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I Semestre

DEPARTAMENTO DE Guía N8
FILOSOFÍA III Medio Seminario
2021 Filosofía
Unidad 1:

Filosofar implica hacerse preguntas Profesora


y evaluar rigurosamente las Solange Naranjo
Ibáñez
respuestas

OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
OA.6. Aplicar principios y herramientas elementales de argumentación en el diálogo, la
escritura y diferentes contextos, considerando la consistencia y rigurosidad lógica, la
identificación de razonamientos válidos e inválidos y métodos de razonamiento filosófico.
OA a Formular preguntas significativas para su vida a partir del análisis de conceptos y
teorías filosóficas, poniendo en duda aquello que aparece como “cierto” o “dado” y
proyectando diversas respuestas posibles.
Actitudes:
1. Pensar con autorreflexión y autonomía para gestionar el propio aprendizaje, identificando
capacidades, fortalezas y aspectos por mejorar.
2. Pensar con perseverancia y proactividad para encontrar soluciones innovadoras a los
problemas. Aprovechar las herramientas disponibles para aprender y resolver problemas.

I. SÍNTESIS Y CONTEXTO
En nuestra Unidad 1 nos introdujimos primeramente en el quehacer de la filosofía. La
definimos etimológicamente (filo=amor/sofia=sabiduría), y sobre todo la caracterizamos
desde un punto de vista operacional como la “disciplina de la pregunta”. Distinguimos la
peculiar forma de preguntarse que esta disciplina utiliza para interpelar a la realidad (lo
dado, lo obvio), que no todas las preguntas tienen necesariamente una respuesta, y que
en la búsqueda de la verdad (o de una aproximación a ella) acerca del mundo, la sicología,
la historia, las ciencias naturales; siguen distintos caminos y usan diferentes métodos.
¿Qué es la realidad?,¿Qué es lo bueno?,¿Quiénes somos individual y/o socialmente?,¿Qué
es la tecnología?, ¿Qué es el tiempo?, ¿Qué es lo bello?, entre muchas otras; son el tipo de
preguntas formuladas en más de 26 siglos de historia pensamiento filosófico. La filosofía
supone un cierto método, una actitud intelectual que permita hacer comprensible lo que
nos rodea, y como toda ciencia requiere de un “instrumental” que le permita su proceso
investigativo. Así como para el biólogo es fundamental contar con un microscopio que le
permita estudiar el ‘micro-mundo’, y aproximarse a las respuestas a sus interrogantes; la
filosofía se vale de herramientas propias para desarrollar su reflexión acerca de las
preguntas que son parte de su ámbito de investigación. El pensamiento griego que dio
origen a la filosofía como una forma de conocimiento, frente a la pregunta acerca de ¿Qué
somos?, ha reconocido al logos (gr. palabra, razón, razonamiento, discurso, pensamiento)
como la característica distintiva del Hombre en comparación con el resto de las especies
que coexisten en el mundo que habitamos. El concepto de logos, y la riqueza que radica
en la ambigüedad de dicho término, nos define como un tipo especial de animal.
Aristóteles al definirnos como zoon logon ejon (animal dotado de ‘palabra’- ‘razón’ –
‘discurso’ – ‘pensamiento’), junto con hacer un esfuerzo intelectual por definir nuestra
naturaleza, nos da señas acerca del “instrumental” que la filosofía necesita para
desarrollar su función.

II. LA LÓGICA COMO “INSTRUMENTAL” EN LA ACTIVIDAD FILOSÓFICA


El campo de la filosofía, como hemos expuesto reiteradamente, es la realidad. Reflexionar
acerca de lo obvio, formular preguntas, y resumir dichas “observaciones” a conceptos;
supone la existencia de un lenguaje. La palabra, en la plenitud de su uso, es la que nos
permite pensar y expresar un pensamiento. La “resolución” de la “fotografía” que el
filósofo busca exponer como el resultado de su trabajo intelectual, dependerá de la
calidad del “lente” que él use en su trabajo teórico. Las cadenas de palabras organizadas
de manera coherente construyen afirmaciones acerca del mundo que habitamos. El logos
así entendido, constituye el puente entre mi pensamiento y la comunicación de él a otros.
Pensar y hablar, como los entendemos en este contexto, son actividades propiamente
humanas que están íntimamente relacionadas, y se caracterizan por estar llenas de reglas
básicas de coherencia. Todo lenguaje, como requisito básico de existencia, cuenta en
primer término con una gramática que ‘organiza’ y permite que todos comprendan lo que
quiero comunicar, y un conjunto de reglas que hacen posible que se pueda deducir un
supuesto de otros que lo anteceden en un argumento. A modo de ejemplo, qué duda cabe
que “1+1=2” es una expresión válida en el lenguaje formal de las matemáticas, que todos
comprendemos al leerla; en cambio “=112+” no entendemos qué quiere decir, pues no
cumple ni con la gramática ni con las reglas que nos permiten deducir el resultado de esa
básica operación matemática. Del mismo modo, expresión “es casa roja la” nos resulta
incomprensible, dado vulnera la relación sujeto - predicado de la gramática castellana; en
cambio “La casa es roja” sí la comprendemos, pues está gramaticalmente bien constituida
y nos permite expresar correctamente un pequeño juicio acerca del entorno en que
habitamos. Si queremos hablar acerca del mundo, expresar un pensamiento, vender un
producto, o fundamentar alguna convicción; lo hacemos argumentalmente. El tema
central del que trata la lógica es precisamente el de la coherencia los argumentos. La
lógica es el “instrumental” utilizado por la filosofía para llevar adelante su actividad.

1. ¿Qué es la lógica?
Comentamos en nuestras últimas clases que la expresión “lógica”, al provenir de “logos”,
era una palabra ambigua (con más de un significado). En castellano a su vez, la
complejidad de su comprensión estaba radicado en que la misma palabra era un
sustantivo y un adjetivo: a) Como sustantivo1 , Lógica es una ciencia formal que estudia la
estructura o formas del pensamiento humano (como proposiciones, conceptos y
razonamientos) para establecer leyes y principios válidos para obtener criterios de verdad.
(Argumentos válidos/inválidos, o correctos/incorrectos). 1 En términos operacionales,
adoptaremos este sentido para definir la expresión ‘lógica’ que será útil en nuestro
trabajo académico. b) Como adjetivo, 'lógico' o 'lógica' significa que algo sigue las reglas de
la lógica y de la razón. Indica también una consecuencia esperable natural o normal. El
término procede del latín logĭca, y a su vez del griego λογική (logike, 'que posee razón,
'intelectual', 'dialéctico', 'argumentativo'), que a su vez deriva de la palabra λόγος (logos,
'palabra', 'pensamiento', 'razón', 'idea','argumento'). Aristóteles (Ἀριστοτέλης); (Estagira,
384 a. C.-Calcis, 322 a. C.) se considera el fundador de la lógica formal , por ser el primer
autor en comprender que el lenguage tiene ciertas reglas básicas de coherencia,
relacionadas con la estructura de un discurso. Se le reconoce la introducción de los
conceptos tales como el de argumento, y la idea crucial en el desarrollo de la lógica de que
éste se estructura en base a una o más premisas que permiten deducir una conclusión.
Veamos el siguiente ejemplo:
Premisa 1 = todos los hombres son mortales
Premisa 2 = juan es hombre
______________
Conclusión = Juan es mortal
La lógica en tanto rama de la filosofía se subdivide principalmente en dos campos de
estudio. Cada una de las subdivisiones de esta disciplina, comparten ciertas
preocupaciones como ámbito de estudio, pero tratan asuntos diferentes.
a) La lógica informal, que estudia los argumentos, tal como se presentan en la vida diaria
(el lenguaje que usamos a diario). Hay autores que hablan también de la lógica informal,
como opuesta a la formal. La diferencia estaría en que, mientras que la lógica formal
estudia la estructura de los razonamientos prescindiendo de los contenidos a que hacen
alusión, la lógica informal (también llamada pragmática lógica) estudiaría los modos
correctos de razonar teniendo en cuenta los distintos contextos de diálogo y las diversas
cuestiones tratadas en ellos.
b) La lógica formal, que estudia los argumentos de una forma técnica o artificial, esto es,
construyendo lenguajes artificiales (Ej.: ((p→q)⌃p) →q ). Está interesada en la forma o
estructura de los razonamientos. La verdad de las premisas y de las conclusiones es una
preocupación secundaria para esta rama de la lógica. La lógica formal trata de encontrar el
método correcto para derivar una verdad a partir de otra. Digamos que la verdad de los
enunciados que componen los argumentos es algo que se da por supuesto, algo de lo que
se parte. Lo que le interesa a la lógica formal es asegurar que el paso de las premisas a la
conclusión esté bien fundamentado. En ambos casos, no se trata de averiguar nada sobre
la realidad, sino de investigar cómo “argumentamos”, cómo exponemos nuestras ideas,
dando igual si estas son o no verdaderas. La lógica es “neutral respecto al tópico”. Ello
implica que no se preocupa de si lo que se afirma es verdadero o falso, si se apega o no a
la realidad, sino más bien si es correcto o incorrecto desde el punto de vista de su
estructura.

2. ¿Para qué sirve la lógica?

Resulta fundamental el aporte de la lógica para analizar argumentos coherentes (no


contradictorios) de nuestros puntos de vista acerca de la realidad. De la misma manera, nos
permite evaluar lo que otros argumentan, y precavernos de eventuales “sinsentidos”. Dicho en
términos de Lewis Carrol, reconocido cuentista, matemático y lógico británico "Domine usted la
maquinaria de la lógica (…) y tendrá siempre a mano una ocupación intelectual que absorberá su
interés y que será de una efectiva utilidad en cualquier tema del que pueda ocuparse. Ello le
proporcionará la claridad de pensamiento y la habilidad para encontrar el camino en medio de la
confusión, el hábito de disponer sus ideas de una forma metódica y ordenada y -lo cual vale más
que todo eso- el poder de detectar falacias y despedazar los argumentos insustancialmente
ilógicos que encontrará de continuo en los libros, en los periódicos, en los discursos e incluso en
los sermones, y que con tanta facilidad engañan a los que nunca se han tomado la molestia de
aprender este arte fascinante."

(Carroll, Lewis. “El juego de la lógica” (1886)).

3. Argumento Deductivo / Argumento Inductivo Hemos entendido que la lógica tiene como foco
de estudio los argumentos. Argumentar consiste en dar razones acerca de algo. Tanto a nivel de la
lógica formal como la informal, reconocemos 2 tipos de argumentos:

a) Un argumento deductivo es aquel cuyas premisas contienen la conclusión. El argumento


deductivo propone una premisa que plantea un razonamiento general y de ahí extrae una
conclusión particular.

• Un ejemplo de argumento deductivo sería el siguiente: “Todos los hombres son mortales. Juan
es un hombre. Por lo tanto, Juan es mortal”.

b) En un argumento inductivo, las premisas contienen propiedades particulares que se repiten en


cierto número de sujetos, objetos o eventos, producto de la observación directa. De estas
propiedades o datos comunes se extrae una conclusión general que abarca tanto a los casos
observados como los no observados. En este sentido, el argumento inductivo, a diferencia del
deductivo, va de lo particular a lo general.

• Un ejemplo de razonamiento inductivo sería el siguiente: “El auto de Raquel es azul, el auto de
Luis es azul; por lo tanto, todos los autos son azules”.

4. Verdad Lógica y “Leyes del Pensamiento”.

Hemos sostenido que la mente humana está dotada de una lógica natural, que sin que ésta nos
sea enseñada formalmente. Si alguien afirma “el teléfono está sobre la mesa y el teléfono no está
sobre la mesa” inmediatamente a nivel de pensamiento se activa una especie de ‘alarma’ que nos
indica que estamos frente a una contradicción. En efecto, hemos de admitir que la mente humana
conoce la realidad de dos modos: a. De un modo intuitivo, por el que el entendimiento capta
directamente las cosas, sin necesidad de razonar por pasos. Así, por ejemplo, intuimos los
primeros principios, como el principio de identidad: Toda cosa es igual a sí misma (A=A). b. De un
modo discursivo, por el que la razón humana avanza progresivamente, paso a paso hacia la
verdad. Por ejemplo, conocemos de modo discursivo cuando hacemos el siguiente razonamiento:
Si: A=B y A=C , entonces B=C (dos cosas iguales a una tercera, son iguales entre sí).

III. CONCEPTO DE FALACIA EN LÓGICA INFORMAL


Todas las personas anhelan estar en posesión de la razón. Cuando mantenemos una idea en
nuestro fuero interno es porque consideramos que es la mejor de entre todas las posibles en un
determinado asunto, y raramente cedemos a abandonarla sin luchar antes. Y es por ello que, al
entregarnos al calor de la batalla dialéctica, muchas veces hacemos uso de estrategias de
persuasión que rompen con la lógica formal; o somos víctimas de las tretas de otros por llevar
nuestra opinión a su terreno (y a veces sin darnos cuenta). A este tipo de “malabares” de la lógica,
que con mucha frecuencia precisamente la obvian y la relevan a un segundo orden de
importancia, los conocemos como falacias (lat. Fallere=Engaño). En ocasiones, tales falacias son
sesgos cognitivos que dañan más a quien los usa que a los demás. En este artículo abordaremos,
concretamente, las falacias informales. Conocerlas es esencial para desarrollar la competencia
suficiente con nuestras palabras para salir victoriosos de los debates, así como para resguardarnos
de las trampas que nuestra mente (u otras personas) pueden tendernos ocasionalmente.

¿Qué son las falacias informales?

Las falacias informales son razonamientos en los que se utilizan premisas que en apariencia
podrían resultar lógicas, pero que en realidad esconden un error en su propia estructura (los
argumentos tienen sesgos de planteamiento o aluden a la irracionalidad). En alguna ocasión
disponen de una secuencia que a nivel formal es intachable, por lo que no resultan sencillas de
reconocer. El objetivo del presente texto es arrojar luz sobre este asunto, y proporcionar la base
necesaria para identificarlas en nosotros mismos o en los demás. Tipos de falacias informales
Seguidamente veremos cuáles son las 20 falacias informales más recurrentes en el discurso
ordinario.

1. Ad hominem La falacia ad hominem alude directamente a la persona que pronuncia un


argumento, pero no repara en ningún momento en la veracidad o la lógica de lo que dice. El fin, en
tal caso, es desacreditar al interlocutor o menospreciar su opinión basándose en "supuestas"
cualidades indeseables, que atenten contra las fortalezas de su esfuerzo de persuasión. Por
ejemplo: "si no estudiante en la universidad eres un total ignorante, y no tienes derecho a dar tu
opinión sobre este asunto".

2. Ad baculum La estructura de un argumento se sustenta de un modo ilógico, recurriendo a la


imposición, la amenaza o la violencia con el fin de persuadir a los demás sobre que lleven a cabo
una acción o asuman como propia una actitud. El contenido de tales mensajes carece de
fundamentos de cualquier tipo, y suele producirse en el contexto de una relación vertical o
asimétrica (desde aquel que ostenta la autoridad hacia el que no la posee). Por ejemplo: "esto se
hace así porque lo digo yo".

3. Ad verecundiam Se afirma que cierta cosa es verdadera por la única razón de que aquel que la
dice tiene una posición de autoridad o es un experto sobre la cuestión que se trata. El prestigio de
la fuente es el único motivo que se esgrime para validar un argumento, sin considerar el hecho de
que las personas puedan incurrir en errores (u otro tipo de sesgos) pese a disponer de profundos
conocimientos. A veces también se afirma que algo es cierto por haber sido publicado en los
medios. Por ejemplo: "eso debería ser verdad, porque lo han dicho por la tele".

4. Ad populum Se recurre a la creencia general sobre el tema en discusión para inferir, a partir de
ello, que la postura que se mantiene sobre él es correcta o veraz. A partir de esta falacia se deduce
que el consenso popular señala indudablemente lo acertado, por lo que la dirección en que otros
opinan ha de alzarse como el estándar a partir del cual orientar la propia visión de las cosas. Por
ejemplo: "si esta canción es la primera en las listas de ventas, es porque debe ser buena y digna de
ser escuchada".

5. Ad ignorantiam Pese a que la posibilidad de falsear cualquier hipótesis es una característica


necesaria para que pueda ser considerada en el ámbito de la ciencia, esta falacia señala que la
incapacidad para demostrar que algo es erróneo comporta que debe ser cierto. Quien hace uso de
ella no considera importante demostrar la certeza de lo que está afirmando, sino que el
interlocutor pruebe su falsedad. Por ejemplo: "Yo tengo un león en el garaje, y si no demuéstrame
que lo estoy inventando".

6. Ad antiquitatem Las tradiciones son para mucha gente la guía básica para conducirse a sí
mismos en la vida y en sus decisiones respecto a cómo proceder ante la incertidumbre cotidiana.
De tal manera, lo que se transmite intergeneracionalmente se erige como la regla más básica, y la
razón por la que algo debe ser correcto o incorrecto. Las personas que hacen uso de esta falacia
dicen que si una forma de "hacer las cosas" resultó útil durante mucho tiempo, seguirá siéndolo en
el presente y en el futuro. Por ejemplo: "esto es así porque toda la vida lo ha sido".

7. Ad novitatem Esta falacia puede ser considerada un espejo de la anterior. En tal sentido, se
respaldará la veracidad de cualquier argumento aludiendo a su novedad o al hecho de que se
oponga a lo que antaño se consideraba de modo diferente. Quienes lo usan creen que el paso del
tiempo siempre propicia una mejoría, por lo que todo cuanto haya surgido recientemente
sustituirá a lo que se ha hecho por tradición. Por ejemplo: "la tecnología de hoy es tan avanzada
que las películas actuales son mucho mejores que las de hace veinte años".

8. Post hoc ergo propter hoc Esta falacia se basa en la mala interpretación de la contigüidad, en el
sentido de que todo lo que suceda antes de un evento deberá ser su razón. Pese a que es cierto
que las leyes de la causa y el efecto requerirían de la cercanía temporal (y física) de la una y el
otro, no todo lo que acontece en las proximidades de algún hecho se relacionará directamente con
él. Por ejemplo: "todos gritaron en el momento en que el profesor entró en clase, por lo que ese
fue el motivo de que lo hicieran". Tambien ha recibido el nombre de correlación coincidente.

9. Equívoco, ambigüedad Se utilizan palabras polisémicas, o que tienen múltiples significados, con
el fin de ofrecer un razonamiento cuyo procesamiento traslade al sujeto que pudiera recibirlo a
interpretaciones muy ambiguas. En alguna ocasión es posible, incluso, que las propias
connotaciones que se desprenden de ello sean tan discrepantes que se estime la intención de
manipular al oyente a partir del "retorcimiento" de la rica semántica de una lengua. Por ejemplo:
"el fin de la vida es únicamente la propia muerte" (entendiendo "fin" como "propósito" o como
"final").

10. Hombre de paja Esta falacia consiste en llevar el argumento de la persona con la que se
interactúa hasta sus últimas consecuencias, forzándola a asumir la posición más extrema posible y
distanciándola de la moderación. De esta manera es posible que un razonamiento sopesado se
desdibuje y deforme, facilitando contraargumentos mucho más sencillos. Esta falacia también
supone la tergiversación del propósito original, hasta que este acabe tornándose uno distinto y
difícil de defender. Por ejemplo: "si dices que todas las personas son iguales, y los asesinos son al
fin y al cabo personas, entonces eres como todos los asesinos".

11. Afirmación del consecuente Todo suceso puede ser dividido en sus causas y sus consecuencias,
o lo que es lo mismo, en antecedentes y en consecuentes. A veces un hecho puede tener más de
una consecuencia y, además, cuando esta última se presenta no es necesario que haya sido
precedida por una única causa. Este proceso conduce a extraer conclusiones que pueden ser
ciertas, pero que no exploran la totalidad de las opciones que podrían entrar en juego. Por
ejemplo: "cuando llueve el suelo se moja. Como este suelo está mojado, puede decirse que ha
llovido con toda seguridad".

12. Negación del antecedente Este caso es opuesto al anterior. Al igual que en aquel, es necesario
desmenuzar un hecho en sus causas y sus consecuencias. Tras ello, se trataría una causa como el
"valor absoluto" para la consecuencia implicada, omitiendo en este acto cualquier factor
explicativo adicional para el consecuente. Por ejemplo: "la persona que trabaja consigue lo que
pueda desear. Si no trabaja, entonces nunca lo logrará" (pese a que podría hacerlo a través de
otros medios, como el azar, o por el cambio de sus metas por otras en las que el trabajo no sea tan
relevante).

13. Generalización apresurada Esta falacia implica que, a partir de una serie de vivencias
personales aisladas (que no son representativas de la realidad), se lleva a cabo la generalización de
un fenómeno mucho más complejo. Se trata de un mecanismo a través del cual se simplifica
cognitivamente un hecho demasiado complicado para ser aprehendido de una manera plena y
absoluta, y por el cual muchísimas veces nacen estereotipos injustos para quien carga con ellos.
Por ejemplo: "una vez fui al médico y erró con mi diagnóstico, y es que son todos unos ineptos".

14. Petición de principio Esta falacia implica la articulación de premisas que, por su misma
formulación, aprueban una serie de supuestos que no han sido validados en realidad. Y esto es así
porque, al aceptar el contenido de las mismas, se aceptan de forma secundaria otros aspectos
distintos que no se han podido corroborar. De esta manera, si se está de acuerdo con el
razonamiento original, se estarán aprobando otros sin que realmente nos demos cuenta. Por
ejemplo: "yo siempre digo la verdad" (de lo que se deducirá, sin una evidencia sólida, que nunca
miente).

15. Falacia del jugador Esta falacia distorsiona las leyes reales de la probabilidad atendiendo a
sucesos del pasado que realmente no tienen relevancia. Se utiliza, sobre todo, en temas
relacionados con el azar y ha podido comprobarse sistemáticamente en quienes padecen juego
patológico. Puede ser un problema cuando les anima a persistir en la conducta que les está
conduciendo a la ruina económica. Por ejemplo: "al lanzar la moneda al aire, tanto la cara como la
cruz tienen hasta un 50% de probabilidad de aparecer. Ya lo he hecho nueve veces y todas ha
salido cara, por tanto es más probable que a la próxima salga cruz".

16. Ad nauseam La falacia ad nauseam consiste en repetir una misma idea las veces suficientes
para hacerla real para el interlocutor. Se basa en la premisa de que "cuando una mentira se dice
una y otra vez acaba convirtiéndose en una verdad". Se trata de una estrategia muy usada en el
sector de la publicidad, a partir de la cual se pretende afianzar la confianza del consumidor
mediante la reiteración de las supuestas ventajas de un producto o servicio en los distintos medios
de comunicación. Por ejemplo: "nuestra pasta de dientes es la más eficaz para la prevención de las
caries" (repetido en distintos canales y en múltiples franjas horarias).

17. Ad misericordiam Esta falacia informal recurre a la lástima o a la piedad con el fin de reforzar la
idoneidad de lo que se pretende lograr. Supone una búsqueda de la razón, o de la persuasión
interpersonal, apelando a las emociones del interlocutor y a su empatía respecto a nuestra
situación. Las emociones tienen aquí un papel relevante, ya que son manipuladas obviando la
lógica más básica. Por ejemplo: "apruébeme el examen, por favor, no sabe los días que he pasado
sin dormir…".

18. Ad consequentiam Esta falacia sugiere que, si las consecuencias que se derivan de una premisa
son negativas, esta no puede ser cierta. Así, los argumentos quedan despojados de su veracidad
porque, si se aceptaran, se asumiría con ello algo que no resulta agradable o que incluso puede
devenir catastrófico. Como puede observarse, se halla muy cerca de la negación, y tiene un
sustrato emocional muy importante. Por ejemplo: "eso del cambio climático es una patraña,
porque si fuera cierto en apenas unos siglos el planeta se iría a pique".

19. Falso dilema Esta falacia pretende reducir una multiplicidad de posibles opciones a elegir en
tan solo dos alternativas, y a menudo excluyentes. Se crea así un dilema artificial en el que la
persona se ve obligada no solo a decantarse por cualquier opción entre las pocas que se le
ofrecen, sino también a aceptar sin mayor reflexión la senda que otros han trazado para ella. Por
ejemplo: "o estás conmigo o estás contra mí".

20. Falacia ad crumenam y ad lazarum Estas falacias suponen la atribución de verdad al argumento
por el hecho de que quien lo usa es rico (ad crumenam) o pobre (ad lazarum). Es similar a los
sesgos cognitivos del ganador y del perdedor, un fenómeno bien conocido en la Psicología Social
que explica cómo la gente se posiciona a favor de un individuo por estar en una situación de
privilegio o desventaja en un contexto competitivo concreto (sobre todo en el político). Así, se
centra en los recursos, o la ausencia de ellos, como un criterio a partir del cual reconocer la
bondad de los discursos. Por ejemplo: "si lo dice Bill Gates debe de ser cierto".

Referencias bibliográficas: • Cummings, L. (2014). Informal Fallacies as Cognitive Heuristics in


Public Health Reasoning. Informal Logic, 34, 1 - 37. • Hitchcock, D. (1989). Informal Fallacies.
Teaching Philosophy, 12, 49 - 51

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