El poema describe la agonía y desesperación de un hombre que se siente inmóvil e impotente. Le ruega a la muerte que no lo tome en días especiales como Navidad, cumpleaños de amigos, el Día de la Madre o cuando la muerte se lo pida. Se siente como un reloj derretido, con las horas detenidas y el tiempo convertido en minutos. Su voluntad y memoria se han desmoronado, dejándolo sin libertad.
Hay luciérnagas que no cruzan la puerta De esta la tierra Que reveló en tus pupilas El seno descubierto de un amor Y cómo le hace falta a este té Tus piecitos fríos No hay tela en el mundo que pueda abrig
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El poema describe la agonía y desesperación de un hombre que se siente inmóvil e impotente. Le ruega a la muerte que no lo tome en días especiales como Navidad, cumpleaños de amigos, el Día de la Madre o cuando la muerte se lo pida. Se siente como un reloj derretido, con las horas detenidas y el tiempo convertido en minutos. Su voluntad y memoria se han desmoronado, dejándolo sin libertad.
El poema describe la agonía y desesperación de un hombre que se siente inmóvil e impotente. Le ruega a la muerte que no lo tome en días especiales como Navidad, cumpleaños de amigos, el Día de la Madre o cuando la muerte se lo pida. Se siente como un reloj derretido, con las horas detenidas y el tiempo convertido en minutos. Su voluntad y memoria se han desmoronado, dejándolo sin libertad.
El poema describe la agonía y desesperación de un hombre que se siente inmóvil e impotente. Le ruega a la muerte que no lo tome en días especiales como Navidad, cumpleaños de amigos, el Día de la Madre o cuando la muerte se lo pida. Se siente como un reloj derretido, con las horas detenidas y el tiempo convertido en minutos. Su voluntad y memoria se han desmoronado, dejándolo sin libertad.
el tiempo ya no estalla en mí, las horas ya no se detienen a esperarme, añ os convertidos en minutos se deshacen en un cuerpo diluido en el líquido corrosivo de la ira y la impaciencia; aú n suenan las palabras de una antigua conciencia: solo no te mueras cerca de navidad.
Inmó vil, las piernas reducidas
a los escombros de una casa derrumbada, la voluntad esparcida sobre las piedras y la arena grisá cea de mi memoria disecada; aú n conservo una lengua bailarina que repite los movimientos de un alfabeto compasivo: solo no te mueras en el cumpleañ os de ningú n amigo o hermano.
Soy la libertad guiando al pueblo
de mi infancia inconclusa, guiando la barbarie de un medio día cualquiera, guiando la sordidez de un nuevo día en el que mis manos todavía vacías, todavía inexploradas, repiten adormecidas: solo no te mueras un día de la madre o una noche de velitas.
La televisió n encendida, el calendario deshojado
pegado mes a mes en la pared, la sombra de mi deseo sobre él, proyectada firme como el insomnio de una noche traicionada; he entreabierto la puerta de mi fealdad, de la fealdad de unos cuantos errores de Dios, he dejado que señ alen las puntas de mis dedos al azar, febrero o marzo tal vez, solo no te dejes llenar de temblor, solo no hagas pactos de ninguna esperanza, solo no te mueras el día que la muerte te lo pida.
Hay luciérnagas que no cruzan la puerta De esta la tierra Que reveló en tus pupilas El seno descubierto de un amor Y cómo le hace falta a este té Tus piecitos fríos No hay tela en el mundo que pueda abrig