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En Página/12, la especialista en Comunicación y Educación, Natacha Misiak

problematiza la tendencia a siempre “echarle la culpa a la ficción”. O, en otras palabras,


a encontrar en los contenidos mediático-culturales y tecnológicos una suerte de “chivo
expiatorio”, adjudicándoles un poder omnipresente y unidireccional sobre audiencias y
usuarios, reduciendo la complejidad de las dinámicas sociales y culturales como si los
medios y las tecnologías no fueran resultado de ellas y de las apropiaciones en
diferentes contextos.
Misiak afirma que “responsabilizar a una serie de las conductas imitativas que
puede generar entre las audiencias infantiles y juveniles no parece ser el camino mejor
ni el más inteligente”. Es en este sentido que destaca la importancia de “poner en
palabras lo que sucede” y “proponer una perspectiva adulta que oriente la interpretación
de la crítica social que la serie pone en escena y de cuáles son los valores deseables en
relación a ello”, subrayando el papel de las familias y, fundamentalmente de las
escuelas, como instituciones de las cuales los contenidos mediático-culturales y
tecnológicos no pueden quedar afuera: “Más que alarmarse, se trata de crear espacios de
formación y discusión que pongan al alcance de Niños, Niñas y Adolescentes las
herramientas necesarias para que puedan ejercer sus derechos como audiencias”,
concluye la autora.

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