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1.

CLASIFICACIÓN DE LOS MATERIALES

1.1 Generalidades

Para dar una definición de lo que es un material, primero debe entenderse como es
que está conformado. Lo primero es que un material está compuesto por elementos,
generalmente los elementos químicos encontrados en la naturaleza y representados
en la tabla periódica de elementos químicos. Sin embargo, esto no es todo, en los
materiales estos elementos están relacionados por una composición química
definida. Un ejemplo muy sencillo es la sal común, su fórmula química es NaCl, lo que
significa que hay un átomo de Sodio (Na) por cada átomo de Cloro (Cl) y es la única
forma de obtener este compuesto.

El último factor importante de un material es el acomodo de estos elementos, es decir,


su estructura, los materiales están caracterizados por tener una estructura,
determinada y única, si este acomodo cambia, cambiarán las características del
material y por lo tanto se hablará de este como una variación o como otro material
distinto.

En ciencia e ingeniería de materiales, existe además otra distinción para los


materiales, y es que deben tener un uso específico, si no es así, entonces se les
denomina únicamente sustancia. Por ejemplo, el agua (H2O) en estado líquido es una
sustancia, pero al enfriarse y convertirse en hielo, se puede usar como un material de
construcción, por lo tanto, esta misma agua solidificada, al tener un uso práctico, se le
considera un material.

En resumen, los materiales están formados por elementos, con una composición
y estructura única y que además, pueden ser usados con algún fin especifico.

Los materiales se clasifican de forma muy general en:


 Metales
 Cerámicos
 Polímeros
 Materiales compuestos

Sin embargo, está clasificación no es única, pues los materiales se pueden dividir por
su estructura, por sus propiedades físicas y químicas, por sus usos en industrias
específicas, etc.

1. 2. Materiales puros

El primer intento de hacer una clasificación de los materiales encontrados en la


naturaleza fue hecho por el químico el químico J. W. Döbenreiner en 1829. Él organizó
un sistema de clasificación de elementos en el que éstos se agrupaban en conjuntos
de tres denominados tríadas. Las propiedades químicas de los elementos de una
tríada eran similares y sus propiedades físicas variaban de manera ordenada con su
masa atómica. La tríada del cloro, del bromo y del yodo es un ejemplo. En este caso,
la masa de uno de los tres elementos de la tríada es intermedia entre la de los otros
dos. Para 1850 ya se podían contar con unas 20 tríadas para llegar a una primera
clasificación coherente.

En 1869, el químico ruso Dmitri Ivanovich Mendeleyev desarrolló una tabla periódica
de los elementos según el orden creciente de sus masas atómicas. Colocó lo
elementos en columnas verticales empezando por los más livianos, cuando llegaba a
un elemento que tenía propiedades semejantes a las de otro elemento empezaba otra
columna. Mendeleiev perfeccionó su tabla acomodando los elementos en filas
horizontales. Su sistema le permitió predecir con bastante exactitud las propiedades
de elementos no descubiertos hasta el momento.

En 1914, el físico y químico inglés, Henry Moseley, descubrió que los átomos de cada
elemento tienen un número único de protones en sus núcleos, siendo el número de
protones igual al número atómico del átomo. Moseley organizó los elementos en orden
ascendente de número atómico y no en orden ascendente solucionando los problemas
de ordenamiento de los elementos en la tabla periódica. La organización que hizo
Moseley de los elementos por número atómico generó un claro patrón periódico de
propiedades.

En la actualidad, hay 18 grupos en la tabla estándar (Figura 1.1.). El hecho de que la


mayoría de estos grupos correspondan directamente a una serie química no es fruto
del azar. La tabla ha sido estructurada para organizar las series químicas conocidas
dentro de un esquema coherente. La distribución de los elementos en la tabla
periódica proviene del hecho de que los elementos de un mismo grupo poseen la
misma configuración electrónica en su capa más externa. Como el comportamiento
químico está principalmente dictado por las interacciones de estos electrones de la
última capa, de aquí el hecho de que los elementos de un mismo grupo tengan
propiedades físicas y químicas similares. Cabe señalar, además de los elementos
naturales, se han agregado elementos sintéticos producidos en laboratorio,

Figura 1.1 Tabla periódica de los elementos químicos

En los materiales, el tipo de enlace químico determina una gran cantidad de sus
propiedades. El orbital más externo llamado capa de valencia, determina cuantos
enlaces puede formar un átomo. Para que se forme un enlace se requiere:

 Que las capas de valencia se toquen; por esto debe ser el orbital más externo.

 Que haya transferencia de electrones en las capas de valencia de ambos


átomos.
Existen tres diferentes tipos de enlace considerados energéticamente fuertes: el
enlace iónico, el covalente y el metálico. Existen además las llamadas fuerzas de
atracción débiles o fuerzas intermoleculares.

Enlace iónico

Para que pueda darse este enlace, uno de los átomos debe ceder electrones y, por el
contrario, el otro debe ganar electrones, es decir, se produce la unión entre átomos
que pasan a ser cationes y aniones. El ejemplo típico es el cloruro da sodio, en donde
para formarse, el sodio debe ceder un electrón al cloro, quedando un sodio con carga
neta positiva y un cloro con carga neta negativa (Figura 2.1).

Figura 2.1. Formación del cloruro de sodio (NaCl) a través del enlace iónico.

Enlace covalente

En este enlace cada uno de los átomos aporta un electrón. Los orbitales de las capas
de valencia de ambos átomos se combinan para formar uno solo que contiene a los 2
electrones (Figura 3.1.).

Figura 3.1. Esquema de un enlace covalente. Ambos átomos comparten electrones


para formar un solo enlace.

Tanto el enlace iónico como el covalente son los enlaces que caracterizan a los
materiales duros, como lo son las cerámicas y las piedras preciosas. El enlace
covalente también es característico del agua y el dióxido de carbono, por eso es que
es muy costoso, energéticamente hablando, romper estas moléculas en sus
componentes básicos.

Enlace metálico

Los átomos de los metales tienen pocos electrones en su última capa, por lo general 1,
2 ó 3. Estos átomos pierden fácilmente esos electrones y se convierten en iones
positivos, por ejemplo Na+, Cu2+, Mg2+. Los iones positivos resultantes se ordenan en
el espacio formando la red metálica.

Los electrones de valencia desprendidos de los átomos forman una nube de


electrones que puede desplazarse a través de toda la red. De este modo todo el
conjunto de los iones positivos del metal queda unido mediante la nube de electrones
con carga negativa que los envuelve (Figura 4.1.).

Figura 4.1. Modelo descriptivo del enlace metálico. Los iones positivos del metal
forman una red que se mantiene unida gracias a la nube de electrones que los
envuelven.

Este tipo de enlace es el que permite a los metales ser materiales, por lo que pueden
ser relativamente de fácil maquinado, logrando piezas de muy diversas formas y
tamaños. Además, es el que permite a muchos de estos materiales ser buenos
conductores eléctricos.

Enláces intermoleculares

Este tipo de enlaces se caracteriza por que la distancia entre los átomos es más
grande, se encuentran las fuerzas de London, Van der Waalls y los puentes de
hidrógeno. Estos enlaces son los que permiten cierta cohesión en sustancias como el
agua o que le dan a ciertos materiales propiedades eléctricas (electrostática). A
diferencia de los otros enlaces, este es más común moléculas y no tanto para átomos.
Figura 5.1. Diagrama de un enlace intermolecular, puente de hidrógeno de las
moléculas de agua.

En muchos casos, se habla de un material puro cuando este no tienen impurezas de


otra naturaleza en su estructura. Sin embargo, en realidad no existen materiales
totalmente puros, por eso que se les debe asignar un porcentaje de pureza, que, por
ejemplo, en metales preciosos, les da su valor comercial.

1.3. Materiales metálicos

Metales en la historia

Al igual que la escritura, el descubrimiento de los metales y la forma de procesarlos,


marcan la división entre la edad de piedra y el inicio de las civilizaciones en la llamada
“Edad de los metales”. En la edad de cobre (4400 – 3800 a. C.) aparece la metalurgia
y minería, comenzado a trabajarse el cobre y el oro, para fabricar armas rústicas como
punzones, hachas, puñales, punta de flechas, y ornamentos como anillos y brazaletes.

Tras el descubrimiento del bronce, una aleación de nueve partes de cobre y una de
estaño se inicia la edad de bronce (a partir del 2800 a. C.). Este material ofrece la
posibilidad de trabajar con mayor facilidad y se pueden producir utensilios mucho más
duros y trabajos ornamentales más finos.

La última era de los metales está representada por la edad de hierro (1300 a. C.) y
es la etapa previa a la creación del imperio romano. La mayor ventaja del hierro sobre
el bronce es que las vetas eran mucho más abundantes y por tanto era un material
más económico. Además, no es necesaria aleación alguna y constituye un material
admirable para la fabricación de sierras, hachas, azuelas y clavos. Sin embargo, es un
material más difícil de trabajar y de temperatura de fundición más elevada, por eso se
explica que su uso haya demorado tanto. La producción de hierro, sin embargo, no fue
exclusiva del occidente, pues en China también hay registros de su uso a partir del
año 600 a. C. Y de hecho, esta nación fue la única que pudo trabajar el hierro en
molde.
El trabajo en hierro promovió el perfeccionamiento de técnicas metalúrgicas, el
desarrollo de la forja y la herrería para la construcción de armas y herramientas de
mayor dureza, calidad y duración.

El comportamiento metálico y las aleaciones

A una gran parte de los elementos de la tabla periódica se les puede asociar un
comportamiento metálico de diferentes valores, siendo más alto el de aquellos con
enlaces netamente metálicos (Figura 6.1.). Los metales se caracterizan por ser
buenos conductores térmicos y eléctricos. Todos son sólidos en condiciones naturales
excepto el mercurio (Hg) y tienen un brillo característico, denominado brillo metálico
que ningún otro tipo de material posee. Los metales, una vez pulidos, reflejan la mayor
parte de la luz que les llega, por lo que pueden ser usados como espejos, de hecho,
son los materiales más usados para la producción de espejos astronómicos.

Figura 6.1. Comportamiento metálico de los elementos químicos. Dentro de los


metales reactivos, el comportamiento aumenta hacia debajo de la tabla, mientras que
en los otros metales, incluyendo los de transición, el aumento va de derecha a
izquierda de la tabla.

El término aleación define una unión íntima y homogénea de dos o más metales. Esta
se consigue con un proceso de calentamiento hasta llegar a fundir los compuestos y
posteriormente un proceso de solidificación (enfriamiento) que puede ser lento o
rápido dependiendo del tipo de aleación deseado.

Las propiedades de las aleaciones están relacionadas con la composición, tamaño,


forma y distribución de sus componentes, tan es así, que la adición de un componente,
incluso menos de 1% pueden modificar intensamente las propiedades de dicha
aleación.

Además de los componentes, el proceso de obtención también es determinante en las


propiedades de las aleaciones, por lo que los estudiosos de los metales han
construido experimentalmente diagramas de comportamiento de las aleaciones,
denominados diagramas de fase, que permiten determinar las temperaturas y la
estructura que tendrá cierta composición de aleación (Figura 7.1.). Estos diagramas
se pueden construir para dos (binarios), tres (ternarios) e incluso cuatro elementos
(cuaternarios).

Figura 7.1. Diagrama de fase binaro. El eje delas abscisas contiene la composición de
los elementos, a la izquierda se lee 100% de A y a la derecha 100% de B. El eje de las
ordenadas es de la temperatura (ºC o K). Dentro del diagrama se marcan las fronteras
y las fases contenidas en los intervalos de composición.
La ventaja de trabajar aleaciones sobre metales puros son que se pueden reducir las
temperaturas de obtención, se pueden mejorar las propiedades de los materiales de
origen y con ligeros cambios en la composición o agregando algún otro material en
pequeñas cantidades se puede conseguir otra aleación con propiedades diferentes, lo
cual abre un abanico de posibilidades en la investigación, estudio y producción de
nuevos materiales metálicos.

Aleaciones ferrosas y no ferrosas

Algunos autores manejan los términos “aleaciones ferrosas” y no “aleaciones no


ferrosas” (ferreas) para definir aquellas aleaciones que tiene o no al hierro como
elemento mayoritario. Esto se debe a la importancia histórica del hierro, incluyendo la
revolución industrial y la fabricación del acero como material de construcción.

Las aleaciones ferrosas tienen como elemento mayoritario el Fe y en general, son


aleaciones fuertes, maleables, de bajo costo y relativamente fáciles de obtener,. La
mayor producción de estas son los aceros, aleaciones Fe – C, a los que cambiando el
porcentaje de estos elementos y agregando algunos otros, se les pueden dar
propiedades específicas, dependiendo de la industria a la que se van a aplicar.

La industria del acero (Figura 8.1.) se divide en varias ramas:

 Aceros al carbón, con uso en construcción


 Aceros inoxidables, para maquinado de piezas, platería e instrumental
quirúrgico
 Aceros para herramientas, a los que se les agrega W y Mo para endurecerlos
 Aleaciones de acero con distintos elementos. Estos ya son de usos más
específicos de acuerdo al elemento agregado
 Aleaciones ultra resistentes (de baja aleación), que son los aceros de última
generación.

Aceros
Aceros
inoxidables
Al carbón Heramientas
Aleaciones Cr, Ni
(0-3%) C Ultra
V, Mo W, Mo
<1.65% Mn Resistentes
Mn, Si, Cu
<0.60% Si (Baja
<0.60% aleación)

Figura 8.1. Ramas principales de la industria del acero.

A pesar de que las aleaciones ferrosas, particularmente el acero, son ampliamente


usadas en ingeniería por sus buenas propiedades mecánicas y su relativamente bajo
costo de producción, existen algunas limitaciones en ellas, pues son materiales
relativamente densos, en general no son buenos conductores eléctricos y, salvo los
aceros inoxidables, son materiales proclives a la corrosión. Por tal motivo, la industria
ha desarrollado otras aleaciones con metales base distintos al Fe, denominadas
aleaciones no ferrosas. Entre las más utilizadas en la industria se encuentran:

 Aleaciones base Cu. Son buenas conductoras y en algunos casos, tienen


propiedades mecánicas especiales que las hacen muy útiles en la fabricación
de muelles, diafragmas y piezas que forman parte de aparatos de medida
eléctrica y barométrica. Ejemplos son el bronce y las aleaciones Cu-Be.

 Aleaciones base Al. Son materiales ligeros y muy flexibles, lo que permite
maquinarlos a formas muy diversas, además de ser de baja corrosión. Se usan
en el enlatado de alimentos y manufactura de todo tipo de piezas, incluyendo
las de automóviles y aviones.

 Aleaciones base Ti. Son aleaciones menos densas que el acero pero con
propiedades mecánicas muy similares, por lo que se usan en la industria
aeronáutica y aeroespacial. Además también son materiales de bajo porcentaje
de corrosión por lo que son muy útiles en la industria química donde se
trabajan muchas sustancias corrosivas y, en la actualidad, tienen además
aplicación en el área de biomateriales como prótesis de huesos de alta carga
mecánica (cadera, rodilla, fémur, etc.).

1.4. Materiales cerámicos.

Los materiales cerámicos tienen como característica química estar compuestos


principalmente por enlaces iónicos y covalentes, que se ordenan en forma específica,
dándole al material una estructura cristalina, lo que les proporciona ciertas
propiedades distintivas. Son materiales inorgánicos, de baja conducción eléctrica y
mecánicamente frágiles. Algunos de estos materiales se utilizan desde la Antigüedad,
pues son los materiales de uso en construcción más extendidos y antiguos del mundo,
debido a la abundancia de terrenos arcillosos en casi todas las zonas del planeta
(Figura 9.1.). Ladrillos, adobes y todo tipo de tabiques usados en construcción son
ejemplos de estos.

Figura 9.1. Edificación de ladrillos de la antigua Mesopotamia.

Sin embargo, en la actualidad, los diversos métodos de producción han permitido


crear cerámicas avanzadas o estructurales, materiales de muy diversas
características, incluyendo aquellas con buena conductividad eléctrica o con mejores
propiedades mecánicas, por lo que el uso de estos va más allá que el de la edificación.

Estos materiales se pueden clasificar en cerámicas basadas en óxidos y en basadas


en nitruros, carburos, silicuros y otros. Entre las cerámicas avanzadas cabe destacar
la alúmina, la berilia, los carburos, los nitruros y los boruros.

La producción de cerámicas avanzadas sigue las etapas de producción de polvos,


preparación de la masa por humectación, conformado y secado, prensado y
sinterización, aplicando el calor con o sin presión simultánea, para acabar con el
mecanizado. La correcta composición de los polvos constituye un punto fundamental
del proceso, para lo que es preciso eliminar totalmente las impurezas y uniformar el
tamaño de las partículas. Los procesos más utilizados industrialmente son:

 La fundición por revestimiento. Una suspensión de arcilla en agua se vierte en


un molde. A medida que el contenido de agua en la superficie disminuye, se
forma un sólido suave. El liquido sobrante se elimina y la forma hueca se retira
del molde. La unión en este punto es arcilla- agua.

 La conformación plástica en húmedo. En unos de los casos se apisona un


refractario húmedo en un molde y luego se lo destruye para que salga en una
forma determinada. La masa plástica se fuerza a trabes de un troquel para
producir una forma alargada que luego se corta a longitud deseada. Cuando se
desea formar figuras circulares tales como platos, se coloca una masa de
arcilla húmeda en una rueda rotativa, y se la conforma con una herramienta.

 Prensado con polvo seco. Se consigue rellenando un troquel con polvo y luego
prensándolo. Generalmente el polvo contiene algún lubricante, tal como ácido,
esteárico o cera. Después la pieza fresca o verde se somete al horneado.
Mientras se calienta, se elimina el agua y los gigantes volátiles.

 El prensado en caliente. Involucra simultáneamente las operaciones de


prensado y sinterización. Se obtienen mayor densidad y tamaño mas fino del
grano. El problema es obtener una duración adecuada del troquel a
temperaturas elevadas, para lo cual muchas veces se emplean atmósferas de
protección.

 La compactación isostática. El polvo se encapsula en un recipiente que se


pueda comprimir y se sumerge en un fluido presurizado. Las formas del
recipiente y de los corazones removibles determinan la forma del prensado. El
prensado puede ser en caliente o en frio.

Algo que cabe señalar dentro de la clasificación de las cerámicas es que los vidrios
NO son materiales cerámicos, se estudian de forma aparte, pues aunque tienen
características similares, no son materiales sólidos sino líquidos subenfriados y su
estructura no es cristalina sino amorfa (desordenda).

1.5. Materiales poliméricos

Los polímeros son materiales que se forman por la unión de cientos de miles de
moléculas pequeñas denominadas monómeros. A pesar de que cuando se habla
estos materiales la imagen más recurrente es un envase o una bolsa plástica, la
humanidad ha utilizado materiales poliméricos naturales desde hace mucho tiempo. El
algodón, la seda, el caucho, el almidón y la celulosa son ejemplo de ello. Además,
ahora se sabe que materiales como la la queratina, presente en el cuerpo o la glucosa,
sustancia vital para nuestro funcionamiento también polímeros, incluso el formador de
genes, el ácido desoxirribubucléico (ADN) es un polímero natural.

No obstante, la historia de los polímeros sintéticos es reciente, pues fue hasta el año
1862 cuando se produjo el primer polímero sintético. Sin embargo, a partir de ese
momento, la fabricación de nuevos materiales ha tenido un crecimiento exponencial, y
para nuestros días existe una gran gama de estos, como ejemplos están: el polietileno,
polipropileno y policloruro de vinilo, polímeros fluorados, poliacetato de vinilo y
derivados, polímeros acrílicos, poliestireno y copolímeros, poliamidas, poliésteres,
poliacetales, policarbonatos, polímeros celulósicos, resina fenólicas y aminoplásticas,
resinas epoxi poliuretanos y siliconas.

En general, los polímeros tienen una excelente resistencia mecánica debido a que las
grandes cadenas poliméricas se atraen por distintas fuerzas de atracción
intermolecular que dependen de la composición química del polímero (Van der Waals,
puente de hidrógeno, dipolo-dipolo, etc.).

La gran ventaja de los materiales poliméricos es que no tienen la necesidad de constar


de moléculas individuales todas del mismo peso molecular, y no es necesario que
tengan todas la misma composición química y la misma estructura molecular, lo que
permite formar una variedad amplia y jugar con las características del polímero para
obtener propiedades particulares.

Polimerización

La polimerización es el proceso por el cual se forman polímeros a partir de


monómeros. De acuerdo a las reacciones de los proceso se pueden dividir en:

 Condensación. La molécula de monómero pierde átomos cuando pasa a


formar parte del polímero y genera subproductos, generalmente agua o HCL
gaseoso (Figura 10.1a).

 Adición. La molécula de monómero pasa a formar parte del polímero sin


pérdida de átomos. La polimerización por adición no produce subproductos
(Figura 10.1b).

 Crecimiento de cadena. Los monómeros pasan a formar parte de la cadena de


uno en uno. Primero se forman dímeros, después trímeros, a continuación
tetrámeros, etc. La cadena se incrementa de uno en uno, monómero a
monómero y sólo los monómeros pueden reaccionar con cadenas en
crecimiento (Figura 11.1.).

 Crecimiento por etapas. Es posible que un oligómero reaccione con otros, es


decir, un dímero con un trímero, un tetrámero con un dímero, etc. La cadena se
incrementa en más de un monómero, por lo que en este caso las cadenas en
crecimiento pueden reaccionar entre sí para formar cadenas aún más largas.
(Figura 12).

(a) (b)

Figura 10.1. Esquemas de una reacción por (a) condensación y (b) por adición.
Figura 11.1. Esquema de crecimiento por cadena

Figura 12.1. Esquema de crecimiento por etapas. Este es el crecimiento típico de


todos los polímeros tridimensionales, tal como el ADN.

Clasificación de los polímeros

Los polímeros se pueden clasificar de distintas formas, por su estructura, sus


compuestos o su comportamiento mecánico y térmico. De estas dos propiedades se
puede hacer la división a polímeros termoplásticos y termoestables (termofijos).

Los polímeros termoplásticos son relativamente blandos y dúctiles. La mayoría de los


polímetros lineales y los que tienen estructuras ramificadas con cadenas flexibles son
termoplásticos. Ejemplo de estos son todo el envasado plástico y piezas pequeñas en
aparatos y automóviles.

Por otro lado, los polímeros termoestables son blandos o "plásticos" al calentarlos por
primera vez. Después de enfriados no pueden recuperarse para transformaciones
posteriores. Todos ellos tienen una estructura molecular de forma reticular
tridimensional por lo que son materiales compactos y duros. No son afectados por la
temperatura, es decir, tienen temperaturas de fusión relativamente altas y son
insolubles a la mayoría de los solventes. Ejemplos son todas las resinas de moldeo,
como la melanina y las resinas epóxicas que se usan para hacer formas duras y de
alta resistencia mecánica.
1.6. Materiales compuestos

Un material compuesto es el resultado de la combinación de dos tipos de materiales:


metal-metal, metal-cerámico, metal-polímero, polímero-cerámico, polímero-polímero y
cerámico-cerámico. Estos se encuentran en diferente porcentaje (Figura 13.1.), siendo
la fase que se encuentra en mayor proporción la matriz o fase continua, mientras
que la fase que se de menor proporción se le denomina refuerzo o fase discontinúa.

Matriz

Refuerzo

Figura 13.1. Esquema de un material compuesto en donde se identifica la fase


mayoritaria como matriz y la minoritaria como refuerzo.

Las variables que se manejan en este tipo de materiales son generalmente el volumen
que ocupa el refuerzo, su tamaño, su forma y el tipo de acomodo que tiene,
incluyendo distribución y orientación. Los materiales compuestos más usados son:

 Materiales Compuestos reforzados con fibras que están inmersas en una


matriz (Figura 14.1a).

 Materiales compuestos reforzados con varias capas de láminas de distintos


materiales(Figura 14.1b).

 Materiales compuestos reforzados con partículas de diferente diámetro


diseminadas en el volumen de la matriz (Figura 14.1c).
(a) (b) (c)

Figura 14. Esquemas de los materiales compuestos más usados, (a) refuerzo con
fibras, (b) refuerzo en capas, (c) refuerzo con partículas.

Las gran ventaja de los materiales compuestos es que, con el refuerzo adecuado,
se puede modificar alguna de las propiedades de la matriz. Estas propiedades
pueden ser mecánicas, como mayor resistencia, rigidez, resistencia al desgaste o
a la fatiga; de tipo químico como mayor resistencia a la corrosión o de tipo físico
como mejoras en el comportamiento de los materiales a campos eléctricos,
acústicos o a la temperatura y la presión.
Debido a estas ventajas, los materiales compuestos tienen una gran aplicación en
áreas donde las propiedades mecánicas, la resistencia y la baja densidad de los
materiales son decisivos, como la construcción, la aeronáutica, la automotriz y la
odontológica entre otras.

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