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MÓDULO IV - UNIDAD TEMÁTICA III

SISTEMA NACIONAL DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS


VÍCTIMAS DE GRAVES VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS

CONTENIDO

CONVENIO

DCI-ALA/2008/019-588

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Tabla de Contenido

Importancia. ........................................................................................................................................ 4
1. Objetivo General. ........................................................................................................................ 4
2. Objetivos específicos. .................................................................................................................. 5
5. Pre requisitos de la Unidad ......................................................................................................... 5
6. Desarrollo de contenidos. ........................................................................................................... 6
6.1 Leyes de las Víctimas y sus contenidos generales..................................................................... 6
6.2 Enfoque y principios de la legislación de Víctimas .................................................................... 9
6.2.1 Enfoque Transicional ............................................................................................................ 10
6.2.2 Enfoque Pro-Víctima. ........................................................................................................... 11
6.2.3 Enfoque transformador........................................................................................................ 13
6.2.4 Enfoque diferencial. ............................................................................................................. 14
6.3 Concepto de Víctima en la legislación de reparaciones .......................................................... 14
6.3.1 Concepto de víctima en la Ley 1448 de 2011....................................................................... 14
6.3.2 Concepto de Víctima en los derechos sobre grupos étnicos ............................................... 19
6.4 Diseño institucional de la Ley 1448 de 2011 ........................................................................... 21
6.5 Las medidas de asistencia y atención humanitaria ..................................................................... 27
6.6 Medidas y rutas de reparación................................................................................................ 32
6.6.1 Medidas de restitución (exceptuando la ruta de restitución de tierras) ............................. 33
6.6.2 Medidas de compensación monetaria ................................................................................. 33
6.7 Medidas de rehabilitación........................................................................................................... 38
6.8 Medidas de satisfacción .............................................................................................................. 44
6.9 La acción judicial de restitución de tierras abandonadas y despojadas ..................................... 47
6.9.1 Principios generales de la acción de restitución de tierras .................................................. 49
6.9.2 Etapa administrativa de la acción de restitución ................................................................. 52
6.9.3 Etapa judicial de la acción de restitución ............................................................................. 57
6.9.3.1 Demanda ....................................................................................................................... 57
6.9.3.2 Período probatorio y sentencia..................................................................................... 60
6.9.3.3 Seguimiento a la sentencia ........................................................................................... 62
7. Conclusiones.............................................................................................................................. 63
Bibliografía ........................................................................................................................................ 65

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UNIDAD TEMÁTICA III.
LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS EN LOS MARCOS LEGISLATIVOS DE
REPARACIÓN INTEGRAL

Importancia.

La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras representa un cambio de paradigma


de justicia transicional en Colombia, pues a diferencia de otras normativas como la
Ley de Justicia y Paz o la Ley 1424, la Ley de víctimas propone un modelo de
priorización a la reparación y la reconciliación que hasta el momento se había
ponderado de manera diferente frente a las necesidades de justicia y de equilibrio
político. Así, mientras la Ley 975 busca principalmente el desarme y
desmantelamiento de grupos armados al margen de la ley, y la Ley 1448 la salida
legal a la sanción de ex combatientes mediante un mecanismo no judicial de
verdad; la Ley de víctimas busca establecer una serie de medidas administrativas,
judiciales, sociales y económicas que, dentro de un marco de justicia transicional,
permitan el reconocimiento de la condición de víctima y su dignificación a través
de la materialización de sus derechos. Así mismo, la Ley busca que se adopten
medidas de justicia, verdad, reparación, así como garantías de no repetición.

1. Objetivo General.

Conocer los mecanismos y rutas de restitución de los derechos de las víctimas


que han sido creados recientemente en Colombia en virtud de una legislación
transicional que busca enfrentar los déficits de protección derivados de la
legislación ordinaria y de otras medidas transicionales como la Ley 975 y la Ley
1424.

2. Objetivos específicos.

Se espera que al finalizar el trabajo con este módulo, los defensores públicos:

1. Discutir la aplicación concreta, el contenido y el alcance del concepto de


víctima establecido por la legislación de reparación
2. Conocer las distintas medidas de atención y asistencia a las víctimas que
se enmarcan en la Ley 1448 de 2011 y en los decretos ley étnicos que la
complementan
3. Comprender la lógica subyacente a los decretos ley de reparación a
comunidades étnicas, y entenderlos en su verdadero alcance, es decir,
como normas jurídicas con jerarquía de ley, y no como simples decretos
reglamentarios de la Ley 1448.
4. Estudiar el procedimiento de restitución de tierras como una acción judicial
atípica, de carácter transicional y flexible distinta a un proceso ordinario civil
de restitución de derecho patrimoniales

5. Pre requisitos de la Unidad

Colombia cuenta con un marco normativo relativamente complejo en materia de


reparaciones. De un lado, existe un importante conjunto de normas que de manera
general regula las condiciones por medio de las cuales una persona que ha sufrido
un daño puede acceder a la reparación. Esta normatividad general u ordinaria
incluye las disposiciones del procedimiento penal, de las normas civiles, del
procedimiento civil y de la responsabilidad administrativa del Estado. Por otro lado,

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existen otros instrumentos normativos destinados a regular específicamente el
derecho a la reparación para las víctimas del conflicto armado colombiano. Esta
normatividad está conformada fundamentalmente por la Ley 975 de 2005
(conocida como la Ley de Justicia y Paz), sus decretos reglamentarios, la
jurisprudencia constitucional por medio de la cual se ha precisado su alcance, y el
Decreto 1290 del 22 de abril de 2008, por el cual se crea el programa de
reparación individual por vía administrativa para las víctimas de los grupos
armados organizados al margen de la ley. En otras palabras, los mecanismos
judiciales para la obtención de reparaciones derivadas de violaciones a los
derechos humanos pueden ser reclamadas a través de tres vías: la de
responsabilidad del Estado, ante los jueces contenciosos administrativos; la de
responsabilidad penal, ante los jueces penales ordinarios; y la derivada de los
procesos de Justicia Transicional, ante los Tribunales Especiales de Justicia y Paz
establecidos por la Ley 975 de 2005.

Ante las falencias de esta compleja estructura y el limitado acceso que


históricamente han tenido las víctimas a estas formas de justicia, en 2011 se creó
un novedoso marco normativo para la garantía rápida y efectiva de sus derechos,
especialmente del derecho a la reparación integral. Este será el tema de esta
tercera unidad.

6. Desarrollo de contenidos.

6.1 Leyes de las Víctimas y sus contenidos generales

La apuesta política general por la reparación a víctimas en Colombia se


caracteriza por una circunstancia particular: la continuidad del conflicto armado.
Mientras que sus pares latinoamericanos iniciaron políticas de reparación una vez
terminado el conflicto o removida la dictadura militar, Colombia se propuso iniciar
la reparación de víctimas en un contexto de violencia extendida. Esta apuesta
tiene consecuencias directas en el modelo de reparación, en general, y en el
Programa de Rehabilitación, en particular. Por ejemplo, los procesos de
esclarecimiento de verdad y memoria necesarios para la sanación y rehabilitación
de las víctimas son limitados debido a la continuidad de la violencia. Por otro lado,
los procesos de rehabilitación tanto psicológicos, sociales y jurídicos enfrentan
limitaciones debido al riesgo imperante de repetición de los hechos de violencia y,
por ende, de frustración de los programas de atención. Adicionalmente, con la
continuidad del conflicto, el universo de víctimas sigue creciendo, frente a lo cual
la política debe responder al mismo tiempo por las víctimas ya reconocidas, como
por las nuevas víctimas. Las medidas de rehabilitación, en este contexto,
enfrentan limitaciones particulares y deben asumir objetivos distintos a los que
tendría la atención y rehabilitación en un contexto de post conflicto y real
transición.

En segundo lugar, las medidas de reparación aquí contenidas hacen parte de una
política de reparaciones de amplio contenido y alcance asumida por el Estado
colombiano a través de una legislación específica. Esta política está contenida en
cuatro piezas normativas distintas: i) la Ley 1448 de 2011 (conocida como la Ley
de Víctimas y restitución de tierras); ii) el Decreto Ley 4633 (que establece las
medidas de reparación para pueblos indígenas); iii) el Decreto Ley 4634 (donde se
disponen medidas de atención y reparación para el Pueblo Rom o gitano de
Colombia); y iv) el Decreto Ley 4635 (mediante el cual se establecen medidas de
reparación para la población afrocolombiana, negra, palenquera y raizal). Esta
aclaración inicial es importante, pues si bien, en el discurso general se hace
referencia únicamente a la Ley de víctimas, las normativas sobre comunidades
étnicas tienen la misma jerarquía legal y estipulan sistemas independientes (aun
cuando interrelacionados) con aquél establecido para las víctimas de la
comunidad mayoritaria. Así las cosas, una primera conclusión importante es que,
como reconocimiento de la diversidad étnica del país, el programa de

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reparaciones se desprende de normas distintas y debe responder a las
necesidades específicas de cada una de estas poblaciones. Por tanto, las
intervenciones, medidas y acciones deben incluso entrar en diálogos inter-
culturales para su diseño e implementación1.

En tercer lugar, la legislación de víctimas crea un sistema de reparación con


pretensión de integralidad, que incluye medidas de restitución, indemnización,
rehabilitación y garantías de no repetición, las cuales pueden ser accedidas bien
sea por la vía judicial mediante procesos de responsabilidad penal o civil, o partir
de programas administrativos especiales. En consecuencia, las medidas de
rehabilitación deberán tanto acompañar los procesos judiciales, como podrán ser
consecuencia de ellos, al ser ordenadas como medidas de reparación en las
sentencias. Estas medidas, a su vez, complementan las medidas que por vía
administrativa sean otorgadas a las víctimas. La ley no cierra la posibilidad de
acceder a la vía judicial a aquellas víctimas que hayan recibido beneficios por la
vía administrativa.

De la misma manera, la ley reconoce que la reparación deberá ser adecuada, diferencial,
efectiva y “transformadora”. En efecto, la reparación en Colombia enfrenta no solo retos
derivados del conflicto, sino además un contexto de pobreza, inequidad y exclusión social
extendidas. La sociedad colombiana era marcadamente desigual y excluyente con
anterioridad al conflicto armado. Además, la violencia armada se concentró
fundamentalmente en poblaciones rurales pobres y marginadas. Así las cosas, el objetivo
tradicional de la reparación de devolver la situación al estado anterior a las violaciones se
ve como una intervención estatal insuficiente, pues llevaría a que las víctimas volvieran a
su situación de vulnerabilidad y de precaria de satisfacción de sus derechos ciudadanos.

1 De la misma manera, tanto la Ley 1448 como los decretos étnicos establecen como componente
transversal el enfoque diferencial poblacional, el cual debe guiar todas las acciones de la política
de reparaciones. Se reconocen como sujetos de tratamiento diferencial a las mujeres, las niñas,
niños y niños, los adultos mayores y la población con discapacidad. El documento de estrategia de
ejecución de la política (que en Colombia se denomina como Documento Conpes) se propone
asumir el reto del tratamiento diferencial a partir de una caracterización de las víctimas (algo que
no se había hecho en el pasado) y mediante lineamientos precisos para la atención de cada una
de estas poblaciones a lo largo de la ejecución de las distintas medidas de reparación.
Por ello, la Ley 1448 se basa en el concepto de reparación con vocación transformadora
(Artículo 25) (Cfr. Uprimny y Saffon, 2009a: p. 34).

En cuarto lugar, las medidas de reparación tienen como propósito cubrir a un


universo amplio de víctimas. Así, son titulares de las medidas de reparación no
solo las víctimas de desaparición forzada y tortura, sino todas aquellas personas
que con ocasión del conflicto armado, y con posterioridad a 1985, hayan sufrido
daños ocasionados por infracciones al derecho internacional humanitario o de
violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de derechos
humanos. De esta manera, la Ley intenta seguir el concepto amplio desarrollado
por los Principios internacionales sobre el derecho de las víctimas a obtener
reparaciones (ONU, 2005), aun cuando con algunas restricciones. Por ejemplo, la
Ley excluye de reparación a las víctimas que hayan sido miembros de grupos
armados irregulares, excepto para las niñas y niños que hubieran sido reclutados y
hubieren sido desvinculados antes de cumplir 18 años.

En quinto lugar, la Ley establece una distinción entre medidas de reparación y


otras medidas de atención a víctimas también a cargo del Estado, a las denomina
como “medidas de asistencia y atención humanitaria”. Sin embargo, en materia
específica de rehabilitación, la distinción entre unas y otras medidas se vuelve
confusa, pues no existe un criterio claro para establecer cuáles medidas hacen
parte de la política de asistencia humanitaria y cuáles del Programa de
Rehabilitación. La Ley 1448 establece paralelamente obligaciones al Estado en
materia de atención social y en salud tanto por vía de “atención y asistencia
humanitaria”, como por vía de componentes de la política de reparación.

6.2 Enfoque y principios de la legislación de Víctimas

La legislación de víctimas (ley 1448 y los Decretos Ley sobre reparación étnica)
plantean un amplio sistema de mecanismos, rutas y beneficios para las víctimas,
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los cuales deben ser reglamentados por el Gobierno Nacional e interpretados por
funcionarios del Gobierno, de los mecanismos de control, así como por jueces y
fiscales. Para promover una interpretación adecuada tanto en el momento
reglamentario como en la aplicación concreta, la Ley prevé una serie de principios
de interpretación y de enfoques que deberán ser los lineamientos que deberán ser
empleados por quienes reglamenten, implementen y apliquen la ley.

6.2.1 Enfoque Transicional

La legislación de víctimas es una pieza de un engranaje más grande y así debe


ser entendida. En primer lugar, es una legislación que complementa otras normas
que se han adoptado en el pasado para la atención y reparación de algunas
víctimas del conflicto (como las víctimas del desplazamiento, de la desaparición
forzada, del secuestro, de las minas antipersonales, entre otras). Esto quiere decir
que los derechos a los que pueden acceder las víctimas no están restringidos por
esta ley. Los derechos y beneficios a los que podían acceder las víctimas seguirán
vigentes, así con la nueva institucional se pretenda centralizarlos y racionalizarlos.

En segundo lugar, la ley se inserta dentro de lo que en Colombia se ha


denominado como el esquema de “Justicia Transicional”, como se vio en la
segunda Unidad de este módulo. De este esquema de justicia transicional hacen
parte otras normas como la Ley 975 y la Ley 1424 de 2010. Estas normas fueron
establecidas para dotar al país de mecanismos que permitan hacer un tránsito de
una situación de conflicto y de violación masiva de derechos humanos a un
escenario de paz y reconciliación. La importancia de incluir una ley de
reconocimiento simbólico y material de las víctimas en este escenario es
fundamental pues el Estado está reconociendo – finalmente - que sin garantizar de
manera previa y adecuada los derechos de las víctimas de graves violaciones a
los derechos humanos no podrá existir un horizonte de paz y reconciliación en el
país. Reconoce que una política legítima de búsqueda de la paz debe partir y
tener como elemento central a las víctimas como sujetos políticos y como sujetos
de derechos.

Además, el enfoque transicional trae como consecuencia que las autoridades


deban reconocer que para enfrentar este pasado atroz y sistemático, es necesario
pensar de manera distinta los procedimientos y rutas de acceso y atención. Esto
se traduce en cuestiones tan importantes como la flexibilización de
procedimientos, la reducción de tiempos de atención, la fijación de políticas que
beneficien al mayor número posible de víctimas (contrario a la idea de verificación
individualizada caso por caso), entre otras.

Algunos de los mecanismos que la Ley trae buscan cumplir con este enfoque,
como es el caso de la “Reparación Individual por Vía Administrativa”. Al
implementar este mecanismo, el Estado está reconociendo que las rutas
habituales para perseguir una indemnización (los procesos judiciales) son muy
largas y engorrosas y, por ello, presenta una alternativa a las víctimas que permita
un acceso más fácil y generalizado. Otras medidas que expresamente buscan
cumplir con este objetivo son la flexibilización de requisitos y pruebas exigidos a
las víctimas, la inversión de la carga de la prueba en los juicios de restitución de
tierras, la creación de presunciones en favor de las víctimas, etc.

6.2.2 Enfoque Pro-Víctima.

El objetivo fundamental de la ley no es otro que la dignificación y el reconocimiento


de las víctimas como sujetos de derechos, como actores políticos y como
constructoras de paz. Para materializar este objetivo, la Ley establece dentro de
sus principios generales, cuatro criterios rectores que deberán guiar todas las
actuaciones que realicen las autoridades en cumplimiento de la ley.

Dignidad: Todo acto que se realice para el cumplimiento de la Ley deberá basarse
en el respeto a la integridad y a la honra de las víctimas, quienes deberán ser

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tratadas con consideración y respeto y deberán ser consultadas para que se
garantice su participación en las decisiones que las afecten. Para que esto ocurra
deberán contar con información, asesoría y el acompañamiento necesario. De
igual manera, la Ley establece que en los casos de reparación administrativa, el
intérprete de las normas está en el deber de escoger y aplicar la regulación o
interpretación que más favorezca a la dignidad y libertad de la persona humana,
así como a la vigencia de los derechos humanos de las víctimas.

Buena fe: En todo momento se deberá presumir la buena fe de las personas que
dedican hacer parte de los procedimientos de la Ley. En virtud de ello, las víctimas
podrán acreditar los daños a través de cualquier medio de prueba, incluyendo las
pruebas sumarias (es decir, que no hayan sido controvertidas) y las pruebas
indiciarias (de contexto y de referencia).

Enfoque psicosocial: El reconocimiento de la necesidad en la intervención


psicosocial es un eje transversal de la atención y orientación. A partir de éste, el
Estado reconoce los impactos por el sufrimiento emocional y moral, así como los
daños en la dignidad y pérdidas en la estabilidad vital y existencial de las
personas, familias y comunidades, causados por la violación de los derechos
humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario de las personas
(individual y colectivamente) en el marco de su cultura, contexto y proyecto de vida
a fin de establecer las acciones pertinentes en la atención y orientación que
contribuyan a la reparación del tejido social y a la interacción de las comunidades
con las instituciones.

Enfoque de derechos: El objetivo fundamental de la ley es dignificar a las víctimas


mediante la restitución de sus derechos y la promoción del tránsito de la víctima
hacia su condición de ciudadanía plena, restituyendo los derechos vulnerados y
luego facilitando su ejercicio pleno y permanente. En este sentido, las acciones
que se desarrollen en cumplimiento de la ley deberán basarse en los derechos de
las víctimas, con particular atención a los derechos a la verdad, la justicia y la
reparación; a la participación; a la atención humanitaria; a la protección y la
seguridad; a la reunificación familiar; a la atención diferencial; al acceso a
información y a la justicia; entre otros.

6.2.3 Enfoque transformador.

La política de reparaciones debe no solo conformarse con retornar a las víctimas a


la situación en la que se encontraban antes de la ocurrencia de las violaciones;
debe ir más allá y tomar la reparación como una oportunidad no solo para
enfrentar los daños ocasionados con los crímenes padecidos por las víctimas, sino
también para superar las condiciones de exclusión de las víctimas, bajo el
entendido que trasformando dichas condiciones se evita la repetición de los
hechos y se sientan las bases para un ejercicio serio de reconciliación en el país.

Para que esto ocurra, el Estado debe realizar esfuerzos encaminados a la


eliminación de los esquemas de discriminación y marginación que pudieron ser la
causa de los hechos de violencia. Un ejemplo de la aplicación concreta de este
enfoque puede verse en las medidas de restitución de tierras, por ejemplo, en
aquellos casos en los que la “restitución” pura y simple, no le ofrece a la víctima
restituida -y a su núcleo familiar-, garantías de no repetición, de reconstrucción de
un proyecto de vida digno y estable. La Restitución con criterio Transformador
debe entonces contener medidas de política dirigidas a la formalización de los
inmuebles restituido (seguridad jurídica), el saneamiento de pasivos relacionados
con el inmueble; e insumos que le permitan a la víctima y su familia, la explotación
del inmueble con carácter productivo y su estabilización socio-económica.

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6.2.4 Enfoque diferencial.

La Ley reconoce que hay poblaciones con características particulares en razón de


su edad, género, orientación sexual y situación de discapacidad y que, por esta
razón, las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación
integral deben ser implementadas con un enfoque diferencial.

Esto quiere decir que el Estado debe ofrecer garantías especiales y medidas de
protección a los grupos expuestos a mayor riesgo de las violaciones como
mujeres, jóvenes, niños y niñas, adultos mayores, personas en situación de
discapacidad, campesinos, líderes sociales, miembros de organizaciones
sindicales, defensores de Derechos Humanos y víctimas de desplazamiento
forzado.

Además, el Estado está obligado a adoptar criterios diferenciales que respondan a


las particularidades y grado de vulnerabilidad de cada uno de estos grupos
poblacionales; así como a realizar esfuerzos encaminados a que las medidas de
atención, asistencia y reparación contribuyan a la eliminación de los esquemas de
discriminación y marginación que pudieron ser la causa de los hechos
victimizantes.

6.3 Concepto de Víctima en la legislación de reparaciones

6.3.1 Concepto de víctima en la Ley 1448 de 2011

La ley 1448 de 2011 marca un giro importante en cuanto al concepto de víctima,


pues aumenta el universo, que en leyes anteriores había estado restringido
únicamente a aquellas personas que sufrieran una afectación imputable a grupos
armados ilegales al margen de la Ley. Así, el artículo 3 de la Ley 1448 de 2011
define quiénes serán consideradas como víctimas para efectos de la aplicación de
esta ley. Establece como criterio general el haber sufrido un daño por "infracciones
al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las
normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto
armado interno”. Esta definición de víctima guarda correspondencia con el objeto
de la Ley, es decir establecer medidas de atención, asistencia y reparación
integral a las víctimas del conflicto armado interno.

El criterio general que fue establecido por el legislador para determinar quién
puede considerarse víctima del conflicto armado para la implementación de las
políticas previstas en la Ley 1448, ha sido reforzado por la Corte Constitucional,
que se ha pronunciado sobre aspectos puntuales de la definición de víctima
establecida en la Ley.

En primer lugar, la sentencia C-052 de 2012 refuerza el criterio de daño2 como


rasero para establecer quiénes pueden considerarse víctimas, y por lo tanto
acceder a la atención, asistencia y reparación integral que establece la Ley 1448.
En este contexto la Corte aclaró que el concepto de daño debe ser entendido de
manera amplia y comprehensiva:

“abarca todos los distintos fenómenos usualmente aceptados como


fuente generadora de responsabilidad, entre ellos el daño emergente,
el lucro cesante, el daño moral en sus diversas formas, el daño en la
vida de relación, el desamparo derivado de la dependencia económica
que hubiere existido frente a la persona principalmente afectada, así

2 En la sentencia la Corte aclara lo que en este contexto debe ser entendido por daño: “(…) el
concepto de daño es amplio y comprehensivo, pues abarca todos los distintos fenómenos
usualmente aceptados como fuente generadora de responsabilidad, entre ellos el daño emergente,
el lucro cesante, el daño moral en sus diversas formas, el daño en la vida de relación, el
desamparo derivado de la dependencia económica que hubiere existido frente a la persona
principalmente afectada, así como todas las demás modalidades de daño, reconocidas tanto por
las leyes como por la jurisprudencia, ahora o en el futuro.”

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como todas las demás modalidades de daño, reconocidas tanto por las
leyes como por la jurisprudencia, ahora o en el futuro.”

Por esta razón, deben ser consideradas víctimas todas las personas que resulten
personalmente afectadas por hechos u omisiones que recaigan sobre un familiar
cuando por causa de la agresión sufran una situación jurídica desfavorable. Esta
consideración lleva a la Corte a concluir que el legislador fue demasiado restrictivo
al reconocer como víctimas únicamente a quienes sufrieron directamente el daño y
a sus familiares en primer grado de consanguinidad y primero civil. Por esta razón
la Corte establece que este no puede ser el criterio determinante de la condición
de víctima, pues siempre debe primar el criterio del daño contenido en el inciso
primero del artículo, lo que permite ampliar esta noción más allá del primer grado
de consanguinidad o primer grado civil.

Además de este criterio general, la ley establece una fecha para delimitar el
universo de las víctimas a las cuales esta se dirige. De conformidad con el mismo
artículo, se considerarán víctimas “aquellas personas que individual o
colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1 de
enero de 1985”. En virtud de este límite temporal, quienes hayan sufrido daños
por hechos acaecidos a partir de esta fecha tienen acceso a las medidas de ayuda
humanitaria, atención, asistencia y reparación establecidas en la ley. Por su parte,
a las víctimas de infracciones al DIH o de violaciones graves y manifiestas a los
derechos humanos ocurridas antes del 1 de enero de 1985 únicamente se les
reconocen los derecho a la verdad, a acceder a medidas de reparación simbólica y
a las garantías de no repetición previstas en la ley, pero solo “como parte del
conglomerado social y sin necesidad de que sean individualizadas” (Art. 3, par. 4).

En la sentencia C-250 de 2012, la Corte declaró la exequibilidad de estas fechas


establecidas por el legislador como límites temporales razonables para el
reconocimiento de la condición de víctima. También confirmó que serán
acreedoras del derecho a la restitución jurídica y material de las tierras despojadas
y abandonadas forzosamente las víctimas de hechos y violaciones posteriores al
1° de enero de 1991 (Art. 75, Ley 1448 de 2011).

Finalmente, el tercer parágrafo del artículo 3 de la Ley 1448 establece que “no
serán considerados como víctimas quienes hayan sufrido un daño en sus
derechos como consecuencia de actos de delincuencia común”. Es decir, este
parágrafo reafirma que la victimización tuvo que haberse producido con ocasión
del conflicto armado interno, en tanto el objetivo de la ley es enfrentar las
consecuencias del conflicto dentro de un marco transicional. Esta disposición
también fue avalada por la Corte Constitucional a través de la sentencia C-253 de
2012, en la que consideró que de esta forma no se eximía al Estado de la
obligación de investigar y sancionar lo crímenes y violaciones de derechos
cometidos contra víctimas de hechos perpetrados por otros actores.

Así, uno de los aspectos que la Corte Constitucional ha confirmado y reforzado a


través de sus pronunciamientos es que la noción de víctima contenida en la Ley
1448 solo es aplicable a quienes cumplan con las características y requisitos
establecidos en su articulado. Esto, en consideración de la Corte, resulta
razonable si se tiene en cuenta que solo estas víctimas tendrán acceso a los
programas y medidas de asistencia y reparación integral que la Ley prevé, pero de
ninguna manera excluye la investigación y sanción de los crímenes y violaciones
de derechos que se ejerzan contra las demás víctimas, por ejemplo, de
delincuencia común.

Un gran debate se ha suscitado en el país respecto de cómo interpretar los


conceptos de “conflicto armado” y de “violencia común” para efectos de incluir o no
víctimas al registro oficial. Al respecto la Corte se ha pronunciado no solo en la ya
citada sentencia C-253 de 2012. Recientemente amplió esta interpretación del
artículo 3, en la Sentencia C-781 de 2012, en la cual la Corte señaló:

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[L]a expresión “con ocasión del conflicto armado,” tiene un sentido
amplio que cobija situaciones ocurridas en el contexto del conflicto
armado, que no se limitan a aquellos hechos directa y exclusivamente
ocurridos como resultado de confrontaciones militares, o por ser
hechos realizados por un grupo específico de actores armados con
exclusión de otros, o cuando se utilicen ciertos medios de guerra, o si
se producen en una determinada área geográfica. Esta noción amplia
de “conflicto armado” es armónica con la jurisprudencia de la Corte
Constitucional plasmada en numerosos pronunciamientos en materia
de control de constitucionalidad, de tutela, y de seguimiento a la
superación del estado de cosas inconstitucional en materia de
desplazamiento forzado interno.
La noción de conflicto armado ha sido interpretada en un sentido
amplio que incluye toda la complejidad y evolución fáctica e histórica
del fenómeno en el contexto colombiano. Tanto de la evolución de las
normas que han planteado mecanismos de protección y reparación
para las víctimas del conflicto armado, como de la jurisprudencia de la
Corte Constitucional, la expresión “con ocasión del conflicto armado”,
ha sido empleada como sinónimo de “en el contexto del conflicto
armado,” “en el marco del conflicto armado”, o “por razón del conflicto
armado”, para señalar un conjunto de acaecimientos que pueden
rodear este fenómeno social.
A juicio de la Corte, dado el sentido amplio que tiene la noción de
conflicto armado interno y las complejidades y evolución permanente
del mismo, para establecer la condición de víctima al amparo de la
Ley 1448 de 2011, el operador jurídico debe examinar en cada caso
concreto las circunstancias en que se ha producido una grave
violación de los derechos humanos o del derecho internacional
humanitario, y el contexto en que ocurrieron los hechos, para
determinar si existe una relación cercana y suficiente con el conflicto
armado interno, y en todo caso, si existe duda, de conformidad con la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, ésta debe resolverse a favor
de la víctima.

Esta jurisprudencia es una herramienta clave para los defensores públicos a la


hora de determinar si una persona debe ser entendida como víctima para los
efectos de esta ley, o si la ruta jurídica de protección que deben señalar está
trazada por otros mecanismos.

6.3.2 Concepto de Víctima en los derechos sobre grupos étnicos

Una cuestión de capital importancia para la labor de los defensores públicos en su


rol de garantes de los derechos de las víctimas es reconocer que el concepto de
víctima en materias étnicas tiene distinciones respecto del concepto establecido
en el artículo 3 de la Ley 1448 de 2011.

Así, por ejemplo, el Decreto 4633 de 2011 asume un doble enfoque para
reconocer a los titulares de derechos: de un lado, el colectivo y, del otro, el
individual. El Decreto ordena en el Principio 14 tener siempre en cuenta en la
interpretación y aplicación de Decreto, la dimensión colectiva de los daños,
aunque con ello no desconoce las afectaciones y medidas de reparación
individual.

Las víctimas individuales directas son los integrantes de los pueblos y


comunidades indígenas. En caso de duda de las instituciones competentes sobre
su pertenencia a un pueblo indígena, podrán solicitar una certificación a las
Autoridades Indígenas de su Pueblo (art. 186). Asimismo, algunas víctimas
individuales tienen un reconocimiento especial en el Decreto. Son estas los
hombres y mujeres mayores (art.49), las mujeres (art. 50), los niños y niñas (art,
51), y las víctimas de MAP/MUSE (art. 52).

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Las víctimas individuales tienen derecho a una reparación integral que incluye una
indemnización individual. No obstante, al pertenecer a un pueblo o comunidad, las
autoridades de cada pueblo o comunidad “adoptarán medidas para prevenir la
desintegración social y cultural, y para que la complementariedad entre
indemnizaciones individuales y colectivas contribuya al fortalecimiento del
proyecto de vida comunitario” (artículo 109).

Esta aclaración del Decreto es central, pues busca evitar que las indemnizaciones
individuales quebranten el tejido colectivo de cada pueblo. Los riesgos de que ello
ocurra son latentes, dado que varias comunidades no están acostumbradas al uso
del dinero y su ingreso podría generar prácticas que desajusten el equilibrio social,
cultural y económico del pueblo. El mejor ejemplo de esta situación son los graves
impactos culturales que ha sufrido el pueblo embera katío del Alto Sinú por las
indemnizaciones individuales que ordenó la Corte Constitucional en la Sentencia
T-652 de 1998 por haberse construido la represa Urrá sin consulta previa en su
territorio. Este pueblo ha señalado la “monetización de su cultura” que ha sido de
enorme gravedad para la integridad cultural del pueblo.

Las víctimas individuales indirectas, por su parte, tienen derecho a una


indemnización en caso de muerte o desaparición forzada de la víctima directa. La
identificación de estas víctimas tiene consideraciones especiales, que toman en
cuenta que la organización familiar de los pueblos indígenas es diferente en cada
pueblo.

Así, en estos casos, los beneficiarios de la indemnización individual son de forma


concurrente el cónyuge o compañero permanente y los familiares en primer grado
de consanguinidad o primero civil. En caso subsidiario, lo son los parientes
directos de acuerdo con la propia organización familiar indígena. Para ello, la
Autoridad del pueblo o comunidad deberá certificar los destinatarios según las
formas tradicionales de parentesco (Art. 110).
Por otro lado, las violaciones que se reparan a través del Decreto son aquellas
que guardan relación con “los factores vinculados y subyacentes al conflicto
armado“. Es decir, no solo responden al conflicto armado, sino que abarcan un
panorama más amplio de causas de violaciones de derechos humanos y de daños
generados a los elementos vitales de los pueblos indígenas.

La expresión “factores vinculados y subyacentes” proviene directamente del Auto


004 de la Corte Constitucional y se refiere, de un lado, a las situaciones en donde
las tensiones territoriales se entrelazan con el conflicto y, del otro, a la situación de
pobreza, discriminación y vulnerabilidad que se acentúa por él, tal como fue
descrito en el primer punto de este texto. A diferencia de la Ley 1448 de 2011, el
Decreto no se limita a las violaciones generadas en el marco del conflicto armado:
se expande a aquellas presiones y tensiones por el territorio y los recursos
naturales que guardan una relación con el conflicto armado.

6.4 Diseño institucional de la Ley 1448 de 2011

La implementación de la legislación transicional de víctimas en Colombia no está


centralizada en una única institución. Por el contrario, una serie de instituciones –
de todos los poderes públicos – tienen competencias para hacer que esta
legislación se haga realidad. Es por ello que loa responsabilidad de la
implementación de estas medidas es una labor de Estado y no solo del gobierno
nacional.

A efectos de coordinación institucional, la ley 1448 creó el Sistema Nacional de


Reparación y Atención Integral a las Víctimas que está compuesto por más de 30
entidades del nivel nacional, por las mesas de participación de víctimas, por los
departamentos, municipios y distritos, por las entidades descentralizadas
funcionalmente o por servicios, y por el Programa Presidencial de Atención
Integral contra Minas Antipersonales y el Programa Presidencial de Derechos

21
Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Este sistema agrupa a las
entidades encargadas de “formular o ejecutar los planes, programas, proyecto y
acciones específicas, tendientes a la atención y reparación integral de las
víctimas” de que trata la ley.

La política de implementación de la legislación, a la que deben obedecer las


distintas políticas sectoriales de cada una de estas instituciones, se denomina
como el Plan Nacional para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. El
Plan se encarga de “establecer los mecanismos necesarios para la
implementación de todas las medidas de atención, asistencia y reparación
contempladas en la presente Ley”. La ley también señala que el Gobierno deberá
elaborar un documento CONPES, el cual contendrá “el plan de ejecución de
metas, presupuesto y el mecanismo de seguimiento, y determinará anualmente, la
destinación, los mecanismos de transferencia y ejecución, el monto de los
recursos y las entidades, de acuerdo a las obligaciones contempladas en esta ley,
para la siguiente vigencia fiscal” (art. 175 de la ley).

El 30 de mayo de 2012, fue aprobado el documento Conpes 3726, el cual


establece los lineamientos generales, plan de ejecución de metas, presupuesto y
mecanismo de seguimiento para el Plan Nacional de Atención y Reparación
Integral a las Víctimas – PNARIV, de acuerdo con los artículos 19, 175 y 182 de la
Ley 1448 de 2011. Allí se estableció el Plan Nacional de Atención y Reparación a
Víctimas a partir de cinco componentes fundamentales y cuatro componentes
transversales. Los cinco componentes fundamentales son: i) Verdad, ii) Justicia,
iii) Asistencia y Atención, iv) Prevención y Protección y v) Reparación Integral.
Adicionalmente, y de manera transversal a estos componentes, el Plan Nacional
incluye los lineamientos para los temas de Registro Único de Víctimas y Red
Nacional de Información, Retornos y Reubicaciones, Articulaciones Nación –
Territorio y Lineamientos de Participación.
La Ley establece una instancia máxima de decisión y coordinación a nivel nacional
en el Comité Ejecutivo para la Atención y Reparación de Víctimas, encabezado
por el propio Presidente de la República o su representante y con presencia de los
Ministros del Interior, Justicia, Agricultura y Desarrollo Rural, Hacienda y Crédito
Público, el directos del Departamento de Planeación Nacional – DNP, el director
de Acción Social, hoy Departamento de la Prosperidad Social - DAPS y la persona
que dirija la Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación de
Víctimas, entidad que ejercerá la secretaría técnica. Este Comité es el encargado
de:

 Diseñar y adoptar la política pública en la materia en coordinación con el


Departamento Administrativo de la Prosperidad y con la Unidad de Atención
y Reparación a víctimas,
 Verificar que las entidades del Sistema, incluyendo las alcaldías y
gobernaciones, garanticen recursos presupuestales para la implementación
de la Ley, y
 Aprobar las bases y criterios de la inversión pública en materia de atención,
asistencia y reparación integral a las Víctimas, determinar los instrumentos
de coordinación en materia presupuestal de planeación, ejecución y
evaluación, para el adecuado desarrollo de su mandato;
 Elaborar la Ruta única de acceso a las medidas de ayuda humanitaria,
atención, asistencia y reparación contempladas en la ley, a través de las
cuales las víctimas podrán ejercer sus derechos; y
 Realizar el seguimiento a la implementación de la Ley, teniendo en cuenta
la contribución efectiva a los derechos a la verdad, justicia y reparación
integral de las víctimas.

La responsabilidad administrativa fundamental de la implementación de la Ley


recae en la Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral
a las Víctimas (usualmente denominada Unidad de víctimas o UAEARIV). Esta
Unidad fue encargada por la Ley de “coordinar de manera ordenada, sistemática,

23
coherente, eficiente y armónica las actuaciones de las entidades que conforman el
Sistema en lo que se refiere a la ejecución e implementación de la política pública
de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas y asumirá las
competencias de coordinación señaladas en las Leyes 387, 418 de 1997, 975 de
2005, 1190 de 2008, y en las demás normas que regulen la coordinación de
políticas encaminadas a satisfacer los derechos a la verdad, justicia y reparación
de las víctimas”.

A nivel territorial, quienes llevan el liderazgo de la implementación de las medidas


son las alcaldías y gobernaciones, las cuales deben instalar los “Comités de
Justicia Transicional” (art. 173 de la ley 1448). Además, cada municipio, distrito o
departamento, debe expedir Programas de prevención, asistencia, atención,
protección y reparación integral a las víctimas que se implementan a través un
Plan de acción, todo en el marco del proceso de planeación territorial y de
discusión, aprobación e implementación del plan de desarrollo municipal, distrital o
departamental, según sea el caso.

Los Comités son presididos por el Gobernador(a) o por el Alcalde(sa), quien


además se encarga de la secretaría técnica. Participan secretarios(as) de
gobierno, planeación, de salud, de educación, el Comandante de División de la
Policía, el director(a) regional o Coordinador(a) del Centro Zonal del ICBF, el
Director(a) regional del SENA, un representante del Ministerio Público, dos
representantes de las mesas de participación de víctimas y una persona delegada
de la Unidad. Los Comités deben expedir los Planes de Acción que mencionan los
artículos 173 y 174 de la ley y que serán desarrollados más adelante.

La Ley establece, en su artículo 174 que las entidades territoriales deben diseñar
e implementar “a través de los procedimientos correspondientes, programas de
prevención, asistencia, atención, protección y reparación integral a las víctimas,
los cuales deberán contar con las asignaciones presupuestales dentro de los
respectivos planes de desarrollo y deberán ceñirse a los lineamientos establecidos
en el Plan Nacional para la Atención Nacional para la Atención y Reparación
Integral a las Víctimas” (art. 174). Posteriormente, los planes de desarrollo local
deben precisar las metas y objetivos de estas políticas territoriales.
Posteriormente, a través de la creación de los “planes de acción” se deben
concretar las medidas territoriales para la atención, asistencia y reparación integral
a las víctimas y para coordinar a las entidades en el nivel departamental, distrital y
municipal, así como los plazos y entidades responsables. Estos programas
territoriales y sus respectivos planes de acción debían ser expedidos antes del 10
de junio de 2012.

En el gráfico que se presenta a continuación, elaborado por la Unidad de Víctimas,


se presenta gráficamente la interrelación entre las entidades de nivel nacional y
territorial en el marco de Sistema Nacional de Atención y Reparación a Víctimas.

25
Finalmente, en el artículo 194 de la Ley de Víctimas, sobre las “herramientas de
participación” señala que “se deberán conformar las Mesas de Participación de
Víctimas, propiciando la participación efectiva de mujeres, niños, niñas y
adolescentes, adultos mayores víctimas, a fin de reflejar sus agendas”. La ley
establece que existirán una mesa nacional, una por departamento y una por cada
municipio. Estas mesas son espacios para garantizar la participación oportuna y
efectiva de las víctimas en el diseño, implementación, ejecución y evaluación de la
política, a escala nacional, departamental, municipal y distrital.

Además, el Plan establece que el logro de la participación efectiva se dará a partir


de 4 herramientas fundamentales: i) un protocolo de participación; ii) el
funcionamiento de las instancias de coordinación del SNARIV; iii) una estrategia
de comunicación amplia y masiva para las víctimas, en particular aquellas de
especial protección y iv) una mesa nacional transitoria como mecanismo que
permita la construcción participativa del Protocolo de Participación y elegir a los
representantes de las víctimas a las instancias de decisión creadas por la Ley y
sus decretos reglamentarios.

6.5 Las medidas de asistencia y atención humanitaria

Como se indicó al inicio de esta Unidad, la Legislación de víctimas no solamente


se refiere a medidas de reparación, sino que además establece un marco de
regulación para otros derechos de las víctimas, entre ellos, el acceso a la
asistencia y atención humanitaria. El reconocimiento de estas medidas se deriva a
del alta vulnerabilidad en la que quedan las personas que son víctimas de
violaciones a derechos humanos y la necesidad urgente de que el Estado les
provea un socorro inmediato. Así las cosas, el reconocimiento de este derecho es
un desarrollo del hecho de que la política de atención y reparación de víctimas
esté siendo adelantada en un contexto en el cual el conflicto armado no ha
terminado.

La asistencia humanitaria encuentra fundamento en el principio de solidaridad (art.


95, inciso 2 de la C.P.). Su propósito es ofrecer una ayuda temporal a las víctimas
de desastres (derivados de catástrofes naturales o de conflictos armados),
tendiente a garantizar su subsistencia, aliviar su sufrimiento y proteger su dignidad
y derechos fundamentales en situaciones de crisis. Por ello, la atención
humanitaria está encaminada a “paliar” o disminuir los efectos producidos por una
crisis, con independencia de su origen o de los daños producidos por la misma
(Uprimny y Saffón, 2009b).

Desde principios de la década de los noventa, el Estado colombiano puso en


marcha un marco institucional específico para la atención de población vulnerable.
Dicho marco fue usado posteriormente para la atención a víctimas de la violencia
política y el conflicto armado, fundamentalmente en virtud de la ley 368 de 1997.
Estas medidas de atención son conocidas como medidas de asistencia
humanitaria y han ido desde la provisión de mercados por varios meses a
personas desplazadas o el pago de subsidios para pago de arriendos, hasta el
otorgamiento de sumas de dinero en casos de desapariciones y muerte de
personas.

La Ley 1448 de 2011 construye sobre esta experiencia y establece un modelo de


ayuda y asistencia humanitaria para todas las víctimas consideradas en el artículo
3 de la Ley (siempre y cuando requieran tal atención). Dentro del universo de
estas medidas, la ley distingue dos conceptos. Por un lado la Asistencia, que se
refiere a las medidas, programas y recursos de orden político, económico, social y
fiscal a cargo del Estado, orientados a restablecer la vigencia efectiva de los
derechos de las víctimas, brindarles condiciones para llevar una vida digna y
garantizar su incorporación a la vida social, económica y política. Por otro lado, la
Ley se refiere a la Atención que consiste en la obligación estatal de dar
información, orientación y acompañamiento jurídico y psicosocial a la víctima para
facilitarle el acceso y cualificar el ejercicio de sus derechos a la verdad, justicia y
reparación.

La Ley dispone que las víctimas recibirán esta ayuda de acuerdo con
las necesidades inmediatas que guarden relación directa con el
hecho victimizante, y que las víctimas de los delitos contra la libertad, la
integridad y la formación sexual recibirán asistencia médica y
psicológica especializada de emergencia. La ayuda deberá ser otorgada en el
momento de la violación de los derechos o cuando las autoridades tengan
conocimiento de la misma.

Para el otorgamiento de las medidas de La ley establece como medidas de


asistencia humanitaria la ley distingue entre víctimas del desplazamiento forzado y
otras víctimas. Para éstas últimas, la Ley establece una asistencia que se otorgará
por un mes, que puede ser prorrogado por un mes más, consistente en un
paquete de medidas de alimentación, aseo personal, manejo de abastecimientos,
utensilios de cocina, atención médica y psicológica de emergencia, transporte de
emergencia y alojamiento transitorio. Entre estas medidas se encuentran:

- Asistencia funeraria: a cargo de las entidades territoriales siempre y cuando


las víctimas no cuenten con recursos suficientes.
- Medidas en materia de educación: acceso y la exención de todo tipo de
costos académicos en los establecimientos educativos oficiales, en los
niveles de preescolar, básica y media, siempre y cuando estas no cuenten
con los recursos para su pago. Las instituciones adoptarán medidas para
que las víctimas tengan acceso a la educación superior, especialmente
mujeres cabeza de familia y adolescentes y población en condición de
discapacidad. El Ministerio de Educación incluirá a las víctimas en las
estrategias de atención a la población diversa y efectuará gestiones para

29
que sean incluidas en las líneas especiales de crédito y subsidios del
Icetex.
- Medidas en materia de salud: el Sistema General de Seguridad Social en
Salud garantizará la cobertura de la asistencia a las víctimas. Toda persona
que sea incluida en el Registro Único de Víctimas accederá por ese hecho
a la afiliación y se considerará elegible para el subsidio en salud, salvo en
los casos en que se demuestre capacidad de pago de la víctima. Quienes
se encuentren registradas en el Sisben 1 y 2 quedarán exentas de cualquier
cobro de copago o cuota moderadora, en todo tipo de atención en salud
que requieran. En caso de no hallarse afiliadas a ningún régimen, tendrán
que ser afiliadas en forma inmediata al régimen subsidiado.

Por su parte, la atención a las víctimas del desplazamiento forzado se regirá por
lo previsto en la ley de víctimas, demás normas que la reglamenten y las
disposiciones sobre prevención y estabilización económica establecidas en la Ley
387 de 1997. La ley establece tres tipos de atención humanitaria para víctimas del
desplazamiento:

- Atención inmediata: consistente en albergue temporal y asistencia


alimentaria a cargo de la entidad territorial municipal receptora de la
población desplazada. Se atenderá desde el momento en que se presenta
la declaración hasta cuando se realice la inscripción en Registro Único de
Víctimas (RUV). Podrán acceder a esta ayuda quienes presenten la
declaración y si el hecho que dio origen al desplazamiento ocurrió dentro de
los tres meses previos a la solicitud.
- Atención humanitaria de emergencia: Se brinda una vez se haya expedido
el acto administrativo que incluye a la víctima en el RUV. Se entregará de
acuerdo con el grado de necesidad y urgencia. La seguirá entregando
Acción Social hasta cuando se garanticen los recursos de operación de la
Unidad de Atención y Reparación Integral.
- Atención humanitaria de transición: se entrega a quien ya está incluido en el
RUV porque aún no cuenta con los elementos necesarios para su
subsistencia mínima, pero cuya situación, a la luz de la valoración hecha
por la Unidad de Atención y Reparación, no presenta las características de
gravedad y urgencia que lo harían destinatario de la atención humanitaria
de emergencia.

En la gráfica siguiente, realizada por la Unidad de Víctimas, se detalla la ruta de


acceso de las víctimas a estas medidas y las entidades responsables de
otorgarlas.

31
6.6 Medidas y rutas de reparación

La apuesta de reparación contenida en el ordenamiento jurídico transicional


colombiano es ambiciosa: contiene medidas en todos los componentes de la
reparación integral estudiados en la Unidad 1 de este módulo. En efecto, el
artículo 25 de la Ley 1448 de 2011 señala que “la reparación comprende las
medidas de restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de
no repetición”. La ley entiende que reparar a quienes han sufrido afectaciones
producto de la violación de sus Derechos Humanos e infracciones al DIH en el
marco del conflicto armado, supone contribuir a la reconstrucción del proyecto de
vida y dignificación de las víctimas en sus dimensiones individual, colectiva,
material, moral y simbólica.

Para hacer efectivos estos distintos componentes de reparación, el Plan Nacional


de Atención y Reparación a las Víctimas establece unas rutas de acceso. De este
modo, la ruta de reparación integral es diferencial y transformadora; con
participación de la víctima y donde confluyen de forma coordinada y efectiva, las
entidades nacionales y territoriales responsables. La ruta de reparación tiene dos
ámbitos: el individual y el colectivo. Ambas rutas son interdependientes, debido al
enfoque de reparación integral y complementario.

El modelo establecido por el Plan parte del presupuesto de que la participación


activa de la víctima en la ruta de reparación integral es necesaria, tanto para que
ésta elija las rutas que considere más convenientes para su situación, así como
para aplicar el enfoque diferencial. Para promover esto, la ruta garantiza, a través
de un modelo de acompañamiento que incluye el acompañamiento a la inversión
de la indemnización, un apoyo integral a la víctima en la ruta de reparación
integral.
6.6.1 Medidas de restitución (exceptuando la ruta de restitución de
tierras)

Además del detallado capítulo de restitución de tierras, la Ley 1448 (y su


correlación en los decretos de ley étnicos) establece una serie de otras medidas
con carácter restitutivo a las cuales pueden acceder las víctimas. Entre ellas, el
Plan cita las siguientes:

- Restitución de vivienda, que tiene como fin atender de manera progresiva a


las víctimas cuyas viviendas hayan sido afectadas por despojo, abandono,
pérdida o menoscabo, a través del subsidio familiar de vivienda rural o
urbana.
- Medidas para la promoción del empleo rural y urbano destinadas a brindar
las herramientas necesarias para que las víctimas puedan entrar a competir
en el mercado laboral en igualdad de condiciones.
- Estrategias relacionadas con los mecanismos para el acceso a créditos en
condiciones especiales para las víctimas, permitiéndoles la recuperación de
su capacidad productiva haciendo uso de líneas de crédito de redescuento.

6.6.2 Medidas de compensación monetaria

Dada la masividad de la victimización en Colombia y de las dificultades que


enfrentan las víctimas para acceder a la justicia para obtener una reparación, la
legislación de víctimas estableció un mecanismo administrativo de indemnización
individual. Esta indemnización busca tener en cuenta la naturaleza y el impacto del
hecho victimizante, el daño causado y el estado de vulnerabilidad actual de la
víctima, desde un enfoque diferencial y con observancia de los principios de
progresividad y gradualidad, de acuerdo a las condiciones establecidas por la Ley
1448 y el Decreto 4800 de 2011.

33
Esta medida de reparación podrán acceder las víctimas de los delitos
contemplados en el artículo 149 del Decreto 4800 de 2011, esto es: i) homicidio, ll)
desaparición forzada, iii) secuestro, iv) lesiones que producen incapacidad
permanente, v) lesiones que no producen incapacidad permanente, vi) tortura,
tratos inhumanos y degradantes, vii) delitos contra la libertad e integridad sexual,
viii) reclutamiento forzado de menores y, ix) desplazamiento forzado. Para el caso
de homicidio y desaparición forzada, la distribución de la indemnización se hará
según lo establecido en el artículo 150 del citado decreto y para el delito de
desplazamiento forzado, la indemnización se otorgará por núcleo familiar según lo
dispuesto en el parágrafo 3 del artículo 132 de la Ley 1448 de 2011, en
concordancia con el artículo 159 del Decreto 4800 de 2011.

El decreto 4800 establece los siguientes montos de reparación:

Violación Monto de reparación


Homicidio, desaparición forzada y Hasta cuarenta (40) salarios mínimos
secuestro mensuales legales
Lesiones que produzcan incapacidad Hasta cuarenta (40) salarios mínimos
permanente mensuales legales
Lesiones que no causen incapacidad Hasta treinta (30) salarios mínimos
permanente mensuales legales
Tortura o tratos inhumanos y Hasta treinta (30) salarios mínimos
degradantes mensuales legales
Delitos contra la libertad e integridad Hasta treinta (30) salarios mínimos
sexual mensuales legales
Reclutamiento forzado de menores Hasta treinta (30) salarios mínimos
mensuales legales
Desplazamiento forzado Hasta diecisiete (17) salarios mínimos
mensuales legales
El artículo 150, por su parte establece las siguientes reglas para la distribución de
esta indemnización, en caso de que concurran varias personas con derecho a la
indemnización por la muerte o desaparición de la víctima:

1. Una suma equivalente al cincuenta por ciento (50%) del monto


estimado de la indemnización será entregada al cónyuge, compañero o
compañera permanente o pareja del mismo sexo y el otro cincuenta por
ciento (50%) se distribuirá entre los hijos.

2. A falta de cónyuge, o compañero o compañera permanente o pareja


del mismo sexo, el cincuenta por ciento (50%) del monto estimado de
la indemnización será distribuido entre los hijos, y el otro cincuenta por
ciento (50%) entre los padres supérstites.

3. A falta de hijos, el cincuenta por ciento (50%) del monto estimado de


la indemnización será pagado al o a la cónyuge, o compañero o
compañera permanente o pareja del mismo sexo, y el otro cincuenta
por ciento (50%) se distribuirá entre los padres supérstites.

4. En el evento en que falten los padres para los casos mencionados


en los numerales 2 y 3 anteriores, el total del monto estimado de la
indemnización será entregado al cónyuge, o compañero o compañera
permanente o pareja del mismo sexo o distribuido entre los hijos, según
sea el caso.

5. A falta de cónyuge, o compañero o compañera permanente o pareja


del mismo sexo, hijos y padres, el total del monto estimado de la
indemnización será entregado a los abuelos supérstites.

6. A falta de todos los familiares mencionados en los numerales


anteriores, la Unidad Administrativa Especial para la Atención y

35
Reparación Integral a las Víctimas reconocerá una indemnización de
manera simbólica y pública.

En el evento en que la víctima, al momento de su fallecimiento o


desaparición, tuviese una relación conyugal vigente y una relación de
convivencia con un o una compañero o compañera permanente o
pareja del mismo sexo, el monto de la indemnización que les
correspondería en calidad de cónyuge, compañero o compañera
permanente o pareja del mismo sexo, se repartirá por partes iguales.

Recuerde que… adicional a la Ley 1448 de 2011, la medida de indemnización


administrativa da cobertura a víctimas que hayan hecho su solicitud en marcos
normativos previos, a saber: la Ley 975 de 2005 y su Decreto reglamentario 1290
de 2008; así como la Ley 418 de 1997 y sus respectivas prórrogas. Así, el
universo de víctimas a indemnizar se encuentra constituido por las víctimas que
habían realizado solicitudes previas, así como las víctimas nuevas que se
registren y hagan una solicitud de indemnización después de 1º de enero de 2012.
También es importante recordar que con la reforma estudiada a la Ley 975 todas
las medidas de indemnización de víctimas de graves violaciones se tramitan por
esta vía administrativa.

Adicionalmente, de esta ruta de reparación hace parte el Programa de


Acompañamiento a la Inversión Adecuada de los Recursos, que es una
herramienta busca que las víctimas hagan uso de los recursos de la
indemnización en distintas formas de inversión para la reconstrucción de su
proyecto de vida, a partir de sus expectativas, necesidades personales y
realidades locales, y el acompañamiento de la Unidad en la formulación de la
opción más adecuada para la inversión de la indemnización. Dentro de las
modalidades de inversión, de acuerdo con la preferencia de la víctima, están los
bonos redimibles u otros mecanismos en temas como los descritos a continuación:
 Formación técnica o profesional para las víctimas o los hijos e hijas de
estas: En este marco, se implementará una línea especial para inversión en
educación superior técnica, tecnológica o profesional. A través de la Alianza
para fomentar el acceso de la población víctima a la educación superior-
Crédito Acces del ICETEX, se haría una focalización dirigida a víctimas, a
fin de subsidiar el 50% del valor total de la matrícula. La inversión de los
recursos de indemnización se sumaría a tal porcentaje para procurar que se
cubra la totalidad de la beca, o que se disminuya el valor del crédito.
 Creación o fortalecimiento de empresas productivas o activos productivos.
A través del SENA se dará acompañamiento técnico a las víctimas en la
elaboración de planes de inversión para proyectos productivos. También se
articulará con programas de generación de ingresos del Departamento para
la Prosperidad Social, INCODER y con el Ministerio de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones en el desarrollo de procesos de
asistencia para la incorporación de TIC en estas unidades productivas.
 Adquisición o mejoramiento de vivienda nueva o usada. Esta línea se
focalizará principalmente para víctimas de desplazamiento forzado de
acuerdo a la oferta de los ministerios de Vivienda y de Agricultura.
 Adquisición de inmuebles rurales. Esta modalidad permitiría a la víctima
sumar su indemnización a la oferta de subsidios para adquisición de
inmuebles y proyectos productivos del INCODER.

El Programa de Acompañamiento se surte a través de una persona que sirve de


enlace de reparaciones. Dicho enlace es dispuesto por la Unidad para la Atención
y Reparación Integral a Víctimas. El Programa busca ampliarse de manera que, no
solo se centre en la inversión de la indemnización, sino que se integre de manera
permanente con las medidas de satisfacción.

La gráfica que se presenta a continuación, realizada por la Unidad de Víctimas,


resume la ruta de indemnización y las autoridades responsables de su
implementación y seguimiento.

37
6.7 Medidas de rehabilitación

La legislación no define expresamente el concepto de rehabilitación. Más bien se


concentra en el tipo de medidas que la integran. El artículo 135 de la Ley 1448
estipula que la rehabilitación se compondrá de un “conjunto de estrategias, planes,
programas y acciones de carácter jurídico, médico, psicológico y social”, los cuales
estarán dirigidos “al restablecimiento de las condiciones físicas y psicosociales de
las víctimas”. Para ello, el gobierno nacional debe expedir un programa de
rehabilitación que incluya “tanto las medidas individuales y colectivas que permitan
a las víctimas desempeñarse en su entorno familiar, cultural, laboral y social y
ejercer sus derechos y libertades básicas de manera individual y colectiva”.

Visto de esta manera, el programa administrativo de rehabilitación no adhiere a


una versión limitada o clínica de la rehabilitación, sino a una visión más holística
que tiene en cuenta las medidas para la reconstrucción del plan de vida de las
víctimas y la mitigación de los daños ocasionados. Sin embargo, el desarrollo
posterior del programa de rehabilitación se concentra fundamentalmente en las
medidas físicas y psicológicas, con lo cual el concepto amplio u holístico tiende a
quedar más como un propósito ideal que como una verdadera apuesta del
programa. Ello se evidencia, por ejemplo, con le hecho de que la legislación
solamente desarrolla una medida de rehabilitación concreta: el Programa de
Atención Psicosocial y Salud Integral a las víctimas. Así, la Ley 1448 solamente se
detiene a establecer los lineamientos de este Programa (en lo que, como se
mencionó anteriormente, sigue aquellos ordenados por la Corte Constitucional) y a
determinar la estructura, funciones y operatividad del programa. Algo similar ha
ocurrido con la posterior reglamentación de la Ley, hecha a partir del Decreto 4800
de 2011, que solo regula estos aspectos; y con la estrategia de política de
implementación plasmada en el Documento Conpes 3726 de 2012.

Ahora bien, si se hace una lectura global de las medidas de atención y reparación
estipuladas en la legislación (independientemente de que hayan sido consideradas
como medidas de rehabilitación per se), es posible encontrar un marco de
beneficios dirigidos a la reconstrucción del proyecto de vida de las víctimas.

Rehabilitación física y psicosocial

El Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas tiene como


propósito atender los daños psicosociales y en la salud de las víctimas en los
ámbitos individual, familiar y comunitario, con el fin de mitigar su sufrimiento
emocional, contribuir a la recuperación física y mental y, a la reconstrucción del

39
tejido social en sus comunidades (Arts. 163 y ss, Decreto 4800 de 2011). El
enfoque psicosocial es considerado como transversal – es decir, deberá estar en
todas las acciones e intervenciones a víctimas – desde una perspectiva de
reparación integral. En tal sentido, el acceso al Programa no es una conclusión del
proceso de reparación, sino un presupuesto obligatorio para que las víctimas
puedan potenciar las demás medidas de atención y reparación.

El Programa consta de dos grandes componentes: la atención psicosocial y la


atención integral en salud. La atención psicosocial incluye las acciones en los
ámbitos individual, familiar y comunitario. El componente de la atención integral en
salud se enmarca en las medidas de asistencia y rehabilitación en la salud física y
mental. Ambos componentes parten de una caracterización y/o diagnóstico de los
daños psicosociales y en la salud sufridos por las víctimas y se articulan en un
plan de atención psicosocial y en salud.

La Ley y la jurisprudencia han establecido siete principios que guían el diseño e


implementación de este programa: 1) Pro-actividad, es decir, los servicios deben
propender por la detección y acercamiento a las víctimas y no viceversa; 2)
Atención individual, familiar y comunitaria de calidad por parte de profesionales
con formación técnica específica y experiencia relacionada, que incluya terapia
individual, familiar y acciones comunitarias; 3) gratuidad, incluyendo el acceso a
medicamentos en los casos en que esto fuera requerido y la financiación de los
gastos de desplazamiento cuando sea necesario; 4) atención preferencial en
aquellos servicios que no estén contemplados en el programa; 5) duración sujeta a
las necesidades particulares de las víctimas y afectados, y al concepto emitido por
el equipo de profesionales; 6) Ingreso fácil a través de un mecanismo de ingreso e
identificación que defina la condición de beneficiario del Programa; y 7)
Interdisciplinariedad, para lo cual se crearán mecanismos de prestación de
servicios constituidos por profesionales en psicología y psiquiatría, con el apoyo
de trabajadores sociales, médicos, enfermeras, promotores comunitarios entre
otros profesionales (Art. 137, Ley 1448 de 2011).
La atención diferencial dentro de este programa se demuestra con dos ejemplos.
Por un lado, tanto los textos legales como el documento de política enfatizan en el
tratamiento diferencial a las mujeres víctimas, especialmente a las víctimas de
violencia sexual. Para ello se definen protocolos de atención para orientar a las
víctimas de violencia sexual, incluyendo su derecho a interrumpir el embarazo, al
igual que los derechos que le asisten a su hijo por haber sido concebido como
consecuencia de una violación sexual en ocasión en el conflicto armado interno, si
es del caso.

En materia de enfoque diferencial étnico se destaca el reconocimiento tanto de la


medicina tradicional de los pueblos y comunidades, como los alcances sociales y
culturales asociados con la rehabilitación para pueblos indígenas. Al respecto, el
Decreto Ley 4633 de 2011, por ejemplo, establece que la rehabilitación deberá
tener como finalidad el restablecimiento del tejido social y cultural afectado por las
violaciones, y deberá contar con la participación de las comunidades. Asimismo, el
Decreto obliga al Estado a adoptar medidas interculturales como el apoyo a los
espacios de ceremonias y ritos colectivos e individuales, y de recuperación de
tradiciones y prácticas culturales; la garantía a reuniones internas y colectivas de
reflexión, análisis y búsqueda de soluciones a los problemas colectivos y, en
general, medidas de fortalecimiento de la gobernabilidad indígena y el
empoderamiento de personas de especial protección constitucional (Art. 118,
Decreto Ley 4633 de 2011).

La entidad comunitaria y colectiva de las medidas de rehabilitación están


primordialmente referidas a las medidas que componen la ruta colectiva de
restitución y los decretos étnicos de reparación, cuya vocación principal es la
reparación colectiva de los pueblos y comunidades. La ruta de reparación
colectiva para grupos sociales y políticos, así como para comunidades no étnicas,
se basa en la misma idea de atención transversal con enfoque de reparación y

41
establece institucionalidad para promover escenarios de rehabilitación como los
Centros de Encuentro y Reconstrucción del Tejido Social3.

Servicios jurídicos y asistencia legal

Técnicamente, la Ley no considera la asistencia legal y jurídica como un


componente de reparación, sino más bien como parte de la asistencia y atención a
las víctimas necesarias para iniciar el proceso de reparación. La ruta de
reparación - tanto por vía administrativa, como por vía judicial – tiene como
propósito el acompañamiento legal integral por parte del Estado para que las
víctimas puedan ejercer plenamente sus derechos y obtener decisiones judiciales
que las satisfagan y acceder a los derechos y beneficios de las que son titulares.

En materia de justicia y acompañamiento a víctimas la legislación establece tres


grandes tipos de medidas. En primer lugar, la Ley 1448 de 2011 dedica un
capítulo especial sobre los derechos de las víctimas dentro de los procesos
judiciales. Allí se establecen distintas obligaciones de información, asesoría y
apoyo a las víctimas para que puedan acceder a servicios de acompañamiento
jurídico y asistencia estatal en cualquier reclamación, como por ejemplo, en la
búsqueda, exhumación e identificación en casos de desaparición forzada.
Igualmente, la Ley establece diversas medidas para facilitar el acceso a la justicia
de mujeres víctimas y, en especial, de víctimas de violencia sexual, a las cuales,
según la ley, “las autoridades deberán brindar garantías de información
reforzadas mediante personal especializado en atención psicosocial, sobre las
instituciones a las que deben dirigirse para obtener asistencia médica y
psicológica especializada, así como frente a sus derechos y la ruta jurídica que
debe seguir” (Art. 35, Ley 1448 de 2011, reglamentado por el Art. 84 y ss del
Decreto 4800 de 2011).

3Para ver en detalle estas medidas: Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR),
2011. Ver también: Decreto 4800 de 2011, artículo 228 y ss.
Para reforzar este objetivo, la Ley dispone que aquellas víctimas que no tengan
disponibilidad de recursos para cubrir los gastos de las actuaciones judiciales
podrán acceder a medidas pecuniarias y no pecuniarias para facilitar el acceso
legítimo al proceso penal (Art. 44, Ley 1448 de 2011). Igualmente, la Ley ordena a
la Defensoría del Pueblo prestar los servicios de orientación, asesoría y
representación judicial de las víctimas.

En segundo lugar, la legislación establece una acción judicial especial para la


restitución de tierras despojadas, dado que el desplazamiento forzado, seguido del
abandono y el despojo de propiedades han sido unas de las conductas más
comunes en el conflicto. Esta acción judicial es muy novedosa tanto en los
aspectos sustanciales del derecho de propiedad, como en los procesales. A
diferencia de los procesos de derecho privado sobre bienes ordinarios, la acción
de restitución de tierras despojadas es una acción mixta en donde interviene una
institución estatal especializada que se encarga de investigar los despojos y de
representar judicialmente a las víctimas no solo durante el proceso judicial, sino
además durante el seguimiento al cumplimiento de las sentencias.

En tercer lugar, las rutas administrativas de restitución, tanto individual como


colectiva, están estructuradas con la idea de que las víctimas tengan asesoría y
acompañamiento permanente, que les permita determinar la mejor forma de hacer
valer sus derechos y de conformar su plan individual o colectivo de reparación.
Para el caso individual, por ejemplo, las víctimas acceden al programa de
reparación y desde su inicio tienen un enlace institucional de la Unidad de
Víctimas creada por la ley, que se encarga de asesorar a la víctima sobre la oferta
institucional disponible (medidas de restitución de viviendas, tierras, acceso a
educación, créditos, salud, indemnización administrativa, etc) y que, de acuerdo
con la decisión informada de la víctima se encarga de que las entidades
responsables otorguen de manera oportuna las medidas esperadas. Dentro de
esta asesoría se contempla además, un programa de acompañamiento para la
inversión de los recursos obtenidos mediante indemnización.

43
En la siguiente gráfica se resume esta ruta, a partir de un modelo realizado por la
Unidad de Víctimas.

6.8 Medidas de satisfacción

Las medidas de satisfacción tiene como propósito propender por el


restablecimiento de la dignidad de los sujetos individuales y colectivos víctimas,
así como por la difusión de la verdad de lo sucedido, a través de medidas
concertadas que contribuyan a proporcionales bienestar, mitigar su dolor y
preservar, reconstruir y divulgar la memoria histórica de su sufrimiento por los
hechos violentos ocurridos en el marco del conflicto armado interno.
Las víctimas de que trata el artículo 3 de la Ley 1448 de 2011 pueden acceder a
medidas de satisfacción a través de los Centros Regionales de la Unidad para las
Víctimas o a través del Centro de Memoria Histórica (CMH) 4 y de sentencias
judiciales. Este universo comprende no solo las víctimas del conflicto armado
interno que sufrieron hechos después de 1985, sino también aquellas que son
víctimas desde antes de esta fecha.

Este componente busca, entre otras cosas, reconocer a las víctimas, sus
familiares y la sociedad en general el derecho a conocer la verdad acerca de los
hechos, los motivos y las circunstancias de su comisión. Así, este componente se
debe entender en dos dimensiones: la verdad histórica, procedente de los
organismos del Estado así como de las diversas expresiones de la sociedad civil;
y la verdad judicial, obtenida a través de los procesos judiciales seguidos en
contra de los perpetradores de crímenes atroces. Ésta última se desarrolla en el
componente de justicia, pero se entiende como un complemento de la verdad.

La verdad en sede no judicial se basa en las Leyes 1424 de 2010 y 1448 de 2011.
En este sentido, el proceso de la construcción de la verdad tiene dos grandes
líneas que se desarrollan en el Plan Nacional de Víctimas: i) El Programa Nacional
de Derechos Humanos y Memoria Histórica y ii) El Mecanismo no Judicial de
Contribución a la Verdad histórica y la Reparación.

Recuerde que… el concepto de deber de memoria a cargo del Estado encuentra


fundamento legal adicional en la Ley 975 de 2005, así como las Leyes 1408 de
20105, 1424 de 20106, 1448 de 2011 y el Decreto 4800 de 2011.

4 La Ley 1448 DE 2011, en el capítulo dedicado a las medidas de satisfacción, incluyó la creación
del Centro de Memoria Histórica (CMH), cuyo referente fue el trabajo realizado por el Grupo de
Memoria Histórica (GMH) de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) creada
por la Ley de Justicia y Paz, y cuyo ciclo de labores terminó en diciembre de 2011.
5 “Por la cual se rinde homenaje a las víctimas del delito de desaparición forzada y se dictan

medidas para su localización e identificación”.


6 “Por la cual se dictan disposiciones de Justicia Transicional que garanticen verdad, justicia y

reparación a las víctimas de desmovilizados de grupos organizados al margen de la ley, se


conceden beneficios jurídicos y se dictan otras disposiciones”.

45
La Ley establece otras medidas de satisfacción como la suspensión de la
obligación de prestar el servicio militar, el Día Nacional de la Memoria y
Solidaridad con las Víctimas, el Museo Nacional de la Memoria y otras que sean
concertadas con las víctimas bien sea a través de la ruta de reparación individual,
o de manera colectiva.

Para hacerlas efectivas, la Unidad Administrativa Especial de Atención y


Reparación Integral a las Víctimas debe concertar previamente con las víctimas el
tipo de medidas de satisfacción solicitadas y el lugar en el cual estas se deben
ejecutar, de conformidad con los criterios que para el efecto definan los Comités
Territoriales de Justicia Transicional. Esta ruta se expresa gráficamente así:
6.9 La acción judicial de restitución de tierras abandonadas y
despojadas

El país ha vivido durante las últimas décadas problemas de despojo de tierras y


desplazamiento forzado de personas de una enorme magnitud. Ha sido una
verdadera tragedia humanitaria. Uno de los propósitos de la Ley 1448 de 2011 es
por ello, revertir este despojo, por medio de un instrumento excepcional de justicia
transicional civil, que es la acción de restitución. Este proceso mixto comprende
una primera etapa de carácter administrativa y una etapa de carácter judicial.

El objetivo de la etapa administrativa es proporcionar a las víctimas reclamantes el


apoyo jurídico para construir el expediente probatorio que será objeto de fallo
judicial. Durante esta etapa la Unidad de Restitución atiende a las víctimas, recibe
las solicitudes de restitución, adelanta el análisis previo y determina mediante acto
administrativo el ingreso o exclusión del solicitante y del predio presuntamente
despojado o abandonado en el Registro de Tierras Despojadas y abandonadas
forzosamente. Para ello debe identificar el predio y recopilar toda la información
requerida sobre el mismo y sobre el solicitante, que posteriormente constituirá
parte del acervo probatorio para los casos de restitución.

Entidades como el Instituto Geográfico Agustín Codazzi – IGAC, los catastros


descentralizados, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural – INCODER, la
Superintendencia de Notariado y Registro – SNR, y el Consejo Superior de la
Judicatura, poseen información sobre los predios presuntamente despojados y
abandonados, que resulta determinante para que la Unidad de Restitución
adelante análisis de contexto, efectúe la identificación física y jurídica del predio y
estudie las oposiciones que puedan existir a la pretensión del solicitante.

Dada la complejidad de estas actividades, la Unidad de Restitución trabaja bajo


criterios de economía procesal, agrupando casos por zonas macrofocalizadas, lo
cual facilita el trabajo de identificación y acceso a los predios. Con la decisión

47
sobre la inclusión o no del predio presuntamente despojado al registro culmina la
etapa administrativa del proceso.

Una vez registrado el predio presuntamente despojado, la Unidad procede a


representar judicialmente a las víctimas o, en causa propia lo hará el mismo
solicitante si así lo desea, presentando ante el juez la solicitud respectiva, a quien
corresponde sustanciar y admitir la solicitud, dar traslado y dar inicio a la etapa
probatoria con el fin de que cualquier interesado pueda ejercer el derecho de
defensa y aportar las pruebas a que haya lugar. Con fundamento en el acervo
probatorio, el juez de restitución o el magistrado emitirá fallo que puede ser
revisado o consultado, para finalmente tener fallo definitivo del juez competente.

En la etapa judicial los jueces de restitución deben valorar las pruebas que han
sido aportadas y determinar a quién corresponde la propiedad sobre el predio en
disputa. Para ello deberán considerar todas y cada una de las oposiciones y/o
actuaciones efectuadas durante el proceso y la información sobre el predio,
incluida pero no exclusivamente, la información aportada por la Unidad de
Restitución. Adicionalmente deberán considerar el estado del predio y la seguridad
de la zona con el fin de ordenar la restitución material del predio o determinar la
procedencia de la compensación en especie o en dinero.

Los Jueces o Magistrados de Restitución emiten el fallo acumulando todas las


posibles reclamaciones y/o procesos que pudieran existir sobre un mismo predio,
buscando garantizar la seguridad jurídica en la resolución de los casos de
restitución.

Una vez emitido el fallo se procede a la restitución material del predio, la


formalización del derecho de propiedad si es el caso, las modificaciones en el
registro de instrumentos públicos y en la base catastral, y el pago de las
compensaciones a que haya lugar, entre otras.
6.9.1 Principios generales de la acción de restitución de tierras

En primer lugar, el procedimiento que contiene la Ley 1448 de 2011 es atípico, y


solo debe complementarse excepcionalmente con otra legislación procesal cuando
las circunstancias procesales lo determinen. El ordenamiento jurídico contenido en
la Ley 1448 de 2011 regula íntegramente la materia a que se refiere. Por su
naturaleza, el derecho de las víctimas a un recurso judicial efectivo y el
reconocimiento de la existencia de derechos fundamentales de aquellas a la
verdad, la justicia y la reparación, la procedencia de cualquier empleo supletorio
de otras normas debe tener una consagración específica. De suerte que si la
referida Ley no habla de modo general para la aplicación del Código de
Procedimiento Civil, sino que hace pocas y particulares menciones a la utilización
de sus normas, de ello se infiere que no hay una aplicación supletoria genérica de
las disposiciones del estatuto procesal civil al proceso de restitución, sino que tal
supletoriedad operará, como se ha dicho, para colmar vacíos de actividad o
trámite, pero no para remplazar o establecer disposiciones del derecho procesal
material, como los actos procesales que definan cuestiones de fondo o
establezcan recursos.

En este sentido, las normas de aplicación supletoria del Código de Procedimiento


Civil solo proceden ante los vacíos que deje el proceso especial de restitución,
pero en la medida en que esas carencias constituyan silencios relacionados con
las actividades o trámites, pero no en lo concerniente a la definición de actos
procesales, o para entender y aplicar medios de impugnación. En todo caso, la
remisión debe ser compatible con los principios de la Ley y su enfoque
transicional. Si las normas de aplicación supletoria tienen el carácter de
restringidas, ello quiere decir que su utilización no puede hacerse de manera
extensiva, como lo señala una regla general de derecho.

Una segunda característica procesal que distingue a la acción transicional de


restitución de tierras de los procesos civiles ordinarios es la participación

49
constante que tendrán durante el proceso distintas entidades gubernamentales y
estatales. Si bien en muchos procesos civiles ordinarios se recurre a información
de entidades estatales, o éstas deben intervenir en los procesos, la incidencia de
esta participación en el proceso de restitución transicional no tiene paralelo en un
proceso ordinario. Esta característica debe ser considerada entonces a la hora de
conducir el proceso por parte de los jueces y juezas transicionales de restitución a
cargo de la materia.

En tercer lugar, en la medida en que la Ley reconoce a quienes han sufrido el


abandono y el despojo forzados dentro del marco del conflicto armado como
víctimas de una violación grave a sus derechos fundamentales, la Ley 1448
establece una presunción de vulnerabilidad de las víctimas que repercute en el
desarrollo procesal de la acción de restitución. Es por ello que la Ley presenta
varios dispositivos procesales y probatorios para que en la contienda procesal, la
parte débil o vulnerable pueda tener una igualdad de armas a la hora de defender
sus derechos. Para ello la Ley estipula institutos como la buena fe subjetiva, la
inversión en la carga de la prueba, la aceptación de pruebas sumarias, el
reconocimiento de ciertas pruebas como fidedignas, etc.

A partir de estas medidas, en el desarrollo de la contienda procesal, los jueces y


juezas transicionales de restitución deben velar por la igualdad procesal de las
víctimas. Para ello, es importante resaltar que la acción de restitución se informa
también del carácter social de la jurisdicción agraria. En tal sentido, es necesario
recordar que la legislación agraria para lograr un verdadero equilibrio procesal en
litigios en donde se presenta una parte más débil en las relaciones de tenencia de
la tierra y de la producción agraria, otorga distintos institutos procesales y poderes
a los jueces y juezas transicionales de restitución para equilibrar las relaciones.
Entre ellos: la posibilidad de dictar fallos ultra y extra petita; la aplicación oficiosa
del derecho agrario; criterios de interpretación y aplicación contenidos en el
artículo 14 del Decreto 2303 de 1989; los poderes y deberes del juez agrario al
llevar a cabo esa hermenéutica agraria (tutela de derechos de campesinos e
indígenas, el rechazo al allanamiento de la demanda, la medida cautelar frente a
la paralización de la explotación, etc.); el amparo de pobreza; y el aviso a la
Procuraduría General de la Nación, entre otros (Ramos, Manuel, 2003: pp.35-38).

En cuarto lugar, una característica de la ley es que presenta distintos caminos


procesales dependiendo de la intervención de terceros. Por un lado, estarán los
casos en los que no haya oposición, los cuales se resolverán de manera expedita
por parte de los jueces y juezas transicionales de restitución. En otros casos,
cuando dicha oposición se presente, los casos deberán ser sustanciados por el
juzgado civil del circuito y remitidos para decisión de los Tribunales (Art. 79, Ley
1448 de 2011). Las circunstancias contextuales descritas en la unidad 3 de este
módulo hacen pensar que por distintas vías, una buena parte de los casos
deberán ser tramitados bajo esta modalidad. Por un lado, el despojo sucesivo hará
que distintas personas se reputen como legítimos derecho-habientes de un mismo
predio, o que las transacciones sucesivas realizadas para esconder los despojos
hagan necesario el reconocimiento de personería jurídica a varios opositores.

En quinto lugar, los jueces tienen amplios poderes para buscar eficiencia y
economía procesal. De conformidad con lo dispuesto en la Ley7, el juez o jueza
transicional de restitución podrá decretar la acumulación en el proceso judicial de
restitución y formalización de tierras, de todos los procesos o actos judiciales,
administrativos o de cualquier otra naturaleza que adelanten autoridades públicas
o notariales, en los cuales se hallen comprometidos derechos sobre el predio
objeto de la acción (Art. 86, lit. c y Art. 95, Ley 1448 de 2011). El propósito de la
acumulación es obtener una decisión judicial y material con criterios de
integralidad, seguridad jurídica y unificación para el cierre y estabilidad de los
fallos.

Entre otros, los procesos que pueden ser acumulados son: i) procesos
declarativos de derechos reales; ii) Procesos sucesorios; iii) Procesos de

7 Artículo 86, literal c y Artículo 95.

51
embargo; iv) Procesos divisorios; v) Procesos de deslinde; vi) Procesos de
amojonamiento; vii) Procesos de servidumbre; viii) Procesos posesorios de
cualquier naturaleza; ix) Procesos de restitución de tenencia; x) Procesos de
declaración de pertenencia y de bienes vacantes y mostrencos; xi) Demás
procesos ejecutivos, judiciales, notariales y administrativos que afecten el predio
cuya restitución se solicita, salvo los procesos de expropiación.

Una vez el juez o jueza transicional de restitución informa a los funcionarios o


funcionarias sobre la iniciación del procedimiento de restitución, estos perderán la
competencia sobre el proceso respectivo debiendo remitir el expediente al juez o
jueza transicional de restitución en el tiempo señalado por éste, y además,
abstenerse de iniciar, de oficio o a petición de parte, cualquier actuación que
afecte el predio objeto de la acción de restitución.

De igual modo pueden ser objeto de acumulación, las solicitudes presentadas en


el marco del proceso de restitución, las cuales persigan la restitución física del
inmueble, la formalización del título, la compensación económica, u otras
pretensiones dispuestas en la Ley, o cuando la solicitud sea presentada por varias
personas sobre un mismo predio, o se reclamen inmuebles colindantes, o
inmuebles ubicados en la misma vecindad. En estos casos la acumulación
persigue dar aplicación a principios de economía procesal, celeridad,
concentración y comunidad de la prueba y a procurar retornos con carácter
colectivo dirigidos a restablecer las comunidades de manera integral y bajo
criterios de justicia restaurativa.

6.9.2 Etapa administrativa de la acción de restitución

El objetivo principal de esta etapa es la inscripción del predio objeto de despojo en


el Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas Forzosamente (en adelante
“Registro de Tierras”), pero no es la única medida que se busca lograr a través de
éste. A lo largo de esta etapa se identifican las personas cuyos derechos fueron
afectados así como toda la información complementaria del caso concreto que sea
útil para la inscripción del predio en el Registro de Tierras, así como para la debida
comprensión de la situación y la valoración de las pruebas que se aporten a lo
largo del proceso.

El trámite puede iniciar a través de dos vías. Por un lado, mediante la solicitud de
registro por parte de quienes afirman ser titulares del derecho, quienes deberán
probar sumariamente su condición de víctimas ante la Unidad de Restitución y
aportar todas las pruebas que tengan en su poder. Por otro lado, la Unidad de
Restitución puede iniciar un trámite oficioso, para lo cual tiene la autonomía y la
potestad para decidir cuándo iniciar el estudio para la inscripción de un predio en
el Registro de Tierras.

Sin importar la vía que se utilice para dar inicio al registro, la Unidad de Restitución
debe comunicar el inicio de dicho trámite a los poseedores, propietarios u
ocupantes del predio sujeto a inscripción para que puedan aportar al proceso las
pruebas documentales que acrediten el derecho que aducen tener sobre el predio.
De esta manera, incluso cuando la Unidad de Restitución inicia la inscripción de
manera oficiosa, en esta etapa se debe cumplir con la identificación de la o las
víctimas del despojo, aunque no sean éstas quienes se dirijan a la Unidad de
Restitución para el inicio de este trámite.

Para descartar aquellas solicitudes que no cumplan con los requisitos de Ley y
para evitar que se incluyan predios o personas que no cumplen con la condición
de víctimas o despojados, la Unidad de Restitución debe proceder a realizar un
análisis previo de cada caso. En esta etapa la Unidad de Restitución debe
establecer las características generales del predio y la identificación de las
personas que realmente deben ser incluidas en el Registro de Tierras. En esta
labor es esencial acudir a la colaboración de otras entidades estatales que puedan
tener la información requerida para cumplir el análisis, por ejemplo la Unidad de

53
Restitución puede solicitar a las Oficinas de Registro de Instrumentos Públicos los
estudios de títulos que se encuentran debidamente registrados.

Aunque la Unidad de Restitución tiene un término de 20 días contados desde la


recepción de la solicitud de inscripción en el Registro de Tierras, tiene la
oportunidad de suspender el análisis previo hasta por 30 días, pero siempre lo
deberá hacer a través de un acto administrativo motivado, para que de esta forma
no se cometan arbitrariedades que puedan vulnerar los derechos de las víctimas.
Pasado este término, y con la valoración de todos los elementos probatorios
obtenidos durante la recepción y el análisis previo, la Unidad de Restitución debe
emitir una decisión en la que determine si va a dar inicio al estudio formal del
predio para su inclusión en el Registro de Tierras.

Esta decisión debe ser motivada y la exclusión de un predio debe estar soportada
en alguna de las causales previstas en el artículo 12 del Decreto 4829 de 2011 del
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural 8 . Más allá de las formalidades que
deba contener la decisión, el Decreto reglamentario establece que la decisión
debe ser tomada con base al principio de favorabilidad, el cual establece que se
debe dar prevalencia a la justicia material más que al derecho formal. Esto implica
que al funcionario o funcionaria responsable de la inscripción le corresponde
verificar uno a uno el cumplimiento de los requisitos previstos en la Ley y en los
decretos reglamentarios, y, además, hacer prevalecer la presunción de buena fe
que opera a favor de las víctimas y respetar las demás presunciones que
establece el artículo 77 de la Ley (Art. 2, num. 4 y Art. 22 inc. 3, Decreto 4829 de
2011).

8 Las causales son: 1. Cuando no se cumpla con el requisito de temporalidad; 2. Cuando la


relación jurídica con el predio no sea alguna de las autorizadas por la Ley; 3. Cuando se
establezca que los hechos declarados por el solicitante no son ciertos o que éste ha alterado o
simulado las condiciones requeridas para la inscripción; 4. Cuando la víctima no cumpla con las
características previstas en la Ley; 5. Cuando se compruebe que el solicitante incurrió en vías de
hecho; 6. Cuando los hechos que ocasionaron la pérdida del derecho no correspondan a los
previstos en la Ley. En estos casos el solicitante tendrá la oportunidad de volver a presentar el
caso ante la Unidad una vez haya subsanado los errores por los que ésta fue rechazada.
En los casos en que la decisión sea favorable a la inscripción del predio en el
Registro de Tierras, el acto administrativo que así lo disponga debe contener las
medidas de protección del predio que deben registrarse en el folio de matrícula 9,
así como los requerimientos de información que se hagan a otras autoridades y
las solicitudes de apoyo institucional tendientes a garantizar la seguridad e
integridad física de los reclamantes.

En cumplimiento de principios como la celeridad y la economía procesal, en este


mismo acto administrativo la Unidad de Restitución deberá decidir sobre la posible
acumulación de casos. Así, de acuerdo al artículo 76 de la Ley, cuando haya
varios despojados de un mismo predio o múltiples abandonos, la Unidad de
Restitución los inscribirá de manera independiente en el Registro de Tierras, pero
tramitará conjuntamente todas las solicitudes.

La acumulación de casos pertinentes resulta de gran utilidad sobre todo en la


etapa probatoria del proceso, pues de esta forma se conservará la unidad procesal
y se evitará que haya dilaciones innecesarias. La apertura de la etapa probatoria
se hace a través de una resolución, en la que se ordenará practicar las pruebas
solicitadas por los intervinientes, así como todas las pruebas encaminadas a
obtener información fidedigna de los predios y de quienes alegan tener un derecho
sobre estos. Para cumplir esta labor la Unidad de Restitución, una vez más, debe
acudir a la colaboración de otras entidades estatales, tanto para adelantar las
diligencias como para formularles requerimientos de la información necesaria.

Para la práctica de las pruebas la Unidad de Restitución cuenta con 30 días desde
la expedición de la resolución, y en este término debe contar con todos los
elementos probatorios para tomar una decisión mediada por la certeza y la
convicción de cuál es la verdadera situación del predio objeto de disputa y de los
diferentes intervinientes en el proceso. El rol de los funcionarios y funcionarias de

9 En caso de que el predio no tenga abierto el folio de matrícula, la Unidad ordenará al Registrador
la apertura de éste a nombre de la Nación y la inscripción de la medida de protección a favor del
solicitante (Art. 13, num. 2, inc. 2, Decreto 4829 de 2011).

55
la Unidad de Restitución encargados de la etapa probatoria es sumamente
importante, pues no se deben limitar a ordenar la práctica de las pruebas
solicitadas, sino que deben tomar un rol activo en la decisión de cuáles son los
elementos probatorios que en el caso concreto los pueden llevar a la convicción
necesaria para tomar una decisión y ordenarlos de oficio.

La valoración que el funcionario o funcionaria de la Unidad de Restitución haga de


los elementos probatorios que fueron obtenidos a lo largo de esta etapa procesal
es esencial para el reconocimiento y el restablecimiento de los derechos de las
víctimas, y en esa medida tiene un amplio margen de apreciación que le permite
valorar en cada caso las pruebas que ha recogido y su utilidad para determinar si
efectivamente se encuentra ante un despojo o abandono forzado y si quienes
alegan ser víctimas realmente lo son. Para evitar que el funcionario o funcionaria
cometa alguna arbitrariedad, el legislador exige que las decisiones de la Unidad de
Restitución estén siempre motivadas y guiadas por los principios procesales que
tanto la Ley como su reglamentación prevén, por ejemplo, la buena fe, la
publicidad, la favorabilidad y el respeto por los derechos de las víctimas.

En caso de que la decisión sea favorable, la Unidad de Restitución procederá al


registro del predio el cual, como mínimo, debe incluir la identificación precisa del
predio, la identificación de la víctima y su relación jurídica con el predio, el periodo
de tiempo durante el cual sucedió el despojo o el abandono forzado, y la
información complementaria que la Unidad de Restitución haya encontrado
durante el análisis previo y la etapa probatoria.

Contra la decisión que haya negado la inscripción, el solicitante podrá presentar el


recurso de reposición ante el mismo funcionario de la oficina regional que por
competencia tomó la decisión, dentro de los 5 días siguientes a la notificación
personal del acto o la desfijación del edicto (artículo 26 del Decreto 4829 de 2011).
Adicionalmente y una vez agotada la vía gubernativa, el solicitante podrá acudir
ante la Jurisdicción Contencioso Administrativa en ejercicio de la acción de nulidad
y restablecimiento del derecho.

6.9.3 Etapa judicial de la acción de restitución

La etapa judicial del proceso tiene como fin concluir el proceso con la entrega
jurídica y material del predio a las víctimas de despojos o abandonos forzados y,
según el caso, establecer las compensaciones a favor de los terceros de buena fe,
así como ordenar la formalización de la tenencia cuando se requiera. Para llevar a
cabo este proceso el legislador ha previsto un procedimiento atípico y diferente a
los previstos en el Código de Procedimiento Civil, cuyo conocimiento corresponde
a los jueces del circuito especializados en restitución y a los magistrados de los
Tribunales Superiores de Distrito, Sala Civil, también especializados en restitución.
De acuerdo a lo establecido en la Ley de víctimas, este procedimiento se lleva a
cabo en tres etapas principales: a. Demanda; b. Periodo probatorio y sentencia; c.
Seguimiento a la sentencia.

6.9.3.1 Demanda

Aunque el registro del predio y la ejecución de la etapa administrativa del proceso


son prerrequisitos para que la demanda prospere, la Unidad de Restitución no
siempre tiene que acompañar a las víctimas en el proceso judicial. Pueden
interponer la demanda directamente y de forma individual o colectiva, quienes
aducen ser víctimas del despojo, pero también pueden contar con el
acompañamiento y la representación de la Unidad de Restitución, la cual en ese
caso tendrá la potestad de representar al titular de la acción durante todo el
proceso.

57
Así, podrán interponer la demanda, de manera oral o escrita, las personas que
explotaron un baldío o que fueron propietarias o poseedoras de un predio, y lo
tuvieron que abandonar forzosamente o fueron víctimas de despojo.

La demanda se debe presentar ante los jueces civiles del circuito especializados
en restitución, quienes conocerán y decidirán en única instancia aquellos procesos
en los que no se reconozca personería jurídica a los opositores. Sin embargo,
cuando sí se reconozca personería jurídica a los opositores, los jueces del circuito
llevarán el proceso hasta la etapa probatoria y entonces lo remitirán a los
magistrados del tribunal competente 10 para que sean ellos quienes decidan el
caso y profieran sentencia.11

El artículo 84 de la Ley establece los requisitos de la demanda, que van desde la


identificación exhaustiva del predio y el certificado de inscripción en el Registro de
Tierras, hasta el certificado de tradición y el del avalúo. En términos generales la
lista puede llegar a ser demasiado rígida y exigente si se tiene en cuenta que las
víctimas en circunstancias ordinarias no tienen toda la documentación que se les
exige. Como se analizó en la unidad 3, la informalidad de la tenencia de la tierra y
las condiciones de violencia que median los despojos pueden llegar a imponer una
carga excesiva a las víctimas, impidiéndoles el acceso a la justicia, la verdad y la
reparación.

Sin embargo, en este aspecto se hace evidente la importancia de la etapa


administrativa y de la labor de la Unidad de Restitución, pues tanto en la etapa de
análisis previo como en la etapa probatoria de dicho proceso, se recogen la
mayoría de las pruebas exigidas en el proceso judicial para la procedencia de la
demanda.

10 En los procesos de restitución la competencia está establecida en el artículo 80 de la Ley de


víctimas, el cual establece: “Serán competentes de modo privativo los jueces y magistrados del
lugar donde se hallen ubicados los bienes, y si estos se encuentran en varios municipios con
distintas jurisdicciones, serán competentes el juez y los magistrados del municipio de la respectiva
jurisdicción donde se presente la demanda.”
11 También será competencia de los magistrados revisar aquellas sentencias de los jueces del

circuito especializados que no decreten la restitución a favor del despojado.


También el legislador prevé la dificultad que pueden llegar a tener las víctimas y la
Unidad de Restitución como tal para obtener el certificado de libertad y tradición o
el certificado del avalúo, pues estos son elementos de la formalización del predio
que en muchos casos deberán ser ordenados por los jueces o juezas transicional
de restitución y no un resultado necesario del proceso administrativo. Por esta
razón, en el parágrafo 2 de este mismo artículo se establece que
excepcionalmente podrá interponerse la demanda supliendo estas pruebas con
cualquier otra que el Código de Procedimiento Civil permita para probar la
condición de propietario, poseedor u ocupante.

Así, desde este momento del proceso se requiere que los jueces y juezas
transicionales de restitución hagan un ejercicio de ponderación en el que tengan
en cuenta la buena fe que se presume de las víctimas así como el contexto
particular del caso, lo que le puede indicar cuándo acceder a uno de los elementos
probatorios exigidos en el artículo 84 le resulta imposible. En este sentido, el
artículo 85 de la Ley establece que los jueces y juezas transicionales de restitución
tendrán en consideración la situación de vulnerabilidad manifiesta de las víctimas
para considerar la tramitación de sus reclamaciones.

Adicionalmente, los jueces y juezas transicionales de restitución también tienen la


potestad de acumular aquellas demandas en que varios sujetos reclamen predios
colindantes o inmuebles ubicados en la misma vecindad. El objetivo es garantizar
la economía y la celeridad del proceso.

Si el juez o jueza transicional de restitución decide admitir la solicitud debe emitir


un auto admisorio, en el que puede decretar las medidas cautelares que considere
necesarias para prevenir un daño inminente sobre el predio o para poner fin a un
daño que se está causando en el momento. Esta medida es fundamental para
garantizar la eficacia de la acción de restitución y la protección de los sujetos
procesales y sus intereses. Al respecto, la Corte Constitucional ha señalado que

59
estas medidas tienen un amplio sustento constitucional, por cuanto desarrollan el
principio de eficacia de la administración de justicia, son un elemento integrante
del derecho de todas las personas a acceder a la administración de justicia y
contribuyen a la igualdad procesal (artículos 13, 228 y 229 de la Constitución
Política) (Corte Constitucional, C-379/04).

El auto debe ser publicado conforme a los términos establecidos en el artículo 86


acápite e, y trasladado a quienes estén registrados como titulares de derechos
sobre el predio. Con estas formalidades se entiende que se surte la notificación y
se abre el periodo para la presentación de oposiciones –incluso la Unidad de
Restitución puede presentar oposición en los casos en que no haya actuado como
solicitante (Art. 88, par. 2, Ley 1448 de 2011).

Cuando la solicitud haya sido presentada por la Unidad de Restitución y no se


haya ningún opositor en el proceso, el juez o jueza transicional de restitución
omitirá las demás etapas del proceso y dictará sentencia con base en el acervo
probatorio allegado con la demanda (Art. 88, par. 4). Lo anterior es muestra de la
importancia que la Ley le asigna al trabajo de análisis y documentación prejudicial
a cargo de la Unidad de Restitución, la cual tiene en consecuencia una enorme
responsabilidad en la presentación de demandas completas a fin de facilitar la
labor de los funcionarios y funcionarias judiciales en materia probatoria.

6.9.3.2 Período probatorio y sentencia

Los casos que no sean presentados por la Unidad de Restitución o en los que sí
se presenten opositores, se llevará a cabo un periodo probatorio de 30 días, en el
que se tendrán en cuenta como pruebas fidedignas aquellos elementos que hayan
sido aportados por la Unidad de Restitución. Esto con el ánimo de evitar la
duplicidad de las pruebas y la dilación innecesaria del proceso con la práctica de
pruebas que no sean pertinentes o conducentes.
Durante este periodo el rol de los jueces y juezas transicionales de restitución
debe ser particularmente activo y deben decretar las pruebas solicitadas que
consideren pertinentes y conducentes, así como de oficio aquellas que requieran
para llegar a la convicción sobre el sentido del fallo. Vencido el término del periodo
probatorio, el juez o jueza transicional de restitución debe proceder a dictar
sentencia, la cual constituye título suficiente sobre el predio y debe definir de
manera definitiva la situación de propiedad, ocupación o posesión objeto de la
demanda, así como decretar las compensaciones a favor de quienes se
constituyan como opositores de buena fe exenta de culpa.

Teniendo en cuenta la importancia y las implicaciones que tienen los fallos de los
jueces y juezas transicionales de restitución, el periodo de valoración de las
pruebas debe hacerse con las mismas consideraciones planteadas antes para la
decisión sobre la admisión de la demanda. Es importante que los jueces y juezas
transicionales de restitución procuren subsanar el desequilibrio y la asimetría que
existe entre las víctimas y quienes alegan tener un mejor derecho sobre el predio.
Los funcionarios y funcionarias judiciales deben tener presente que el fin último del
proceso es lograr la justicia material antes que dar protagonismo a las
formalidades procesales, y en ese sentido la aplicación de criterios y principios
rígidos puede no ser la herramienta más óptima. En consecuencia, deben tener en
cuenta que los conceptos y las disposiciones jurídicas, así como los principios
procesales, no son rígidos sino que tienen un grado de plasticidad y ductilidad que
los hace aplicables a los casos particulares y útiles para encontrar la solución a
problemas concretos.

Adicionalmente, la decisión judicial debe también prever las necesidades


particulares de las víctimas, por ejemplo en términos de seguridad e integridad
física, y debe dar cumplimiento a los requisitos explicitados en el artículo 91, que
entre otros incluye la posibilidad de dar órdenes a la fuerza pública para que
acompañe y colabore en la entrega material del bien a restituir.

61
La restitución del predio se hará directamente a nombre de la víctima, sea que
esta actúe directamente o con representante. En cualquier caso, será competencia
del juez o jueza transicional de restitución que expida la sentencia, realizar el
desalojo durante un término perentorio de 5 días, y si no hay habitantes al
momento del desalojo, procederá inmediatamente al allanamiento del bien con el
ánimo de garantizar la entrega material del mismo. En todo caso, los jueces y
juezas transicionales de restitución también deberán ordenar todas aquellas
acciones necesarias para la formalización, y así asegurar jurídicamente la
propiedad a favor de la víctima.

6.9.3.3 Seguimiento a la sentencia

El artículo 102 de la Ley establece que después de dictar sentencia el juez o jueza
transicional de restitución conservará la competencia sobre el proceso para dictar
las medidas que considere necesarias para garantizar el uso, goce y disposición
efectiva de los predios despojados por parte de las víctimas a favor de las cuales
se decida la restitución o formalización, así como las medidas necesarias para
garantizar sus vidas y la integridad personal y de sus familias.

Esta disposición reafirma que la función de los jueces y juezas transicionales de


restitución está dirigida a garantizar la justicia material, pues más allá de descubrir
la verdad en el caso concreto debe garantizar que su fallo se materialice y se
cumpla el objetivo de restablecer los derechos de las víctimas. Así, la labor de los
jueces y juezas transicionales de restitución no termina con la sentencia, sino
cuando ésta se haga efectiva y se garantice material y jurídicamente el derecho
adjudicado y la compensación de quienes hayan adquirido un derecho sobre el
predio por buena fe exenta de culpa.
7. Conclusiones

La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras busca de alguna manera reunir, en un


mismo instrumento, diversas medidas y garantías para las víctimas, pero no
codifica todas las normas existentes al respecto. No obstante, la ley se refiere a
múltiples temas, lo cual la hace una ley tanto comprensiva como ambiciosa. Si
bien la ley supera algunos de los debates que polarizaron la discusión en otras
épocas, aun cuenta con puntos problemáticos. Es decir, en el texto se advierten
bondades, pero también limitaciones y riesgos en el articulado.

En cuanto a los aciertos de la ley se destacan, en primer lugar, el propio proceso


de concertación y el reconocimiento simbólico que ésta representa. Esta apertura
permitió, a su vez, que se corrigiera uno de los problemas fundamentales del
anterior proyecto que era la discriminación a las víctimas de agentes de Estado. El
texto aprobado – con excepción de miembros de grupos ilegales y sus familiares –
se basa en el reconocimiento de la victimización a partir del hecho y no del agente,
tal como erróneamente era defendido por el gobierno anterior. También permitió
que el texto de la ley reconozca expresamente el concepto de conflicto armado
que, como veremos en la siguiente sección, has sido un tema muy disputado.

En segundo lugar, la ley incorpora en general de manera apropiada, a nivel de los


principios, los estándares internacionales sobre derechos de las víctimas. Dichos
principios son muy importantes no solo como reconocimiento social y político del
Estado a las víctimas, sino además, porque la gran mayoría de mecanismos de
reparación serán reglamentados por el Ejecutivo, lo que hace necesario que haya
unos principios claros que orienten la función reglamentaria.

En tercer lugar, la ley demuestra una intención de corregir mecanismos que están
operando deficientemente, como la reparación administrativa (aunque no la deja
abierta a reglamentación del Gobierno). Igualmente, el proyecto planea una

63
propuesta de diseño institucional que coordine la atención integral a víctimas, con
lo cual se busca reducir los trámites y las rutas de acceso a derechos.

En cuarto lugar, la sistematización de los derechos de las víctimas en el proceso


penal es en términos generales apropiada (aunque a nivel técnico pueda discutirse
la conveniencia de que esas medidas estén en la ley de víctimas y no en el Código
de Procedimiento Penal). Algunas de estas medidas, además, buscan reducir
discriminaciones de género detectadas en el acceso a los procesos ordinarios y de
Justicia y Paz.

Finalmente, la ley hace una apuesta importante por establecer medidas en todos y
cada uno de los componentes de la reparación (restitución, compensación,
satisfacción, rehabilitación y garantías de no repetición), en donde se destaca el
capítulo de restitución de tierras. La ley crea un sistema mixto
judicial/administrativo para que las personas que han sido despojadas de sus
tierras como producto del desplazamiento forzado ocasionado por el conflicto,
puedan reclamar de manera expedita y con algunas ventajas derivada de la
flexibilización de cargas probatorias y la creación de presunciones de despojo
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