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racias al esfuerzo conjunto bajo muy importante para el teatro, vés de dos de sus películas en las cua-

G de la Universidad Autóno-
ma de Nuevo León, de la
Dirección de Publicaciones de la
la televisión y el cine nacionales, ya
que algunos de los misterios que
enmarcaron la vida y obra de Pina
les sus actuaciones me habían deja-
do impactada: Macario y Días de Oto-
ño, ambas cintas del director
UNAM, de la Cineteca Nacional y Pellicer quedan revelados para el pú- Roberto Gavaldón.
principalmente de los autores, Pina blico. El acierto de la obra es que los Pina fue una persona bañada por
Pellicer, Luz de tristeza es hoy una magní- autores ponen frente al lector un cú- una extraña luz de tristeza, esa luz
fica realidad, una oportunidad de acer- mulo de información, pero, al mismo que impulsó a Ana y a Reynol a lle-
carnos a una época del cine nacional a tiempo, respetuosos del sujeto de su var a cabo este trabajo sin desfalle-
través de una figura enigmática y fu- investigación, son cómplices de Pina, cer ante los obstáculos que se presen-
gaz dentro de nuestra cinematografía. y antes que traicionar su confianza, taron para llegar a la consolidación de
Como responsable del proyecto prefieren sugerir con poesía lo que la esta publicación. Nuestra protagonis-
editorial de la Cineteca Nacional de sensibilidad tendrá que descubrir ta estuvo marcada por un destino trá-
enero del 2001 a enero del 2007, fue mediante su propia imaginación. gico, como las grandes mujeres de la
muy satisfactorio colaborar con el La convicción de Reynol y Ana de historia. Parece increíble que en tan
proceso de coedición de esta intere- hacer que el libro de Pina saliera a la sólo 30 años de vida y cinco de carrera
sante obra que da respuesta a un in- luz, fue para mí un proceso lleno de profesional, hubiera alcanzado la cima
menso vacío dentro de nuestra bi- aprendizaje ya que ignoraba todo de una trayectoria tan fulminante y
bliografía fílmica: el caso de Pina acerca de Pina; sólo la conocía a tra- al mismo tiempo deslumbrante.
Pellicer, una artista única en la his-
toria del cine mexicano.
La posibilidad de involucrarme
con este libro me la brindó Ana
Pellicer. Un día apareció en mi ofici-
na con el borrador bajo el brazo. Su
calidez y entusiasmo hicieron que
CABALLERÍA
inmediatamente me enamorara del
proyecto. Me di cuenta de que ade-
más de rescatar del olvido a una ar-
tista del cine mexicano, tenía la po-
PINA
sibilidad de recordar la memoria de
una mujer de la historia del arte de
ese misterio bañado de luz
nuestro país a quien no se le había
hecho suficiente justicia.
La carrera de Pina fue breve pero
intensa y estuvo siempre rodeada de
un velo de misterio. Su rostro es la
viva semblanza del secreto oculto, de
la mirada lánguida detrás de la cual
se esconde una inmensa vida interior.
Tras su muerte, Pina se sumerge en
el silencio y no es hasta que nace esta
edición, que la luz de Pina vuelve a
caguama / serigrafía / 55 x 45 cm

iluminarnos en el conocimiento de
quien era verdaderamente esta estre-
lla de enigmático brillo.
Uno de los grandes valores del
trabajo de investigación y de recopi-
lación de testimonios y anécdotas
realizados por Reynol Pérez y Ana
TÍTULO:Pina Pellicer, Luz de tristeza (1934-1964)
Pellicer, es que nos permite recons-
AUTORES: Reynol Pérez Vázquez y Ana Pellicer
truir la historia de una mujer que fue EDITORIAL: UANL, UNAM, Cineteca Nacional
toda poesía y arte. Se trata de un tra- AÑO: 2006

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Hija de una familia amante del glo XX, cuando el México moderno la Concha de Oro en el Festival de
arte, Josefina Yolanda pertenece a la se está inventado. Pina aparece como Cine Internacional de San Sebastián
tribu Pellicer, pero muy a su manera. una mujer fuera de contexto desde y Pina, el premio a la mejor interpre-
Del ambiente familiar absorbe el muy temprana edad. Reflexiva y en- tación femenina. Entre el jurado fi-
buen gusto, el amor y la pasión artís- simismada, se forma dentro del terri- guró nada más y nada menos que
tica, el apego a las letras y el lengua- torio de la poesía, que la acoge en su Dolores del Río, quien la apoyó en
je; pero, al mismo tiempo, la tercera profundidad. Precisamente, en el todo momento.
de los ocho hijos de César Pellicer y movimiento Poesía en Voz Alta, co- He aquí una de las críticas recogi-
Pilar López de Llergo, es diferente a rriente que transformó la escena tea- das por Reynol y Ana para documen-
los demás hermanos. Pina lleva mar- tral mexicana, Pina encuentra su pla- tar la presencia de Pina en el Festival
cado su propio sendero y guarda para taforma de lanzamiento para darse a de cine más importante de España,
sí lo inconfesable. conocer en el teatro, después en la publicada por el Chicago Sun times:
Reynol y Ana nos llevan por un televisión y finalmente en el cine, en
viaje que retrocede el reloj hasta los donde encuentra su consagración. Pina Pellicer. La dulce estrellita
años cincuenta y sesenta, cuando Desde los inicios de su trayectoria ar- mexicana, constituye la sensación
Pina está en el esplendor de su carre- tística, la voz de Pina es desgarradora, de la película El rostro impenetrable,
ra. Situada medio siglo atrás del ca- su identidad está en el drama profun- en la que interpreta a una jovenci-
lendario, nos permite mirar a través do, en la tragedia que se perfila en su ta enamorada de un forastero
de la mente crítica del investigador y destino. (Brando) que termina seduciéndo-
de los ojos amorosos de la hermana, Desde luego, se trata de un libro la. Pina tiene un atractivo y cando-
lo que fue la vida de Pina: sus anhe- con muchos aciertos, de los cuales roso encanto y proyecta una fuer-
los, sus fracasos, sus fortalezas, sus quiero mencionar brevemente el ca- za espiritual tan extraordinaria,
fragilidades, sus miedos y sus éxitos. pítulo dedicado al cine de Pina que sobrepasa el magnetismo del
Desde el título del libro, la prota- Pellicer, “El ojo inextinguible”. Ana mismo Marlon Brando.
gonista se nos presenta como una Pellicer y Reynol Pérez se detienen
personalidad agobiada por la nostal- meticulosamente para hablarnos de La cinta no tuvo éxito de taqui-
gia y la tristeza. Su corta vida, inten- las cinco películas que filmó Pina en- lla, y al poco tiempo, Pina regresó
sa, acelerada, es también profunda, tre 1959 y 1964. para trabajar en México en la filma-
inquietante, una vida que traspasa de Ahora que están tan de moda los ción de Macario, al lado del director
la luz a la oscuridad, y transcurre en mexicanos en Hollywood, vale la Roberto Gavaldón, con quien tam-
un camino lleno de claroscuros. pena recordar que Pina realizó su bién filmaría Días de otoño, una pelí-
Algunos puntos sobresalientes de entrada al séptimo arte no en Méxi- cula que se hizo leyenda dentro de la
este libro se deben a la devoción y ri- co, sino en Estados Unidos, al lado filmografía nacional.
gor del trabajo de investigación so- de Marlon Brando con la película El Días de otoño, estelarizada por Pina
bre la vida íntima y pública de Pina, rostro impenetrable. Pellicer e Ignacio López Tarso, fue un
así como a la espléndida investiga- hito dentro del cine mexicano. Escri-
ción iconográfica que lo acompaña. La traición y la venganza son el eje ta por los guionistas Julio Alejandro
Recopila un panorama de fotografías de la trama de este western am- y Emilio Carballido, se llevó al celu-
de la vida de un México inédito y re- bientado en 1885. Son numerosas loide con una fotografía impecable,
velador. En el archipiélago de fotos las leyendas que se han tejido en en blanco y negro, de don Gabriel
están los artistas del drama y el cine torno al inicio y desarrollo del úni- Figueroa.
correspondientes a toda una época de co film dirigido por Brando y El drama psicológico que Pina lle-
nuestra historia que se despliega en estelarizado por Pina. va a la pantalla la consagra como ac-
imágenes fascinantes. Se trata de una triz dramática. Pina luce en su papel
obra clave para entender parte de la La joven actriz nunca antes había con una fuerza interior magistral, en
historia del arte mexicano, del perio- actuado en película alguna, pero des- donde la actriz y la mujer se confun-
do que corre de los años cincuenta de que Marlon Brando la conoció den con un personaje con el cual es
hasta mediados de los sesenta, cuan- decidió lanzarla en un papel estelar. fácil identificarla: llena de ilusiones
do Pina encuentra el final de su vida. Y lo logró. El rostro impenetrable pinta y de fantasías que rebasan la realidad.
Al hablarnos de Pina como una de cuerpo completo la actuación de Su mundo onírico confunde la fron-
mujer que se adelantó a su tiempo, el Pina, “a través de su mirada se asoma tera entre los sueños y la vida. El per-
libro nos describe también el entor- un dolor que no halla acomodo en las sonaje de Luisa, de Días de otoño, le
no de su vida, justo a la mitad del si- palabras”. El rostro impenetrable ganó brinda a Pina la consagración de su

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carrera. Sobre este personaje escri- TÍTULO: Tal vez un poco de eternidad persiste en su identidad siempre pre-
ben los autores. AUTOR: Hernán Lavín Cerda sente en sí misma en su totalidad”.
EDITORIAL: Praxis Dante, en el “Paraíso”, se refiere al
AÑO: 2004
Han transcurrido más de 40 años de punto en el que convergen todos los
la realización de esta singular pelí- tiempos. Con su raigambre tradicio-
cula de Gavaldón y ese personaje, esde el primer instante en nalmente mítica, Irlanda, como mu-
aparentemente anodino, todavía
conmueve en su búsqueda de afecto
y comprensión. El retraimiento de
D que el hombre escudriñó el
firmamento o desde que
sus manos acariciaron una flor mar-
chos otros pueblos, era incapaz de
hacer que la mentalidad del hombre
comprendiera el concepto en cues-
Luisa coincidía a la perfección con el chita, surgieron las interrogantes: tión, por lo que de manera simbólica
recelo interior de la actriz. ¿acaso existe lo inmortal, lo perdu- yuxtapuso el tiempo humano, que es
rable, lo eterno?, ¿cómo no extraviar- inalterable, inconvertible, de perio-
Las películas de Pina son un va- se en ese interminable camino de si- dicidad cíclica, al tiempo divino que
lioso legado fílmico. El rostro impene- glos y edades pasadas o por venir? posee límites flexibles. Jean Cheva-
trable sigue provocando curiosidad, ¿Qué es el tiempo? Y pleno de asom- lier y Alain Gheerbrant arguyen que
emoción, inquietud en el espectador. bro, el ser humano lo contemplaba en la eternidad “es la perfecta integra-
Termino con el gran anhelo de el transcurrir de las nubes y en la re- ción del ser en su principio; es la in-
que lean, disfruten y consulten Pina velación de las sombras sin poder tensidad absoluta y permanente de
Pellicer: luz de tristeza, que ha sido rea- atraparlo. Se percató, por un lado, de la vida, que escapa a todas las vicisi-
lizado con el rigor del investigador y lo inasible de un filamento de segun- tudes de los cambios y, en particular
periodista Reynol Pérez Vázquez, do, del parpadeo de un instante, de a las del tiempo (...) La eternidad no
cuya pluma delicada, detallada y sen- lo fugaz de la voz y, por otro, se hun- está tanto en el inmovilismo como en
sible, nos permite gozar de cada ca- día en lo inconmensurable, en lo in- el torbellino; está en la intensidad del
pítulo, de cada párrafo, de cada línea. finito del universo; por eso y para acto”.
Por su parte, Ana Pellicer es una crea- dejar un testimonio de lo efímero o Hernán Lavín Cerda no es ajeno
dora que supo estructurar y darle de la duración de las cosas, creó un a estas cuestiones, lo cual se mani-
cuerpo al recuerdo de su hermana. artefacto que evidenciara nuestro fiesta en su poemario Tal vez un poco
Una escritora que supo enfrentar el paso por el mundo. Así, surgieron los de eternidad. El título lleva en sí una
dulce y doloroso reto de hurgar en la relojes, que con su pulso darían fe de fuerte carga semántica, que se con-
historia, encarar los fantasmas del nuestro transitar por la existencia: de firma en el epígrafe del propio autor,
pasado y convertirlos en relatos vi- agua, de arena, de sol, de mar, de cam- quien revela su pensamiento ante lo
vos de un ser profundamente amado. pana, de música, de péndola, en fin, imperecedero: “Sospecho que cuan-
un sinnúmero de formas, aunque un do descubrimos, asombrados, aquel
Ana Cruz solo objetivo: el de asir el presente, entusiasmo en el viaje de nuestra
desentrañar el pasado, vislumbrar el sombra a través del tiempo, y somos
futuro. Péndulo sin tregua, su movi- capaces de sonreír con más gloria que
miento albergaría una dualidad pena, sólo entonces hemos tocado la
inexorable: lo perpetuo y lo perece- orilla de la eternidad, tal vez un poco
dero. Dualidad presente en el vaivén de eternidad que seguirá respirando
LA del mar, en el susurro que pervive en a media luz, a media sombra”. Una
INFINITUD la entraña de las caracolas. constante que se advierte a lo largo
de la palabra En todas las épocas, el individuo de la obra es la preocupación tenaz
se ha cuestionado: ¿qué es la eterni- por el tiempo, lo que se advierte en el
dad? Y se descubre inmerso en la uso de palabras, ya sean sustantivos,
otredad, en el misterio; acaso tam- adjetivos o adverbios que aluden a
bién para conjurar la finitud, para dicho referente. Encontramos un vai-
soportar el peso del cosmos, para vi- vén entre el ayer, el hoy y el porvenir;
sualizar la vida por los siglos de los así, el antiguo Génesis puede apare-
siglos, para perpetrar la certidumbre cer de un momento a otro en este
de las cosas, surge la avidez de la pre- mundo, o bien, el Apocalipsis ya es-
sencia de los dioses, la urgencia de lo tuvo antes, incluso es previo a la
perenne. En Las Enéadas, Plotino sus- Nada, o más aún, lo milenario regre-
tenta lo eterno como “una vida que sa sin ruidos con la música de un soplo

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que seguirá vibrando en el aire del Mundo. viendo, mirándome/ pasar aquel fenómeno Lavín Cerda es diestro en el ma-
El poeta canta que únicamente po- que dudosamente llaman tiempo. El autor nejo de la intertextualidad, recurso
drá vivir, vivirse o sobre-vivirse a se interroga: ¿Existe alguna fecha de que utiliza con vigor, otorgando vida
imagen y semejanza del Tiempo, caducidad? Y a través del poemario a los personajes a quienes alude.
remembrando aquella época de nos encontramos con el nunca jamás, Nuestro autor no los toma del pasa-
Heráclito, cuando todo lapso era im- con el jamás nunca, con el nunca nun- do y los vuelve a dejar ahí sin que
palpable, abstracto, y no existía fue- ca, con el tal vez nunca, con el casi nada suceda, sino que recurre a ellos
ra de los labios: en la total ausencia nunca, con el siempre nunca, que se y los adapta a la realidad del momen-
de mediciones y relojes; o puede en- van infiltrando en ese desliz pendu- to confiriéndoles una resignificación.
contrarse, también, en el umbral de lar del Mundo. Todo es tal vez y ese El manejo intertextual no es produc-
la Basilique du Sacré-Cœur viendo y tal vez podría ser nunca. to de un afán libresco sin ton ni son;
está trabajado con frescura. De este
modo, encontramos a dos amantes
entre Demócrito y el vacío; a Boris
Pasternak monologando, “muy lejos
del Mundo/ y sin envidia, como el
inocente/ que sólo puede creer/ en la
vida de ultratumba”; a una mujer que
podría ¿por qué no? ser el reflejo vivo
de Cleopatra; a Enotea, la diosa de
Petronio y de Federico Fellini; a
Friedrich Nietzsche y su abismal mi-
rada; a Siddharta Gautama, el Buda,
en los ojos de los corderos del
Himalaya; a Borges en el cementerio
de Ginebra; a Sócrates enceguecido
por la ceguera mundial; a una mujer
con espinazo erguido como Pené-
lope, pero jamás gorda.
Muchos personajes más deam-
bulan por el libro. Sin embargo, des-
taca con su presencia Lavín Cerdus,
alias el Lobo Sapiens, alias el
Zaratustra de los Humildes; sí,
Lavín Cerdus, “aquel prominente y
esquivo animal presocrático, ese
aprendiz de taumaturgo/ que aún
cultiva una amistad errática y des-
lumbrante con el ambiguo Herá-
clito de Éfeso; el Lavín Cerdus
atormentado por la monarquía abso-
luta/ de los pies derechos en los za-
patos derechos,/ así como de los
zapatos izquierdos en los pies iz-
quierdos”; o la sombra de Lavín
Cerdus, transfigurada en Woody
Allen como Leonard Zelig. Hernán
transita de la antigüedad grecola-
tina al presente aludiendo, ora a
Sócrates y a contemporáneos nues-
tros como Eduardo Lizalde o Hugo
Gutiérrez Vega, ora al Imperio Ro-
mano y a la Internet.

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¿Dónde está Dios o los dioses?, se Lavín Cerda nos ofrece una pro- dentro y fuera del Circo Mayor,
pregunta Hernán. Y descubrimos a puesta estética. Escribe de manera [aquel círculo de la muerte
un Dios inmóvil, mudo y sordo, cuyo directa, aunque también recurre a deslizándose por la vida mientras
asombro le es negado a nuestra vis- imágenes reveladoras; a veces, el ver- [la vida va penetrando en la
ta; o dioses invisibles que jamás apa- so es breve, otras más el verso es de [muerte, aquel circo
recen; o divinidades anónimas y arte mayor, incluso recurre al versí- de la muervida, el único indomable,
neuróticas; o la presencia de ángeles culo. Algunos poemas, como “La es- [y nadie ignora que todo círculo,
que se han extraviado para siempre; piral de Cristóbal”, “Aquel viaje del [además de ser una trampa,
Dios podría dejar de ser o no ser nun- agua”, “La multiplicación de los pe- es ilusorio y eterno como la sabidu-
ca: Dios de nada y de todo. El poeta ces”, o “Una canción para los discí- [ría de Macedonio Fernández.
expresa: “No basta con un solo Dios,/ pulos”, tienen grandes silencios y son
un Dios/ sin Dios/ y cada vez más so- muy visuales. Utiliza el verso libre, El otro es “Fecha de caducidad”.
litario./ Habría que multiplicarlo/ de pero en algún momento, como en Ahí la figura que destaca es Jesucris-
Dios en Dios en Dios,/ con júbilo, “Viaje alrededor de la señal”, en la to, además de que una fecha vuela en
eterna/ y suspicazmente”. También tercera estrofa, trabaja la rima. Es valles y montañas, en el aire y en la
nos dice que ya nada es sacro; en un notorio el aliento que Hernán plas- noche; se advierte la soledad y la re-
ludibrio afortunado, refiere: “ya nada ma en diversas composiciones líricas, verberación del tiempo, así como el
ni nadie en el vértigo del Inmundo”. en las que el ritmo no se detiene sino implícito homenaje que el autor hace
¿Es posible algo sagrado en un mundo hasta el punto final; así, advertimos a la poesía mística de san Juan de la
esperpéntico como el siglo XX? ¿Es po- en “La sonrisa de los enanos” cómo Cruz. En este poema se palpa la
sible algo sacramentísimo cuando todo en las tres estrofas, a modo de quin- circularidad que mencioné anterior-
es inverosímil? tillas, no hay un solo punto. Otra ca- mente; cito la estrofa inicial y la últi-
Lavín Cerda le responde a la rea- racterística interesante es la circu- ma para marcar algunas variantes:
lidad a través de una escritura su- laridad de varios textos; Hernán
tilmente irónica, incisiva, plena de retoma al final del poema lo que es- ¿Existe alguna fecha de caducidad
“agudeza contestataria” sin dejar a cribió al principio de éste, sin embar- [en el perfil de la hostia
un lado lo esencial. Carlos López, go, de pronto da un giro en la expre- que cuelga y seguirá colgando del
en la cuarta de forros, afirma: “en- sión, algo altera, invierte ciertos [aire
tre la solemnidad y el drama, lo referentes, hace un cambio de pala- por los siglos, todo es luz, de los
lúdico”. Comparto su opinión. Her- bras mas no de estructura y cierra re- [siglos, hasta que el Sol y la Luna
nán va de lo serio a lo terrible transi- dondeando la idea inicial. Además, no sean más que un enjambre de
tando entre el humor y el sarcasmo. hace juegos de palabras; inventa vo- [hostias que aún vuelan
Pienso que en la doble vertiente de cablos como cuando une muerte y silenciosamente a través del
lo trascendental y el divertimento vida y propone “muervida”, o hace del [esplendor de la Vía Láctea?
hay una especie de imbricación ne- sustantivo ataúd una forma verbal y […]
bulosa en la que no puede distin- escribe “ataudándolo”; cambia di- ¿Existe alguna fecha de caducidad
guirse una línea divisoria, hay una chos populares o frases hechas, por [en el perfil de la hostia
especie de fusión o transferencia ejemplo, cuando se expresa: Descan- que cuelga quién sabe de dónde
que indefectiblemente nos lleva a sa en paz o, si lo prefieres, no descanses/ en y seguirá colgando por los siglos,
reflexionar sobre el asunto que paz o en guerra; además, los títulos uti- [casi todo
aborda el poeta, ya sea el vacío, la lizados son perspicaces. es luz, de los siglos, hasta que el Sol
muerte o, simplemente, algo trivial. Quiero destacar dos poemas que en [y la Luna
Octavio Paz habla de “ocurrencias especial llamaron mi atención. Uno es no sean más que un enjambre de
poéticas”; maestro del ingenio, “Apología del olvido”, donde el autor [sombra y de luz en aquel vuelo
Hernán Lavín Cerda, en un estilo na- entreteje con destreza el ámbito ver- donde el fin es el principio y todo
tural, no forzado, seguramente por- bal y el conceptual, expresando su idea [transcurre
que proviene de una afortunada tra- de principio y finitud de la existencia. en el espacio de una eternidad cada
dición vanguardista sudamericana Nótese el juego de palabras entre circo [vez más solitaria?
colmada de hallazgos asumidos por y círculo. Cito un fragmento:
su naturaleza lírica, da testimonio de En “Eternamente”, por ejemplo,
sus experiencias lúdico-poéticas, desde aquel cementerio de Ginebra nos remite a lo que yo denominaría
pero lo importante es que contrae un donde lo real es abrumadoramente
“poema lúdico adverbial”, es decir, 14
compromiso con la escritura. [un círculo, líneas en las que el autor juega con

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adverbios de modo, de afirmación, de labios, no sólo en los labios,/ mejor poema extenso con los esfuerzos por
tiempo, de negación, de duda, en su dicho en la punta de la lengua:/ tal comprenderlo. Son relativamente es-
muy particular estilo: vez un poco de eternidad/ entre los casas iniciativas como la de Juan Ra-
labios”. món Jiménez y, sobre todo, Octavio
Si te dicen que sí, por supuesto, que Paz, entre otros, dirigidas a desentra-
[sí, Silvia Pratt ñar el sentido de ese tipo de texto.
que sí, que siempre Seguimos echando en falta los trata-
sí, que nunca no, que sí que no, que dos y estudios que aborden el tema
[no con la ambición teórica que exige y
que sí, por supuesto, sin duda, que se merece. Mientras tanto, aparecen
[siempre trabajos de fecundidad innegable,
no: si te dicen que tal vez como estos que compendia la emi-
sí, puede ser, todo es posible
ACERCAMIENTO nente investigadora argentina, María
si te dicen que tal vez no, que sí al poema extenso Cecilia Graña, en este libro de título
que sí, que nunca nunca, por juanramoniano.
[supuesto. A primera vista, se trata del típi-
co festín de académicos universita-
Y prosigue: rios, que muestran cómo destazan y
devoran los poemas extensos más
Aún me maravilla que otros se ma- conocidos de Vicente Huidobro, Pa-
[ravillen blo Neruda, Octavio Paz, Martín
del sin embargo, del sí que no, del Adán, Héctor Viel Temperley y Er-
[puede nesto Cardenal. Pero las apariencias
que sí, del puede que tal vez, del pueden engañar y, además de la pre-
[puede que sin embargo: TÍTULO: La suma que es el todo y que no cesa: sencia de un editor y poeta en el gru-
me maravillo del nunca/ el poema largo en la modernidad po de ocho críticos que participan en
jamás, del jamás nunca, cordial hispanoamericana el volumen, se aprecia en los textos
y ceremoniosamente del nunca AUTOR: María Cecilia Graña (comp.) que contiene una armónica imbrica-
EDITORIAL: Beatriz Viterbo Editora
[nunca. ción de rigor analítico, información
AÑO: 2006
biográfica y bibliográfica y empatía
Todos estos versos para arremeter estética con los textos estudiados. De
l poema extenso no es el modo que los trabajos reunidos en La

E
al final del poema: “¿No que sí? No di-
gas que todo es posible. ¿No que no?” que más cultivan los poe- suma... pueden satisfacer las exigen-
Habría mucho más que decir so- tas. Tampoco es el que más cias del estudioso especializado igual
bre el poemario Tal vez un poco de eter- leen los lectores. Suscita, sin embargo, que saciar el apetito de los poetas y
nidad de Hernán Lavín Cerda, ya que un respeto casi totémico entre las sen- los lectores de poesía afectos a com-
ofrece diversas lecturas por su rique- sibilidades más exigentes y sobrenada posiciones de largo alcance.
za poética y semántica, por su viva- con altivez en el mar de la producción A riesgo de resultar esquemático,
cidad lingüística, por sus entramados artística serial, industrializada. podría decirse que La suma... se com-
conceptuales, por las preocupaciones Esa relevancia cualitativa quita pone de dos partes nítidamente di-
del poeta en cuanto a lo inmortal y lo significación a cierta escasez de com- ferenciadas: una, muy breve, primor-
efímero, y por esa herencia cultural posiciones poéticas de largo aliento. dialmente teórica y la segunda,
en la que se enmarca su obra, pero lle- Los logros estéticamente hercúleos integrada por escritos en los que pre-
gó el momento de decir sefiní, así, li- de algunos poetas parecen bastar domina la aproximación crítica a
teralmente, como lo utiliza Lavín para sostener el prestigio de un nú- obras concretas. La primera corre a
Cerda tomando homófonamente el mero más bien magro de poemas, que cargo de María Cecilia Graña, se pre-
vocablo del francés, en sentido cifran su elevada categoría en las senta como introducción al volumen
lúdico; sefiní, esto se acabó, aunque muchas decenas y hasta centenares y se ocupa de pensar el poema exten-
sabemos que no todo termina aquí, de versos en los que respira una gran- so, como fenómeno literario genérico.
que habrá más, que Hernán nos se- deza de significantes y significados, Lógicamente, cada uno de los estu-
guirá deleitando con más poesía. Por así como de humanidad y de tono. dios realizados por Ignacio Álva-
mientras, bástenos con vivir, como Pero en el mundo de habla hispa- rez, Andrea Ostrov, Nicanor Vélez,
dice el poeta: “con una sonrisa/ en los na no concuerda esa importancia del Francesco Fava, Álvaro Salvador,

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Antonio Melis, Geneviève Fabry y la arriba. Un arco temporal que va de hace la compiladora. Tiene en cuen-
propia compiladora, versa sobre la 1931 a 2000. Sin embargo, presenta- ta la tesis de que se trata de una “su-
singular manera en que los poetas da así, esa lista corre el riesgo de ser cesión de momentos intensos”, como
nombrados cultivan el texto poético asumida como un canon del poema aduce Paz coincidiendo en lo esen-
de gran aliento. extenso. Esta posibilidad trae implí- cial con Edgar Allan Poe. También la
En la mencionada introducción, cito un juego de inclusiones y exclu- idea de que estamos ante una posibi-
María Cecilia Graña acota con inne- siones, con fundamento en los crite- lidad de la poesía para la cual es deter-
gable solvencia teórica el territorio de rios a que apela. Pero aun a partir de minante el proceso en sí de despliegue
la reflexión sobre el poema extenso éstos, podría echarse en falta una par- del verbo. Considera, igualmente, el
en lengua hispana. En escasas doce te estimable de la poesía de Pablo de nexo con la subjetividad moderna: la
páginas, revisa las definiciones más Rokha, lo mismo que Revelaciones de “presencia ilocutoria del sujeto” en su
influyentes de la noción “poema ex- Rafsol (1966), del venezolano Rafael seno, su “voluntad comprensiva”, su
tenso”; dialoga con grandes autores José Muñoz; Tercera Tenochtitlan disposición a volverse “susceptible
del género —como Huidobro, Paz y (1982), de Eduardo Lizalde; Incurable de ser una experiencia de la concien-
Juan Ramón Jiménez— y da cuenta (1987), de David Huerta; Pablo Neruda cia crítica”, al socaire de una recupe-
de los nexos entre sus poéticas y las y una familia de lobos (2003), de Jorge ración de “la diégesis de la épica (...)
de poetas de otros ámbitos cultura- Riechmann; Dylan y las ballenas (2003), por medio de la exaltación emocio-
les, como los románticos alemanes, de María Baranda, entre otros. nal de la lírica...”
Poe y Eliot; aloja expresa o tácita- Esta exigua nómina adicional Lo que no se logra entender es la
mente, en su discurso, las contribu- pone en evidencia los problemas de supuesta contradicción de esos atri-
ciones de estudiosos como Margaret una canónica con base en criterios butos con el que denota el adjetivo
Dickie, Giorgio Agamben y otros; que Graña precisa bien en las referi- “extenso”. Graña inicia su exposición
coloca con plena pertinencia las das páginas introductorias. Pero no teórica previniéndonos de los riesgos
aportaciones de cada uno de los co- se trata de una pugna por ampliar un de ese calificativo, que sugiere “un
laboradores del volumen. canon. Más bien, de llamar la aten- texto de amplio respiro o vinculado
El censo de cultores de este géne- ción sobre las posibles limitaciones con un discurso cultural hegemóni-
ro presentado por Graña es bastante de los intentos por comprender el co o ‘importante’”. La precaución pa-
amplio y sin duda representativo. poema extenso —todo un fenómeno rece poco efectiva, pues basta presen-
Empieza con Huidobro y termina cultural, además de una variante de ciar la galería de poemas estudiados
con Carlos Germán Belli. Incluye, la poesía— a la luz de ciertas referen- en su propia compilación, para cons-
desde luego, a Gorostiza y Paz —sin cias conceptuales. Desde luego, sin tatar cómo parecen responder a un
omitir a Jorge Cuesta— y también éstas no es posible tal comprensión, “amplio respiro” y se colocan en una
toma en cuenta a María Auxiliadora pero por sí solas no bastan. Está muy discursividad a tono con los valores
Álvarez, además del ya señalado Viel bien acotar teóricamente el texto estéticos de mayor prestigio y signi-
Temperley y los mencionados líneas poético de largo alcance, como lo ficación. Tiene razón la compiladora

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cuando subraya la condición relati- conforme a esos valores. No es el caso largo. Desde luego, todo esto relati-
va del concepto de “extensión”. No del sujeto moderno. Lo expresa muy viza el aspecto físico del problema: el
hay una referencia absoluta a partir bien Nicanor Vélez —coincidiendo del espacio que ocupa y el tiempo en
de la cual dictaminar tal texto como en lo esencial con Graña— cuando que transcurre el texto. Un haiku
largo o breve. Siempre lo será en re- rastrea los antecedentes del poema puede alcanzar una “extensión” enor-
lación con algo. Esta verdad coloca el extenso en la órbita romántica: “La me en la profundidad del ser, así
punto de atención en el terreno del modernidad nos escindió en todos como los miles de versos de Incurable,
“hablante”, como por lo demás hace los órdenes de la vida, de ahí esta casi de David Huerta, sostienen en su
la propia Graña, cuando reivindica la obsesión del romanticismo por la unidad una vivencia de honda inten-
acción lingüística (“ilocutoria”) del búsqueda del Absoluto. Y por ello, sidad. No es lícito, sin embargo, anu-
sujeto. Más concretamente, sitúa el (...) gran parte de la creación del si- lar las diferencias entre ambos extre-
tema en el ámbito de la expresión del glo XX [es] un intento de darle un mos formales: el parco epigrama y el
poeta, entendida ésta más o menos al lugar dentro del todo a esa gran dis- poema kilométrico. La distinción
modo de un conatus spinociano o de un persión de fragmentos que es el hom- obviamente existe; pero, al menos en
envión de la voluntad de vivir (Scho- bre de nuestro tiempo.” las coordenadas de la subjetividad
penhauer) o de poder (Nietzsche). Hay voluntad de absoluto, anhe- moderna, no parece explicarse por
Pero nada de esto implica alguna no- lo de unidad, sentido de totalidad en ninguna esencia formal, sino por el
vedad real de cara a la historia de la la raíz del poema extenso. Sobre esa carácter, las capacidades y la volun-
poesía. A su manera, ya lo tiene en base ontológica parece operar un tad del poeta. Un talante efusivo, una
cuenta Aristóteles, cuando en su Poéti- proceso creativo, figurado a duras disposición torrencial y un deseo de
ca aborda el problema de la longitud penas por nombres como “respira- dar forma a una expresión acorde con
del texto poético. Recordemos lo ción” y “aliento”. A fin de cuentas, el tales determinaciones desembocarán
medular de su sencilla prescripción: meollo de este asunto vendría a ser en textos continentales y viceversa.
el poema no debe ser tan largo que el alcance del pneuma o el estro del Conforme a esa idea, en el género
desborde la memoria del lector o del poeta (y conviene retener de manera “poema extenso” puede caber, tanto
oyente, de forma que no pueda recor- unitaria la polisemia espirituosa y el “poema-libro” de que habla Riech-
dar lo que decía al principio. Esta idea sexual de este último vocablo). Una mann como zonas sustanciosas de lo
concuerda con un contexto cultural fuerza expresiva capaz de enrostrar escrito por decenas de poetas funda-
definido por la racionalidad, la armo- la mirada de la Diosa de Schlegel, has- mentales. Se trata de tener en cuenta
nía, el justo medio e ideales afines, en ta el momento en que sea estética- una especie de amplitud de onda ca-
la medida en que el alma misma del mente apropiado, es lo que parece racterística de ciertas poéticas y no
individuo —su ethos— se moldea definir mejor el carácter del poema sólo el número de versos o de pági-

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nas. Y una mirada así, desbordaría los inco años después de su sión historicista que padecen, según
límites del territorio poético —a su
modo, canónico, quiérase o no— que
podría estar insinuando un libro tan
C aparición original en in-
glés (2001), llega a nues-
tro país una de las más importantes
Young, la mayoría de los historiado-
res del siglo XIX, aunque también en
el XX es posible encontrarlos: él men-
importante como el que aquí se co- contribuciones que en los últimos ciona, entre otros, a Enrique Krauze)
menta. años se han hecho sobre la indepen- que solía narrar la gesta desde una
La suma... se propone, según su dencia de México: La otra rebelión. La visión esencialista: en ella, estos gru-
instigadora, organizadora y edito- lucha por la independencia de México, 1810- pos populares seguirían a Hidalgo, y
ra, “una reflexión crítica sobre el 1821 del historiador norteamericano en especial a su estandarte de la Vir-
poema extenso a través del análisis Eric Van Young. gen de Guadalupe, automáticamen-
de algunos de los poemas ‘mayores’ Para la realización de esta monu- te, casi como un reflejo pavloviano.
del siglo XX en Hispanoamérica.” mental obra, Van Young dedicó años A diferencia de casi la totalidad
Lo logra con creces. Y, si ya en esta a escudriñar toda clase de documen- de la historiografía sobre el tema, Van
misma recensión se registra un mí- tos de la época: desde los fondos de Young no apela exclusivamente a
nimo conato de debate, será fácil bienes nacionales, los registros de causas económicas para explicar la
imaginar las implicaciones que cárceles y presidios, las confesiones rebelión popular que se dio al inicio
puede tener este libro en un ámbi- de criminales, las crónicas de epide- del estallido insurgente en 1810, sino
to cultural como el de habla hispa- mias y las actas de hospitales, hasta que recurre y le da prioridad a expli-
na, donde esa posibilidad de la poe- la correspondencia de virreyes que se caciones de índole cultural, sin que
sía ha gozado de una privilegiada encuentra en el Archivo General de ello signifique que menosprecie los
atención de poetas y lectores y se la Nación; esto aunado a la revisión aspectos materiales.
ha cumplido con tanta fortuna. crítica de una gran cantidad de do- Lo que realmente hace es una
cumentos y bibliografía de diversas antropología histórica del movimien-
Josu Landa bibliotecas de las principales univer- to de independencia, siguiendo para
sidades norteamericanas. ello los trabajos teóricos y prácticos
Sin embargo, la gran originalidad de dos aclamados antropólogos nor-
de Van Young, y el gran aporte de su teamericanos: Clifford Geertz y
libro, consiste en prestar atención no Marshall Sahlins. Para este último, la
a las grandes batallas de la guerra de cultura es la base o, si se prefiere, la
Independencia ni a los grandes líde- estructura en la que toda acción se
res insurgentes o a sus contrapartes realiza y, por lo tanto, influye en la
Genealogía realistas, sino al pueblo, a las clases acción de los individuos, pero al no
de la más bajas de la sociedad colonial, a ser la cultura una categoría estática,
rebelión esos “condenados de la tierra” a quie- sino dinámica e inserta en un espa-
silenciada nes los estudios poscoloniales llaman
“grupos subalternos”. Van Young
cio y un tiempo, se ve afectada y mo-
dificada a su vez por las acciones o
emprendió la titánica labor de poner hechos de estos mismos individuos.
al descubierto las ideas y aspiracio- Van Young toma nota de esto: en la
nes del grueso de la población rural extensa documentación que utilizó
novohispana, mismas que la llevaron confirmó que la población rural del
a tomar el camino de las armas, a México colonial no sólo actuaba
emprender esa otra rebelión. Gracias guiada por una “razón práctica”, sino
a esta atención detallada que Van también, y ante todo, por una “razón
Young le presta a estos grupos sub- simbólica”.
alternos, podemos entender que las La microhistoria italiana, espe-
aspiraciones de éstos diferían mucho cialmente la de corte más antropoló-
de las motivaciones de los líderes in- gico al estilo Carlo Ginzburg, tam-
surgentes. Y de paso, el autor arre- bién ejerció una poderosa influencia
TÍTULO: La otra rebelión. mete contra las tesis tradicionales de en la metodología empleada por
La lucha por la independencia de México nuestro autor para estudiar con de-
la historiografía mexicana, especial-
AUTOR: Eric Van Young
mente contra aquella corriente que talle, y en la medida en que las fuen-
(Traducción de Rossana Reyes Vega)
EDITORIAL: Fondo de Cultura Económica él define como “romántico-naciona- tes documentales lo permitían, el en-
AÑO: 2006 lista” (pasión, o mejor dicho: obse- tramado social y cultural en el que día

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a día se tejían las relaciones de aque- Esto es, la gente del campo se lanzó a
llos participantes en la lucha, al me- la lucha en defensa de los recursos de
nos de los que se tuvo conocimiento su comunidad y de sus relaciones
gracias a la documentación expedi- fundamentales de propiedad, sin
da por las autoridades realistas al pensar en que México era un país que
momento de su detención. Así, de existía como tal desde hace siglos,
manera inductiva, partiendo desde la pero ahora se encontraba bajo el yugo
particularidad del comportamiento de España y había llegado el momen-
individual y de grupo, Van Young to de liberarlo.
continúa su investigación para am- De hecho, lo que caracterizó a la
pliar nuestro conocimiento históri- insurgencia mexicana, en palabras de
co sobre la mentalidad y el pensa- Van Young, fue que las energías
miento político rural de finales del localistas y la variedad de circunstan-
periodo colonial. cias que impulsaron estos movimien-
Gracias a la profundidad de sus tos populares resultaron las mismas
cuestionamientos, a la inquisición de que impidieron la formación de una
las fuentes primarias y a sus prefe- coalición ideológica o militar que hu-
rencias teóricas, Van Young exhibe biera facilitado mejores recompensas.
las limitantes de las causas económi- Este movimiento popular que Van
cas a la hora de explicar el origen de Young define como “la otra rebelión”
la lucha independentista: en los pue- le ha permitido al autor afirmar que
blos involucrados en la gesta la entre las características del periodo
etnicidad avalaba el acceso a los re- insurgente mexicano (1810-1821) está
cursos económicos, por lo tanto, el el hecho fundamental de que se libra-
conflicto por el control de estos re- ron en realidad dos batallas a la vez: una
cursos estaba cargado de cuestiones anticolonial y otra interna, y que fue la
de identidad y de tensiones inte- primera rebelión masiva del siglo XIX
rétnicas. Asunto capital que se ha en la que, bajo un “incipiente contexto
pasado por alto en las reflexiones de nacionalista”, se presentarían elemen-
los múltiples estudiosos del tema. tos de confrontación étnica. Por ello,
Gracias a los aportes de esta obra, su postura lo lleva a enfrentarse con la
podemos tener ahora una mejor idea influyente tesis de Jaime Rodríguez,
sobre la representación de la cultura quien vincula la independencia de
política, la cosmovisión religiosa y la México a la “era de las revoluciones
identificación étnica de los habitan- democráticas” y al prolongado derrum-
tes del campo colonial mexicano en be del imperio español.
los años en que inició el conflicto ar- Sin duda, surgirán voces críticas
mado y cómo este mismo conflicto a la propuesta interpretativa que Van
modificó en algunos casos la cultura Young hace de la lucha por la inde-
de tales grupos subalternos. pendencia de México, pero el aporte
Un debate que a lo largo del tiem- de su obra es fundamental para co-
po se ha mantenido al interior de la menzar a estudiar este periodo de la
historiografía sobre la Independen- historia mexicana con otros ojos, y
cia es definir si ésta fue realmente una todo aquel interesado en adentrarse
revolución social en el amplio senti- en este periodo no puede pasar por alto
do del término, es decir, si logró este libro, que además de derrumbar
transformar las estructuras sociales muchos mitos, también enriquece, pro-
y económicas de la sociedad mexica- fundiza y matiza esa “otra rebelión” tan
na de entonces. Para Van Young, y ignorada por la historiografía nacional
éste es otro valioso aporte de su obra, y nos adentra en detalles poco estu-
no hubo una revolución social como diados sobre el tema.
tal a gran escala, tan sólo se manifes-
tó al nivel más local y comunitario. Alberto Barrera-Enderle

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