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La libertad y la industria cultural en radio, el cine y la televisión

José Luis Bernabé Choque

Carrera de Comunicación Social

Universidad Técnica de Oruro

Resumen

El presente trabajo analiza la inexistencia de la libertad en la industria cultural de la radio,


el cine y la televisión bajo los postulados de Adorno y Horkheimer. Existen una infinidad
de ejemplos que demuestran la inexistencia de la libertad. La radio expone autoritariamente
a su programación. La televisión nos crea necesidades innecesarias, tales como; vestir una
marca determinada de ropa, utilizar un modelo de coche, comprar cierto jabón, lucir de esta
o de aquella manera, etc., etc., y el cine nos clasifica a los consumidores de manera que
existe entretenimiento para todos. Vivimos en un mundo de libertad ficticia.

Palabras Clave: Libertad, Industria cultural, Radio, Televisión, Cine

Abstract

This work analyzes the non-existence of freedom in the cultural industry of radio, film and
television under the postulates of Adorno and Horkheimer. There are countless examples
that demonstrate the non-existence of freedom. The radio authoritatively exposes its
programming. Television creates unnecessary needs for us, such as; wearing a certain brand
of clothing, using a car model, buying a certain soap, looking this or that way, etc., etc., and
the cinema classifies us as consumers in such a way that there is entertainment for all. We
live in a world of fictional freedom.

Keywords: Freedom, Cultural Industry, Radio, Television, Cinema

Introducción

Cuando le preguntas a una persona cualquiera sobre si tiene libertad a la hora de elegir un
programa de tv, de radio o una película, la respuesta que te dará será que sí. Pero haciendo
un análisis profundo y tomando en cuenta los preceptos de la Industria Cultural de Theodor
Adorno y Max Horkheimer de su libro La dialéctica de la ilustración, nos daremos cuenta
que la libertad que creemos tener, en realidad no existe. Con la llegada del cine, la radio y
la televisión, la relación de estos con la sociedad (sus consumidores) se fue estrechando
cada vez más. Esta relación responde a la aparición de la industria cultural y su empeño en
convertirnos en objetos consumidores, para ello suprimieron en cada uno de los individuos
el bien más preciado; la libertad.

Desarrollo

Theodor Adorno y Max Horkheimer acuñaron la expresión industria cultural a mediados de


los 40s para referirse a la producción industrial y estandarizada de entretenimiento
mediante la radio, el cine y la televisión por el capitalismo. Por ejemplo, cuando nos
enfocamos a los programas de radio nos encontramos con que el oyente solamente se limita
a escuchar, pero escuchar no es un proceso simple, ya que involucra varios subprocesos
psicológicos y cognitivos. Según Olatz (2014) “el oyente de radio inicia a través de la
escucha radiofónica un proceso perceptivo y cognitivo que culmina con la comprensión y el
recuerdo del mensaje, y que involucra multitud de subprocesos psicocognitivos”. Además,
la formación de impresiones, la estimulación de sensaciones, la creación de imágenes
mentales están estrechamente involucrados con estos procesos. Tomado en cuanta esta
definición, lo más lógico es que debiera haber un recurso de refutación o respuesta del
oyente hacia el programa. De lo contrario la radio es un instrumento de tiranía frente al
oyente. Partiendo desde este punto de vista, podemos señalar que efectivamente todos los
oyentes están expuestos a todas las ideas y conceptos que arroje el programa. “El
radioescucha se limita simplemente a oír, no pudiendo refutar o rebatir al locutor o al
programa. “La radio, democrática, convierte a todos en oyentes para entregarlos
autoritariamente a los programas” (Horkheimer M., Adorno T., 1998)

En cuanto al cine, cuando las grandes compañías fílmicas producen una película y las
clasifican. Uno se llega a preguntar; ¿por qué se clasifican? ¿bajo qué parámetros, o bajo
qué condiciones o requisitos se hace esta clasificación? La respuesta a la primera
interrogante es simple; las clasificaciones responden al empeño de suprimir nuestra
libertad, creándonos contenidos para cada uno de le nosotros, desde los niños hasta los
adultos, de esta manera todos tenemos que consumir. ¿y la libertad? No existe. En cuanto a
la última pregunta de; bajo que parámetros o que condiciones hacen esas clasificaciones.
Buscando información me tope con un sitio español donde señala que antes de 2010 no
había una norma o principio bajo el cual se basaran para emitir sus juicios, simple y
sencillamente lo hacían a su “libre albedrio”. Textualmente el sitio señala: “Para considerar
que una película era apta para un determinado grupo de edad, hasta ahora, los miembros de
la Comisión de Calificación de Películas Cinematográficas otorgaban ésta según su punto
de vista particular. No había ningún principio ni norma que pudieran utilizar para guiarse
en sus decisiones…”. (Vásquez, 2010)

Las distinciones enfáticas, como aquellas entre películas de tipo a y b o entre historias de
semanarios de diferentes precios, más que proceder de la cosa misma, sirven para clasificar,
organizar y manipular a los consumidores” y afirman contundentemente; “para todos hay
algo previsto, a fin de que ninguno pueda escapar”. (Horkheimer M., Adorno T., 1998)

Cuando vemos la televisión y analizamos detenidamente nos damos cuenta que la


programación que nos ofrecen cada una de las cadenas televisivas es muy parecida, en su
formato, en el guion y hasta la forma de vestir, actuar, hablar de sus conductores y
presentadores. El prototipo de belleza que nos venden es el mismo. Ser bello para la
televisión es ser blanco, alto, de ojos claros, vestir una cierta marca de ropa, tener cierto
modelo de coche, lucir de esta o aquella manera, frecuentar tal o cual sitio, etc., etc., etc. La
trama de todas las telenovelas es la misma, donde la protagonista principal sufre, llora, pero
al final siempre gana. Todos sabemos cómo terminara la historia, pero aun sabiendo,
terminamos viéndola.

Conclusiones

Ante este panorama y teniendo este cúmulo de evidencias una pregunta surge; ¿Qué ocurrió
con la libertad? La respuesta; todos estamos sometidos a la voluntad y mandato tiránico de
la industria cultural. La programación de la radio y la televisión está hecha para
mantenernos específicamente ocupados. El cine, las series y novelas que la televisión nos
ofrecen hasta el cansancio la misma historia, cambiando el nombre de los personajes y
variando un poco los escenarios. La industria cultural nos dicta como vernos, como
sentirnos, como actuar, que ver, que escuchar, etc., etc., etc. Suprimiendo de esta manera
nuestra libertad a elegir, a pensar, a vivir. “El mundo entero es conducido a través del filtro
de la industria cultural”, y en definitiva “para el consumidor no hay nada por clasificar que
no haya sido ya anticipado en el esquematismo de la producción”. (Horkheimer M., Adorno
T., 1998)

La libertad que creemos tener es ficticia, no elegimos absolutamente nada, La radio, la


televisión y el cine nos impone todo. Todos estamos sometidos a la tiranía de la industria
cultural.

Referencias:

Libros:

Horkheimer, M. y Adorno, T. (1998). Dialéctica de la ilustración Fragmentos filosóficos.


La industria cultural ilustración como engaño de masas (pp. 165-212). Valladolid: Trolla.

Tesis:

Olatz, E. (2014). Estudio sobre la Escucha de la voz del Locutor con y sin su Imagen:
Análisis del Proceso Perceptivo y Cognitivo del Oyente (Tesis de doctorado, Universitat
Pompeu Fabra de Barcelona). https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/292736/tole.pdf?

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