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ROSINIS LARA TAREA 6 El Sub-Regionalismo, La Doctrina de Monroe y Los Golpes de Estados en América
ROSINIS LARA TAREA 6 El Sub-Regionalismo, La Doctrina de Monroe y Los Golpes de Estados en América
Unidad 6, Tarea 6.
4. Mercado común. Consiste en una unión aduanera donde además existe libre circulación
de los factores de producción. En un mercado común circulan libremente mercancías,
trabajadores y capitales. Además, hay políticas comunes como, por ejemplo, la Política
Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Este tipo de integración implica la cesión de
soberanía, por lo que es preciso crear instituciones u organismos supranacionales que
aseguren la viabilidad de esta estructura económica.
5. Unión económica. Es un mercado común donde además son comunes la moneda y las
políticas económicas y monetarias. En este caso la cesión de soberanía es aún mayor que en
el mercado común porque, al adoptarse una moneda única, cada país se somete a una
• República de Guatemala
• República de El Salvador
• República de Honduras
• República de Nicaragua
6-Relaciones la doctrina de Monroe con las guerras civiles y los golpes de Estados en
América.
La Doctrina Monroe, sintetizada en la frase «América para los americanos». Establecía que
cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto de agresión que
requeriría la intervención de los Estados Unidos de América.
La doctrina fue presentada por el presidente Monroe durante su sexto discurso al Congreso
sobre el Estado de la Unión. Recibida inicialmente con dudas, y luego con entusiasmo,
constituyó un momento decisivo en la política exterior de los Estados Unidos. La doctrina
fue concebida por sus autores como una proclamación por parte de los Estados Unidos de
su oposición al colonialismo en respuesta a la amenaza que suponía la restauración
monárquica en Europa y la Santa Alianza tras las guerras napoleónicas.
Para el Doctor Álvarez, los Estados americanos, por las condiciones en que nacieron a la
vida política, y por la corriente de ideas que los inspira, se encuentran en situación
favorable para la vida jurídica internacional. En Hispanoamérica predomina una raza
dirigente. El español fue vigoroso centralizador y dejó su huella imborrable donde quiera
que actuó. El mismo idioma, la misma religión, análogas costumbres y defectos, han dado a
los pueblos hispanoamericanos un sello propio a pesar de las muchas diferencias
accidentales. Las diferencias no llegan a romper cierta característica común. Buenos Aires
da una impresión europea; pero Buenos Aires no es toda la Argentina y la costra europea de
Buenos Aires no ha cambiado la profundidad de los tejidos hispanoamericanos que se
hallan vivos apenas se raspa la superficie. No hay tal América del Atlántico espiritualmente
diversa de la América del Pacífico como no hay una Colombia del Atlántico
espiritualmente diversa de la Colombia del Pacífico. Hay diferencias entre los países
americanos como las hay entre Barranquilla y Pasto, entre Buenos Aires y Tucumán, entre
Santiago y Valdivia; pero esas diferencias no llegan a romper un fondo común espiritual de
la América ni de la nacionalidad colombiana, ni de la nacionalidad argentina ni de la
chilena. El mar imprime a cada Continente su modalidad. El Continente no es sólo un valor
geográfico sino también moral. No sólo a los Estados se refiere el Derecho Internacional
sino también a los Continentes. En Europa, el alemán se cree de raza superior; el español