Está en la página 1de 13

FÍSICA CUÁNTICA

A finales del siglo XIX parecía que la Física había conseguido la explicación
definitiva de los fenómenos naturales. Las leyes de la Mecánica de Newton y las de
Maxwell para el electromagnetismo parecían suficientes para explicar los fenómenos
conocidos.
En los últimos años del siglo XIX y principios del XX, se producen una serie de
descubrimientos que ponen de manifiesto la insuficiencia de las leyes de la Física
Clásica cuando se aplican al mundo de lo microscópico o de los microscópicos, al
átomo y al Universo.
Tres hechos fundamentales obligan a revisar las leyes de la Física Clásica y
propician el nacimiento de la Física quántica: Radiación térmica, efecto
fotoeléctrico, carácter discontinuo de los espectros atómicos.

Radiación térmica. Teoría de Planck.


Se llama radiación térmica de un cuerpo a la energía electromagnética que
emite debido a su temperatura. Cuando se calienta una barra de hierro a temperaturas
cada vez más altas, su aspecto exterior cambia. Cuando la temperatura es
relativamente baja emite energía en forma de radiación infrarroja, que no se ve. A
medida que la temperatura aumenta toma color rojo, emitiendo además de radiación
infrarroja, radiaciones visibles correspondiente a dicho color (las de menor frecuencia
del espectro visible). Si se sigue calentando, el color rojo se hará amarillo-brillante y,
finalmente, se volverá rojo-blanco.
De esta experiencia se deduce que la frecuencia de la radiación que emite un
cuerpo caliente aumenta con la temperatura. El mismo comportamiento seguirían otros
materiales si se aumenta la temperatura, por tanto, el color con que brillan los cuerpos
de cualquier material, depende de la temperatura.
Para estudiar este fenómeno, se considera un sistema físico denominado
cuerpo negro. Se trata de un sistema ideal capaz de absorber toda la energía que
recibe en forma de onda electromagnética y, por tanto, también será un emisor ideal.
Aunque el sistema es ideal, una buena aproximación de cuerpo negro sería un objeto
hueco con un orificio muy pequeño; de manera que la radiación que penetra por dicho
orificio acaba siendo absorbida por completo tras numerosas reflexiones. En estas
condiciones, se podría examinar la radiación emitida por dicho cuerpo a medida que
se calienta; dicha radiación depende sólo de la temperatura y no de las características
de la sustancia.

1
Las radiaciones emitidas constituyen un espectro continuo de emisión. Es
continuo porque hay emisión de ondas electromagnéticas para todas las frecuencias.
No hay discontinuidades como en los espectros atómicos.
Otra característica importante de la energía emitida, es la existencia de una
frecuencia para la que la intensidad de emisión es máxima y cuya posición en el
espectro depende de la temperatura. Al aumentar la temperatura del cuerpo negro,
obtenemos una distribución similar, en la que el máximo se desplaza hacia longitudes
de onda menores.
Ya en 1900, se disponía de las siguientes leyes que describían la radiación de
un cuerpo negro:
- Ley de Kirchhoff. El poder de emisión de un cuerpo en equilibrio térmico, a
cualquier temperatura, es igual a la energía absorbida por el mismo por la
unidad de área y unidad de tiempo. Así, un cuerpo con gran poder de
emisión, tendrá gran poder absorbente.
- Ley de Stefan-Boltzmann. La intensidad de la radiación térmica de un
cuerpo negro es proporcional a la cuarta potencia de su temperatura
absoluta.
E W
Ι = = σ ⋅ T 4 ; donde σ = 5.67 ⋅ 10−8 2 4
S ⋅t m ⋅K
- Ley del desplazamiento de Wien. La longitud de onda máxima, de la
emisión electromagnética, es inversamente proporcional a la temperatura
absoluta del cuerpo negro.

2.896 ⋅ 10−3 m ⋅ K
λmax =
T

con esta expresión se puede


calcular la temperatura de la
superficie de las estrellas.

Así, la aumentar la temperatura, T, aumenta la energía emitida por unidad de


superficie y tiempo, pero disminuye la longitud de onda, λmax, de la radiación emitida.

2
Hipótesis de Planck.

Los primeros intentos para explicar la distribución de longitudes de onda que


produce la radiación de un cuerpo negro, permitieron obtener algunas expresiones que
concordaban con los resultados experimentales sólo para determinados valores de
longitud de onda.
Por ejemplo, Rayleigh dedujo a partir de
la física clásica una expresión que se ajustaba
bien al caso de valores altos de λ, pero
conducía a una conclusión inconsistente para
valores de λ menores, los correspondientes a
la zona ultravioleta. En esa zona la expresión
de Rayleigh no explicaba la caída de la
intensidad y este hecho fue conocido como la
catástrofe ultravioleta.

Todas las tentativas encaminadas a interpretar, desde la Física clásica, la


distribución de energía producida en la emisión de radiación por parte de un cuerpo
negro resultaron fallidas.

No obstante, en 1900 Max Planck (1858-1947) encontró una ecuación


matemática que se ajustaba perfectamente a los resultados experimentales, para ello
vislumbró que había que separarse de la Física clásica.
Planck supuso que los átomos que forman la materia se comportan como
diminutos “osciladores”, cada uno de ellos vibrando con una frecuencia característica.
Y formuló además la siguiente hipótesis revolucionaria:

“Cada oscilador puede absorber o emitir energía en forma de


radiación electromagnética únicamente en cantidades que son
proporcionales a su frecuencia de vibración:
E = h ⋅ν ;
donde h = 6.626·10-34 J·s es la constante de Planck”

Planck supuso también que la energía de cada oscilador ha de ser un


múltiplo entero de h·ν , E = n ⋅ h ⋅ν ; lo que significa que la energía de los
osciladores está cuantizada y se transfiere en “paquetes” que se denominan cuantos
de energía.

3
Con esta hipótesis y considerando que el número de oscilaciones de baja
frecuencia es muy superior al de oscilaciones de alta frecuencia, logró explicar la
forma de la curva de emisión de un cuerpo negro. La expresión que obtuvo Planck era:
8 ⋅π ⋅ h ⋅ c 1
Ι ( λ ,T ) = ⋅
λ 5 h⋅c

e λ ⋅k ⋅T
−1

Esta expresión es conocida como ley de radiación de Planck, en ella


aparecen: h = 6.626·10-34 J·s (cte de Planck); k = 1.38·10-23J·K-1 (cte de Boltzmann);
c = 3·108 m·s-1 (velocidad de la luz en el vacío); T (temperatura absoluta a la que se
encuentra el cuerpo negro; y λ es la longitud de onda de la radiación emitida.

Las consecuencias de la hipótesis de Planck son importantísimas: la radiación


electromagnética y, por tanto, la luz, se absorbe o emite en forma de “paquetes” que
son un múltiplo entero del cuanto de energía. Dado el reducido valor de la constante
de Planck, la variación de energía en un sistema microscópico (que contiene gran
cantidad de osciladores microscópicos) es continua. Sin embargo, en el mundo
microscópico esta variación de energía se observa de forma discontinua; se dice que
está cuantizada.
La hipótesis de Planck acerca de la cuantización de la energía incrementó su
trascendencia e importancia cuando, a principios del siglo XX, Einstein la utilizó como
punto de partida para explicar el efecto fotoeléctrico.

El efecto fotoeléctrico.
H. Hertz y, posteriormente, W. Hallwachs ponen de manifiesto este nuevo
fenómeno que la teoría electromagnética no predice y que no puede explicar. Hertz,
que investigaba el proceso de descarga entre dos electrodos como fuente de ondas
electromagnéticas, observó que una chispa eléctrica saltaba con más facilidad si sobre
uno de los electrodos se hacía incidir luz ultravioleta; si se utilizaba radiación de menor
frecuencia, el efecto no se observaba. De las experiencias de ambos científicos se
dedujo que la radiación ultravioleta es capaz de extraer cargas negativas de los
metales sobre los que incide.

Para analizar el efecto fotoeléctrico, se


considerará un dispositivo constituido por una
fotocélula, que es un tubo donde se ha hecho el vacío
y en el que se colocan dos electrodos que se
conectan a una fuente de alimentación variable.

4
Los aspectos más interesantes, observados experimentalmente, son:
- Si se tiene desconectada la fuente de alimentación, se observa que al
hacer incidir radiación electromagnética cuya frecuencia sea igual o mayor
a una frecuencia umbral, νο, se produce paso de corriente; es decir, se
produce el salto de electrones desde el cátodo al ánodo.
- Por debajo de la frecuencia umbral, νο, no se produce el fenómeno; aunque
se aumente la intensidad de la luz incidente.
- Por encima de la frecuencia umbral, νο, se produce el salto electrónico
aunque la intensidad sea baja. En este caso, un aumento en la intensidad
de la radiación luminosa incidente, provoca un aumento del número de
electrones emitidos, pero no de su energía cinética máxima.
- Si se aplica una d.d.p. entre los electrodos, aumenta la intensidad de
corriente. Para un valor de potencial suficientemente alto, todos los
electrones alcanzan el ánodo y la corriente alcanza un valor máximo, Is,
denominado corriente de saturación.
- Si se invierte la polaridad de los electrodos, la intensidad de corriente
disminuye. En este caso, sólo llegan los electrones cuya energía cinética
sea mayor que e ⋅ V . Existe un valor de potencial, - Vo, a partir del cual

ningún electrón alcanza el ánodo; este potencial se denomina potencial de


frenado y permite determinar la energía cinética máxima de los electrones:
( Ec )max = e ⋅ V

Estas observaciones se contradecían con las ideas clásicas por dos razones
importantes:
- el efecto fotoeléctrico debería producirse para cualquier frecuencia, siempre
que la intensidad luminosa fuera lo suficientemente grande.
- La energía cinética de los electrones emitidos debería aumentar con la
intensidad, cosa que no sucede. Por el contrario, la energía cinética sólo
depende de la frecuencia incidente.

Fue Einstein, en 1905, quién explicó el efecto fotoeléctrico basándose en la


hipótesis cuántica de Planck y considera que: la energía emitida por un cuerpo en
forma de ondas electromagnéticas no se distribuye de forma continua por todo el
frente de onda, sino que se halla cuantizada en forma de pequeños paquetes o
“cuantos” de energía, llamados fotones. Al interaccionar la radiación con la materia se
absorben aquellos fotones que les son permitidos.

5
Explica el efecto fotoeléctrico como una interacción entre un fotón y un
electrón. Cada fotón incide sobre un punto de la superficie metálica del cátodo y choca
con un electrón. Cuando la energía que posee el fotón, E = h·ν, es superior al trabajo
de extracción, W, que se debe realizar para arrancar el electrón de la superficie
metálica, el electrón puede salir del metal y el exceso de energía, E – W, es la energía
cinética con la que se emite el electrón. Por tanto:
Einc = W + Ec
h ⋅ν inc = h ⋅ ν o + 21 mev max
2

El trabajo de extracción, W, también es conocido como energía umbral, Eumbral;


siendo νo la frecuencia umbral. La frecuencia umbral es diferente para cada metal.
En la expresión anterior se observa como la energía cinética sólo depende de
(νinc - νo) y no de la intensidad de la radiación incidente.

Hay que recordar que por la interpretación del efecto fotoeléctrico, Albert
Einstein (1879-1955) fue galardonado con el premio Nóbel de Física.

6
Los espectros atómicos.
Una muestra gaseosa de un elemento
químico que es excitada, por ejemplo, al
calentarla o al aplicarle descargas eléctricas,
puede emitir radiación electromagnética que
puede registrarse constituyendo un espectro de
emisión de dicho elemento.
Al analizar estos espectros, se observa
una clara discontinuidad; es decir, un espectro
presenta una serie discontinua de rayas.
Si se trata del espectro correspondiente al visible, aparecerán líneas
coloreadas y, además, cada elemento tiene un espectro característico.

El primer espectro estudiado en profundidad correspondía al del hidrógeno.


Así, a finales del siglo XIX, A. J. Ángstrom midió con gran exactitud la longitud de onda
correspondiente a las cuatro rayas del espectro visible del hidrógeno. Basándose en
esas medidas, J. J. Balmer propuso, en 1885, una ecuación empírica que
proporcionaba las longitudes de onda del espectro. Balmer sugirió que su expresión
podría extenderse al resto de las zonas espectrales; siendo J. R. Rydberg quien
encontró la expresión general para el hidrógeno:
1 1 1
= RH ⋅  2 − 2 
λ n m 
en esta expresión n y m son números enteros, siendo m > n. Para cada valor de n, se
obtiene, al variar m, un conjunto de rayas espectrales al que se denomina serie
espectral. Cada una de éstas recibe el nombre del investigador que las estudió, tal
como se indica que la tabla siguiente:

Zona espectral Serie n m


Ultravioleta Lyman 1 2, 3, 4 ...
Visible Balmer 2 3, 4, 5 ...
Infrarrojo Parchen 3 4, 5, 6 …
Infrarrojo Brackett 4 5, 6, 7 …
Infrarrojo Pfund 5 6, 7, 8 …

La longitud de onda correspondiente a una línea determinada de una serie


espectral, se obtiene sustituyendo el valor de n por el de la zona correspondiente y el
valor de m es el valor de n más el número de la línea ( m = n + nº de línea).

7
Además, RH = 1.097·107 m-1 es la llamada constante de Rydberg.

No obstante, la expresión matemática encontrada por Rydberg no explicaba


qué originaba esas emisiones tan concretas para cada elemento.

Modelo atómico de Bohr.


Aunque el modelo propuesto por Rutherford en 1911, explicaba algunos de los
comportamientos observados en el átomo de hidrógeno, no saltaba el obstáculo que
ponía la Física clásica que indicaba que el electrón al girar alrededor del núcleo debe
emitir radiación electromagnética, lo cual provocaría una pérdida energética que haría
que el electrón cayera sobre el núcleo. Además, seguía existiendo la “necesidad” de
explicar el origen de la discontinuidad de los espectros atómicos.
Con el objetivo de explicar dichos espectros, Niels Bohr (1885-1962) en 1913,
propone un nuevo modelo que, partiendo de las consideraciones de Rutherford,
introduce las nuevas ideas de la Física quántica introducidas por Planck. Así propone
tres postulados básicos:

- Primer postulado:
En un átomo, el electrón sólo puede tener ciertos estados de movimiento
definidos y estacionarios; en cada uno de ellos tiene una energía fija y
determinada. Y para que el electrón mantenga su órbita, la fuerza
electrostática de atracción hace la función de fuerza centrípeta.

m ⋅ v 2 K ⋅ q1 ⋅ q2 K ⋅ e2
Fcentrípeta = FCoulomb → = =
r r2 r2

- Segundo Postulado:
El electrón se mueve en órbitas circulares; pero sólo son posibles aquellas
órbitas en las que el momento angular del electrón al girar alrededor del
núcleo está cuantizado, siendo éste un múltiplo entero de h/2π.
r h
L = m ⋅v ⋅ r = n ⋅ ( donde n = 1, 2, 3,K)

- Tercer postulado:
Cuando un electrón se encuentra en una órbita ni absorbe ni emite energía.
Un electrón puede cambiar de órbita, de manera que si pasa a una órbita
más exterior necesita absorber un cuanto de radiación electromagnética
que tenga la misma energía que la diferencia existente entre las energías
de la órbita inicial y final. Si el electrón pasa a una órbita más interna,

8
emitirá un cuanto de radiación electromagnética de energía igual a la
diferencia entre las energías de las órbitas.
Efotón = Ef − Ei = h ⋅ υ

Los postulados propuestos por Bohr conducen a dos ecuaciones que nos
permiten conocer el radio de las órbitas posibles para el electrón en el átomo de
hidrógeno e, igualmente, el valor de la energía del electrón en cada órbita:
o 13.64 eV
rn = 0.53 ⋅ n 2 ( A ) En = −
n2

Interpretación de los espectros atómicos.


El modelo atómico de Bohr explica la emisión o absorción de radiaciones
electromagnéticas de determinadas longitudes de onda. Considérese un electrón que
pasa de una órbita externa m a otra más interna n.
La energía de los fotones emitidos vendrá dada por la diferencia de energía de
las órbitas inicial y final:
Eo  Eo 
∆E = En − Em = − − − 
n 2  m2 
si se saca factor común y se expresa en valor absoluto:
1 1 1 1
Efotón = ∆E = − Eo  2 − 2  = Eo  2 − 2 
n m  n m 
sustituyendo la expresión de la energía de un fotón (cuanto de onda electromagnética):
h⋅c 1 1 1 Eo  1 1 
Efotón = = Eo  2 − 2  → =  2 − 2
λ n m  λ h⋅c n m 
Se observa que se llega a una expresión similar a la de Rydberg; de manera
E
que si se calcula el valor de , se obtiene una valor similar al de la constante de
h⋅c
Rydberg; es decir, se obtiene la expresión empírica de los espectros, a partir de las
consideraciones del modelo de Bohr. De esta forma queda aclarada la discontinuidad
que presenta la energía registrada en los espectros; ya que cada raya de un espectro
corresponde a un salto electrónico y como sólo están permitidas determinadas órbitas,
las diferencias de energías entre ellas (que sería la energía de los fotones emitidos)
sólo puede tener determinados valores.
Además, ya se puede comprender qué origina cada línea, si nos fijamos en la
expresión anterior, n es la órbita de llega y m la de partida; por tanto, cuando el
electrón llega a la órbita n = 1, se obtienen las líneas correspondientes a la zona

9
ultravioleta, si llega a la órbita n = 2, el espectro registrado corresponde a la zona
visible y así sucesivamente.
En la siguiente figura se muestran los posibles saltos electrónicos y la serie en
la que se registran dichos saltos.

Hipótesis de la dualidad corpúsculo-onda de De Broglie.


Desde el principio de la Física moderna, en el siglo XVII, la luz ha sido un
fenómeno de naturaleza extraña, difícil de interpretar. Newton consideraba que la luz
estaba formada por corpúsculos. Un físico contemporáneo suyo, Huygens, defendía que
la luz estaba formada por ondas. A finales del siglo XIX, con el desarrollo de las
ecuaciones de Maxwell para el electromagnetismo, los físicos consideraban de forma
unánime que la luz estaba formada por ondas electromagnéticas. En esta situación
Einstein explicó el efecto fotoeléctrico; para conseguirlo desenterró la idea corpuscular de
la luz y consideró que estaba formada por pequeñas partículas denominadas fotones.
Los científicos asumieron que la luz tenía una doble naturaleza: unas veces (por
ejemplo, en los fenómenos de interferencia) se comportaba como una onda, y otras
veces (en el efecto fotoeléctrico) se comportaba como un corpúsculo.

En 1924, Louis De Broglie tuvo una idea genial: si existen objetos materiales -los
fotones-, que se comportan como ondas, ¿por qué no concebir la posibilidad de que esto
mismo se dé en cualquier objeto material?, ¿por qué no asociar a todos los corpúsculos,
electrones, protones, partículas alfa, una onda?

10
Esta idea le llevó a enunciar, a título de hipótesis, su principio de dualidad
corpúsculo-onda, que dice: Todas las partículas elementales manifiestan un dualismo
onda-corpúsculo y llevan asociada una onda cuya longitud de onda viene dada por la
ecuación: h
λ=
m ⋅v

En 1927, Davisson y Germer verificaron la hipótesis de De Broglie utilizando


técnicas de difracción, obteniendo fotografías que mostraban con toda evidencia la
difracción de los electrones. Y los cálculos realizados a partir de las figuras de difracción
obtenidas proporcionaban valores de longitud de onda que correspondían con los
predichos por la relación de De Broglie.
No cabía, pues, ninguna duda: todos los objetos materiales, y no únicamente el
fotón, poseían el doble carácter corpuscular-ondulatorio.

Principio de incertidumbre de Heisenberg.


Una de las consecuencias más importantes de la naturaleza dual de la materia es
el principio de incertidumbre, enunciado por Werner Heisenberg en 1927. La dualidad
onda-corpúsculo implica “eliminar” el aspecto determinista de las ecuaciones de la
mecánica clásica que describen el movimiento de los objetos materiales, ya que la idea
de onda se traduce en una cierta “deslocalización” y, en consecuencia, cierta imprecisión
a la hora de situarlos en un punto determinado del espacio.
La existencia de esa deslocalización en el movimiento de los electrones implica
reconocer que estos carecen de trayectoria en el sentido determinista del término. Como
consecuencia de ello, resulta imposible determinar a la vez, y con absoluta precisión, su
velocidad y posición.
El principio puede enunciarse así: Es imposible conocer simultáneamente la
posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de una partícula. Cuanto más
exacta sea la determinación de uno de ellos, más inexacta será la otra. El error que se
comete en la determinación de su posición (∆x), por el error que se comete en la

determinación de su cantidad de movimiento (∆p), es mayor o igual que h .


2⋅π
h h
∆x ⋅ ∆p ≥ o bien : ∆x ⋅ ∆v ≥
2 ⋅π 2 ⋅π ⋅ m

Para ilustrar el Principio de incertidumbre se puede considerar alguna experiencia


hipotética. Por ejemplo, supongamos que deseamos calcular la posición de un electrón
de un átomo de hidrógeno en un instante determinado; ésta podría determinarse

11
mediante un "supermicroscopio" que utilice luz de longitud de onda pequeña. Sin
embargo, los fotones de esa luz tendrán una gran energía y por tanto gran cantidad de
movimiento. El choque de uno de estos fotones contra un electrón cambia
instantáneamente su cantidad de movimiento. Por tanto, a medida que se determina la
posición con más exactitud, la cantidad de movimiento se hace más imprecisa.

Las consecuencias de este principio son enormemente importantes. En efecto, en


física clásica todas las magnitudes (observables) relativas a un sistema físico pueden, en
principio, determinarse simultáneamente con cualquier grado de precisión, dependiente
sólo de la precisión de nuestros instrumentos de medida. Como acabamos de ver, esto
no ocurre en física cuántica; así la imposibilidad de determinar la posición y la velocidad
de un móvil en un instante dado impide, por ejemplo, definir el concepto de trayectoria; no
tiene sentido, pues, hablar de órbitas electrónicas en los átomos, tan sólo puede hablarse
de zonas en las que la probabilidad de que se encuentre el electrón es elevada.

La ecuación de Schrödinger.

La Mecánica ondulatoria de Schrödinger, y en concreto su ecuación, tiene como


origen los trabajos de De Broglie sobre ondas de materia. Schrödinger, al mantener y
generalizar la noción de onda de materia, propuso que cualquier sistema cuántico podía
representarse por una ecuación análoga a la de una onda estacionaria, a partir de estas
ideas y de una forma intuitiva llegó a establecer una ecuación que permitía describir
cualquier sistema cuántico y calcular su energía.
Así, relacionó el carácter cuantizado de las órbitas estacionarias del átomo de
Bohr con las ondas estacionarias que se forman en un medio limitado. De esta manera
supuso que un electrón situado en una órbita estacionaria se manifiesta como una onda
estacionaria asociada a una órbita de radio r.
Schrödinger propuso una ecuación para describir ese comportamiento
ondulatorio, que de forma simbólica la ecuación es:

E ψ = Hˆ ψ
dondeψ recibe el nombre de función de onda y es la descripción del sistema cuántico

considerado; E es la energía del sistema, y Ĥ es un operador matemático llamado


hamiltoniano.
Al resolver la ecuación de onda para el átomo de hidrógeno, las soluciones
aceptables se obtienen en función de cuatro números cuánticos (n, l, m y s), (que
coinciden con los del modelo de Bohr-Sommerfeld).

12
Sólo se obtienen funciones de onda aceptables cuando los números cuánticos
toman los siguientes valores:
n = 1, 2, 3,...
l = 0, 1, 2, ..., n-1
m = +l, ...,0,...,+l
s = +1/2 ó -1/2

La mecánica cuántica indica que el concepto de Bohr de trayectorias electrónicas


definidas en el átomo de hidrógeno es insostenible. Sin embargo, podemos decir que el
electrón está distribuido entre el núcleo y el infinito. La región del espacio en que la
probabilidad de encontrar el electrón es del 90-99 % se denomina orbital. Y el electrón
puede visualizarse como una nube tridimensional, esto es, una "nube electrónica",
alrededor del núcleo.
Hay tantos orbitales diferentes en un átomo como combinaciones de los números
cuánticos n, l y m. Los distintos tipos de orbitales se nombran con un número que
coincide con el valor del número cuántico n, y una letra que depende del valor del número
cuántico l.
La probabilidad de encontrar el electrón en un elemento de volumen dV, viene

dada por ψ ⋅ dV .
2

En la tabla siguiente se dan los nombres de todos los posibles orbitales hasta n=3:

NÚMEROS CUÁNTICOS ORBITALES


n l m Tipo Nombres
1 0 0 s 1s

0 0 s 2s
2
1 -1,0,+1 p 2px ,2py ,2pz

0 0 s 3s
3
1 -1,0,+1 p 3px ,3py ,3pz
2 -2,-1,0,+1,+2 d 3dxy ,3dxz ,3dyz ,3dx2-y2 ,3dz2

13

También podría gustarte