Está en la página 1de 11

Bahía Blanca…un puerto franco.

Por César Puliafito

Cómo citar este documento:


PULIAFITO, César; “Bahía Blanca…un puerto franco”; Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, Edición digital, Bahía
Blanca, Mayo de 2011.

El hallazgo en el Archivo General de la Nación del documento con el que el Ministerio de


Hacienda del Estado de Buenos Aires, informaba en 1856 al de Guerra y Marina, de la ley
que sancionaba a Bahía Blanca como Puerto Franco, coincide con la conmemoración del
155º aniversario del hecho. La oportunidad es propicia para develar cuáles fueron los
motivos que impulsaron una ley tan importante para la región.

La necesidad de poblar

La caída del gobierno de Juan Manuel de Rosas el 3 de Febrero de 1852 en la batalla de


Caseros, no significó la unidad y pacificación nacional. El Estado de Buenos Aires, se separó de
la Confederación Argentina el 11 de septiembre de 1852. El argumento principal, era el perjuicio a
los intereses porteños1 que provocaba la excesiva concentración de poder que el acuerdo de San
Nicolás otorgaba al nuevo mandatario de la Confederación, Justo José de Urquiza. De esa
manera se iniciaba una secesión que duraría 10 años e intensas luchas entre hermanos. No
obstante el período resultó floreciente para “La Reina del Plata”, especialmente porque se apropió
para su exclusivo desarrollo, de los enormes ingresos que ofrecía su Aduana a través de los
derechos de importación y exportación. En contraposición la Confederación Argentina, vio
menguados los recursos para su administración y desarrollo.

Sin embargo la bonanza económica del gobierno porteño, no lo liberaba del gran desafío que
imponía poblar y desarrollar las potencialidades de la llanura herbácea pampeana y los extensos
espacios terrestres y litoral Atlántico que se extendían hasta los confines australes. Semejante
inmensidad tenía como referencias más lejanas y aisladas, a las localidades de Patagones y
Bahía Blanca, donde sus pequeñas comunidades tenían una dinámica social muy particular, más
vinculada a la supervivencia en el ámbito pampeano - norpatagónico, que a los paradigmas de la
cultura europea e incluso porteña.

Ocupar y desarrollar el sur del ex territorio virreinal, ya se mostraba como uno de los temas a
resolver por los primeros gobiernos patrios. La guerra de la independencia y el permanente
estado de inestabilidad que soportaban las distintas administraciones no permitieron hasta 1821
tomar las medidas conducentes para facilitar la inmigración. En este marco, el congreso concedió
créditos y facilidades para el transporte de las familias agricultoras (Decreto 22-VIII-1821) y los
contratos comenzaron a ejecutarse. Los primeros colonos llegaron en 1823 a las provincias de
Buenos Aires y Entre Ríos, estableciéndose en San Pedro, Belgrano, Santa Catalina, Chorroarín
y Calera de Barquín.

Las luchas en Europa estimulaban entonces la emigración y diversos proyectos de colonización


fueron presentados al gobierno por firmas que ofrecían transportar labradores ingleses, franceses
y alemanes a cambio de facilidades de pasajes y la concesión de tierras 2. La primera colonia
1
Nota del autor: argentinismo con que se denomina a los habitantes de la ciudad de Buenos Aires.
2
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA; Presidida por el Dr. Ricardo LEVENE, e integrada por el Dr.
Miguel Angel CARCANO, Carlos HERAS, Ricardo PICCIRILLI, Dr. Leoncio GIANELLO, “Resolución de la
Academia Nacional de la Historia sobre la primera Colonia Agrícola que se creó en la República Argentina”;
agrícola argentina se estableció por iniciativa de Barber Beaumont, en julio de 1825, en San
Pedro, Provincia de Buenos Aires. A pesar del empeño del gobierno, el primer ensayo
colonizador fue un fracaso; en la situación en que vivían todavía las provincias, este tipo de
iniciativas resultaban prematuras.

En 1828 con la fundación del Puerto de la Esperanza y la Fortaleza Protectora Argentina, el


gobierno de Manuel Dorrego logró proteger el puerto natural de la bahía Blanca, en principio
como una estrategia de la defensa nacional ante las apetencias del Imperio del Brasil, pero a la
vez, previendo a futuro, un desarrollo regional importante.

Entre los años 1830 y 1852 no se desarrollaron políticas oficiales importantes relacionadas con la
colonización a cargo de inmigrantes. La tierra pública se había inmovilizado por ley del 29 de
mayo de 1852 ya que no se disponía de una reglamentación y un criterio general sobre el tema.

Una nueva visión sobre las oportunidades que ofrecía la inmigración, fue impulsada por
personalidades influyentes en la política liberal posterior a Rosas, como Alberdi, Urquiza, Mitre y
Sarmiento3.

La inmigración espontánea

No obstante los retrasos y dificultades, después de Caseros el gobierno de Buenos Aires estimuló
la “inmigración espontánea”, concepto con el que se fundó la colonia de Esperanza, la que el 15
de Junio de 1853 inició el movimiento colonizador ininterrumpido en el país. El modelo se
formalizó con la “Ley sobre contratos de inmigrantes” 4 del 26 de septiembre de 1854, que creaba
las condiciones para la llegada de los pobladores extranjeros, a la vez que constituía una
comisión de inmigración con funciones de tribunal arbitral.

El problema del poblamiento del “desierto”, como se lo llamaba, tenía características propias. En
general se pone foco solamente en el “problema del indio” y el estado de guerra intermitente que
con distintas etnias, comarcanas y trasandinas, se suscitaban, pero había otros de orden jurídico,
cultural, económico, logístico, de comunicaciones y de recursos humanos que se dificultaban más
en el marco de las guerras civiles crónicas que vivía el país.

Si bien la potencialidad de las tierras resultaba fascinante a la ambición de progreso de los


inmigrantes de formación agrícola del viejo mundo, la falta de condiciones estructurales todavía
requería de tiempo para desarrollar la logística intermedia que permitiese usufructuarlas. No
existían fábricas que dieran el soporte necesario, llámense molinos, aserraderos, ladrilleras,
textiles, menos aún fundiciones en donde elaborar herramientas que les permitieran desarrollar
todas estas actividades. En definitiva, había que traer demasiados artículos desde Buenos Aires,
o desde más lejos, con el consiguiente costo exorbitante y, obviamente, ni siquiera el gobierno
estaba en condiciones económicas de afrontar gastos de tal magnitud con el erario ya castigado
por la guerra civil.

Por su parte, las compañías coloniales que traían a los inmigrantes tampoco disponían de los
recursos necesarios, o no los invertían, para poder consolidar los nuevos asentamientos. Los
esfuerzos se limitaban a trasladar grupos de familias que luego quedaban aisladas en medio de
la vastedad, agobiados por la falta de adaptación a un medio que no ofrecía la infraestructura
adecuada tan básica como caminos, hospitales y escuelas.

Buenos Aires, 3 de Septiembre de 1956.


3
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA; 1956.
4
CAMARA DE SENADORES DEL ESTADO DE BUENOS AIRES; “Diario de Sesiones de 1854”, Imprenta
del Orden, 1861. Pág. 487.
Las comunicaciones no sólo se veían afectadas por las grandes distancias con otros puntos
poblados en donde lograr mercados, sino por la carencia de caminos o, mejor expresado, por la
falta de seguridad y comodidades para los viajeros en tiempos en que el dominio terrestre de las
fuerzas del cacique Calfucurá era casi absoluto. No obstante, es importante destacar que,
tanto Bahía Blanca como Patagones, contaban con la ventaja de disponer de vías
marítimas que resultaron vitales para su sostenimiento.

En cuanto a los recursos humanos los problemas no sólo se debían a la adaptación de los
inmigrados al nuevo mundo, sino también a sus capacidades, aptitudes y habilidades. Hay que
recordar que muchas de las familias que se lanzaban a la odisea de la migración lo hacían por
escapar de situaciones desesperantes, como hambrunas y persecuciones, pero debe
reconocerse que muchos venían por tratarse de aventureros, prófugos o simplemente verdaderos
incapaces.

La Legión Agrícola Militar Italiana

En este contexto, llegó a las manos de los principales líderes porteños (posiblemente entre el
último semestre de 1854 y el primero de 1855), una propuesta de los exilados republicanos
italianos que residían en Buenos Aires y que, luego de ofrecer brillantes servicios militares
constituyendo la Legión Militar Italiana para la defensa de Buenos Aires ante el sitio de la
Confederación en 1853; ahora se ofrecían como colonos soldados para generar esos polos de
desarrollo y defensa tan necesarios para los objetivos del Estado en el sur territorial.

En este marco de políticas orientadas a impulsar la inmigración, la idea de los italianos, liderados
por el joven coronel Silvino Olivieri, de crear una Legione Agrícola Militare Italiana, coincidía, ya
no con un perfil agrocomercial espontáneo, sino planificado, sostenido por el Gobierno, el que le
asignó un rol agrícola y militar específico. La propuesta beneficiaba a ambas partes. Por un lado
el Estado poblaba, trayendo gente con oficios y con cierta cultura. Era el caso de muchos
legionarios quienes estaban bien educados por tratarse de intelectuales burgueses y de clase
media, que fueron forzados a expatriarse de Italia durante las guerras de independencia italiana
(período al que se llamó risorgimento) y a razones políticas más que económicas. Por otro lado,
los italianos recibirían un apoyo importante que servía tanto a sus propósitos de desarrollo
individual, como al de seguir sosteniendo la causa italiana a 11.731 kilómetros de distancia. Su
plan ulterior era una operación transcontinental que consistía en crear una Legión que “seguendo
le nazionali tradizioni5”, cívicas y agrícolas de los italianos contribuyera al esfuerzo de guerra
republicano que en la península itálica se encontraba estancado. Había que instruir tropas,
obtener recursos y preparar la logística para luego de cumplir el acuerdo con el Gobierno
porteño, hiciera viable, la perspectiva de formar una fuerza militar respetable y una
escuadrilla para desembarcar en Italia y retomar la lucha armada revolucionaria 6.
Si bien en 1855, existía una colectividad itálica importante en Buenos Aires y el litoral argentino e
incluso ya se habían intentado algunas empresas inmigratorias privadas, el proyecto de la
Legión Agrícola Militar Italiana fue el primer movimiento inmigratorio italiano patrocinado y
organizado por el Estado de Buenos Aires.

La agricoltora progressista

Los republicanos rioplatenses estaban convencidos del éxito de su propuesta y afirmaban que la
colonia militar que se asentaría en la zona de la Bahía Blanca, sería una “nueva revolución de las

5
LA LEGIONE AGRICOLA; Nº 1, enero 24 1856: 3.
6
PULIAFITO, César; “La Legione Italiana, Bahía Blanca 1856. El frente olvidado del risorgimento”, Edición
de autor, Bahía Blanca, 2007. Pág. 53.
ideas”7. Hasta decían con razón, que ésta era la tentativa más importante que se había
emprendido para solucionar el problema del indio y el poblamiento 8. En realidad existían muchos
elementos de juicio que permitían vislumbrar la posibilidad de éxito, pero lo radical de la idea que
ellos mismos definían como “agricoltora progressista”9 requería de una planificación y un análisis
más elaborado, y de una experiencia que no tenían y que se lograría experimentando sobre la
marcha en el propio terreno de operaciones. Ahí residía la debilidad mayor que debía sortear el
proyecto que empezó a ser trabajado en conjunto con el Ministro de Guerra Bartolomé Mitre, uno
de los máximos impulsores de la iniciativa. Para ello se escribieron algunos borradores que
concebían los puntos principales a tener en cuenta: acuerdos entre el estado y los Legionarios,
compromisos asumidos por unos y otros, financiación, reclutamiento, organización agrícola-militar
y cesión de tierras, entre otros mecanismos.

El 17 de noviembre de 1855, el Ministro de Guerra envió al coronel Silvino Olivieri una


comunicación con el decreto que notificaba las condiciones que el Gobierno había definido para
dar curso a la formación de la “Legión Agrícola Militar”. El Gobierno tendía,”…por todos los
medios posibles, al fomento y seguridad de la frontera muy particularmente en las actuales
circunstancias en que las invasiones de los bárbaros se han hecho sentir con repetición” 10.

Un “paquete” de medidas

Además de reglamentar lo estrictamente vinculado con la fuerza agrícola militar, el Estado


porteño tuvo que aprobar un paquete de leyes para dar respaldo jurídico a la propuesta y cubrir el
vacío legal que su estrategia de poblamiento y el acuerdo con los italianos imponían.

Ya en 1854 el Estado dictó algunas leyes que favorecían la estrategia: “Ley sobre la jurisdicción
contenciosa de los Jueces de Paz” del 18 de septiembre, la ”Ley de Municipalidad para la Ciudad
y Campaña”11 del 19 de octubre, la ya mencionada de Contratos de inmigrantes, y la “Ley de
Aduana para 1855” dictada en noviembre de 1854. Este conjunto de medidas legislativas
favorecían el desarrollo en general al ordenar la actividad mercantil y, en particular a las de
colonización, con el accionar descentralizado de los jueces de paz en los puntos más alejados del
territorio. Aún así, una vez aprobada la creación de la Legión, se fueron sucediendo otras
medidas.

El 30 de octubre de 1855 la honorable Cámara dispuso conceder tierras en los partidos de Bahía
Blanca y Patagones a quienes tuviesen el propósito de poblarlas, tomando en cuenta “que estas
tierras, en el estado de abandono, son improductivas para el Estado, y que el modo único de
poblarlas es ceder una parte de ellas gratuitamente para traer poblaciones que les den valor” 12.

En el artículo 1º autorizaba al ejecutivo a conceder terrenos en propiedad perpetua a individuos o


familias, tanto nacionales como extranjeros, no excediendo de cien leguas cuadradas en ambos
distritos. En el 2º punto reglaba que las chacras no debían tener una superficie mayor de 20
cuadras; las pequeñas estancias tres mil varas de frente por nueve mil de fondo y los solares en
los pueblos dos mil quinientas varas. El artículo 3º de la ley establecía la prioridad de la

7
LA LEGIONE AGRICOLA; Nº2, febrero 10, 1856: 5. “Nota periodística aparecida en el diario El Nacional”;
“questa colonia Militare corresponde a un’altra revoluzione d’idee…”.
8
LA LEGIONE AGRICOLA; Nº 2, febrero 10, 1856: 5.
9
LA LEGIONE AGRICOLA; Nº 2, febrero 10, 1856: 3.
10
CRESPI VALLS, Antonio; “Primer centenario de la Legión Agrícola Militar”, Museo Histórico Municipal,
Bahía Blanca, 1955: 20. (Texto completo en el Anexo 4).
11
CAMARA DE SENADORES DEL ESTADO DE BUENOS AIRES; “Diario de Sesiones de 1854”, Imprenta
del Orden, 1861. Pág. 487.
12
DIARIO DE SESIONES DE LA SALA DE REPRESENTANTES DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES;
“Sesión del 24 de Octubre de 1855”, La República, Buenos Aires 1883: 396.
concesión dando el primer lugar a los “actuales habitantes de Patagones y Bahía Blanca y
segundo a los pobladores casados, nacionales o extranjeros” 13.

Del texto de la ley no se deduce que ya existiera de plano el propósito de fundar colonias
agrícolas militares, pero de cualquier manera es de suponer que ya en análisis el proyecto de
Olivieri, el gobierno porteño se adelantara a facilitar la colonización para evitar recelo con los
propietarios criollos y principalmente con colonos ya establecidos en esas tierras.

Con un poco más de retraso la Honorable Cámara de Representantes del Estado de Buenos
Aires dictó otra de las leyes que venían a completar el paquete de medidas con que el gobierno
fomentaba la inmigración en general y muy especialmente el proyecto agrícola militar.

Bahía Blanca Puerto Franco

El oficialismo porteño apostó fuerte al proyecto de la Legión, quedando muy expuesto


políticamente ante la oposición por lo que no podía darse el lujo de fracasar. La idea contaba con
detractores en varios frentes. Por un lado en el propio Estado porteño había quienes por razones
chauvinistas se oponían al proyecto de que se le otorgaran tierras a los extranjeros. Otros lo
veían poco practicable, y no faltaba quien viera en la figura de un extranjero tan carismático y
popular como Olivieri, un antagonista político de temer.

El 6 de Junio de 1856 se declararon las Leyes Nº 84 y la Nº 85, que declararon Puertos Francos
al de Bahía Blanca y Patagones respectivamente 14. Se disponía que los barcos de alta mar y
cabotaje estarían libres del pago de todo derecho de puerto y de aduana limitado al consumo de
esos destinos. Esta ley en particular entroncaba en las disputas por la competencia de las
aduanas con la Confederación, y previendo la llegada de barcos italianos por las supuestas
operaciones que se suponían podrían darse en el accionar de la Legión. En septiembre de 1856
una intriga, provocó el asesinato del coronel Silvino Olivieri, cuando ya se había establecido con
su Legión Agrícola Militar Italiana en la colonia que llamó Nueva Roma. Esto dio por tierra con el
proyecto de ultramar de los italianos.

Sin embargo, más de 130 años después, esta Ley se constituyó en uno de los argumentos con
que los actores públicos y privados de la región, empezaron a movilizar nuevamente la
posibilidad de crear una zona franca en el ámbito de la ría bahiense. La iniciativa de mediados de
la década de 1990, preveía un impulso del comercio y de la actividad industrial exportadora, a
través del beneficio de exenciones aduaneras y la provisión de insumos subvencionados, entre
otros. Con la Ley 12.313 y su decreto reglamentario, se dio inicio a las actividades de la Zona
Franca Bahía Blanca-Coronel Rosales, la que fue adjudicada a una unión transitoria de empresas
formada por el Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca y la Cooperativa de Luz y
Fuerza, Industria y Otros Servicios Públicos, Vivienda y Crédito de la Ciudad de Punta Alta.

Desde aquel entonces se vienen cumplimentando los pasos necesarios para el pleno
funcionamiento del proyecto. En diciembre de 2010 se inauguró el Área Operativa I, ubicada en
Punta Alta, en las ex - instalaciones de YPF con un sector para administración y otro espacio
para la actividad operativa.

El documento

El documento hallado en el 2007 por el autor de este artículo en el AGN, Sala 19-6-3, es la
circular enviada el día 9 de junio por el secretario del Ministerio de Hacienda Norberto de la
13
DIARIO DE SESIONES...; 1883: 398. (Sesión del 24 de octubre de 1855).
14
AGN; Sala X, 19-6-3.
Riestra, transcribiéndole al ministro de la Guerra y Marina coronel Bartolomé Mitre, la Ley de
Puerto Franco para ser distribuido a la Capitanía de Puertos y a la Inspección General. El texto
fotografiado en 2011, consta de una carátula con la minuta de su contenido y 2 folios con el
desarrollo en 3 carillas. El contenido del texto del documento principal es el siguiente:

(Carilla 1) “Ministerio de Hacienda

Buenos Aires, Junio 9/.856

Al señor Ministro de la Guerra y Marina Coronel Don Bartolomé Mitre.

Tengo el honor de transcribir á Ud. á los efectos consiguientes la ley que con fecha 6 del
corriente han sancionado las Honorables Cámaras.

‘El Senado y Cámara de Representantes del Estado de Buenos Aires, etc.

Artículo 1º Declárase puerto franco para los buques mercantes de todas las banderas, el de
Bahía Blanca, sobre el océano atlántico.

“ 2º Quedan, en consecuencia, exentos de todo derecho de puerto, los buques de alta mar
o cabotaje que allí concurran, de cualquier procedencia; excepto, sólo los impuestos
por practicaje, visita y patente de sanidad.

“ 3º Son igualmente libres de todo derecho de aduana por el espacio de cinco años, las
importaciones y exportaciones de toda (Carilla 2) clase, que por aquel puerto se
verifiquen; bien entendido que esta franquicia es limitada al consumo exclusivo y
producción propia de aquel distrito.

Artículo 4º En el caso que la limitación de las franquicias de la que habla el artículo 3 no pudiera
hacerse efectiva a causa de la localidad u otros inconvenientes, de lo cual resultare
perjuicio para las rentas públicas; el Poder Ejecutivo queda autorizado para suspender
aquéllas, mediante un aviso anticipado de seis meses y con cargo de dar cuenta
inmediatamente a la legislatura para que ésta provea lo conveniente.

“ 5º El tránsito de las importaciones que se encaminen a las provincias del interior o las
producciones que de ellas vengan a exportarse por este puerto, será reglamentado por
el Poder Ejecutivo de acuerdo con las leyes vigentes.

“ 6º El Poder Ejecutivo proveerá oportunamente las oficinas necesarias, y reglamentará lo


conveniente a fin de llevar a efecto las disposiciones de la (Carilla 3) presente ley, que
le será comunicada”.

Dios gde al Señor Ministro muchos años.

Norberto de la Riestra

Junio 17 de 1856 Acúsese recibo y comuníquese a la Capitanía del Puerto y a la Inspección


General a los efectos que correspondan.

Mitre’ “
Bibliografía y Documentos consultados.
Documentos:
AGN; Sala X, 19-6-3. (Fotografías del Documento: Minuta, Páginas 1, 2 y 3)

Libros:
• ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA;
“Resolución de la Academia Nacional de la Historia sobre la primera Colonia Agrícola
que se creó en la República Argentina”; Buenos Aires, 3 de Septiembre de 1956.

• CAMARA DE SENADORES DEL ESTADO DE BUENOS AIRES;


“Diario de Sesiones de 1854”, Imprenta del Orden, 1861.

• CRESPI VALLS, Antonio;


“Primer centenario de la Legión Agrícola Militar”, Museo Histórico Municipal, Bahía
Blanca, 1955.

• DIARIO DE SESIONES DE LA SALA DE REPRESENTANTES DE LA PROVINCIA DE


BUENOS AIRES;
(Varias Sesiones), La República, Buenos Aires 1883.

• LA LEGIONE AGRICOLA;
- Nº1 y 2 de enero y febrero de 1856, Imprenta La Tribuna, Buenos Aires, 1856.

• PULIAFITO, César;
- “La Legione Italiana, Bahía Blanca 1856. El frente olvidado del risorgimento”, Edición del
autor, Bahía Blanca, 2007.

También podría gustarte