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LA CIVILIZACIÓN CRETENSE

LA CIVILIZACIÓN EGEA

Hacia 1870 en banquero alemán, Enrique Schliemann, buscando la Troya de Homero encontró
materiales suficientes para caracterizar una civilización prehelénica, es decir anterior a la
griega, que floreció más de 1000 años antes de Cristo y a la que se llamó micénica, por haber
tenido su centro en Micenas, ciudad de Peloponeso.

Treinta años después, Arturo Evans, arqueólogo inglés, gracias a descubrimientos afortunados
reveló otra civilización prehelénica, anterior a la micénica, floreciente hasta 3000 años antes
de Cristo y que duró hasta 1400 a. C. más o menos. Esta civilización es llamada cretense, por
haberse manifestado en la isla de Creta. Ambas civilizaciones, subsiguiente una a otra, son
etapas de la civilización egea.

Creta ocupa, como ya lo dijo Homero, el centro del Mediterráneo oriental, equidistante de las
tierras europeas, asiática y africanas y por su carácter de isla y su naturaleza geográfica,
reproduce en parte los caracteres de la Inglaterra de hoy. Por ser isla temió poco las
invasiones, en una época en que el mar era un obstáculo casi insalvable. En sus 8000
kilómetros cuadrados hallaron los cretenses todo lo necesario para el sustento de su densa
población. Homero advierte que antes de su tiempo era <<bella, opulenta, bien regada, tiene
numerosos hombres y noventa ciudades>>. Pero ya en época de Homero quedaban pocos
recuerdos de Creta. Se hablaba de una época lejana, en que Minos, hijo de Zeus, gobernaba el
Mediterráneo desde su palacio de Cnosos, la extraordinaria ciudad hallada por Evans, donde
aquel rey había hecho construir el Laberinto en que se perdía todo el que entraba para
encerrar el Minotauro, monstruo mitad hombre y mitad toro. Minos ha librado de piratas el
Mediterráneo, pero exige un tributo anual de cincuenta jóvenes de cada sexo para alimentar
aquél monstruo. Siete doncellas y siete mancebos corresponden a Atenas. Teseo, héroe
ateniense, se indigna ante ese tributo deprimente y entra en el Laberinto para matar al
Minotauro. Lo hace y después logra salir gracias al hilo que su amada, Ariana, le ha dado.

Del rey Minos hizo derivar Evans el nombre de minoico que dio a esta civilización. Muchos
investigaciones, de distintas nacionalidades, contribuyeron a revelar otros detalles y hasta
ciudades que casi llegan al centenar, con todo lo cual se ha podido precisar una cronología
bastante aproximada y se ha llegado a distinguir varios periodos de esta cultura. Con todo, la
cultura cretense se mantiene en la prehistoria porque todavía no ha sido posible descifrar la
escritura de sus inscripciones, ni los documentos, entre los cuales hay mil quinientas halladas
en Cnosos.

A base de elementos arqueológicos, se ha dividido la civilización cretense en tres periodos: el


primero neolítico hasta el año 300 a. de C.; el segundo calcolítico caracterizado por la industria
del cobre de 3000 a 2400 y otra del bronce de 2400 a 1200.

EL APOGEO DE CRETA

Durante esta última época Creta alcanzó un grado extraordinario de cultura, maravilloso para
aquél momento. Cnosos, la capital, situada cerca de la actual Candia se embelleció con
palacios suntuosos, de varios pisos, con comodidades propias de nuestros tiempos, como
cuartos de baño e instalaciones sanitarias. Los hombres vestían muy parcamente, pero las
mujeres llevaron vestidos semejantes a las de hoy: la figura de un joven pintada en un fresco
se llamada <<la Parisiense>> por el parecido de la figura, del vestido y aun del arreglo del
cabello, y otros detalles con las actuales muchachas de París. Fueron aficionados a las artes:
dentro del palacio Cnosos se encontraron las ruinas, bastante bien conservadas de un teatro,
cultivaron la misma y la danza pero fue en la pintura, especialmente decorativo, donde el
genio cretense manifestó su extraordinaria capacidad artística y hallaron motivos
especialmente en una fauna marina pulpos, delfines, peces, corales, etc. Que copiaron con
gran fidelidad y sentido decorativo.

Cultivaron los deportes, iniciando los grandes juegos que después se llamarán las Olimpiadas
en la Grecia continental. Se dedicaron especialmente al box, las carreras y las corridas de toros,
que eran demostraciones de peligrosas acrobacias, en que estaba prohibido matar al toro.

Poco sabemos sobre la religión cretense: no dejaron templos pues adoraban a sus dioses –
árboles, animales, rocas, la doble hacha, la columna, en cavernas o pequeñas capillas. No
tenían el culto de los muertos, pero creían en un más allá semejante a este mundo.

La mayor prueba de la cultura de este pueblo lo da la existencia de una escritura anterior a la


fenicia, quizá derivada de los jeroglíficos egipcios. Las inscripciones dejadas a largo de su
evolución por el pueblo cretense en <<letras>>.

Fueron los cretenses los primeros en recorrer el Mediterráneo, llegaron a tener una flota
poderosa, comerciaron con Italia y con España, produjeron vino, aceite, artículos de una
cerámica, etc., que vendían al extranjero, habiéndose hallado algunos en las excavaciones de
Egipto.

La intensidad de su comercio le hizo adquirir la hegemonía sobre doto el Mediterráneo


oriental. Esta hegemonía fue marítima y por esto se le llama talasocracia, es decir, gobierno del
mar. Así fue como irradió desde Creta su extraordinaria civilización.

Fueron, sin embargo, un país pacífico, como lo prueba la falta de fortificaciones de sus
ciudades y esto, unido a sus comercio, que los enriqueció, explica su civilización.

Creta sufrió varias interrupciones en su civilización. Hacia el año 2000 pudo haber sucumbido
ante la invasión de los aqueos, pueblo indoeuropeo que venía por la península de los Balcanes,
hacia el sur, pero no cruzaron el mar lo hicieron hacia 1400 y entonces la civilización cretense
sucumbió

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