Isaías 43:18 - 19 “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a
memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Leí recientemente una historia que quiero compartir con ustedes: En el panel de los invitados al programa de televisión, tres personas. Un indigente, un apostador y un drogadicto. Entre el público, decenas de espectadores deseosos de no perder detalle sobre el curso que tomaría la vida de los protagonistas. Frente a los televisores, millares de hombres de mujeres viviendo paso a paso aquella historia. El presentador anunció que, con el respaldo de los anunciadores, en adelante los participantes tendrían una nueva oportunidad. Para facilitares su reincorporación a la vida normal, se les proveyó de un empleo, de sustento económico y de un lugar donde vivir. En un mes deberían estar nuevamente en escena. Como es apenas natural para muchos aquél tiempo se tornó eterno y estuvieron atentos al momento en que, en la pantalla, aparecerían los invitados. Sólo llegaron dos. El farmacodependiente no volvió. Los productores explicaron que tres días después, con el dinero que le suministraron, regresó a los bajos mundos. El apostador gastó en las barajas hasta el último peso del dinero que le pagaron en su trabajo como despachador de mercancías en un almacén y el mendigo, contrario a quienes en el pasado habían compartido igual situación, decidió cambiar. Ahora lucía afeitado, bien vestido, con un rostro optimista, y aunque su vocabulario seguía siendo fruto del marginamiento, revelaba que había aprovechado el tiempo y los recursos. Tenía planes. Incluso mencionó la posibilidad de establecer una familia… La historia es real. Tomada de un programa televisivo que se transmitió en Estados Unidos hace varios años y que desencadenó opiniones encontradas. Unas a favor. Otras en contra. Los tres protagonistas tuvieron la misma oportunidad. Sólo uno de ellos la aprovechó. ¿Cómo estamos aprovechando nuestra existencia? La posibilidad de reemprender un nuevo camino está ilustrada en la parábola que compartió el Señor Jesús acerca del propietario de un plantío. Lucas 13:6-9 (RVR1960) 6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? 8 Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. 9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después. Cuando Jesús menciona en la parábola que el dueño de la viña “vino a buscar fruto en ella y no lo halló” se supone que lo hizo en el tiempo correspondiente a la cosecha del fruto. A pesar de todo el cuidado del viñador y de la paciencia del dueño, la higuera sigue sin dar fruto. Y si no hay algún tipo de resultado positivo en algo que se ha cuidado, se ha instruido y se tiene la oportunidad de salvar, entonces hay que tomar una decisión. ¿Cuál fue la decisión? Al no hallar fruto durante tres años o sea seis épocas de cosecha, el hombre le dijo al viñador que cortara la higuera, ya que se estaba desperdiciando suelo, un suelo que sería útil para otra cosa La decisión por parte del dueño de la viña no se hace en forma arbitraria o antojadiza. Se hace sobre la base de una investigación y de una evidencia obvia; en tres años la higuera no ha producido fruto. Por tanto, hay que cortarla. Al no tener el resultado deseado, el dueño de la viña toma una decisión, y además completa su argumento en favor de cortar la higuera cuando ve que está haciendo inútil la tierra, o en otras palabras, cuando ve que se está desperdiciando terreno para cultivar. El Señor está mirando tus frutos Si analizamos el relato, hay varias verdades interesantes: - El Señor está pendiente del fruto de tus acciones, por eso es importante actuar a la manera de Dios ya que de esta manera daremos el fruto que El Señor espera. - Es importante para Dios el espacio que ocupas, No lo desperdicies siendo estéril..! - El Señor no tolera la esterilidad, su sentencia en caso de ausencia de frutos es determinante. - Tienes otra oportunidad, pero es limitada, tú Señor ya ha esperado bastante, no esperará eternamente a ver frutos en tu vida, o cambias o eres cortado. - Necesitas abono, tu vida será abonada por los tiempos de comunión con Dios, por la lectura de su palabra, por el participar de la adoración al Rey. Aproveche la oportunidad La parábola del Señor Jesús concluye de una manera significativa: “‘Señor –le contestó el viñador–, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela.’ Todas las personas tenemos iguales oportunidades de cambiar. Muy similar a la ilustración que leímos al comienzo. Hay quienes aprovechan esa posibilidad. Pero también quienes la desechan. No hay que desconocer el hecho que podemos equivocarnos ya que nadie está exento de fallar, ni yo ni usted somos infalibles, en el caso de la parábola la higuera durante 6 temporadas no había dado fruto, pero la misma oportunidad que tenemos para fallar la tenemos para rectificar nuestro camino y enderezar nuestras vidas. Es cierto que no lo logrará en sus fuerzas ni con buenas intenciones. Es necesario tener la ayuda de la fuerza divina que nos permita modificar los patrones de pensamiento y de conducta que hemos tenido por años. El Señor Jesús quiere ayudarle en ese proceso de transformación. Basta que abra su corazón y le permita obrar poderosamente. Si lo hace, sus días serán diferentes a partir de hoy. Si tú has estado durante varias temporadas sin dar el fruto esperado, la palabra que El Señor me ha dado para este día es para ti y Dios en este día en especial a través de los versos que leímos al inicio te dice lo siguiente: Primero.- “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”, en pocas palabras, olvida de una vez por todas esos malos episodios, su voluntad no es que estés lamentándote todo el tiempo sobre “lo que hubiera sido”. Segundo.- “He aquí que yo hago cosa nueva…”, que difícil asimilar lo que Dios puede y quiere hacer, más cuando nuestra mente esta nublada por recuerdos del pasado, por eso el Señor en primera lugar nos insta a olvidar lo pasado, y ahora nos promete que “hará cosa nueva”. Y es que así es el Señor, mi Dios es un Dios de nuevas oportunidades, que a pesar de nuestros constantes errores está dispuesto a hacer nuevamente algo precioso en nuestra vida. Tercero.- “Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”, además de prometernos que hará algo nuevo, también nos recuerda su poder sobrenatural, en pocas palabras para El no hay nada imposible, lo que para nosotros puede ser algo que jamás podrá volver a ser, para Dios es de lo más fácil y lo puede volver a hacer y aun mejor que lo primero. Hoy Dios quiere que olvides el pasado, te promete que hará algo nuevo y te confirma que su poder es un Poder Sobrenatural, frente a todo esto, ¿Por qué temer?, ¿Por qué dudar?, ¿Por qué desfallecer?, lo que Dios dice, lo cumple. Es hora de levantarnos y comenzar a creer en lo que Dios puede hacer en nuestra vida, no limitemos el Poder de Dios, no pensemos que todo está perdido pues El hace de lo perdido algo NUEVO.