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a inhóspita costa sur del Perú albergó a dos complejas sociedades tempranas que
superaron los retos del clima árido del desierto para formar comunidades que sobre-
salieron por sus logros artísticos. La costa sur abarca un área de aproximadamente
300 kilómetros de extensión, desde el valle de Chincha en el norte hasta el valle de
Acarí en el sur. Con el auge de la cultura Paracas en el Horizonte Temprano (700-100 a. de
C.) y el florecimiento de la sociedad nasca durante el Periodo Intermedio Temprano (100 a. de
C.-600 d. de C.), el centro cultural de esta región fue la cuenca del río Grande de Nazca, con
sus diez afluentes que parecen desplegarse como los dedos huesudos de una mano extendida,
y el valle de Ica por el norte.1 La falta de agua y la escasez de tierra cultivable hacen que
estos lugares sean poco propicios para el surgimiento de una sociedad compleja hasta que se
recuerda que el antiguo Egipto y Mesopotamia afrontaron condiciones similarmente adversas.
Sea el caso del Viejo o el Nuevo Mundo, lo que explica el éxito de los habitantes locales en
la explotación de tales ambientes es la manera cómo cada una de estas sociedades se adaptó
Fig. 1. Botella nasca. Representa a un guerrero a su entorno y sorteó los obstáculos que tuvo que enfrentar.
con fino atuendo, luce una larga capa y lleva
una cabeza trofeo entre las manos a modo de El desarrollo de la estratificación social y del poder (Fig. 1) en esta parte de los Andes Centrales
presentación. Museo Amano, Lima. se diferenció notablemente de las formas de gobierno de su coetánea Moche en el norte del país.
de raíces igualita-
Fig. 4. Plato con decoración incisa y pictórica
rias. Los chamanes de estilo Paracas Cavernas. El Ser Oculado con
eran los principales rasgos de felino decora la parte externa. Es uno
de los nuevos motivos iconográficos que surgen
expertos religiosos, que cuando el estilo Paracas empieza a separarse de
servían de intermediarios sus raíces chavín. Museo Regional de Ica «Adolfo
Bermúdez Jenkins», Ica.
entre el pueblo y los espíritus
que regían varios aspectos de sus Fig. 5. Típica botella de estilo Topará o Paracas
vidas.2 Significativamente, la arquitec- Necrópolis. Estas botellas se caracterizan por
su fina manufactura, pintura monocromática
tura monumental era mínima; lo que más
y por imitar formas como las de las calabazas.
se acercaba a esta designación era el sitio de Cahuachi (en contraste con la contemporánea Museo Nacional de Arqueología, Antropología
Moche, donde se construían huacas muy altas y autónomas con bloques de adobe). Nasca e Historia del Perú, Lima.
fue una gran civilización pese a que no tuvo templos comparables a aquellos de los egipcios
o aztecas, ni una estela tallada como la de los mayas. Más bien, los nasca realizaron dibujos
sobre el terreno (geoglifos), excepcionales por su tamaño y cantidad, y sus ceramios y textiles
rivalizan con los de cualquier otra sociedad.3 La religión nasca era compleja, ligada a la guerra,
y el ritual de exhibir las cabezas trofeo constituía una parte fundamental de sus actividades
de culto; en tiempos posteriores, los guerreros se convirtieron en un componente importante
de la organización sociopolítica de Nasca.
Este capítulo se centrará en el auge y declive del gobierno nasca, el carácter de sus líderes y
los símbolos de poder que se aprecian en sus restos materiales y su arte. Los orígenes de la
cultura Nasca están firmemente enraizados en su antecesora, la cultura Paracas, y no pueden
ser entendidos si no se examina la naturaleza de esa sociedad precedente. Asimismo, las ra-
zones de la decadencia y caída de Nasca solo pueden ser comprendidas cuando se estudia el
rol cumplido por la cultura Huari en el Horizonte Medio (600-1000 d. de C.).
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envueltas en fardos funerarios cuyos tejidos eran sencillos, aunque estaban acompañadas por
ceramios de colores brillantes, con motivos cincelados (Fig. 2). La iconografía desplegada en
las muestras más tempranas de esta cerámica refleja la poderosa influencia que ejercía el culto
religioso de Chavín, más al norte del Perú.5 Criaturas míticas y feroces que combinaban rasgos
humanos con los de jaguares, caimanes y aves de presa eran parte integral de esa iconografía
(Fig. 3). La influencia de Chavín decreció al cabo de unas generaciones y fue reemplazada por
la emergente tradición local de Paracas, que incluía una amplia variedad de nuevos motivos,
entre estos el Ser Oculado y otras criaturas míticas que más tarde serían incorporadas en la
iconografía nasca (Fig. 4).
La tradición de Paracas Cavernas fue más fuerte en la zona baja del valle de Ica, alrededor
de la cuenca de Ocucaje, y algunos estudiosos opinan que se originó allí. Casi cincuenta años
atrás, Menzel, Rowe y Dawson basaron su seriación en diez fases del estilo Paracas a partir
de la cerámica proveniente de esta área.6 Alguna vez se pensó que Paracas era invasiva y poco
significativa en la cuenca del río Grande de Nazca, pero los trabajos recientes de Markus
Reindel y Johnny Isla en los valles de Palpa y río Grande han permitido descubrir allí varios
sitios paracas. Por ejemplo, en Jauranga, se recuperaron sesenta y dos entierros que datan
de diversas fases de Paracas y abundantes
fragmentos de cerámica.7 La gran cantidad y
variedad de sitios paracas en torno al afluente
Palpa han llevado a estos investigadores a
sostener que la tradición Paracas comenzó
en la cuenca de Nazca y no en Ica, tal como
Menzel y otros habían manifestado previa-
mente.8 Evidentemente, se necesitan más in-
vestigaciones para determinar los verdaderos
orígenes de la cultura Paracas y para evaluar
las diferencias regionales.
En la península de Paracas, la fase Paracas
Cavernas fue sustituida por una nueva que
Tello denominó Paracas Necrópolis para
referirse a una amplia zona subterránea de
entierros (Wari Kayán) en las laderas de
Cerro Colorado, las cuales guardaban un
total de cuatrocientos veintinueve fardos funerarios muy elaborados.9 En contraste con
los cadáveres de Paracas Cavernas, aquellos de Paracas Necrópolis fueron colocados en
posición sentada, sobre un cesto llano, y luego envueltos con numerosas capas de tela
sencilla, al igual que con elegantes tejidos, incluyendo mantos con una extensión promedio
de 1,3 metros, turbantes, ornamentos de oro, tocados de plumas y abanicos (Ver Peters).10
En los mantos se emplearon diversas técnicas textiles, lo que sugiere que los entierros
fueron hechos durante un periodo de varias generaciones, contando con algunas piezas
que se remontan al periodo Nasca Temprano.11 Sin embargo, la cerámica vinculada a estos
restos era bastante diferente de los ceramios polícromos de Cavernas. Las vasijas típicas
de Necrópolis son de paredes delgadas y monócromas (blancas o rojas) y sin otra decora-
ción que el perfil de una calabaza o de un sapo u otra forma (Fig. 5). Ahora se considera
que este estilo de cerámica, conocido como Topará, tuvo sus orígenes en los valles de
Cañete y Chincha, al norte, dentro de una cultura distinta que influyó fuertemente sobre
los últimos pobladores de Paracas.12
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la ejecución de música y danza para influir mágicamente en los espíritus a los que invocaban
y conseguir que sus manifestaciones fueran provechosas. Es muy probable que el objetivo
de la mayoría de los rituales fuera incidir en la fertilidad de los vitales cultivos agrícolas y
en la provisión de agua necesaria para su crecimiento. Sin duda, algunas de las imágenes
representan a chamanes encarnando a espíritus naturales o, quizá, transformándose mági-
camente en esos espíritus mediante el efecto de los alucinógenos.16 Otras imágenes pueden
representar a los mismos espíritus o a las formas que adoptaban según las creencias de los
pobladores. A pesar de que los participantes en los rituales y los conceptos sobrenaturales
están vívidamente representados, aún no se han encontrado muchos emplazamientos de
actividad ritual. Uno de ellos se encuentra en Ánimas Altas, un sitio ceremonial de cien
hectáreas ubicado en la parte baja del valle de Ica, caracterizado por trece túmulos y plazas.17
En la pared de uno de los túmulos del sitio fue grabada una figura antropomorfa que tiene
el aspecto de un felino sobrenatural con colmillos (Fig. 8).
Como Nasca después, los chamanes de Paracas usaron cabezas decapitadas, las llamadas
cabezas trofeo, en sus rituales. Evidentemente, la manipulación de cabezas trofeo fue un
elemento esencial de la religión paracas. Muchos de los seres míticos antropomorfos repre-
sentados en los textiles sostienen cabezas trofeo en sus manos (en los sitios paracas se han
hallado estas cabezas en estado de conservación). La evidencia de conflictos bélicos como
el origen de estas cabezas trofeo es ambigua. No obstante, la trepanación era practicada y
bien puede haber sido hecha para aliviar la presión generada por las heridas de combate.
Los cráneos trepanados son comunes en Paracas, con una tasa de supervivencia del 50 por
ciento, a juzgar por los restos.18
Vemos en la cultura Paracas el surgimiento de una sociedad jerárquica, dominada por
chamanes, quizá junto con líderes seculares o con cabezas de ayllus (entidades andinas
semejantes a clanes que creían provenir de un ancestro común). Sin embargo, hasta ahora
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no se ha podido determinar cuál de estos grupos en particular tuvo autoridad para dirigir
la construcción de los túmulos, el tejido de los mantos y otras faenas comunales como la
agricultura.
nivelar horizontal
10 I-3 PROULX -10AGO10 (TEXTO TIMES NEW ROMAN) SEÑORES DE LOS IMPERIOS DEL SOL
de una localidad específica.23 Una imagen de cómo pudo haber sido uno de estos peregrinajes
puede entreverse en la «placa Tello», pieza única que representa a una familia nasca con hijos,
acompañada por loros y perros, que caminan en procesión, tocando instrumentos musicales y
llevando cerámica fina, probablemente a Cahuachi (Fig. 11).
Orefici cree que Cahuachi fue construido en cinco fases durante un periodo de varios siglos.24
El Gran Templo y la Gran Pirámide fueron el centro del sitio, donde se realizaba la mayor ac-
tividad ritual. Cada fase de construcción fue señalada mediante el entierro de ofrendas rituales
que incluían zampoñas, tambores, tejidos y semillas. La mayoría de estos artículos eran rotos
ceremonialmente o destruidos ritualmente, en lugar de ser enterrados completos.25 También
se efectuaban sacrificios de animales, tal como lo corrobora el descubrimiento de los restos
de sesenta y cuatro camélidos.26 Otros rituales tenían lugar con intervalos regulares a lo largo
de todo el año, sobre todo en las temporadas cruciales de la siembra y la cosecha.
Existen pocas evidencias de los poderosos líderes seculares del periodo Nasca Temprano
(fases 2-4 de la secuencia de Berkeley), cuando Cahuachi estaba en su apogeo. Los chamanes
parecen haber sido tanto líderes espirituales como sociales, igual que en la época de Paracas.
Los chamanes son a menudo representados en la iconografía cerámica y textil con un atuen-
do sobrenatural, usando mascarillas bucales de oro y adornos en la frente, así como tocando
instrumentos musicales, sobre todo zampoñas, tambores y trompetas de arcilla (Fig. 12).
Las diversas evidencias sugieren que la ingesta de sustancias alucinógenas era parte del ritual.
Las escenas que representan a gente bebiendo líquidos en pequeñas vasijas de arcilla son comu-
nes en la cerámica. Con frecuencia los chamanes aparecen con un cactus prominente dibujado
sobre sus torsos, o con un cactus como elemento integrante de la escena (Fig. 14). Una de las
fuentes probables de mezcalina alucinógena es el cactus San Pedro, todavía empleado por los
curanderos del norte del Perú; los cactus representados en la iconografía se asemejan a esa es-
pecie.27 Parece que el común de la gente también bebía chicha. Como en el caso de los textiles
de Paracas Necrópolis, la mayoría de los motivos iconográficos sagrados de los ceramios nasca
son personificaciones de seres míticos o espíritus naturales, aunque es posible que algunos
representen a chamanes en el acto de transformarse o de
comunicarse con estas criaturas espirituales.28
El interés primordial de la religión nasca residía en la
fertilidad de sus cultivos agrícolas y en el agua necesaria
para que crecieran en el duro clima del desierto de la
costa sur. Los chamanes celebraban rituales destina-
dos a influir en los espíritus de la naturaleza con
el fin de que proveyeran cosechas abundantes;
estos rituales suponían beber, danzar y tocar
música, y la fe en la actuación del chamán
como poderoso intermediario ante los es-
píritus era de suma importancia y la misma
fuente de su poder. Otro componente esen-
cial del ritual nasca eran las cabezas trofeo
humanas (Fig. 13). Como sus ancestros de
Paracas, los pobladores de Nasca creían que
la continuidad de la fecundidad de sus cultivos
estaba ligada a la muerte y la regeneración, y que la
cabeza humana, al ser percibida como fuente de vida
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Aparte de su hermosa cerámica polícroma (que abunda en los hallazgos realizados en los ce-
menterios de Nasca), este pueblo es más conocido por labrar gigantescos dibujos sobre la tierra
o geoglifos, los mismos que se conocen coloquialmente como «las líneas de Nazca» y cubren
la superficie de planicies (pampas), laderas y promontorios.38 Los geoglifos son de dos tipos:
biomorfos (representaciones de figuras naturales y sobrenaturales como aves, peces, un mono
o una mítica ballena asesina que sostiene una cabeza trofeo humana; y de formas geométricas
(trapezoidales, espirales, líneas onduladas y extensas líneas simples o paralelas, las cuales a
veces emanaban de un solo punto como los rayos de una rueda; (Fig. 16). A pesar de que los
geoglifos más famosos se ubican en una pampa de 200 kilómetros cuadrados entre el valle
de Ingenio y el pueblo de Nazca, cientos de geoglifos fueron construidos en toda la cuenca
del río Grande de Nazca, así como alrededor del valle de Ica.39 La función de los geoglifos no
es ahora nuestro foco de interés, pero basta decir que tuvieron múltiples usos que abarcaban
desde servir como senderos rituales para peregrinaciones hasta su empleo como escenarios
sagrados en la celebración de ritos y como recursos nemotécnicos para encontrar agua.40 El
descubrimiento de plataformas asociadas a varios geoglifos, junto con una gran cantidad de
ceramios ceremoniales rotos, es una prueba de que los rituales tenían lugar regularmente en
las pampas, con grupos de gente que caminaban o danzaban sobre las figuras.41 A juzgar por
la datación de la cerámica rota y la iconografía de carácter biomórfico, la mayoría de los
geoglifos de Nazca fueron hechos durante los periodos Nasca Temprano y Medio.42
Aunque los geoglifos se pueden trazar con facilidad removiendo las piedras de tonos oscu-
ros de la superficie del desierto para revelar la arena más clara del fondo, es el tamaño y la
complejidad del producto final lo que asombra al espectador y refleja las dotes de ingeniería
y matemática que se requiere para transformar una pequeña imagen en formas gigantescas
como un pájaro de dimensiones similares a dos campos de fútbol o un rectángulo trapezoidal
de más de un kilómetro de extensión. La pregunta que debe responderse es: ¿qué nivel de
control social se necesitaba para planear tales operaciones sucesivas y para dirigir al gran
número de individuos que demandaba la construcción de monumentos como los geoglifos o
los túmulos de Cahuachi? Los geoglifos parecen reflejar el poder y la autoridad de los líderes
chamanes del periodo Nasca Temprano.
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Fig. 17. Puquio nasca en Cantalloq que permitía
acceder al agua subterránea a pesar de las duras
condiciones desérticas de la costa sur.
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16 I-3 PROULX -10AGO10 (TEXTO TIMES NEW ROMAN) SEÑORES DE LOS IMPERIOS DEL SOL
Fig. 23. Detalle de un guerrero que sacrifica a
un prisionero cortando su cuello con un cuchillo
de obsidiana. Botella escalonada nasca. Museo
Amano, Lima.
18 I-3 PROULX -10AGO10 (TEXTO TIMES NEW ROMAN) SEÑORES DE LOS IMPERIOS DEL SOL
entre los nasca. Asimismo, los personajes llevan un nuevo tipo de tocados ornamentales y son
dibujados como si estuvieran corriendo o en movimiento, con elementos del terreno que se
observan entre sus piernas, igual que en el arte moche (Fig. 27). Los guerreros poseen rostros
más angulosos, a veces muestran los dientes y están rodeados por piezas de indumentaria
«flotantes», piedras que sirven como proyectiles y otros objetos sin identificar. Los medios
por los cuales estos rasgos mochicas llegaron hasta el área de Nasca son tema de otro estudio,
pero uno se pregunta qué función pudo haber desempeñado el contacto con la sociedad moche
en la formación de un nuevo orden social en la cuenca de Nazca.
Otros contactos se establecieron con los pobladores de Estrella en los valles de Pisco y
Chincha, así como se ha encontrado cerámica nasca en el sitio Cerro del Oro, en la zona baja
del valle de Cañete, ubicado más al norte.61 En las recientes investigaciones efectuadas en
la lejana costa sureña se han descubierto textiles y ceramios en una zona tan distante como
Arequipa.62 Incluso, Joerg Haeberli ha manifestado que el profuso estilo Nasca tuvo sus raíces
en la apartada costa sur.63 En la sierra, Nasca mantuvo contactos y compartió influencias con
la cultura Huarpa de la región de Ayacucho, antes de que Huari finalmente invadiera la costa
sureña y absorbiera a Nasca.64
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posible hallar pedazos de cerámica huari en cementerios saqueados —lo que da la impresión
de una fuerte presencia de esa cultura—, el número de sitios auténticos que fueron habitados
por los huari en la costa sur continúa siendo reducido en comparación con otros periodos. Las
razones de esta anomalía son desconocidas.
Conclusión
Por tanto, durante un periodo de alrededor de un milenio, la costa sur del Perú albergó a una
civilización que surgió a partir de una sociedad tribal igualitaria, pasando por una sociedad
teocrática dominada por chamanes, hasta la formación de una sociedad jerárquica encabezada
por líderes seculares y, al final, vio la llegada de extranjeros que pertenecían a un imperio
gobernado por monarcas con poderes hereditarios. Dado que los antiguos peruanos no dejaron
documentos escritos (a diferencia de aquellos encontrados en otras civilizaciones tempranas),
los arqueólogos deben apoyarse en el estudio y la excavación, en la iconografía que aparece
en los ceramios y textiles, así como en otras técnicas de investigación, para reconstruir la
historia de sus vidas. Los trabajos futuros esclarecerán y probablemente modificarán algunas
de las interpretaciones que hemos propuesto en el presente estudio.