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PARCIAL GEOGRAFIA

JOSE ARLEY VELASQUEZ

CORPORACIÓN DE ESTUDIOS TECNOLÓGICOS DEL NORTE DEL VALLE

TECNOLOGIA EN HOTELERIA Y TURISMO AMBIENTAL

CARTAGO – VALLE

2014
UN DIA EN CLASE DE GEOGRAFIA

Como olvidar ese día, ese viernes la clase de geografía, no era mi favorita pero
en ocasiones me parecía interesante, conocer el país es muy importante , ese
día nos estaban hablando de “los primeros pobladores”, no iba ni en la mitad de
la exposición cuando como de costumbre me quede dormido, y fue allí cuando
comenzó esta aventura, resulta que desperté en una parte de Colombia que si
bien era muy caliente no parecía ser Cartago cuando me levante estaba en una
choza y la gente me hablaba muy enredado, parecían ebrios hasta que alguien
que se me hacía muy familiar me explico que esta gente eran indígenas
Arawak y que me encontraba en la Guajira en el siglo XVI, no entendía como
llegue hasta allí sin tener el DeLorean de “regreso al futuro”, pero ahí estaba
era una realidad, aprendí mucho durante mi estadía con estos antepasados, el
sujeto que se me hacía familiar me instruyo en esa lengua y otras también
importantes en esa época como lo eran la chibcha y la caribe, poco a poco me
sentía como en familia, pero como lo bueno no dura tanto, pito (así le puse a
este ser tan familiar) , me dijo que debíamos marchar.

Dejando atrás a los arawak, en un abrir y cerrar de ojos llegue a un lugar


increíble, ese si lo reconocía me encontraba en lo que varias veces había visto
como “ciudad perdida”, me encontraba rodeado de indígenas tayronas,
aquellos que se ubicaron en la ladera de la sierra nevada de santamarta, los
mismos que alcanzaron un gran desarrollo urbanístico, era como el Medellín de
esa época, allí me sentía muy bien, estaba feliz de compartir con esta
maravillosa tribu, quería conocer más y más de lo que era una leyenda pero
que yo estaba viviendo en la realidad, pero llego el momento del adiós, debía
seguir mi camino.

La siguiente estación me fascino : Santander cuna de los muiscas, esta cultura,


tenía tantos misterios y cosas curiosas, no podía creer que los sacerdotes
mascaban coca (si la misma que nos tiene en guerra durante tantos años),en
un ritual llamado yopo, el nombre más extraño que había escuchado durante mi
travesía, no pensé que esta cultura milenaria fuera tan religiosa y mucho
menos que les rindieran culto a los dioses con ofrendas de oro, y yo sin plata
para ir a la visita técnica en Bogotá, pero bueno regresando al tema, es
asombroso que a pesar del tiempo se sigan teniendo deidades a las cuales se
les da el oro, o lo que es su equivalente todo el fruto de su trabajo, me hubiera
gustado quedarme allí, pero al parecer este viaje no había terminado aún.

Llegue a un sitio más familiar para mí, me encontraba en la zona cafetera, la


reconocía por su fauna y flora pero note que seguía en un siglo muy diferente
al mío, y como no, vi a una gente muy extraña, pero pues debía suponerse que
nada me sorprendería más, después de haber convivido tanto con otras tribus
indígenas, pero esta me cautivo me encontraba viviendo con los Quimbayas
aquellos que trabajaban las artesanías y la orfebrería, aquellos que sus
esculturas las había visto tantas veces en los caminos del paisaje cultural
cafetero, yo quería traerme algo de allá, pero pito me lo prohibió, y me dijo que
ya estábamos llegando al final del recorrido.

Esto se estaba poniendo bueno, no estaba en una rumba ni nada parecido,


más bien estaba aprendiendo, algo que muchas veces me parecía aburrido,
pero esta vez no, esta vez me parecía lo más maravilloso del mundo, me
encontraba en san Agustín, pero no en las ruinas que tantas veces prometí
visitar, estaba disfrutando en vivo y en directo de la cultura san Agustín, nunca
entendí por qué una tribu precolombina, tendría el nombre de un santo católico,
esto se le preguntare a la profesora maría consuelo en la próxima clase, pero
bueno en lo que íbamos esta cultura es fascinante, las estatuas y la forma en
que las hacían, es algo del otro mundo, prometo ir a ver las ruinas de san
Agustín este año, por ahí derecho visito a mi tío Mauricio.

Y así se me estaba acabando el viaje, esta vez pito que no entendía como
hacía para llevarme de un lado para otro, un agujero negro tal vez? No se pero
me llevo a un sitio frio, nada más y nada menos que al estrecho de Bering, me
dijo que teníamos que pasar por ahí, porque así fue que llegaron los primeros
pobladores a américa, pero como se suponía que podría realizar ese viaje me
estaba congelando, me hubiera traído mi chaqueta Adidas que mi mamá me
compro, pero no me avisaron, vi que toda esa gente llevaba pieles les pedí
unas para cubrirme y calentarme, aunque me daba asco ponerme eso, debía
hacerlo sino quería quedar como la ardilla de “la era del hielo”, pasamos un día
y no sentía avanzar, pito me conto que debían pasar muchos años para llegar
al destino planeado, entonces decidimos seguir nuestro propio camino.

No pensé que ese día me iba a divertir tanto pero que más me faltaba por
visitar? Pito me lo respondió llevándome a las mismísimas pirámides aztecas,
las que las tribus olmecas y zapotecas, ( no bibliotecas o discotecas como dijo
quico en un capítulo del chavo) , hicieron en territorio mexicano y parte de
Centroamérica, todavía me pregunto cómo construyeron todo eso sin la
tecnología actual, extraterrestres? Tal vez pero lo que pito me mostro era parte
de una teoría, la cual dice que al continente americano llegaron asiáticos, eso
respondería muchas preguntas, al final subí hasta la cúspide de aquella
pirámide y desde ahí pito me hizo una confesión; él era mi abuelo, o bueno
más bien el espíritu de él.

Después de esa noticia quede mudo, y pues lo que siguió fue el inicio del fin,
pero no de mi vida o algo así, el fin de mi aventura, pues paso lo que tenía que
pasar, me despedí de mi sensei, de mi guía y al hacer eso, solo escuchaba la
voz que se me hacía conocida, era la profe, y diciéndome :”Velásquez!!” y yo
pues claro al escuchar la melodiosa voz de la teacher, me levante e hice como
el que estaba poniendo cuidado, me preguntaba del tema y yo le respondía, no
sabía cómo, pero al parecer mi subconsciente era el que había creado todo ese
mundo fantástico que viví, me gusto ese método de aprendizaje, pero prometí
no volverme a dormir en clase.

Las siguientes clases fueron muy buenas, entendía completamente el tema,


participaba con mis conocimientos, nunca más me volví a quedar dormido,
bueno no en esa clase, y después de todo esto quise que no se quedara en el
olvido, por eso quise contar esta historia. Espero sirva como guía para las
personas que quieran conocer un poco más de nuestros antepasados, “el que
no conoce su historia está condenado a repetirla”.
LEYENDA DEL DORADO

Todo comenzó en la aldea de Guatavita, poblado lacustre de la Laguna del


mismo nombre, ubicado más o menos a 50 kilómetros al norte de Bogotá.

Sorprendida la mujer del Cacique de Guatavita en flagrante adulterio, fue


condenada a un inmundo e perverso tormento. Y, para que no olvidase nunca
el pecado cometido, el Cacique ordenó que cantasen el delito los indios en sus
borracheras y corros no solo en el cercado y casa del Cacique, a la vista y
oídos de la mujer, sino en los de todos sus vasallos, para escarmiento de las
demás mujeres y castigo de la adúltera. Desesperada, la cacica se lanzó con
su hija a la laguna de Guatavita donde pereció ahogada.

Angustiado y lleno de remordimientos, el Cacique se abandonó a los consejos


de los sacerdotes para expiar la muerte de su esposa y de su hija. Los
sacerdotes le hicieron creer que su mujer vivía en un palacio en el fondo de la
laguna y que debía honrarla con ofrendas de oro.

Después de que algunos europeos atestiguaron este ritual, comenzaron a


compartir su experiencia, pero poco a poco la historia fue cambiando, hasta
que fue cambiada completamente y se comenzó hablar de una gran ciudad
hecha de oro.
INDÍGENAS DE LA SIERRA NEVADA DE SANTAMARTA

La tradición oral indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta reconoce cuatro


grupos originarios del macizo: Kogi, Sánha, Kankuama e Ika. Cada uno con su
propio territorio y su lengua; pertenecientes todos a la familia lingüística
Chibcha

Los Kankuama son un grupo mestizo de comerciantes que no hablan el


Kankuí, su lengua nativa, desde finales del siglo pasado; aunque entre los otros
grupos hay individuos que aún lo reconocen.

Los Kogi son el grupo más tradicional y de menor contacto con la sociedad
nacional. A lo largo de los. últimos siglos la estrategia característica de defensa
frente al "civilizado", ha sido la huida a territorios más lejanos y el refuerzo de la
autoridad religiosa; institución que, según se afirma, dispone de un lenguaje
ceremonial denominado el teyuán, que solo muy pocos individuos manejan y se
caracteriza, según dicen los indígenas, por ser "muy difícil y pesado".

Los Sánha son un grupo disperso y muy poco homogéneo. En los documentos
históricos y en estudios antropológicos recientes se les denomina
genéricamente Sanká; de acuerdo con el nombre de sus asentamientos, han
recibido los apelativos de Guamakas, Marokaseros, Colorados y Arsarios
(Rosario); y por la frecuencia en el uso del apellido Malo, los han denominado
como Malayos. También se hace referencia a ellos como los Wiwa (caliente),
por haber sido habitantes de las tierras bajas.

Los Iká son un grupo homogéneo, debido al proceso de mestizaje e


integración. Vulgarmente se les conoce como "Arhuacos", voz que se utilizó
durante los siglos XVII, XVIII y XIX para denominar a todos los grupos
serraneros. Se hace también referencia a ellos como Ijca, Bintuku, Busintana y
Businka, pero parece que estas últimas voces se refieren más bien a antiguos
linajes dentro del grupo. Su población se ha estimado en 8.680 individuos
(Mingóbierno, 1979-1980), pero es muy probable que sean casi el doble de
esta cifra y parece que hay una tendencia demográfica estable, si no creciente
CIUDAD PERDIDA

Ciudad Perdida es una soberbia muestra de un emplazamiento urbano tayrona


en las cabeceras del río Buritaca, a unos l.200 metros de altura s.n.m. Allí los
arqueólogos colombianos han rescatado a la selva a fines de los setentas dos
centenares de la terrazas originales, las calles y caminos, los sistemas de
acueducto y alcantarillado de una de las muchas ciudades precolombinas de la
Sierra, notablemente espectacular por el paisaje y la morfología del terreno.

Fue el asiento principal de los Tayronas, una civilización que se desarrolló a


comienzos de la era cristiana, llegando a su mejor nivel cultural entre el siglo
quinto y el año mil seiscientos, cuando fueron aniquilados después de una
larga lucha contra los españoles. Vivían de la pesca, de la extracción de sal
marina, y de la venta de ambos productos a otros pueblos.

Generaron un alto nivel de diseño y tecnología para la construcción de


poblados y caminos y explotaban intensamente terrazas de cultivo con riego
artificial. Sus productos cerámicos y de orfebrería alcanzaron el mayor
refinamiento, por lo cual las tumbas tayronas son objeto de una implacable
acción de los guaqueros. Su mitología y el alto conocimiento de las condiciones
ambientales de su territorio son materia de amplios estudios antropológicos y
se recogen en muchas tradiciones actuales de koguis y arhuacos.

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