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EL VIRUS INVISIBLE QUE GENERA UNA PANDEMIA DE ERRRORES

Por Melani Acsaraya Quispe y Brayan Achahuanco Zuñiga

Hemos pasado por tantas cosas, ya casi se cumplirá dos años desde
que llegó este virus cruel a nuestro País y aún resulta difícil creer
como ha podido triturar inmisericordiosamente nuestro estilo de vida.

Las imágenes desgarradoras de muertos incontables y familias


destrozadas que salía día a día en los noticieros, las protestas del
personal de salud por no saber que más hacer, hasta el punto de
proteger su propia vida con bolsas de basura, las ollas comunes
logrando apenas sobrevivir, los médicos con la responsabilidad de
decidir quién vive o muere, y a pesar de todo ´´el todo va salir bien´´ de
nuestros padres.

Todo empezó el 15 de marzo del año pasado, cuando el presidente


Martín Vizcarra decidió tomar acciones inmediatas declarando al país
en Estado de emergencia y en cuarentena obligatoria por dos semanas.

La noche del domingo 15 de marzo estaba cayendo sobre esta parte del
mundo. Los documentos legales habían sido preparados, el discurso
estaba listo. Un pequeño grupo de alcaldes y gobernadores se quedó
después de la ceremonia. Junto con los ministros que estaban en ese
momento sumaron un grupo de 21 personas que se formaron delante
del gran vitral del antiguo comedor de Palacio. De pie, Vizcarra leyó un
discurso poco inspirado, como todos los suyos, pero que contenía
información suficiente para detener la marcha de un país y encerrar a
todos en sus casas. En cadena nacional anunciaba el estado de
emergencia y el «aislamiento social obligatorio». Las reglas de una
nueva forma de vivir comenzarían a regir desde las 00 horas del lunes
16. Una época había terminado, comenzaba otra. (Jochamowitz & León,
2021, pp. 31-32)

Muchos pensamos que sería un pequeño descanso de lo cotidiano en


nuestras vidas. Estábamos profundamente equivocados, pero lo bueno
de estar equivocados es que en ese momento uno no lo sabe. Y
continuamos con la idea de que serían dos semanas para disfrutar en
familia.

Las dos semanas se volvieron dos meses y seguía en aumento; cada vez
era peor la pesadilla de la covid-19. Esta enfermedad ataca
bruscamente los pulmones de las víctimas, hasta el punto de dejar de
respirar; necesitaban ser conectadas a un respirador artificial. Pero en
el Perú apenas pasábamos los quinientos respiradores ´´Como lo ha
informado el Gobierno, el país dispone de 504 respiradores instalados
en camas UCI y planea alcanzar los 1,000 ventiladores mecánicos en los
próximos días´´(Gestión, 2020, párr. 6).
Ya no servía de nada llevar a un caso positivo de covi-19 a un hospital
donde no había respiradores ni camas disponibles. Llegó el colapso de
hospitales.

¿Cómo colapsa un hospital? La imagen más evidente es la de las camas


completamente ocupados, mientras los pacientes siguen llegando sin
que se les pueda atender. Los primeros que llegan son sentados en
sillas de ruedas. A los más graves se les coloca en camillas Las salas de
espera se comienzan a llenar, también los pasillos y las bancas, se
ponen sillas en cualquier sitio. De pronto hay alguien echado en el piso.
Llega un momento en que ya no hay espacio dentro del edificio,
entonces se habilitan a toda prisa zonas exteriores, patios, Jardines
perimétricos, donde días o semanas después se instalará una carpa. Por
último, aunque el colapso siempre puede empeorar, la calle y los
exteriores del hospital donde se forman las colas se convierten en
lugares de padecimiento y muerte. (Jochamowitz & León, 2021, p.92).

Llegamos hasta el momento de decir que acudir a un hospital era peor,


ya que solo te dejaban morir.

Era mejor cuidarse en casa para esto se necesitaba oxigeno


indispensable para los enfermos. Se veía colas infinitas en las calles
para lograr adquirir un balón de oxígeno. No tardaron en aparecer las
pequeñas mafias que a quien pagaba más vendía o llenaba un balón.
El precio de los balones se quintuplicó en un abrir y cerrar de ojos y no
solo los balones también los medicamentos, las pruebas moleculares y
las camas UCI; de eso dependía la vida de tu amigo, padre, madre,
hermano, abuelo, hijo o primo.

Empezaban a aparecer en las redes sociales y en la prensa denuncias


sobre cobros excesivos para pacientes covid en clínicas privadas. Desde
montos impagables como condición para ingresarlos a una cama, hasta
medicinas que antes costaban cien veces menos, e incluso cobros por
pruebas moleculares que el INS realizaba sin costo. En medio del
desastre sanitario, el negocio de la salud pasaba por uno de sus
mejores momentos. Ello ocurría pese a que, en el decreto de urgencia
del 15 de marzo, en que se declaraba el estado de emergencia nacional,
se estableció que todas las entidades públicas, privadas y mixtas
sanitarias del territorio nacional [...] quedan bajo la dirección del
Ministerio de Salud [...], pudiendo imponerles servicios extraordinarios
por su duración o por su naturaleza» (Jochamowitz & León, 2021, p.
118).

En pocas palabras, sin ninguna novedad, nuestro sistema de salud era


un total fracaso. Dejando ver a toda luz su desorganización, desorden,
improvisación, costos elevados, distribución desigual de servicios y
principalmente carencia de personal capacitado.
Los datos del personal destinado a salud también evidencian ciertas
debilidades. De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Salud y la
Cooperación Italiana, teníamos cerca de 13 médicos por cada 10 000
habitantes. Esto resulta ser menos de la mitad que en los países
miembros de la OCDE (33 por cada 10 000).

Con una breve vista de estos datos, es posible apreciar la debilidad del
sistema de salud peruano. En ese sentido, podríamos decir que el país
no se encontraba preparado para enfrentar una pandemia. Esto
porque, desde antes, nuestro sistema estaba siempre al borde del
colapso. (López Lozano, 2020, p. 2).

Fue todo un proceso de dolor por cada pérdida, el miedo crecía cada
vez más. Tu mente no descansaba ni un minuto pensando que en
cualquier momento podías contagiarte, miedo a la muerte:

Lo terrible en estos casos, anota, es que el peligro temido se encuentra


dentro de nosotros mismos y no podemos salir corriendo para
salvarnos. Eso genera un estrés desmedido. Alerta que dicha sensación
es contraproducente para los contagiados con covid-19 porque resta
energía para enfrentar de mejor manera el combate físico contra el
virus. De igual manera, es dañino para la familia que debe sacar
adelante a una persona enferma y además llena de miedo. (Agencia
peruana de noticias andina, 2021, párr. 3).
¿Qué propone un estudiante de Derecho para mejorar la calidad de
vida de la comunidad y para prepararla para posibles nuevas
pandemias?

Lo que proponemos es que el Estado se enfoque principalmente en


familias que carezcan de economía, puesto que este virus del covid-19
se ha llevado seres queridos de distintos entornos familiares, dejando
hijos sin sus padres, padres sin sus hijos; es por ello que propongo que
el Estado debe de intervenir estos casos, brindando el apoyo respectivo
a dichas personas.

Invertir muchas más en el sector salud para poder lograr un


crecimiento económico y de igual forma en el desarrollo, aunque el
Perú se encuentre comprometido con el derecho a la salud, se puede
ver que antes de la pandemia no se le daba la importancia debida a la
misma, ya que los gastos en salud disminuían cada vez más. Ya es hora
de que grandes recursos financieros sean invertidos en este sector y
que estos recursos sean utilizados de acuerdo a la política de salud en
favor a los más pobres y necesitados.

Finalmente, todos pusimos el hombro, incluyendo el Estado para poder


lograr retener esta pandemia que estaba barriendo todo a su paso. A
pesar de no contar con un Estado capaz de brindar un sistema de salud
adecuado para todos, este a buscado la manera de adaptarse a la
emergencia y mejorar poco a poco. Esto se ve reflejado en la cantidad
de recuperados que lograron vencer esta cruel enfermedad.

Casi todos los ciudadanos aceptamos la responsabilidad e importancia


que es usar la mascarilla y mantener el debido distanciamiento social, si
nos damos cuenta el grupo que se revelaba contra la cuarentena era
debido a la necesidad económica, ya que muchos viven del día a día del
trabajo.
REFERENCIAS

 Rosales, S. (16 de abril, 2020). Coronavirus: se necesitarían al


menos 1,200 respiradores al 26 de abril, pero solo hay 500 en el
país. Gestión.
https://gestion.pe/peru/coronavirus-se-necesitaria-1800-
respiradores-al-26-de-abril-pero-solo-hay-500-en-el-pais-
pandemia-ventiladores-mecanicos-colegio-medico-del-peru-
noticia/?ref=gesr
 Jochamowitz, L. & León, R. (2021). Días contados. Planeta Perú
S.A.
 Garay Rojas, K. (23 de febrero, 2021). ¿Miedo por coronavirus?
Cómo manejarlo para evitar que empeore tu salud. Agencia
peruana de noticias andina.
https://andina.pe/agencia/noticia-miedo-coronavirus-como-
manejarlo-para-evitar-empeore-tu-salud-791501.aspx
 López Lozano, R. B. (2020). Ensayo sobre el covid-19 en el Perú:
algunas reflexiones en medio de la pandemia. Redalyc.org.

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