Integrismo
tiempo ha sido así en nuestra historia. El
enemigo ha estado -y está- en todas partes,
lo ha estado en el peronismo y también ha
infiltrado el nacionalismo; así como también
ha estado -y está- dentro de la Iglesia. De a-
quí la importancia de la salvaguarda y de-
fensa de los principios católicos, y de tener-
los muy en claro. De aquí la importancia de
no transigir nunca con estos principios, de
no venderse nunca.
Dicho esto, veamos algunas noticias de
los últimos meses, por ejemplo, diferentes
boletines de Prensa Independiente de sep-
tiembre:
1- «... Nota política del Dr. Agustín A.
Monteverde: (...) La otra noche noté que ha-
bía alguien andando sigilosamente por
el jardín y que los perros no habían ladra-
do. Me levanté silenciosamente y me que-
dé siguiendo los leves ruidos que venían de
afuera, hasta ver claramente la silueta.
Estaba claro que no iba a dejar al cho-
rro ahí
ahí, contemplándolo tranquilamente.
Llamé a la policía,
policía les informé la situa-
ción y les di mi dirección. Me pregunta-
ron si el ladrón estaba sólo, si estaba arma-
do; qué arma tenía; y si había ingresado a la
casa.
Aclaré que no y que no sabia si estaba
armado. Me dijeron que no había ningún
patrullero para ayudar, pero que iban a
mandar a alguien en el momento que
fuera posible. Que si pasaba algo, volviera
a llamar (¡!!!!!).
Al rato llamé nuevamente y dije con
voz calmada: -Hola, recién llamé porque
había alguien en mi jardín. Ahora ya no hay
necesidad de que se apuren. Maté al tipo con
mi escopeta calibre 12, una salvación en e-
mergencias como ésta. Creo que le di en la
cabeza y en el tórax, hay un charco grande
de sangre en el césped...
Pasados menos de tres minutos, ha-
bía en mi calle 5 patrulleros de la policía;
un helicóptero; el Defensor del Pueblo, 2
patrullas de la Defensa Civil, un equipo de
reporteros de Crónica TV, otro de Canal 9-
Infobae y otro de TN 24; fotógrafos de Cla-
rín; miembros del CELS con el subversivo
Verbitsky a la cabeza, 4 diputados del PJ,
dos del ARI, uno de la UCR; 5 concejales
del Frente para la Victoria, un grupo de los
Derechos Humanos y otro de la Asoc. de
homenaje a los gays y las lesbianas; la ma-
dre putativa Bonafini con todas las viejas de
la Plaza venían acompañadas por el parrici-
da Shoklender y el Cogote Bonasso. Tam-
bién llegaron el diputado Kunkel y la vieja
Carlotto que gritaba: -¡Justicia para con los
desaparecidos! ¡Este pobre muerto debe ser
mi nietito!!!!!
Fue en ése momento que la policía
(...) aprehendió al ladrón in fraganti y a
tres secuaces
secuaces, que se habían quedado bo-
quiabiertos (...). Tal vez pensaban que justo
habían ido a robar a la casa del jefe de la
Policía.
En medio del tumulto, un oficial se a-
proximó y me dijo: -Creí que había dicho
que había matado al ladrón. Nos engañó.
Yo le contesté: -Creí que me habían
dicho que no había nadie disponible.
En ese instante me di cuenta que me
había vuelto a quedar dormido y era un sue-
ño: el chorro estaba jurando como mi-
nistro de Infraestructura, dos de sus a-
migos eran nuevos secretarios de Trans-
porte y de Tierras y Hábitat, y al terce-
ro lo nombraban juez federal.
Nunca más vuelvo a comer pesado an-
tes de acostarme: estas pesadillas son cada
vez más parecidas al diario de la mañana».
2- «Día de la Infantería del Ejército Ar-
gentino I: (...) La autoridad y la ley. Carta
de Pedro Rafael Mercado. El día 15 de sep-
tiembre, luciendo con orgullo mi uni-
forme
forme, ingresé a los Cuarteles del Regimien-
to de Infantería 1º Patricios. Como todos los
años, me aprestaba a celebrar con mis cama-
radas el Acto Central por el Día de la In-
fantería
fantería. Para solventar los gastos de la ce-
remonia, todos los meses me fue desconta-
da de mis magros haberes, una pequeña cuo-
ta. (...)
Desde el día anterior, informaciones
periodísticas hacían referencia a la pre-
sunta existencia de listas negras en la
fuerza. Pero me negaba a aceptarlo (...) un
joven capitán (...) se cuadra frente a mí: ‘Mi
mayor, por orden del Jefe del Estado Mayor,
usted tiene que retirarse de inmediato’. (...)
Mi casa, mi segundo hogar me cerraba las
puertas.
(...) Cumplo en aclarar que no soy
un delincuente. No he sido expulsado