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SUBSIDIO para las PARROQUIAS

AÑO 2016
DIÓCESIS DE AÑATUYA

Consejo Pastoral Diocesano


1. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios?
2. ¿Qué nos enseña la Iglesia en sus pastores?
1. ¿QUÉ NOS DICE LA PALABRA DE DIOS?
La Iglesia es un solo Cuerpo con diversas funciones:
Así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros con
diversas funciones, también todos nosotros formamos un solo
Cuerpo en Cristo y, en lo que respecta a cada uno, somos
miembros los unos de los otros. (Rm 12,4-5)
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es
uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino
un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados
en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y
hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. (1Cor 12,12-13)
Los carismas son dones del Espíritu para la comunidad, no son
propiedad nuestra. Son para darlos, compartirlos y no mezquinarlos:
Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes
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diferentes. (Rm 12,6)
Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como
buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. (1Ped 4,10)
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo
Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de
actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el
Espíritu se manifiesta para el bien común. Pero en todo esto, es el mismo y
único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular
como él quiere. (1Cor 12,4-7.11)
Cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que
Cristo los ha distribuido… El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros
profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así
organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del
Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que
corresponde a la plenitud de Cristo. (Ef 4,7.11-13)
Todos nos sentimos corresponsables en la misión. Cada uno aporta lo
suyo a la comunidad y nadie pasa necesidad:
La multitud de los creyentes tenía un solo
corazón y una sola alma. Nadie consideraba
sus bienes como propios, sino que todo era
común entre ellos. Los Apóstoles daban
testimonio con mucho poder de la
resurrección del Señor Jesús y gozaban de
gran estima. Ninguno padecía necesidad,
porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a
disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus
necesidades. (Hch 4,32-36)
Jesús nos enseña un estilo nuevo, distintivo de relaciones en la Iglesia
Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que
soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los
pies unos a otros. Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con
ustedes Jn 13,13-15
Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones
dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no
debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de
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ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del
hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una
multitud.» (Mt 20,25-28)
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más
que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen
"padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco
"doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de
entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado.» (Mt 23,8-12)

2. ¿QUÉ NOS ENSEÑA LA IGLESIA EN SUS PASTORES?

Necesitamos, ante todo, convertirnos:


La pastoral en clave de misión pretende abandonar el
cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así».
Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de
repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los
métodos evangelizadores de las propias comunidades. Lo
importante es no caminar solos, contar siempre con los
hermanos, en un sabio y realista discernimiento pastoral
(EG 33). Cada Iglesia particular, porción de la Iglesia
católica bajo la guía de su obispo, también está llamada a la conversión
misionera. Ella es el sujeto primario de la evangelización. Exhorto a cada Iglesia
particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y
reforma. (EG 30).
Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su
servicio está la minoría de los ministros ordenados. La toma de conciencia de la
responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta
de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para
asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus
Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo
clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones (EG 102).
Todos somos necesarios, corresponsables en la misión de la Iglesia. En
todo bautizado actúa el Espíritu Santo, no sólo en algunos.
En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la
fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios
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es santo por esta unción que lo hace infalible «in credendo». Esto significa que
cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El
Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de su misterio
de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de
la fe —el sensus fidei— que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios.
La presencia del Espíritu otorga a los cristianos una cierta connaturalidad con las
realidades divinas y una sabiduría que los permite captarlas intuitivamente,
aunque no tengan el instrumental adecuado para expresarlas con precisión
(EG 119).
Debemos recuperar el protagonismo de todos los bautizados:
En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del
Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero.
Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en
la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente
evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de
evangelización llevado adelante por actores calificados
donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva
evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los
bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano,
para que nadie postergue su compromiso con la evangelización (EG 119).

Parroquia: conversión y misión


La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque
tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que
requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la
comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución
evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse
continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive
entre las casas de sus hijos y de sus hijas». Esto supone que
realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del
pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un
grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia eclesial en el
territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del
diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través
de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que
sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades, santuario donde
los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío
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misionero. Pero tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de
las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más
cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se
orienten completamente a la misión (EG 130).

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