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Desigualdad de género Brecha salarial

El Paro Internacional de Mujeres es cada vez más fuerte. La vitalidad del movimiento feminista creció con
los años. Las mujeres lograron sumar en la agenda pública el debate acerca de las desigualdades de género.
Por caso, la disparidad de ingresos entre mujeres y varones cercana al 30 por ciento. Los determinantes
sociales de esa diferencia exceden la cuestión del incumplimiento del mandato constitucional de “a igual
tarea igual remuneración”.
En el informe “Más precarizadas y con menores salarios. La situación económica de las mujeres argentinas”,
las investigadoras del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) Julia Strada, Eva Sacco, Débora
Ascencio, Gabriela Cabanillas y Nayla Bosch explican que “desde el sentido común, generalmente se asocia
esta problemática a la discriminación en la remuneración obtenida entre varones y mujeres, a igual tarea
realizada. Sin embargo, existen una serie de factores de profunda raigambre social que explican la existencia
de la brecha de ingresos: la desigual distribución entre trabajo productivo y reproductivo, la mayor inserción
de las mujeres en empleo no registrados y la penalización en la remuneración de las profesiones asociadas al
cuidado y fuertemente feminizadas”.
Como se sabe, la mayor parte del trabajo reproductivo hogareño (lavado, limpieza, cocina, cuidado de niños
y adultos mayores) recae sobre el universo femenino. Las mujeres destinan más del doble del tiempo (5,7
horas diarias) que los varones (2 horas) al trabajo reproductivo, según la Encuesta sobre Trabajo No
Remunerado y Uso del Tiempo del Indec.
“Así, el perjuicio en los ingresos femeninos se explica por la menor dedicación femenina en términos de
horas al trabajo remunerado, como contracara de la mayor dedicación al trabajo no remunerado. El mismo
fenómeno se constata cuando se observa la tasa de actividad de mayores de 14 años (la proporción de la
población que está inserta en el mercado laboral): 69,8 por ciento es la tasa masculina y 47,9 por ciento la
femenina”, precisan las investigadoras del CEPA.
La mayor inserción femenina en empleos no registrados es otro elemento que perjudica a ese universo. La
tasa de trabajadoras en “negro” (36 por ciento) es superior a la masculina (31 por ciento). Además, el 62 por
ciento de las mujeres se desempeña en profesiones asociadas con el cuidado (docencia, sanidad y trabajo
doméstico). Por el contrario, sólo el 6 por ciento de los varones se insertan laboralmente en esas áreas. En
las tareas de cuidado, las remuneraciones suelen ser inferiores a las de otros trabajos con similares
características de formación profesional y experiencia laboral.
Por todo eso, la eliminación de la brecha de ingresos entre varones y mujeres sólo es posible con la puesta
en marcha de políticas públicas con perspectiva de género. “Los países que más éxito han tenido en cerrar la
brecha de género han extendido la provisión y extensión de servicios de cuidado mediante guarderías
públicas, geriátricos, apoyo a madres solteras y promoción de la crianza compartida entre ambos
progenitores. Por el contrario, el PRO presentó un proyecto de ley que no ataca la problemática de fondo (se
centra exclusivamente en el precepto del artículo 14 bis de la CN “a igual tarea igual remuneración”) y
reduce los recursos del Estado dedicados al sostenimiento de las tareas de cuidado, tales como la falta de
vacantes escolares en CABA y Provincia de Buenos Aires, el cierre de cursos y escuelas, entre otros”,
concluyen Strada, Sacco, Ascencio, Cabanillas y Bosch.
2. Lea atentamente el artículo periodístico “Brecha Salarial” y responda las siguientes preguntas en
conexión con los conceptos que plantea Pautassi:
a- Desarrollar de qué forma se establece el vínculo entre mercado de trabajo, trabajo reproductivo,
Estado y género.
b- Explicar cómo se expresan los fenómenos denominados “techo de cristal” y “piso pegajoso”.
a- MERCADO DE TRABAJO Y TRABAJO REPRODUCTIVO:
ESTADO Y GÉNERO: El Estado es una de las instituciones más cuestionadas por el feminismo para la
producción y reproducción de la discriminación de género, considerando que el poder no solo se ubica en el
espacio público y el sistema político, sino que también existe en el ámbito público y privado. Entre otras
cosas, porque es un actor con intereses propios y capacidad de actuar de manera autónoma, porque su
política incide en las relaciones de género, clase social, etnia, etc. y porque también reproduce las
condiciones de desigualdad.
b- "[…] El fenómeno conocido como "techo de cristal" en el extremo superior de la estructura ocupacional
alude a las dificultades de las mujeres para prosperar en sus carreras o superar determinados umbrales
ocupacionales. […]" (Pautassi, 2007, pág. 63). En esta definición es remarcar como a las mujeres se les
impide el progreso laboral por situaciones, en caso bizarras por no arriesgar poniendo excusas como la
maternidad de la persona, tomándolo como que en un futuro eso impediría que cumpla con su labor por
tomarse licencia.
"[…] El "piso pegajoso" en los espacios inferiores se refiere, por su parte, a la concentración de las mujeres
en puestos de trabajo de poca calificación y movilidad, con bajas remuneraciones y escaso acceso a la
capacitación laboral. […]"(Pautassi, 2007, pág. 63). En esto es casi similar al punto anterior, con diferencia
que ni siquiera pueden intentar aspirar a un cargo más alto porque no tienen ni la más pequeña posibilidad
por falta de oportunidades.
En ambos casos, se limita la posibilidad de progresar en la mujer. Aunque, opinión personal, ya no esta tan
marcado así, hoy ambos géneros, incluso los que pertenecen a la comunidad LGBTT+, todos cuentan con
posibilidades de progresar, tanto en un ámbito privado, como una empresa grande, llegando a altos cargos,
como de manera pública, además de emprender por sí mismo. Hay políticas dictadas por los gobiernos,
otorgando derechos de igualdad para toda persona que cumpla con los requisitos necesarios.
Sin embargo, el artículo periodístico que data del año 2018, al día de hoy, las diferencias en lo laboral es
algo que sigue pasando, aunque se considera que, en menor medida, ya que incluso hay leyes que hasta
benefician a las personas trans permitiéndole un lugar de trabajo en blanco.

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