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Introduccion

Un plan de emergencia consiste en la planificación y la organización de un


equipo humano para poder emplear de forma óptima una serie de medios
técnicos con el objetivo de reducir al mínimo las consecuencias o daños
humanos y económicos que puedan derivarse de una situación de emergencia.
Un plan de emergencia está integrado por las estrategias orientadas a la
reducción de daños o del número de personas afectadas en caso de que
ocurra una contingencia o accidente.

La preparación para casos de desastre es una actividad multisectorial


permanente. Necesita de la coordinación y organización entre los diferentes
estamentos del gobierno para la evaluación del riesgo de desastres del país,
así como para la adopción de normas, reglamentaciones y medidas necesarias
para que los recursos puedan ser movilizados rápidamente en situaciones de
desastre. Para un buen desempeño, el sector salud (con el ministerio de salud
a la cabeza como institución rectora) requiere estar preparado con anticipación,
mediante la elaboración de planes de preparativos y respuesta que formen
parte de los planes intersectoriales y estén integrados a nivel nacional y
territorial.

Disponibilidad de recursos humanos

Un programa nacional para la gestión de desastres requiere de personal con


capacidades multidisciplinarias, que, a su vez, brinde asesoramiento al
coordinador nacional responsable del programa. El coordinador del programa
debe ser un profesional de las ciencias de la salud con conocimiento de la
gestión de emergencias y desastres y con capacidad de liderazgo.

El equipo técnico multidisciplinario debe incorporar a profesionales de las


siguientes disciplinas:
Epidemiología: para la vigilancia y control de las enfermedades.

Saneamiento ambiental: para la atención de los aspectos relacionados con


agua y saneamiento básico.

Administrador de hospitales: para apoyo con los preparativos hospitalarios y


la respuesta.

Sistemas de información: para apoyo a la red informática.

Logística: para el manejo de los medicamentos y suministros.

Salud mental: para la atención temprana de los damnificados.

Especialistas en salud pública: para áreas relacionadas con la atención


médica y sanitaria de los refugios temporales y la alimentación y nutrición,
entre otros aspectos.

Comunicación social: para hacer enlace con los medios y proveer


información al público.

El equipo básico puede ser ampliado, según las pedobearpics.com, con


profesionales de otras disciplinas, como, por ejemplo, ingeniería estructural,
expertos en accidentes químicos, bioterrorismo, especialistas en alimentación y
nutrición, entre otras.

Aparte de su competencia técnica, el perfil del personal que forma parte del
equipo del programa, que en caso de desastre puede constituirse en equipo de
respuesta, debe tener habilidad para trabajar en situaciones de extrema
demanda y estrés, disponibilidad de tiempo, actitud para trabajo en equipo y
capacidad de adaptación a situaciones no convencionales en cuanto a
hospedaje, alimentación, transporte y horarios de trabajo.

Además, el personal del programa, individualmente o en equipo, debe tener la


capacidad de interactuar con profesionales, técnicos o personal de campo de
otras disciplinas, sectores e instituciones nacionales e internacionales, incluidas
las agencias del sistema de las Naciones Unidas. Deben tener capacidad de
diálogo y de interacción en un ambiente, a menudo, multicultural.
Por lo anterior, el proceso de selección del personal del programa adquiere una
relevancia particular, como la tiene también su capacitación continua.

Disponibilidad de recursos financieros

Los programas nacionales para la atención de desastres necesitan contar con


recursos financieros que permitan llevar a cabo las acciones de preparativos y
respuesta. Sin embargo, la mayor parte de los países en vías de desarrollo
disponen de limitados recursos financieros para la atención de las necesidades
más urgentes en caso de una emergencia mayor.

El programa nacional del sector salud debe tener una asignación propia que le
permita responder a las necesidades de la población en forma inmediata, sin
las trabas burocráticas que normalmente se observan.

El financiamiento de las actividades del sector salud para la gestión de los


desastres debe ser parte del presupuesto antes de que ocurra un desastre y
debe incluir los siguientes rubros:

Presupuesto para la aplicación de medidas de mitigación antes de que


ocurra un desastre.

Presupuesto para el funcionamiento del programa de preparativos y


respuesta: incluye el pago de sueldos del personal, dotación, equipamiento,
transporte, capacitación y gastos operativos para el desplazamiento del equipo
técnico en casos de emergencia.

Presupuesto para la implementación del plan: por ejemplo, para la


adquisición de medicamentos, suministros y equipamiento de urgencia para
atender a la población afectada.
En algunos países existe un fondo de emergencia o fondo de catástrofes,
disponible para responder a necesidades inmediatas. Sin embargo, la
experiencia ha demostrado que las disposiciones regulatorias y los
mecanismos administrativos para la utilización de estos recursos no son
necesariamente ágiles.

El sector salud requiere disponer de un fondo especial, puesto que el tiempo de


respuesta a las necesidades inmediatas de las víctimas puede hacer la
diferencia entre la vida y la muerte. Si bien los presupuestos de los ministerios
de salud cubren los gastos de funcionamiento de un programa, particularmente
en lo concerniente a pagos de salarios, los presupuestos no toman en cuenta
los gastos operacionales en situaciones de emergencia como son las
adquisiciones de contingencia, la movilización del personal al sitio del desastre
o la contratación de personal temporal para la respuesta de la emergencia

Conclusión

Los contenidos y características del plan de emergencias y o contingencia


variarán en función de los riesgos detectados, del nivel de peligrosidad, las
dimensiones de la plantilla del centro de trabajo y de los medios disponibles
para su ejecución. Entre los objetivos del plan de emergencia se encuentran la
identificación de estos riesgos, su clasificación y la adopción de medidas
específicas para su prevención.

La gravedad de estas situaciones dependerá de la capacidad para controlar la


emergencia y de sus posibles consecuencias. Así, por ejemplo, en el caso de
una emergencia por un incendio, esta puede tener diferentes niveles: conato de
emergencia, (cuando puede ser fácilmente controlable con los medios
disponible), emergencia parcial (si requiere la intervención de medios
especializados disponibles en el centro de trabajo y no afecta a otras áreas del
edificio), o emergencia general (cuando es necesaria la intervención de medios
externos y requerirá de la evacuación del edificio). A su vez requerirá de
diferentes medios para realizar una respuesta correcta, necesitando
especialistas para la evaluación y posterior corrección de daños, a su ves
respaldados por un firme financiamiento, que les permitan tener los
implementos necesarios, para realizar sus debidas labores

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