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Carlos Maturana T.
Escuela de Derecho - Universidad de Concepción
2019
I. CONCEPTO.
Para los efectos de este curso entenderemos por Derecho Constitucional aquella
rama del Derecho Público Interno que estudia el conjunto de principios y normas jurídicas
que regulan la organización y ejercicio del poder del Estado, y que reconocen y garantizan
los derechos fundamentales de las personas.
Como señala Alberto Dalla Vía “el carácter fundamental del ordenamiento
normativo constitucional, el núcleo central de la disciplina, es regular el conjunto de
materias relacionadas con la libertad del individuo y con el ejercicio del poder. Es resolver
(...) la tensión entre el poder y la libertad”1.
1
DALLA VIA, Alberto. Manual de Derecho Constitucional. Editorial Lexis Nexis, Argentina, 2004, página
73.
2
Si bien en el Bando Nº 5, de 1 de septiembre de 1973, de la Junta de Gobierno, se declara que las Fuerzas
Armadas asumen el poder “por el solo lapso en que las circunstancias lo exijan” (numeral 13), lo cierto es que
en el documento “Declaración de Principios del Gobierno de Chile”, de 11 de marzo de 1974, se señala que
“el Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden ha asumido la misión histórica de dar a Chile una nueva
institucionalidad que recoja los profundos cambios que la época contemporánea ha ido produciendo. Sólo así
será posible dotar a nuestra democracia de una sólida estabilidad, depurando a nuestro sistema democrático de
los vicios que facilitaron su destrucción, pero trascendiendo a una mera labor rectificadora para entrar de lleno
1
“restaurador” se pasa, a poco andar, a un discurso “regenerador”, que “expresa un
compromiso de regeneración sociopolítica y cultural de la nación”3.
en el audaz campo de la creación”. El largo itinerario para la “normalización” del país fue anunciado por el
General Pinochet en el llamado Discurso de Chacarillas, pronunciado en el marco de una reunión que celebró
el 9 de julio de 1977, en el cerro del mismo nombre, el Frente Juvenil de Unidad Nacional. El Bando Nº 5 y la
Declaración de Principios del Gobierno de Chile” pueden consultarse en la obra “Ordenamiento
Constitucional”, de Eduardo Soto Kloss, Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1980. El discurso de
Chacarillas fue publicado en el diario El Mercurio, el 10 de julio de 1977.
3
CAÑAS KIRBY, Enrique. “Proceso Político en Chile.1973-1990”. Editorial Andrés Bello, Santiago de
Chile, 1997, páginas 74 y siguientes.
4
Este decreto ley, que lleva por título “Acta de Constitución de la Junta de Gobierno”, fue publicado en el
Diario Oficial con fecha 18 de septiembre de 1973.
5
Los indicados comandantes en jefe eran, a la fecha, el General de Ejército Augusto Pinochet Ugarte, el
Almirante José Toribio Merino Castro, el General del Aire Gustavo Leigh Guzmán y el General de
Carabineros César Mendoza Durán.
6
Por decreto ley Nº 806, publicado en el Diario Oficial de 17 de diciembre de 1973, se establece que el Poder
Ejecutivo será ejercido por el Presidente de la Junta de Gobierno, con el título de Presidente de la República.
7
Estos partidos políticos fueron posteriormente disueltos por el D. L. Nº 1.697, de 12 de marzo 1977, que
prohibió la existencia de todo partido político y la realización o promoción de actividades, públicas o
privadas, de naturaleza político partidista, estableciendo las correspondientes sanciones penales. Esta norma
estuvo motiva, en lo fundamental, por la circunstancia de que la Democracia Cristiana mantuvo su
funcionamiento orgánico durante estos primeros años del régimen militar, y progresivamente fue adoptando
una postura abiertamente opositora.
2
130, de 19 de noviembre de 1973, se dispuso la caducidad de los registros electorales y se
ordenó su inutilización.
Ahora bien, y junto con el ejercicio directo del poder constituyente, a través de
normas modificatorias de la carta de 1925, lo cierto es que el gobierno de facto también se
abocó a la preparación de un nuevo texto constitucional, que culminaría finalmente con la
promulgación de la Constitución Política del año 19808. En este proceso, y desde el punto
de vista de los órganos llamados a intervenir en la redacción de la nueva Carta
Fundamental, es posible distinguir tres etapas:
8
El periodo de elaboración de la Constitución de 1980 es el más extenso que se puede encontrar en la historia
chilena, comprendiendo desde septiembre de 1973 hasta julio de 1980, en forma casi ininterrumpida.
3
a) Elaboración del proyecto por la Comisión de Estudio de la Nueva
Constitución.
Se integró, en sus inicios, por los señores Enrique Ortúzar Escobar, Sergio Diez
Urzúa, Jaime Guzmán Errázuriz y Jorge Ovalle Quiroz, eligiéndose como su Presidente al
primero de los nombrados, circunstancia por la cual pasó a ser conocida como “Comisión
Ortúzar”.
9
CARRASCO DELGADO, Sergio. “Génesis y vigencia de los textos constitucionales chilenos”. Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1983, página 89.
10
ANDRADE GEYWITZ, Carlos. Génesis de las Constituciones de 1925 y de 1980. Ediar Conosur Ltda.,
Santiago de Chile, 1988, páginas 62 y 63. Don Alejandro Silva dio, como fundamento de su renuncia, la
dictación del Decreto Ley Nº 1697, de 1977, a cuyo contenido ya nos hemos referido; en tanto que el Sr.
Ovalle informó que la petición de renuncia había sido “verbal y sin expresión de causa”. Por su parte, el Sr.
Evans no expresó los motivos de su decisión, según nota de fecha 16 de marzo de 1977, que se dio a conocer
en la sesión Nº 227, de 17 del mismo mes y año.
4
Para el desarrollo de su trabajo, en su quinta sesión, de 4 de octubre de 1973, la
Comisión de Estudios designó subcomisiones sobre las siguientes materias: derecho de
Propiedad, Poder Judicial, Estatuto de los Medios de Comunicación Social, Sistema
Electoral y Estatuto de los Partidos Políticos, Régimen Administrativo Interior y
Descentralización Administrativa y Regional, y sobre materias contencioso administrativas.
Además, en el curso de sus debates, la Comisión llamó a emitir opinión a profesores
universitarios, destacados profesionales, dirigentes gremiales, técnicos y altos funcionarios
del Estado11.
También cabe agregar que la Comisión de Estudio, en especial en los primeros años
de su trabajo, conoció de otras materias legislativas o absolvió consultas de la Junta de
Gobierno y de algunos ministerios12.
11
SILVA BASCUÑÁN, Alejandro. “Tratado de Derecho Constitucional”. Editorial Jurídica de Chile,
segunda edición, 1997, Tomo III, página 186. Las subcomisiones se establecen en la 5ª. sesión de la Comisión
de Estudio, celebrada el 14 de octubre de 1973, y en ella se designa a sus integrantes.
12
CARRASCO DELGADO, SERGIO. “Génesis.......”, obra citada, páginas 89 y 90.
13
El texto de los oficios referidos, así como el anteproyecto elaborado por la Comisión, pueden consultarse en
la obra “ANTEPROYECTO CONSTITUCIONAL Y SUS FUNDAMENTOS”, de la Comisión de Estudio de
la Nueva Constitución Política de la República de Chile, Editorial Jurídica de Chile, sin fecha de impresión.
La decisión de someter el anteproyecto de Constitución al Consejo de Estado fue anunciada al país en el
Mensaje Presidencial del 5 de abril de 1978.
14
“ANTEPROYECTO CONSTITUCIONAL Y SUS FUNDAMENTOS”, obra citada, páginas 309 y
siguientes.
5
b) Estudio del anteproyecto por Consejo de Estado.
15
Si bien la Comisión de Estudio fue establecida para estudiar un nuevo estatuto constitucional, en septiembre
de 1975 el general Pinochet anunció que se dictarían actas constitucionales sobre diversas materias, para
formar una institucionalidad provisoria que permitiera derogar la Carta de 1925, a la vez que preparar las
estructuras institucionales definitivas.
La dictación de actas constitucionales fue resistida, entre otros, por el ex Presidente de la República don Jorge
Alessandri Rodríguez, quien insistió en la necesidad de poner término a esta forma de regulación
constitucional y de dictar una nueva Carta Fundamental. Ver, “Alessandri. Su pensamiento Constitucional.
Reseña de su vida pública”, de Sergio CARRASCO DELGADO, Editorial Jurídica de Chile - Editorial
Andrés Bello, Santiago de Chile, 1987, páginas 119-120.
En todo caso, se dictaron cuatro actas constitucionales: Acta Constitucional Nº 1 (D. L. Nº 1.319, de 9 de
enero de 1976), que crea el Consejo de Estado; Acta Constitucional Nº 2 (D. L. Nº 1551, de 11 de septiembre
de 1976), sobre “Bases Esenciales de la Institucionalidad Chilena”; Acta Constitucional Nº 3 (D. L. Nº 1552,
de 11 de septiembre de 1976) titulada “De los Derechos y Deberes Constitucionales”; y Acta Constitucional
Nº 4 (D. L. Nº 1.553, de 11 de septiembre de 1976), sobre “Regímenes de Emergencia”.
16
La integración de este cuerpo consultivo, según lo dispuesto en el artículo segundo del citado decreto ley, se
haría con los ex Presidentes de la República, por derecho propio, y por las siguientes personas designadas por
el Presidente de la República: un ex Presidente de la Corte Suprema; un ex Contralor General de la República;
un ex Comandante en Jefe del Ejército; un ex Comandante en Jefe de la Armada; un ex Comandante en Jefe
de la Fuerza Aérea; un ex General Director de Carabineros; un ex Ministro de Estado; un ex Diplomático con
categoría o rango de Embajador; un ex Rector de las Universidades del Estado o de alguna de las reconocidas
por éste; un profesor o ex profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas de cualesquiera de las Universidades
indicadas en la letra precedente; un profesor o ex profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de
cualesquiera de las Universidades indicadas en la letra I); una persona representativa de las actividades
profesionales colegiadas; una persona representativa de la actividad empresarial; un trabajador, empleado u
obrero, representativo de la actividad laboral; un representante de una organización femenina, y un
representante de la juventud.
Los consejeros nombrados por el Presidente de la República duraban tres años en sus cargos, su designación
podía ser renovada y se mantenían en funciones mientras contaran con la confianza del Primer Mandatario.
6
Terminado el trabajo de la Comisión de Estudio, y elaborado el Anteproyecto de
Nueva Constitución, con fecha 31 de octubre de 1978 el Presidente de la República remitió
los antecedentes al Consejo de Estado, solicitando su pronunciamiento17.
Además, todos los consejeros gozaban de inviolabilidad por las opiniones que manifestaran y los votos que
emitieran en las sesiones del Consejo (artículos tercero y quinto). El contenido del Acta Constitucional Nº 1
fue posteriormente desarrollado por el Decreto Ley Nº 1458, de primero de junio de 1976, que Determina
Normas Básicas de Funcionamiento del Consejo de Estado, y por el Reglamento dictado por el propio
Consejo, publicado en el Diario oficial el 30 de agosto de 1976. El Consejo de Estado se instaló con fecha 15
de julio de 1976 y quedó integrado de la siguiente manera: señores Jorge Alessandri Rodríguez, presidente, y
Gabriel González Videla, vicepresidente, ambos en calidad de ex Presidentes de la República; Enrique Urrutia
manzano, ex presidente de la Corte Suprema; Héctor Humeres Magnan, ex Contralor General de la República;
General (r) Oscar Izurieta Molina, ex Comandante en Jefe del Ejército; Almirante (r) Ramón Barros
González, ex Comandante en Jefe de la Armada, reemplazado luego por Jacobo Neumann; General (r) Renato
García Vergara, ex Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, y después Carlos Guerraty Villalobos; General (r)
Vicente Huerta Celis, ex General Director de Carabineros; Juan de Dios Carmona Peralta, ex Ministro de
Estado; Hernán Figueroa Anguita, ex Embajador; Juvenal Hernández Jaque, ex Rector de Universidad estatal
o reconocida por el Estado, reemplazado posteriormente por William Thayer Arteaga; Enrique Ortúzar
Escobar, ex profesor de una Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, luego Avelino León Hurtado; Carlos F.
Cáceres Contreras, profesor de una Facultad de Ciencias Económicas; Julio Philippi Izquierdo, representante
de las actividades profesionales colegiadas, después Adriana Olguín de Baltra; Pedro Ibáñez Ojeda,
representante de la actividad empresarial; Guillermo Medina Gálvez, representante de la actividad laboral;
Mercedes Ezquerra Brizuela, representante de las actividades femeninas, y Juan Antonio Coloma C.,
representante de la juventud. Como secretario se desempeñó el señor Rafael Valdivieso A. El ex Presidente de
la República, Eduardo Frei Montalva, declinó incorporarse al Consejo de Estado, señalando que “no sería
honrado y leal de mi parte integrar un organismo como éste si no estoy de acuerdo con las bases jurídicas que
le dan origen, con sus atribuciones y representatividad” (El Mercurio, 3 de junio de 1976. Citado en “Eduardo
Frei Montalva y su época”, de Cristián GAZMURI R., Editorial Aguilar, Santiago de Chile, año 2000, Tomo
II, páginas 888-889).
17
Un primer pronunciamiento se solicitó a partir del documento que contenía las “ideas precisas del
anteproyecto y sus capítulos”, pero el Presidente del Consejo de Estado hizo presente que tal informe no
podía servir de base a la discusión y solicitó la confección de un proyecto articulado, el que fue en definitiva
elaborado por la Comisión de Estudio y remitido al Consejo con fecha 31 de octubre de 1973. CARRASCO
DELGADO, Sergio. “Alessandri ...”, obra citada, página 118.
18
El texto completo del Informe del Consejo de Estado se encuentra publicado en la Revista Chilena de
Derecho, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, vol. 8, Nos. 1-6, 1981, páginas 376 y siguientes.
7
los preceptos constitucionales y su ámbito de aplicación. En total (...) el Consejo dedicó al
estudio del anteproyecto cincuenta y siete sesiones plenarias, y un número no registrado de
reuniones de comisión y de entrevistas con personas especializadas”.
19
El análisis comparativo de los textos elaborados por la Comisión de Estudio y el Consejo de Estado puede
consultarse en la obra de Sergio CARRASCO DELGADO titulada “Alessandri ....”, ya citada, páginas 147 y
siguientes. También, Carlos ANDRADE G., “Génesis de las Constituciones ...”, obra citada, páginas 91 y
siguientes.
20
CARRASCO DELGADO, Sergio. “Génesis de las Constituciones ...”, obra citada, página 97.
21
Periodo de transición para la plena vigencia del texto constitucional que se aprobara. En este tiempo, que el
Consejo fijó en 5 años, continuaban en funciones tanto el general Pinochet como la Junta de Gobierno.
22
ANDRADE GEYWITZ, Carlos. “Génesis de las Constituciones ...”, obra citada, página 88.
23
Además, estuvo integrado por la Ministra de Justicia, el jefe del Estado Mayor Presidencial, el Auditor
General del Ejército General (J) Fernando Lyon Salcedo, el Auditor General de la Armada Almirante (J) Aldo
Montagna, el Auditor General de la Fuerza Aérea Coronel de Aviación (J) Enrique Montero Marx, el Auditor
General de Carabineros Mayor (J) Harry Grünewaldt y el Secretario General de Legislación de la Junta
capitán de navío Mario Duvauchelle Rodríguez. (CARRASCO DELGADO, Sergio. Nuevos antecedentes
sobre la génesis de la Constitución Política de 1980. Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, Nº
203, Enero-Junio de 1998, página 242).
8
Entre el 11 de julio y el 8 de agosto de 1980, la Junta de Gobierno y el grupo de
trabajo estudiaron los proyectos presentados por la Comisión de Estudio y el Consejo de
Estado, concluyendo con la elaboración del texto definitivo de Constitución Política que
sería sometido a la consideración del país, y que constaba de 120 artículos permanentes,
distribuidos en 14 capítulos, y 29 disposiciones transitorias. Se mantuvo la supresión del
preámbulo recomendada por el Consejo de Estado. En definitiva, el nuevo Estatuto
Constitucional fue aprobado mediante Decreto Ley Nº 3.464, de fecha 8 de agosto de 1980,
y publicado en el Diario Oficial del 11 de agosto del mismo año24.
Durante este mismo periodo, la Junta y sus asesores prepararon las normas relativas
al mecanismo de aprobación de la nueva Carta Fundamental. Como se había anticipado en
numerosas ocasiones, se optó por someter la Constitución a plebiscito, dictándose a estos
efectos el Decreto Ley N° 3.465, publicado el 12 de agosto de 1980. La consulta
plebiscitaria fue fijada para el día 11 de septiembre de 1980 y, aprobada por esta vía, la
Constitución entró a regir seis meses después, esto es, el 11 de marzo de 1981.
24
La Constitución fue despachada conforme al procedimiento establecido en los decretos leyes 527, 788 y
991, que regularon, entre otras materias, el ejercicio de las potestades constituyentes por la Junta de Gobierno.
25
SILVA BASCUÑAN, Alejandro. “Tratado ...”, obra citada, segunda edición, Tomo III, página 193.
9
la renuncia del ex Presidente al examinar conjuntamente el texto despachado por el Consejo
de Estado y su exposición de motivos y el aprobado por la Junta de Gobierno”26.
Sin que exista confirmación oficial, en la obra “La Historia Oculta del Régimen
Militar” se expresa que la carta de Alessandri “decía, en síntesis, que aún agradeciendo la
confianza que se había depositado en él para el estudio de la Nueva Constitución, no podía
dejar de señalar su discrepancia con ciertos preceptos que alteraban el espíritu fundamental
de su proposición. Reprochaba la velocidad y la reserva con que se hicieron los cambios a
su proyecto, y la falta de oportunidades para defenderlo. Advertía que en tales
circunstancias su presencia en el Consejo no tendría justificación en lo sucesivo, y
entregaba su renuncia indeclinable”27.
En todo caso, la información pública que entregó el Sr. Alessandri a la prensa fue
que su alejamiento se debía a razones de carácter personal28.
26
CARRASCO DELGADO, Sergio. “Alessandri ...”, obra citada, página 141.
27
CAVALLO CASTRO, Ascanio; SALAZAR SALVO, Manuel y SEPULVEDA PACHECO, Oscar. “La
Historia Oculta del Régimen Militar”. Editorial Grijalbo S. A. Santiago de Chile, 1999, quinta edición,
páginas 275 y 276.
28
PFEFFER URQUIAGA, Emilio. “Manual de Derecho Constitucional”, Ediar-Conosur Ltda., Santiago de
Chile, 1985, página 185.
29
La cláusula novena transitoria regulaba la instalación del Tribunal Constitucional; y la vigésima tercera
transitoria se refería a la situación de impedimento absoluto del Presidente de la República en el periodo
comprendido entre la aprobación plebiscitaria del texto y su entrada en vigencia.
30
En un breve resumen, el citado Decreto Ley Nº 3465 dispuso que deberían votar los chilenos mayores de 18
años de edad, incluidos los analfabetos y no videntes. También se admitió la votación de los extranjeros
mayores de esa edad y con residencia legal en Chile, pero con carácter de voluntaria. Se votaría con la cédula
10
Efectuada la convocatoria al plebiscito, surgieron importantes voces impugnando el
procedimiento elegido, fundamentalmente por las condiciones materiales en que él se
realizaría.
de identidad expedida por el Servicio de Registro Civil e Identificación, o con la cédula de identidad de
extranjería, según el caso. Las personas podían sufragar en cualquier lugar de votación.
Las correspondientes cédulas se confeccionarían por el Ministerio del Interior, se encabezarían con la leyenda
“Plebiscito Nacional. Nueva Constitución Política de la República de Chile. 1980” y contendrían
separadamente las expresiones “Sí” y “No”, importando el “Sí” la aprobación al nuevo texto constitucional y
el “No” su rechazo. Los sufragios en blanco serían escrutados a favor de la opción de aprobación.
Los lugares de votación, así como el número de mesas receptoras de sufragios se determinarían por los
Alcaldes. De la misma manera, el Alcalde designaba libremente al Presidente de cada mesa. Los otros dos
vocales de mesa se designaban mediante sorteo que realizaría un Ministro de Fe, preferentemente un Notario
Público, de entre las personas que se hubiesen inscrito para estos efectos en la respectiva Municipalidad.
El escrutinio se realizaría por la propia mesa receptora de sufragios. Uno de los ejemplares del acta en que se
consignarían los resultados se remitía al Alcalde la comuna y el otro al Gobernador Provincial.
El escrutinio comunal, sobre la base de las actas remitidas, se efectuaba por el Alcalde, quien, a su vez, debía
enviar los resultados al Gobernador Provincial. Esta última autoridad debía informar los resultados de la
provincia al Intendente Regional.
El escrutinio en la región quedaba entregado a un Colegio Escrutador Regional, compuesto por el Intendente
Regional; el Ministro más antiguo de la Corte de Apelaciones con asiento en la capital de la respectiva
Región, que no fuera su Presidente; y por el Conservador de Bienes Raíces de la capital de la respectiva
Región (el Conservador del Registro de Propiedad en Santiago).
El escrutinio general se realizaría por el Colegio Escrutador Nacional, compuesto por el Contralor General de
la República; un Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, designado por la Corte Suprema; y el
Secretario de la Corte Suprema.
11
“Si se garantizara la corrección del proceso, la ciudadanía deberá reflexionar acerca de los
contenidos, tanto de los artículos transitorios como de la Constitución permanente, y
sopesar cuidadosamente su voluntad de aprobar o no las normas allí establecidas.
Nos limitaremos a observar que así como hay artículos en la Constitución que nos parecen
conformes a la inspiración cristiana, hay también en ella y en las medidas transitorias,
disposiciones que restringen drásticamente los derechos a protección jurídica, que deben ser
considerados seriamente”31.
31
AYLWIN AZOCAR, Patricio. El reencuentro de los demócratas. Del Golpe al triunfo del NO. Ediciones
Grupo Zeta, Santiago de Chile, 1998, páginas 177-178.
32
Entre otros, suscribían la comunicación Hugo Zepeda Barrios, ex Presidente del Senado; Raúl Suárez, ex
Ministro de Estado; Jorge Millas, filósofo; Felipe Herrera Lane, ex Ministro de Estado y ex Presidente del
Banco Interamericano de Desarrollo; Juan Gómez Millas, ex Rector de la Universidad de Chile; Alejandro
Silva Bascuñán, profesor de Derecho Constitucional y ex integrante de la Comisión de Estudio de la Nueva
Constitución; el Dr. Joaquín Luco, Premio Nacional de Ciencias, Igor Saavedra, destacado científico nacional,
entre otros. Ver El Mercurio, de 24 de agosto de 1980.
33
Luego de la consulta del 4 de enero de 1978, un grupo de distinguidos juristas y políticos, de distintas
convicciones, constituye un grupo de trabajo denominado “Grupo de Estudios Constitucionales”, con el
propósito de encontrar puntos de acuerdo para generar soluciones democráticas para el país. El documento de
fundación se suscribe el 21 de julio de 1978. Se denominó también “Grupo de los 24”, por el número de
personas que concurrieron a su constitución. Este organismo elaboró una fundada crítica a la Constitución de
1980, cuyas conclusiones pueden leerse en un apartado de la Revista APSI, correspondiente a la semana del
10 al 23 de marzo de 1981, además de generar distintas propuestas alternativas para la organización
institucional de la República.
12
campaña de propaganda encabezada por el propio General Pinochet, y dirigida por el
entonces Ministro del Interior, Sergio Fernández34.
El ex-Presidente del Consejo de Estado, Jorge Alessandri R., por las diferencias que
sustentaba respecto del texto despachado por la Junta de Gobierno, no participó en el
debate previo al plebiscito, no obstante su decisión personal de votar favorablemente en
él35.
RESUMEN NACIONAL36
Votación Varones Mujeres Total General
Nacional Cantidad Porcentaje Cantidad Porcentaje Cantidad Porcentaje
Sí 1.878.995 61,02% 2.242.072 70,23% 4.121.067 65,71%
En blanco 45.543 1,48% 38.269 1,20% 83.812 1,33%
Total Sí 1.924.538 62,50% 2.280.341 71,43% 4.204.879 67,04%
Total No 1.072.264 34,82% 821.156 25,72% 1.893.420 30,19%
Nulos 82.674 2,68% 90.895 2,85% 173.569 2,77%
Totales 3.079.476 100% 3.192.392 100% 6.271.868 100%
Cabe señalar que el Instituto Nacional de Estadística (INE), sobre la base de los
datos censales de 1970, ya que a la fecha no había un censo actualizado, estimó en
6.753.656 las personas con derecho a participar en el plebiscito, incluyendo a los
extranjeros con residencia legal. Ese porcentaje equivalía al 60,82% de la población, que se
calculaba en 11.104.293 habitantes37.
34
A la oposición solo se le autorizó la realización de un acto público, que tuvo lugar en el Teatro Caupolicán,
el 27 de agosto de 1980, y en el que intervinieron Manuel Sanhueza Cruz, Presidente del Grupo de Estudios
Constitucionales, Jorge Millas y, en carácter de orador principal, Eduardo Frei Montalva. En todo caso, se
negó la posibilidad de transmitir el evento por cadena nacional de radio y televisión, según solicitaran los
organizadores, e incluso se prohibió la instalación de equipos de amplificación de sonido en las afueras del
recinto. De hecho, los discursos se transmitieron solo por dos radioemisoras, radio Cooperativa y radio
Chilena, ambas de la Iglesia Católica. Mayores antecedentes sobre este acto pueden leerse en “Eduardo Frei
Montalva y su época”, de Cristián Gazmuri, y “El reencuentro de los demócratas”, de Patricio Aylwin, ambas
obras ya citadas.
35
Sobre la posición personal de Alessandri, ver “Alessandri. Su pensamiento Constitucional”, de Sergio
Carrasco D., ya citada, páginas 143 y siguientes.
36
Datos tomados del texto “Constitución Política de la República de Chile. Concordancias, anotaciones y
fuentes”, de Luz BULNES ALDUNATE, Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1981, anexo 5.
37
ANDRADE GEYWITZ, Carlos. “Génesis de las ... “, obra citada, página 129. Luis Maira, en su obra “La
Constitución de 1980 y la ruptura democrática”, Editorial Emisión, sin fecha, páginas 34 y 35, expresa que,
sobre la base del censo de población de 1982, el alto número de electores que participaron en el plebiscito es
una manifestación evidente del fraude cometido por el régimen militar, ya que la participación habría
equivalido al 93,8% de los electores habilitados, porcentaje enormemente superior a la tendencia electoral
histórica del país. Agrega que en marzo de 1973, un periodo de alta participación política, solo votó un
68,12% del electorado. Además señala que en el plebiscito de 1980, en 9 provincias del país el número de
votantes habría superado el 100% de los electores habilitados para hacerlo.
13
Los resultados del plebiscito fueron impugnados mediante una presentación de 46
personalidades de oposición, encabezadas por el ex-presidente del Senado Patricio Aylwin
Azócar, efectuada ante el Colegio Escrutador Nacional38. “Se llamó la atención por los
reclamantes a las particulares condiciones en que la consulta ciudadana se había efectuado;
a las irregularidades y anomalías que en su desarrollo se habían podido detectar,
especialmente en orden a la falta de seriedad en la constitución de las mesas receptoras -
por no haber cumplido fielmente los requisitos a que debía someterse su designación-, al
carácter no indeleble de la tinta usada para estampar la huella digital, a la falta de respeto
del límite de trescientos votantes por mesa, y a las manifiestas disconformidades
observadas en la realización de los escrutinios. La presentación mencionaba, en fin, un
conjunto de antecedentes constitutivos, a su juicio, de graves presunciones de abultamiento
en el resultado de la votación”39. Concluían los reclamantes solicitando “tener por
presentada la presente denuncia sobre infracciones legales, irregularidades y anomalías del
plebiscito del 11 de septiembre último, que lo hacen nulo de derecho”40.
38
El Colegio Escrutador Nacional se integró, según lo dispuesto en el artículo 28 del Decreto 3.465, por el
Contralor General de la República, Osvaldo Iturriaga Ruiz; por un Ministro de la Corte de Apelaciones de
Santiago, designación que recayó en Arnoldo Dreyse Jolland; y por el Secretario de la Corte Suprema, René
Pica Urrutia.
39
SILVA BASCUÑAN, Alejandro. “Tratado ...”, obra citada, Tomo III, página 198.
40
PFEFFER URQUIAGA, Emilio. “Manual de Derecho Constitucional”, obra citada, Tomo I, página 188.
41
SILVA BASCUÑAN, Alejandro. “Tratado ...”, segunda edición, obra citada, Tomo III, página 199.
14
mínimas que aseguraran, por un lado, una real y verdadera manifestación de voluntad
popular, y por otra, una garantía de corrección y transparencia del procedimiento empleado.
42
CUMPLIDO CERECEDA, Francisco, y NOGUEIRA ALCALA, Humberto. Teoría de la Constitución.
Universidad Nacional Andrés Bello, Santiago, Chile, tercera edición 1994, pág. 267. En sentido contrario,
Dieter Blumenwitz y Sergio Gaete Rojas, “La Constitución de 1980. Su legitimidad”, Editorial Andrés Bello,
Santiago de Chile, 1981.
43
Ley Nº 18.603, Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos, publicada en el Diario Oficial de 23 de
marzo de 1987.
44
Ver disposiciones transitorias 27, 28 y 29 del texto original de la Constitución.
45
La Ley de Reforma Constitucional Nº 18.825, publicada el 17 de agosto de 1989, introdujo 54
modificaciones al texto constitucional, permitiendo eliminar una importante cantidad de contenidos
autoritarios presentes en la Carta. Sobre el particular, puede consultarse la obra “Reforma de la Constitución
Política de la República de Chile de 1980”, de Carlos Andrade Geywitz, Editorial Jurídica de Chile, 1991.
15
No obstante, el texto fundamental se encuentra lejos de representar un consenso
político y social, no obstante las numerosas y, en ocasiones, extensas reformas que se le han
introducido desde 1989 a la fecha.
46
Sobre el punto ver el artículo de Renato CRISTI BECKER, La Noción de Poder Constituyente en Carl
Schmitt y la Génesis de la Constitución Chilena de 1980, publicado en la Revista Chilena de Derecho,
Pontificia Universidad Católica de Chile, Volumen 20, Nos. 2-3, Tomo 1, 1993, páginas 229 y siguientes.
47
Ver, sobre el particular, el trabajo presentado por Tomás VIAL SOLARI en las XXXIII Jornadas Chilenas
de Derecho Público, Noviembre del año 2002, titulado “La legitimidad de la historia fidedigna de la
Constitución de 1980”.
16
III. BASES PARA LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL.
a) Cuestiones generales.
Según Linares Quintana se ha afirmado, con acierto, que la interpretación de las
disposiciones constitucionales constituye uno de los más importantes problemas en el
campo del Derecho Constitucional. Toda cuestión constitucional depende, en última
instancia, de la interpretación de la Constitución. El planteo final en todos los asuntos de
naturaleza constitucional es si la ley o actos de los poderes públicos encuadran o no dentro
de los límites establecidos por la Constitución, y esto siempre envuelve, en último análisis,
el significado de la Constitución48.
Uno de los problemas de la Justicia Constitucional es la falta de predictibilidad de la
decisión del juez constitucional, por distintos factores, uno de los cuales es, ciertamente, los
métodos y parámetros utilizados para la interpretación de la norma constitucional.
Como expresa Miguel Carbonell “los jueces constitucionales y los demás
operadores jurídicos han tenido que aprender a realizar su función bajo parámetros
interpretativos nuevos, a partir de los cuales el razonamiento judicial se hace más
complejo”.
Agrega “además, los operadores constitucionales se las tienen que ver con la
dificultad de trabajar con “valores” que están constitucionalizados y que requieren de una
tarea hermenéutica que sea capaz de aplicarlos a los casos concretos de forma justificada y
razonable, dotándolos de esa manera de contenidos normativos concretos. Y todo ello sin
que, tomando como base tales valores constitucionalizados, el aplicador constitucional
pueda disfrazar como decisión del poder constituyente lo que en realidad es una decisión
más o menos libre tomada por el mismo”.
No es la oportunidad de referirse a las distintas escuelas de interpretación jurídica.
Sin embargo, compartimos la afirmación de Patricio Zapata al sostener que las posiciones
extremas deben ser descartadas. Tanto la tesis que postula que la interpretación no es otra
cosa que un proceso lógico, sometido a reglas preestablecidas y de fácil aplicación, por el
cual se descubre el verdadero sentido y alcance de la ley; como la tesis que sostiene que la
interpretación es un proceso esencialmente político y discrecional por el cual, sin perjuicio
de algunas limitaciones de hecho, los supuestos aplicadores de la ley en verdad actúan
como creadores del Derecho.
En realidad, la interpretación jurídica es un proceso en que coexisten la política y la
ciencia. La primera se hace presente, siempre, y quiérase o no, a través de los valores,
intereses y prejuicios del juzgador. La segunda se manifiesta en el trabajo de generaciones
de estudiosos que construyen, y enseñan, criterios que, a partir del cúmulo de materiales
jurídicos potencialmente aplicables a un problema concreto, permiten construir respuestas
razonables y coherentes49.
Por su parte, Lucas Verdú sostiene que la interpretación constitucional se rige por
ciertas reglas encaminadas a obtener el sentido objetivo de las normas constitucionales. El
48
LINARES QUINTANA, Segundo. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo Perrot, segunda
edición, 2008. Tomo I, página 80.
49
ZAPATA LARRAÍN, Patricio. Justicia Constitucional. Editorial Jurídica de Chile, 2008, página 143.
17
ordenamiento jurídico constitucional está interesado en que sus normas se interpreten no
caprichosamente, sino con arreglo a unos principios y reglas que poseen carácter
imperativo, es decir, quien interprete las normas constitucionales deberá someterse a ellas.
Y advierte que el carácter imperativo de las reglas interpretadoras no significa que exista un
número fijo de éstas, a las cuales está obligado a someterse el intérprete. La sumisión del
intérprete no es a una colección cierta y cerrada de normas interpretadoras, sino a aquellas
reglas determinadas o a determinar, que armonicen con la forma política de la
Constitución50.
50
LUCAS VERDÚ, Pablo. Interpretación Constitucional. En Prontuario de Derecho Constitucional, varios
autores, 1996, página 207.
51
LINARES QUINTANA, Segundo. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo Perrot, Buenos Aires,
Argentina, 2008, pág. 85.
18
evitar el sacrificio de la Constitución como norma jurídica ante las condiciones de la
realidad, así como una excesiva consideración formalista de las normas ajenas a ella”52.
52
Rol 591, de 2007, considerando 9º.
53
ZAPATA LARRAÍN, obra citada, página 170.
54
Rol 325, de 2001, considerando 13º.
55
BASSA MERCADO, Jaime. Elementos teóricos para la interpretación constitucional. Revista de Derechos
Fundamentales - Universidad Viña del Mar - Nº 5 (2011), página 25.
19
También hay que tener presente que la interpretación es, en la generalidad de los
casos, la aplicación sucesiva de diversos métodos.
56
LINARES QUINTANA, Segundo. Obra citada, página 309.
57
Citado por Segundo LINARES QUINTANA, obra ya referida, página 219.
58
BASSA MERCADO, Jaime. Elementos teóricos para la interpretación constitucional. Obra citada, páginas
22.
20
pueblo que la adoptó, es averiguar la solución que le daría a un problema actual el autor del
enunciado normativo”59.
En la vereda opuesta, el evolucionismo, “interpreta la norma en términos
extensivos, según la evolución del consenso constitucional y atendiendo al contexto cultural
de aplicación de la misma”60.
A juicio de Bassa, “interpretar en forma extensiva el contenido material de la
Constitución, reconociendo su apertura al proceso deliberativo para adecuarla a las nuevas
realidades a las que rige, no implica mellar la vigencia normativa de la Carta ni cuestionar
su aplicación directa. Por el contrario, significa legitimar su aplicación ante la propia
sociedad y actualizar su contenido normativo. No hacerlo implica rigidizar la aplicación de
la norma, al petrificar las opciones políticas del momento constituyente y cerrando el
espacio a la deliberación de sus contenidos. Así, se consolida la brecha que
permanentemente se genera entre la norma constitucional y la realidad constitucional –que
debe ser reducida en forma permanente–, escenario que sí pone en riesgo la vigencia
normativa de la Constitución.
Esta situación se presenta con particular intensidad en las normas constitucionales
de principio”61.
59
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto Derecho Constitucional Chileno. AbeledoPerrot Thomson Reuters,
Santiago de Chile, 2012, Tomo I, pág. 394.
60
BASSA MERCADO, Jaime. Elementos teóricos para la interpretación constitucional. Obra citada, páginas
22.
61
Id. anterior.
62
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto Derecho Constitucional Chileno, obra citada, pág. 438.
21
d.5. Método comparativo.
Este método de interpretación permite considerar, en la interpretación de una norma
nacional determinada, los preceptos contenidos en ordenamientos jurídicos extranjeros o en
tratados internacionales.
Según Häberle, “el intérprete podrá dar soluciones concretas a determinados
problemas de aplicación del ordenamiento constitucional recurriendo, legítimamente, a la
forma en que dicha situación ha sido normada en otros ordenamientos. Principalmente
respecto de los derechos fundamentales, el autor aduce dos argumentaciones: primero, que
las normas de derechos se han erigido como principios generales del derecho, según es
posible advertir de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Justicia, y segundo, que
algunas nuevas constituciones hacen remisión expresa a los grandes textos de derechos
fundamentales, como es el caso del artículo 10.2 de la Constitución española, que remite a
la Declaración Universal de Derechos Humanos”63.
63
BASSA MERCADO, Jaime. Obra citada, página 29.
64
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto Derecho Constitucional Chileno, obra citada, páginas 442-443.
65
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. El Derecho Procesal Constitucional, Pág. 85 y 86.
22
Algunos de estos postulados, según Nogueira, son los siguientes66:
1. Supremacía constitucional. “Este postulado repele todo tipo de intento de interpretar la
Constitución a partir de normas subconstitucionales, generalmente de orden legal. En
efecto, todo el ordenamiento jurídico debe interpretarse a partir de la Constitución, que es la
norma fundadora y determinante de validez de las demás normas que integran el
ordenamiento jurídico, la que está dotada de plena fuerza normativa y eficacia”.
Los valores, principios y reglas constitucionales son el parámetro de interpretación
obligatorio de todo el sistema normativo infraconstitucional.
2. Unidad de la Constitución. “La Constitución constituye una unidad dotada de sentido.
Ningún enunciado normativo de la Carta Fundamental puede analizarse e interpretarse
exclusivamente a partir de sí mismo. La determinación de sentido de cada enunciado
normativo constitucional específico está en conexión de sentido con el resto de los
enunciados contenidos en la Constitución, existe así una relación de interdependencia de
los distintos elementos normativos con el conjunto de las decisiones fundamentales de la
Constitución”.
3. Postulado del efecto útil. “Cuando una disposición es susceptible de dos sentidos, es
preferible entenderla en aquel que le permita tener algún efecto antes que en sentido con el
cual no podría producir ninguno. Ninguna disposición constitucional puede considerarse
inútil. A todas las normas y vocablos debe otorgárseles un efecto útil y eficaz y debe ser
armonizado con los demás preceptos normativos. Toda interpretación que ignore preceptos
o vocablos constitucionales representa una forma de violación de la Constitución y atenta
contra el postulado de unidad de la Constitución”.
4. Postulado de concordancia práctica. “En un sentido general, ante un conflicto o colisión
de normas incompatibles se produce una antinomia, siendo tres los criterios considerados
universalmente para solucionarlas. El primero es el criterio cronológico (la norma posterior
deroga la anterior del mismo rango). El criterio jerárquico, la norma superior deroga a la
norma inferior. El criterio de especialidad, la norma especial deroga la norma general. Este
es el criterio del todo o nada. Una norma que entra en conflicto con otra sobrevive de
acuerdo a los criterios señalados”.
En caso de tensiones entre principios constitucionales se desarrolla este postulado de
concordancia práctica o de armonización elaborado por Konrad Hesse.
“El postulado de concordancia práctica o armonización impide siempre el sacrificio total de
cualquier principio, derecho o bien constitucional. El principio de armonización exige al
intérprete el deber de superar las eventuales tensiones entre las normas dándole la eficacia y
optimización que cada una de ellas tiene en el caso concreto, para lo cual debe atribuir un
significado a las normas que no sea contradictorio con otros principios y reglas
constitucionales. Asimismo, exige que el intérprete otorgue a cada precepto una
interpretación coherente con los demás principios y reglas constitucionales, dándole a cada
uno el máximo de aplicación y fuerza normativa, buscando el mejor equilibrio posible, la
mayor optimización posible”.
66
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto Derecho Constitucional Chileno, obra citada, págs. 457 y ss.
23
“En el caso de que determinados principios no puedan armonizarse u obtener una
concordancia práctica, no puede el intérprete darle valor absoluto a uno y negar el otro, en
una perspectiva del todo o nada, debiendo ponderarlos y darle a cada uno el peso relativo
que tienen en el orden constitucional, dándole una prevalencia relativa al caso concreto a un
bien o principio constitucional sobre el otro u otros bienes o principios constitucionales, sin
desconocer ninguno y buscando su optimización. Sólo el intérprete ante el caso concreto, a
través de un análisis tópico, tendrá que verificar, siguiendo criterios objetivos y subjetivos,
ponderando valores y principios, resolviendo el conflicto”.
5. Postulado de primacía o prevalencia de los derechos humanos.
“Este postulado plantea que el constitucionalismo contemporáneo tiene como fundamento
la dignidad de la persona humana y el respeto y promoción de los derechos fundamentales
o derechos humanos, constituyendo el Estado en cuanto potestad pública un instrumento al
servicio de las personas y del bien común”.
“En definitiva, el postulado determina que todo el sistema jurídico estatal debe ser
interpretado de conformidad con los derechos esenciales o humanos, los cuales deben ser
asegurados, garantizados y promovidos por los diversos órganos y autoridades estatales”.
6. Postulado de interpretación conforme a la Constitución.
“En este caso la interpretación conforme a la Constitución es una interpretación de normas
infraconstitucionales, teniendo como parámetro de control la Constitución, en cuyo caso no
se puede evitar interpretar la propia Carta Fundamental. El intérprete y aplicador de las
normas infraconstitucionales de acuerdo a este postulado, debe optar entre las diversas
alternativas de interpretación posible de la norma subconstitucional que la haga más
compatible y armonizable con la Carta Fundamental, excluyendo toda interpretación
compatible con la Constitución”.
67
RUBIO LLORENTE, Francisco. Seis tesis sobre la jurisdicción constitucional en Europa.
24
conciliar dicho precepto con la Carta Fundamental. Esta exigencia se relaciona con la
denominada “presunción de constitucionalidad” como criterio hermenéutico aplicable a la
decisión de los conflictos constitucionales. Y es que “el deber de interpretación conforme a
la Constitución recibe un crédito casi unánime en la jurisprudencia, al ser considerado
como una necesidad intrínseca de cualquier proceso de carácter hermenéutico”,
agregándose que “Tal y como lo han reconocido uniformemente la doctrina y la
jurisprudencia comparadas, el respeto hacia la labor que desarrolla el legislador obliga al
Tribunal Constitucional, en su función de contralor de la constitucionalidad de la ley, a
buscar, al menos, alguna interpretación del precepto cuestionado que permita armonizarlo
con la Carta Fundamental y sólo en el evento de no ser ello posible, unido a la necesidad de
cautelar integralmente la vigencia de los principios de supremacía constitucional, igualdad
ante la ley y certeza jurídica, resultará procedente y necesaria la declaración de
inconstitucionalidad”68.
h) Principio de proporcionalidad.
Si bien no consideramos al principio de proporcionalidad precisamente un elemento
o postulado de interpretación constitucional, sino más de bien, en lo que nos interesa, un
mecanismo de solución de conflicto entre principios, lo traemos a colación porque su
aplicación supone normalmente interpretación de la norma constitucional.
Este principio, que nace originalmente como un mecanismo para controlar la
actividad de la administración del Estado, se ha expandido posteriormente, gracias a la
actividad del Tribunal Constitucional alemán, al ámbito del control de constitucionalidad de
la ley.
Se señala que “en esencia el principio de proporcionalidad apunta a la interdicción
de actuaciones o intervenciones excesivas por parte de los poderes públicos, y a partir de la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal (TCF), la proporcionalidad pasó a
transformarse en un principio constitucional de protección de los derechos fundamentales.
En virtud de él se “prohíbe que las acciones de los poderes públicos sean excesivas –
Übermassverbot– y se establece la obligación de que estén contenidas dentro de sus propios
límites”. Por ende, se trata esencialmente de un principio destinado a proteger los derechos
y libertades, que si bien no está escrito, el TCF entiende que está implícito en los
fundamentos del sistema constitucional alemán”69.
En doctrina se señala que existen cuatro requisitos o subprincipios en el examen de
proporcionalidad, de manera que toda intervención en el ámbito de los derechos y
libertades de las personas deben satisfacerlos. Estos son:
i. Legitimidad. La norma que se confronta con la Constitución debe perseguir una finalidad
legítima.
ii. Adecuación. También debe ser adecuada o idónea para alcanzar la finalidad, el objetivo
legítimo, que se busca concretar.
68
Rol N° 2081, de 2011, considerandos 10 y 11.
69
Rainer ARNOLD, José Ignacio MARTÍNEZ ESTAY y Francisco ZÚÑIGA URBINA. El principio de
proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. En Revista Estudios Constitucionales, Año
10, Nº 1, 2012, pp. 65 - 116.
25
iii. Necesidad. La norma debe ser indispensable para alcanzar el fin legítimo propuesto, sin
que sea posible su sustitución por otra medida igualmente eficaz pero menos gravosa. Entre
diferentes alternativas, siempre debe preferirse la que a la que afecte menos a los derechos
involucrados.
iiii. Proporcionalidad en sentido estricto. “La gravedad de la intervención ha de ser la
adecuada al objetivo de la intervención. Por tanto, los instrumentos y los medios aplicados
deben justificarse en su grado de gravedad: la gravedad de las intervenciones debe ser
proporcionada a la urgencia o necesidad de los objetivos. Si éstos no son urgentes o no son
muy necesarios, los instrumentos utilizados deben ser de menor intensidad (relación zweck-
mittel). Este último requisito parece ser el más importante para la protección de la libertad
individual. Conlleva una ponderación entre el interés del individuo, manifestado en su
derecho fundamental, y el interés público. Esta ponderación debe tener en cuenta la
situación particular del individuo y, desde luego, no puede suponer la anulación o negación
del derecho”70.
Estimamos que, en el procedimiento de control de constitucionalidad de la ley, los
tres primeros subprincipios tienen una muy limitada recepción, porque el Tribunal
Constitucional no puede, en general, superponerse al legislador en la evaluación y
definición de estos contenidos. Se ha señalado que de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Federal de Alemania (TCF), “se concluye que respecto de los tres primeros
requisitos el legislador tiene un margen de discrecionalidad, que reduce el ámbito de
control jurisdiccional. En concreto, sólo errores manifiestos podrían conducir a la anulación
de una norma legal por ser contraria al principio de proporcionalidad. Con relación al
cuarto requisito, el TCF ha sostenido que su cumplimiento implica fundamentar de manera
clara las circunstancias subjetivas y objetivas relevantes” 71.
i) Control de convencionalidad.
Como señala Hitters “Los órganos jurisdiccionales locales –y los Tribunales
Constitucionales que en determinados países no dependen del Poder Jurisdiccional–
ejercitan el llamado control de constitucionalidad que importa una comparación, entre su
Carta Magna y las normas que por su rango están por debajo de ella, debiendo darle
prioridad a la primera.
Podemos hablar entonces de un control concentrado, típico de algunas
Constituciones Europeas, a partir de la Austriaca de 1946, donde la revisión es hecha
exclusivamente por un único cuerpo diseñado para tales fines; o en su caso –como es por
demás sabido–, del control difuso que debe ser llevado a cabo, como en Estados Unidos y
en Argentina, por todos y cada uno de los magistrados judiciales.
Pero como lo vienen sosteniendo desde hace no mucho tiempo algunos de los
Magistrados de la Corte Interamericana, dicho cuerpo ejercita lo que ha dado en llamar a
partir del caso Myrna Mack Chang el “Control de Convencionalidad”, lo que obviamente
significa una comparación entre el Pacto de San José de Costa Rica y otras convenciones a
70
Id. anterior.
71
Id. anterior.
26
las que nuestro país se ha plegado, como luego veremos, y las disposiciones del derecho
interno de las naciones adheridas al modelo.
En tal sentido se expresó la Corte en el caso Trabajadores Cesados al sostener que
“…cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el
efecto útil de la Convención no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes
contrarias a sus disposiciones, objeto y fin. En otras palabras, los órganos del Poder Judicial
deben ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también ‘de convencionalidad’
ex officio entre las normas internas y la Convención Americana ...”72.
El origen del concepto se encuentra en el referido Caso Myrna Mack Chang vs.
Guatemala, Sentencia de 25 de noviembre de 2003, Voto Concurrente Razonado del Juez
Sergio García Ramírez; y se ha adoptado como criterio general por la CIDH desde el caso
Almonacid Arellano contra Chile, de 2006.
Cabe agregar que en el último fallo citado la CIDH precisa que en el control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos “el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino
también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última
de la Convención Americana” (considerando 124).
72
Juan Carlos Hitters. Control de constitucionalidad y control de convencionalidad. Comparación (Criterios
fijados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos). Revista Estudios Constitucionales, Año 7, N° 2,
2009, Centro de Estudios Constitucionales de Chile, U. de Talca. Nota: El caso Trabajadores cesados se
refiere a la causa “Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú”, sentencia de 24 de
noviembre de 2006.
27
IV. FUENTES DEL DERECHO CONSTITUCIONAL CHILENO.
Ahora bien, en la doctrina jurídica son diversas las acepciones que tiene la expresión
“fuentes del derecho”, según sea la perspectiva con la que se estudie, y diversas también las
clasificaciones que de ellas se efectúan. Como no corresponde entrar al desarrollo de esa
temática, tomaremos el concepto de fuentes en su sentido formal, es decir, como las formas
o modos en que se expresa el Derecho Constitucional.
A) FUENTES DIRECTAS.
28
Consagración de estas primeras tres características la encontramos en el artículo 6
de la Carta, al disponer, en lo que nos interesa, que “Los órganos del Estado deben someter
su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, (...)”; agregando en su
inciso segundo que “Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o
integrantes de dichos órganos como a toda persona, institución o grupo”. Además, deben
tenerse presente las normas sobre control de constitucionalidad de la ley, que
examinaremos posteriormente.
Recordemos que la Constitución vigente fue sancionada por el Decreto Ley (D. L.)
Nº 3.464, publicado el 11 de agosto de 1980, y aprobada por la ciudadanía mediante
plebiscito celebrado el 1 de septiembre del mismo año. Empezó a regir parcialmente el 11
de marzo de 1981, y en plenitud el 11 de marzo de 199073.
Junto a la Constitución encontramos otros dos tipos de leyes que, por su naturaleza
y jerarquía, resulta conveniente tratar en conjunto con la primera. Nos referimos a las leyes
de reforma constitucional y a las leyes interpretativas de la Constitución.
73
Un relato detallado del proceso de elaboración de la Carta de 1980 puede leerse en la obra del profesor
Sergio Carrasco Delgado, titulada “Génesis y vigencia de los textos constitucionales chilenos”, Editorial
Jurídica de Chile, tercera edición, 2002.
74
En rigor son 148 artículos, pues la reforma constitucional introducida por ley Nº 20.193, de 2007, agregó un
art. 126 bis; la reforma de la ley Nº 20.414, de 2010, incorporó un artículo 37 bis; la ley N° 20.854, de 2015,
incorporó un artículo 56 bis, la ley N° 20.860 agregó un artículo 94 bis y, finalmente, la ley N° 20.990, de
2017, introdujo un artículo 115 bis.
29
senadores en ejercicio, según el capítulo de la Carta que se modifique, y están sujetas a
control preventivo eventual de constitucionalidad.
30
excepción constitucional, el procedimiento de reforma constitucional, el
procedimiento de aprobación de los tratados internacionales, el Tribunal
Constitucional, el Consejo de Seguridad Nacional, etc.
18. Nº 20.162, de 16 de febrero de 2007, sobre obligatoriedad de la educación
parvularia en el segundo nivel de transición.
19. Nº 20.193, de 30 de julio de 2007, sobre territorios especiales.
20. Nº 20.245, de 10 de enero de 2008, sobre la entrada en vigencia de las leyes de
enjuiciamiento.
21. Nº 20.337, de 4 de abril de 2009, sobre entrada en vigencia de las normas que
modifican el sistema de inscripción electoral y establecen el sufragio voluntario.
22. Nº 20.346, de 14 de mayo de 2009, sobre atribuciones de las municipalidades.
23. Nº 20.352, de 30 de mayo de 2009, sobre reconocimiento de la jurisdicción de la
Corte Penal Internacional.
24. Nº 20.354, de 12 de junio de 2009, sobre elección del Presidente de la
República.
25. Nº 20.390, de 28 de octubre de 2009, sobre senado, acusación constitucional y
consejos regionales, entre otras materias.
26. Nº 20.414, de 4 de enero de 2010, sobre probidad, transparencia y calidad de la
política75.
27. Nº 20.503, de 27 de abril de 2011, reforma art. 103 sobre control de armas76.
28. Nº 20.515, de 4 de julio de 2011, sobre elección presidencial.
29. Nº 20.516, de 11 de julio de 2011, sobre defensa jurídica de víctimas, y también
declaración del imputado.
30. Nº 20.573, de 6 de marzo de 2012, sobre territorios especiales.
31. Nº 20.644, de 15 de diciembre de 2012, que prorroga el mandato de los
consejeros regionales.
32. N° 20.710, de 11 de diciembre de 2013, sobre derecho a la educación.
33. N° 20.725, de 15 de febrero de 2014, sobre integración de la Cámara de
Diputados.
34. N° 20.748, de 03 de mayo de 2014, sobre sufragio de los chilenos en el
extranjero.
35. N° 20.854, de 21 de julio de 2015, sobre obligación de los presidentes de las
Cámaras de rendir cuenta pública.
36. N° 20.860, de 20 de octubre de 2015, sobre Servicio Electoral.
37. N° 20.870, de 16 de noviembre de 2015, sobre cesación de cargos de
parlamentario, alcalde, consejero regional y concejal, por infracción grave a las
normas sobre transparencia, límites y control del gasto electoral.
38. N° 20.990, de 5 de enero de 2017, sobre Gobierno y Administración Interior del
Estado.
39. N° 21.011, de 4 de mayo de 2017, que modifica la fecha de la cuenta que debe
rendir el Presidente de la República ante el Congreso Pleno.
40. N° 21.096, de 16 de junio de 2018, consagra el derecho a la protección de los
datos personales.
75
Publicación rectificada el 7 de enero de 2010.
76
Publicación rectificada el 29 de abril de 2011 (rectifica decreto promulgatorio).
31
41. N° 21.200, de 24 de diciembre de 2019, modifica el Capítulo XV de la
Constitución Política de la República (fija procedimiento para elaborar una
nueva constitución).
42. N° 21.216, de 24 de marzo de 2020, permite la conformación de pactos
electorales de independientes y garantizar la paridad de género en las
candidaturas y en la integración del órgano constituyente que se conforme para
la creación de una nueva Constitución Política de la República.
43. N° 21.219, de 26 de marzo de 2020, autoriza al Congreso Nacional a sesionar
por medios telemáticos en los casos que indica (incorpora artículo 32
transitorio).
44. N° 21.221, de 26 de marzo de 2020, modifica fecha del plebiscito constituyente
y de elecciones municipales y regionales.
45. N° 21.233, de 28 de mayo de 2020, que fija la forma de fijar las remuneraciones
del Presidente de la República, diputados, senadores y otras autoridades y
personas que señala.
46. N° 21.237, de 30 de mayo de 2020, permite el funcionamiento del congreso
pleno por medios telemáticos y establece una nueva fecha para la cuenta a que
se refiere el artículo 24 de la constitución para el año 2020.
47. N° 21.238, reforma constitucional para limitar la reelección de las autoridades
que indica.
48. N° 21.248, de 30 de julio de 2020, que permite el retiro excepcional de los
fondos acumulados de capitalización individual en las condiciones que indica.
49. N° 21.253, de 20 de agosto de 2020, que faculta al Banco Central para comprar
y vender, en el mercado secundario abierto, instrumentos de deuda emitidos por
el fisco, en situaciones excepcionales que indica.
50. N° 1.257, de 27 de agosto de 2020, que faculta al Servicio Electoral a dictar las
normas e instrucciones necesarias para el desarrollo del plebiscito nacional
dispuesto en el artículo 130 de la constitución y otros procesos electorales en los
términos que se indican.
51. N° 1.261, de 26 de agosto de 2020, que regula el financiamiento y la propaganda
de las campañas para el plebiscito constituyente.
Las leyes de reforma constitucional están, hoy día, sujetas al mismo procedimiento
establecido para la aprobación de las demás leyes, diferenciándose solo en los quórum de
aprobación, los quórum de insistencia y la posibilidad de convocatoria a plebiscito. En esta
materia, y como tendremos oportunidad de examinar con mayor detalle posteriormente, el
constituyente ha ido flexibilizando progresivamente el sistema contemplado originalmente
(Capítulo XV, artículos 127 y siguientes).
Una pregunta se suscita al analizar este tipo de leyes y dice relación con la extensión
en que el constituyente derivado puede modificar el texto constitucional. Dicho de otra
manera ¿puede el constituyente derivado modificar cualquier norma constitucional y darle
el contenido que desee?
32
Puede afirmarse que, cumpliendo con los requisitos prescritos en la Constitución, la
ley de reforma constitucional no tiene límites en cuanto a su capacidad de modificar la
Carta. Obviamente que, aún en esta posición, si no se respeta el procedimiento de reforma
constitucional habría una inconstitucionalidad de forma que podría ser declarada.
77
BURDEAU, Georges. Traité de Science Politique, Tomo III, Nº 95. Citado por Alejandro Silva Bascuñán,
Tratado de Derecho Constitucional, 2ª. edición, 1997, Tomo I, página 108.
78
SILVA BASCUÑAN, Alejandro. Tratado de Derecho Constitucional, obra citada, Tomo I, página 109.
33
sentido de una norma que ellas determinan se incorpora materialmente al texto
constitucional. Por ello se establecen los resguardos señalados, en materia de quórum
especial y de control constitucionalidad.
La ley interpretativa es una norma excepcional, en la medida que solo cabe cuando
resulta necesario aclarar una disposición constitucional. Si lo que se pretende es modificar
el contenido de un precepto, entonces debe acudirse al procedimiento de reforma de la
Constitución. Por ello, son escasas las leyes interpretativas dictadas bajo la actual
Constitución, pudiendo citarse las leyes Nº 18.152, Nº 18.799 y Nº 19.174.
79
Como por ejemplo las leyes Nº 6.922, de 1941, y Nº 14.631, de 1961, que interpretaron el artículo 29 de la
Constitución de 1925.
80
Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 22 de octubre de 1992, considerandos 6 y 7, dictada en rol
Nº 158, con motivo de la tramitación de la ley Nº 19.174.
34
promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.
También hay que hacer presente que no hay constancia fidedigna de la intención del
constituyente al modificar esta disposición, por lo que su sentido es ampliamente
interpretable, como tendremos oportunidad de ver a continuación.
En una reducida exposición podemos señalar que las tesis sostenidas hasta ahora, y
sus fundamentos, son las siguientes:
Se ha afirmado que los tratados internacionales que versen sobre derechos humanos
son materialmente constitucionales, es decir, sus preceptos tienen jerarquía de norma
constitucional. Cuando el Estado de Chile ratifica uno de estos tratados lo que hace es
utilizar un procedimiento secundario de reforma constitucional, distinto y más simple que
el contemplado en el Capítulo XV de la Carta.
Se agrega que si los derechos humanos son un límite a la soberanía y es deber de los
órganos del Estado respetarlos y promoverlos, esta obligación también resulta aplicable al
poder constituyente.
Participan de esta tesis Cecilia Medina, Humberto Nogueira y José Luis Cea, entre
81
otros .
Otros autores, como don Hernán Molina sostiene que los tratados en comentario,
reuniendo los requisitos constitucionales, constituyen un límite a la soberanía, colocándolos
en un rango jerárquico superior a la legislación complementaria. Pero como la Constitución
goza de supremacía formal y material, estarían estos tratados subordinados a la Carta 82.
81
Ver de Humberto Nogueira “Dogmática Constitucional”, editorial Universidad de Talca, 1997; de Cecilia
Medina “Constitución, Tratados y Derechos Esenciales”, Corporación Nacional de Reparación y
Reconciliación, 1994; José Luis Cea “Derecho Constitucional Chileno”, Tomo I, Ediciones Universidad
Católica de Chile, 2002.
82
MOLINA GUAITA, Hernán. Obra citada, página 8. También, Raúl Bertelsen Repeto en “Rango Jurídico de
los tratados internacionales en el Derecho Chileno”, Revista Chilena de Derecho, Volumen 23, Nos. 2 y 3,
Tomo I, 1996.
35
Por último, hay autores que sostienen que los tratados sobre derechos humanos no
se diferencian, desde el punto de vista de su jerarquía, de los demás tratados internacionales
y, por ende, siguiendo el criterio tradicional, les asignan valor de ley83.
En lo fundamental se afirma que no hay nada en el texto del artículo 5° que permita
otorgar a los tratados sobre derechos humanos un carácter de norma constitucional, ni
formal ni material; que la propia Constitución ha definido un único procedimiento para su
reforma y que los tratados, todos ellos, están sujetos al control de constitucionalidad del
Tribunal Constitucional84.
Sobre esta materia, debemos señalar la Corte Suprema, y aunque no exista una
jurisprudencia uniforme, en algunos fallos ha establecido la jerarquía constitucional de
estos tratados85.
En nuestra opinión, y más allá de los argumentos señalados, estimamos que del solo
texto del artículo 5°, inciso segundo, de la Constitución no es posible desprender una
jerarquía constitucional para los tratados sobre derechos humanos. Lo que hace la
disposición es afirmar que el gran límite al poder del Estado está constituido por los
“derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”, aseveración que resulta de
incuestionable trascendencia, porque reitera que estos derechos son innatos, que no son
creación estatal, y que el Estado está precisamente al servicio de las personas, y no a la
83
Ver, de Pablo Rodríguez Grez, “El tratado internacional frente a la Constitución y la ley”, Revista
Actualidad Jurídica Nº 1, 2000, Facultad de Derecho de la Universidad del Desarrollo, páginas 47 y
siguientes; de Salvador Mohor, “La jerarquía normativa de los tratados internacionales”, en “20 años de la
Constitución Chilena. 1981-2001”, varios autores, Editorial Jurídica ConoSur Ltda., 2001, páginas 121 y
siguientes; y Fernando Saenger “Consideraciones para estimar que los tratados en materia de derechos
humanos no forman parte de la Constitución”, en Revista Chilena de Derecho, Volumen 20 Nos. 2 y 3, Tomo
II, 1993.
84
Sobre esta discusión hay un buen resumen en la Revista Actualidad Jurídica, Nº 6, 2002, de las Facultades
de Derecho de la Universidad del Desarrollo, páginas 75 y siguientes. Ver también “Jerarquía normativa de
los tratados internacionales sobre derechos humanos”, de Lautaro Ríos Alvarez, Revista Gaceta Jurídica Nº
215, de 1998, páginas 7 y siguientes; y “Constitución y tratados sobre derechos humanos”, de Diego Corvera
Vergara, Gaceta Jurídica Nº 224, de 1999, páginas 69 y siguientes.
85
Ver, por ejemplo, rol 3.125, de 2004.
86
Ver roles 346-2002, 1.288-2008 y 1800-2010, entre otros.
36
inversa, como ya se había enunciado en el artículo 1° de la Carta. Son los derechos de las
personas, y no las normas que los contienen, los que limitan la soberanía. La posterior
referencia a los tratados internacionales, en su redacción, no permite atribuir a estos una
especial posición en el sistema de fuentes, dado que solo señala, en lo pertinente, que los
derechos esenciales se encuentran garantizados tanto en la Constitución como en los
“tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”, cuestión que
resulta evidente, pero que nada aporta en materia de jerarquía normativa.
Podemos agregar, como comentario, que la discusión antes reseñada parte de la base
que el artículo 5° inciso segundo alude a los derechos humanos, y por ello se discute la
jerarquía normativa de los tratados sobre estos últimos. Sin embargo, esta afirmación no es
necesariamente correcta. En efecto, la Constitución utiliza distintas denominaciones, sin
que pueda afirmarse, a ciencia cierta, que estemos ante conceptos sinónimos. Así, en el
artículo 1° se habla simplemente de “derechos”; en el artículo 5° se les llama “derechos
esenciales”; en el artículo 9° se les denomina “derechos humanos”; en el artículo 93, inciso
tercero, se los designa como “derechos fundamentales”; en el artículo 45 se les menciona
como “derechos constitucionales” e, incluso, el artículo 19 Nº 26 se hace mención,
equivocadamente en nuestro concepto, a “garantías”.
De este modo, el debate anterior, en los términos hasta ahora planteados, tiene
sentido si entendemos que “derechos esenciales” y “derechos humanos” son conceptos
sinónimos. Sin embargo, también es posible sostener que los derechos esenciales son
equivalentes a los derechos fundamentales en un sentido restringido, es decir, como
aquellos “derechos que junto con considerarse naturales o innatos, tienen un carácter
primario o básico; su carácter fundamental alude a su importancia o trascendencia para el
desarrollo de la persona”87.
87
ALDUNATE LIZANA, Eduardo. Derechos Fundamentales, Thomson Reuters, Chile, 2008, pág. 48.
37
forma prevista en los propios tratados o de acuerdo a las normas generales de derecho
internacional”.
La generalidad con que la Constitución trata las distintas materias, dado que se
centra en los aspectos fundamentales y permanentes de las regulaciones que establece, hace
necesario que se dicten otras normas jurídicas, subordinadas a la Carta, que desarrollen sus
preceptos. Dentro de ese conjunto de normas, son las leyes, en el concepto genérico del
término, las que nos interesan de modo particular, tanto por la jerarquía y número de las
mismas, cuanto porque en muchos aspectos es la propia Constitución la que determina que
una materia sea complementada por una ley, y no por otra norma jurídica. Ejemplo
destacado de esto último es el artículo 19 Nº 26, en materia de derechos fundamentales.
A diferencia de lo que acontecía en la carta de 1925, que solo reconocía la ley, sin
ninguna calificación, la Constitución actual distingue distintos tipos de leyes, a saber:
88
En esta materia regía la L. O. C. Nº 18.962, cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fue fijado por
el decreto con fuerza de ley (DFL) Nº 1, de 2005, de Educación. La LOC de Enseñanza que fue parcialmente
derogada por ley N° 20.370, Ley General de Educación. Actualmente, el D. F. L. N° 2, del Ministerio de
38
políticos (art. 19 Nº 15 y L.O.C. Nº 18.603); los estados de excepción constitucional (art.
44 y L.O.C. Nº 18.415); algunos aspectos relacionados con el Congreso Nacional (arts. 55 y
128, y L.O.C. Nº 18.918); la organización y atribuciones de los tribunales de justicia (art.
77, la ley aún no se ha dictado); el Tribunal Constitucional (art. 92 y L.O.C. Nº 17.797);
etc.
Las leyes de quórum calificado son aquellas a las cuales la Constitución confiere ese
carácter; que requieren, para su aprobación, modificación o derogación, de la mayoría
absoluta de los diputados y senadores en ejercicio; y que están sujetas a un control
preventivo eventual por parte del Tribunal Constitucional.
Algunas de las materias que deben ser reguladas por este tipo de leyes son: la
reserva o secreto de los actos y resoluciones de los órganos del Estado (art. 8 inciso
segundo de la carta) la determinación de las conductas terroristas y su penalidad (art. 9 y
ley Nº 18.314); determinación de delitos sancionados con pena de muerte (art. 19 Nº 1);
indultos generales y amnistías (art. 63 Nº 16); autorización al Estado y sus organismos para
desarrollar actividades empresariales (art. 19 Nº 23); etc.
Educación, publicado el 2 de julio de 2010, fija texto refundido, coordinado y sistematizado de la ley Nº
20.370 con las normas no derogadas del decreto con fuerza de ley Nº 1, de 2005, de Educación.
39
c) Leyes sobre indultos y amnistía en materia de delitos de terrorismo.
Si bien las leyes sobre indultos generales y amnistías son, por regla general, leyes de
quórum calificado, cuando ellas versan sobre delitos de terrorismo el quórum para dictarlas
se eleva a los dos tercios de los diputados y senadores en ejercicio.
Esta mayor exigencia para conceder los beneficios indicados –indultos generales y
amnistías- tratándose de delitos calificados por la ley como conductas terroristas, es el
resultado de la negociación que se realizó para modificar el antiguo artículo 9 de la
Constitución, a efectos de hacerlo menos riguroso. Según el precepto original de la Carta,
respecto de los delitos de terrorismo no procedía la libertad provisional, el indulto
particular, el indulto general ni la amnistía. En el año 1991, mediante ley de reforma
constitucional Nº 19.055, se modifica ese precepto, y otros relacionados, permitiendo esos
beneficios, pero en condiciones más gravosas que en el régimen normal.
La ley ordinaria o común viene a ser, si puede llamarse así, un tipo de ley residual,
en el sentido que las materias de ley que no estén entregadas al legislador orgánico o de
quórum calificado, se regulan mediante ellas, aunque el constituyente no lo señale
expresamente.
89
El art. 7 de la ley N° 18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, dispone que “En los casos en
que la Constitución no establezca mayorías especiales, las resoluciones de las Cámaras se adoptarán por
mayoría absoluta de sus miembros presentes”.
40
Las leyes ordinarias también están sujetas a un control eventual de
constitucionalidad por parte del Tribunal Constitucional.
El primero dice relación con la jerarquía de estas leyes entre sí. En un primer
momento, recién vigente la Carta de 1980, hubo autores que sostuvieron que entre estos
tipos de leyes había una relación de jerarquía, donde las superiores eran las leyes orgánicas
y las inferiores las leyes comunes. Sin embargo, y al poco tiempo, tanto la doctrina como la
jurisprudencia se uniformaron en el sentido de concluir que entre estas leyes no hay
prelación jerárquica alguna, sino que simplemente se diferencian por las materias que cada
una debe regular, de manera tal que, al menos teóricamente, no existe posibilidad de
conflicto entre ellas.
Por último, debe tenerse presente que una ley puede contener preceptos que
requieren distintos quórum de aprobación (de ley ordinaria, de quórum calificado y/o de ley
orgánica), lo que incide tanto en la aprobación particular de cada artículo o inciso, como en
su control de constitucionalidad y en su eventual modificación. Así, por ejemplo, sometido
a control de constitucionalidad un proyecto de ley orgánica constitucional, el Tribunal
Constitucional omite ejercer sus atribuciones respecto de los artículos que regulan materias
propias de ley ordinaria o de quórum calificado, a menos, evidentemente, que se haya
formulado un requerimiento específico sobre uno o más de estos preceptos.
41
Aquí se comprenden otras normas jurídicas que, sin ser formalmente leyes, tienen el
rango o la fuerza obligatoria de una ley, y que son:
Este último concepto se abre a la posibilidad que un tratado sea celebrado no solo
por Estados, sino también por otros sujetos de Derecho Internacional91.
Los tratados internacionales no son leyes en sentido formal, pero se les asigna, en
general, la misma fuerza obligatoria de la ley, pese a que en la Constitución no hay una
norma que lo disponga en forma expresa.
Además, debe señalarse que, a partir de la reforma introducida por la ley Nº 20.050,
los tratados internacionales deben ser aprobados en el Congreso con el quórum que
corresponda en conformidad al artículo 66 de la Carta, es decir, los que correspondan a la
materia que el tratado regule. Así, por ejemplo, si un tratado pretende regular una materia
propia de ley orgánica, debe aprobarse por los 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio
(art. 55 Nº 1). De la misma manera, el sistema preventivo de constitucionalidad que
corresponda aplicar (obligatorio o eventual) dependerá de la materia que se regule por el
tratado internacional, quedando sujetos a control obligatorio las convenciones que se
refieran a materias propias de ley orgánica, y sujetos a control preventivo eventual las
demás.
Por último, debemos recordar que, en esta materia, los Tratados Internacionales
sobre Derechos Fundamentales pueden tener una consideración distinta, según la tesis que
se siga respecto de su jerarquía normativa.
90
BENADAVA, Santiago. Derecho Internacional, página 39. Citado por Hernán Molina G., Derecho
Constitucional, obra ya referida, página 16.
91
Hay una convención sobre tratados celebrados entre Estados y organismos internacionales, o entre estos
últimos, pero que aún no se encuentra vigente.
42
Los Decretos con fuerza de ley (D. F. L.) pueden definirse como decretos dictados
por el Presidente de la República, generalmente en virtud de una autorización legal previa,
y que regulan materias propias de ley.
Los decretos leyes, en Chile, corresponden a una forma de legislación irregular; son
normas dictadas por gobiernos de facto para regular materias propias de ley. En
consecuencia, son normas que surgen en situaciones en que se ha producido una ruptura del
orden constitucional.
Los reglamentos son normas internas que dictan tanto el Senado como la Cámara de
Diputados, a efectos, como señala el artículo 4 de la ley Nº 18.918, Orgánica Constitucional
del Congreso Nacional, de regular su organización y funcionamiento interno. En ellos se
contemplan normas sobre, por ejemplo, los Comités y Comisiones, las mesas directivas, el
desarrollo de las sesiones, el ejercicio de las atribuciones privativas de cada Cámara, etc.
92
MOLINA GUAITA, Hernán. Los decretos con fuerza de ley en la Constitución. Revista de derecho de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, Nº 208, páginas 113 y siguientes.
43
La Constitución hace escasa referencia a estos Reglamentos, limitándose a disponer,
en el artículo 56, inciso segundo, que “cada una de las Cámaras establecerá en su propio
reglamento la clausura del debate por simple mayoría”.
Como expresa Cea Egaña “en algunos asuntos, por ejemplo, la fiscalización y la
acusación constitucional o el despacho de la Ley de Presupuesto, dichos reglamentos
adquieren mayor relieve y pueden, en este sentido, ser calificadas como fuentes directas de
nuestro Derecho Constitucional”93.
Los autos acorados son normas dictadas por los tribunales colegiados para el mejor
cumplimiento de sus funciones, son de aplicación general, tienen carácter obligatorio y se
refieren a aspectos de orden adjetivo o procedimental.
Se incluyen dentro de las fuentes directas porque algunos de estos autos acordados
inciden en materias de orden constitucional
En particular, para efectos de este curso, nos interesan los autos acordados de la
Corte Suprema, dictados en razón de la superintendencia económica que le atribuye el
artículo 82 de la Constitución, y dentro de los cuales podemos citar el auto acordado que
93
CEA EGAÑA, José L. Derecho Constitucional Chileno, Tomo I, obra citada, página 165.
94
VERDUGO MARINKOVIC, Mario; PFEFFER URQUIAGA, Emilio; y NOGEUIRA ALCALA,
Humberto. DERECHO CONSTITUCIONAL, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, segunda edición, 2002,
página14.
44
regula la tramitación del recurso amparo (1932), de protección (1992) y de indemnización
por error judicial (1996).
Cabe precisar, en todo caso, y como veremos en su oportunidad, que las sentencias
del Tribunal Constitucional revisten caracteres especiales, por cuanto, cuando se dictan en
el ejercicio de algunas de sus atribuciones, producen efectos generales o erga omnes.
45
Constituyen también fuente indirecta del Derecho Constitucional los dictámenes que
emite la Contraloría General de la República al interpretar o aplicar normas
constitucionales, y que tienen un efecto obligatorio limitado al ámbito de la administración
del Estado. Y también los informes que emiten, sobre materias constitucionales, ciertos
órganos con competencia consultiva, como el Consejo de Defensa del Estado, la Dirección
General de Impuestos Internos, la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y
Reglamento del Senado, entre varios otros.
3.- La doctrina.
Se ha señalado que “no puede desconocerse que las opiniones que emiten los
autores y expertos en Derecho Político y Constitucional representan una fuente de gran
trascendencia para esta rama del Derecho. Si bien ellas carecen de obligatoriedad, no es
menos cierto que tendrán gran influencia al discutirse alguna cuestión que incida en el
derecho Constitucional en atención al prestigio de quien la emite”96.
Hemos preferido tratar por separado a la costumbre y a las prácticas políticas, para
precisar mejor sus alcances en cuanto posibles fuentes del Derecho Constitucional.
Por otra parte, tampoco existe uniformidad al calificar determinados hechos como
expresión de una costumbre constitucional o de una simple práctica política.
Lo que sí queda claro es que, de aceptarse, la costumbre tiene una limitada cabida
dentro del Derecho Constitucional chileno, que es un sistema de derecho escrito, donde la
carta señala expresamente el procedimiento formal a través del cual debe producirse la
norma constitucional.
95
MOLINA GUAITA, Hernán. Derecho Constitucional, obra citada, página 24.
96
VERDUGO MARINKOVIC, Mario; PFEFFER URQUIAGA, Emilio; y NOGEUIRA ALCALA,
Humberto. DERECHO CONSTITUCIONAL, Tomo I, obra citada, página18.
46
En efecto, se señala que la costumbre contra ley (contra legem) no puede admitirse,
porque constituiría un atentado al propio orden constitucional97.
Distinto de la costumbre, en nuestra opinión, son los usos o prácticas políticas que,
en nuestro concepto, comprenden las formas en que, principalmente, algunos órganos o
autoridades públicas entienden que debe cumplirse un determinado mandato constitucional,
aunque sin reconocer que se está frente a una obligación jurídica de actuar de una
determinada manera. Por lo mismo, estas prácticas no generan una regla obligatoria y su
quebrantamiento no conlleva consecuencia jurídica alguna. Su importancia radica en que
ellas ilustran respecto de la forma en que, distintos actores políticos, entienden que debe
llevarse a la práctica un mandato constitucional y, eventualmente, sirven de antecedente a
una reforma constitucional. Ejemplo de ello lo encontramos en la cuenta anual del estado
político y administrativo de la Nación que debe dar el Presidente de la República. La Carta
de 1925 establecía, en su artículo 56, que dicha cuenta debía darse ante el Congreso Pleno
al inaugurarse la legislatura ordinaria, pero no indicaba si el Presidente debía concurrir
personalmente. Bajo el imperio de esa Constitución se estableció como práctica que el
Presidente concurriera personalmente, aunque en 1930 el Presidente Ibáñez envió la cuenta
por escrito. La Carta de 1980 estableció una norma similar, aunque más amplia, exigiendo
solo que, a lo menos una vez al año, el Presidente de la República diera cuenta al país
acerca del referido estado político y administrativo de la Nación. No obstante, iniciada la
vigencia plena de esa Carta, los Presidentes mantuvieron la práctica de rendir la cuenta
personalmente, ante el congreso Pleno y al iniciarse la legislatura ordinaria 101.
97
No obstante que la emisión de Decretos con Fuerza de Ley, bajo la Carta de 1925 (hasta la reforma de la ley
Nº 17.284, de 1970), podría perfectamente entenderse como una costumbre contraria a la Constitución.
98
MOLINA GUAITA, Hernán. Derecho Constitucional, obra citada, página 21.
99
NOGUEIRA ALCALA, Humberto. Dogmática Constitucional. Editorial Universidad de Talca, 1997,
página 57.
100
SILVA BASCUAN, Alejandro. Tratado de Derecho Constitucional, obra citada, Tomo I, página 91.
101
La reforma de la ley Nº 20.050 repone la exigencia de rendir cuenta ante el Congreso Pleno, y fija pare ello
el 21 de mayo de cada año.
47