Traducido del inglés al español - www.onlinedoctranslator.
com
Reinar. Sci. Technol.2000, 34, 1384-1389
Sobre la medición de los valores económicos de la
naturaleza†
NANCYE. BOCKSTAEL, ‡
UNA . MYRICK FREEMAN, III, §
Raymond J. KOPP,⊥
PAULR. PORTNEY, ⊥ Y puede encontrar en las refs.4 y 5. Para una presentación de los métodos
V. KERRY HERRERO * , |
Departamento de Economía Agrícola y de Recursos, Universidad de
Maryland, Facultad de Agricultura, College Park, Maryland 20742,
Departamento de Economía, Hubbard Hall, Bowdoin College,
Brunswick, Maine 04011, División de Calidad del Medio Ambiente,
Recursos para el Futuro, 1616 P Street , NW, Washington, DC 20036, y
Universidad Estatal de Carolina del Norte, Campus Box 8109,
Raleigh, Carolina del Norte 27695-8109
Este artículo describe cómo los economistas atribuyen valores a las
cosas que la gente puede elegir. El valor económico de una función o
servicio del ecosistema se relaciona con la contribución que hace al
bienestar humano, donde el bienestar humano se mide en términos
de la propia evaluación del bienestar de cada individuo. Después de
desarrollar cómo se usa esta definición, el documento describe
problemas y oportunidades para avanzar en el estado de la técnica
en la medición de los valores económicos de la naturaleza. Estos
argumentos se desarrollan utilizando estudios recientes que
intentaron estimar los valores económicos de los ecosistemas a
escala global. Una implicación de esta evaluación es que existe la
necesidad de una mayor comunicación entre ecologistas y
economistas. Los análisis económicos deben reflejar la intrincada red
de interrelaciones físicas que vinculan las actividades que tienen
efectos dañinos en una parte de un ecosistema con los efectos
potenciales en otras partes. Al mismo tiempo, los valores económicos
para los ecosistemas aceptan la soberanía del consumidor y deben
interpretarse como descripciones de las compensaciones
involucradas en la evaluación de cambios bien definidos en
ecosistemas específicos.
Introducción
Han sucedido dos cosas en la investigación y la política medioambiental
durante los últimos 25 años para centrar la atención en la importancia
económica de los sistemas naturales. Primero, ha aumentado el interés en
comprender las consecuencias económicas de la regulación ambiental. De
hecho, cada uno de los últimos cinco presidentes de EE. UU.sdos
demócratas y tres republicanossemitió órdenes ejecutivas que ordenan a
las agencias federales que realicen análisis de costo-beneficio de todas las
principales regulaciones propuestas. Esta necesidad de proporcionar
pruebas comparables y cuantitativas de los beneficios, no solo los costos,
de las salvaguardas ambientales más estrictas instigó un nuevo esfuerzo
de investigación importante dentro de la economía dirigido a desarrollar
métodos para valorar los bienes públicos no comercializados, como los
ambientales.
† Parte del número especial de Valoración económica.
* Correo electrónico del autor para correspondencia: kerry_smith@ncsu.edu ;
teléfono: (919) 513-3761; fax (919) 515-1824.
‡ Universidad de Maryland.
§ Bowdoin College.
⊥ Recursos para el futuro.
| Universidad Estatal de Carolina del Norte.
1384 9 CIENCIA Y TECNOLOGÍA AMBIENTAL / VOL. 34, NO. 8 de octubre de 2000
calidad. [Ya existía una extensa literatura sobre la aplicación del análisis de
costo-beneficio para proyectos de agua que data de las primeras
contribuciones de Eckstein (1) y Krutilla y Eckstein (2). Sin embargo, esta
investigación se centró en los productos comercializados de proyectos de
inversión pública como los “tangibles” y enumeró, pero no intentó estimar,
el valor económico de los cambios en las comodidades ambientales o la
calidad atribuida a estos proyectos. Para obtener un historial, consulte la
ref.3. La discusión de los primeros trabajos sobre valoración ambiental se
de valoración desarrollados durante este período, ver refs.6 y 7.] En
segundo lugar, el enfoque de la protección ambiental federal cambió
gradualmente durante este período de una preocupación exclusiva por la
salud humana a preocupaciones sobre la integridad del ecosistema (ver
ref. 8). El resultado ha sido una especie de “matrimonio forzado” que tiene
a reguladores, ecologistas y otros científicos biológicos, así como a
economistas, pensando en los costos y beneficios de proteger los
ecosistemas y los servicios que brindan.
Desde la perspectiva de muchos científicos naturales, así como de los
responsables de la formulación de políticas, los economistas han tardado
en desarrollar estimaciones del valor económico de los sistemas
ecológicos. Una explicación parcial de esto es que los economistas tienen
dificultades para comprender la intrincada red de interrelaciones físicas
que pueden vincular el daño en una parte del ecosistema con los efectos
negativos en otra. Sin embargo, otra explicación es que valorar los
ecosistemas de una forma que sea lógicamente coherente con el análisis
habitual de costes y beneficios es un asunto muy difícil. En cualquier caso,
la aplicación de métodos de valoración convencionales al problema a
menudo produce un conjunto incompleto de valores desconectados para
un subconjunto de servicios de los ecosistemas, y esto puede llevar a una
subestimación dramática de los beneficios de la protección de los
ecosistemas.
Dada la ausencia de valores de los ecosistemas en la literatura
económica, ha surgido una serie de artículos, escritos en gran parte
por científicos naturales, que intentan llenar este vacío. [Ver Costanza
et al. (9), Pimentel et al. (10), y Ehrlich y Ehrlich (11). El primer artículo
no es de autoría exclusiva de ecologistas. Los autores incluyeron dos
economistassRC d'Arge y S. Farber.] El problema que tienen los
economistas con estos enfoques no se basa en ninguna diferencia
fundamental de juicio sobre la importancia de los ecosistemas. Más
bien se trata de la aplicación correcta de conceptos deeconómico
valor y sobre qué preguntas proporcionan una base significativa para
definir los valores económicos a los efectos del análisis de costo-
beneficio u otras necesidades de formulación de políticas.
Hace dos años, Costanza et al. (9) publicó una estimación
ampliamente citada del “valor monetario anual agregado” de los
servicios prestados por varios ecosistemas importantes. [Véase
también Ehrlich y Ehrlich (10), que proporcionan una estimación del
valor total de los servicios de los ecosistemas, y Pimentel et al. (11),
que proporcionan una estimación del valor económico y ambiental
total de la biodiversidad.] Este documento ha suscitado un debate
considerable. Pearce (12) recientemente revisó sus métodos y
concluyó, “... el artículo de Costanza y sus coautores es
profundamente defectuoso. Sin embargo, su intención era correcta:
mostrarnos a todos lo valioso que es el mundo natural ". (página 28).
Pearce continuó haciendo una pregunta importante que a menudo
es parte de la respuesta a cualquier crítica planteada a Costanza et al.
enfoque: "Dado el propósito [deseable] de ese artículo, ¿realmente
importa si el análisis es incorrecto?" A continuación, intentamos
explicar por qué lo hace. [Además, los usos previstos del papel no se
limitan a proporcionar un índice de importancia. En entrevistas sobre
su artículo, Costanza ha alentado el uso de estas estimaciones para la
formulación de políticas. Pimm's (13) comentario sobre el Naturaleza
artículo reafirma este uso, sugiriendo: “el poder real de la Tabla 2 (de
Costanza et al.)
10.1021 / es990673l CCC: $ 19.00 - 2000 American Chemical Society
Publicado en la web 25/02/2000
radica en su uso para las decisiones locales ". La cuestión es si esas cifras
se utilizarán para orientar las políticas públicas y cómo se van a utilizar.]
Tan claramente como sea posible en unas pocas páginas, explicamos
cómo los economistas atribuyen valor a las cosassya sea tan peatonal
como un bolígrafo o tan complejo como un pantano de agua salada,
destacando las especiales dificultades que plantea este último. También
discutimos cómo se enmarcan las preguntas significativas sobre el valor
económico y qué preguntas no se prestan a este encuadre. Para adelantar
nuestro argumento, tiene poco sentido hablar sobre el valor económico de
los ecosistemas como si la elección fuera entre tenerlos como están o no
tenerlos en absoluto, porque el valor económico se trata de
compensaciones y, como tal, requiere definir las alternativas con claridad.
En cambio, el concepto se presta a evaluar bien definidoscambios a los
ecosistemas. De hecho, esta es la única pregunta razonable que se puede
hacer y ciertamente la pregunta más relevante para la mayoría de los
análisis de políticas. Finalmente, describimos brevemente algunas técnicas
específicas que se han utilizado para ayudar a estimar el valor económico
de muchos de los variados servicios que brindan los ecosistemas, que van
desde la recreación al aire libre hasta la purificación del agua. Se presta
especial atención a un enfoque que se ha utilizado incorrectamente con
frecuencia.sel de valorar un recurso a costa de reponer sus servicios
perdidos. Concluimos discutiendo por qué los cambios en la condición de
los ecosistemas son tan difíciles de valorar.
El significado del valor económico
En el uso común, el término valor significa importancia o
deseabilidad. La transferencia entre el uso general y la perspectiva de
cada disciplina sobre cómo se debe medir la importancia o la
conveniencia ha creado un debate considerable entre ecologistas,
economistas y filósofos. En economía, los conceptos de valoración se
relacionan con el bienestar humano. Entonces eleconómicoEl valor
de una función o servicio de un ecosistema se relaciona únicamente
con la contribución que hace al bienestar humano, donde el
bienestar humano se mide en términos de la propia evaluación de
cada individuo sobre su bienestar. Por supuesto, este no es el único
concepto posible de valor, ni es siempre el más relevante. Pero a los
fines del análisis de costos y beneficios al evaluar las opciones de
política y para determinar la responsabilidad cuando los recursos
naturales han sido dañados, este concepto tiene una precedencia
considerable, así como también una base legal.
Lograr que los valores ambientales cuenten en absoluto en el ámbito
político y legal no debe tomarse a la ligera. Es el resultado de décadas de
argumentación de que los bienes y servicios no comercializados deben
estar a la par de los bienes comercializados. En parte, la incorporación de
valores ajenos al mercado (y especialmente ambientales) en las
consideraciones de política y responsabilidad ha sido posible porque el
concepto de valor del economista tiene una larga historia de pensamiento
riguroso detrás de él.
Durante más de 50 años, los economistas han analizado las
propiedades de los constructos lógicamente consistentes que
respaldan las respuestas a dos tipos de preguntas de valoración:
Primero, ¿cómo se construye una medida de cuánto mejor o peor
está un individuo con un cambio (de política) en lugar de ¿sin ello? Y
segundo, ¿cómo se suman las ganancias y pérdidas experimentadas
por todos los individuos para evaluar el resultado de un cambio (de
política) dado para la sociedad en su conjunto? Las respuestas a estas
dos preguntas reconocen que una medida absoluta del valor de una
persona por algo es inalcanzable. Además, incluso si lo fuera, las
agregaciones de tales medidas sobre individuos tendrían poco
significado (véanse las refs.14-dieciséis). Los economistas "valoran"
las cosas sólo en términos comparativos. Cuando dicen que están
valorando un cambio, los economistas realmente están definiendo un
compromiso entre dos situaciones. El valor económico de un cambio
de política se define por la cantidad (ya sea positiva o negativa) de
compensación que un individuo necesitaría para estar tan bien
(según su propio cálculo del bienestar) como lo hubiera estado sin la
política. -cambio inducido (17, 18).
Por lo tanto, una estimación del valor económico es una
respuesta a una pregunta cuidadosamente definida en la que se
comparan dos alternativas. Por ejemplo, suponga que se está
considerando una planta de energía para una ubicación que
eliminaría una playa para nadar. Diferentes personas pueden tener
valores bastante diferentes para este cambio dependiendo de si
usarían la playa, se beneficiarían del menor costo de la electricidad o
ambas cosas. El valor económico mide la cantidad que una persona
pagaría o recibiría (en compensación) por estar tan bien con la planta
de energía como sin ella. La compensación puede ser positiva o
negativa. Para un no nadador que se beneficia de los precios más
bajos de la electricidad, la compensación será diferente a la de un
usuario frecuente de la playa. Estas respuestas no “valoran la playa”
per se. En cambio, miden para cada persona la compensación que
está dispuesta a hacer.
Las respuestas a esta pregunta son sensibles a las
circunstancias de las elecciones. ¿Hay alguna playa similar a
poca distancia que no se vea afectada? ¿La eliminación de
una playa específica causaría congestión en otras,
resultando en experiencias de playa inferiores? ¿La pérdida
de la playa también dañaría una especie en peligro de
extinción que es específica de la zona? [La inclusión de la
protección de especies en peligro de extinción en la lista de
efectos refleja el hecho de que la preservación de especies
tiene valor para los humanos, debido al valor de un acervo
genético diverso, por ejemplo.] Estos temas resaltan una
característica de los valores económicos. Las medidas de
compensación no se pueden definir de forma aislada.
Dependen por completo del contexto y pueden cambiar si
hay un cambio en uno o más elementos de ese contexto.
Debido a que la compensación es una medida de las
compensaciones de las personas, se puede medir en
términos de cualquier conjunto de unidades comunes que
uno desee. Suele medirse en dinero. [Si bien la lógica
subyacente a estas definiciones conduce a medidas bien
definidas, esto no significa que se eviten por completo las
ambigüedades. Brekke (19). Una aplicación que demuestra
las consecuencias de elegir un numerario alternativo se
encuentra en la ref.20.] Dado este concepto de
compensación, se pueden definir dos medidas de
compensación alternativas: una que usa el bienestar inicial
del individuo como base o nivel de referencia y otra que usa
como punto de referencia el nivel de bienestar que
obtenerse después del cambio propuesto. El primer
concepto responde a la pregunta: ¿cuánto (negativo o
positivo) necesitaría recibir el individuo, si el cambiotener
lugar, para hacerlo tan bien como estaría en la ausencia del
cambio? El otro responde una pregunta paralela, pero
sutilmente diferente: cuánto (negativo o positivo) necesitaría
recibir el individuo si el cambiono tener lugar, para hacerlo
tan bien como lo hubiera estado si el cambiolugar tomado?
En algunas condiciones, se puede esperar que estas dos
medidas sean aproximadamente iguales. En otros, serán
bastante diferentes. Una medida no se justifica más
fácilmente que la otra para todas las situaciones.
Son necesarias advertencias adicionales. Las expresiones
individuales de voluntad de pagar o de aceptar una compensación
están condicionadas por sus dotaciones de riqueza. Esto no altera el
significado de las medidas de compensación individuales, pero
sugiere que se debe tener cuidado al interpretar cualquier
agregación de estas medidas individuales. Si algunos grupos se
benefician de una acción mientras que otros pierden, y estos grupos
tienen una riqueza significativamente diferente, las acciones políticas
basadas en la simple agregación de medidas de compensación
individuales pueden tener serias implicaciones distributivas que
deben tenerse en cuenta.
Todo este argumento asume que el comportamiento individual es el
resultado de elecciones racionales, una suposición que muchos
encuentran insoportable. De Becker (21) La dirección Nobel captura la
VOL. 34, NO. 8, 2000 / CIENCIA Y TECNOLOGÍA AMBIENTAL9 1385
amplia generalidad de lo que se pretende en este supuesto.
Señala que: “el análisis asume que los individuos maximizan [su]
bienestarcomo lo conciben, ya sean egoístas, altruistas, leales,
rencorosos o masoquistas ... Las acciones están limitadas por los
ingresos, el tiempo, la memoria imperfecta y las capacidades de
cálculo, y otros recursos limitados, y también por las
oportunidades disponibles en la economía. Estas oportunidades
están determinadas en gran medida por las acciones privadas y
colectivas de otras personas y organizaciones ”(página 385, se
insertó el término entre paréntesis).
Su posición es similar a la de la mayoría de los economistas
convencionales. No niega que en algunas circunstancias las personas
cometen errores, ni insiste en que siempre se observa a las personas
tomando decisiones aparentemente racionales. Ofrece una forma de
expresar las implicaciones de esas elecciones.scomo límite inferior
implícito de su valor económico. La utilidad de estas medidas
depende únicamente de la suposición de que las personas hacen
todo lo posible para alcanzar el nivel más alto de bienestar dadas sus
circunstancias. Las otras estrategias alternativas para definir valores
individuales son inconsistentes con tal interpretación porque
reemplazan el juicio de cada consumidor sobre lo que es mejor con
alguna prescripción externa de cómodeberíantomar decisiones.
Enmarcando la pregunta de valoración
Las medidas de valor económico son específicas del objeto de
elección (es decir, lo que ha cambiado entre la referencia y los
estados inducidos por la política), el punto de partida o el estado de
referencia y otros aspectos del contexto de la decisión (implícita o
explícita). [La importancia del contexto en tales ejercicios puede
ilustrarse considerando las compras realizadas en el puesto de
limonada de un niño pequeño en un día caluroso. Usar la experiencia
de este joven emprendedor de que la gente paga $ 1 o más por una
bebida fría en un día caluroso y concluir que inversiones modestas
producirán millones sería engañoso. Las circunstancias de estas
elecciones influyen en las decisiones observadas. Elimine al niño, las
otras dimensiones del contexto no cambian y algunas (si no todas) de
las mismas personas tomarían decisiones diferentes. Esto no es una
prueba de la irracionalidad del consumidor.22) en su Frisch Memorial
Lecture to the Econometric Society argumentó que las elecciones nos
dicen cómo las preferencias "reveladas" pueden verse influenciadas
por las características específicas del acto de elección, como la
identidad del que elige, el menú (o el conjunto de opciones), y la
relación entre la decisión particular y las normas sociales.] Si la
pregunta de política es si se deben imponer regulaciones nacionales
sobre la contaminación de fuentes agrícolas no puntuales, el statu
quossegún lo descrito por el patrón actual de cargas de nutrientess
debe compararse con el patrón alternativo previsto de cargas
reducidas, que será diferente y tendrá diferentes efectos en los
ecosistemas acuáticos en diferentes partes de los Estados Unidos.
Para valorar la pérdida completa de una función o servicio del
ecosistema en particular, se necesitaría comparar el estado del
mundo tal como existe con una predicción bien definida de lo que
existiría si se eliminara esa función o servicio específico. Y al hacer
esto, querríamos incluir efectos secundarios en otras funciones del
ecosistema pero mantener constantes aquellas cosas que no se ven
afectadas.
Cuando el objetivo declarado es medir valor económico, los
conceptos y principios asociados con la realización de la tarea no son
cuestiones de opinión. Ya sea que a uno le guste o esté de acuerdo
con el concepto económico de valor, los puntos enumerados
anteriormente deben abordarse adecuadamente para que los
resultados tengan las propiedades lógicamente consistentes
atribuibles a este tipo de valoración. No se puede exagerar la
importancia de esto, aunque se ha ignorado en varias publicaciones
recientes que pretenden medir el valor económico de los ecosistemas
del mundo.
Costanza y col. (9), Ehrlich y Ehrlich (10) y Pimentel et al. (
11) afirman responder a la pregunta: ¿Cuál es el total
1386 9 CIENCIA Y TECNOLOGÍA AMBIENTAL / VOL. 34, NO. 8 de octubre de 2000
valor de los ecosistemas del mundo (o en Pimentel et al.,
biodiversidad)? Costanza y col. (9) y Pimentel et al. (11) calculan
los “valores totales” ampliando una variedad de estimaciones de
valores tomados de otros estudios de servicios y funciones de los
ecosistemas. Los estudios originales valoraban pequeños
cambios en componentes específicos y localizados de
ecosistemas individuales, y cada estudio mantenía
implícitamente constantes otras características del ecosistema
global y la economía. Es incorrecto extrapolar las estimaciones
de valor obtenidas en cualquiera de estos estudios a una escala
mucho mayor, y mucho menos suponer que las estimaciones
extrapoladas podrían sumarse y aplicarse a todo el planeta.
Los bienes ambientales son genéricamente diferentes de los bienes privados. Por lo general, no se pueden dividir en unidades
discretas, como tazas de café o bolígrafos. Más importante aún, sus servicios están disponibles para muchas personas simultáneamente.
[Este es un elemento clave en la definición de un bien público en economía; el bien no se “agota” a través del consumo de uno (o más)
individuos.] Como resultado, existen límites a las analogías que podemos establecer entre los valores económicos de los bienes
ambientales que no son de mercado y los asociados con los bienes privados. No obstante, al menos un aspecto de los errores de escalar
valores se puede ilustrar fácilmente. Cualquiera que sea el bien privado involucrado en las elecciones de consumo, ya sean bolígrafos o
pares de calcetines, podemos esperar que estará sujeto a un valor decreciente a medida que se compre (y se consuma) más del bien
dentro de un período de tiempo determinado (convenientemente definido). En las aplicaciones, esta propiedad refleja implícitamente el
hecho de que, aunque no todos los pares de calcetines son iguales, en la mayoría de los casos es probable que la disposición de un
individuo a pagar por otro par disminuya cuanto más tenga. En este ejemplo, el individuo tiene muchos sustitutos cercanos para esta
posible nueva compra. Asimismo, la disposición de un individuo a pagar por otro bolígrafo estará condicionada por la cantidad de otros
que ya tenga. Quítese los calcetines o bolígrafos comprados anteriormente, y la disposición a pagar por uno nuevo es muy diferente. esta
propiedad refleja implícitamente el hecho de que, aunque no todos los pares de calcetines son iguales, en la mayoría de los casos es
probable que la disposición de un individuo a pagar por otro par disminuya cuanto más tenga. En este ejemplo, el individuo tiene muchos
sustitutos cercanos para esta posible nueva compra. Asimismo, la disposición de un individuo a pagar por otro bolígrafo estará
condicionada por la cantidad de otros que ya tenga. Quítese los calcetines o bolígrafos comprados anteriormente, y la disposición a pagar
por uno nuevo es muy diferente. esta propiedad refleja implícitamente el hecho de que, aunque no todos los pares de calcetines son
iguales, en la mayoría de los casos es probable que la disposición de un individuo a pagar por otro par disminuya cuanto más tenga. En
este ejemplo, el individuo tiene muchos sustitutos cercanos para esta posible nueva compra. Asimismo, la disposición de un individuo a
pagar por otro bolígrafo estará condicionada por la cantidad de otros que ya tenga. Quítese los calcetines o bolígrafos comprados
anteriormente, y la disposición a pagar por uno nuevo es muy diferente. La disposición de un individuo a pagar por otro bolígrafo estará
condicionada por la cantidad de otros que ya tenga. Quítese los calcetines o bolígrafos comprados anteriormente, y la disposición a pagar
por uno nuevo es muy diferente. La disposición de un individuo a pagar por otro bolígrafo estará condicionada por la cantidad de otros
que ya tenga. Quítese los calcetines o bolígrafos comprados anteriormente, y la disposición a pagar por uno nuevo es muy diferente.
Por lo tanto, la simple multiplicación de una cantidad física por un
“valor unitario” (derivado de un estudio de caso que estimó el valor
económico de un recurso específico) es un error grave. Los pequeños
cambios en los servicios de un ecosistema no caracterizan
adecuadamente, con simples multiplicadores, la pérdida de un
ecosistema global. Los valores estimados en una escala no pueden
expandirse mediante un índice físico conveniente de área, como
hectáreas, a otra escala; tampoco se pueden sumar simplemente dos
estimaciones de valor separadas, derivadas en contextos diferentes.
Cuando estimamos una medida de compensación para un elemento
de un ecosistema, asumimos que otros aspectos del mundo que
influyen en el bienestar humano no cambian. Por ejemplo,
podríamos calcular una medida de compensación para la eliminación
de un humedal específico, manteniendo los demás constantes. En
otro análisis, se podría haber estimado una medida de compensación
por la eliminación de un humedal diferente, manteniendo el primero
en su nivel inicial. Pero las dos medidas compensatorias no se
pueden sumar para obtener la compensación correcta en caso de
que se eliminen ambos humedales. [La relación entre la suma de
estas dos medidas, por un lado, y el valor del cambio compuesto en
los dos ecosistemas, por el otro, depende tanto de (i) las relaciones
ecológicas entre los humedales y las funciones que proporcionan y
(ii) ) las preferencias individuales por esas funciones y la magnitud de
los efectos sobre los ingresos que genera su pérdida. Las
características analíticas que gobiernan esta relación se centran en si
los servicios son sustitutos o complementarios entre sí. También, el
término “efectos sobre los ingresos” se refiere al efecto de los
cambios en los ingresos sobre los valores (medidos en dinero) que
los individuos asignan a un cambio específico. Para cambios
pequeños, donde los compromisos monetarios son modestos, los
efectos sobre el ingreso asociados con hacer cada uno de manera
aislada versus los dos juntos pueden ser modestos, pero para
cambios grandes no lo serán. Ver diamante (23) para ver un ejemplo
de un caso con pequeños cambios y
Hanemann24) para un tratamiento detallado de todos los casos.] Si los dos las personas reasignarían su tiempo en respuesta a algún
humedales son sustitutos de alguna manera, la simple adición cambio exógeno, renunciando a más tiempo libre a cambio de
subestimará su valor conjunto. trabajo, para obtener un mayor nivel de compensación
El fracaso de la aditividad en la economía tiene un aparente paralelo en la ecología. Los ecosistemas responden a los cambios a monetaria. Esto implicaría una definición modificada de voluntad
través de una variedad de ciclos de retroalimentación físicos, biológicos y químicos. Estos ciclos de retroalimentación son fundamentales de pagar, pero en general sería coherente con nuestros
para los procesos que vinculan a todas las especies entre sí y con sus respectivos hábitats. Una regla de agregación lineal trata cada argumentos (véase el Apéndice D en la ref.26). Sin embargo,
cambio como si pudiera independizarse de los demás elementos constituyentes. Al hacerlo, asume independencia dentro y entre los ninguno de estos ajustes al PNB alteraría nuestro punto básico.
ecosistemas que se están considerando, e ignora los posibles efectos de los ciclos de retroalimentación. [Un revisor de un borrador La discrepancia entre Costanza et al. (9) las estimaciones de la
anterior de este documento sugiere que algunos ecólogos están realizando cálculos de la producción bruta global para diferentes disposición anual a pagar y cualquier medida de ingresos
ecosistemas multiplicando estimaciones puntuales de una tasa por un área para el ecosistema. Además, se sugirió que estos enfoques disponible es demasiado grande. Nadie esperaría que estos
mostraban coherencia con las estimaciones de imágenes de satélite. No estamos afirmando que los economistas y ecologistas no se ajustes aumenten la medida del ingreso agregado para que su
aproximen a las medidas agregadas. Más bien, nuestro objetivo es explicar el concepto de valor económico y resaltar las características
estimación sea plausible. Como resultado, esta dramática
que influyen de manera importante en cómo seleccionamos entre las formas disponibles para aproximarlo. El enfoque debe ser coherente
exageración sigue siendo una clara señal de su error en la
con los principios utilizados para definirlo. Cuando no lo es, o las suposiciones hechas en las aproximaciones se vuelven completamente
comprensión del concepto subyacente.]
inverosímiles; no hay razón para creer que los errores disminuirán con la escala de la aproximación. De hecho, cuando se producen
Supongamos, en cambio, que uno pregunta qué compensa a
interdependencias, es probable que la ampliación mediante una simple suma aumente los errores]. No estamos afirmando que los

economistas y ecologistas no se aproximen a las medidas agregadas. Más bien, nuestro objetivo es explicar el concepto de valor
la gente del mundo requeriría para renunciar voluntariamente a
económico y resaltar las características que influyen de manera importante en cómo seleccionamos entre las formas disponibles para
los ecosistemas del mundo. Estadisposición a aceptar La forma
aproximarlo. El enfoque debe ser coherente con los principios utilizados para definirlo. Cuando no lo es, o las suposiciones hechas en las
de la pregunta de valoración económica utiliza la línea de base
aproximaciones se vuelven completamente inverosímiles; no hay razón para creer que los errores disminuirán con la escala de la
alternativa y destaca la necesidad de definir claramente el
aproximación. De hecho, cuando se producen interdependencias, es probable que la ampliación mediante una simple suma aumente los
estado alternativo que se aplica cuando se paga la
errores]. No estamos afirmando que los economistas y ecologistas no se aproximen a las medidas agregadas. Más bien, nuestro objetivo
compensación. Esto es necesario para medir la compensación
es explicar el concepto de valor económico y resaltar las características que influyen de manera importante en cómo seleccionamos entre necesaria para equiparar el bienestar de cada individuo, dado el
las formas disponibles para aproximarlo. El enfoque debe ser coherente con los principios utilizados para definirlo. Cuando no lo es, o las nivel actual de los ecosistemas del mundo, con el de un estado
suposiciones hechas en las aproximaciones se vuelven completamente inverosímiles; no hay razón para creer que los errores disminuirán alternativo. Pero, ¿qué es este estado alternativo: un conjunto de
con la escala de la aproximación. De hecho, cuando se producen interdependencias, es probable que la ampliación mediante una simple ecosistemas diferente y emergente o un vacío total?
suma aumente los errores]. El enfoque debe ser coherente con los principios utilizados para definirlo. Cuando no lo es, o las suposiciones
Si la respuesta es un conjunto diferente de ecosistemas, entonces
hechas en las aproximaciones se vuelven completamente inverosímiles; no hay razón para creer que los errores disminuirán con la escala
necesitaríamos una buena descripción de los servicios que estos
de la aproximación. De hecho, cuando se producen interdependencias, es probable que la ampliación mediante una simple suma aumente los errores]. El enfoque debe ser coherente con los principios utilizados para definirlo. Cuando no lo es, o las suposiciones hechas en las aproximaciones se vuelven completamente inverosímil
ecosistemas proporcionarían antes de poder definir exactamente qué se
Claramente, la extrapolación de estudios a pequeña escala no puede pierde y, a su vez, estimar el “valor” económico de esta pérdida utilizando
ayudarnos a estimar el valor económico de los ecosistemas del mundo, el principio de compensación. . Es posible que los ecologistas ya sepan
pero ¿hay alguna respuesta razonable a esta pregunta? Sabemos que la algo sobre los estados ecológicos que existirían si ciertos estados actuales
estimación de Costanza et al. De un valor económico anual de 33 billones fueran destruidos por la mala gestión del hombre. Sin embargo, parece
de dólares estadounidenses es una medida lógicamente inconsistente de poco probable que alguien pueda predecir de manera confiable cómo se
lo que serían los individuos.dispuesto a pagar para evitar la pérdida,
vería el mundo si el hombre destruyera simultáneamente todos los
aunque solo sea porque esta estimación excede su capacidad total de
ecosistemas existentes en la actualidad. Los efectos de retroalimentación y
pago. En pocas palabras, si, como Costanza et al. (9), el PNB mundial es de
las interacciones implícitas en los sistemas ecológicos plantean una tarea
18 billones de dólares, la población mundial no tiene 33 billones de dólares
de modelado abrumadora.
para gastar anualmente. [No pretendemos que el argumento sugiera que
si todos los bienes y servicios importantes para las personas se negociaran Si el estado alternativo es la "nada", entonces la respuesta a la
en mercados privados ideales, el PNB mediría correctamente los valores disposición a aceptar la pregunta es trivial. Haysin compensación
económicos de estos bienes. El problema es simplemente que una persona finita que los individuos aceptarían estar de acuerdo con la pérdida
no puede ofrecer renunciar a más de lo que tiene. Algunos podrían de los ecosistemas del mundo, y pagarían todo lo que tuvieran para
argumentar que los ingresos no definen realmente los límites de gasto evitarlo. Para un economista, esta es la definición de un bien esencial,
porque las personas pueden pedir prestado. Sin embargo, esto supone la un bien para el que no existe una compensación finita por su
existencia de alguien dispuesto a prestar. No hay acreedores si todo el completa eliminación. En este sentido, los ecosistemas son
mundo está pidiendo prestado, y nadie prestaría a aquellos que no tienen fundamentales. En este nivel de generalidad, por supuesto, puede
perspectivas de devolver el préstamo. Por lo tanto, la oferta de haber otros insumos esenciales para el proceso de mantener el
intercambiar una cantidad mayor que los ingresos para obtener la bienestar humano. Por ejemplo, un sistema institucional que define
protección del ecosistema es inviable.] Costanza et al. (25) intentó normas de comportamiento y proporciona cierto estado de derecho
responder a esta crítica a la revisión de Pearce citada anteriormente. también puede considerarse esencial, al igual que el sistema social,
Observaron que usar el PNB como una medida aproximada de ingresos es que condiciona las interacciones interpersonales. La evaluación de
inapropiado porque “los ecosistemas proporcionan ingresos reales cualquiera de ellos en relación con el incumplimiento de su ausencia
(contribuciones al bienestar humano) que nunca se reflejan en ningún completa arrojaría respuestas similares.
mercado”. No negamos que los ecosistemas brinden servicios por los que
Existe una razón final por la que no tiene sentido valorar los
las personas no tienen que pagar. Pero por definicióndisposición a pagar
ecosistemas del mundo en términos monetarios. Para muchos problemas
proteger los ecosistemas del mundo de la destrucción refleja la cantidad
de valoración ambiental, las valoraciones monetarias funcionan porque
de individuos estaría dispuesto a renunciar en otras cosas para obtener
proporcionan una métrica común en la que expresar las compensaciones.
este resultado. Es una compensación explícita que define la disposición a
pagar. Nuestra crítica, así como la de Pearce, simplemente sugiere que Sin embargo, debido a los amplios cambios propuestos por los autores

una persona no puede renunciar a más de lo que tiene. La estimación de anteriores, el sistema económico cambiaría por completo, generando
Costanza et al. Del PNB mundial es una aproximación de lo que tiene el conjuntos de precios e ingresos bastante diferentes. Dado que el dinero no
mundo, traducido en términos monetarios, antes del cambio propuesto; tiene ningún significado independiente del sistema en el que se
de esta cantidad de dinero debe provenir la disposición agregada a pagar determinan los precios y los ingresos, tiene poco sentido preguntar cuánto
por el ecosistema. [Es cierto que el PNB no es una medida ideal del ingreso pagarían los individuos para conservar los ecosistemas del mundo. El
total disponible. Hay actividades que generan ingresos que no se reflejan cambio propuesto es tan grande como para realinear completamente
en el PNB (por ejemplo, la llamada economía informal). También es tanto el ecosistema global como el sistema económico global. Tal cambio
concebible que transforma las unidades que uno está intentando usar para medir el valor.
Compararlos utilizando los precios e ingresos actuales no tiene sentido.

VOL. 34, NO. 8, 2000 / CIENCIA Y TECNOLOGÍA AMBIENTAL9 1387

Métodos para revelar los valores de las personas
Incluso si supiéramos cómo formular la preguntas¿Cuál es el valor
económico de los ecosistemas del mundo?sEs poco probable que la
respuesta informe alguna decisión del mundo real. Si bien las
consecuencias de las acciones humanas pueden ser enormes, las
decisiones políticas reales que se enfrentan rara vez, si es que alguna vez,
se encuentran en la escala del ecosistema global. Para preguntas tan
profundas y omnipresentes, la valoración económica convencional es
inapropiada por todas las razones expuestas anteriormente.
Cuando las compensaciones que queremos conocer están asociadas
con cambios específicos en recursos específicos o servicios ecosistémicos,
hay una variedad de métodos de valoración disponibles. (Para obtener
descripciones más detalladas, consulte las referencias7 o 6). Cuando los
flujos de servicios involucran productos comercializados como alimentos y
madera, la información derivada de las funciones de demanda de estos
bienes de mercado puede proporcionar una base para estimar los valores
de estos flujos de servicios. También se necesita información sobre las
condiciones de suministro para que el costo de la mano de obra, el capital
y otros recursos dedicados a la recolección de estos productos básicos
puedan deducirse para determinar el valor neto del "excedente" debido a
las contribuciones al ecosistema. Como contraejemplo, valorar la
producción de alimentos de los océanos y los estuarios a precios de
mercado sin deducir los costos (en términos de mano de obra,
combustible, etc.) de la captura de peces sería incorrecto.
Los valores económicos de los servicios ajenos al mercado de los
ecosistemas naturales, los servicios que contribuyen a la salud
humana y a la calidad de vida, a veces pueden derivarse de las
decisiones de las personas de utilizar recursos relacionados o
sustituir otros recursos cuando la calidad del ecosistema natural se
ve afectada (p. Ej., Refs. 27-29). También es posible utilizar opciones
de preferencia declaradas o valoración contingente para estimar
estos valores proponiendo opciones con consecuencias o costos
potenciales bien definidos (p. Ej., Refs.30 y 31).
En algunas circunstancias específicas, el costo de reemplazar una
función de un sistema ecológico con un sistema diseñado por
humanos se puede utilizar como una medida del valor económico de
la función en sí (p. Ej., Ref. 32). En un ejemplo clásico, Gosselink et al. (
33) utilizó una estimación del costo de un sistema de tratamiento de
aguas residuales terciario como el valor económico de la función de
eliminación de nutrientes de un humedal. Sin embargo, el costo de
reemplazo puede ser una medida válida del valor económico solo si
se cumplen tres condiciones. Las condiciones son las siguientes: (i)
que el sistema diseñado por humanos proporcione funciones que
sean equivalentes en calidad y magnitud a la función natural; (ii) que
el sistema diseñado por humanos es la forma alternativa de menor
costo para realizar esta función; y (iii) que los individuos en conjunto
estarían de hecho dispuestos a incurrir en estos costos si la función
natural ya no estuviera disponible. Rara vez se logra el pleno
cumplimiento de estas condiciones y, como resultado, las
transferencias simplistas de las estimaciones de costos de reemplazo
suelen ser engañosas.
Cuando el cambio que deseamos evaluar implica la destrucción o el
deterioro de un ecosistema localizado, como la eliminación de un humedal
o la conversión de grandes porciones de una cuenca de bosques a usos
desarrollados, la valoración económica se enfrenta a un desafío más serio.
[Para una discusión de estas dificultades, ver ref.34.] Un cambio en la
condición de un ecosistema local puede alterar su capacidad para
proporcionar flujos de servicio tanto para usos consuntivos (por ejemplo,
pescado y madera) como no consuntivos (por ejemplo, estética y vida
silvestre). [Ver Kahn y Kemp (35) y Strand y Bockstael (36) para los intentos
de rastrear el deterioro del ecosistema hasta los productos finales.]
También puede disminuir su capacidad para proporcionar funciones que
son valoradas indirectamente por los seres humanos, como la
estabilización del clima o el reciclaje de nutrientes. [Debido a que un
ecosistema proporciona estos servicios a lo largo del tiempo, también es
posible considerar un ecosistema como un activo natural. En
consecuencia, puede parecer razonable preguntarse si el tratamiento de
los ecosistemas como activos cambiaría la interpretación de su economía.
1388 9 CIENCIA Y TECNOLOGÍA AMBIENTAL / VOL. 34, NO. 8 de octubre de 2000
valores. La respuesta corta es no. El uso del concepto de activo en la
valoración requiere que el valor total del activo refleje el valor del
perfil temporal de los servicios que presta. La conversión de este
perfil de tiempo de los valores generados por las opciones de
asignación y sus compensaciones implícitas en un valor "actual" se
vuelve importante. Este proceso lleva a considerar el papel del
descuento en la definición de un valor actual "equivalente". Todos
estos detalles parecen más complejos que la elección estática entre
dos alternativas que usamos para definir un límite inferior para un
valor económico. No son. Son simplemente una forma de explicar las
propiedades diferenciales de algunos tipos de bienes. Weitzman37)
ha establecido recientemente la relevancia de la analogía de la
elección simple y estática para comparar dos perfiles óptimos.
Demuestra que se puede evaluar como si fuera una elección estática,
en paralelo con lo que usamos para definir el concepto de valor
económico.] Incluso puede disminuir las características del
ecosistema que son importantes para los humanos en un nivel
mucho más abstracto, características que juegan un papel
importante en nuestro patrimonio y cultura. Debido a que los valores
económicos dependen de las propias evaluaciones de los individuos
sobre su bienestar, es esencial comprender las formas en que las
deficiencias específicas de un ecosistema disminuyen sus vidas.
Nuestra ignorancia no excluye la necesidad de estas respuestas,
ni nos ha impedido dar respuestas parciales cuando las completas no
estaban disponibles. Hace treinta años, los economistas ambientales
argumentaron que la construcción de represas en un río salvaje y
prístino en Idaho para proporcionar electricidad era una mala idea.
Llegaron a esta conclusión comparando el valor, a lo largo del
tiempo, de la energía generada con medidas indirectas del valor
económico del río salvaje como una experiencia recreativa única.
Incluso sin tener en cuenta las interacciones más sutiles del
ecosistema, fue posible reconocer que los beneficios recreativos no
comerciales proporcionados a lo largo del tiempo por el río salvaje
excedían los beneficios de la presa. [Ver la controversia de Hell's
Canyon discutida en Fisher et al. (38). En ese momento, estos autores
no pudieron medir todos los beneficios recreativos del río salvaje.
Pudieron describir cómo es probable que los mismos factores
económicos que contribuyen al perfil temporal de los beneficios
energéticos afecten los beneficios recreativos proporcionados por el
río. Esta descripción les permitió hacer una pregunta retórica muy
importante.s¿En qué medida los beneficios iniciales de conservación
del río? necesitan ser para favorecer la preservación? Esta pregunta
reconoció la esencia del vínculo entre valor económico y elección.
Cada elección revela un límite inferior para el valor económico. Como
consecuencia, las opciones públicas para la preservación solo
necesitan demostrar que el valor económico de lo que está protegido
excede el del estado alternativo que define la opción.] Sin embargo,
no todos estos análisis de cambios de políticas favorecerán el medio
ambiente. Por ejemplo, en un país en desarrollo donde la malaria y
otras enfermedades portadoras de insectos siguen siendo una gran
amenaza, lo poco que sepamos de los daños ecológicos asociados
con el uso de plaguicidas probablemente supere sus beneficios para
la salud humana cuando las compensaciones utilizan la metodología
de valor económico.
La propia naturaleza de los ecosistemasssu complejidad en estructura
y funciónshace que comprender las consecuencias del daño a los
ecosistemas sea una tarea abrumadora incluso para los ecologistas.
Cuanto mayor sea la escala del cambio, más sutiles y complejas serán las
funciones deterioradas, y cuanto más alejadas del producto final de valor
para los humanos, más difícil será la tarea de estimar los valores
económicos. Pero esto no es sorprendente, ya que si todavía, como
sociedad, no comprendemos completamente el papel que juegan los
diferentes ecosistemas en nuestro mundo, no podemos dar valores
significativos bajo ninguna definición. No significa que debamos
abandonar el esfuerzo de medir valores económicos bien definidos por
aquellas consecuencias que entendemos. A menudo son suficientes para
responder a las preguntas planteadas por las decisiones políticas
asociadas con los ecosistemas.
Discusión
Nadie sugeriría que los valores económicos deberían gobernar el día.
Las medidas de valoración económica son solo un componente de los
criterios disponibles para evaluar la política. Interpretar
correctamente lo que significan las medidas de valor económico no
requiereexclusivo confianza en los resultados de tales cálculos (ver
ref. 39).
Este documento no pretende ser un juicio sobre la definición
apropiada de valor. Se trata de promover la buena ciencia. Sin
cooperación, los ecologistas y economistas no pueden servir a los
intereses de la sociedad. Además, la cooperación es imposible sin
una mejor apreciación y respeto por la disciplina de los demás. La
creencia de algunos economistas de que los modelos ecológicos
exigir una perspectiva biocéntrica sobre los objetivos sociales, con
todas las especies con el mismo peso en la determinación de la
asignación de recursos, no es correcta. Del mismo modo, la creencia
de algunos ecologistas de que los economistas valoran los servicios
ecológicos solo si contribuyen a los productos comercializados es
igualmente incorrecta.
Ninguna disciplina proporcionará los principios de organización
exclusivos sobre cómo las personas interactuarán de hecho con los
ecosistemas en la práctica. En las sociedades libres, tales resultados
surgen de una colección de actividades descoordinadas (o en el
mejor de los casos, débilmente coordinadas) que están limitadas por
las reglas que adoptamos colectivamente. En este contexto, mejorar
la comunicación entre disciplinas es la única esperanza para informar
mejor estos procesos. En última instancia, las personas tomarán
decisiones con o sin los conocimientos de un esfuerzo colectivo
genuino.
Expresiones de gratitud
Agradecemos a Robert Solow, Scott Farrow y tres árbitros
anónimos por sus comentarios sobre un borrador anterior.
Literatura citada
(1) Eckstein, O. Desarrollo de recursos hídricos: aspectos económicos de la evaluación
de proyectos; Prensa de la Universidad de Harvard: Cambridge, MA, 1958.
(2) Krutilla, JV; Eckstein, O.Desarrollo de ríos de propósitos múltiples:
estudios en análisis económico aplicado; Prensa de Johns Hopkins:
Baltimore, 1958.
(3) Hanemann, WM Prefacio. EnFijación de precios en el medio ambiente
europeo; Navrud, S., Ed .; Oxford University Press: Nueva York, 1992.
(4) Mäler, K.-G. Economía ambiental: una investigación teórica; Prensa de
la Universidad Johns Hopkins para Recursos para el Futuro:
Baltimore, 1974.
(5) Freeman, AM, III. Los beneficios de la mejora ambiental: teoría y
práctica; Prensa de la Universidad Johns Hopkins para Recursos
para el Futuro: Baltimore, 1979.
(6) Braden, J., Kolstad, CD, Eds .; Midiendo la demanda de calidad
ambiental; Holanda Septentrional: Amsterdam, 1991.
(7) Freeman, AM, III. La medición de los valores ambientales y de los
recursos: teoría y métodos; Recursos para el futuro:
Washington, DC, 1993.
(8) Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. Reducir el riesgo: establecer
prioridades y estrategias para la protección del medio ambiente; Imprenta
del gobierno de EE. UU .: Washington, DC, 1990.
(9) Costanza, R .; d'Arge, R .; de Groot, R .; Farber, S .; Grasso, M .;
Hannon, B .; Limburg, K .; Naeem, S .; O'Neill, RV; Paruelo, J .;
Raskin, RG; Sutton, P .; van den Belt, M.Naturaleza 1997, 387
(Mayo), 253-260.
(10) Ehrlich, P .; Ehrlich, A.Traición de la ciencia y la razón; Island
Press: Washington, DC, 1996.
(11) Pimentel, D .; Wilson, C .; McCullum, C .; Huang, R .; Dwen, P .;
Flack, J .; Tran, Q .; Saltman, T .; Acantilado, B.Biociencia 1997, 47
(Diciembre), 747-757.
(12) Pearce, D. Medio ambiente 1998, 40 (2), 23-28.
(13) Pimm, SL Naturaleza 1998, 387 (Mayo), 231-232.
(14) Baumol, WJ Economía del bienestar y teoría del Estado; Prensa de la
Universidad de Harvard: Cambridge, MA, 1952.
(15) Samuelson, PA QJ Econ. 1956, 70 (Febrero), 1-22.
(16) Sen, A. Elección, bienestar y medición; Prensa del MIT:
Cambridge, MA, 1982.
(17) Hicks, JR Econ. J.1939, 49 (196), 696-712.
(18) Kaldor, N. Econ. J.1939, 49, 549-552.
(19) Brekke, KA J. Public Econ. 1997, 64 (Abril), 117-124.
(20) Bockstael, NE; Strand, IEOeste. J. Agric. Econ.1985, 10(Diciembre),
162-169.
(21) Becker, GS J. Política Econ. 1993, 101 (Junio), 385-409.
(22) Sen, A. Econometrica 1997, sesenta y cinco (Julio), 745-779.
(23) Diamante, PA J. Environ. Econ. Administrar.1996, 30 (Mayo), 337-
347.
(24) Hanemann, WM La teoría económica de WTP y WTA. EnValoración de
las preferencias medioambientales: teoría y práctica de la valoración
contingente en los EE. UU., La CE y los países en desarrollo; Bateman,
IJ, Willis, KG, Eds .; Prensa de la Universidad de Oxford: Oxford, 1999.
(25) Costanza, R .; d'Arge, R .; de Groot, R .; Farber, S .; Grasso, M .;
Hannon, B .; Limburg, K .; Naeem, S .; O'Neill, RV; Paruelo, J .;
Raskin, RG; Sutton, P .; van den Belt, M.Medio ambiente 1998,40
(2), 26-27.
(26) Just, R .; Hueth, D .; Schmitz, A .;Economía aplicada del bienestar y políticas
públicas; Prentice-Hall: Englewood Cliffs, Nueva Jersey, 1982.
(27) Bockstael, NE; McConnell, KE; Strand, IEMar. Resour. Econ.1990, 6
(3), 1-18.
(28) Smith, VK; Huang, JCJ. Política Econ. 1995, 103 (Febrero), 209-227.
(29) Bartik, TJ J. Environ. Econ. Administrar.1988, 15 (Marzo), 111-
127.
(30) Mitchell, RC; Carson, RTUso de encuestas para valorar los bienes
públicos: El método de valoración contingente; Recursos para
Futuro: Washington, DC, 1989.
(31) Carson, RT; Hanemann, WM; Kopp, RJ; Krosnick, JA; Mitchell, RC;
Presser, S .; Ruud, PA; Smith, VKLa prueba de alcance del panel de la
NOAA para la valoración contingente; Centro de Economía Ambiental
y de Recursos, Universidad de Duke: julio de 1997; Hoja de trabajo.
(32) Shabman, LA; Batie, SSManejo de Zona Costera. J.1978, 4 (3),
231-237.
(33) Gosselink, JG; Odium, EP; Papa, RMEl valor de Tidal Marsh; Centro
de Investigación de Humedales, Universidad Estatal de
Louisiana: Baton Rouge, LA, 1974; LSU-SG-70-03.
(34) Toman, M. Valoración de ecosistemas: una visión general de problemas e
incertidumbres. EnFunción de los ecosistemas y actividades humanas:
conciliación de la economía y la ecología; Simpson, D., Christensen, NL,
Eds .; Chapman y Hall: Nueva York, 1997.
(35) Kahn, J .; Kemp, WMJ. Environ. Econ. Administrar.1985, 12 (3),
246-263.
(36) Strand, I .; Bockstael, N. Interacción entre agricultura y pesca:
evidencia empírica e implicaciones políticas. EnGestión y
economía agrícolas: políticas de productos y recursos en los
sistemas agrícolas; Just, R., Bockstael N., Eds .; Springer-Verlag:
Nueva York, 1991.
(37) Weitzman, ML Una contribución a la teoría de la contabilidad del bienestar;
Documento de trabajo núm. 6988; Oficina Nacional de Investigaciones
Económicas: julio de 1999.
(38) Fisher, AC; Krutilla, JV; Cicchetti, CJSoy. Econ. Rvdo.1972,62 (
Diciembre), 605-619.
(39) Arrow, KJ; Cropper, ML; Eads, GC; Hahn, RW; Lave, L.
B.; Noll, RG; Portney, PR; Russell, M .; Schmalensee, R .; Herrero,
VK; Tintes, RNCiencias 1996, 272 (Abril), 221-222.
Recibido para revisión el 16 de junio de 1999. Manuscrito revisado recibido
el 17 de noviembre de 1999. Aceptado el 1 de diciembre de 1999.
ES990673L
VOL. 34, NO. 8, 2000 / CIENCIA Y TECNOLOGÍA AMBIENTAL9 1389