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Universidad Nacional Autónoma de México

Escuela Nacional de Artes Plásticas Plantel Taxco


Licenciatura en Diseño y Comunicación Visual
Alumno: Emiliano Mendoza Pliego
Arte Precolombino
Trabajo final del Semestre

“El inframundo en la cosmogonía Mexica”

Abstract

El inframundo ha sido siempre un concepto que a lo largo del tiempo ha sido


abordado en la cosmogonía de todas las culturas humanas. La creencia en la vida
después de la muerte siempre ha estado presente porque surge como explicación
de la trascendencia inmaterial de la espiritualidad del ser humano.

El objetivo del presente trabajo es brindar un panorama general de la percepción


del inframundo en la cosmogonía del período post-clásico tardío mesoamericano,
principalmente en la cultura Mexica abordándolo desde el enfoque que nos
brindan las manifestaciones artísticas de esta civilización, esto con el fin de
comprender la manera en que trascendieron y se adaptaron hasta la actualidad.

A través del arte, los mexicas lograron conservar un registro de su percepción de la


vida después de la muerte en el inframundo y sus diferentes niveles. Desde las
representaciones de distintas entidades divinas asociadas con la muerte y la
oscuridad hasta la captación de los planos espirituales del ser podemos llegar a
interpretar las acepciones que se concebían con respecto a la muerte.
Hipótesis

La cultura contemporánea del mexicano tiene sus raíces en las creencias


precolombinas mesoamericanas, probablemente las más influyentes hayan sido las
de la cultura Mexica, hibridadas obviamente junto con la hispanización. La
identidad de nación suele retomar el orgullo de los antepasados y es por esto que
muchas veces nuestra ideología contemporánea está fuertemente impactada por
las antiguas creencias acerca de la muerte. Desde nuestras costumbres y
tradiciones hasta las mismas ideologías de la sociedad tienen su nicho en la
cosmogonía prehispánica, principalmente, la cosmogonía del inframundo. La
muerte siempre ha sido amiga íntima de los mexicanos.
Desarrollo

Posclásico Tardío Mesoamericano

Cultura Mexica

(1200-1521 d.C)

La extensión del impero mexica abarcó gran parte de la zona central


mesoamericana. La capital se encontraba en la zona centro del actual país de
México y se conocía como la ciudad de Tenochtitlan. Los mexicas ejercían su poder
sobre culturas menores aledañas y los obligaban a rendirle tributo. Por esta razón
la cosmogonía Mexica se hibridó con la de las culturas que dominaban al adoptar
parte de sus creencias y tradiciones, lo cual contribuyo a la riqueza de su panteón,
es decir de la colección de dioses a los que se les ofrendaban distintos tipos de
tributos como sacrificios humanos.

La mayoría de los dioses venerados por los mexicas estaban asociados con la
guerra, y por lo tanto, a la muerte. Las guerras solían verse como oportunidades
pactadas por dos culturas para poder suplirse de sacrificios humanos los cuales se
consideraban de vital importancia para poder mantener el equilibrio del universo.

Los sacrificios humanos eran llevados a cabo porque se tenía de la creencia de que
los dioses se alimentaban de sangre humana y de sus corazones, y que los seres
humanos debían saciarlos para que ellos pudieran seguir ejerciendo dominio y
orden sobre el mundo. Es por esto que la muerte desde un principio era concebida
como algo de suma importancia y a la vez era algo cotidiano a lo que la gente
estaba acostumbrada.

Incluso se categorizaban los lugares a los que las “almas” de la gente iban cuando
morían dependiendo de la forma en que perdieron la vida. Los tres planos
existenciales (supramundo, mundo e inframundo) por lo tanto, estaban
íntimamente ligados en cada aspecto de la vida humana. Más lo concerniente a
esta investigación es la representación del inframundo en las diferentes
manifestaciones artísticas, principalmente pictóricas en la cultura Mexica.

El inframundo en general era llamado el “Mictlán” que en náhuatl significa


literalmente “Lugar de los muertos” o “lugar donde habitan los muertos. El
inframundo se consideraba de naturaleza acuática, es por eso que suele ser
representado bajo el agua. Éste era comprendido por 9 “círculos” o niveles:

Itzcuintlán
(náhuatl:  itzcuintlan,  'el lugar de los perros'  'itzcuintli, filoso (de mordida
filosa) perro;  titlan, lugar'  )

Lugar habitado por los perros Xoloitzcuintle, donde el cadáver del muerto tendría
que cruzar el río ancho Apanohuáyan (náhuatl:apanoayan, 'el lugar donde se tiene
que cruzar el agua' 'atl, agua; panoa, cruzar; hua, que tiene; yan, lugar' )  que para
atravesarlo, éste necesitaba la fuerza del perro Xoloitzcuintle, que en vida se criaba
sólo para tal menester y al que le ponían un hilo flojo de algodón en su pescuezo
para cuando el difunto llegase a la ribera del Apanohuáyan y si el perro le
reconocía como su verdadero amo, lo cruzaba a cuestas nadando, despojándolo de
sus vestimentas mortales, pero si en vida, el muerto no había tratado bien a algún
perro, como castigo, el cadáver del muerto permanecía ahí por toda la eternidad
sin liberar su alma, el tonalli.
Tépetl Monamicyan.
(náhuatl:  tepetl monamicyan,  'el lugar de los cerros que se juntan'  'tepetl,
cerro;  monamic, estrechar, apretar, presionar, colisionar, juntar, chocar;  yan,
lugar'  )

Lugar donde existían dos cerros que se abrían y se cerraban chocándose de entre sí
y de manera continua para que los cadáveres de los muertos debieran cruzar de
entre ellos para no ser triturados.

Itztépetl
(náhuatl:  itztépetl,  'el cerro de obsidiana'  'itztli, cuchillo, navaja, obsidiana;  tepetl,
cerro'  )

Lugar donde se encontraba un cerro cubierto de filosos pedernales que


desgarraban a los cadáveres de los muertos cuando éstos tenían que escalarlo para
cumplir su trayectoria.

Itzehecáyan
(náhuatl:  itzehecayan,  'el lugar del viento de obsidiana'  'itztli, cuchillo, navaja,
obsidiana;  ehecatl, viento;  yan, lugar'  )

 Lugar desolado de hielo y piedra abrupta, una sierra con aristas cortantes
compuesta de ocho collados en los que siempre caía nieve llamados Cehuacáyan.
(Lugar con nieve)
Pancuecuetlacáyan
( náhuatl:  pancuecuetlacayan,  'el lugar donde la gente vuela y se voltea como
banderas'  'pantli, pendón, bandera;  cueptli, volar;  cuepa, voltear;tlacatl,
persona;  yan, lugar'  )

Lugar que se ubicaba al pie del último collado o colina del Itzehecáyan, y ahí
empezaba una zona desértica de ocho páramos donde existían vientos congelantes
que cortaban los cadáveres de los muertos con múltiples puntas de pedernal al
recorrerlo.

Temiminalóyan
(náhuatl:  temiminaloyan,  'el lugar donde la gente es flechada'  'te,
persona;  mitl, flecha;  mi, tirar, echar;  mina, tirar flechas;  lo, a;  yan,
lugar'  )

Lugar donde existía un extenso sendero en cuyos lados manos invisibles enviaban
puntiagudas saetas para acribillar a los cadáveres de los muertos que lo atraviesan,
saetas perdidas durante batallas que el muerto debía evitar para no ser flechado y
desangrarse.

Teyollocualóyan
(náhuatl:  teyollocualoyan,  'el lugar donde se come el corazón de la gente'  'te,
persona;  yolotli, corazón;  cua, el que come;  yan, lugar'  )

Lugar donde habitaban fieras salvajes que abrían los pechos de los muertos para
comerles el corazón, ya que sin este órgano, el difunto caía en el
río Apanuiayo (náhuatl:apanuiayo, 'él que tiene que venir desde el agua' 'alt,
agua; pam, desde; hui, que tiene; yotl, el que viene' ) fosa llena de aguas negras en
el que estaría la lagartija gigante Xochitónal, paraje del que debatiéndose por largo
rato en aguas negras, lograría al fin salir. Pero allí no acabarían su sufrimiento,
pues habría de atravesar un valle lleno de hondos ríos, que en total serían nueve,
llamados Chicunahuapan, y por fin llegar al Mictlán.

Itzmictlán Apochcalocán
(náhuatl:  itzmictlan apochcalocan,  'el lugar de la muerte por obsidiana y del
templo que humea con agua'  'itztli, cuchillo, navaja, obsidiana;micqui,
muerto;  titlan, lugar;  alt, agua;  poctli, humear, nevar;  calpulli, templo;  can,
lugar')

 Lugar lleno de niebla grisácea que enceguecía a los muertos, y así perdiéndose
durante su traslado a través de un valle lleno de nueve hondos ríos conocido
como Chicunahuápan (náhuatl: chihunahuapan, 'desde las nueve aguas''chicu,
cinco; nahui, cuatro; alt, agua, pam, desde' ).

Mictlán
(O alternativamente  Chicunahuápan),

Lugar donde habitaban Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, los señores de la muerte,


que tras una larga trayectoria, los muertos se liberaban finalmente de su "tonalli",
el alma, logrando así el descanso anhelado recibiendo una grata compensación,
porque al caer la tarde, el atardecer, desaparecía el astro Sol desde el horizonte, por
lo que cada noche, Tonatiuh bajaba a iluminar el Mictlán.

Además de estos planos metafísicos existían además otros donde iban


específicamente las almas de las personas que perdieron la vida ahogados o por el
impacto de un trueno, las mujeres que murieron durante el parto, y los guerreros
que fallecieron en batalla.
Mictlantecuhtli

Dios de los muertos

Señor del Inframundo

Mictlantecuhlti (Señor de Mictlán), era considerado el dios de los muertos y el


regidor de Mictlan. Era uno de los principales dioses de los aztecas y el más
importante de los dioses del inframundo. El culto a Mictlantecuhtli en algunas
ocasiones involucraba el canibalismo ritual, donde los sacerdotes consumían carne
humana en los templos con fines adoratorios.

Mictlantecuhtli era representado como un esqueleto salpicado sangre o como una


persona con un cráneo puesto en la cabeza. Su cabeza aunque era usualmente un
cráneo, contenía globos oculares en sus cuencas de los ojos. También solía
representarse con los ojos cerrados a menudo, ya que se creía que no necesitaba
ver. Su tocado era usualmente representado decorado con plumas de búho y
estandartes de papel, portando un collar hecho de ojos humanos, mientras sus
orejeras estaban hechas con huesos humanos.

El no era el único dios azteca representado de esta manera, ya que muchas otras
deidades tenían sólo cráneos en vez de cabezas o vestían huesos. En la visión
azteca, las representaciones pictóricas de esqueletos, eran símbolo de fertilidad,
salud y abundancia, aludiendo a los íntimos vínculos simbólicos entre la muerte y
la vida. Mictlantecuhtli también solía ser representado calzando sandalias como
signo de su alto rango como Señor de Mictlán. Sus brazos se mostraban
frecuentemente levantados en una gesto agresivo mostrando que se encontraba
dispuesto a destrozar a los muertos que entraran en su presencia, ya que al ser el
regidor del inframundo, una de sus labores era la de enviar a cada muerto a la
región del Mictlán a la que perteneciera.

En los códices aztecas, Mictlantecuhtli en ocasiones se representa con su


mandíbula esquelética abierta para recibir los astros que descendían dentro de el
durante el día

Su esposa era Mictecacíhuatl (O Mictlancíhuatl) y juntos residían en una casa sin


ventanas en el Mictlán. A Mictlantecuhtli se le asociaba con las arañas, los búhos,
los murciélagos, la onceava hora del día, y la dirección Norte, conocida como
Mictlampa, o la región de la muerte. El era una de las pocas deidades que tenían la
capacidad de gobernar sobre los tres tipos de almas identificados por los mexicas,
quienes distinguían entre las almas de la gente que sufrió muertes normales
(Muerte natural por vejez, enfermedad, etc.), muertes heroicas (En batalla, como
sacrificio o durante el parto), y las muertes no heroicas. Mictlantecuhtli y su esposa
eran considerados opuestos y complementarios de Ometecuhtli y Omecihuatl, los
dadores de vida.

Mictlantecuhtli era también el dios del signo del día o Tonali Izcuintli (perro), uno
de los 20 signos reconocidos en el calendario Azteca, y se encargaba de suplir de
almas a las personas que nacieran en ese día.
Conclusiones

La muerte no siempre era concebida por los mexicas como algo totalmente
negativo, sino que era su relación con la vida la que la dotaba de un sentido
simbólico asociado con la fertilidad y la vida misma. De esta manera se pudo llegar
a interpretar a la muerte como la separación entre dos planos existenciales del ser
humano, la posibilidad de trascendencia y la continuidad espiritual.

Es en el registro de la manifestación artística mexica donde podemos recabar


información más ampliamente acerca de sus creencias e ideologías acerca de la
vida después de la muerte y todo lo que esto significa, englobando parte de esta
cosmovisión en el término de “inframundo”.

Son estas creencias con respecto a la muerte las que le han ido dando forma a la
concepción que actualmente se tiene en México acerca de la continuidad del ser y
la relación siempre presente entre la vida y la muerte. El concepto que se tiene del
final de la vida es tan solemne y funesto como trivial e incluso jocoso.

Los elementos escatológicos presentes en esta cosmogonía nos dan una referencia
de nuestras costumbres y maneras de entender la vida, la muerte, y la sociedad
actuales. La muerte y todo lo que esta conlleva han dado lugar a que se le siga en la
actualidad rindiendo un culto, si bien puede no siempre ser directo,
inconscientemente le brindamos un espacio en nuestras vidas.

Ejemplos de esto son los ritos ejercidos durante el día de muertos, una tradición
mexicana hibridada con las usanzas de los españoles que pese a haber sido
alterada por el cristianismo, no deja de ser esencialmente prehispánica. Así como
también el supuesto culto a la Santa Muerte al que cierto tipo de personas recurren
ya que consideran que les brinda protección y seguridad.

IN OTIN IHUAN IN TONALTIN NICAN TZONQUICA.


Mapa que muestra la extensión del Imperio Mexica (Azteca)
Parte del códice Laud que representa la relación vida/muerte desde el momento del
nacimiento.
Representación de una parte del Mictlán en un códice.
Representación más usual del dios Mictlantecuhtli
Representación de Mictlancíhuatl.
Estatua de Mictlantecuhtli en el Museo del Templo Mayor.
Estatua de un Dios de la muerte asociado con Mictlantecuhtli, encontrada en el
sitio arqueológico el Zapotal de la cultura Totonaca. (600-900 d.C)
Mictlantecuhtli y Ehecatl Quetzalcoatl representados como principios opuestos en
el códice Borgia.
Bibliografía.

Bodo Spranz (1975). Fondo de Cultura Económica México. ed (en Español). Los Dioses en


los Códices Mexicanos del Grupo Borgia: Una Investigación Iconográfica . María Martínez
Peñaloza (Traducción). México. 

Susan Milbrath (2013). University of Texas Press. ed (en Inglés). Heaven and Earth in


Ancient Mexico: Astronomy and Seasonal Cycles in the Codex Borgia (The Linda Schele
Series in Maya and Pre-Columbian Studies). United States of America. pp. 224. 

READ, KAY ALMERE; and JASON GONZÁLEZ (2000). Handbook of Mesoamerican Mythology.


Handbooks of world mythology series. Santa Barbara, CA.

SAHAGÚN, Bernardino de. Historia General de las Cosas de Nueva España. Madrid,
Alianza Editorial, 1988, p. 221 (Edición preparada por Alfredo López Austin)

JENNINGS, Gary (1980). Aztec. Traducción por María de los Ángeles Correa E. Editorial
Planeta. pp. 624

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