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Los laberintos del engaño

Inés María Betancur Muñoz

La película del director italiano Guiseppe Tornatore, en su film La mejor oferta, nos
envuelve en misterio con los sucesos que Oldman, el protagonista, vive en una atmosfera en un
primer momento, clásica romántica, donde su peculiaridad con evadir el contacto social, como
director de una agencia que subasta obras de arte y reliquias, lo convierte en un ser con gustos
refinados y Billy, su amigo, un falsificador de arte que colabora con Oldman a su colección de
obras de arte del retrato femenino maquila bajo cuerda a su propio favor, todo un escenario por
descubrir. En uno de sus contratos, Oldman, conoce a la señorita Ibbetson, esta lo contrata para
subastar las obras de su casa, emerge de un halo de misterio que utilizaba para excusar su miedo,
aparente, de interactuar, decía padecer agorafobia, esta cautivadora joven y su ambiente cautiva
el interés de Oldman quien se ve abocado a ella y a desmantelar los hallazgos, que en esta vieja
casona (la de la chica) encuentra. La película en los últimos minutos toma un giro que deja
impávido al espectador convirtiéndose, esta, en una tragedia donde Oldman termina formando
parte de un escenario de engaños, que culminan haciendo que se enajene de su persona.

El ritmo en que se desenvuelve la película es, como lo percibo, un tanto ambivalente por
momentos nos sucinta la curiosidad, cuando en ciertas escenas donde Oldman tiene cierta
incredulidad ante todo los hechos por los que la señorita Ibbetson pasaba; nuestra apreciación es
desde la percepción con que Oldman vive los hechos, al igual que él llegamos, creo, al mismo
momento, a la escena del engaño, este ritmo conserva presente una sensación de misterio hasta el
último momento, haciendo que el espectador deba entretejer los hechos y ordenarlos, para poder
comprender. En las últimas escenas donde se suceden momentos nos deja a entender que Oldman
queda sumido en la locura, pero acaso no lo estaba ya, un poco errático era ya entonces con su
aversión social su extremo y meticuloso cuidado que le impedía quitarse los guantes para tocar
otra persona o usar su propia vajilla, algo en su conducta ya lo había abstraído de muchas
realidades.

La forma en que se construye la narrativa, así como el modo en que el argumento se nos
es presentado, es comprensible; este paralelo entre una narrativa protagonista y otra u otras
antagónicas, que están imbricadas en las escenas, donde se remite al espectador a momentos, que
se les concede mucha relevancia, como con la chica del bar, la enanita, siempre presente, muchas
veces en un primer plano, largo e inquietante, deja advertir cierto aire de sospecha, algo como,
todo no puede ser como se nos presenta, dudéis, dudéis, nos invita el autor en ciertos entresijos, o
como al momento en que Billy lo invita desconfiar, un león con piel de gacela. Entonces se
transforma lo que parecía un film con aureola inmaculada donde todo ascendía hacia un
ineludible final feliz, termina transformándose en una hermosa y cruenta fiera, que nos engaño
con elegancia. Al final se siente como una bofetada, el engaño en la narrativa, vivir los hechos de
la mano de Oldman, también, por subestimar la obra en sus primeros momentos y se queda una
con la incerteza de los personajes realmente implicados en el engaño a parte de los tres
principales.

La interpretación de los personajes por pate de los actores, estuvo tal como Oldman en sus
primeros momentos, pulcra. Geoffrey Rush, quien interpreta a Oldman, con su apropiación del
personaje, lo dotó del matiz necesario, con rigor y después llevado por el desasosiego que le
provocaba la desaparición de Claire. Me llama la atención la conducta de los personajes, ¿Cómo
es posible cambiar tan fácil de parecer? Él había volcado toda su vida en torno a Claire Ibbetson,
después de ser tan ortodoxo, apático en su comportamiento y carácter, lo asombroso, es eso, cuan
capaces de transformarnos somos, y realmente que es dominio, porque en un principio, se
mostraba como una persona que tenía dominio de la situación, de su vida, y después pierde total
control (¿realmente tenemos el control?), tras conocer a Claire, acercarse a ella a ese mundo
cerrado, que lo reflejaba, así como su delicada belleza, como todo esto deforma su vida por
completo, había desdeñado todo lo que había construido por una sola persona que creía conocer y
por su apatía, metodismo y cohibiciones no conocía nadie más, muy triste, nos necesitamos.

Fue extremadamente egoísta y deshonesto el personaje Oldman, no sólo por apropiarse


fraudulentamente de las obras, sino por su deseo desbordado de poseerlas todas para sí. Su
“amigo” un personaje inquietante y táctico, Billy, interpretado por Donald Sutherland, lo conocía
tan bien, que pudo planear todo el escenario, reconocer sus gustos, su psicología, lo llevo hasta el
momento justo en cada punto. Claire Ibbetson interpretada por Sylvia Hoeks, la actuación dentro
de la actuación, magistral, delicada, es el punto clave, nos mantiene siempre ahí, creyendo todo lo
que hace, dice o le sucede, en principio inquietante y molesta por su ausencia, después dulce y
angelical criatura sucedida de acontecimientos desafortunados que la determinan y al final
cruento bestiario de cuyo rostro nunca hubo reflejo alguno.
Lo que más me llama la atención es la conducta de los actores pero, más precisamente la
de Oldman, quien se presenta como es, y a quien podemos acercarnos más, por ser él el
protagonista, cómo el engaño, fuera del interés que había detrás de todo, crea en una persona
tanta catástrofe, cómo se derrumba todo en tan solo instantes y cómo permitimos que esas cosas
pasen, podemos llegar a ser tan sensibles y fragmentados, que el arte, en este caso, para Oldman
lo complementaba, ya no era nada sin su arte, aunque, también es preciso dudar de qué calo más
en la herida de su persona, darse cuenta de que esta hermosa y joven mujer nunca lo pretendió o
considero como él a ella sino que lo uso o el conjunto de ambos hechos.

Robert, interpretado por Jim Sturgess, por su parte, en este escenario, hace de confidente
en la construcción del autómata, que dentro del tema de la película, se forma una subtrama, que
deja dudas al espectador, porque no hay es certero el papel de éste, el autómata, si es puesto como
pieza clave por Billy o si ya estaba allí y se sucede como un grato hallazgo para la efectividad del
teatro; inclusive con Robert no queda muy claro su rol, si realmente formo parte del engaño o no,
como confidente de Oldman, formaría un papel clave, para conocer los movimientos de Oldman,
de mi parte creo que sí, formaba parte del engaño, e incluso su novia Sarah, interpretada Liya
Kebede, creo hace parte del engaño, ella lleva a Oldman a que se enamore más de Claire
suscitándole sospechas del interés de Robert por ella, los celos apremian a Oldman, eso, hace que
se interese más por Claire, la escena donde están los cuatro en la cena es reveladora, cuando
Oldman rompe el contrato a petición de Claire, se muestra cierta complicidad entre ellos.

Guiseppe Tornatore, el director de este film, y de otros como Cinema Paradiso, las
historias contadas desde la personificación de los rostros de quienes la vivieron, son, al parecer,
una de las formas de relatar del director; la elección y adecuación del escenario de la casona
vieja, le otorga a la película un ambiente ecléctico, así como la habitación donde Oldman guarda
sus cuadros, inconmensurable colección de obras de arte de una vida, retrata con ese espacio el
comportamiento y el valor que Oldman le otorga a sus piezas compradas de forma anónima.
Tornatore logra elongar la aparición del nudo en la película, impidiendo que la atención del
espectador se desvíe, pero conservando la dubitativa sensación del misterio. También nos
muestra que el arte es un poco así, cerrado, de público selecto, para quien pueda apreciar la
magnitud de la obra o quien la pueda adquirir por la magnitud del monto, con seguridad
exorbitante, el humanismo que reflejan sus obras y la delicadeza de los rostros congelados en el
tiempo por tantos talentosos seres, a veces, no genera humanidad.

Lo propósitos del director con esta forma de narrativa, creo, quedaron notablemente
expuestos y comprensibles, también, me parece, se presta para cuestionar como nos inducen,
estas formas de narrativa, llevándonos por un sendero de intriga constante y dosificando el
suspenso hasta el último momento, Tornatore logra crear un magistral acertijo que para muchos
quedan piezas periféricas sin resolver y a mi modo de sentir, alcanza sostener el interés del autor
y con extremo cuidado, escena tras escena, nos conduce hasta el momento donde Oldman queda
impávido al abrir la puerta de su cuarto secreto y no hallar nada, ese momento es el inicio de la
pendiente, que desciende cada vez más después de una lenta ascensión.

Concluyo recordando esta frase que me parece, importante resaltar “Los sentimientos
humanos pueden ser como las obras de arte, pueden parecer legítimas, pero ser una falsificación”,
porque recoge un poco, en mi perspectiva, la idea de la película, mostrarnos eso, las tantas caras
que un mismo rostro puede poseer, cuán difícil es conocernos, tanto a los demás como a nosotros
mismos, esta película nos muestra lo más superficial en el timo a una persona pero también puede
quedar una invitación abierta para quien guste pasar y reflexionar sobre esto, reflexionado por
muchos, sí, pero la experiencia subjetiva propia del silogismo, de conocernos un poco más a
través de la ficción que creamos pero, que al tiempo, nos crea porque es nuestra imaginación la
que se adelanta los pasos que luego vamos a recorrer, y este hecho, puede llegar a ser algo
factible, pero cae en la imaginación humana en tanto forma y contenido

La película deja un tono agradable, un aroma de experiencia por parte del director, quien
magistralmente, a mi modo de percibir, presenta este film con una temática y un estilo que
ejecutados en orden diferente no estrían dotados de esta narrativa de misterio. Los actores por su
parte, alcanzan una apropiación justa y preponderante de los personajes, en tanto a las obras de
arte y la banda sonora muy poco puedo decir, pues son sendas por explorar, en mi caso, pero sí he
de notar que conforman un ambiente visual y sonoro preciso para la temática, toda la obra
cinematográfica, para mí, es comprensible, aunque claro, no la comprendo toda en su totalidad
por el desconocimiento que poseo en todo lo que ha significado el arte cinematográfico, pero
como aproximación lejana a la construcción de una crítica, añado que es una valiosa obra que
logra manipular nuestra persona hacia toda ella.

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