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VALORACIÓN CRÍTICA

La tradición solo se dedicó al problema ontológico, pero con la época moderna se sintió
la necesidad de entender la psicología de Cristo. Sin duda, para guiarnos mejor sobre
la psicología de Cristo es preciso partir de datos bíblicos. El punto de partida será
siempre la confesión en Cristo de un solo sujeto que personaliza dos naturalezas, la
divina y la humana. En el Nuevo Testamento, en Cristo existe un conocimiento
adquirido. A partir de su inteligencia, sus palabras hacen referencia a su mundo, como
sacado de él la experiencia. Además, hay una serie de conocimientos humanos que
tiene origen en la experiencia. Vemos también que Cristo no tiene conocimiento
científico o técnico de las cosas, pues no aportó progreso alguno de la ciencia. Jesús
crecía en sabiduría y tiene, así mismo, sentimientos de tristeza y alegría que brotan con
espontaneidad, o sea una reacción natural y normal ante las situaciones que se le
presentan. En Cristo existen luces infusas, conocimientos que no tienen explicación,
que vienen de lo alto. Estos conocimientos están en el evangelio limitados a la existencia
de su misión. Cristo ha tenido limitaciones en este campo de conocimientos infusos,
también en Él se da una conciencia humana de su identidad divina.

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