Colombia es un país en el que las experiencias en intervención psicosocial
son diversas. La propuesta de ese módulo es compartir algunas experiencias de intervenciones psicosociales que se han aplicado en nuestro entorno y que pueden realizarse tanto en el ámbito gubernamental como en el ámbito no gubernamental. Espacios en los que en la actualidad se trabaja la intervención psicosocial, desde el tratamiento de las diversas problemáticas sociales que aquejan nuestras poblaciones a nivel nacional. Teniendo en cuenta que cada experiencia de intervención psicosocial se ejecuta desde la lectura del contexto específico donde se aplica y, los resultados esperados se proyectan desde los recursos de ese mismo contexto. Las experiencias de intervención psicosocial son un asunto complejo que da cuenta de las políticas y posiciones éticas de la actualidad. Esto les da un lugar de vigencia. En este momento histórico y político la mayoría de los proyectos de intervención, deben tener presente la consideración de procesos y factores psicosociales, para ser considerados integrales y relevantes. Es un asunto que como profesionales de la intervención psicosocial debemos tener en cuenta, para posicionar de forma óptima nuestro quehacer. En esta vía, plantear el tema de experiencias en intervención psicosocial, nos pone en el terreno de lo operativo, es decir, de la práctica, del hacer. Para lo cual es necesario comenzar por plantear que entendemos por intervención psicosocial y con base en tal definición, desde donde se ha intervenido en nuestro entorno. Por intervención psicosocial en este momento histórico podemos entender la forma de trabajo, de los profesionales de las ciencias sociales que trabajamos directamente con las comunidades o grupos poblacionales insertos en sociedades con problemáticas específicas. Lo cual ha permitido comenzar a comprender, a partir de una forma específica de hacer profesional, la multicausalidad de las problemáticas y necesidades humanas, desde el contexto de cada territorio o grupo social; donde se involucra no sólo lo social, sino también lo económico, lo político, lo cultural, lo histórico y, desde dicha multicausalidad, como todos estos factores de lo humano, confluyen en una cotidianidad específica. En esta medida determinar que es un fenómeno psicosocial es difuso, pues se trata de realidades emergentes de la relación del sujeto en condiciones socio- históricas particulares, vivenciadas en su propia cotidianidad; donde necesariamente muchas áreas del saber tendrían que intervenir para su comprensión. Si existiesen fenómenos psicosociales puros, existiría una única manera de abordarlos lo cual, supondría la adhesión a una consideración realista, positivista y objetiva del mundo. Pero los fenómenos simplemente suceden, hacen presencia en el mundo; los fenómenos de la cotidianidad no pertenecen a una materia ontológica particular ni a disciplinas específicas, sino que sencillamente son fenómenos que ocurren y que llaman la atención de las comunidades de ciudadanos por fuera o dentro de la academia. En consecuencia, algún conjunto en estos grupos de personas deciden estudiar los fenómenos desde determinadas perspectivas y es entonces cuando se les adjetiva. No obstante el fenómeno no asume la identidad de quien lo estudia, sino que la teoría le otorga y analiza determinadas condiciones que lo diferenciarán de otras aproximaciones. Es entonces cuando emerge una comprensión psicológica, sociológica, antropológica, económica; que ahora intentamos denominar psicosocial. En este sentido, un abordaje psicosocial a cualquier asunto de la realidad no es otra cosa que, la utilización de un conjunto de conceptos, saberes y métodos provenientes en un inicio, de la psicología social y a posteriori, de los diálogos interdisciplinarios con otras disciplinas y saberes de lo social y de lo humano. Diálogos interdisciplinarios que se han vuelto potentes política y éticamente en nuestra contemporaneidad; como son el Desarrollo Humano, la perspectiva de Derechos Humanos, la equidad de género y en general la equidad con las llamadas minorías, la Dignidad Humana; constituyéndose en teorías de conocimiento y métodos de intervención como formas de abordar y comprender los fenómenos psicosociales. La intervención psicosocial pues, es una práctica que en sus inicios se alimentó de la psicología social, pero no se nutre exclusivamente de ésta. La diversidad de fenómenos que se encuentran en el mundo exigen que la lectura sea lo más amplia posible, aunque no se alcance una comprensión total ni completa. La Psicología Social se viene cuestionando en su comprensión de los fenómenos psicosociales y cada vez más sus teorías son integradoras de los dos enfoques desde los cuales trabaja o se aplica: psicología social psicológica y psicología social sociológica. En ese sentido, cualquier intervención es siempre una búsqueda de solución que apunta a una transformación de la realidad de manera más o menos consciente, por parte de quien orienta el proceso (el profesional interventor); desde el soporte o fundamento de un referente conceptual elegido. Por lo tanto, cualquier intervención psicosocial es siempre una transformación de la realidad de manera consciente por parte de quien orienta el proceso. No obstante no hay nada que asegure que los resultados sean los esperados, aunque sí deben hacerse todos los esfuerzos para que se haga posible el cumplimiento de los objetivos. Con base en todo lo anterior podremos suponer las condiciones mínimas a partir de las cuales es posible hablar de intervención psicosocial: 1. Delimitar un contexto y fenómeno específico hacia el cual se orienta la intervención. 2. La intervención supone un ejercicio de transformación de la realidad, lo cual debe ceñirse a condiciones éticas y a la precisión de unos objetivos. 3. Los propósitos de la intervención es posible que no se satisfagan plenamente dado que la intervención se encuentra con los recursos e historia de una comunidad que interactúa con la propuesta del profesional. 4. La intervención exige flexibilidad metodológica y disposición del profesional para asumir los ajustes que deban realizarse a la propuesta una vez comience su ejecución. La importancia de la intervención psicosocial radica en que se constituye en una pretensión de transformación sociocultural, a partir de un marco teórico que se basa en premisas éticas y políticas, de las cuales debe ser consciente el profesional. La transferencia de la teoría a la práctica es una tarea constante en el ejercicio de la ciencia y de la investigación. De esa misma forma es importante tener siempre presente que la transferencia de conocimiento es la base para el desarrollo de muchas condiciones sociales y económicas, porque no hay otro espacio en el cual sea posible contrastar las premisas teóricas, además porque éstas se refieren de manera directa a la realidad. Sin embargo lo más importante no es hacer la transferencia de conocimiento sino realizar la reflexión acerca de los valores que se sustentan en el conocimiento que está siendo transferido, y las implicaciones que éste tiene en los planos social, económico, político y ético. No todas las teorías tienen las mismas consecuencias en el plano aplicado, lo cual demanda del profesional una actitud reflexiva para examinar los valores que subyacen a la teoría. Para llevar adelante este examen se propone analizar las condiciones Ontológicas, Epistemológicas y Metodológicas de la teoría. De esta manera es posible inferir y descubrir las bases políticas y éticas que sustentan una propuesta psicosocial.