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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS


DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA
ASIGNATURA: GEOGRAFÍA HISTÓRICA
ESTUDIANTE: JHON WILMAR ZAMBRANO MENESES

APUNTES GENERALES SOBRE LA COLONIZACIÓN Y DESCOLONIZACIÓN: EL


PODER Y DEL SABER.
Al hablar de colonización, se hace referencia a un control político formal de un determinado
territorio o país por parte de otro. En perspectiva histórica, ha representado un proceso histórico
mediante el cual los territorios de diferentes lugares del mundo, principalmente de Asía, Africa y
America fueron incorporados a la economía mundial en clave de desigualdad respecto de los
países europeos ricos, a fin de satisfacer las necesidades de expansión económica de éstos, dando
lugar a una suplantación de sus estructuras económicas, sociales y políticas.

La colonización, o proceso de ocupación de otros territorios, supuso la irrupción violenta y


generalizada de los intereses capitalistas europeos en los distintos continentes. Se inició en el siglo
XVI, con las primeras conquistas y anexiones de territorios, y continuó hasta bien entrado el siglo
XIX. El período colonial resultante se caracteriza por la dominación política y legal sobre las
sociedades sometidas, el establecimiento de unas relaciones económicas y políticas de
dependencia al servicio de los intereses y necesidades de la economía imperial, y la
institucionalización de una nueva estructura social caracterizada por las desigualdades raciales y
culturales.1

Según Esterman (2014) La “colonialidad” representa una gran variedad de fenómenos que
abarcan toda una serie de fenómenos desde lo psicológico y existencial hasta lo económico y
militar, y que tienen una característica común: la determinación y dominación de uno por otro, de
una cultura, cosmovisión, filosofía, religiosidad y un modo de vivir por otros del mismo tipo. En
sentido económico y político, la “colonialidad” es el reflejo de la dominación del sector extractivo,
productivo, comercial y financiero de los estados y sectores “neo-colonizados” (“Sur”) por parte de
los países industrializados (“Norte”), lo que lleva a la dependencia y del “desarrollo del sub-
desarrollo”, la sub-alternidad y marginalidad de las “neo-colonias” frente al dominio de los
imperios dominadores.

Los principales objetivos del colonialismo fueron los de proporcionarle a Europa una salida a sus
excedentes demográficos, un abastecimiento seguro de materias primas para su pujante industria,
así como unos mercados cautivos para las exportaciones de ésta. Para justificar el necesario
control político externo se articularon diferentes fórmulas ideológicas, como la función civilizadora

1
Véase en https://www.dicc.hegoa.ehu.eus/listar/mostrar/34
o evangelizadora, basadas en la creencia en la inferioridad de los sistemas productivos, sociales y
culturales no europeos. El colonialismo se representaba a sí mismo como un impulso benigno que
promovía la modernización económica y el avance social, que creaba instituciones e
infraestructuras, y que aseguraba la ley y la propiedad privada. La colonización, que fue un
instrumento esencial para la expansión mundial del capitalismo, se llevó a cabo con una
combinación de estímulos económicos, coacción y violencia. 2

Desde el inicio del proceso de colonización, América Latina ha sufrido la imposición de una forma
de poder, saber y ser que se presenta como única y hegemónica: la Modernidad, generando la
subvaloración de saberes y formas de ser de las culturas ancestrales presentes en estas regiones.
De estas formas de poder deviene el capitalismo como un modelo (económico, cultural y social)
que asume las premisas del consumo y del vivir mejor como inherentes a la felicidad, así el ser
humano alcanza la felicidad siempre que se aplique la sentencia: desarrollo/consumo/tener
más/vivir mejor.

Según Mignolo (2000: 57-74), la metáfora del sistema-mundo moderno obedece a aquella imagen
hegemónica construida por la clase dominante la cual concibe una estructura social específica; así,
la colonialidad del poder, aparece como una nueva forma de colonialismo, es decir, como “un
modelo hegemónico global del poder instaurado desde la conquista que articula raza y trabajo,
espacio y gentes, de acuerdo con las necesidades del capital y para el beneficio de los blancos
europeos” (Escobar, 2005: 35).

Quijano (2000) menciona que este patrón de poder configurado se sustenta en dos ejes
interdependientes entre sí. El primer eje hace referencia a la clasificación social de la población
sobre la idea de raza. Es decir, en la supuesta superioridad biológica o fenotípica que da cuenta de
las diferencias raciales entre conquistadores y conquistados. Estas supuestas diferencias
fenotípicas son un elemento que legitima la dominación que los europeos ejercieron sobre las
poblaciones sometidas y dieron como resultado nuevas identidades históricas que no existían
antes de la conquista. Es decir, no existía el negro, el indio, el mestizo, ni el europeo como
identidades históricas antes de la colonia, en cambio, fue a partir del surgimiento de éstas que se
les asoció a jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes. 3

El segundo eje se refiere a la organización de “todas las formas de control y explotación del trabajo
y de control de la producción-apropiación-distribución de productos, fueron articuladas alrededor
de la relación capital-salario (en adelante capital) y del mercado mundial” (Quijano, 2000: 204).

En este sentido, y siguiendo un poco los planteamientos de Arturo Escobar “El nuevo imperio
opera entonces no tanto a través de conquista, sino a través de la imposición de normas
(mercados libres, democracia estilo Estados Unidos, nociones culturales de consumo, entre otros)”
(Escobar, 2005:29). Opera a través de “la naturalización de jerarquías raciales que posibilitan la re-
producción de relaciones de dominación territoriales y epistémicas que no sólo garantizan la
explotación por el capital de unos seres humanos por otros a escala mundial, sino que también
subalternizan y obliteran los conocimientos”.

2
Veasé en Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo
3
Véase en https://www.revistasinfin.com/divagaciones-eruditas/colonialidad-del-poder/
La “colonialidad” representa una gran variedad de fenómenos que abarcan toda una serie de
fenómenos desde lo psicológico y existencial hasta lo económico y militar, y que tienen una
característica común: la determinación y dominación de uno por otro, de una cultura,
cosmovisión, filosofía, religiosidad y un modo de vivir por otros del mismo tipo. En sentido
económico y político, la “colonialidad” es el reflejo de la dominación del sector extractivo,
productivo, comercial y financiero de los estados y sectores “neo-colonizados” (sur) por parte de
los países industrializados (Norte), lo que lleva a la dependencia y del “desarrollo del sub-
desarrollo”, la sub-alternidad y marginalidad de las “neo-colonias” frente al dominio de los
imperios dominadores.4

Así, entonces, hacemos referencia a lo que Edgardo Lander (2000) llama la geopolítica. Para él, la
posición geográfica determina la colonialidad del poder, debido a que, al ser considerado como
grupo colonizado, el atrasado, el incivilizado, también es el mecanismo mediante el cual se va
descalificando la forma de ver el mundo desde la perspectiva del colonizado; se impone entonces
la visión occidental, neoliberal, como la única válida: la visión de los conquistadores. De esta
manera, las formas de crear conocimiento desde la perspectiva de los colonizados se van
convirtiendo en formas no válidas; se coloniza así, no sólo a través del poder sino, sobre todo,
mediante el saber. La colonialidad del saber es el factor determinante que asegura la permanencia
de la dominación.

Colonialidad del saber y del pensamiento.

Las principales características de la colonialidad del poder, constituyen la colonialidad del saber,
otra forma de dominación pero ahora epistémica. Las culturas dominadas aprendieron la lengua,
la escritura y el modo de ver el mundo de los colonizadores, teniendo en muchos casos, que
avergonzarse de sus propias manifestaciones culturales y artísticas. Las poblaciones aborígenes se
vieron obligadas a renunciar a su propia subjetividad y a sus patrones de expresión estética. Los
colonizados no pudieron practicar libremente la concepción que tenían acerca de lo sagrado y, si
lo llegaban a realizar era únicamente de forma clandestina.

La colonialidad del saber, que se impone a América Latina y al mundo subdesarrollado, es el otro
aspecto complementario del proceso de la consolidación del paradigma positivista hegemónico de
la producción del conocimiento en la modernidad. La colonialidad del saber es parte del contexto
global del patrón mundial del poder capitalista y, además, es una de las características centrales
en el espacio de dominación interna, que impide y neutraliza el conocimiento de América Latina.
La colonialidad del saber es así, una construcción social e histórica en la que la creación de la
economía del mundo y conlleva la legitimación de saberes dominantes y la construcción de
saberes oprimidos. Así, la lógica cientificista sólo valora aquellas construcciones epistémicas y
metodológicas que permiten prolongar dicha colonialidad y reproducir la lógica de la matriz
cultural de dominación.

4
Véase en Josef Estermann, «Colonialidad, descolonización e interculturalidad», Polis [En línea], 38 | 2014,
Publicado el 08 septiembre 2014, consultado el 20 noviembre 2021. URL:
http://journals.openedition.org/polis/10164
América Latina es una región que tiene sus propias características económicas, sociales, culturales,
ambientales e intelectuales. En ella se han gestado movimientos revolucionarios, intelectuales y
culturales, y alberga en su seno saberes ancestrales y su particular dinámica de pensamiento
flexible con la cual se deben corresponder una práctica pedagógica, que sean coherentes con el
contexto y el entorno, macro y micro social.

En relación a lo anterior Boaventura De Sousa Santos (2010, p.18 y 19) expresa: Los movimientos
del continente latinoamericano, más allá de los contextos, construyen sus luchas basándose en
conocimientos ancestrales, populares, espirituales que siempre fueron ajenos al cientismo propio
de la teoría crítica eurocéntrica. Por otro lado, sus concepciones ontológicas sobre el ser y la vida
son muy distintas del presentismo y del individualismo occidentales. Los seres son comunidades
de seres antes que individuos; en esas comunidades están presentes y vivos los antepasados así
como los animales y la Madre Tierra. Estamos ante cosmovisiones no occidentales que obligan a
un trabajo de traducción intercultural para poder ser entendidas y valoradas

Descolonización del Pensamiento.

Sobre la posibilidad de descolonizar el pensamiento, algunos autores como Rodriguez Navi(2017)


plantean la pregunta de si ¿ es posible descolonizar el pensamiento a través del arte en una
educación transformadora?
Para responder a esta pregunta es importante reflexionar sobre el imaginario, la descolonización
del pensamiento y distintas expresiones artísticas que han contribuido a expresar la oposición a lo
injusto, lo hegemónico y colonizante. En primer lugar es necesario posicionarse desde el
paradigma crítico, asumiendo que la educación es un hecho social que como tal acontece en los
escenarios que es posible vivenciar, toda expresión artística tiene el alcance de influenciarnos de
manera transformadora en menor o mayor grado. Referirse a la descolonización, necesariamente
remite a un cambio de paradigma en la educación. El arte resignifica un encuentro, proyecta otras
biografías individuales y colectiva, tejidos sociales, vínculos afectivos, nuevas formas de caminar. El
arte es un espacio para el diálogo e intercambio de saberes. Es la intercepción a través del arte, el
juego, la poética, la creatividad y la imaginación. 5

El Arte como expresión del imaginario colectivo, se manifiesta como una particular forma de
percepción de la naturaleza y el entorno. Así como el lenguaje debe ser entendido en su origen y
el contexto, aceptando que los símbolos son arbitrarios, pero no los significados. El arte significa
para quien la crea y para quien es creada. Un primer paso para descolonizar el pensamiento es
apropiarse de la idea que en América Latina tiene su propio imaginario colectivo complejo, desde
mucho antes de la colonización y que este imaginario ha evolucionado, de forma independiente al
pensamiento hegemónico dominante. Es propio del pensamiento hegemónico, reconocer que el
Arte se manifiesta como privilegio de pocas personas, está más asociada a una práctica individual,
que al imaginario colectivo. Pero ¿es posible reconocer algo como artístico, sin que esto signifique
algo para el colectivo? Es posible descolonizar el pensamiento, pasando en primer lugar por
situarnos, asumirnos como sujetos sociales que somos creativos, con una ética de la vida y en
equilibrio con el medio ambiente.

5
Veáse en https://abacoenred.com/wp-content/uploads/2017/11/La-Descolonizaci%C3%B3n-del-
pensamiento-arte-y-educaci%C3%B3n-transformadora-Rodr%C3%ADguez-Nav%C3%AD.pdf
REFERENCIAS

 Boaventura De Sousa Santos. (2010). Descolonizar el Saber, reinventar el poder.


Montevideo,Uruguay: Ediciones Trilce

 Estermann, Josef «Colonialidad, descolonización e interculturalidad», Polis [En línea], 38 |


2014, Publicado el 08 septiembre 2014, consultado el 20 noviembre 2021. URL:
http://journals.openedition.org/polis/10164

 Escobar, Arturo (2005). Más allá del Tercer Mundo. Globalización y Diferencia. ICANH,
Colombia

 Lander, Edgardo (2000), La colonialidad del saber. Eurocentrismo y Ciencias Sociales.


Perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires y Caracas, CLACSO / UNESCO.

 Mignolo, Walter D. (2000). “La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental


en el horizonte colonial de la modernidad”. En: La Colonialidad del Saber: Eurocentrismo y
ciencias sociales perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Argentina, pp. 55 – 85.

 Quijano, A. (2000) “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en: Lander,
E. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
latinoamericanas, CLACSO.

 Rodriguez Navi (2017) Descolonización del pensamiento latinoamericano:


El arte y la educación transformadora. Revista Abacoenred.com. Disponible en
https://abacoenred.com/descolonizacion/

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