libre compe-
tido común y pasóse al extremo
tencia en un mercado libre. Ahora
opuesto, es decir, a un colectivis-
bien, en rigor, aquel «capitalismo
histórico» llegó a ser la antítesis mo socializante. Resultado de to-
del mercado libre pues, so capa de do ello fueron la masificación de la
individualismo, negábase la auto- vida y, asímismo, la proletariza-
nomía personal. Con intención ción, males que hacen aconsejable
paradójica, Röpke acuñó una ex- una sociedad en la que se refuer-
presión que define muy bien la cen los lazos de solidaridad entre
esencia de aquella filosofía: «co- los pequeños grupos y se establez-
lectivismo privado»268. ca como uno de los principios rec-
El viejo capitalismo, cada vez tores de la vida política el principio
más alejado del verdadero libera- de subsidiariedad.

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Notas
1 Tal vez convenga tener presente el samiento político» cultivado casi pri-
abismo que después de la II guerra mun- vadamente. Lo cual resulta tanto más
dial se ha abierto entre el «pensamiento inquietante, cuanto menos se oculta el
estatal» monopolizador de casi todos hecho de que durante toda la época mo-
los contextos universitarios y el «pen- derna ha sido plena la coincidencia entre

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Schmitt, último epónimo de la tradición bos volúmenes fueron concebidos como
«política» europea. una reconstrucción del saber económico
2 Véase Molina, Jerónimo (1997), La filoso- a partir de los conceptos aquilatados por
fía de la economía de Julien Freund ante la eco- la Escuela Austriaca, cuyas doctrinas co-
nomía moderna, Fundación Cánovas del locó el autor, a todos los efectos, en el
Castillo, Madrid, pp. 7-17. fiel de la balanza. La obra manifiesta una
evidente pretensión polémica desde el
3 Es el caso de ciertas corrientes que,
título, que, acaso para evitar equívocos,
dentro del paradigma neoclásico, han in-
se hubiese debido respetar en la traduc-
tentando hacer de la «economía» una
ción española: An Austrian Perspective on the
«mecánica». Véase Kirzner, Israel M.
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in the History of Economic Thought, Sheed & 5 Además, la expresión «oeconomie poli-
Ward, Kansas City, pp. 67-70. tique» sólo figura en la patente real,
4 La impresionante Historia del análisis eco- pues el texto esta rotulado como Traicté
nómico de Schumpeter está construida oeconomique du profit. Véase Freund, Julien
sobre la premisa fundamental de la lu- (1993), L’essence de l’économique, Presses
cha por la constitución científica de la Universitaires de Strasbourg, Estras-
economía política. Téngase en cuenta burgo, pp. 23-5. Cfr. Schumpeter, Joseph
que como consecuencia del prolongado Alois (1982), Historia del análisis económico,
influjo de las escuelas históricas en Ale- Ariel, Barcelona, p. 209. Rothbard, M. N.,
mania, la economía «teórica» apenas si ob. cit., pp. 275-7.
tuvo una importancia testimonial en 6 Véase Schmitt, Carl (1988), “El Estado
aquella nación hasta la I guerra mundial. como concepto concreto vinculado a una
Schumpeter, que se había formado en época histórica”, Veintiuno, n° 39.
Viena y no pudo ser catedrático en Ber-
7 La afortunada expresión es del jurista
lín, entre otros motivos por el mencio-
político Jesús Fueyo. Véase (1967), La
nado desinterés teórico de los profeso-
mentalidad moderna, I. E. P., Madrid, p. 271.
res alemanes, acusaba una cierta ten-
dencia a enfocar la economía como un 8 Sobre esto, Conde, Javier (1974), “Las
problema científico. En cierto modo, dos vías fundamentales del proceso de
aquella «tendencia» ha llegado a formar modernización política: constitucionali-
parte actualmente de la propia funda- zación, totalización», en Escritos y fragmen-
mentación de la economía. Por otro tos políticos, I. E. P., Madrid, vol. II. Alfred
lado, aunque no es comparable, tiene Müller-Armack, en un capítulo de su
también enorme interés para este asunto vasta Religion und Wirtschaft (1959), tradu-
Rothbard, Murray Newton (1999, 2000), cida al español en 1967 como Genealogía
Historia del pensamiento económico: El pensa- de los estilos económicos, estimaba impres-
miento económico hasta Adam Smith, Unión cindible mirar a los siglos XVI y XVII para

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

74 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

lograr una comprensión profunda del wirtschaft de los economistas alemanes y a


pensamiento económico moderno, indi- los reparos que pone al poco interés de
solublemente ligado a la Estatalidad. Adam Smith por mostrar la íntima rela-
9 Véase Aristóteles (1989), Política, C. E. ción entre el «complejo fenómeno de la
C., Madrid, libro I, caps. VIII y IX. economía humana en general y, particu-
larmente, su forma social, el Volkswirts-
10 Así tradujo Lorenzo Benito “Die Volks- chaft», con la resultante de una pluralidad
wirtschaft, die Volkswirtschaftlehre, und ihre Me- de esfuerzos individuales. Menger, Carl
thode”, artículo incluido en Schmoller, (1996), Investigations into the Method of the So-
Gustav (1905), Política social y economía polí- cial Sciences, Libertarian Press, Grove City,
tica. Cuestiones fundamentales, Heinrich y apéndice I, espec. p. 181.
cía, Barcelona, tomo II, pp. 83-179.
14 La expresión Staatswirtschaft, en cierto
11 Uno de los ejemplos más notorios fue modo equivalente, ajustábase más a la
la crítica miseana del intervencionismo, tradición político-económica germánica
elevado a categoría general y, por tanto, de las Staatswissenschaften. Por cierto que
no tomado como un mero expediente se- la realización más lograda de esta últi-
cundario de una teoría de los fallos del mas la constituyó, con todos sus defec-
mercado que cabe remontar a J. S. Mill o, tos y limitaciones, la Cameralística, que
incluso, al mismo A. Smith, quien aceptó se encuentra en el origen de la primitiva
en La riqueza de las naciones determinadas ciencia política alemana, pero también
prestaciones del Estado, no necesaria- de la teoría económica. Véase Müller-Ar-
mente de carácter subsidiario. mack, A. (1967), ob. cit., p. 228. Significa-
12 Véase Kirzner, I. M. (1976), ob. cit., pp. tivamente, el declive de las ciencias ca-
85-6. En esta opinión se denuncia el «in- merales, que únicamente brillaron a
dividualismo metodológico» de la Es- cierta altura en los estudios hacendísti-
cuela Austriaca. A veces se ha transgre- cos, coincidió con la recepción en Ale-
dido la lógica para hacer del individua- mania de la economía política de Adam
lismo como principio epistemológico un Smith. Esto explica, en parte, la diferen-
principio constitutivo de la sociedad. ciación en la matriz de las viejas ciencias
Para evitar este riesgo convendría tener camerales de una Oekonomische Wissen-
más a la vista la preferencia, no mera- schaft y una Polizeiwissenschaft. Detalles de
mente formal, de E. von Böhm-Bawerk lo que aquí apenas si podemos comentar
por el «método aislante» y sus implica- esquemáticamente en Miglio, Gianfranco
ciones epistemológicas. Véase Böhm- (1988), “Le origini della scienza dell’am-
Bawerk, Eugen von (1999), “Economía ministrazione”, en Le regolarità della Politica.
histórica y economía teórica (1896)”, en Scritti scelti, raccolti e pubblicati dagli allievi,
Ensayos de Teoría económica, Unión Edito- Giuffrè, Milán, vol. I. Por supuesto, Mü-
rial, Madrid, vol. I, p. 163, nota 1. ller-Armack, A. (1967), ob. cit. Pp. 234 sq.
13 Véase la corroboración de esa opinión en 15 Sobre esta delicada cuestión termino-
la crítica de Menger al concepto de Volks- lógica se hace alguna luz en el artículo

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 75


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

«Wirtschaft», recogido en el séptimo volu- 19 Véase Schmoller, Gustav (1905),


men de la obra dirigida por Koselleck, “Carta abierta a Heinrich von Treitschke”,
Reinhart (1972-1997), Geschichtliche Grund- en ob. cit., tomo I, pp. 119 sq.
begriffe: historisches Lexikon zur politisch-sozialen 20 No puede decirse que la polémica so-
Sprache in Deutschland, Klett-Cotta, Stutt- bre unas supuestas leyes inmanentes de
gart, tomo VII, pp. 581-4. la economía sea una cuestión científica
16 Véase Schmoller, G. (1905), ob. cit., menor. No obstante, desde un punto de
tomo II, pp. 85-86. Tenía razón pues Kirz- vista económico poco puede añadirse a
ner cuando anunció la novedad del uso las puntualizaciones de Böhm-Bawerk en
schmolleriano de la «terminología Politi- «Poder o ley económica», de 1914. Véase
cal Economy como sinónimo de Volkswirts- en Böhm-Bawerk, Eugen von (1999), ob.
chaft». Kirzner, I. M. (1976), ob. cit., p. 85. cit., pp. 231-308. No es casualidad que
las sesiones científicas con que se cele-
17 La expresión prototípica de ese pen- bró el centenario de la fundación del Ve-
samiento, si bien no la única, es el mer- rein für Socialpolitik (Bonn, 1972) tuviesen
cantilismo. Véase Heckscher, Eli F. idéntico lema: Macht oder ökonomisches Ge-
(1983), La época del mercantilismo, F. C. E., setz? Desde la óptica del sistema social la
México. última palabra al respecto fue la de los
ordoliberales, quienes se esforzaron por
18 Véase Rodríguez, Federico (1974), In-
demostrar la dependencia política y jurí-
troducción en la política social, Cívitas, Ma-
dica del orden económico.
drid, vol. I, pp. 41-60. Actualmente, el in-
terés teórico por la política social tiene 21 La responsabilidad en este punto le
una representación académica mínima. corresponde a Jean B. Say, quien puso en
La obra mencionada del profesor Rodrí- circulación la confusa tricotomía produc-
guez, a pesar de algunos planteamientos ción-distribución-consumo.
incorrectos, constituye uno de los más 22 Véase Schmoller, Gustav (1905), “La
meritorios ensayos historiográficos de la justicia en la economía”, en ob. cit.,
literatura político-social del último tomo II.
cuarto de siglo. En general, la actitud
científica predominante ante este tipo de 23 Véase Schmoller, Gustav (1905),
cuestiones ha sido dejar en suspenso la “Carta abierta a Heinrich von Treitschke”,
opinión, volcándose el especialista, más en ob. cit., tomo I, p. 235.
bien, sobre análisis empíricos y ético- 24 Una resumida historia de la Asocia-
normativos que, sin embargo, presumen ción para la política social en Hagemann,
resuelto el problema central de la polí- Harald y Trautwein, Hans-Michael (1999),
tica social, a saber: su sentido histórico. “Verein für Socialpolitik. The Association of
Quizá esto no sea tan raro si se tiene en German-speaking Economist”, en Royal
cuenta que ni siquiera en el Lexikon de Economic Society. Newsletter, nº 107. Para la
Koselleck se le dedica un estudio especí- primera época de la Asociación: Böse,
fico a la voz Sozialpolitik. Franz (1939), Geschichte des Vereins für Social-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

76 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

politik. 1872-1932, Duncker & Humblot, Movimientos sociales y monarquía, C. E. C.,


Berlín. Para los debates posteriores a la Madrid.
reconstitución de 1948: Schefold, Ber-
29 Véase Stein, L. Von (1981), ob. cit., pp.
tram (1999), “Die Wirtschafts- und Sozial-
193 sq.
ordung der Bundesrepublik Deutschland
im Spiegel der Jahrestagungen des Ve- 30 El Estado verdaderamente «mo-
reins für Socialpolitik 1948 bis 1989”, en derno» en el sentido que le da Jouvenel,
Zeitschrift für Wirtschafts- und Sozialwissens- Bertrand de (1976), Les débuts de l’État mo-
chaften, vol. VIII. derne. Une histoire des idées politiques au XIX
25 Una genealogía del primer giro siècle, Fayard, París.
epistemológico (economía política) de- 31 Creemos que esta tesis se ve abonada
bería referirse como focos originarios a por el hecho de que, ya en nuestro siglo,
las zonas luteranas y católicas, por utili- economistas «teóricos» como von Mises,
zar la terminología de Müller-Armack Hayek, Eucken o el propio Röpke se hu-
el mismo Montchrestien fue un cató- biesen movido en los ambientes del Ve-
lico simpatizante de los hugonotes. rein für Socialpolitik. En el capítulo 4º de la
Sin embargo, el segundo giro IV parte de Historia del análisis económico,
epistemológico experimentado por los desgraciadamente inacabado, tuvo
saberes económicos ha sido genuina- Schumpeter el acierto de separar el estu-
mente alemán. Aunque «algunos de los dio de la Socialpolitik y del Historicismo.
factores que explican el ascenso de la Schumpeter, Joseph A. (1982), ob. cit.,
Escuela Histórica alemana se daban en pp. 877 sq.
todas partes», la mutación constituía un
«fenómeno propiamente alemán, nacido 32 La polémica, actualizada periódica-
de raíces específicamente alemanas y mente, entre política económica y polí-
dotado de vigores y debilidades típica- tica social no tiene verdadero interés
mente alemanas». Son palabras de teórico. Aunque puede resultar simpá-
Schumpeter, J. A. (1982), ob. cit., p. 898. tica y de buen tono, siempre es estéril.
Según las fuerzas de los partidarios de
26 Schumpeter, J. A. (1982), ob. cit., p. una y otra, toca a veces consagrar el lema
844. «la mejor política económica es una
27 Según el economista de origen aus- buena política social»; la minoría que
triaco, Schmoller y su nutrido grupo «se sostiene lo contrario, «la mejor política
desviaron del abrupto sendero que lleva social es una buena política económica»,
a las conquistas científicas» (ob. cit., p. aguardará entonces la ocasión para re-
878), estando a punto aplastar el «com- volver la fórmula oficial.
ponente teórico de la economía general»
33 Sobre este concepto historiográfico,
(ob. cit., p. 922).
Molina, Jerónimo (2000), La política social
28 Existe una traducción parcial en len- en la historia, Diego Marín-Librero Editor,
gua española: Stein, Ludwig von (1981), Murcia, cap. I.

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 77


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

34 La afirmación debe no obstante mati- 38 Véase al respecto Kirzner, Israel M.


zarse, pues al menos los juristas han se- (1976), ob. cit., pp. 155-7.
guido cultivando minoritariamente la po-
lítica social como política jurídica laboral 39 Véase Rothbard, Murray N. (1991),
“L’apriorisme extrême”, en Économistes et
y de seguridad social, manteniendo en-
charlatans, Les Belles Lettres, París, pp.
tonces un interés instrumental en las
85-96.
magnitudes de la economía pública. Las
relaciones entre la política social y la 40 Véase Huerta de Soto, Jesús (1994),
rama «social» del derecho merecen un “Método y crisis en la ciencia econó-
estudio aparte en el contexto del movi- mica”, en Estudios de economía política,
miento del socialismo jurídico o, en ter- Unión Editorial, Madrid, p. 64.
minología científica, socialización del
derecho, abanderado casualmente por 41 Véase Schmoller, Gustav (1883), “Zur
un hermano de Carl Menger, Anton. Methodologie der Staats- und Sozialwis-
senschaften”, Jahrbuch für Gesetzgebung,
35 El problema de la neutralidad axioló- Verwaltung und Volkswirtschaft im deutschen
gica (Wertfreiheit) está muy bien delimi- Reich.
tado en Weber, Max (1992), Essais sur la
42 Véase Menger, Carl (1996), Die
théorie de la science, Pocket-Presse de la
Irrthümer des Historismus in der deutschen Na-
cité, París.
tionalökonomie, Scientia Verlag Alen, Dar-
36 Una amplia exposición de todo el mstadt. Menger había enviado su libro a
asunto desde sus principios en Huerta Schmoller con el fin de proseguir la dis-
de Soto, Jesús (1992), Socialismo, cálculo cusión. Sin embargo, hastiado y «para no
económico y función empresarial, Unión Edito- incurrir en la descortesía de romper un
rial, Madrid. libro suyo tan bellamente presentado»,
Schmoller le reintegró el ejemplar. Ade-
37 Treitschke reprochó a Schmoller su más, hizo pública inmediatamente la
apología de una especie de socialismo carta que acompañaba la devolución. El
de Estado a la prusiana, alarmado más texto de la carta se recoge en Hayek, Frie-
que por la idea de la Sozialekönigtum, por drich A. von (1996), “Carl Menger (1840-
la extraña mezcla de la dinastía de los 1921)”, en Las vicisitudes del liberalismo,
Hohenzollern con el principio democrá- Unión Editorial, Madrid, p. 58, nota 53.
tico. Schmoller replicó inmediatamente
43 El tono áspero de la reseña de Sch-
y, por elevación, aprovechó para infligir
moller fue suavizado en la reimpresión
un duro golpe a los partidarios de la eco-
del texto en Schmoller, Gustav (1896),
nomía clásica del Congreso de los eco-
Zur Literaturgeschichte der Staats- und So-
nomistas alemanes (Kongreß des deutschen zialwissenschaften.
Volkwirte), autodisuelto en 1885. Una ex-
posición del debate en Molina, Jerónimo 44 Véase Schumpeter, Joseph A. (1982),
(2000), ob. cit., pp. 64-7. ob. cit., p. 893.

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78 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

45 Véase Böhm-Bawerk, Eugen von tas») y socialistas. Véase Schmoller, Gus-


(1999), “Economía histórica y economía tav (1905), “Teorías variables y verdades
teórica”, ob. cit., vol. I, p. 165. estables en el domino de las ciencias so-
46 Véase Böhm-Bawerk, Eugen von ciales y de la economía política actual”,
(1999), en ob. cit., vol. I, p. 166. ob. cit., tomo II, p. 63. Pero es sabido que
aquellos buenos oficios no le valieron
47 Véase Böhm-Bawerk, Eugen von sino el estigma de «socialista de cáte-
(1999), en ob. cit., vol. I, p. 178. dra» (H. Oppenheim) o «patrón del so-
48 Véase Böhm-Bawerk, Eugen von cialismo» (H. von Treitschke).
(1999), en ob. cit., vol. I, p. 179-81. 54 Véase Eucken, Walter (1967), Cuestiones
49 Véase Sombart, Werner (1929), “Eco- fundamentales de la economía política, Alianza
nomic Theory and Economic History”, Editorial, Madrid.
Economic History Review, vol. II, nº 1. El ob- 55 Véase Eucken, Walter (1967), ob. cit.,
jetivo de aquel estudio era poner en p. 71, nota 4.
forma su noción de «sistema econó- 56 Véase Eucken, Walter (1967), ob. cit.,
mico» como medio comprehensivo de p. 67, nota 3.
los materiales históricos y teóricos apor-
tados por los investigadores. En esa 57 Véase Eucken, Walter (1967), ob. cit.,
misma línea se desenvolverán también, p. 77.
creemos que con mayor éxito, las investi- 58 Véase Eucken, Walter (1967), ob. cit.,
gaciones sobre el «estilo», el «plan» y el p. 87.
«orden» económicos de la Economía So- 59 Sobre esto véase también su obra
cial de Mercado. póstuma e inacabada: Eucken, Walter
50 Así lo da a entender en su interpreta- (1956), Fundamentos de política económica,
ción del Methodenstreit Huerta de Soto, Je- Rialp, Madrid.
sús (1997), “La Methodenstreit, o el enfoque 60 Véase Eucken, Walter (1967), ob. cit.,
austriaco frente al enfoque neoclásico en p. 120.
la ciencia económica”, en Actas del 5º Con- 61 Véase Eucken, Walter (1967), ob. cit.,
greso de Economía Regional de Castilla y León, respectivamente caps. VI y VII.
Servicio de Estudios de la Consejería de
62 Véase Böhm, Franz (1937), Die Ordnung
Economía y Hacienda de Castilla y León,
der Wirtschaft als geschichtliche Aufgabe und
Ávila.
rechtsschöpferische Leistung, Kohlhammer,
51 Véase Mises, Ludwig von (1986), La ac- Stuttgart-Berlín.
ción humana, Unión Editorial, Madrid.
63 Ludwig-Erhard-Stiftung (1981), Grund-
52 Véase Mises, Ludwig von (1975), Teoría texte zur Sozialen Marktwirtschaft, Gustav
e historia, Unión Editorial, Madrid. Fischer Verlag, Stuttgart-Nueva York,
53 El propio Schmoller pretendió oficiar vol. I.
en su tiempo de tercera escuela entre li- 64 Puede verse Müller-Armack, A. (1967),
berales («economistas», «manchesteris- ob. cit.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 79


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

65 Véase Eucken, Walter (1963), “El pro- científico», que recuerda más bien, a pe-
blema político de la ordenación”, en VV. sar de sus ínfulas futuristas, a los estu-
AA., La economía de mercado, Sociedad de dios de ciertos gramáticos hebreos del
Estudios y Publicaciones, Madrid, vol. I. siglo X sobre la Masorah, dedicados ex-
Que la interrelación entre lo político y lo clusivamente al recuento de ciertas pala-
económico existe pertenece, según Euc- bras y al estudio de su posición en los Li-
ken, a la categoría de las evidencias, «el bros Sagrados.
porqué y la forma de esta interdepen- 69 La pluralidad de corrientes en que
dencia es precisamente el gran pro- cabe descomponer intelectualmente el
blema». Ob. cit., vol. I, p. 51. pensamiento liberal contemporáneo
66 Véase Müller-Armack, A. (1963), “Las hace aconsejable trazar una clara distin-
ordenaciones económicas desde el ción entre el «Neoliberalismo» en sen-
punto de vista social”, en VV. AA., ob. cit., tido estricto, correspondiente a las gene-
vol. I, p. 118. raciones tercera y cuarta de la Escuela
67 Puede verse Neumark, F. (1980), “Erin- Austriaca de Economía (Hans Mayer y
nungen an Wilhelm Röpke”, en Ludwig- Ludwig von Mises; Friedrich A. von Ha-
Erhard-Stiftung (ed.), Wilhelm Röpke. yek) y un «Nuevo liberalismo», de ten-
Beiträge zu seinen Leben und Werk, Fischer dencia anarquizante, encabezado por los
Verlag, Stuttgart-Nueva York. También discípulos norteamericanos de von Mi-
las notas de Röpke, Eva y Böhm, Franz ses, en particular Murray N. Rothbard e
(1997), “Wilhelm Röpke”, en Schmack, I. Israel M. Kirzner, y abanderado en Eu-
(ed.), Marburger Gelehrte in der 1. Hälfte des ropa por economistas y escritores políti-
20. Jahrhunderts, Marburgo. También son cos como Jesús Huerta de Soto, François
de interés las informaciones recogidas Guillaumat o Raimondo Cubeddu. Para
en Dietze, Gottfried (1969), Prólogo a los «nuevos liberales», lo mismo que
Röpke, W., Against the Tide, Henry Regnery para los neoliberales en la II postguerra,
Company, Chicago. Asímismo: Baader, los ordoliberales (Escuela de Friburgo
Roland (1999), “Denker der Civitas hu- Walter Eucken, Economía Social de
mana”, Schweizerzeit, nº 20, 8 de octubre. Mercado Alfred Müller-Armack, Wil-
Ritenour, Shawn (1999), “Wilhelm Röpke: helm Röpke, Alexander Rüstow, etc.) han
A Humane Economist”, en Holcombe, sido siempre liberales in partibus infideli-
Randall G. (ed.), 15 Great Austrian Econo- bus, debido a su «contaminación» inte-
mists, Ludwig von Mises Institut, Auburn, lectual por los problemas del orden polí-
pp. 205 sq. Aporta algunos datos muy in- tico.
teresantes Hahn, Roland (1997), Wilhelm 70 Véase Jünger, Ernst (1995), “La movili-
Röpke, Academia Verlag, Sankt Agustin, zación total”, Sobre el dolor. La movilización
pp. 13-6. total. Fuego y movimiento, Tusquets, Barce-
68 El bibliografismo o manía de las citas lona.
de autoridad ha generado la curiosa me- 71 Remarque, Erich Mª (1999), Sin novedad
todología de los «índices de impacto en el frente, Edhasa, Barcelona, p. 7.

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80 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

72 No vamos a insistir aquí en el desas- 76 La «Desdichada», como llama Röpke


tre político que supuso para el orden po- a la Revolución de 1848, arruinó las fuer-
lítico europeo la liquidación de la singu- zas liberales y democráticas en Alema-
lar Monarquía. Por su parte, Röpke, nia. El prusianismo dominó entonces la
desde un punto de vista económico, se política de aquella nación, bien en la ver-
refirió en alguna ocasión al terrible «re- sión bismarckiana, bien, llegado el mo-
troceso en la racionalidad de la econo- mento, en la versión socialista. Las dos
mía mundial» que supuso la sustitución formas genéricas de prusianismo conta-
del imperio multinacional austro- ron, según es notorio, con el muy apre-
húngaro por una cohorte de pequeños ciable apoyo de los economistas neohis-
Estados nacionalistas, políticamente in- toricistas alemanes. Sobre la divisoria de
viables. Véase Röpke, Wilhelm (1959), 1848, a los efectos aquí reseñados, véase
Organización e integración económica interna- Molina, Jerónimo (2000), ob. cit., pp. 9 sq.
cional, Fomento de Cultura, Valencia, p. 77 Véase Röpke, Wilhelm (1959), Organi-
236. zación e integración económica internacional,
p. 12.
73 Tal vez no se le ha prestado la sufi-
ciente atención a este industrial y polí- 78 Ídem.
tico alemán, publicista visionario y teó-
rico de las novedades históricas: Von kom- 79 Véanse su estudio clásico de 1919 Na-
menden Dingen (1917), Die neue Wirtschaft tion, Staat und Wirtschaft (trad. inglesa:
(1983) Nation, State and Economy, New York
(1918), Der neue Staat (1919), Die neue Gesell-
University Press, Nueva York.)
schaft (1919). Véase el breve artículo de
Röpke, Wilhelm (1922b), “Die Wirtschaft- 80 Y una paz asímismo criminal, cabría
sideen Walther Rathenaus”, Der Herold, añadir, que inventó para justificarse el
año III, septiembre. mito del «soldado desconocido».

74 Schumpeter, Joseph A. (1970), “La cri- 81 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 13.
sis del Estado fiscal”, Hacienda Pública Es- 82 La misma opinión expresa Hayek: «La
pañola, nº 2. generación que empezó a estudiar la
75 Decía Röpke que «sin tener en cuenta economía y la sociedad al final de la I
las mutaciones de la estructura bélica, guerra mundial buscaba, antes que nada,
conocimientos reales de economía».
desde la época feudal hasta la actuali-
Véase Hayek, F. A. Von (1996), “El redes-
dad, difícilmente puede entenderse la
cubrimiento de la libertad: recuerdos
historia económica y social; tanto es así
personales”, en ob. cit., p. 210.
que incluso habría argumentos suficien-
tes para elaborar una filosofía de la his- 83 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 14.
toria desde el punto de vista militar». Véase también del mismo: (1963) “Sis-
Véase Röpke, Wilhelm (1935), “Fascist tema económico y orden internacional”,
Economics”, Economica, febrero, p. 92. en VV. AA., La economía de mercado.

LA TERCERA VÍA
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Jerónimo Molina Cano 81


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84 Véase Jelen, Christian (1984), L’aveugle- la influyente Der moderner Kapitalismus


ment. Les socialistes et la naissance du mythe so- (1902) de Werner Sombart, uno de los es-
viétique, Flammarion, París. tudios cimeros del historicismo econó-
mico trad. esp. del vol. III: (1984) El
85 De este libro escribe Hayek que les apogeo del capitalismo, F. C. E., México.
enseñó a jóvenes economistas como Mas la dimensión epistemológica e his-
Röpke, Lionel Robbins y él mismo que se tórico-estructural del concepto miseano
habían equivocado en sus planteamien- de «Gemeinwirtschaft» no siempre ha
tos iniciales. Véase Hayek, Friedrich A. sido atendida; al menos, no ha sido tra-
Von (1981), Introducción a la edición nor- tada temáticamente. Sí lo ha sido, en
teamericana de Mises, Ludwig von, Socia- cambio, el tipo real antagonista, el libe-
lism. An Economic and Sociological Analysis, ralismo, que es preciso referir a su libro,
Liberty Fund, Indianapolis, p. xix. En otro menos brillante en nuestra opinión, Libe-
orden de cosas, tal vez no haya que con- ralismus de 1927; significativamente, la 1ª
siderar afortunada la generalización de la edición inglesa de 1962 fue titulada The
traducción de «Gemeinwirtschaft» a to- Free and Prosperous Commonwealth  trad.
dos los idiomas como «socialismo». Para esp.: (1975) Liberalismo, Unión Editorial,
un escritor como von Mises que había vi- Madrid.
vido todavía de cerca los últimos coleta-
zos del «Methodenstreit», no carece de 86 Véase Mises, Ludwig von (1981), ob.
importancia la elección de «Gemeinwir- cit., pp. 413 sq.
tschaft» para referirse a las consecuen- 87 Véase Mises, Ludwig von (1920), “Die
cias socioeconómicas del socialismo Wirtschaftsrechnung im Sozialistischen
(doctrina social). En este sentido, Huerta Gemeinwesen”, Archiv für Sozialwissenschaft
de Soto se ha referido al socialismo, en und Sozialpolitik, vol. XLVII.
una definición deudora en última instan-
cia de la teoría de la superposición de F. 88 Véase Mises, Ludwig von (1986), ob.
Oppenheimer, como un «sistema de cit., cap. XI.
agresión institucional al libre ejercicio
89 Röpke, Wilhelm (1922a), Die Konjunk-
de la función empresarial». Véase Huerta
tur: Ein systematischer Versuch als Beitrag zu
de Soto, Jesús (1992), ob. cit., p. 87. En
Morphologie der Verkehrswirtschaft, Fischer,
nuestra opinión, lo que von Mises pre-
Jena.
tendía realmente era trascender las con-
secuencias de un problema teórico con- 90 Röpke y Hayek se conocieron en la re-
creto (imposibilidad del cálculo econó- unión de Viena de 1926. Desde entonces
mico) y elaborar un «tipo real», tal vez en se repitieron los intentos por parte del
la línea del más modesto estudio de primero de abrir el pensamiento del se-
Gustav Schmoller sobre el «sistema mer- gundo al sentido de lo político, redescu-
cantil» (1884) trad. ingl.: (1989) The bierto por quienes, más tarde, integra-
Mercantil System and its Historical Signifi- rían el grupo de los ordoliberales alema-
cance, Augustus M. Kelley, Fairfield y de nes. Como se verá después, aquí se en-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

82 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

cuentra la raíz de su ulterior ruptura vismo económico. Con esta delicada po-
intelectual. sición se corresponden sus esfuerzos por
91 Esta afirmación debe empero mati- hallar una vía o camino del medio, equi-
zarse por dos motivos, uno intrínseco al distante entre la economía apolítica y la
propio pensamiento hayekiano y el otro politización de la economía. Puede seña-
extrínseco. La primera razón es la belige- larse el artículo de 1923 “Wirtschaftlicher
rante vocación «política» de algunas de Liberalismus und Staatsgedanke” como
las obras más conocidas del autor (entre aquel en el que aparece en su pensa-
otras: Camino de servidumbre; Los fundamen- miento una constante preocupación por
tos de la libertad y los tres tomos de Derecho, lo político y sus determinaciones. No en
legislación y libertad). El motivo que llama- vano, la Comisión para las reparaciones
mos extrínseco se refiere al contraste de guerra le acercó a los hombres políti-
que supone la comparación del pensa- cos del momento, en particular a aque-
miento «político» de von Hayek con el de llos que intentaban estabilizar la Repú-
Murray N. Rothbard, que este último se blica en todos los órdenes. Arranca de
encargó de resaltar en (1995), La ética de la esta época la conexión intelectual entre
libertad, Unión Editorial, Madrid, cap. XX- los economistas liberales alemanes de la
VII. Sobre el pensamiento político de von generación de Röpke y quienes Dieter
Hayek véase Nuez, Paloma de la (1994), Haselbach calificó hace unos años, si-
La política de la libertad, Unión Editorial, guiendo el consenso científico, como «li-
Madrid. Acerca de Rothbard puede verse berales autoritarios», entre los que cabe
Modugno, R. A. (1998), Murray N. Ro- destacar al jurista político Carl Schmitt.
thbard e l’anarco-capitalismo americano, Véase Haselbach, Dieter (1991), Autori-
Rubbettino, Roma. Consideraciones su- tärer Liberalismus und Soziale Marktwirtschaft.
mamente interesantes en Iannello, Ni- Gesellschaft und Politik im Ordoliberalismus,
cola (1996), “L’utopia dello stato minimo. Nomos Verlag, Baden-Baden. Especial
Nozick e la sfida anarco-capitalista”, Studi interés tiene el contraste entre el denso
Perugini, vol. 2, julio-diciembre, pp. 11-30. artículo de Röpke para el Handwörterbuch
Por nuestra parte, hemos querido contri- der Staatswissenschaften (1929b), titulado
buir al esclarecimiento de la filosofía po- “Staatsinterventionismus”, y el archici-
lítica antiestatista del economista norte- tado Kritik des Interventionismus. Untersuchen
americano en nuestra monografía inédita zur Wirtschaftspolitik und Wirtschaftsideologie
Política y Estado en el pensamiento de Murray der Gegenwart (1929) de L. von Mises
N. Rothbard. trad. ingl.: (1996) Critique of Interventio-
92 La ruptura con la concepción utilita- nism: Inquiries into Present Day Economic Po-
rista y hasta cierto punto irenista de la licy and Ideology, Foundation for Economic
nueva economía política neoliberal, que Education, Irvington-on-Hudson. Frente
empieza a hacer su camino en los años a la negativa miseana de aceptar cual-
1920, se alinea en Röpke con el aban- quier tipo de interferencia estatal sobre
dono de toda simpatía por el colecti- la economía, Röpke, haciendo no obs-

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 83


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tante profesión de fe en el libre mercado, 101 Después del Anschluß la circulación


sostenía la necesidad de un Estado del libro fue prohibida en Austria. No
fuerte, capaz de contener el pluralismo obstante, hasta 1939 el libro tuvo gran
disolvente que, a la larga, hundió a la Re- difusión en los círculos de la Escuela
pública de Weimar. Como se verá más Austriaca, constituyendo una referencia
adelante, este es uno de los asuntos re- básica. La primera de las sucesivas reim-
currentes en su trilogía de los años 1940. presiones y reediciones es del año 1943
93 Lector incansable, Röpke frecuentó (Rentsch, Zürich).
los libros de algunos de los grandes es- 102 Röpke, Wilhelm (1966), Introducción a
critores europeos lo mismo que los de fi- la economía política, Alianza Editorial, Ma-
lósofos, historiadores o sociólogos de la drid, p. 11.
talla de Guglielmo Ferrero, Benedetto
Croce, Johan Huizinga, Paul Hazard, José 103 Röpke, Wilhelm (1966), ob. cit., p. 15.
Ortega y Gasset o Hans Freyer.
104 Röpke, Wilhelm (1966), ob. cit., p. 25.
94 Se refiere al mismo Hanhn, Roland
(1997), ob. cit. p. 14. 105 Desde un punto de vista teórico-eco-
95 Véase Röpke, Wilhelm (1969), “End of nómico el famoso debate había quedado
an Era?”, op. cit., pp. 80-1. liquidado. En este sentido, un conspicuo
socialista como Oskar Lange se distin-
96 A mediados de los años 1950 sería re- guió por reconocer la categoría de las crí-
habilitado en su cátedra de Marburgo, ticas de von Mises, de quien decía que
pero Röpke no quiso ya volver a tomar una estatua suya debía ser erigida en los
posesión de la misma. Ministerios de economía de los países
97 Véase Röpke, Wilhelm (1960c), Econo- socialistas, en agradecimiento por los
mía y libertad, Foro de la Libre Empresa, servicios prestados indirectamente a la
Buenos Aires, p. 80. teoría de una economía planificada bien
98 Röpke había contraído matrimonio en fundada. No obstante, desde una óptica
1923 con Eva Fincke y tuvo tres hijos, un política la disputa estaba todavía lejos
varón y dos gemelas. Lo que personal- de cancelarse, como se puso de mani-
mente le determinó a aceptar el ofreci- fiesto al reactivarse la polémica después
miento de la Universidad de Estambul de la II guerra mundial. El problema de
fue la mediación de su amigo Alexander fondo es insoluble y probablemente se
Rüstow, que había salido de Alemania ha enquistado académicamente como
unos meses antes para establecerse tam- consecuencia de la manía intelectual
bién en Turquía. preferentemente liberal que postula
que la economía no se pronuncia sobre
99 (1936), William Hodge, Londres. los fines. Ni siquiera M. N. Rothbard ha
100 Véase el opúsculo menor Röpke, Wil- conseguido despertar el interés del libe-
helm (1929a), Die Theorie der Kapitalbildung, ralismo por las determinaciones de la
Mohr, Tubinga. política y la posibilidad «insuperable

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

84 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

históricamente» de una evaluación polí- época. En nuestra opinión, la idea de or-


tica de la actividad económica. den de la Escuela Austriaca (el orden
106 En Economica, Febrero. espontáneo hayekiano) parece en exceso
deudora de paradigmas filosóficos supe-
107 Röpke, Wilhelm (1966), ob. cit., p.
rados, no escapando a una cierta manera
223.
ideológica e ingenua de pensar. En este
108 Röpke, Wilhelm (1935), “Fascist Eco- sentido, bien puede decirse que la pecu-
nomics”, loc. cit., pp. 96 y 98. liar forma de realismo del «konkreten
109 Röpke, Wilhelm (1935), “Fascist Eco- Ordnungsdenken» ha acelerado la des-
nomics”, loc. cit., p. 95. composición del modo de pensar ideoló-
110 Röpke, Wilhelm (1947a), La crisis social gico que, sin embargo, parece contenida
de nuestro tiempo, Revista de Occidente, en los últimos años por el «consensua-
Madrid, p. 1. lismo», grave vicio del entendimiento y
la voluntad. Véanse Fernández de la
111 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. Mora, Gonzalo (1986), El crepúsculo de las
cit., pp. 287 sq. También Röpke, Wilhelm ideologías, Espasa-Calpe, Madrid. Negro
(1956), Civitas humana, Revista de Occi- Pavón, Dalmacio (1996), “Los modos del
dente, Madrid, pp. 28-41. pensamiento político”, en Anales de la Real
112 Véase Mises, Ludwig von (1986), ob. Academia de Ciencias Morales y Políticas, año
cit., p. 1205. XLVIII, nº 73. Además, de este último
113 Véase Mises, Ludwig von (1996), (1997), “El liberalismo, la izquierda el si-
“Middle-of-the-Road Policy leads to So- glo XXI”, en Sanabria, Francisco y Diego,
cialism”, en Planning for Freedom and Sixteen Enrique de (ed.), El pensamiento liberal en el
other Essays and Address, Libertarian Press, fin de siglo, Fundación Cánovas del Casti-
Grove City. llo, Madrid.
114 (1985), Alianza Editorial, Madrid. La 116 La idea de la «Gesellschaftspolitik»
edición en lengua alemana de 1945, tra- como una política social dirigida a la es-
ducida por la esposa de Röpke, fue edi- tabilización de la sociedad, trascen-
tada e introducida por el propio Röpke: diendo los fines clasistas de la «Sozial-
Der Weg zur Knechtschaft, Rentsch, Er- politik», es probablemente anterior a la II
lenbach-Zürich. guerra mundial. No obstante adquirió
115 El tercio central del siglo XX ha mar- curso legal con un importante libro del
cado probablemente una divisoria en la jurista Achinger, Hans (1958), Sozialpolitik
mentalidad moderna, gracias a la emer- als Gesellschaftspolitik, Rowohlt, Hamburgo.
gencia del «pensamiento en órdenes 117 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 20.
concretos». Este ha conferido una suerte
118 Véase Röpke, Wilhelm (1959), ob.
de clarividencia a las ideas de los gran-
cit., pp. 20-23.
des escritores políticos (Carl Schmitt) y
económicos (Walter Eucken, Alfred Mü- 119 Nueva edición (1978), Porcupine, Fi-
ller-Armack, el propio Röpke) de la ladelfia.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 85


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

120 Imprescindible para comprender la 124 Muy interesante Erhard, Ludwig


época, Nolte, Ernst (1997), Nazionalsocia- (1989), Bienestar para todos, Unión Edito-
lismo e bolscevismo. La Guerra civile europea rial, Madrid.
(1917-1945), Biblioteca Universale Riz- 125 Hay alguna vaga alusión al asunto en
zoli, Milán. También Furet, François Hayek, Friedrich A. von (1996), “El redes-
(1996), Le passé d’une illusion. L’idée commu- cubrimiento de la libertad: recuerdos
niste au XXème siècle, L. G. F., París. Furet, personales”, en ob. cit., pp. 205-6. Más
François y Nolte, Ernst (2000), Fascisme et información en Hartwell, Ronald Max
communisme, Hachette, París. (1995), A History of the Mont Pèlerin Society,
Liberty Fund, Indianapolis, esp. cap. 5 y
121 Véase Hayek, Friedrich A. von (1996), 6.
“Homenaje a Röpke”, en ob. cit., p. 211. 126 Hayek, Friedrich A. von (1996), ibídem.
122 Véase Erhard, Ludwig et al. (1994), Cfr. Böhmler, Andreas A. (1998), ob. cit.,
p. 163.
Economía social de mercado: su valor perma-
nente, Rialp, Madrid. Existen, no obs- 127 Sobre los antecedentes de este en-
tante, importantes diferencias entre los frentamiento véase Böhmler, Andreas A.
ordoliberales de la Escuela de Friburgo (1998), ob. cit., p. 164.
(Walter Eucken, Franz Böhm) y la línea 128 Röpke, que desempeñaba el cargo de
más heterogénea de Röpke, Alexander presidente de la Mont Pèlerin, sufrió en
Rüstow o, incluso, Alfred Müller-Armack. el transcurso de las sesiones de 1961 su
Sobre la aportación de todos ellos a la fi- primer infarto. Por lo demás, tendría
losofía política y social contemporánea cierto interés, en la perspectiva de la his-
se estudiará con mucho provecho la do- toria de las ideas, determinar hasta qué
cumentada obra de Böhmler, Andreas A. punto aquellos acontecimientos deter-
minaron el aislamiento del pensamiento
(1998), El ideal cultural del liberalismo. La filo-
liberal alemán de la II postguerra, situa-
sofía política del ordoliberalismo, Unión Edito-
ción agravada al no existir continuidad
rial, Madrid. Una exposición que a veces
en los estudios y ediciones sobre estos
se hace demasiado prolija no debe em- escritores fuera del área germánica.
pañar el extraordinario mérito de este li-
129 Inspiradas en la teoría leninista del
bro, en el cual, desgraciadamente, ape-
imperialismo. Véase Prébisch, Raúl
nas si han reparado los politicólogos his-
(1984), Capitalismo periférico. Crisis y transfor-
pánicos y otros estudiosos de la política
mación, F. C. E., México.
social.
130 Véase Prébisch, Raúl (1960), Introduc-
123 Su ejemplo también cundió, aunque ción a Keynes, F. C. E., México.
sin prender duraderamente, en la Italia 131 Röpke, Wilhelm (1960b), Los países
de Luigi Einaudi y en Francia, concreta- subdesarrollados, Ediciones del Atlántico,
mente en el ministerio económico de Buenos Aires, p. 1. Merece la pena con-
Jacques Rueff. frontar el espíritu de este librito con el

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

86 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

otrora famoso informe de Raúl Prébisch una tesis doctoral, de Skwiercz, S. H.


para la Conferencia de la ONU sobre co- (1988), Der dritte Weg in Denken von Wilhelm
mercio y desarrollo, celebrada en Gine- Röpke, Creator, Würzburg. En breve plazo
bra en marzo de 1964, y publicado el estará disponible Zmirak, John (2001),
mismo año con el título Nueva política co- Wilhelm Röpke, Intercollegiate Studies Ins-
mercial para el desarrollo, F. C. E., México. titute, Wilmington. Desde una perspec-
132 En 1979 se imprimieron en Berna los tiva institucional, en Alemania se ocupan
seis tomos de unos Ausgewählte Werke de del pensamiento röpkeano, si bien no ex-
W. Röpke, editados por Hayek, Hugo Sie- clusivamente, la Sociedad para la Economía
ber, Egon Tuchtfeld y Hans Willgerodt. de Mercado, de Tubinga, la Fundación Ludwig
Erhard y la Sociedad Friedrich August von Ha-
133 Una de las ediciones röpkeanas más yek, ambas con sede en Bonn. En Suiza,
recientes es el texto inglés de su gran li- concretamente en Zürich, existe una Fun-
bro Jenseits von Angebot und Nachfrage, titu- dación para el pensamiento occidental que tam-
lada (1998), A Humane Economy. The Social bién patrocina los estudios sobre Röpke.
Framework of the Free Market, Intercollegiate Tan sólo en los Estados Unidos de Amé-
Studies Institute, Willmington. Merece la rica existe un Instituto Wilhelm Röpke, en
pena destacar la reedición de la clásica Steubenville (Ohio), editor de la Röpke
traducción al idioma húngaro de (1996), Review, de circulación muy restringida.
Civitas humana, Kráter, Budapest. Una
nueva edición en inglés de esta última 134 Véase Díez del Corral (1945), “El
está fechada en el mismo año: The Moral hombre y lo colosal. En torno a un libro
Foundations of Civil Society, Transactions de Guillermo Röpke”, Suplemento de Política
Publ., Londres. Hace poco más de un social. Revista de Estudios Políticos, nº 1.
año, coincidiendo con el centenario de
su nacimiento, se editó en suiza un pre- 135 Una bella semblanza de Díez del Corral
cioso breviario de su pensamiento: en Negro Pavón, Dalmacio (1999), “Despe-
Röpke, Wilhelm (1999), Das Maß des Mens- dida universitaria”, Veintiuno, nº 42.
chlichen. Ein Wilhelm-Röpke-Brevier, Ott Ver- 136 Al consejo de redacción de la misma
lag, Thun. Los estudios sobre Röpke no pertenecían profesores del máximo nivel
son demasiado abundantes, si bien no como Valentín Andrés Álvarez, que parti-
son infrecuentes las referencias a su obra cipó en la revisión de la traducción de La
en un reducido número de economistas crisis social de nuestro tiempo, José Castañeda
neoliberales. En la literatura germánica o el mismo José Vergara, traductor para
reciente destaca una sucinta introduc- la Editorial de la Revista de Derecho Pri-
ción a su pensamiento social y político vado del Camino de servidumbre de F. A. von
de Hahn, Roland (1997), ob.cit. Pero so- Hayek.
bre todo el más ambicioso trabajo de
Helge Peukert (1992), Das sozialökonomische 137 Se trata del volumen III de la colec-
Werk Wilhelm Röpkes, Lang, Frankfurt. Debe ción. La segunda edición apareció en
contarse también con el libro, basado en 1956.

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 87


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

138 Volumen XI. Alianza Editorial pu- capitalismo”, en Hayek, Friedrich A. von
blicó en 1966 la 2ª edición. Manteniendo et al., El capitalismo y los historiadores, Unión
el mismo título apareció la 3ª (1974) en Editorial, Madrid.
Unión Editorial. Esta misma casa pre- 146 Apreciaciones muy oportunas en Kirz-
sentó una 4ª edición con nuevo título en ner, Israel M. (1976), ob. cit., pp. 43-8.
1988: La teoría de la economía.
147 Véase Sombart, Werner (1993), El
139 Volumen XII. burgués, Alianza Editorial, Madrid, p. 38.
140 Véase Velarde Fuertes, Juan (1990), 148 Los economistas, incluso quienes lo
Economistas españoles contemporáneos. Prime- fueron ante literam, pensaron siempre en
ros maestros, Espasa-Calpe, Madrid, pp. valores. Es casi seguro que ello fue posi-
30-57. ble gracias a la idea de «precio». La ge-
141 Una nueva edición se publicó en neralización de esta manera de pensar a
Unión Editorial en 1979. La última edi- partir del siglo XVIII, llegando a consti-
ción, también de Unión Editorial, es de tuirse incluso en sistema filosófico a
1996. principios del XX (Estimativa), o a influir
142 Sobre la trascendencia de estos se- profundamente en el modo de desenvol-
minarios hay alguna alusión en Huerta verse el pensamiento jurídico (interpre-
de Soto, Jesús (1992), ob. cit., p. 11. tación jurídica con arreglo a valores) o
político (pluralismo de valores como
143 Véanse las reseñas de Martínez Ro-
principio de configuración de la unidad
dríguez, Marina (1999), en Revista Empresa
política de un pueblo), no apunta otra
y Humanismo, nº 1, y de Aranzadi del Ce-
cosa que el inmenso prestigio del que se
rro, Javier (1999), en Veintiuno, nº 40.
ha beneficiado la economía, a pesar de
144 Al que habría que sumar la labor del las críticas, desde el siglo XIX. El pensa-
Instituto Empresa y Humanismo de la miento político no puede, clarísima-
Universidad de Navarra, en el marco de mente, pensar en valores, pues entre la
la investigación sobre la ética empresa- decisión y la no decisión no hay una es-
rial y la economía social de mercado cala de voluntades graduadas capaz de
véase por ejemplo Böhmler, Andreas ser articulada por el «compromiso» fa-
A. (1990), “La filosofía política de la eco- lacia del consensualismo. En política
nomía social de mercado”, en Seminario no existen «soluciones» porque, para
permanente Empresa y Humanismo, nº 26, ju- desgracia de los exégetas de la mecánica
nio, o el interés a título personal de del Political System, no hay nada parecido
profesores de economía política como J. a la intersección de la curva de la oferta y
Huerta de Soto, de la Universidad Rey la demanda económicas. Incitador Sch-
Juan Carlos, o S. García Echevarría. mitt, Carl (1992), “La época de las neu-
145 Véase Mises, Ludwig von (1983), La tralizaciones y de las despolitizaciones”,
mentalidad anticapitalista, Unión Editorial, El concepto de lo político, Alianza Editorial,
Madrid. Además, Jouvenel, Bertrand de Madrid, pp. 107-22. También, del mismo,
(1997), “Los intelectuales europeos y el (1961), «La tiranía de los valores», Revista

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

88 Jerónimo Molina Cano


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de Estudios Políticos, nº 115. Sobre la di- 157 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
mensión mítica de las soluciones políti- cit., p. 326
cas: Jouvenel, Bertrand de (1977), De la 158 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
politique pure, Calmann-Lévy, París, pp. cit., p. 22.
284-94.
159 Véase Schumpeter, Joseph A. (1984),
149 Boudon, Raymond (1994), La logique Capitalismo, socialismo y democracia, Folio,
du social, Hachette, París. Barcelona.
150 Muy interesante Freund, Julien 160 Véase Kirzner, Israel M. (1975), Com-
(1987), “Besoin et économie”, en Politique petencia y función empresarial, Unión Edito-
et impolitique, Sirey, París. También Freund, rial, Madrid.
Julien (1993), ob. cit., pp. 31-49.
161 Véase Sombart, Werner (1993), ob.
151 Quinn, Dermot (1998), Introducción cit., p. 117-32, 137-41.
a Röpke, Wilhelm, A Humane Economy. The
162 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
Social Framework of the Free Market, p. xii.
cit., p. 339.
152 Decía Röpke que «a la física de la
163 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
economía hay que oponer su psicología,
cit., p. 151.
su moral, su espíritu; en una palabra, su
carácter humano». Röpke, Wilhelm 164 Véase Galbraith, John K. (1969), La
(1960a), Más allá de la oferta y la demanda, sociedad opulenta, Ariel, Barcelona. Este li-
Fomento de Cultura, Valencia, p. 340. bro, en el que lo mejor es una cierta vi-
sión cínica de la economía a la Thorstein
153 Röpke, Wilhelm (1947a), ob. cit., pp.
Veblen, se entiende hoy mucho mejor en
67-8. En otro lugar se refiere al economi-
la perspectiva de una obra más reciente,
cismo como una «incorregible manía de
Galbraith, John K. (1993), La cultura de la
convertir los medios en fines». Véase
satisfacción, Ariel, Barcelona.
Röpke, Wilhelm (1960a), ob. cit., p. 150.
165 Véase Quinn, Dermot (1998), ob. cit.,
154 Véase Röpke, Wilhelm (1935), “Fas- p. xii.
cist Economics”, ob. cit., p. 91.
166 El personalismo filosófico de Röpke
155 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. determinó su convicción en la indivisibi-
cit., p. 20. lidad de la libertad, idea que animó su
156 El papel desempeñado por los publi- interesante polémica con Croce, nada
cistas en la consolidación de la soberanía más aparecer La crisis social de nuestro
estatal en el siglo XVI acaso resulte com- tiempo. Según el economista, una cosa es
parable únicamente con el que se han la separación de las esferas de la acción
apropiado los economistas, con idéntica (política —imperio— y economía —do-
finalidad, desde 1914. No es casualidad minio—) y otra cosa bien distinta la des-
que el economista prototípico del siglo composición de la libertad personal en
XX haya pensado siempre en conceptos varios planos que pueden coexistir autó-
de la economía estatal. nomamente. Escribe Röpke: «La libertad

LA TERCERA VÍA
EN WILHELM RÖPKE

Jerónimo Molina Cano 89


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

económica es, sin duda, una forma esen- 175 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
cial de la libertad personal y premisa in- cit., p. 88.
dispensable de todo orden social diame- 176 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
tralmente opuesto al colectivismo». cit., p. 81.
Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. cit., p.
177 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
135. Croce sostuvo, en cambio, que la
cit., p. 61. El economicismo, como va-
coordinación entre libertad política y
riante de la mentalidad sociologista, no
económica no era condición necesaria
deja de dar vueltas incansablemente al
del sistema general de la libertad. Cabe
«molino de las causas, leyes o influen-
en su opinión la combinación de libera-
cias», ajeno a aquello en que realmente
lismo en lo político y de colectivismo en
consiste lo económico. Véase Manent,
lo económico; pues el principio de la li-
Pierre (1994), La cité de l’homme, Fayard,
bertad económica no es sino «libe-
París, p. 97.
rismo». Véase Röpke, Wilhelm (1960a),
ob. cit., pp. 147-9. No obstante, la opi- 178 Véase Dawson, Christopher (1995),
nión de Croce es más política de lo que a La religión y el origen de la cultura occidental,
primera vista parece. Encuentro, Madrid.
167 Véase Röpke, Wilhelm (1979), Maß 179 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
und Mitte, Velag Paul Haupt, Berna. cit., p. 26.
168 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. 180 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 126. cit., pp. 179 y 242.
169 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. 181 Sobre la mentalidad ideológico-so-
cit., p. 148. cial, Negro Pavón, Dalmacio (1996), “Mo-
dos del pensamiento político”, loc. cit.
170 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
182 Véase Belloc, Hilaire (1945), El Estado
cit., p. 194.
servil, La espiga de oro, Buenos Aires.
171 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
183 (1975), Dopesa, Barcelona.
cit., pp. 147-58.
184 Véase Blair, Anthony (1998), La tercera
172 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
vía, El País, Madrid. Giddens, Anthony
cit., p. 31.
(1999), La tercera vía: la renovación de la so-
173 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. cialdemocracia, Taurus, Madrid.
cit., p. 2. 185 En la literatura foránea tiene interés
174 Actitud, por lo demás, profunda- Campi, Alessandro y Santambrogio, Am-
mente política y que recuerda al famoso brogio (1997), Destra / Sinistra. Storia e feno-
lema de Raymond Aron: «Sin ilusiones menologia di una dicotomia politica, Antonio
pero sin pesimismo». Véase Campi, Ales- Pellicani, Roma. Fernández de la Mora,
sandro (1999), “Raymond Aron e la tradi- Gonzalo (1999), “Derecha e izquierda hoy”,
zione del realismo politico”, Studi Peru- Razón Española, nº 96. Negro Pavón, Dal-
gini, nº 8, p. 218. macio (1999), “Ontología de la derecha y

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la izquierda. Un posible capítulo de teolo- ruptura de los estadistas ingleses con los
gía política”, Anales de la Real Academia de hábitos mentales anteriores.
Ciencias Morales y Políticas, año LI, nº 76. 192 Véase Rüstow, Alexander (1933), “Die
186 Véase Stein, Lorenz von (1981), ob. Staatspolitischen Voraussetzungen des
cit., p. 28. wirtschaftlichen Liberalismus”, Schriften
des Vereins für Sozialpolitik, vol. CLXXXVII.
187 Véase Schmitt, Carl (1931), “Hacia el Ese texto se reeditó más tarde como «Li-
Estado total”, Revista de Occidente, mayo. beraler Interventionismus».
188 Véase Stein, Lorenz von (1981), ob. 193 También aportaron algo al debate
cit., p. 61. Luigi Einaudi (1942), “Economia di con-
189 Una buena exposición de este correnza e capitalismo storico. La terza
asunto, probablemente una de las últi- via fra i secoli XVIII e XIX”, Rivista di Storia
mas antes de que el problema de la tota- Economica, junio se trata de una ex-
lización de lo político fuese sustituido tensa recensión del libro de Röpke La cri-
por el del totalitarismo, en Conde, Javier sis social de nuestro tiempo; Salin, Edgar
(1942), Introducción al derecho político actual, (1942), “Ein Dritter Weg?”, Zeitschrift für
Escorial, Madrid, pp. 255-282. Constituye schweizerische Statistik und Volkswirtschaft; y,
un buen ejercicio intelectual confrontar finalmente, Mötteli, Carlo (1943), “Gibt
esas páginas con las de escritores como es einen dritten Weg?”, Neue Schweizer
Hannah Arendt y Jacob Leib Talmon, que Rundschau, marzo, y Mötteli, Carlo (1943),
tanto han influido en la interpretación “Die Schweiz und der dritte Weg”, Neue
politicológica de los regímenes totalita- Schweizer Rundschau, abril.
rios; respectivamente: (1998), Los orígenes 194 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
del totalitarismo, Alianza Editorial, Madrid, cit., p. 249, nota 1.
vol. III, y (1956), Los orígenes de la democracia 195 Véase Röpke Wilhelm (1947a), ob.
totalitaria, Aguilar, México. cit., p. 29.
190 Nos referimos a Weder Kapitalismus 196 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ídem.
noch Kommunismus (1919) y a Weder so noch 197 Véase Röpke, W. (1956), ob. cit., p.
so: Der Dritte Weg (1933). xiv.
191 Apurando la cita, prosigue Hecks- 198 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
cher: «Esto ha valido innumerables re- cit., p. 55.
proches a los estadistas de Inglaterra de
199 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
comienzos del siglo XIX. Y es innegable
cit., p. 31.
que su conducta, mejor dicho, su pasivi-
dad, influyó en el modo y en el sentido 200 Su programa de reforma seguía
como se desarrollaron las cosas». Véase siendo, empero, el mismo.
Heckscher, Eli F. (1983), ob. cit., p. 455. 201 Véase Mises, Ludwig von (1996),
Aunque tardíamente, un libro de 1938 de “The Middle-of-the-Road Policy leads to
H. MacMillan (The Middle Way) marcó la Socialism”, en ob. cit.

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CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

202 Véase Röpke, Wilhelm (1949), La cri- en realidad semántica, pues lo que
sis del colectivismo, Emecé, Buenos Aires, Röpke no aprueba es el experimento del
p. 21. colectivismo totalitario, sea bruno o
203 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. rojo. Sobre esta temática resultan clarifi-
cit., p. xvi. cadoras algunas páginas de Maschke,
Günter, “Zum Leviathan von Carl Sch-
204 Véase Röpke, Wilhelm (1949), ob.
mitt”, en Schmitt, Carl (1982), Der Le-
cit., p. 27.
viathan, Hohenheim, Colonia, pp. 227-
205 Véase Röpke, Wilhelm (1949), ídem. 242. También las de Julien Freund sobre
206 Véase Röpke, Wilhelm (1949), ob. la doble conceptualización del «totalen
cit., p. 30. Staat» en el pensamiento schmittiano.
207 Véase Molina, Jerónimo (2001), Véase Freund, J. (1978), “Vue d’ensemble
“¿Merecería el liberalismo económico te- sur l’oeuvre de Carl Schmitt”, Revue
ner futuro político?”, Veintiuno, n° 48. Européenne des Sciences Sociales, tomo XVI,
nº 44, pp. 30-31. Galli, Carlo (1996), Ge-
208 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. cit. nealogia della politica. Carl Schmitt e la crisi del
p. 318, nota 13. pensiero politico moderno, Il Mulino, Bolonia,
209 Para esto tiene interés Molina, Jeró- cap. XIII.
nimo (1999), Julien Freund, lo político y la po- 213 Véase Röpke, Wilhelm, La crisis social
lítica, Sequitur, Madrid, pp. 192-202. de nuestro tiempo, p. 246. Cfr. Schmitt, Carl
210 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob. (1932), “Gesunde Wirtschaft im starken
cit., pp. 192-3. Staat”, Mitteilungen des Vereins zur Wahrung
211 La generalización de las leyes-me- der gemeinsamen wirtschaftlichen Interessen in
dida y la mitificación de la constitución- Rheinland und Westfalen, nº 1.
pacto constituye el fenómeno jurídico tí- 214 Esta distinción, expresión mayor del
pico de las sociedades pluralistas en las Jus Publicum Europaeum, esencializa la
que se ha agotado el ciclo político del «neutralización de la política» y, así-
mando. Véase Schmitt, Carl (1992), Teoría mismo, el principio liberal de separación
de la Constitución, Alianza Editorial, Ma- de lo político y lo económico. A todo ello
drid. Para la noción de ciclo político Mi- atribuía Röpke el éxito de la política y la
glio, Gianfranco (1988), “Pluralismo”, en economía liberales sobre el «cesaroeco-
op. cit., vol. II. También Miglio, Gian- nomismo», reinventado en el colecti-
franco (2000), “La monocracia”, Hespérides, vismo contemporáneo. Véase, por ejem-
nº 20. plo, Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., pp.
212 El Estado fuerte de Röpke coincide 133 sq.
con la idea del Estado total de Carl Sch- 215 Véase Oppenheimer, Franz (1997),
mitt. Sin embargo, dada la temprana The State, Fox & Wilkes, San Francisco. En
confusión que se impuso en torno a este esto consiste la teoría oppenheimeriana
último, el economista se manifestaba de la superposición de lo político y lo
contrario al Estado total. La cuestión era económico, muy influyente sobre la tra-

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dición austriaca. En todo caso, es muy nal, si prevalece la convicción (...) de que
anterior la famosa definición del Estado la política sólo ha de moverse en torno a
de Bastiat: «Grande fiction à travers la- la idea de que no hay más que amigos y
quelle tout le monde s’efforce de vivre enemigos?». Röpke, Wilhelm (1959), ob.
aux dépens de tout le monde». Véase cit., p. 51.
Bastiat, Frédéric (1873), Sophismes économi- 217 Röpke, Wilhelm (1959), ob. cit., p. 53.
ques, Guillaumin et cie, París, tomo I,
p.332. Mucho más accesible es la antolo- 218 Véase Maritain, Jacques (1945), Prin-
gía Bastiat, Frédéric (1983), Ouvres écono- cipios de una política humanista, José Mª Ca-
miques, P. U. F., París. En aquel pensa- jica, Puebla, p. 239.
miento de Bastiat, más que en la teoría 219 Véase Maritain, Jacques (1945), ob.
de Oppenheimer, se inspira la acerba crí- cit., p. 246. El propio Röpke escribió que
tica de Röpke al Welfare State. Véase por «ser maquiavelista equivale a apostar
ejemplo: Röpke, Wilhelm (1969), “Rob- contra el tiempo». Véase Röpke, Wilhelm
bing Peter to Pay Paul: On the Nature of (1959), ob. cit., p. 54.
the Welfare State”, en Against the Tide. 220 La misma denuncia en un clásico in-
Röpke sostiene que, en última instancia, comprendido fechado en 1943: Burnham,
la redistribución es una especie de so- James (1953), Los maquiavelistas. Defensores
fisma económico. Cfr. Rothbard, Murray de la libertad, Emecé, Buenos Aires.
N. (1996), For a New Liberty. The Libertarian
Manifesto, Fox & Wilkes, San Francisco. El 221 Véase Aron, Raymond (1995), “La
economista norteamericano, quien por querelle du Machiavélisme”, en Machiavel
cierto lleva al límite la distinción entre et les tyrannies modernes, Fallois, París, p.
medios económicos y políticos postu- 393. También Molina, Jerónimo (1997),
lando el «nonaggression axiom» (ob. cit., “La supuesta apoliticidad del libera-
p. 23), entiende que la redistribución de lismo”, en Sanabria, Francisco y Diego,
la riqueza operada por Estado de Bienes- Enrique de (ed.), ob. cit., pp. 118-9.
tar ni siquiera admite la comparación tó- 222 Véase Röpke, Wilhelm (1959), ob.
pica con Robin Hood, el bandido bene- cit., p. 58.
factor, pues estima que el efecto redistri- 223 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
buidor opera preferentemente por tra- cit., pp. 147-52. Especialmente Röpke,
mos de renta («the redistribution is Wilhelm (1960a), ob. cit., p. 176 sq.
within income categories; some poor are
forced to pay for other poor», ob. cit., p. 224 La tragedia del liberalismo alemán,
162). aunque se perfila ya en 1815 y 1830, se
inició oficialmente con el fracaso de la
216 «¿De qué valen, en realidad, todos constitución de un Estado nacional entre
los tratados internacionales y los llama- marzo de 1848 y marzo de 1849. La obse-
mientos a los pueblos para que renun- sión por la fundación del Estado-nación
cien a una parte de su soberanía en aras provocó el abandono de los principios
del superior interés del orden internacio- más genuinamente liberales. Vióse así

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desplazado de la arena política e intelec- 229 Así concluye el maestro de econo-


tual por el prusianismo socialista (de Es- mistas: «La legislación antitrust ameri-
tado, socialdemócrata, nacionalsocia- cana fue intervención conforme, pues in-
lista), hundiéndose profundamente en el tentaba anular fuertes poderes monopo-
periodo de entreguerras. Su rearme inte- lísticos; la Ley de Arrendamientos Urba-
lectual después de la II guerra mundial, nos es un ejemplo de intervención
si bien se vio truncado finalmente por el disconforme porque regula los precios
auge del keynesianismo, rozó lo extraor- en el mercado libre de alquileres; pero
dinario. En el ambiente propicio de la no se puede dudar de que esta ley es li-
época influyó el desprestigio que sobre beradora en gran medida, pues cuando
sí había atraído el ideal nacional. Aun- hay gran escasez de viviendas, limitar los
que se abusó más tarde de la estigmati- derechos del propietario urbano es libe-
zación del concepto, lo cierto es que fi- rar a miles de individuos de una sumi-
nalmente se dieron las condiciones para sión a veces muy tiránica». Álvarez, Va-
que el liberalismo alemán se despren- lentín, A., Presentación de Röpke, Wil-
diese de su lastre histórico. Los avatares helm (1947a), ob. cit., p. xi.
del liberalismo alemán hasta 1849 se ex-
ponen con claridad y concisión en Abe- 230 En Röpke encontramos la convic-
llán, Joaquín (1987), Estudio preliminar a ción, ya que no la teoría, de que el mo-
Rotteck, K. Von, Welcker, C. T., Pfizer, P. A. nopolio tiene su causa en el intervencio-
y Mohl, R. Von, Liberalismo alemán en el siglo nismo estatal. Así, como parte de la polí-
XIX. 1815-1848, C. E. C., Madrid. tica de mercado, señálase la necesidad
de una política antimonopolios pasiva,
225 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. caracterizada por el rescate de las conce-
cit., pp. 207-8. El problema del plan eco- siones y prebendas en manos privadas;
nómico pone principio precisamente a la política antimonopolios activa pre-
Röpke, Wilhelm (1966), ob. cit., pp. 15-8. tende luchar contra las causas favorece-
doras del monopolio del lado de la
226 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), p. oferta. Cabe también una política anti-
204. Viene muy bien aquí la distinción monopolios activa del lado de la de-
freundeana entre lo económico (l’économi- manda, consistente en la educación del
que) y la economía (l’économie). Véase Fre- consumidor. Véase Röpke, Wilhelm
und, Julien (1993), ob. cit. También (1947a), ob. cit., pp. 292-300. Ha sido
Huarte, Juan (1980), La realidad primaria de Murray N. Rothbard quien ha demos-
lo económico y el sentido de la economía, Unión trado que el llamado «monopolio natu-
Editorial, Madrid. ral», concepto en el que siempre tropieza
227 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. la economía neoclásica, constituye un
cit., p. 205. sofisma económico. El monopolio, en su
opinión, siempre es político. Véase Ro-
228 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. thbard, Murray N. (1977), Power and Mar-
cit., p. 240. ket. Government and Economy, Sheed An-

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drews & Mc Meel, Kansas City. Especial- chaza frontalmente la alegría con que el
mente Rothbard, Murray N. (1964), Man, público se lanza a las compras a plazos,
Economy, State. A Treatise on Economic Princi- expresión de una «forma antiburguesa
ples, Van Nostrand, Princeton, cap. X. Se- de entender la vida». Véase Röpke, Wil-
gún Rothbard, la manía antimonopolista helm (1960a), ob. cit., p. 142.
proviene de la confusión entre libertad y 239 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
abundancia (ob. cit., p. 580). Según Mi- cit., p. 158.
ses, el monopolio puede producirse por
motivos netamente económicos en el 240 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
caso de demandas inelásticas; Rothbard, cit., p. 19.
sin embargo, expresaba su perplejidad 241 Véase Belloc, Hilaire (1945), ob. cit.,
ante dicha teoría, pues no encuentra de p. 167.
recibo culpar al productor de la inelasti-
242 Véase Belloc, Hilaire (1936), An Essay
cidad de una curva de demanda con-
on the Restauration of Property, The Distribu-
creta. En suma, el monopolio constituye
tist League, Londres. Mas en el prólogo a
un simple problema de libertad econó-
la tercera edición de The Servil State ya re-
mica; donde ésta no existe o se violenta
fiere que «de no restaurar la institución
aparece aquél como una «concesión o
de la propiedad nos veremos abocados a
privilegio especial otorgado por el Es-
restaurar la institución de la esclavitud;
tado, determinando el cierre de un área
no hay tercera vía». Véase Belloc, Hilaire
de la producción en beneficio de un indi-
(1927), The Servil State, Constable, Lon-
viduo o un grupo». Véase Rothbard, Mu-
dres.
rray N. (1964), ob. cit., p. 591.
243 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
231 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 20. También Molina, Jerónimo
cit., p. 33.
(1999), “El Estado servil”, Razón Española,
232 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. nº 96.
cit., pp. 33-41.
244 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob.
233 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. cit., p. 166.
cit., p. 36.
245 Véase Jünger, Ernst (1993), El trabaja-
234 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. dor. Dominio y figura, Tusquets, Barcelona,
cit., p. 37. p. 61.
235 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. 246 Véase Jünger, Ernst (1993), ob. cit., p.
cit., p. 40. 89.
236 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ídem. 247 Véase Jünger, Ernst (1993), ob. cit., p.
237 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob. 172.
cit., p. 132. 248 La cultura, afirma categórico el escri-
238 Véase Sombart, Werner (1993), ob. tor holandés, «se desarrolla en el juego y
cit., pp. 115 sq. Röpke, por ejemplo, re- como juego». Véase Huizinga, Johan

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(1972), Homo ludens, Alianza Editorial, 253 Messner habla, en este sentido, de la
Madrid, p. 205. generalización de una «histeria pensio-
nista», reivindicativa de ingresos sin con-
249 Tal vez por ello escribe Huizinga que trapartida. Messner, Johannes (1976), ob.
en la «cultura moderna apenas si se cit., p. 146.
juega y, cuando parece que juega, su
juego es falso». Véase Huizinga, Johan 254 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
(1972), ob. cit., p. 244. cit., p. 193.
255 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
250 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. cit., p. 191.
cit., p. 95-6, nota 18.
256 La propiedad plural o varia, que Ha-
251 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. yek tomó de Henry Maine, implica una
cit., p. 167. valoración positiva de su difusión en la
sociedad. Véase Hayek, Friedrich A. von
252 Por ejemplo: Messner, Johannes (1991), Los fundamentos de la libertad, Unión
(1976), La cuestión social, Rialp, Madrid. Editorial, Madrid, p. 169, nota 8.
También Pieper, Josef (1979), El ocio y la
vida intelectual, Rialp, Madrid. Para Mess- 257 Según Röpke, la familia ha sido redu-
ner, uno de los grandes problemas cida poco a poco a una mera unidad de
contemporáneos ha sido la transforma- consumo, expediente a la medida de
ción operada en la mentalidad del traba- quienes persisten en razonar como ma-
jador, quien ha sustituido la seguridad croeconomistas.
basada en la propiedad por la seguridad 258 Véase Röpke, Wilhelm, (1956), idem.
social de provisión estatal. Véase Mess- 259 Espirituales y morales, pero también
ner, Johannes (1976), ob. cit., pp. 463-4. demográficas, tecnológicas y político so-
El profesor Pieper, con mayor sofistica- ciales e institucionales. Véase Röpke,
ción filosófica, se interrogaba sobre «si Wilhelm (1947a), ob. cit., p. 18.
el mundo del hombre se agota con ser
un mundo de trabajo, si el hombre con- 260 Véase Röpke, Wilhelm (1960a), ob.
siste simplemente en ser funcionario, cit., pp. 80-1.
trabajador, si la existencia humana ad- 261 Véase Röpke, Wilhelm (1959), ob.
quiere su plenitud siendo exclusiva- cit., p. 207.
mente existencia que trabaja cotidiana- 262 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
mente». Véase Pieper, Josef (1979), ob. cit., p. 165.
cit., p. 37. Pieper tiene páginas especial-
mente luminosas sobre la proletariza- 263 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
ción, que define como una vinculación cit., p. 168.
general al proceso productivo, hasta el 264 Decía Röpke que el tedio constituye
punto que «agota el espacio vital del una enfermedad del espíritu típica-
hombre que trabaja». Véase Pieper, Josef mente actual. Röpke, Wilhelm (1960a),
(1979), ob. cit., p. 58. ob. cit., pp. 102 sq.

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265 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob. 267 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 146. cit., p. 66.
266 Véase Röpke, Wilhelm (1947a), ob. 268 Véase Röpke, Wilhelm (1956), ob.
cit., p. 9. cit., p. 141.

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