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Crónica Subterránea

30 de agosto de 2016

Angel Polo - Otra Civilización Nos Domina


Angel Polo
“Otra Civilización Nos Domina”
Entrevista Exclusiva
Débora Goldstern©

Angel Polo

Hoy Cró nica Subterrá nea recibe a un verdadero precursor en cuanto a la temá tica
subterrá nea, el periodista argentino Angel Polo, autor de uno de los libros má s
sorprendentes durante los setenta, y verdadera obra de culto, “Otra Civilizació n Nos
Domina”, quién por primera vez accede a un entrevista, para contarnos en primicia,
có mo se gestó este legendario libro, tan referenciado en el medio.
Sin dudas, entrevista que reivindica este blog, y su tarea.

Atienda el lector!
Cuando en los pasillos de la memoria se apagan las luces de los recuerdos y
queda en penumbras el gran salón de los conocimientos, hay aún una pequeña
llama que ilumina nuestro paso. Es la luz última que nos abre las puertas de la
eternidad, para un regreso nuevo hacia el ayer que no recordaremos, pero que
se hará presente en los olores y sabores que menciona Proust y que acaso
recuperemos como un dejá-vu en los ojos de otoño de la mujer de nuestros
sueños…  Ángel Polo
Angel Polo

Pregunta inicial y obligada ¿Cómo se introduce Angel Polo, hombre del ámbito
periodístico, en el universo de los enigmas?
 Nacer ya es un enigma. Mirar de frente el destino y hallar el camino que ha de
conducirnos a nuestro propó sito en la existencia, es el primer desafío que
debemos enfrentar. Tenía apenas dieciocho meses, cuando se produjo un
acontecimiento que marcó para siempre mi relació n con el mundo que me
rodeaba: Tomé conciencia, por primera vez, en forma absoluta, de que me disponía
a ocupar un cuerpo humano. El de ese niñ o de dieciocho meses, que de la mano de
su mamá , cruzaba el jardín de su casa tras despedir a su padre, que marchaba
hacia el trabajo. Podríamos decir que “llegaba” a esta vida. ¿Pero de dó nde había
partido? Mirando hacia el techo de una casa lindera, separada de la mía por un
baldío, dos figuras totalmente blancas, contemplaban mi partida. Mientras
caminá bamos hacia el interior de mi vivienda, ambas figuras se fueron
desvaneciendo en la oscuridad de la noche. ¿Ellas me habían acompañ ado?

¿Qué las relacionaba conmigo?... Dilucidar ese enigma, me llevó a convertirme en


un insaciable lector. A los tres añ os ya leía sin inconvenientes. A diarios y revistas,
comunes en una casa de época de clase media baja, se sucedió el primer libro
maravilloso: Un manual de Ciencias Naturales de un autor llamado Cazenave,
publicado por Lasserre y ampliamente ilustrado.

A los seis añ os ya era socio de una biblioteca popular y me costó convencer a mis
padres de que no me trajeran libros de cuentos, sino de geografía, historia y ciencias
en general.
Durante los añ os de la enseñ anza primaria y secundaria –once− llegué a leer un
promedio de un libro por día. Y con apenas diecisiete añ os, ingresé en la redacció n de
un diario en la ciudad de La Plata. Se llamaba Gaceta de la Tarde y pertenecía al grupo
editorial Kraiselburd, cuyo medio má s conocido era –y lo sigue siendo− el diario El
Día, decano de la prensa bonaerense.
Permanecí allí durante diez añ os. Y por caminos desconocidos, llegaron a mis manos
libros que despertaron definitivamente mi interés por el universo de los enigmas, así
como personas que tras dejarme su mensaje, continuaban su viaje sin regresar nunca
má s. Conocí a Hesse y Jung, hermanados por el afecto y la veneració n que les tributaba
Miguel Serrano, embajador chileno en la India, a quien el destino me permitió
encontrar sentado en el banco de una plaza, en Retiro, mientras aguardaba el colectivo
hacia Mendoza para seguir posteriormente hacia su Chile, inestable ya políticamente.
Apenas una semana antes había leído dos de sus trabajos. Y conocido las “leyes” de la
sincronicidad, tan características de Jung. ¿Qué otra cosa sino era este encuentro, en la
soledad de la noche porteñ a, que la manifestació n má s plena de un sincronismo
extraordinario?
En ese tiempo, pensé por primera vez, si no me estaba preparando para entender
algú n tipo de acontecimiento especial que pudiera depararme el destino. Absorbía
datos, fechas, sucesos, principios químicos, físicos, matemá ticos. Mi mente se había
convertido en una base de conocimientos, dispuesta a dar respuesta o interpretar
gran parte de los enigmas de mi tiempo.
Hasta que un humilde investigador antá rtico, Aroldo Mansilla, me relató su encuentro
con el almirante Richard Byrd, en el continente blanco. “Hay algo má s”, me dijo, en
referencia a un mundo subterrá neo al cual se accedería tras dejarse llevar por unas
depresiones en ambos Polos, ingresando a un territorio nuevo. Por supuesto, su
opinió n se apoyaba en las investigaciones de Byrd y su equipo de trabajo.
Así, muchos hombres dejaron su mensaje y continuaron su camino. Sería largo
enumerarlos y la suma de comentarios nos permitiría escribir un nuevo libro. Lo
concreto es que a fines de la década del 70, me sentí urgido de dejar constancia de
estos acontecimientos, en un libro: Otra civilizació n nos domina. Inicialmente, no
pretendió má s que abrir los ojos hacia un fenó meno nuevo: el saber que no está bamos
solos y que era necesario investigar, en el pasado y en el presente, los testimonios que
nos permitieran un futuro de conocimientos, impostergables para comprender la
nueva era que ya vivíamos.
El libro tuvo tres ediciones sucesivas de diez mil ejemplares. Y muchas má s realizadas
por piratas editoriales. Hoy, a casi cuarenta añ os de su publicació n, es posible hallarlo
en centenares de pá ginas web, incorporado a miles de artículos periodísticos y, en fin,
formando parte de un inconsciente colectivo que lo ha tomado como una llave para
asomarse a los secretos mejor guardados de este mundo raro en que vivimos.
Supongo es consciente, Otra Civilización Nos Domina, es el primer trabajo publicado en
Argentina centrado en la temá tica subterrá nea, convirtiéndolo en un verdadero hito,
llevá ndome a inquirir, ¿Qué motivó a interesarlo en el denominado enigma
mayor, como a veces se denomina el llamado mundo intraterreno?
He explicado ya como este “enigma mayor” llegó a mi vida, diríamos en forma
sincró nica (Serrano y Jung también creían firmemente en un mundo interior
geográ fico, má s allá del espiritual).

Sigo teniendo la sensació n que de la misma manera que muchos se acercaron a mí


para dejar un mensaje, yo me acerqué a otros para multiplicar ese mensaje e inducir al
interés por ciencias conjeturales, que el tiempo y los acontecimientos fueron
convirtiendo casi en exactas.

Acaso he sido solamente un cartelito indicador entre las tinieblas del


desconocimiento, cosa que me pone muy contento.
Al repasar Otra Civilización Nos Domina, sorprende, no só lo por ser un libro de
avanzada, teniendo en cuenta que hablar de una civilizació n paralela conviviendo con
nuestra humanidad, constituye un abordaje tabú , sino porque ademá s, la informació n
presentada a pesar del tiempo transcurrido, continú a siendo vá lida para estudio ¿Le
insumió mucho tiempo la recogida de datos, y fuentes presentadas?
La verdad siempre es vá lida. Aunque no sabemos si tiene fecha de vencimiento. El
paso de los añ os simplemente avala un trabajo que creo responsable y honesto, má s
allá de que para muchos es una “frivolidad” ocuparse de temas que desdeñ a la
investigació n oficial. Permítanme decirles que ese desdén es fingido, que muchos
científicos buscan nuevos horizontes para sus viejos conocimientos. Y que,
fundamentalmente, no se esconden tras la coraza de su academicismo, sino que
aguardan la colaboració n del hombre comú n, para interpretar mejor los fenó menos
que lo rodean. ¿Acaso Karl von Frisch, premio Nobel de Medicina en 1974, no
comenzó a descifrar el significado del vuelo de las abejas a partir de los comentarios
de modestos apicultores de su país, que observaban está ndares de vuelo que se
repetían segú n la época del añ o o la posició n del sol? Recuerdo que en un momento fui
invitado por profesores de la Universidad de La Plata, para participar de uno de los
primeros movimientos dirigidos a llegar con el mensaje de la ciencia al pueblo en
general: Se trataba de una asociació n denominada AAPADIC (Asociació n Argentina
para  la Divulgació n de las Ciencias) dirigida por el astró nomo Oton Jaschek.

Lo traslado a 1947. En aquel añ o se desata la locura de Roswell, con la tan mentada


conspiració n alienígena. Durante décadas, la visió n de visitantes extraterrestres primó
como solució n dominante al tratarse la cuestió n. No obstante, en los ú ltimos añ os, se
viene produciendo un giro interesante, de la mano de nuevos autores, que empiezan a
plantear un nuevo paradigma en cuanto el caso, y donde lo intraterreno, pudiera tener
lugar. Y nuevamente ¿Cómo llega Otra Civilización Nos Domina a contar con esta
hipótesis, tan premonitoria en la actualidad, teniendo en cuanta el libro se
escribió en 1977?
La conspiració n alienígena nació en la mente de creadores artísticos que creyeron
encontrar la veta –y de hecho lo hicieron− para crear un producto televisivo y
cinematográ fico que movilizara multitudes. Muchos se dejaron llevar por la fantá stica
posibilidad de que unos lagartos espaciales convivieran con nuestra sociedad y se
aprestaran a destruirla.
Sin embargo, los pequeñ os cuerpos de Roswell no tenían nada de fantasía. La ú nica
certeza es que no corresponden a la raza humana. Cuando discutíamos este tema con
otros autores e investigadores, nunca pudimos coincidir en el origen real de estos
seres. En Otra Civilizació n, se planteó la que consideré la hipó tesis má s valedera. Y es
curioso el hecho que me llevó a aceptarla por sobre las demá s: Un amigo investigador
amazó nico, Ernesto Juá rez Esviza, se detuvo una vez en territorio jíbaro y trabó
relació n con tribus Huambisas, Aguarunas, Huitotos. La mitología concordante de
todas ellas, hablaba de pequeñ os seres que salían desde el interior de la tierra, a
través de tú neles disimulados en las profundidades selvá ticas. La descripció n de estos
seres, era bastante similar a los ejemplares de Roswell.
Lamentablemente, en los ú ltimos añ os se han falsificado y tergiversado datos, para
crear relatos que despierten la curiosidad del pú blico. Pero en ellos priva la
imaginació n má s que la realidad. Son apenas novelas que cumplen con la funció n de
entretener y como tales deben ser leídas. Nadie que haya investigado con seriedad y
responsabilidad el tema que nos ocupa, puede dejarse llevar por lo que algunos
llaman “nuevas teorías” y que apenas son “nuevas mentiras”.
1    

 
Prosigo con este interrogante. Desde hace tiempo el FBI viene practicando una
desclasificació n de sus archivos, exponiendo estos documentos de libre acceso desde
la red. Así fue que conocimos un memorá ndum de 1963, en el cual el extinto John F.
Kennedy, solicitaba a sus organismos de inteligencia precisiones sobre la cuestió n
ovni. En el capítulo seis de Otra Civilizació n Nos Domina, se ofrece una historia má s
amplia de lo ocurrido con el presidente norteamericano y de su repentino interés, por
obtener datos acerca de “los no identificados”
¿Se debe interpretar esta anomalía, como un ayer menos estricto en cuanto a
censura sobre estos temas, que lo experimentado en la actualidad?
En realidad, los gobiernos siempre trataron de ocultar aquellos temas que podían
impactar en  una sociedad no preparada para las grandes revelaciones. Y lo siguen
haciendo, aunque quizá s en menor medida. Pero como nunca las cosas pueden
ocultarse definitivamente, a veces es preferible dejar que algo trascienda, para
alimentar la expectativa de la gente.  Hoy podría afirmar que ya ha habido encuentros
entre altos mandatarios y seres de otra civilizació n. Se lo ha comentado en foros tan
cerrados como Bilderberg. Sin embargo, es algo tan extremadamente reservado, que
no disponemos de elementos para  avalar esta certeza.
¿Hay acuerdos con las principales potencias? ¿Se ha elaborado un proyecto dirigido a
la salvació n de la Humanidad, atento a la paulatina destrucció n del planeta como
consecuencia de la contaminació n? ¿Ya hay proyectos para llevar gente a otros puntos
del universo? No lo sabemos, pero lo má s probable es que así sea. Me aseguran que en
el Instituto Tecnoló gico de Massachussets (MIT) ya disponen de una má quina
preparada para desintegrar la materia en sus á tomos originales y trasladarla a miles
de kiló metros de distancia, hasta otro lugar donde pueda ser otra vez integrada a su
forma original. En palabras pueblerinas: hacemos polvo a un hombre aquí y lo
rearmamos en algú n lugar del universo. (Aclaració n necesaria: Para los que creen que
sería necesaria otra má quina en el lugar de reagrupamiento de la materia y se
preguntan có mo se la podría trasladar hasta allí sin la presencia del hombre, les
comento que se ha trabajado sobre una “memoria cronoló gica” de la materia, tanto
como se lo hizo sobre una “memoria de las formas”. A ver si puedo explicarme: Los
á tomos enviados desde un punto en la tierra, producto de la desintegració n de una
materia  cualquiera (un jarró n, por caso) viajan en el espacio “sabiendo” que en un
tiempo determinado, volverá n a adquirir la forma del jarró n original. Si falla el cá lculo,
seguramente el pobre jarró n será un cacharro má s en el espacio sideral. Pero creo que
se entiende).
Hablemos de William Brodie. Sin dudas su informe constituye un punto de inflexió n
dentro del libro ¿Cómo llegó a su conocimiento la historia del llamado portavoz de
los intraterrenos?
William Brodie es una persona que ha participado de sucesos inexplicables, algunos
de los cuales está n bien documentados, tal como lo señ ala un informe de la Junta
Aeroná utica Civil de los Estados unidos , recogido de la circular 54-AN/49 de 1958, de
la Organizació n de Aviació n Civil Internacional (OACI), con sede en Montreal, Canadá .
Este informe se refiere a su desaparició n de un avió n en vuelo, en las cercanías de
Louisville. Sin embargo, lo má s curioso, es su reaparició n en casos que involucran al
presidente Roosevelt, a su sucesor Truman y terminan en Kennedy, vinculando a
todos ellos con el rey Gustavo V de Suecia y un manifiesto asombroso: el de una
civilizació n casi desaparecida, cuyos ú ltimos sobrevivientes pugnaban por salvar a un
mundo condenado al holocausto a partir del uso de la energía ató mica para fines
beligerantes. Lo cierto y comprobable, es que a partir de esta advertencia, Suecia
literalmente “se enterró ”, trasladando bajo tierra fá bricas, hospitales, la fá brica de
aviones SAAB, los sistemas de defensa y la fá brica de instrumental de precisió n AGA,
entre muchas otras.
Los distintos acontecimientos que tienen a Brodie como punto de referencia, son
comprobables a partir de publicaciones de época y trascendidos filtrados a los medios
de prensa. Incluso la popular revista Selecciones del RD, se refirió en extenso en uno
de sus nú meros, al extrañ o comportamiento sueco. En el libro les he dado continuidad
en el tiempo y una cierta forma de relato periodístico, para favorecer la interpretació n
del lector. ¿Qué sabemos hoy de Brodie? Que los sucesos que lo tuvieron como
protagonista, se siguen comentando en los foros vinculados al tema.
La Tierra Hueca es uno de los temas má s consultado por Internet. Aunque el tó pico es
negado por la ciencia, sin embargo, cuenta con mucha audiencia, que cree en la
posibilidad de un mundo interno oculto, en las entrañ as del planeta. En lo personal no
adhiero a la hipó tesis tierrahuquista, pero sí apuesto a la existencia de un mundo
subterrá neo, aunque a un nivel má s cercano, y menos profundo como se quiere
representar ¿Cuál es su opinión sobre esta controversia?
Creo ciertamente en la posibilidad de que a partir de la existencia de dos agujeros en
los Polos, se pueda acceder a un territorio de amplias dimensiones, ocupados por
algú n tipo de civilizació n, incluso conviviendo con los humanos. Estas depresiones en
forma de bolsó n, si bien tendrían miles de kiló metros cuadrados, de ninguna manera
avalarían que la Tierra fuera hueca. Se trata simplemente de territorios, anexos a los
Polos. En una ocasió n me preguntaron si los cientos de casos de abducció n que se
producen a diario, estarían destinados a reponer habitantes en esos territorios o
incrementar su cantidad. Personalmente me cuesta creerlo. Pero es una hipó tesis má s.
Aunque aú n se cuentan con pocas evidencias de esta realidad subterrá nea, en las
ú ltimas décadas vemos un creciente interés por parte de las nuevas generaciones que
retoman este tema, tan denostado en su momento ¿A qué atribuye este cambio?
Simplemente a la necesidad de saber, de conocer la verdad. Recordemos las palabras
de Haldane: El universo no es solo má s extrañ o que lo que imaginamos, sino má s
extrañ o que lo que podemos imaginar. Las nuevas generaciones quieren nuevas
revelaciones. Buscan la verdad. Debemos acompañ arlas.
Casi todo el escenario intraterrestre descrito en Otra Civilización Nos Domina,
transcurre en tierras norteamericanas, aunque suponemos el llamado imperio
subterrá neo extendería sus fronteras hacia toda América, y por ende, hacia otros
continentes ¿Coincide con esta visión?
Estados Unidos es uno de los países que má s atenció n ha prestado a estos temas. Sin
embargo, al hablar de un mundo subterrá neo, reitero que mi convencimiento pasa por
los dos grandes territorios mencionados, a la manera de depresiones o bolsones en
ambos Polos, aunque debo admitir también la existencia de ciudades subterrá neas en
los montes Himalaya, en el Mato grosso brasileñ o, en las cercanías del Sahara africano,
en algunos sectores de México y hasta de la Argentina. Habría que seguir avanzando
sobre este tema. Se han realizado algunas expediciones, aparentemente sin resultados
positivos.

Ovni en Capilla del Monte


(Foto Luis Reinoso)

Es interesante observar esta obra irrumpe casi una década antes de lo ocurrido má s
tarde en Capilla del Monte, actualmente dominante en la escena argentina, en cuanto
al tema subterrá neo ¿Cuál es su percepción de todo lo que viene aconteciendo en
aquel paraje cordobés?
Son símbolos. Señ ales  de una realidad que está má s allá de nuestros sentidos. Yo diría
que no hay que tratar de interpretar lo que sucede en aquel paraje cordobés.
Recomendaría simplemente llegar hasta allí, a la sombra del Uritorco, y entregarse a la
Naturaleza. El viento, la noche, las estrellas, está n plenas de una energía vivificadora
que nos llega desde el fondo del Universo. Sabrá n nuestros lectores que má s allá de la
física y la energía convencionales, un delicado entramado de fuerzas fluyentes
entreteje al mundo geográ fico. En palabras sencillas: 24 fuentes de energía se
distribuyen en forma equidistante, sobre ambos tró picos. Otras 48 se desprenden de
aquellas y crean una suerte de malla energética, con puntos donde es posible recibir
plenamente los beneficios de esta energía adicional. Uno de tales puntos, estaría allí,
en Capilla del Monte. Otros se presumen o han sido hallados en distintos sectores de la
Argentina y del resto del mundo. Por caso, mencionaremos el de la “cuesta de
Czestochowa”, ubicado en el tramo entre el arroyo Tupicuá y la capilla Madre de Dios
Czestochowa, en el Departamento Iguazú , provincia de Misiones. Todos quienes
transitan por allí, perciben inmediatamente un bienestar particular, que los
predispone al optimismo y la armonía interior. A propó sito: Creo que la palabra
energía es la que define nuestra época. Allí debemos ahondar para avanzar en este
derrotero por conocer las verdades esquivas de la existencia. Todo es energía. Y uno
de sus principios es que nada se pierde, todo se transforma. De allí, que conceptos
como muerte o desaparición, pasan a ser irrelevantes. Provenimos de una gran fuente
universal de energía y a ella volveremos cuando nuestro aspecto mecá nico –el
cuerpo− se rinda al paso del tiempo.
Creo, por esto, que si queremos hallar la armonía y la paz con nuestro entorno,
debemos detenernos má s en nuestro camino y aprender a mirar. A ver que la
Naturaleza que nos rodea es parte y emana de nosotros. Jung decía que la Naturaleza
nos ha formado a través de las edades, para que la revelemos, para que la
contemplemos en su fugacidad, en su evanescencia. Ahí está n los seres, los objetos
sacramentales, esperá ndonos. Nosotros pasamos y no lo sabemos. Pasamos sin ver, sin
mirar. Pasamos sin saber que la flor grita de dolor porque la contemplemos, que la
sartén espera nuestro saludo matinal, que la Tierra pide ser apoyada en su
movimiento de rotació n. Y cuando llegamos a mirar a la flor, ella lo sabe, lo siente y
nos lo devolverá con alguna forma de amor, tal vez cuando estemos disolviéndonos en
el seno de la tierra. La ú ltima secretaria de Jung, Ruth Bailey, solía relatar la anécdota
del gran psicó logo suizo en su retiro de Bollingen. Había allí una torre de piedra,
habitable, donde éste pasaba varias semanas. Allí, dialogaba con cada uno de los
enseres domésticos, que utilizó a lo largo de toda su vida. Era habitual escucharle
decir: Hola sartén ¿cómo ha pasado estos días de tanta humedad? ¿Y usted, olla? ¿Está
dispuesta a cocinar esas sabrosas comidas que levantan el ánimo y el espíritu? A veces –
señ ala Bailey− se encerraba en largos monó logos con su taza de té, recordá ndole los
orígenes de la noble bebida que contenía.
El sabía que había una reciprocidad. No era un hombre en los bordes de la locura. Era
un alquimista asomá ndose a los secretos infinitos de la humanidad y de las cosas. En
cada alto del camino para compartir con el mundo que nos rodea, entregamos energía
a raudales y la recibimos en igual cantidad y calidad. A Capilla del Monte no vayan a
buscar platos voladores. Vayan a entregarse a la fuente universal de donde
procedemos y regresen má s sabios, má s plenos, má s llenos de luz y de amor.
¿Cree posible a futuro, contar con mayores revelaciones acerca de llamado mundo
intraterrestre?
Es posible que sí. ¡Sabemos tan poco! El avance indetenible del progreso, que derriba
obstá culos y supera distancias, nos facilitará un día acceder a aquellos lugares que hoy
se nos muestran con un signo de interrogació n, desafiando nuestros conocimientos.
Pregunta final. Recomendaciones de Angel Polo a todos aquellos buscadores, que
se inician en este camino de lo “subterráneo”.
Para iniciar este camino, hay que detenerse. Mirar hacia nuestro interior y saber que
si realizas tu trabajo a conciencia y verdaderamente, amigos desconocidos te buscará n
y llegará n a ti. Hombres, libros, conocimientos, sucesos vinculantes a tu bú squeda, te
acompañ ará n como una constante, hasta que descubras la esencia de lo que
investigas. Solamente puedo basarme en mi experiencia para recomendar a los
expedicionarios del conocimiento. Y ya la he relatado en este extenso reportaje que
agradezco a Debbie, deseando no haberla aburrido con citas y circunstancias,
afortunadas o no.

Angel Polo
Infinitas Gracias!
Débora Goldstern

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