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Migración y la economía

Síntesis de la evolución de la población rural y urbana


El número de habitantes de una localidad determina si es rural o urbana. De acuerdo con el INEGI,
una población se considera rural cuando tiene menos de 2,500 habitantes, mientras que la urbana es
aquella donde viven más de 2,500 personas.
Debido a la constante migración del campo a las ciudades, el número de habitantes de localidades
urbanas ha ido en aumento; en contraste, el de las rurales ha disminuido.
Población urbana
En 1950, en México 43 % de la población vivía en localidades urbanas; en 1990 el porcentaje era de
71, para 2020 es de 79 por ciento.

Población rural
En 1950, la cantidad de personas que habitaban en comunidades rurales representaba 57 % del total
de la población del país; en 1990 era de 29 % y para 2020, se ubica en 21 por ciento.

Como ha crecido la población desde 1980


El Censo General de Población y Vivienda de 1980 fue el décimo de su tipo que se realizó en el país.
Al igual que los censos anteriores, se implementó con el fin de contar el número de habitantes de
México. Presenta información al 4 de junio de ese mismo año.
En 1980 se vive en México un ambiente de moderado optimismo por las expectativas de explotación
de nuevos campos petroleros, con lo cual se facilitaba el acceso a nuevos créditos del exterior y la
persistencia del modelo mexicano de desarrollo, con amplia participación del estado en la economía y
márgenes también considerables para la inversión privada. Se diluía así en parte la inquietud social y
política provocada por los desajustes económicos de 1976.
En ese ambiente de optimismo no exento de desconfianza de algunos sectores sociales, se presenta
el compromiso de realización del censo de 1980, que sería dirigido ahora por la Coordinación General
del Sistema Nacional de Información (CGSNI), organismo creado a fines de 1976, con el propósito de
impulsar el desarrollo estadístico y geográfico del país en el marco de un esquema de integración con
rigurosos requisitos técnicos y conceptuales. La Dirección General de Estadística formaba parte de la
CGSNI y continuaba atendiendo los proyectos estadísticos.
Para la realización del Censo de 1980 se dispuso de amplios apoyos financieros, políticos y
administrativos, como nunca antes se habían dispuesto; sin embargo, la aplicación de esquemas de
organización nuevos y no probados, implicarían dificultades especiales con consecuencias en las
fases cruciales del proyecto y sus resultados.
Cómo afecta la migración para en la población rural y urbano en México
El movimiento migratorio hacia las zonas urbanas implica un proceso de transformación que
disminuye la generación de ingresos y el empleo en la agricultura. Esto conlleva una menor
participación laboral en el sector primario que puede provocar una reducción de la producción agrícola
y amenazar la seguridad alimentaria de algunos territorios.
Así, por ejemplo, el campo puede carecer de mano de obra joven y dinámica, registrando además un
envejecimiento de la población, lo que puede comprometer una producción alimentaria suficiente y
variada. En áreas rurales de México, por ejemplo, la migración de jóvenes, y la consecuente
disminución en la tasa de fecundidad, ha provocado una alteración entre los grupos poblacionales:
mientras que en 2005 había 21 adultos mayores de 60 años por cada 100 niños, se prevé que para el
año 2051 habrá 167 adultos mayores por cada 100 niños.
Asimismo, el acrecentamiento de la pobreza urbana responde a los abundantes flujos migratorios
hacia las ciudades que en ocasiones no encuentran trabajo en las zonas urbanas (a pesar de haber
sido una razón para movilizarse) lo que se genera un círculo vicioso de escasez y necesidades.
Los altos porcentajes de trabajo informal en la región también indican una falta de protección social,
que agrava las situaciones de pobreza y precariedad de las personas migrantes internas. Otro factor
que señala las difíciles condiciones de vida de las personas migrantes rurales en las ciudades es que,
debido a los recursos económicos limitados, esta población vive a menudo en asentamientos
informales, los cuales albergan alrededor del 29% de la población urbana en América Central. Estos
asentamientos suelen estar ubicados en zonas vulnerables a desastres naturales, como
inundaciones, deslizamientos y terremotos, lo que evidencia cómo la migración rural, fomentada
también por los efectos del cambio climático, necesita de atención particular, para evitar una
reproducción de vulnerabilidades existentes.
Además, mientras que los conflictos por los recursos naturales pueden provocar la migración rural, las
personas migrantes encuentran nuevas formas de violencia en las urbes. En el Triángulo Norte de
Centroamérica la violencia es un fenómeno principalmente urbano, agravado por causas como
pobreza, segregación, desigualdad y falta de oportunidades. Los campesinos en situación de pobreza
y personas desempleadas pueden ser nuevas víctimas de grupos criminales en las ciudades. Esta
situación puede originar nuevos flujos migratorios de personas que migraron hacia las ciudades y, al
no encontrar una situación adecuada, deciden migrar hacia el extranjero.
Por tanto, la migración rural-urbana tiene repercusiones cruciales no solo para el desarrollo y la
sostenibilidad rural, sino también para la urbana. Por ejemplo, desafíos actuales como la
sobrepoblación urbana o la pérdida de tradicionales cultivos y agrobiodiversidad dependen
directamente de los flujos migratorios rurales. Para resolver estas cuestiones, es necesario dirigir la
atención hacia sus raíces: el campo y la migración.

Como afecta el envejecimiento social en la población mexicana


En la actualidad México presenta un proceso de envejecimiento vertiginoso. Se calcula que en menos
de 50 años la estructura poblacional de nuestro país corresponderá a la de un país envejecido; es
decir, una proporción importante de su población tendrá 65 años o más. El descenso de la fecundidad
y el aumento en la esperanza de vida han ocasionado este cambio en la estructura por edad y sexo
de la población, y se presenta como uno de los rasgos más representativos del cambio demográfico
actual.
En el libro Vejez y Pensiones en México, presentado por la Asociación Mexicana de Administradoras
de Fondos para el Retiro, en colaboración con el Consejo Nacional de Población, el Instituto Nacional
de Geriatría y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se muestra un panorama general del
proceso de envejecimiento en México.
De acuerdo con las Proyecciones de Población que elabora el Conapo, en el 2017 la población adulta
mayor (65 años o más) asciende a poco más de 8 millones de personas, de las cuales 54.4% es
mujer y 45.6% hombre. Además, se estima que para el 2050 esta población aumentará a 24.4
millones; en términos relativos, la proporción de este grupo etario crecerá de 7.2 a 16.2 por ciento.
Dicho fenómeno representará un fuerte impacto no sólo en la economía de las familias mexicanas,
sino también a nivel social y macroeconómico, así como también en el tema de las pensiones. La
población en edad de trabajar (15 a 64 años de edad) deberá sostener el peso de un numeroso
conjunto de personas retiradas de la vida laboral.
Lo anterior, debido a que se presentarán cambios sociales importantes, tales como el aumento de
hogares con personas adultas mayores, lo cual significa una mayor dependencia de estas últimas. Se
calcula que la razón de dependencia de las personas mayores aumentará en el 2050 a 26 adultos
mayores dependientes por cada 100 en edades laborales, lo que representa un desafío para la
población joven debido a que la tendencia creciente perdurará.
Si no se modifican las políticas públicas y no se reforma el sistema de pensiones actual, la protección
social y el monto de las pensiones podrían no cubrir por completo las demandas de la población
adulta mayor. Por otro lado, de no presentarse un cambio en este contexto, la pobreza y las
desigualdades en la vejez podrían aumentar. En un futuro próximo habrá cada vez más viejos que
viven más años.
Desde esta perspectiva, es una tarea impostergable que para las actuales generaciones en edades
laborales existan condiciones adecuadas para su inserción en el empleo formal, eliminando las
situaciones que estimulan la informalidad e implementando políticas en materia de protección ante el
desempleo y la vejez.
En concreto, robustecer el sistema de pensiones actual para mejorar no sólo los montos de las
pensiones, sino también la cobertura que es un tema urgente que no se debe postergar más.
Conclusión
La migración puede suceder por varias razones. Para buscar una mejor vida o trabajo, por motivos de
trabajo o simplemente decisión propia de la persona. Aunque por lo general, tenemos oportunidad y
derecho de tener un buen empleo si seguimos sin la necesidad de salir del país y sin dejar a nuestros
familiares.
Si bien la inmigración y la emigración sean positivas o negativas tienen sus pros y contras, ambas
están directamente relacionadas a las condiciones económicas y calidad de vida en cada país.

Fuentes:
http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/rur_urb.aspx?tema=P
https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/1980/
https://rosanjose.iom.int/site/es/blog/la-migracion-rural-hacia-las-ciudades-desafios-y-oportunidades
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Envejecimiento-de-la-poblacion-mexicana-y-su-impacto-en-
las-pensiones-20180206-0109.html

Integrantes
Valdes Aran Asís de Jesús

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