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1.

Transmitir un oficio

Hoy, para hacer una excepción, me gustaría hablar y expli-


car un poco los propósitos pedagógicos que per igo en este se-
minario. La próxima vez pediré a cada uno de los participan-
tes que se presente brevemente a sí m· mo y que pr ente su
tema de investigación en unas pocas líneas; esto, insist ,de una
manera muy casual sin ninguna preparación especial. Lo que
espero no es a presentación formal, es ecir, un discurso
defen ivo cerrado sobre sí mismo cuyo primer bjetivo (co-
mo es comprensible) se el de exorcizar el miedo a la crítica,
ino más bien una exposición simple, franca y sin pretensio-
nes del trabajo hecho, de las dificultades encontradas, de los
problemas des ubiert s, etc. Nada es más universal ni univer-
salizable que las dificultad . Cada uno encontrará un con-
suelo con iderable al descubrir que muchas de las dificul . -
des que atribuimos a uestra propia torpeza o incompetencia
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idiosincrásica son univer alment compartidas, y aún más pro- a manera má eficiente de esem arazarse de los propi s
v cho en el con ejo supuestamente muy particularizado que errores, así como de los terro es en qu uelen tener origen, es
le pueda dar. aprender a reír e de ellos, ca q e, como muy pronto descu-
De paso me gustaría decir que una e todas las disposicio- brirán, sucederá con frecuencia...
nes ue desearía ser capaz de inculcar e la habilidad de apre- En su momento -lo haré la róxima vez- pre entaré l
hender la investi ación como un emprendimiento racional más que trabajo de investi ación que estoy Il vando a cabo actualmen-
como una especie de indagación mística sobre la cual habl - te. ntonces verán en un e tado que podríamo llamar de "b
mas ampul samente para tranquiliz mas, pero también con el rrador", es d cir, desordenado, nebul so, rabajos que suelen
efecto de incrementar nuestro miedo y angustia. Esta posici -n conocer sólo en su stado final. hom academicus le gusta
realista (lo que no significa que ea cínica apunta a maximi- lo terminado. Como los pintores pompiers adocenados, acadé-
zar el resultado de sus inversiones y una óptima implemen - micos ,les gusta hacer que las pinceladas, toques y re laques d _
ción de sus recursos, empezan por el tiempo del que disp saparezcan de sus obras. En ocasiones, me ha procurado una
n n. Sé que esta manera de experimentar el trabajo científico gran angu tia descubrir que pintores como Coutur , el maes-
es algo desenc ntada y desencantadora, y qu corro el riesgo tro de Manet, habiendo partido de bocetos magnífic s, muy
de dañar la imagen de sí mismo que a muchos investigadores cercanos a la pintura impresionista --que se construyó a sí mis-
les gusta mantener. Pero es tal vez la mejor y la única manera de ma contra la pintura pompier-, a menudo esos bocetos "estro-
resguarda e de las decepciones mucho más graves que esperan pearon", en cierto entid , al darles los oques finales estipula-
al académico que cae desde lo alto de muchos años de auromisti- dos por la ética del trabajo bien hecho y bien pulido cuya
ficación duran los cuales gastó más energía tratando de confor- expre ión pu de encontrarse en la estética académica. 2 Trata-
mar e a la imagen glorificada que ti ne de la investigación, e de- ré de presentar este trabajo de investigación en progreso en su
cir de sí mismo como investigador, que haciendo simplemente bullente confusión; dentro de cie tos límites, desde luego, pues
su bajo. soy consciente de que, p r obvias raz nes sociales, tengo me-
La presentación de una investigación es e de todo punto nos derecho a la confusión que u tedes, y ustedes estarán me-
de vista exactamente lo opue to de una exhibición, de un show 1 nos inclinados a concederme e e derecho que o a ustedes,
donde el objetivo sea mostrarse e impresionar a otros. Es un en algún sentido con mucha ón una vez más, sólo en rela-
discurso donde se exponen a sí mismos a men riesgos. Para es- ción con un ideal pedagógico implícito que por cierto merece
tar seguro de desactivar su mecani mas de defensa y de neu- ser cuestionado, el que nos lleva por ejemplo, a sopesar el va-
tralizar las estrategias de presentación de sí que probablemen- lor de un cur o, su resultado pedagógico, por la cantidad y la
te usen, no vacilaré en darles la palabr por orpresa y pedirles claridad de las notas que uno toma en él).
que hablen sin advertencia previa ni preparación.) Cuanto más Una de las funcione de un eminario como é te es darles
e expongan a sí mismos, mayores oportunidades tendrán de una oportunidad de ver cómo se lleva a cabo realmente el trabajo de
beneficiarse de la discusión y más constructivas y bieni tencio- investigación. o tendrán registro completo de todos los contra-
na , e toy eguro, erán las críticas y el consejo que reciban.
2 Véase un análisis histórico de la revolución simbólica que implicó la
emergencia de la pintura impresionista en la Franci del siglo XIX en
1 En inglés en t:l original. Bourdieu 1987i.
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tiempo err r s, de todas las repetici nes que han sido nece- lo hizo offman con la minucia de la interacción cara a cara ,4
sarias para producir la n cripción final que 1 s nula. Pero o, 1 que equi ale a lo mismo, de aproximarse a un objeto s -
la película en cámara rápida que voy a m strarles les permitirá cialmente significante fundamental de d un ángulo inespera-
h cerse una idea de lo que ocurre en la privacidad del "labora- do algo que actualmente estoy intentand al estudiar lo ef< c-
trio" o, para hablar más modestamente, en el taller --en el sen- to del monopolio del Estado sobre los medios de violencia
tido del taller del artesano o del pintor del Quattrocento-, e de- simbólica legítima por medio de un análisis muy b 0ado a tie-
cir, incluirá todos los falsos comienzos, las vacilaciones, los rra de lo que un certificado --de enferm dad, de invalidez, de
callejones sin salida, los renunciamientos, etc. Inve tigadores escolaridad, etc.- es y ha e). En tal entido, el sociól go de
cuyo trab 00 se encuentra en distintos estadios de progreso pre- hoy está, mutatis mutandi, en una posición muy similar a la de
sentarán los objet s que han tratado de construir y se somete- Manet o Flaubert que, para realizar plenamente el mod lo de
rán al cuestionamiento de todos los Otros que, a la manera de construcción de la re lidad que estaban inventando tuvieron
los viejos compagnons, los compañeros de trab ~o de la profe- que plicarlo a objetos tradicionalmente excluidos del domi-
sión, como se dice en el lenguaje del métier,3 contribuirán con nio del arte académico, exclusivamente interesado en las per-
la experiencia colectiva que han acumulado a lo largo de las sonas y cosas socialmente eñaladas como importantes, lo que
pruebas y errores del pasado. explica que hayan sido acusados de "re lismo". El sociól go
El summum del arte en ciencias sociales es, a mi juicio, ser ca- bien podría hacer suyo el lema de Flaubert: "Escribir bien sobre
paz de comprometer apuestas "teóricas" muy altas mediante ob- lo mediocre".
jetos empíricos muy precisos ya menudo aparentemente mun- ) Debemos aprender cómo tmducirproblemas altamente ab tmc-
danos, si no irrisorios. Los científicos sociales tienden a asumir tos a operaciones científicas totalmente prácticas, lo cual presupone,
con demasiada facilidad que la importancia socio política de un como veremos, una relación muy peculiar con lo que ordina-
objeto es suficien te en sí mism para garan tizar la importancia riamente e llama "teoría" e "investigación" empiria). En esta
del discurso que emiten. Tal vez esto xplique por qué los so- empresa, preceptos ab tractos c mo los enunciados en El oficio
ciólogos más propen os a igualar su importancia con la de su de so 'ólogo (Bourdieu, Chamboredon y Pas eron 1973 , si e
objeto (como hacen algunos de aquellos a quienes hoy intere- que tienen la virtud de despertar la atención y ponernos obr
a el Estado, o el poder) a menudo prestan menor atención al aviso, no son d mucha ayud . Sin duda p rque no hay otra ma-
método. Lo que cuenta, en realid d, es el rigor en la construc- n ra de dominar los principi s fundamentales de una práctica
ción del objeto. El p der de un modo de pensar nunca se ma- -la práctica de la investigación científica no es una excep- I
nifiesta más claramente que en su capacidad de transmutar ob- ción- que la de practicarlos junto a un guía o entrenador que
jetos socialmente insignificantes en objetos científicos (como nos dé eguridad y tranquilidad, que e tablezca un ejemplo
nos corrija proponiendo, en la situación, los preceptos aplicados
II WilIiam H. Se vell (1980: pp. 19-39 ofrece una detallada exégesis his- al caso particular que se tiene entre manos.
tórica de la noción de mélier bajo el Antiguo Régimen. Su c mpacta caracte- Por supuesto, podría ocurrir que, después de escuchar una
rización del lenguaje corporativo de la Fran ia del siglo XVIII merece s r ci-
discu ión de dos horas sobre la enseñanza de la música, la lógica
tada puesto que captura dos dimensiones clave del mélirr del ociólogo tal
com lo concibe Bourdieu: ~Cens d~ métier [la gente del ofici ] podria defi·
nir e como la intersección del dominio del e fuerzo manual o trabajo con el ~ Véase el epi o que escribió Bourdi ti (1 83e) para Lt Monde en ocasión
dominio del arte o inteligencia.ft

de la repentina muerte de Goffman. Véase también Boltanski 1974.


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de los deporte de combate, I emergencia de lo m rcados 11'- prácticas -un tipo d muestreo, un cue tionario, un dilema de
bitacion le subsidiado 01 t ología gri ga, e pregunten si n c dificación, et . - sin explicarlas necesariamente en ron a
han perdido u tien o si han aprendido algo. o saldrán de de preceptos formale .
este eminario con res - men s claros acerca de la acción comu- I La enseñanza de un mélier, n oficio, un negoci o, para d -
mc ti a, la teorí de si t mas o inclu o las nocione de campo cirio según urkheim (1956: p. 101 ,un" rte" social entendi-
y de habitus. En lugar de d runa exposici - n formal de la no- do c mo "práctica pura sin teoría", requiere un pedagogía
ci -n de e tructura en la matemática moderna y en la fisica y qu es completamente distinta de la adecuada para la en eñan-
bre las ondicione de apli abilidad del modo de pensamien- za de conocimiento (savoú's) , Com e puede ver claramente
tO estructural a la ociología. como olía ha erlo veinte añ s en soci dades sin e critura ni escuelas -sin que esto deje e
atrás 5 (indudablemente e to era más "impactante", iré lo mis- ser i rt también respecto de lo que se tran mite dentro de
mo pero en una forma práctica, vale decir, por medio de oh- sociedades con escolaridad formal e incluso dentro de las escue-
ervaci n s muy trivi I s y preguntas elementales -tan ele- las mismas--, una c ntidad de modos de pensami Ola y acción,
m ntales, de hecho, que d ma iado a menudo nos olvidamo ya menudo los má vitales, se transmiten de práctic en prácti-
de formularlas- y sumergiéndome, en cada oportunidad, en ca, a través de modos prácticos to J de tran mi 'ión funda-
el detalle de ada e tu i particular. Uno realmente puede u- dos en el contacto directo y duradero entre el que enseña y el
penrisar una inve tigaci' n, a flO de cu ntas eso e lo ue está que aprende ("Haz I que yo hago").6 Hi toriadores y filósofos
involucrado aquí, sólo a c n ición de hacerlo 'unto con el inves- de la ciencia, e p cialmente los científicos mism s, han oh-
tigador que está a cargo de ella: e to implica que ustede traba- sen do a m nud que buena parte del oficio del científico e
jan sobre la construcción de cuestionarios, sobre la lectura de adquiere p r medio de modos de transmisión que son enter -
cuadro estadístico o interpre ndo documentos, que de ser mente rácticos.7 Yla unción que de empeña la pedagogía del
nece ari su ieren hipótesis, y así sucesi amente. Está claro silenci ,que eja poco lugar para la explicación t n o de los
que, baj tale condiciones uno puede supervisar sólo un nú- e quemas transmitidos como de los esquemas que están ope-
mero muy pequeño de proyectos de investigaci ' n, y que que- r oda en el proces e transmisión mismo, es sin duda mucho
11 s que pretenden supervisar un número muy elevado en rea- may r en aquell ciencias nde lo' conteni s del conocimien-
lidad n están haciendo lo que dicen hacer. to lo modos de pensami oto y de acción on por su parte
Dado que 10 que ha de ser comunicado consiste esencial- meno explícitos y menos codi.ficados.
ment en un modus operandi, un ID do de producción cienúfi-
ca que presu one un determinado modo de percepción un
conjunto de principios.de visión y di-visi ' n, no hay tra mane- Véase Bourdieu 1990a. Connert n 1989 proporciona una defensa efec-
tiva y llana de cst argumento; también Jack on 1989: cap. 8.
ra de adquirirlo que hacer que la gente lo ea en la operación i Véase Kuhn 1970 y tour)' oolgar 1979. te punto también s sus-
p ,ctica u bserve cómo te habitus científuo podemo igualmen- ten d por Rouse 1987 y Traweek 1989. D nald Schon (19 3) mueSl en
te llamarlo con este nombre) ureacciona" ante las elecciones El profesional rtJkxivo que los profesionale (en administraci - n ingeniería,
arquitectura, planificación urbana y scicoterapia) sa en más de lo que pue-
den poner en paja ; como practi antes competentes, "exhiben un tipo de
5 éase la discusión de Bou dieu (1 6 b) en ~EStTuctu lismo y te ría nocimient en la práctica, la ma 'or pan del cual es úicilO", y on tan an-
del conocimiento socioló ico", onde establece su deuda y sus diferencias le' en la improvi ación aprendida en acción que en la.~ fórmulas aprendid s
con el esu'ucturalism com epistemolo 'a ocial. en la unive idad.
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La sociología es una ciencia más avanzada de lo que usual- en cierto sentid ,que la epistemología cuando se transforma
mente e ere ,inel o entre lo sociólo os. Tal ez un buen cri- en un tópico de disertación 9 o de conversación en soci dad , o
te '0 de la p sici - n de un ci ntífico social den lrO de su di ci- en un sustituto de la investigación. 1 sociólogo enseña por me-
plina sería cu - alta es su idea de lo que debe dominar para dio de ugerencias prácticas, y en esto se parece mucho a n
estar al tanto de los logros de su ciencia. La propensión a de a- entrenador que imita unajugada (" i o fuera tú haría esto ... ")
rrollar una captaci - n sin pretensiones e sus capacidades ien- o "corrigiendo" las prácticas a medida que e l s ejecuta, en el
tíficas no puede sino verse incrementada en la medid en que espíritu de la práctica misma ("Yo no formularía esa pregunta,
crece su c nacimiento de lo logros más recientes en materia al menos no de esa forma").
de método, técnica, conceptos O t rías. Pero la ociología to-
davía está poco codificada y formalizada. Por tanto no es posi-
ble, como en otros ámbitos, descansar en los automatismos del 2. Pensar relacionalmente
pensamiento o en aquellos que toman el lugar del pensamien-
to (en la roidentia ex terminis, la "cegadora evidencia" de los sím- Todo esto no podría ser más verdadero que cuando se
bolo que Leibniz solía oponer a la évidence cartesiana), o aún aplica a la construcción del objeto, sin duda la operación más
en esos códigos de conducta científica apropiada -métodos, crucial de la investigación y aun así la más completamente ig-
protocolos de ob ervaci - n, etc.- que constituyen la ley de los norada, especialmente por la tradición dominante, organiza-
campos científicos más codificados. De manera que para obtener da como está alrededor de la oposición entre "teoría" y "me-
prácticas adecuadas, uno deb contar principalmente con los todología". El paradigma (en el sentido d caso ejemplar) de
esquemas encarnados del habitus. la t oría "teoricista" es el que ofrece la obra de Parsons, ese
EL habitus científico es una regla "hecha hombre", una re- melting patIO conceptual producido p r la recopilación pura-
gla encarnada ,mejor, un modus operandi científico que fun- mente teórica (esto es, enteramente extraña a cualquier apli-
ciona en un es do práctico d acuerdo con normas de la cien- cación) de unas pocas grandes reuvres sel c (Durkheim, Pa-
cia sin tener a estas normas como su principio explícito: 8 es esta reto, eber, ar hall , curiosamente, no Marx), reducidas
ela e de "sentido deljuego" (sen dujeu) el que nos hace hacer a su dimensión "teórica" o profe oral, o ien, más c rcano a
lo que hacemos en el momento adecuado sin necesidad de te- nosotros, el ofrecido por el "neofuncionalismo" de Jeffrey
matizar qué debía hacerse y menos aún el conocimiento de la Alexand r. 1I Nacidas de las necesidade de la enseñanza, este
regla explícita que nos permite generar esta práctica adecua- tipo de c mpilaciones eclécticas y clasificatorias irven para ser
da. De modo que el sociólogo que busca transmitir un habitus
científico tiene más en común con un ntrenador deportivo de
alto nivel que con un profesor de la Sorbona. Dice muy p c a 9 MEssayM ("ensayoM), escribe Wacquant, e inserta la siguiente nota al pie:
'Essay' no retiene la connotación ligeramente peyorativa del francés disser-
modo de primeros principios o preceptos generales. Desde lue-
M

ta~ilm como di curso vacío y gratuito n. Tal connotaci - n se debe a que el tér-
go, puede exponerlos como hice yo en El oficio de sociólogo, pe- Olmo disst!1'latioll se aplica a los trabajos ensa)'ísticos producidos com tarea
ro sólo si sabe que no puede detenerse allí: no hay nada peor, por los alumnos de la escuela media. [T.].
10 En inglés en el original. (Melting pot crisol, ama) ama [T.]).
11 Véase Parsons 1937. exand r 1980-82. 1985. Y Teuri.as sociológicas de-
8 Véase Bourdieu 1990g y Brubaker 1989a para un análisis de la teona ck ~ egunda gut:rTa mundial de A)exander (1 9S7b). que tuvo origen en una
de Bourdieu como un habitus cienúfico d trab ~o. sene de clases para estudiantes de grJdo.

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