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Alcatraz / Huacalxóchitl a b c

SÍMBOLO DE LA SENSUALIDAD E INSTRUMENTO DE PLACER


Alfredo López Austin, Leonardo López Luján

Una flor, llamativa por su belleza, fue reuniendo a lo largo de los siglos connotaciones que la convir-
tieron tanto en símbolo de femineidad como en centro de atributos y funciones ligados a la sexualidad.

d e

a b c d

Obras del Clásico, el Posclásico y la Colonia temprana en las que aparecen alcatraces. a. Figurilla maya de cerámica, Jaina, MNA; b. Petrograbado,
Cerro Cuailama, Santa Cruz Acalpixca; c. Jura de Felipe II en 1557, Códice de Tlatelolco, lámina viii; d. Pintura mural de la planta baja, Convento agus-
tino de Malinalco; e. Fragmentos de pintura mural, caja de agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
FOTOS: RICARDO ALVARADO, GERARDO VÁZQUEZ, ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS, UNAM; SALVADOR GUILLIEM

e f g
Un pintor amante de los alcatraces apenas muestra sus pies, sus manos, el los alcatraces de la “Dama del sombre-
Asombra en la obra pictórica de Diego ápice de su sombrero y su imposición. ro” (1942) resaltan a la mujer desnuda
Rivera la presencia recurrente de los al- Por su parte, la ahuiani o prostituta en que se contempla coquetamente frente
catraces, como impulsada por una ob- el mercado de Tlatelolco (Palacio Na- a un espejo.
sesión alegórica. Las blancas f lores cional, 1945) está nimbada por un halo
pueden aparecer en manojos; pero ad- albo que se agrega y domina el conjun- El alcatraz sudafricano
quieren funciones más expresivas to de los símbolos de su personalidad La flor que tanto atrajo a Rivera perte-
cuando forman parte de escenas en que erótica. La simetría dorsal de “Desnu- nece a una planta herbácea del sur de
mujeres u hombres aislados, en par o en do con alcatraces” (1944) forma la fron- África, la Zantedeschia aethiopica. For-
grupo, infantiles o maduros, son los dosa copa del formidable tronco mo- ma parte de la familia de las aráceas, que
agentes de la emoción estética. Su va- reno de la modelo Nieves Orozco comprende unos 104 géneros, y en la que
lor significativo se potencia, sin embar- Soberanes. Sumadas a la blancura del destacan los anturios, los filodendros,
go, cuando enmarcan figuras femeni- ave, acentúan la inocencia en “Niña con los aros, las dragoneas y las lentejas de
nas. La luz nívea enfatiza la tez morena paloma y alcatraces” (1954), y en el “Re- agua. Lo que en apariencia sería el úni-
en “Perfil de mujer indígena con alca- trato de Natasha Gelman” (1943) for- co pétalo de la Z. aethiopica es en reali-
traces” (1938). En “El vendedor de alca- man parte opulenta del respaldo del dad una espata o bráctea, en otras pala-
traces” (1941), el mazo de flores es un sofá en el que reposa la acaudalada co- bras, una hoja que nace del pedúnculo
mundo a cuestas de la cargadora arro- leccionista. Aun en los frívolos deva- y que protege parcialmente la inflores-
Algunos cuadros con alcatraces de Diego Rivera. a. “Perfil de mujer indígena con alcatraces”; b. “El vendedor de alcatraces”; c. “México-Tenochtitlan visto des-
de el mercado de Tlatelolco”; d. “Desnudo con alcatraces”; e. “Niña con paloma y alcatraces”; f. “Retrato de Natasha Gelman”; g. “Dama del sombrero”.
dillada, en tanto que el hombre –el ven- neos de Rivera al pintar las pin up cencia. Ésta, formada por un espádice o
DIGITALIZACIÓN: RAÍCES. dedor aludido en el título de la obra– girls del Bar Ciro´s en el Hotel Reforma, espiga de eje carnoso, sostiene las dimi-

18 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 19


Alcatraz / Huacalxóchitl a b c

SÍMBOLO DE LA SENSUALIDAD E INSTRUMENTO DE PLACER


Alfredo López Austin, Leonardo López Luján

Una flor, llamativa por su belleza, fue reuniendo a lo largo de los siglos connotaciones que la convir-
tieron tanto en símbolo de femineidad como en centro de atributos y funciones ligados a la sexualidad.

d e

a b c d

Obras del Clásico, el Posclásico y la Colonia temprana en las que aparecen alcatraces. a. Figurilla maya de cerámica, Jaina, MNA; b. Petrograbado,
Cerro Cuailama, Santa Cruz Acalpixca; c. Jura de Felipe II en 1557, Códice de Tlatelolco, lámina viii; d. Pintura mural de la planta baja, Convento agus-
tino de Malinalco; e. Fragmentos de pintura mural, caja de agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
FOTOS: RICARDO ALVARADO, GERARDO VÁZQUEZ, ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS, UNAM; SALVADOR GUILLIEM

e f g
Un pintor amante de los alcatraces apenas muestra sus pies, sus manos, el los alcatraces de la “Dama del sombre-
Asombra en la obra pictórica de Diego ápice de su sombrero y su imposición. ro” (1942) resaltan a la mujer desnuda
Rivera la presencia recurrente de los al- Por su parte, la ahuiani o prostituta en que se contempla coquetamente frente
catraces, como impulsada por una ob- el mercado de Tlatelolco (Palacio Na- a un espejo.
sesión alegórica. Las blancas f lores cional, 1945) está nimbada por un halo
pueden aparecer en manojos; pero ad- albo que se agrega y domina el conjun- El alcatraz sudafricano
quieren funciones más expresivas to de los símbolos de su personalidad La flor que tanto atrajo a Rivera perte-
cuando forman parte de escenas en que erótica. La simetría dorsal de “Desnu- nece a una planta herbácea del sur de
mujeres u hombres aislados, en par o en do con alcatraces” (1944) forma la fron- África, la Zantedeschia aethiopica. For-
grupo, infantiles o maduros, son los dosa copa del formidable tronco mo- ma parte de la familia de las aráceas, que
agentes de la emoción estética. Su va- reno de la modelo Nieves Orozco comprende unos 104 géneros, y en la que
lor significativo se potencia, sin embar- Soberanes. Sumadas a la blancura del destacan los anturios, los filodendros,
go, cuando enmarcan figuras femeni- ave, acentúan la inocencia en “Niña con los aros, las dragoneas y las lentejas de
nas. La luz nívea enfatiza la tez morena paloma y alcatraces” (1954), y en el “Re- agua. Lo que en apariencia sería el úni-
en “Perfil de mujer indígena con alca- trato de Natasha Gelman” (1943) for- co pétalo de la Z. aethiopica es en reali-
traces” (1938). En “El vendedor de alca- man parte opulenta del respaldo del dad una espata o bráctea, en otras pala-
traces” (1941), el mazo de flores es un sofá en el que reposa la acaudalada co- bras, una hoja que nace del pedúnculo
mundo a cuestas de la cargadora arro- leccionista. Aun en los frívolos deva- y que protege parcialmente la inflores-
Algunos cuadros con alcatraces de Diego Rivera. a. “Perfil de mujer indígena con alcatraces”; b. “El vendedor de alcatraces”; c. “México-Tenochtitlan visto des-
de el mercado de Tlatelolco”; d. “Desnudo con alcatraces”; e. “Niña con paloma y alcatraces”; f. “Retrato de Natasha Gelman”; g. “Dama del sombrero”.
dillada, en tanto que el hombre –el ven- neos de Rivera al pintar las pin up cencia. Ésta, formada por un espádice o
DIGITALIZACIÓN: RAÍCES. dedor aludido en el título de la obra– girls del Bar Ciro´s en el Hotel Reforma, espiga de eje carnoso, sostiene las dimi-

18 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 19


a b c nutas flores, femeninas en su base y a b
masculinas en la parte superior. Los fru-
tos son bayas adheridas al eje, gruesas
y apretadas.
La marcada belleza de la Z. aethiopi-
ca determinó la difusión de su cultivo
en Europa desde finales del siglo xvii.
De allí pasó a América, donde proliferó
en forma silvestre en climas tropicales.
En México se reprodujo abundante-
c
mente, tanto cultivada en todo el terri-
torio como asilvestrada en los bosques
de pino-encino, hasta los 1,900 msnm.
La planta es conocida en español bajo
el apelativo generalizado de “alcatraz”,
aunque en nuestro país también se la lla-
ma, según el Catálogo de nombres vul-
d gares y científicos de plantas mexicanas
de Maximino Martínez, “capote”, “car-
f
tucho”, “cucurucho” y “lampaz”. Es la
e
g forma de la bráctea (y no la de las hojas,
como lo señala Joan Corominas en su d
Diccionario crítico etimológico) la que
da nombre de alcatraz a la planta. Efec-
tivamente, la bráctea semeja un cucuru-
cho o alcartaz, palabra de nuestro idio-
ma que en su forma original dio por
metátesis alcatraz. Según el Dicciona-
e rio de la lengua española, alcartaz deri-
va del árabe hispánico alqarṭás o alqirṭás;
ésta, del árabe clásico qirṭas, y ésta a su El alcatraz en las fuentes documentales. Libellus
vez del griego χαρτης (hoja de papiro), de medicinalibus Indorum herbis, cap. V: a. Huacal-
de la que también proviene nuestra pa- xóchitl. Códice Florentino, lib. XI, cap. VII°, pár. X;
labra carta. b. Huacalxóchitl (fol. 194r); c. Teccizhuacalxóchitl
i (fol. 194r); d. Tochnacazhuacalxóchitl (fol. 194v).
Francisco Hernández, Historia de las plantas de
Los alcatraces americanos Nueva España, lib. IX, cap. LXVI: e. Huacalxóchitl
La tardía llegada de la Zantesdechia segundo.
h aethiopica a México pareciera contra- DIGITALIZACIÓN: RAÍCES.

j
decir la presencia de las imágenes de al-
catraces tanto en la cerámica y la escul-
tura anteriores a la conquista española, se observa una mariposa de grandes
como en los códices y la pintura mural proporciones volando hacia una planta
de la Colonia temprana. De la antigüe- de alcatraz–, además de las esculturas de
dad mesoamericana destaca, entre va- bulto de un esquelético Xochipilli y
rios ejemplos, una delicada figurilla de dos monos araña (Ateles geoffroyi)
maya de cerámica del Clásico en la que que lucen insignias divinas. En lo que
una bráctea azul envuelve, en vez de un respecta al arte pictórico de las prime-
espádice, a un anciano. Por su parte, del ras décadas de la Colonia, podemos se-
Centro de México y específicamente del ñalar aquí la lámina viii del Códice de
Algunas especies de alcatraces mexicanos. a-b. Flor y fruto de Arisaema dracontium; c. Flor de Dracontium gigas; d. Flor y fruto de Monstera deliciosa; e. Flor Posclásico tardío sobresalen un petro- Tlatelolco (c. 1562), en la que dos dan-
de Philodendron sagittifolium; f. Flor de Syngonium podophyllum; g-h. Flor y fruto de Xanthosoma mafaffa; i. Flor de Xanthosoma robustum; j. Flor de Xantho-
soma sagittifolium.
glifo tallado en un flanco del cerro Cuai- zantes ataviados fantásticamente por-
DIGITALIZACIÓN: RAÍCES. lama de Santa Cruz Acalpixca –donde tan uno la flor y la hoja del alcatraz y el

20 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 21


a b c nutas flores, femeninas en su base y a b
masculinas en la parte superior. Los fru-
tos son bayas adheridas al eje, gruesas
y apretadas.
La marcada belleza de la Z. aethiopi-
ca determinó la difusión de su cultivo
en Europa desde finales del siglo xvii.
De allí pasó a América, donde proliferó
en forma silvestre en climas tropicales.
En México se reprodujo abundante-
c
mente, tanto cultivada en todo el terri-
torio como asilvestrada en los bosques
de pino-encino, hasta los 1,900 msnm.
La planta es conocida en español bajo
el apelativo generalizado de “alcatraz”,
aunque en nuestro país también se la lla-
ma, según el Catálogo de nombres vul-
d gares y científicos de plantas mexicanas
de Maximino Martínez, “capote”, “car-
f
tucho”, “cucurucho” y “lampaz”. Es la
e
g forma de la bráctea (y no la de las hojas,
como lo señala Joan Corominas en su d
Diccionario crítico etimológico) la que
da nombre de alcatraz a la planta. Efec-
tivamente, la bráctea semeja un cucuru-
cho o alcartaz, palabra de nuestro idio-
ma que en su forma original dio por
metátesis alcatraz. Según el Dicciona-
e rio de la lengua española, alcartaz deri-
va del árabe hispánico alqarṭás o alqirṭás;
ésta, del árabe clásico qirṭas, y ésta a su El alcatraz en las fuentes documentales. Libellus
vez del griego χαρτης (hoja de papiro), de medicinalibus Indorum herbis, cap. V: a. Huacal-
de la que también proviene nuestra pa- xóchitl. Códice Florentino, lib. XI, cap. VII°, pár. X;
labra carta. b. Huacalxóchitl (fol. 194r); c. Teccizhuacalxóchitl
i (fol. 194r); d. Tochnacazhuacalxóchitl (fol. 194v).
Francisco Hernández, Historia de las plantas de
Los alcatraces americanos Nueva España, lib. IX, cap. LXVI: e. Huacalxóchitl
La tardía llegada de la Zantesdechia segundo.
h aethiopica a México pareciera contra- DIGITALIZACIÓN: RAÍCES.

j
decir la presencia de las imágenes de al-
catraces tanto en la cerámica y la escul-
tura anteriores a la conquista española, se observa una mariposa de grandes
como en los códices y la pintura mural proporciones volando hacia una planta
de la Colonia temprana. De la antigüe- de alcatraz–, además de las esculturas de
dad mesoamericana destaca, entre va- bulto de un esquelético Xochipilli y
rios ejemplos, una delicada figurilla de dos monos araña (Ateles geoffroyi)
maya de cerámica del Clásico en la que que lucen insignias divinas. En lo que
una bráctea azul envuelve, en vez de un respecta al arte pictórico de las prime-
espádice, a un anciano. Por su parte, del ras décadas de la Colonia, podemos se-
Centro de México y específicamente del ñalar aquí la lámina viii del Códice de
Algunas especies de alcatraces mexicanos. a-b. Flor y fruto de Arisaema dracontium; c. Flor de Dracontium gigas; d. Flor y fruto de Monstera deliciosa; e. Flor Posclásico tardío sobresalen un petro- Tlatelolco (c. 1562), en la que dos dan-
de Philodendron sagittifolium; f. Flor de Syngonium podophyllum; g-h. Flor y fruto de Xanthosoma mafaffa; i. Flor de Xanthosoma robustum; j. Flor de Xantho-
soma sagittifolium.
glifo tallado en un flanco del cerro Cuai- zantes ataviados fantásticamente por-
DIGITALIZACIÓN: RAÍCES. lama de Santa Cruz Acalpixca –donde tan uno la flor y la hoja del alcatraz y el

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Nueva España de Francisco Hernán- Enredaderas y monos Monos araña con alcatraces. a. Escultura en basalto, colección par- a
dez, se incluyen numerosos alcatraces, De entrada, tres de dichos apelativos ticular, estuvo exhibida temporalmente en el Metropolitan Mu-
Huacalxóchitl primero Philodendron sagittifolium, Selvas cercanas a Pitol, Río aráceas no del género Zantesdeschia, nos llaman poderosamente la atención: seum of Art; b. Escultura en piedra volcánica, Musée du quai
Lehmann Nautla. Branly (inv. MQB 87.159.143).
sino de los géneros Philodendron, Ari- “amante de los árboles”, “flor de mono” FOTOS: L. LÓPEZ LUJÁN.

saema, Dracontium, Syngonium y y “flor de adulterio”. Lo curioso del pri-


Huacalxóchitl segundo Syngonium podophyllum, Liebmann lo colectó cerca
Schott. de Boca del Río, Mirador, Monstera. Aquí, la especie prototipo es mero se debe a una rara coincidencia:
Oaxaca. la huacalxóchitl, “flor-huacal”, “flor cuauhnenequi o “amante de los árboles” en su borde inferior con siete posibles
recipiente”, “flor de armazón de carga” (por tratarse de una planta trepadora), caracoles, y una orejera discoidal
Tetlaxincaxóchitl Monstera deliciosa, Liebm. Colectado por Liebmann en o, como muy apropiadamente traduce equivale exactamente al nombre cientí- de la que pende un oyohua-
la cordillera occidental de Hernández, “f lor hueca”; el nombre fico moderno de uno de los géneros lli. En la cara inferior del
la ciudad de Oaxaca, de también hace referencia a la bráctea mencionados: Philodendron, ya que esta disco de piedra figu-
5,000 a 7,000 pies de altura. como cubierta protectora. La huaca- palabra deriva del griego Φίλος “amante” ra un petate, símbo-
lxóchitl ha sido clasificada científica- y δέντρο “árbol”. lo de la superficie de
Cuauhnenequi Philodendron sanguineum, Valle de Córdoba.
mente como Philodendron affine. En el El segundo apelativo también con- la tierra.
Regel
Códice Florentino acompañan a la flor cuerda con el que recibe hoy en Brasil A nivel conductual,
Ozomaxóchitl Dracontium gigas, SEM Nicaragua. prototipo la teccizhuacalxóchitl (“ hua- uno de los filodendros: el guambé (Ph. la asociación animal-planta es
o calxóchitl-caracola”), la tochnacaz- bipinnatifidum), al que también se lla- evidente: el mono araña vive la
Arisæma dracontium, Muchos lugares de huacalxóchitl (“ huacalxóchitl oreja de ma popularmente en portugués bana- mayor parte del tiempo en los ár-
Schott. América. conejo”) y la tlapalhuacalxóchitl (“ hua- na-de-macaco. Este hecho nos habla de boles, donde consume vorazmen-
calxóchitl roja”). la estrecha relación existente entre la te los frutos de una o más es-
Cuauhnenequi segundo Arisæma macrospathum, Morelia, Orizaba y otras Por su parte, Hernández lista tres planta y el animal: como se dijo, existen pecies de a lcat ra z . E l
Venta poblaciones. biólogo Gilberto Silva Ló-
plantas llamadas huacalxóchitl, a las al menos dos esculturas prehispánicas
que distingue como primera y segunda y un mural colonial temprano en donde pez, primatólogo interro-
Caramaqua o carámequa Xanthosoma mafaffa, Michoacán y Veracruz.
(o huacalxochític, “parecida a la huacal- se plasmó artísticamente tal asociación. gado al respecto, nos con-
Schott. Sur de México.
xóchitl”), mientras que la tercera es lla- La escultura de bulto en basalto de un testó que no hay experiencia
Quequéxquic Philodendron radiatum, Hacienda del Mirador, mada por él con el nombre purépecha mono araña sedente con un alcatraz en directa de que la infrutescencia
Schott. Oaxaca. de caràmaqua. El lingüista Fernando la mano derecha, procede de una colec- del alcatraz forme parte de la dieta del
Nava nos comunicó que en ortografía ción privada y fue exhibida temporal- Ateles geoffroyi vellerosus en la Sierra
Ixtlilxóchitl Xanthosoma robustum Orizaba, Veracruz y otros actual la palabra es karamakwa y que mente en el Metropolitan Museum of de Santa Marta, en el sureste de Vera-
Schott., sinónimo lugares. significa “lo que causa la sensación de Art de Nueva York. El mamífero está ata- cruz, pero que el especialista Marc b
Xanthosoma sagittifolum, G.M. van Roosmalen reportó en
agarrar la lengua”. En su nómina, el mé- viado con un máxtlatl o braguero com-
Horta.
dico toledano incluye asimismo la te- puesto por listones anchos de tela rema- 1985 que los monos araña de
tlaxincaxóchitl (“flor de adulterio”), la tados en círculos. Luce un pectoral en las selvas de Surinam co-
ozumaxóchitl (“flor del mono”), dos lla- forma de un gran oyohualli (símbolo en men las infrutescencias,
Reconociendo las limitaciones de la información de origen, el botánico mexicano Manuel Urbina (1843-
1906) intentó identificar taxonómicamente las plantas de raíces comestibles registradas en el siglo xvi por madas cuauhnenequi (“amante de los forma de gota) de extremo en roleo y ore- las hojas jóvenes y las
Francisco Hernández. árboles”, aunque prefiere traducir como jeras análogas a hojas lanceoladas. La puntas de las raíces aé-
“amante de la altura”), la quequéxquic otra escultura es un relieve discoidal reas de la especie Phi-
(“la que causa prurito”, “la urente”), la también tallado en basalto que se res- lodendron acuta-
ixtlilxóchitl (“flor de superficie negra”) guarda actualmente en el parisino Mu- tum. Debe aclararse
otro tan sólo la hoja. Igualmente intere- bién existían aquí varias especies de al- y otras plantas semejantes a las que Her- sée du quai Branly. En su cara superior que, pese a la toxi-
santes son las flores plasmadas en los catraz, las cuales fueron registradas en nández equipara, como a las anteriores, tiene representado un mono araña: ha- cidad de los alca-
murales del Convento agustino de Ma- el siglo xvi en obras coloniales de pri- con sus conocidas dragonteas y aros, cia el frente sujeta una flor de alcatraz traces, los frutos
linalco (fundado en 1540 y cuya planta mer orden. Tal es el caso del alcatraz di- también de la familia Araceae. Según con la mano izquierda y el pecíolo de una de algunas espe-
baja fue concluida en 1560) y en la caja bujado en el Libellus de medicinalibus esta misma fuente, la gente del pueblo, gran hoja de la misma planta entre sus cies son comesti-
de agua del Imperial Colegio de la San- Indorum herbis entre los medicamentos con el ánimo de obtener una generosa patas, en tanto que hacia atrás agarra bles también para
ta Cruz de Tlatelolco (1536), esta última para la curación de la supuración del pa- retribución, ofrecía ramilletes de alca- con la mano derecha un cetro rematado los humanos. Es el
asida por la mano por un mono araña. ladar y la úvula. En esa misma obra se traz a los dioses, el soberano y los gue- por lo que la bióloga Aurora Montúfar caso de la Monstera deli-
describe esta planta como componente rreros valerosos, en tanto que los caza- identifica como la infrutescencia de un ciosa o “costilla de Adán”,
Los alcatraces en de medicinas contra diversos males. dores y los comerciantes ponían las Philodendron sp. Como en la escultura cuyas bayas blancas y
las fuentes documentales Igualmente, en el Libro XI del Códi- infrutescencias sobre su cabeza para lo- anterior, este mono está rica y simbóli- tiernas, ya maduras y sin
La respuesta a la factura de las obras re- ce Florentino de fray Bernardino de Sa- grar mágicamente un mayor beneficio camente engalanado. Porta un collar an- su epicarpo o cáscara, tie-
cién mencionadas es muy simple: tam- hagún y en la Historia de las plantas de de sus actividades. cho posiblemente de cuero, adornado nen un sabor que se ha descrito

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Nueva España de Francisco Hernán- Enredaderas y monos Monos araña con alcatraces. a. Escultura en basalto, colección par- a
dez, se incluyen numerosos alcatraces, De entrada, tres de dichos apelativos ticular, estuvo exhibida temporalmente en el Metropolitan Mu-
Huacalxóchitl primero Philodendron sagittifolium, Selvas cercanas a Pitol, Río aráceas no del género Zantesdeschia, nos llaman poderosamente la atención: seum of Art; b. Escultura en piedra volcánica, Musée du quai
Lehmann Nautla. Branly (inv. MQB 87.159.143).
sino de los géneros Philodendron, Ari- “amante de los árboles”, “flor de mono” FOTOS: L. LÓPEZ LUJÁN.

saema, Dracontium, Syngonium y y “flor de adulterio”. Lo curioso del pri-


Huacalxóchitl segundo Syngonium podophyllum, Liebmann lo colectó cerca
Schott. de Boca del Río, Mirador, Monstera. Aquí, la especie prototipo es mero se debe a una rara coincidencia:
Oaxaca. la huacalxóchitl, “flor-huacal”, “flor cuauhnenequi o “amante de los árboles” en su borde inferior con siete posibles
recipiente”, “flor de armazón de carga” (por tratarse de una planta trepadora), caracoles, y una orejera discoidal
Tetlaxincaxóchitl Monstera deliciosa, Liebm. Colectado por Liebmann en o, como muy apropiadamente traduce equivale exactamente al nombre cientí- de la que pende un oyohua-
la cordillera occidental de Hernández, “f lor hueca”; el nombre fico moderno de uno de los géneros lli. En la cara inferior del
la ciudad de Oaxaca, de también hace referencia a la bráctea mencionados: Philodendron, ya que esta disco de piedra figu-
5,000 a 7,000 pies de altura. como cubierta protectora. La huaca- palabra deriva del griego Φίλος “amante” ra un petate, símbo-
lxóchitl ha sido clasificada científica- y δέντρο “árbol”. lo de la superficie de
Cuauhnenequi Philodendron sanguineum, Valle de Córdoba.
mente como Philodendron affine. En el El segundo apelativo también con- la tierra.
Regel
Códice Florentino acompañan a la flor cuerda con el que recibe hoy en Brasil A nivel conductual,
Ozomaxóchitl Dracontium gigas, SEM Nicaragua. prototipo la teccizhuacalxóchitl (“ hua- uno de los filodendros: el guambé (Ph. la asociación animal-planta es
o calxóchitl-caracola”), la tochnacaz- bipinnatifidum), al que también se lla- evidente: el mono araña vive la
Arisæma dracontium, Muchos lugares de huacalxóchitl (“ huacalxóchitl oreja de ma popularmente en portugués bana- mayor parte del tiempo en los ár-
Schott. América. conejo”) y la tlapalhuacalxóchitl (“ hua- na-de-macaco. Este hecho nos habla de boles, donde consume vorazmen-
calxóchitl roja”). la estrecha relación existente entre la te los frutos de una o más es-
Cuauhnenequi segundo Arisæma macrospathum, Morelia, Orizaba y otras Por su parte, Hernández lista tres planta y el animal: como se dijo, existen pecies de a lcat ra z . E l
Venta poblaciones. biólogo Gilberto Silva Ló-
plantas llamadas huacalxóchitl, a las al menos dos esculturas prehispánicas
que distingue como primera y segunda y un mural colonial temprano en donde pez, primatólogo interro-
Caramaqua o carámequa Xanthosoma mafaffa, Michoacán y Veracruz.
(o huacalxochític, “parecida a la huacal- se plasmó artísticamente tal asociación. gado al respecto, nos con-
Schott. Sur de México.
xóchitl”), mientras que la tercera es lla- La escultura de bulto en basalto de un testó que no hay experiencia
Quequéxquic Philodendron radiatum, Hacienda del Mirador, mada por él con el nombre purépecha mono araña sedente con un alcatraz en directa de que la infrutescencia
Schott. Oaxaca. de caràmaqua. El lingüista Fernando la mano derecha, procede de una colec- del alcatraz forme parte de la dieta del
Nava nos comunicó que en ortografía ción privada y fue exhibida temporal- Ateles geoffroyi vellerosus en la Sierra
Ixtlilxóchitl Xanthosoma robustum Orizaba, Veracruz y otros actual la palabra es karamakwa y que mente en el Metropolitan Museum of de Santa Marta, en el sureste de Vera-
Schott., sinónimo lugares. significa “lo que causa la sensación de Art de Nueva York. El mamífero está ata- cruz, pero que el especialista Marc b
Xanthosoma sagittifolum, G.M. van Roosmalen reportó en
agarrar la lengua”. En su nómina, el mé- viado con un máxtlatl o braguero com-
Horta.
dico toledano incluye asimismo la te- puesto por listones anchos de tela rema- 1985 que los monos araña de
tlaxincaxóchitl (“flor de adulterio”), la tados en círculos. Luce un pectoral en las selvas de Surinam co-
ozumaxóchitl (“flor del mono”), dos lla- forma de un gran oyohualli (símbolo en men las infrutescencias,
Reconociendo las limitaciones de la información de origen, el botánico mexicano Manuel Urbina (1843-
1906) intentó identificar taxonómicamente las plantas de raíces comestibles registradas en el siglo xvi por madas cuauhnenequi (“amante de los forma de gota) de extremo en roleo y ore- las hojas jóvenes y las
Francisco Hernández. árboles”, aunque prefiere traducir como jeras análogas a hojas lanceoladas. La puntas de las raíces aé-
“amante de la altura”), la quequéxquic otra escultura es un relieve discoidal reas de la especie Phi-
(“la que causa prurito”, “la urente”), la también tallado en basalto que se res- lodendron acuta-
ixtlilxóchitl (“flor de superficie negra”) guarda actualmente en el parisino Mu- tum. Debe aclararse
otro tan sólo la hoja. Igualmente intere- bién existían aquí varias especies de al- y otras plantas semejantes a las que Her- sée du quai Branly. En su cara superior que, pese a la toxi-
santes son las flores plasmadas en los catraz, las cuales fueron registradas en nández equipara, como a las anteriores, tiene representado un mono araña: ha- cidad de los alca-
murales del Convento agustino de Ma- el siglo xvi en obras coloniales de pri- con sus conocidas dragonteas y aros, cia el frente sujeta una flor de alcatraz traces, los frutos
linalco (fundado en 1540 y cuya planta mer orden. Tal es el caso del alcatraz di- también de la familia Araceae. Según con la mano izquierda y el pecíolo de una de algunas espe-
baja fue concluida en 1560) y en la caja bujado en el Libellus de medicinalibus esta misma fuente, la gente del pueblo, gran hoja de la misma planta entre sus cies son comesti-
de agua del Imperial Colegio de la San- Indorum herbis entre los medicamentos con el ánimo de obtener una generosa patas, en tanto que hacia atrás agarra bles también para
ta Cruz de Tlatelolco (1536), esta última para la curación de la supuración del pa- retribución, ofrecía ramilletes de alca- con la mano derecha un cetro rematado los humanos. Es el
asida por la mano por un mono araña. ladar y la úvula. En esa misma obra se traz a los dioses, el soberano y los gue- por lo que la bióloga Aurora Montúfar caso de la Monstera deli-
describe esta planta como componente rreros valerosos, en tanto que los caza- identifica como la infrutescencia de un ciosa o “costilla de Adán”,
Los alcatraces en de medicinas contra diversos males. dores y los comerciantes ponían las Philodendron sp. Como en la escultura cuyas bayas blancas y
las fuentes documentales Igualmente, en el Libro XI del Códi- infrutescencias sobre su cabeza para lo- anterior, este mono está rica y simbóli- tiernas, ya maduras y sin
La respuesta a la factura de las obras re- ce Florentino de fray Bernardino de Sa- grar mágicamente un mayor beneficio camente engalanado. Porta un collar an- su epicarpo o cáscara, tie-
cién mencionadas es muy simple: tam- hagún y en la Historia de las plantas de de sus actividades. cho posiblemente de cuero, adornado nen un sabor que se ha descrito

22 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 23


a c

Vacalsuchitl: in jquauhio memecatic, motlatlamjnanj, Flor-huacal. Sus tallos son como cuerdas. Lanza zarcillos.
amatapale: quillo papatlaoac in jatlapal iuhqujn, aioçona, Tiene hojas. Su follaje es ancho. Sus hojas son como las del
tetzcaltic, iamanquj, tlatlalhoaio, viviac in jquauhio: in jatlapal ayozonan [tal vez Cucurbita sp.], brillantes, tiernas, muy
movilananj, movicomanj, moiacatlaçanj: in jsuchio mjmjltic, nervadas. Sus tallos son muy largos. Sus hojas son rastreras,
ititzaianquj: in jitic hiiac, in oc ceppa yiollo, ololtic, iacavitztic, trepadoras, superadoras de las alturas. Sus flores son cilíndricas;
oxio. Inin suchitl in jeoaio tilaoac, movilana, mecatic, están rajadas hasta el interior. Su centro [su espádice] se yergue;
memecatic, memecati, mĵcuia. tiene a su vez su centro [raquis floral]. [El espádice] es
redondeado, puntiagudo, resinoso. La piel de esta flor es gruesa.
Trepa. Es como cuerda; muy semejante a las cuerdas; se hace
b cuerdas. Se ase [con los zarcillos].

Teccizoacalxuchitl: tomaoac in iquauhio, cenca patlaoac in Huacalxóchitl-caracola. Sus tallos son gordos. Sus hojas son
jatlapal: in jsuchio tvmaoac, iztac, viac, amo velic amo hiia, amo muy anchas. Sus flores son gordas, blancas, largas. No huele
ineconj; in aqujn qujnecuj, iacachachaquachivi, iacatomaoa. bien; no tiene aroma; no tiene buen olor. A quien la huele se le
Injc acan monequi: quil qujmotvnaltica, in tecpan cioa, in expande la nariz, se le engorda la nariz. En ningún lugar es
cacaltzacutoca; in jcioaoan catca motecuçoma: quil ic tlalticpac deseada. Dizque la querían obtener las mujeres de palacio, las
tlamatque; ic tetzotzonaloque, in qujnpiaia in suchitla, yoan in que estaban encerradas, las mujeres de Motecuhzoma. Dizque
cioa. con ellas lograban sensaciones sexuales. Por esto fueron
lapidados los que cuidaban los jardines y las mujeres. [La
expresión ic tlalticpac tlamatque, que hemos traducido “con
ellas lograban sensaciones sexuales”, comprende el verbo mati
en su acepción de “sentir” y tlaltícpac (“mundano”) en su
El mono araña y el dios Xochipilli. a. El mono como decimoprimera figura de acepción sexual.]
los nombres de los días del mes, con la pintura facial de tlapapalli, una barra
horizontal de colores en la mejilla, propia del dios Xochipilli (Códice Borgia, Tochnacazoacalsuchitl, çan qualton, velic, aviac, hineconj, Huacalxóchitl-oreja-de-conejo. Es común. Es olorosa,
lám. 1); b. Xochipilli como divinidad del día mono (Códice Borgia, lám. 13). qualli, iectli. perfumada, aromática. Es buena, fina.
c. Escultura en piedra, Museo Nacional de Antropología (inv. 11.0-05108)
DIGITALIZACIÓN: RAÍCES. FOTO: ARCHIVO DIGITAL MNA.
Tlapalhoacalsuchitl; chichiltic, çan qualton, tlaçotli, Huacalxóchitl roja. Es de color rojo encendido. Es común. Es
tetonaltilonj; njcnotonaltia, njcnotechtia, njcnomaca. preciada, requerida. La busco para mí; me la apropio; la tomo.
entre plátano, piña y mango. No obstan- sos estudios extensos y eruditos,
te, las pequeñas cantidades de ácido entre cuyos autores puede seña-
oxálico que contienen dichas bayas pue- larse a Martha Ilia Nájera Corona- Textos en lengua náhuatl del Códice Florentino, lib. XI, cap. VII°, pár. x, fol. 194, con nuestra traducción al español.
den hacer daño a personas sensibles. do, Stephen D. Houston, Mary Mi-
Los frutos producidos en el primer año ller, Karl A. Taube y Jaime Echeverría
de la planta no deben ser consumidos García. Tales cualidades del mono ara- tropología que ase un alcatraz con su Molina como “desainarse”, esto es “per- pan cioa, in cacaltzacutoca; in jcioaoan
por la abundancia de este ácido. ña se acentúan en los efectos que su in- hu alli que por t a el mono de la mano izquierda. Esta imagen es des- der el saín” o grasa. De manera conco- catca motecuçoma: quil ic tlalticpac tla-
Otros elementos iconográficos de fluencia significaba en el ciclo de los escultura de bulto en el pecho o que luce concertante, pues reúne elementos tan mitante, los informantes de Sahagún matque; ic tetzotzonaloque, in qujnpiaia
nuestras dos esculturas requieren de destinos. Se auguraba que los niños re- el mono del relieve como pendientes de extraños que pide a voces un estudio decían en tales situaciones: “Se seca la in suchitla, yoan in cioa. Como en el caso
una explicación de corte simbólico. cién nacidos ofrecidos al agua el día sus orejeras es, precisamente, una de las detallado. No es éste el lugar para ha- gente porque terminan nuestra sangre, de otras flores, Sahagún no vertió al es-
Eduard Seler, tanto en sus Comentarios 1-mono (ce ozomatli) serían amigables, divisas del dios Macuilxóchitl, posible cerlo; pero remarquemos al menos su nuestro color, nuestra grasa; porque pañol este pasaje cuando integró el tex-
al Códice Borgia (v. I, p. 101-102) como alegres, inclinados a la música, la pin- desdoblamiento de Xochipilli, pues cuerpo esquelético: parece evocarnos termina nuestro semen; termina nues- to que hoy conocemos como Historia ge-
en Las imágenes de animales en los ma- tura y el arte, mientras que los bautiza- ambos comparten atributos, símbolos los efectos perniciosos que, según las tra resina, nuestra trementina” (Códi- neral de las cosas de Nueva España.
nuscritos mexicanos y mayas, discute dos el día 5-mono (macuilli ozomatli) solares y cetro de corazón. fuentes documentales, la lujuria aca- ce Florentino, Lib. VI, cap. XXII, fol. Damos por ello a continuación nuestra
con detalle los atributos característi- tenderían a los placeres y las burlas. Lo Por esta causa, es muy revelador que rrearía al libidinoso. En efecto, para re- 105v. La traducción es nuestra). traducción del náhuatl: “Dizque que-
cos del mono araña en la cosmovisión anterior se torna aún más nítido en la Xochipilli esté también asociado al al- ferirse en náhuatl a los placeres sexua- rían obtener [esta flor] las mujeres de
mesoamericana: diversión, placer, asociación del mono con Xochipilli: catraz. Su pintura facial alrededor de la les se usaba el sustantivo tlalticpacáyotl, La flor del placer palacio, las que estaban encerradas, las
danza, juego, representación mímica, este dios era patrono del signo calen- boca es una mariposa estilizada, como “las cosas de la superficie de la tierra”, El tercer apelativo, “flor de adulterio”, mujeres de Motecuhzoma. Dizque con
alegría, destreza artística, voluptuosi- dárico ozomatli, que frecuentemente mariposa es el insecto que vuela hacia y cuando los varones abusaban de di- requiere de una explicación minuciosa. ellas lograban sensaciones sexuales. Por
dad, concupiscencia, sexualidad y pe- aparece en los códices como un mono los alcatraces en el ya mencionado ce- chos placeres se empleaban los térmi- Los informantes de Sahagún, al descri- esto fueron lapidados los que cuidaban
cado. Al trabajo del investigador ale- con la pintura facial propia de dicha di- rro Cuailama. Pero mucho más elo- nos cenca cihuanotza y cihuahuía (“en- bir la teccizhuacalxóchitl o “huacalxó- los jardines y las mujeres.”
mán se han agregado, precisando y vinidad (el tlapapalli o barra horizon- cuente es la escultura del Xochipilli tregarse a las mujeres”). Estas palabras chitl-caracola”, expresaron lo siguiente De manera sugerente, Hernández
ampliando sus observaciones, numero- tal de rectángulos de colores). El oyo- descarnado del Museo Nacional de An- fueron traducidas por fray Alonso de en su idioma: quil qujmotvnaltica, in tec- proporciona una noticia muy parecida

24 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 25


a c

Vacalsuchitl: in jquauhio memecatic, motlatlamjnanj, Flor-huacal. Sus tallos son como cuerdas. Lanza zarcillos.
amatapale: quillo papatlaoac in jatlapal iuhqujn, aioçona, Tiene hojas. Su follaje es ancho. Sus hojas son como las del
tetzcaltic, iamanquj, tlatlalhoaio, viviac in jquauhio: in jatlapal ayozonan [tal vez Cucurbita sp.], brillantes, tiernas, muy
movilananj, movicomanj, moiacatlaçanj: in jsuchio mjmjltic, nervadas. Sus tallos son muy largos. Sus hojas son rastreras,
ititzaianquj: in jitic hiiac, in oc ceppa yiollo, ololtic, iacavitztic, trepadoras, superadoras de las alturas. Sus flores son cilíndricas;
oxio. Inin suchitl in jeoaio tilaoac, movilana, mecatic, están rajadas hasta el interior. Su centro [su espádice] se yergue;
memecatic, memecati, mĵcuia. tiene a su vez su centro [raquis floral]. [El espádice] es
redondeado, puntiagudo, resinoso. La piel de esta flor es gruesa.
Trepa. Es como cuerda; muy semejante a las cuerdas; se hace
b cuerdas. Se ase [con los zarcillos].

Teccizoacalxuchitl: tomaoac in iquauhio, cenca patlaoac in Huacalxóchitl-caracola. Sus tallos son gordos. Sus hojas son
jatlapal: in jsuchio tvmaoac, iztac, viac, amo velic amo hiia, amo muy anchas. Sus flores son gordas, blancas, largas. No huele
ineconj; in aqujn qujnecuj, iacachachaquachivi, iacatomaoa. bien; no tiene aroma; no tiene buen olor. A quien la huele se le
Injc acan monequi: quil qujmotvnaltica, in tecpan cioa, in expande la nariz, se le engorda la nariz. En ningún lugar es
cacaltzacutoca; in jcioaoan catca motecuçoma: quil ic tlalticpac deseada. Dizque la querían obtener las mujeres de palacio, las
tlamatque; ic tetzotzonaloque, in qujnpiaia in suchitla, yoan in que estaban encerradas, las mujeres de Motecuhzoma. Dizque
cioa. con ellas lograban sensaciones sexuales. Por esto fueron
lapidados los que cuidaban los jardines y las mujeres. [La
expresión ic tlalticpac tlamatque, que hemos traducido “con
ellas lograban sensaciones sexuales”, comprende el verbo mati
en su acepción de “sentir” y tlaltícpac (“mundano”) en su
El mono araña y el dios Xochipilli. a. El mono como decimoprimera figura de acepción sexual.]
los nombres de los días del mes, con la pintura facial de tlapapalli, una barra
horizontal de colores en la mejilla, propia del dios Xochipilli (Códice Borgia, Tochnacazoacalsuchitl, çan qualton, velic, aviac, hineconj, Huacalxóchitl-oreja-de-conejo. Es común. Es olorosa,
lám. 1); b. Xochipilli como divinidad del día mono (Códice Borgia, lám. 13). qualli, iectli. perfumada, aromática. Es buena, fina.
c. Escultura en piedra, Museo Nacional de Antropología (inv. 11.0-05108)
DIGITALIZACIÓN: RAÍCES. FOTO: ARCHIVO DIGITAL MNA.
Tlapalhoacalsuchitl; chichiltic, çan qualton, tlaçotli, Huacalxóchitl roja. Es de color rojo encendido. Es común. Es
tetonaltilonj; njcnotonaltia, njcnotechtia, njcnomaca. preciada, requerida. La busco para mí; me la apropio; la tomo.
entre plátano, piña y mango. No obstan- sos estudios extensos y eruditos,
te, las pequeñas cantidades de ácido entre cuyos autores puede seña-
oxálico que contienen dichas bayas pue- larse a Martha Ilia Nájera Corona- Textos en lengua náhuatl del Códice Florentino, lib. XI, cap. VII°, pár. x, fol. 194, con nuestra traducción al español.
den hacer daño a personas sensibles. do, Stephen D. Houston, Mary Mi-
Los frutos producidos en el primer año ller, Karl A. Taube y Jaime Echeverría
de la planta no deben ser consumidos García. Tales cualidades del mono ara- tropología que ase un alcatraz con su Molina como “desainarse”, esto es “per- pan cioa, in cacaltzacutoca; in jcioaoan
por la abundancia de este ácido. ña se acentúan en los efectos que su in- hu alli que por t a el mono de la mano izquierda. Esta imagen es des- der el saín” o grasa. De manera conco- catca motecuçoma: quil ic tlalticpac tla-
Otros elementos iconográficos de fluencia significaba en el ciclo de los escultura de bulto en el pecho o que luce concertante, pues reúne elementos tan mitante, los informantes de Sahagún matque; ic tetzotzonaloque, in qujnpiaia
nuestras dos esculturas requieren de destinos. Se auguraba que los niños re- el mono del relieve como pendientes de extraños que pide a voces un estudio decían en tales situaciones: “Se seca la in suchitla, yoan in cioa. Como en el caso
una explicación de corte simbólico. cién nacidos ofrecidos al agua el día sus orejeras es, precisamente, una de las detallado. No es éste el lugar para ha- gente porque terminan nuestra sangre, de otras flores, Sahagún no vertió al es-
Eduard Seler, tanto en sus Comentarios 1-mono (ce ozomatli) serían amigables, divisas del dios Macuilxóchitl, posible cerlo; pero remarquemos al menos su nuestro color, nuestra grasa; porque pañol este pasaje cuando integró el tex-
al Códice Borgia (v. I, p. 101-102) como alegres, inclinados a la música, la pin- desdoblamiento de Xochipilli, pues cuerpo esquelético: parece evocarnos termina nuestro semen; termina nues- to que hoy conocemos como Historia ge-
en Las imágenes de animales en los ma- tura y el arte, mientras que los bautiza- ambos comparten atributos, símbolos los efectos perniciosos que, según las tra resina, nuestra trementina” (Códi- neral de las cosas de Nueva España.
nuscritos mexicanos y mayas, discute dos el día 5-mono (macuilli ozomatli) solares y cetro de corazón. fuentes documentales, la lujuria aca- ce Florentino, Lib. VI, cap. XXII, fol. Damos por ello a continuación nuestra
con detalle los atributos característi- tenderían a los placeres y las burlas. Lo Por esta causa, es muy revelador que rrearía al libidinoso. En efecto, para re- 105v. La traducción es nuestra). traducción del náhuatl: “Dizque que-
cos del mono araña en la cosmovisión anterior se torna aún más nítido en la Xochipilli esté también asociado al al- ferirse en náhuatl a los placeres sexua- rían obtener [esta flor] las mujeres de
mesoamericana: diversión, placer, asociación del mono con Xochipilli: catraz. Su pintura facial alrededor de la les se usaba el sustantivo tlalticpacáyotl, La flor del placer palacio, las que estaban encerradas, las
danza, juego, representación mímica, este dios era patrono del signo calen- boca es una mariposa estilizada, como “las cosas de la superficie de la tierra”, El tercer apelativo, “flor de adulterio”, mujeres de Motecuhzoma. Dizque con
alegría, destreza artística, voluptuosi- dárico ozomatli, que frecuentemente mariposa es el insecto que vuela hacia y cuando los varones abusaban de di- requiere de una explicación minuciosa. ellas lograban sensaciones sexuales. Por
dad, concupiscencia, sexualidad y pe- aparece en los códices como un mono los alcatraces en el ya mencionado ce- chos placeres se empleaban los térmi- Los informantes de Sahagún, al descri- esto fueron lapidados los que cuidaban
cado. Al trabajo del investigador ale- con la pintura facial propia de dicha di- rro Cuailama. Pero mucho más elo- nos cenca cihuanotza y cihuahuía (“en- bir la teccizhuacalxóchitl o “huacalxó- los jardines y las mujeres.”
mán se han agregado, precisando y vinidad (el tlapapalli o barra horizon- cuente es la escultura del Xochipilli tregarse a las mujeres”). Estas palabras chitl-caracola”, expresaron lo siguiente De manera sugerente, Hernández
ampliando sus observaciones, numero- tal de rectángulos de colores). El oyo- descarnado del Museo Nacional de An- fueron traducidas por fray Alonso de en su idioma: quil qujmotvnaltica, in tec- proporciona una noticia muy parecida

24 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 25


al referirse a otro tipo de alcatraz: “Esta Tres cuadros con alcatraces. a. William-Adolphe a b c
hierba grande o arbusto fue llamada te- Bouguereau (1825-1905), “L’Aurore” (1881). b. Fran-
cisco Romano Guillemin (1883-1950), “Retrato de
tlaxincaxóchitl porque las concubinas Antonieta Rivas Mercado” (c. 1917). c. Georgia
de Moctezuma, en otro tiempo señor de O’Keeffe (1887-1986), “Calla Lily Turned Away”
México, que eran innumerables, usaban (1923).
su flor a manera de miembro viril para DIGITALIZACIÓN: RAÍCES.

procurarse placer sexual contra las le-


yes naturales y por falta de varón”. Los
nahuas, al dar nombre a esta planta en de un objeto de madera al que atribuyen
particular, usaron el término tetlaxima- tal función, el cual fue extraído del Ce-
liztli, uno de los más crudos para aludir note de los Sacrificios de Chichén Itzá.
al adulterio. Deriva de xima, “raspar”, Contextualicemos, por último, el
“rasurar” o “dolar”. Literalmente, sus asunto de las mujeres de Motecuhzoma
componentes significan “raspar (xima) Xocoyotzin. Aun soslayando el exagera-
algo (-tla-) de alguien (te-)”, lo que da a do número que señala Francisco López
entender que se comete adulterio cuan- de Gómara al hablar de las concubinas
do se actúa sobre una cosa que pertene- simultáneamente embarazadas por el
ce a otro. La acritud del término en nada tlahtoani mexica, es de tomar en consi-
se parece al significado del sustantivo deración lo que el capellán de Hernán
español “consolador”, que en su segun- Cortés nos cuenta:
da acepción se refiere al “aparato, gene-
ralmente en forma de pene, utilizado De las señoras, hijas de señores, que
para la estimulación sexual”. Esta acep- eran muchísimas, tomaba para sí
ción apenas se consignó en el Dicciona- Moctezuma las que bien le parecían;
rio de la Lengua en su edición del año las otras las daba por mujeres a sus acceso a mujeres (Historia verdadera de texto en náhuatl de los informantes sa- notación femenina siguiendo la tradi- Agradecimientos
2014. Ni Sahagún ni Hernández emplea- criados, y a otros caballeros y señores. la conquista de Nueva España, cap. XCI). haguntinos. Resulta igualmente plausi- ción eu ropea. En comu nicación A Ricardo Alvarado Tapia, Pedro Ánge-
ron un término equivalente a éste de Y así, dicen que hubo vez que tuvo A partir de lo anterior, no sería extraño ble, por otra parte, que los propios infor- personal, Oles nos dio a conocer un les Jiménez, Bárbara Arroyo, Salvador
“consolador”. Tampoco lo hizo Bernal ciento cincuenta preñadas a un tiem- que, agotado por el cumplimiento de sus mantes hubiesen divulgado parte de la ejemplo de la flor en un cuadro lleno de Guilliem Arroyo, Aurora Montúfar, Fer-
Díaz del Castillo cuando debió referirse po, las cuales, a persuasión del diablo, constantes obligaciones sexuales, Mo- información, y que ésta hubiese llegado voluptuosidad: “L’Aurore” (1881) de Wi- nando Nava, James Oles, Joanne Pills-
al instrumento que se encontró entre las abortaban, tomando cosas para ex- tecuhzoma dejara de satisfacer las de- a Hernández. Por último, el episodio de lliam-Adolphe Bouguereau. También bury, Antonio Saborit y Gilberto Silva
pertenencias del conquistador Blas Bo- pulsar a las criaturas, o quizá porque mandas de las mujeres de su serrallo, y las concubinas también pudo haber sido mencionó como posibles derivaciones López.
tello Puerto de Plata, el Nigromántico, sus hijos no habrían de heredar (His- que éstas tuvieran que recurrir en secre- parte de la memoria colectiva. Ésta ha- paralelas de tal tradición las obras de
tras su muerte en la Noche Triste: “una toria general de las Indias, cap. “Las to a paliativos... bría combinado el conocimiento del uso dos pintores contemporáneos de Rive-
natura como de hombre, de obra de un muchas mujeres que tenía Moctezu- erótico de la flor con habladurías acer- ra: el “Retrato de Antonieta Rivas Mer- · Alfredo López Austin. Doctor en historia por la
jeme [distancia del pulgar al índice], he- ma en palacio”). Reflexión final ca de las relaciones entre el soberano y cado” del mexicano Francisco Romano unam e investigador emérito del Instituto de In-
cha de baldrés [piel suave de oveja], ni Dos preguntas quedan aún por resolver: sus mujeres o, incluso, con el posible im- Guillemin y las sensuales pinturas de al- vestigaciones Antropológicas de la misma insti-
¿por qué son tan semejantes las referen- pacto de la noticia de algún hecho real: catraces de la estadounidense Georgia tución.
más ni menos, al parecer de natura de Al tratarse de un soberano de quien
· Leonardo López Luján. Doctor en arqueología
hombre, y tenía dentro como una borra se creía que no sólo dependían los acon- cias que hacen Sahagún y Hernández a una condena palaciega por lapidación O’Keeffe. Creemos que la opinión de por la Université de Paris Nanterre y director del
de lana de tundidor” (Historia de la con- tecimientos humanos, sino las lluvias y las concubinas de Motecuhzoma? y ¿por por la falta cometida. Oles es del todo plausible. Proyecto Templo Mayor, inah.
quista de Nueva España, cap. 128). Cu- la producción de los cultivos, no nece- qué Diego Rivera asoció los alcatraces a En cuanto a la segunda incógnita,
riosamente, es posible que en la época sariamente debemos interpretar este la femineidad? Para ambas interrogan- hay que pensar que Diego Rivera, aun- Para leer más…
de estos tres autores ya fuese popular la pasaje como muestra de su lujuria, sino tes, nuestras respuestas son meramen- que indudable conocedor de las fuentes
Echeverría García, Jaime, “Los excesos del mono: salvajismo, transgresión y deshumanización en el pensa-
palabra inglesa dildo, equivalente de como una conducta de buen gobierno. te hipotéticas. En cuanto a la primera, históricas, muy difícilmente pudo ha- miento nahua del siglo xvi”, Journal de la Société des Américanistes, núms. 101-1 y 101-2, 2015, pp. 137-172.
consolador, pues la usó el poeta satírico Otros dos datos, aparentemente contra- Miguel León-Portilla ha hecho notar ber conocido en los años 20 del siglo pa- Hernández, Francisco, Historia de las plantas de Nueva España, 2 v., en vols. II y III de Obras completas, unam,
México, 1959.
Thomas Nashe (1567-1601) en los ver- dictorios, nos llegan por las fuentes: por que entre 1570 y 1575 Hernández tuvo sado la breve noticia que dejó Hernán- López Austin, Alfredo, “La sexualidad entre los antiguos nahuas”, en Familia y sexualidad en Nueva España,
sos de The Choice of Valentines. Por lo una parte, el Códice Carolino (p. 38, nota acceso a los documentos de Sahagún y dez en su muy copioso tratado, ni los fce, México, 1982, pp. 141-176.
______________, Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas, 2 v., unam, México, 1980.
que toca a la existencia de consoladores 24) asienta que Motecuhzoma se perfu- que se sirvió de ellos como fuentes de in- textos nahuas de Sahagún. Tales docu- López Luján, Leonardo y Marie-France Fauvet-Berthelot, Aztèques. La collection de sculptures du musée du quai
mentos no estaban a disposición de los Branly, Musée du quai Branly, París, 2005.
en el mundo mesoamericano, el lector maba con la flor del poyomatli con el ob- formación para su magna obra. Aunque Olivier, Guilhem, “Venados melómanos y cazadores lúbricos: cacería, música y erotismo en Mesoamérica”,
puede consultar el artículo de Houston jeto de que su maravilloso aroma cauti- el franciscano no tradujo al español el lectores comunes, por muy interesados Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 47, 2014, pp. 121-168.
Sahagún, Fray Bernardino de, Códice Florentino. Manuscrito 218-20 de la Colección Palatina de la Biblioteca
y Taube, “La sexualidad entre los ma- vara a más mujeres; por otra, Díaz del párrafo relativo a la teccizhuacalxóchitl, que fuesen en la materia. El historiador Medicea Laurenziana, ed. facs., 3 v., Archivo General de la Nación, México, 1970.
yas”, en el número 104 de esta revista, Castillo afirma que el soberano tomaba cabe la posibilidad de que el médico to- del arte James Oles considera que Rive- Seler, Eduard, Comentarios al Códice Borgia, 2 v., fce, México, 1963.
______________, Las imágenes de animales en los manuscritos mexicanos y mayas, Juan Pablos, México, 2004.
donde los autores publican la fotografía una bebida hecha de cacao para tener ledano hubiese tomado la noticia del ra atribuyó al alcatraz una fuerte con-

26 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 27


al referirse a otro tipo de alcatraz: “Esta Tres cuadros con alcatraces. a. William-Adolphe a b c
hierba grande o arbusto fue llamada te- Bouguereau (1825-1905), “L’Aurore” (1881). b. Fran-
cisco Romano Guillemin (1883-1950), “Retrato de
tlaxincaxóchitl porque las concubinas Antonieta Rivas Mercado” (c. 1917). c. Georgia
de Moctezuma, en otro tiempo señor de O’Keeffe (1887-1986), “Calla Lily Turned Away”
México, que eran innumerables, usaban (1923).
su flor a manera de miembro viril para DIGITALIZACIÓN: RAÍCES.

procurarse placer sexual contra las le-


yes naturales y por falta de varón”. Los
nahuas, al dar nombre a esta planta en de un objeto de madera al que atribuyen
particular, usaron el término tetlaxima- tal función, el cual fue extraído del Ce-
liztli, uno de los más crudos para aludir note de los Sacrificios de Chichén Itzá.
al adulterio. Deriva de xima, “raspar”, Contextualicemos, por último, el
“rasurar” o “dolar”. Literalmente, sus asunto de las mujeres de Motecuhzoma
componentes significan “raspar (xima) Xocoyotzin. Aun soslayando el exagera-
algo (-tla-) de alguien (te-)”, lo que da a do número que señala Francisco López
entender que se comete adulterio cuan- de Gómara al hablar de las concubinas
do se actúa sobre una cosa que pertene- simultáneamente embarazadas por el
ce a otro. La acritud del término en nada tlahtoani mexica, es de tomar en consi-
se parece al significado del sustantivo deración lo que el capellán de Hernán
español “consolador”, que en su segun- Cortés nos cuenta:
da acepción se refiere al “aparato, gene-
ralmente en forma de pene, utilizado De las señoras, hijas de señores, que
para la estimulación sexual”. Esta acep- eran muchísimas, tomaba para sí
ción apenas se consignó en el Dicciona- Moctezuma las que bien le parecían;
rio de la Lengua en su edición del año las otras las daba por mujeres a sus acceso a mujeres (Historia verdadera de texto en náhuatl de los informantes sa- notación femenina siguiendo la tradi- Agradecimientos
2014. Ni Sahagún ni Hernández emplea- criados, y a otros caballeros y señores. la conquista de Nueva España, cap. XCI). haguntinos. Resulta igualmente plausi- ción eu ropea. En comu nicación A Ricardo Alvarado Tapia, Pedro Ánge-
ron un término equivalente a éste de Y así, dicen que hubo vez que tuvo A partir de lo anterior, no sería extraño ble, por otra parte, que los propios infor- personal, Oles nos dio a conocer un les Jiménez, Bárbara Arroyo, Salvador
“consolador”. Tampoco lo hizo Bernal ciento cincuenta preñadas a un tiem- que, agotado por el cumplimiento de sus mantes hubiesen divulgado parte de la ejemplo de la flor en un cuadro lleno de Guilliem Arroyo, Aurora Montúfar, Fer-
Díaz del Castillo cuando debió referirse po, las cuales, a persuasión del diablo, constantes obligaciones sexuales, Mo- información, y que ésta hubiese llegado voluptuosidad: “L’Aurore” (1881) de Wi- nando Nava, James Oles, Joanne Pills-
al instrumento que se encontró entre las abortaban, tomando cosas para ex- tecuhzoma dejara de satisfacer las de- a Hernández. Por último, el episodio de lliam-Adolphe Bouguereau. También bury, Antonio Saborit y Gilberto Silva
pertenencias del conquistador Blas Bo- pulsar a las criaturas, o quizá porque mandas de las mujeres de su serrallo, y las concubinas también pudo haber sido mencionó como posibles derivaciones López.
tello Puerto de Plata, el Nigromántico, sus hijos no habrían de heredar (His- que éstas tuvieran que recurrir en secre- parte de la memoria colectiva. Ésta ha- paralelas de tal tradición las obras de
tras su muerte en la Noche Triste: “una toria general de las Indias, cap. “Las to a paliativos... bría combinado el conocimiento del uso dos pintores contemporáneos de Rive-
natura como de hombre, de obra de un muchas mujeres que tenía Moctezu- erótico de la flor con habladurías acer- ra: el “Retrato de Antonieta Rivas Mer- · Alfredo López Austin. Doctor en historia por la
jeme [distancia del pulgar al índice], he- ma en palacio”). Reflexión final ca de las relaciones entre el soberano y cado” del mexicano Francisco Romano unam e investigador emérito del Instituto de In-
cha de baldrés [piel suave de oveja], ni Dos preguntas quedan aún por resolver: sus mujeres o, incluso, con el posible im- Guillemin y las sensuales pinturas de al- vestigaciones Antropológicas de la misma insti-
¿por qué son tan semejantes las referen- pacto de la noticia de algún hecho real: catraces de la estadounidense Georgia tución.
más ni menos, al parecer de natura de Al tratarse de un soberano de quien
· Leonardo López Luján. Doctor en arqueología
hombre, y tenía dentro como una borra se creía que no sólo dependían los acon- cias que hacen Sahagún y Hernández a una condena palaciega por lapidación O’Keeffe. Creemos que la opinión de por la Université de Paris Nanterre y director del
de lana de tundidor” (Historia de la con- tecimientos humanos, sino las lluvias y las concubinas de Motecuhzoma? y ¿por por la falta cometida. Oles es del todo plausible. Proyecto Templo Mayor, inah.
quista de Nueva España, cap. 128). Cu- la producción de los cultivos, no nece- qué Diego Rivera asoció los alcatraces a En cuanto a la segunda incógnita,
riosamente, es posible que en la época sariamente debemos interpretar este la femineidad? Para ambas interrogan- hay que pensar que Diego Rivera, aun- Para leer más…
de estos tres autores ya fuese popular la pasaje como muestra de su lujuria, sino tes, nuestras respuestas son meramen- que indudable conocedor de las fuentes
Echeverría García, Jaime, “Los excesos del mono: salvajismo, transgresión y deshumanización en el pensa-
palabra inglesa dildo, equivalente de como una conducta de buen gobierno. te hipotéticas. En cuanto a la primera, históricas, muy difícilmente pudo ha- miento nahua del siglo xvi”, Journal de la Société des Américanistes, núms. 101-1 y 101-2, 2015, pp. 137-172.
consolador, pues la usó el poeta satírico Otros dos datos, aparentemente contra- Miguel León-Portilla ha hecho notar ber conocido en los años 20 del siglo pa- Hernández, Francisco, Historia de las plantas de Nueva España, 2 v., en vols. II y III de Obras completas, unam,
México, 1959.
Thomas Nashe (1567-1601) en los ver- dictorios, nos llegan por las fuentes: por que entre 1570 y 1575 Hernández tuvo sado la breve noticia que dejó Hernán- López Austin, Alfredo, “La sexualidad entre los antiguos nahuas”, en Familia y sexualidad en Nueva España,
sos de The Choice of Valentines. Por lo una parte, el Códice Carolino (p. 38, nota acceso a los documentos de Sahagún y dez en su muy copioso tratado, ni los fce, México, 1982, pp. 141-176.
______________, Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas, 2 v., unam, México, 1980.
que toca a la existencia de consoladores 24) asienta que Motecuhzoma se perfu- que se sirvió de ellos como fuentes de in- textos nahuas de Sahagún. Tales docu- López Luján, Leonardo y Marie-France Fauvet-Berthelot, Aztèques. La collection de sculptures du musée du quai
mentos no estaban a disposición de los Branly, Musée du quai Branly, París, 2005.
en el mundo mesoamericano, el lector maba con la flor del poyomatli con el ob- formación para su magna obra. Aunque Olivier, Guilhem, “Venados melómanos y cazadores lúbricos: cacería, música y erotismo en Mesoamérica”,
puede consultar el artículo de Houston jeto de que su maravilloso aroma cauti- el franciscano no tradujo al español el lectores comunes, por muy interesados Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 47, 2014, pp. 121-168.
Sahagún, Fray Bernardino de, Códice Florentino. Manuscrito 218-20 de la Colección Palatina de la Biblioteca
y Taube, “La sexualidad entre los ma- vara a más mujeres; por otra, Díaz del párrafo relativo a la teccizhuacalxóchitl, que fuesen en la materia. El historiador Medicea Laurenziana, ed. facs., 3 v., Archivo General de la Nación, México, 1970.
yas”, en el número 104 de esta revista, Castillo afirma que el soberano tomaba cabe la posibilidad de que el médico to- del arte James Oles considera que Rive- Seler, Eduard, Comentarios al Códice Borgia, 2 v., fce, México, 1963.
______________, Las imágenes de animales en los manuscritos mexicanos y mayas, Juan Pablos, México, 2004.
donde los autores publican la fotografía una bebida hecha de cacao para tener ledano hubiese tomado la noticia del ra atribuyó al alcatraz una fuerte con-

26 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA ALCATRAZ / HUACALXÓCHITL / 27


arqueología
arqueologiamexicana.mx M E X I CA NA
M.R.

Las costas
de México
en la época
prehispánica
Baja California,
Sinaloa, Oaxaca,
Golfo, Yucatán

Exhibir hasta NOVIEMBRE/10/17

VOL. XXV-NÚM.147 $ 80

MENTIRAS Y VERDADES
• Alcatraz / Huacalxóchitl: un • Los seris y su • La rueda en 1859, ¿el ocaso
instrumento de placer mexica sistema lunar Mesoamérica de los dioses?
arqueologiamexicana.mx

SECRETARÍA DE CULTURA INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA EDITORIAL RAÍCES, S.A. DE C.V. RE­VIS­TA BI­MES­TRAL
Secretaria Director General Presidente Septiembre-octubre de 2017, vo­l. XXV, núm. 147
María Cristina García Cepeda Diego Prieto Sergio Autrey Maza

DOSIER 40 52
ARQUEOLOGÍA MEXICANA
Directora María Nieves Noriega de Autrey
Las costas de LAS LABRADAS, SINALOA
Víctor Joel Santos Ramírez
COPALITA, HUATULCO, OAXACA.
Los mareños precoloniales del
Editor
Jefe de Redacción
Enrique Vela
Rogelio Vergara
México en la época Las Labradas es un sitio de grabados rupes-
Ajujl’aimo’ (Casa del Lagarto)
Raúl Noé Matadamas Díaz,
prehispánica
Editor Gráfico Fernando Montes de Oca
tres localizado en una playa del sur del estado
Irene Alarcón Hernández
Investigación iconográfica Daniel Díaz
Sinaloa, con más de 700 figuras grabadas en
Archivo de imagen José Cabezas Herrera
Portada: Faro mirador o piedra vigía. Huatulco, Oaxaca. rocas basálticas en donde convergen el mar, un
Foto: Irene Alarcón Gracias a las investigaciones arqueológicas en
Asistencia de diseño Carlos Alfonso León
entorno singular y una antigua cosmovisión
la Bocana del Río Copalita, Huatulco, Oaxaca,
Asistente de redacción
prehispánica.
Luis Aguilar
28 ha sido posible determinar una ocupación que
Asistente editorial Ana Cecilia Espinoza va del Preclásico Medio al Posclásico.
Fotógrafos
8 ARQUEOLOGÍA DE LA COSTA
Gibrán de la Torre, Israel Hinojosa Baliño, Josara, Mauricio Marat,
NOTICIAS
Héctor Montaño, Gerardo Montiel Klint, Marco Antonio Pacheco, DEL PACÍFICO NORTE DE BAJA
Oliver Santana
10 CALIFORNIA
Comité Científico-Editorial Sergio Autrey Maza, Alfredo Barrera Rubio, Ann Cyphers, Bernar- RESEÑAS Rubén F. García Lozano, Gengis J. Ovilla Rayo
do García Martínez, María de la Luz Gutiérrez Martínez, Leonardo
12 Durante los últimos 25 años en la costa no-
López Luján, Eduardo Matos Moctezuma, María Nieves Noriega,
Xavier Noguez, Nelly M. Robles García, María Teresa Uriarte Cas- DOCUMENTO roeste del océano Pacífico se han puesto en
tañeda, Gabriela Uruñuela Ladrón de Guevara Mapa de Chalchihuapan, Puebla marcha varios proyectos de investigación que
Xavier Noguez han revelado la compleja y larga secuencia cul-
Consejo de Asesores Ricardo Agurcia Fasquelle, Anthony Andrews, Bárbara Arroyo, Al- tural de una zona que permanecía inexplora-
fredo Barrera Rubio, Juan José Batalla Rosado, Elizabeth Boone,
14 da y desconocida.
Johanna Broda, David Carballo, David Carrasco, Luis Jaime Casti- LA CASA REAL DE TENOCHTITLAN
llo, Robert Cobean, Ma. José Con, Ximena Chávez Balderas. Véro- Moctezuma Ilhuicamina
nique Darras, Davide Domenici, William L. Fash, Gary M. Feinman, María Castañeda de la Paz
Ángel García Cook, Rebecca González Lauck, Nikolai Grube, Nor-
man Hammond, Kenneth Hirth, Peter Jiménez, Sara Ladrón de Gue- 16
vara, Miguel León-Portilla, Alfredo López Austin, Luis Alberto Ló- TRADICIÓN ORAL INDÍGENA MEXICANA
pez Wario, Diana Magaloni, Linda Manzanilla, Simon Martin, Chaneques
Dominique Michelet, Katarzyna Mikulska, Mary E. Miller, Luis Mi- Elisa Ramírez
llones, Lorena Mirambell, Joseph B. Mountjoy, Carlos Navarrete,
Jesper Nielsen, Guilhem Olivier, Ponciano Ortiz, Edith Ortiz Díaz, 84
Jeffrey R. Parsons, Grégory Pereira, Hans Prem, Rosa Reyna Robles, LO QUE GUARDAN LOS ANTIGUOS LIBROS
José Rubén Romero, Maricarmen Serra Puche, Peter Schmidt, Origen y creación del calendario
46
Ronald Spores, Ivan Šprajc, Barbara Stark, David S. Stuart, Saburo Manuel A. Hermann Lejarazu PROYECTO RÍO VERDE
Sugiyama, Javier Urcid, Elisa Villalpando, Marcus Winter Costa de Oaxaca 57
86 ARQUEOLOGÍA DE LA COSTA
Arthur A. Joyce, Sarah B. Barber
Consejo Científico Fundador Joaquín García-Bárcena, Alejandro Martínez Muriel, Alba Guada- MENTIRAS Y VERDADES 34 DEL GOLFO DE MÉXICO
lupe Mastache Flores, Enrique Nalda 1859: ¿el ocaso de los dioses? LA COSTA NORTE DEL GOLFO Las primeras aldeas agrícolas de Oaxaca se
Eduardo Matos Moctezuma Roberto Lunagómez Reyes
asentaron en el valle del bajo río Verde desde
EN LA PENÍNSULA DE BAJA 1900 a.C. El ambiente costero contribuyó al Las exploraciones arqueológicas costeras en
CALIFORNIA surgimiento de una cultura regional bien de- el Golfo de México se han caracterizado por
Arqueología Mexicana es una revista escrita por profesionales de la arqueología, la historia, la antropología, Antonio Porcayo Michelini, finida con poderosas ciudades tales como Río algunos hallazgos fortuitos. Aun así, se han
la lingüística y otras ciencias afines. Todas las contribuciones son arbitradas por pares. © Arqueología Mexicana es una publicación bimestral editada y pu-
blicada por Editorial Raíces / Instituto Nacional de Antropología e Juan Martín Rojas Chávez Viejo y Tututepec. desarrollado investigaciones que han revela-
ISSN 0188-8218
Historia. Editora responsable: María Nieves Noriega Blanco Vigil.
do la complejidad cultural de algunos sitios
Certificado de Licitud de Título núm. 7593, Certificado de Licitud de
Esta región es un territorio estratégicos en que se explotaban recursos
Contenido núm. 5123, expedidos en la Comisión Calificadora de Publica-
ciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Registro postal núm. agreste y ambientalmente ambientales.
PP 09-0151, autorizado por Sepomex. Registro núm. 2626 de la Cámara extremoso. En contraste,
EDITORIAL RAÍCES, S.A. DE C.V. Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Reserva de uso de título
la riqueza biótica de su
núm. 1938-93. ISSN 0188-8218. Preprensa e impresión: Servicios Profe-
Directora General María Nieves Noriega de Autrey sionales de Impresión, S.A. de C.V., Mimosas núm. 31, Col. Santa María mar, aunada al agua
Director General Adjunto Miguel Autrey Noriega Insurgentes, C.P. 06430, México, D.F., tel. 5117-0100. Distribución en dulce que escurre
Ventas de publicidad Ana Lilia Ibarra, Gerardo Ramírez, César Vázquez la Ciudad de México: Unión de Voceadores y Expendedores del D.F.,
desde sus sierras,
Despacho Guillermo Benítez Velasco, Av. Morelos 76, Col. Juárez, Ciu-
Circulación María Eugenia Jiménez, Jesús M. Govela dad de México, C.P. 06200, tel. 5703-1001. Distribución en los estados y permitieron la vida
Representante legal Angelina Cué locales cerrados: INTERMEX,S.A. DE C.V. Lucio Blanco 435, Col. San Juan humana prehistóri-
Información, ven­tas y sus­crip­cio­nes Tel. 5557-5004, Exts. 5120 y 2061, 01800-4724237 Tlihuaca, Azcapotzalco, Ciudad de México, C.P. 02400, tel. 5230-9500.
ca así como diver-
La pre­sen­ta­ción y dis­po­si­ción en con­jun­to y de cada pá­gi­na de Ar­
suscripciones@raices.com.mx queo­lo­gía Me­xi­ca­na son pro­pie­dad del edi­tor. Derechos Reservados sas adaptaciones
Co­rres­pon­den­cia Edi­to­rial Raíces, Rodolfo Gao­na 86, Col. Lomas de Sotelo, © EDITORIAL RAÍCES, S.A. DE C.V. / INSTITUTO NACIONAL DE y manifestaciones
Del. Miguel Hidalgo, C. P. 11200, México, D.F., Tel. 5557-5004, ANTROPOLOGÍA E HISTORIA.
culturales únicas
Fax 5557-5078 y 5557-5004, Ext. 5163 en México y el con-
Unidad Verificadora 001 por la Entidad Mexicana de Acreditación, AC
contacto@arqueologiamexicana.mx Circulación auditada bajo la Norma Mexicana NMX-R-057-SCFI-2012. tinente.
Medios Impresos.
Promedio de circulación mixta certificada por Moctezuma & Asociados,
Registro No. 47, periodo: 2013.
arqueologiamexicana.mx

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Secretaria Director General Presidente Septiembre-octubre de 2017, vo­l. XXV, núm. 147
María Cristina García Cepeda Diego Prieto Sergio Autrey Maza

DOSIER 40 52
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Directora María Nieves Noriega de Autrey
Las costas de LAS LABRADAS, SINALOA
Víctor Joel Santos Ramírez
COPALITA, HUATULCO, OAXACA.
Los mareños precoloniales del
Editor
Jefe de Redacción
Enrique Vela
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México en la época Las Labradas es un sitio de grabados rupes-
Ajujl’aimo’ (Casa del Lagarto)
Raúl Noé Matadamas Díaz,
prehispánica
Editor Gráfico Fernando Montes de Oca
tres localizado en una playa del sur del estado
Irene Alarcón Hernández
Investigación iconográfica Daniel Díaz
Sinaloa, con más de 700 figuras grabadas en
Archivo de imagen José Cabezas Herrera
Portada: Faro mirador o piedra vigía. Huatulco, Oaxaca. rocas basálticas en donde convergen el mar, un
Foto: Irene Alarcón Gracias a las investigaciones arqueológicas en
Asistencia de diseño Carlos Alfonso León
entorno singular y una antigua cosmovisión
la Bocana del Río Copalita, Huatulco, Oaxaca,
Asistente de redacción
prehispánica.
Luis Aguilar
28 ha sido posible determinar una ocupación que
Asistente editorial Ana Cecilia Espinoza va del Preclásico Medio al Posclásico.
Fotógrafos
8 ARQUEOLOGÍA DE LA COSTA
Gibrán de la Torre, Israel Hinojosa Baliño, Josara, Mauricio Marat,
NOTICIAS
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Oliver Santana
10 CALIFORNIA
Comité Científico-Editorial Sergio Autrey Maza, Alfredo Barrera Rubio, Ann Cyphers, Bernar- RESEÑAS Rubén F. García Lozano, Gengis J. Ovilla Rayo
do García Martínez, María de la Luz Gutiérrez Martínez, Leonardo
12 Durante los últimos 25 años en la costa no-
López Luján, Eduardo Matos Moctezuma, María Nieves Noriega,
Xavier Noguez, Nelly M. Robles García, María Teresa Uriarte Cas- DOCUMENTO roeste del océano Pacífico se han puesto en
tañeda, Gabriela Uruñuela Ladrón de Guevara Mapa de Chalchihuapan, Puebla marcha varios proyectos de investigación que
Xavier Noguez han revelado la compleja y larga secuencia cul-
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fredo Barrera Rubio, Juan José Batalla Rosado, Elizabeth Boone,
14 da y desconocida.
Johanna Broda, David Carballo, David Carrasco, Luis Jaime Casti- LA CASA REAL DE TENOCHTITLAN
llo, Robert Cobean, Ma. José Con, Ximena Chávez Balderas. Véro- Moctezuma Ilhuicamina
nique Darras, Davide Domenici, William L. Fash, Gary M. Feinman, María Castañeda de la Paz
Ángel García Cook, Rebecca González Lauck, Nikolai Grube, Nor-
man Hammond, Kenneth Hirth, Peter Jiménez, Sara Ladrón de Gue- 16
vara, Miguel León-Portilla, Alfredo López Austin, Luis Alberto Ló- TRADICIÓN ORAL INDÍGENA MEXICANA
pez Wario, Diana Magaloni, Linda Manzanilla, Simon Martin, Chaneques
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llones, Lorena Mirambell, Joseph B. Mountjoy, Carlos Navarrete,
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Jeffrey R. Parsons, Grégory Pereira, Hans Prem, Rosa Reyna Robles, LO QUE GUARDAN LOS ANTIGUOS LIBROS
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Ronald Spores, Ivan Šprajc, Barbara Stark, David S. Stuart, Saburo Manuel A. Hermann Lejarazu PROYECTO RÍO VERDE
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Arthur A. Joyce, Sarah B. Barber
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lupe Mastache Flores, Enrique Nalda 1859: ¿el ocaso de los dioses? LA COSTA NORTE DEL GOLFO Las primeras aldeas agrícolas de Oaxaca se
Eduardo Matos Moctezuma Roberto Lunagómez Reyes
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EN LA PENÍNSULA DE BAJA 1900 a.C. El ambiente costero contribuyó al Las exploraciones arqueológicas costeras en
CALIFORNIA surgimiento de una cultura regional bien de- el Golfo de México se han caracterizado por
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culturales únicas
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62 74 Antropología física
EL CUYO El concepto de la
Un puerto maya del rueda en Mesoamérica 79
noreste de Yucatán Javier Urcid Antropología física
Alfredo Barrera Rubio, Sergio Uribe
Bojórquez, Roberto Can Cituk Hoy día, en el pensamiento occidental, se va- y arqueología en el
lora la constante innovación tecnológica que Cerro del Tepalcate
Las actividades de rescate arqueológico han conduce al consumismo, pero en otras cul-
María Elena Salas Cuesta,
permitido obtener nuevos datos sobre El turas –antiguas y modernas– se le da mayor
Ismael Álvarez Zúñiga
Cuyo, sobre su cronología, así como infor- valor al conservadurismo.
mación sobre el papel que desempeñó en el
Se puede proponer que en vista de ciertas ca-
intercambio comercial y la explotación de las
racterísticas de la Plataforma I del Cerro del
salinas de la costa norte yucateca.
Tepalcate, como el piso cubierto por carbón
y ceniza y las marcas de exposición al fuego
en los restos óseos de un individuo enterrado
bajo el piso, podría tratarse de una construc-
ción dedicada al culto de Huehuetéotl.

Etnología
México antiguo
68
18 Los seris, el mar, el desierto
Alcatraz / Huacalxóchitl y su sistema lunar
SÍMBOLO DE LA SENSUALIDAD Guillermo Hernández Santana
E INSTRUMENTO DE PLACER
En el presente artículo se hace una reconstruc-
Alfredo López Austin, Leonardo López Luján
ción del sistema de tiempo de los comcaac o
seris, que estuvo basado en la Luna, algunos
Una flor, llamativa
astros, y se analizan diferentes actividades
por su belleza, fue
culturales y observaciones ambientales.
reuniendo a lo
largo de los
siglos conno-
taciones que
la convirtie-
ron tanto en
símbolo de
femineidad
como en cen-
tro de atributos y
funciones ligados a
la sexualidad.

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito
del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición, se hará acreedora a las sanciones correspondientes.
La reproducción, uso y aprovechamiento por cualquier medio de las imágenes pertenecientes al patrimonio cultural de la nación mexicana, contenidas en esta obra, está limitada conforme a la Ley Federal
Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y la Ley Federal del Derecho de Autor; su reproducción debe ser aprobada previamente por “El INAH” y “La editorial”. No se devuelven
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