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Felipe V de España

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Felipe V de España
Rey de España, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, duque de Milán y soberano de los Países
Bajos
Felipe V de España.jpg
Retrato de Felipe V, por Jean Ranc (c. 1723). Óleo sobre lienzo, 144 x 115 cm,
Museo del Prado (Madrid).
Rey de España
16 de noviembre de 1700-15 de enero de 1724
Predecesor Carlos II
Sucesor Luis I
6 de septiembre de 1724-9 de julio de 1746
Predecesor Luis I
Sucesor Fernando VI
[mostrar]Otros títulos
Información personal
Tratamiento Su Católica Majestad
Otros títulos Duque de Anjou (1683-1700)
Nacimiento 19 de diciembre de 1683
Palacio de Versalles
Versalles, Francia
Fallecimiento 9 de julio de 1746 (62 años)
Palacio del Buen Retiro
Madrid, España
Entierro Palacio Real de La Granja de San Ildefonso
Religión Católica
Familia
Casa real Borbón
Padre Luis de Francia
Madre María Ana de Baviera
Consorte
Ver lista
Descendencia Véase Matrimonios e hijos
Información militar
Conflictos
Ver lista
Firma Firma de Felipe V de España
Escudo de Felipe V de España Toisón y Espiritu Santo Leones de gules.svg
Escudo de Felipe V de España
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Felipe V de España, llamado «el Animoso» (Versalles, Francia, 19 de diciembre de
1683-Madrid, España, 9 de julio de 1746), fue rey de España desde el 16 de
noviembre de 1700 hasta su muerte en 1746, con una breve interrupción (comprendida
entre el 16 de enero y el 5 de septiembre de 1724) por causa de la abdicación a
favor de su hijo Luis I, fallecido prematuramente el 31 de agosto de 1724.

Como bisnieto de Felipe IV, fue el sucesor del último monarca de la Casa de
Austria, su tío-abuelo Carlos II, por lo que se convirtió en el primer rey de la
Casa de Borbón en España. Su reinado de 45 años y 3 días (partido, como ya se ha
señalado, en dos periodos separados) es el más prolongado en la historia de la
monarquía española.

Índice
1 Reinado
1.1 Ascenso al trono y llegada a España
1.2 Guerra de Sucesión Española (1701-1714)
1.3 Política interior
1.3.1 Reformas políticas y administrativas
1.3.2 Reformas económicas
1.3.3 Reformas educativas
1.4 Política exterior (1715-1724)
1.5 Conflicto con la Santa Sede (1717 y 1737)
1.6 Abdicación, reinado de Luis I y recuperación del trono (1724)
1.7 Política exterior (1725-1746)
1.7.1 Sacro Imperio Romano Germánico
1.7.2 Dinamarca
1.7.3 Francia, Nápoles y la República de Génova
1.7.4 Pactos de Familia
2 Fallecimiento
3 Personalidad de Felipe V
4 Condecoraciones
4.1 Condecoraciones españolas
4.2 Condecoraciones extranjeras
5 Matrimonios e hijos
5.1 Primer matrimonio
5.2 Segundo matrimonio
6 Ancestros
7 Notas
8 Bibliografía
8.1 Guerra de Sucesión española
8.2 Felipe V
9 Enlaces externos
Reinado
Artículo principal: Reinado de Felipe V
Ascenso al trono y llegada a España

Proclamación de Felipe V como rey de España en el palacio de Versalles (Francia) el


16 de noviembre de 1700.
Felipe de Borbón, duque de Anjou, nació en Versalles como segundo de los hijos de
Luis, Gran Delfín de Francia y de María Ana de Baviera. Por tanto, era nieto del
rey francés Luis XIV y María Teresa de Austria, nacida infanta de España, y
bisnieto de Felipe IV de España, de la Casa de Austria.

Al no tratarse del primogénito, sus posibilidades de heredar el trono de Francia


parecían escasas, al igual que las posibilidades de heredar el de España por su
ascendencia española. Su abuela paterna María Teresa (hija de Felipe IV —de su
primer matrimonio, con Isabel de Borbón— y por tanto medio hermana del rey Carlos
II de España —nacido del segundo matrimonio de aquel con Mariana de Austria—) había
renunciado a sus derechos al trono español para poder casarse con el rey de Francia
(que por otro lado era también primo hermano suyo, tanto por parte de padre como de
madre). De hecho, Luis XIV y los demás reyes europeos ya habían pactado que el
heredero del trono de España sería José Fernando de Baviera, ante la previsible
muerte sin herederos de Carlos II. Este Primer Tratado de Partición de España,
firmado en La Haya en 1698, adjudicaba a José Fernando todos los reinos
peninsulares —salvo Guipúzcoa—, así como Cerdeña, los Países Bajos españoles y
todos los territorios americanos. Por su parte Francia se quedaría con Guipúzcoa,
Nápoles y Sicilia, mientras que Austria se quedaría con el Milanesado.

Felipe V de España por Hyacinthe Rigaud (1701)


La muerte de José Fernando de Baviera en 1699 frustró dicha partición, con lo cual
se negoció un nuevo Tratado de Partición —a espaldas de España— y de quien debería
ser su rey, con lo que se firmó el Segundo Tratado de Partición en 1700. Este
tratado reconocía como heredero al archiduque Carlos, bisnieto a su vez de Felipe
III de España, y le asignaba todos los reinos peninsulares, los Países Bajos
españoles y las Indias; en cambio Nápoles, Sicilia y Toscana serían para el Delfín
de Francia, mientras que el emperador Leopoldo, duque de Lorena, recibiría el
Milanesado a cambio de ceder Lorena y Bar al Delfín de Francia. Pero si tanto
Francia como Holanda e Inglaterra estaban satisfechas con el acuerdo, el emperador
no lo estaba y reclamaba la totalidad de la herencia española, ya que pensaba que
el propio Carlos II nombraría heredero universal al archiduque. Sin embargo, Carlos
II nombró heredero a su sobrino-nieto Felipe, con la esperanza de que Luis XIV
evitara la división de su imperio, al ser su propio nieto el rey de España. Poco
después, el 1 de noviembre de 1700, moría Carlos II y Felipe de Borbón, duque de
Anjou, aceptaba la Corona el 16 de noviembre.

La noticia de la muerte de Carlos II el 1 de noviembre en Madrid89 llegó a


Versalles el 6 de noviembre. El 16 de noviembre de 1700, Luis XIV anunció en el
tribunal español que aceptaba la voluntad de su primo, hermano y sobrino. A
continuación presenta a su nieto, de diecisiete años, a la Corte con estas
palabras: «Señores, he aquí el Rey de España». Entonces le dijo a su nieto:
«Pórtate bien en España, que es tu primer deber ahora, pero recuerda que naciste en
Francia, para mantener la unión entre nuestras dos naciones, es esta la manera de
hacerlos felices y preservar la paz de Europa».

Tras esto, el Imperio español y todas las monarquías europeas —a excepción de la


Casa de Austria— reconocieron al nuevo rey. Felipe V dejó Versalles el 4 de
diciembre y entró en España por Irún el 22 de enero de 1701, y realizó su entrada
triunfal en Madrid el 18 de febrero. Pero después de unos meses de reinado, los
errores políticos se acumularon:

El 1 de febrero de 1701, el Parlamento de París conservó las cartas de derechos de


Felipe V, preservando su derecho al trono de Francia.
En febrero de 1701, Luis XIV, a petición del Consejo de Regencia español, envió
tropas francesas junto a las guarniciones españolas de los Países Bajos Españoles,
en la frontera con las Provincias Unidas, instaladas de acuerdo a un tratado
bilateral firmado con España en 1698.
Tras el fallecimiento en el exilio de Jacobo II de Inglaterra, en septiembre de
1701, Luis XIV reconoció como rey de Inglaterra y Escocia a su hijo Jacobo
Estuardo, el viejo pretendiente, con gran indignación del rey Guillermo III de
Inglaterra.
Los franceses se establecieron en los altos cargos en Madrid y decidieron la nueva
forma de orientar la política española.

Grandes armas de Felipe V con manto real, cimera real de Castilla y el lema «A
solis ortu usque ad occasum» (Desde la salida del sol hasta el ocaso), derivado de
la famosa frase atribuida a Felipe II: «En mis dominios no se pone el sol»,
haciendo referencia a que el sol nunca se ponía en los territorios españoles, pues
abarcaban los dos hemisferios. También se incluye la palabra Santiago, en
referencia al Santo Patrón de España, Santiago el Mayor, y más concretamente al
lema tradicional «Santiago y cierra España». Fueron utilizadas por Luis I y más
tarde, por Fernando VI, tras la muerte de su padre. Al morir este último sin
descendencia, su hermano Carlos VII de Nápoles subió al trono como Carlos III y
modificó el blasón central y, por lo tanto, los estandartes que portan los ángeles.
Aunque la mayoría de los países aceptaron al nuevo rey, el emperador Leopoldo se
negó a hacerlo al considerar que el archiduque Carlos de Austria, su segundo hijo,
tenía más derechos al trono. Poco después Luis XIV reconoció que los derechos
sucesorios a la Corona de Francia de su nieto segundogénito, el nuevo rey de
España, permanecían intactos. A pesar de que la posibilidad de que Felipe heredara
el trono francés era remota, ya que el hijo de Luis XIV, el Gran Delfín, gozaba de
una excelente salud, y el hijo de este y hermano mayor de Felipe, estaba también en
edad de reinar y casado, la perspectiva de una unión de las Coronas de España y
Francia bajo la Casa de Borbón, pilotada desde la corte de Versalles, era temida
por el resto de las potencias. Ante esta situación, Inglaterra-Escocia, las
Provincias Unidas (ambos países bajo la autoridad de Guillermo III de Inglaterra,
rey de Inglaterra y Escocia y estatúder de las Provincias Unidas), junto con los
Habsburgo austríacos, firmaron en septiembre de 1701 el Tratado de La Haya.
Previamente el rey francés había establecido una alianza formal con el elector de
Baviera en el tratado de Versalles de marzo de 1701,10 y en septiembre de 1701 Luis
XIV logró que Felipe V se casara con María Luisa Gabriela de Saboya, que se
convertiría en su mayor apoyo en los difíciles momentos que pronto tendrían lugar;
ya su hermano, el duque de Borgoña se había casado con la hermana de María Luisa,
María Adelaida de Saboya, con lo que el matrimonio de las dos hermanas con dos
hermanos iba dirigido a lograr una alianza con Saboya y a facilitar la entrada
francesa en Italia.

En mayo de 1701 los ejércitos austriacos penetraron en Italia sin previa


declaración de guerra con la intención de ocupar las posesiones españolas. En
septiembre, el emperador, Inglaterra y los Países Bajos firmaron el Tratado de La
Haya, y se establece una Alianza con la que oponerse a Francia y España.
Finalmente, en mayo de 1702 esta «Gran Alianza» declaró la guerra a Francia y
España, con la que comienza formalmente la Guerra de Sucesión Española.

Guerra de Sucesión Española (1701-1714)


Artículo principal: Guerra de sucesión española
La guerra de Sucesión era un conflicto internacional, pero también un conflicto
civil, pues mientras la Corona de Castilla y Navarra se mantenían fieles al
candidato borbónico, la mayor parte de la Corona de Aragón, especialmente por el
temor de la burguesía y la nobleza a perder sus enormes privilegios económicos,
prestó su apoyo al candidato austríaco. En el interior los combates fueron
favorables a las tropas felipistas, que tras la victoria de Almansa (1707)
obtuvieron el control sobre Aragón y Valencia.

En 1711 el archiduque Carlos fue elegido emperador de Sacro Imperio. Las potencias
europeas, temerosas ahora del excesivo poder de los Habsburgo, retiraron sus tropas
y firmaron ese mismo año el Tratado de Utrecht, en el que España perdía sus
posesiones en Europa y conservaba los territorios metropolitanos (a excepción
Gibraltar y Menorca, que pasaron a Gran Bretaña) y de ultramar. No obstante, Felipe
fue reconocido como legítimo rey de España por todos los países, con excepción del
archiduque Carlos, entonces ya emperador, que seguía reclamando para sí mismo el
trono español.

Política interior

Felipe V de España
Véase también: Reformismo borbónico

2 maravedís de Felipe V de España fechados en 1744 de la ceca de Segovia

Tomo V de la edición del Diccionario de la lengua castellana en 1737


A pesar de las condiciones personales y de su enfermedad, que le sumía en
intermitentes y largas demencias, supo elegir a sus ministros: desde los primeros
gobiernos franceses, seguidos por el de Julio Alberoni y, tras la aventura del
barón de Ripperdá, por los ministros españoles, entre los que destacó, por su
programa de gobierno interior y por su acción diplomática, José Patiño. Actuaban
desde las secretarías de Estado y de Despacho, el equivalente más cercano a los
ministerios posteriores, que suplantaron a los consejos del régimen polisinodial de
los Austrias, reservados para honores y consideraciones pero vaciados de poder, a
excepción del Consejo de Castilla, creciente en sus atribuciones. Por ello, la
oposición a los gobiernos de Felipe V provino siempre de los nobles relegados.

Durante su largo reinado consiguió cierta reconstrucción interior en lo que


respecta a la Hacienda, al Ejército y a la Armada, prácticamente recreada por
exigencias de la explotación racional de las Indias, y como medio inevitable para
afrontar las rivalidades marítimas y coloniales de Inglaterra. Su logro
fundamental, no obstante, fue el de la centralización y unificación administrativa
y la creación de un Estado moderno, sin las dificultades que supusieran antes los
reinos históricos de la Corona de Aragón, incorporados al sistema fiscal y con sus
fueros y derecho público (no así el privado) abolidos con la aplicación de los
Decretos de Nueva Planta. En la actualidad los historiadores llaman la atención
sobre los motivos por los que Felipe V sigue siendo un monarca denostado a pesar de
que durante su reinado "impulsó la racionalización de la administración para de
esta forma promover el desarrollo económico en un reino sumido en una fuerte crisis
económica. Felipe V también puso en marcha un proceso de reforma agraria para
superar el ancestral atraso del campo. No menos importante fue su interés por
fomentar el comercio, la producción industrial y las vías de comunicación y así
posibilitar la formación de un mercado nacional.11

Portada del Decreto de Nueva Planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluña
Los Decretos de Nueva Planta (Decreto de 1707 para Aragón y Valencia, de 1715 para
Mallorca y de 1716 para Cataluña) impusieron el modelo jurídico, político y
administrativo castellano en los territorios de la Corona de Aragón, que habían
tendido, especialmente en Cataluña, a apoyar las pretensiones del candidato
austriaco. Solo las Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán,
conservaron sus fueros e instituciones forales tradicionales por su demostrada
fidelidad al nuevo rey durante la Guerra de Sucesión Española. Así, el Estado se
organizó en provincias gobernadas por un Capitán General y una audiencia, que se
encargaron de la administración con total lealtad al gobierno de Madrid. Además,
para la administración económica y financiera se establecieron las Intendencias
provinciales, siguiendo el modelo francés, lo que conllevó la aparición de la
figura de los intendentes.

Para el gobierno central se crearon las secretarías de Estado, antecesoras de los


actuales ministerios, cuyos cargos eran ocupados por funcionarios nombrados por el
rey. Se abolieron los Consejos de los territorios desaparecidos jurídica o
físicamente de la Monarquía Católica (Consejos de Aragón, Italia y Flandes).
Quedaron, pues, el de Navarra, el de Indias, el de la Inquisición, el de Órdenes
(el único que ha pervivido hasta nuestros días), etc. De hecho, todo se concentró
en el Consejo de Castilla. Asimismo se organizaron las Cortes de Castilla, en las
que se integraron progresivamente representantes de los antiguos estados
aragoneses. No obstante, el declive de las Cortes Castellanas continuó como en los
siglos precedentes, con un papel meramente protocolario (como juras de los
Príncipes de Asturias).

Felipe V se enfrentó a la ruinosa situación económica y financiera del Estado,


luchando contra la corrupción y estableciendo nuevos impuestos para hacer más
equitativa la carga fiscal. Fomentó la intervención del Estado en la economía,
favoreciendo la agricultura y creando las llamadas manufacturas reales. Al final de
su reinado los ingresos de la Hacienda se habían multiplicado y la economía había
mejorado sustancialmente.

Palacio Real de La Granja de San Ildefonso


Siguiendo el ejemplo de su abuelo Luis XIV, quien consideraba la cultura y el arte
como un medio para demostrar la grandeza real, Felipe V fomentó el desarrollo
artístico y cultural. Ordenó la construcción del Palacio Real de La Granja de San
Ildefonso, inspirado en el estilo francés cuyo modelo paradigmático era Versalles,
al cual se retiraba para cazar y recuperarse de su depresión. Con todo, la
influencia italiana en el arte cortesano del reinado es notoria, debida
principalmente a la fuerte personalidad de la reina Isabel Farnesio. Felipe V
adquirió para decorar la Granja importantes esculturas romanas de Cristina de
Suecia. Su otro gran proyecto artístico fue el Palacio Real de Madrid, que ordenó
construir tras el incendio del Alcázar de Madrid, que siempre le había disgustado.
Durante su reinado se amplió y reformó notablemente el palacio de Aranjuez. Su
reinado coincidió con la introducción en España del estilo rococó. Felipe V fue
también el fundador de organismos culturales tan prestigiosos como la Real Academia
Española y la Real Academia de la Historia, siguiendo el modelo francés.

Igualmente en el terreno del derecho dinástico Felipe V instauró en España los usos
franceses. Así, tras un intento de introducir la ley Sálica frustrado por la
oposición de las Cortes, el 10 de mayo de 1713 promulgó un nuevo reglamento de
sucesión, que constituyó la Ley de Sucesión Fundamental, en el que las mujeres solo
podrían heredar el trono si no hubiera herederos varones en la línea principal
(hijos) o lateral (hermanos y sobrinos), con lo que se pretendía bloquear el acceso
de dinastías extranjeras al trono español.

Como consecuencia de las necesidades de la guerra y siguiendo el modelo francés,


Felipe V realizó una profunda remodelación del ejército, sustituyendo los antiguos
tercios por un nuevo modelo militar basado en brigadas, regimientos, batallones,
compañías y escuadrones. Se introdujeron novedades como los uniformes, los fusiles
y la bayoneta, y se perfeccionó la artillería. Durante el reinado de Felipe V se
inicia la reconstrucción de la armada española: se construyen buques más modernos y
nuevos astilleros y se organizan las distintas flotillas y armadas en la Armada
Española (1717). Esta política sería proseguida por sus hijos, y hasta finalizar el
siglo el poder naval español siguió siendo uno de los más importantes del mundo.

Cabe destacar que, si bien Felipe V tenía un poder absoluto, nunca gobernó como
tal. La enfermedad que padecía desde la adolescencia y que provocaba en el rey
ataques transitorios de depresión (Isabel Farnesio pretendió curar la melancolía
del rey con el canto del castrato Farinelli) impidió que Felipe V pudiera cumplir
regularmente con sus tareas de gobierno. Por ello, el verdadero poder lo ejercieron
sus primeros ministros, algunos cortesanos como la princesa de los Ursinos, y
posteriormente su segunda mujer, Isabel Farnesio, con la que se había casado en
1714.

Reformas políticas y administrativas

Cuadro de Felipe V en el Almudín de Játiva expuesto boca abajo como castigo por
ordenar el incendio de la ciudad en 1707
Felipe V haría que la administración pública corriera directamente por cuenta del
Estado y se establecieron las intendencias. La administración sería ejercida en
adelante por la Corona y por funcionarios públicos especialmente nombrados para
tales fines. Todas las funciones de la administración pública debían caer en manos
de profesionales. El nombramiento de los funcionarios tendría en cuenta únicamente
su preparación y competencia. Solo ascenderían por sus méritos y debían percibir un
buen salario para evitar la corrupción.

Felipe V realizó una completa modernización de las técnicas administrativas. Esto


sería posible gracias a la profesionalidad de los funcionarios públicos y a la
elaboración de leyes e indicaciones claras. La rendición de cuentas a las
autoridades sería regular y periódica, y la fiscalización se realizaría
permanentemente, pudiendo sustituir al funcionario que no cumpliera sus funciones.

Se constituyó la obligatoria e inmediata observancia de la ley. Durante los siglos


xvi y xvii muchas ordenanzas enviadas desde la metrópoli fueron «acatadas, mas no
cumplidas» por las autoridades coloniales. Según el historiador Céspedes del
Castillo, la meta reformadora consistió en sustituir esa fórmula por otra como
esta: «Obedezco, cumplo e informo de haberlo hecho con rapidez y exactitud». Por
último se limitaron el poder del arzobispado y las funciones de los obispos,
reduciendo así el poder de la iglesia.
Reformas económicas
Se fortalecieron y regularon las actividades económicas. España debía recuperar el
comercio con sus posesiones de ultramar, arrebatándoselo a los franceses e
ingleses, y combatir el contrabando. Se mejoró el sistema fiscal. También se
aumentaron los impuestos y se crearon aduanas, encargadas de recaudar los impuestos
del comercio interior y exterior.

Felipe V ratificó las medidas mercantilistas, como la prohibición de importar


manufacturas textiles o la de exportar grano; y se intentó reanimar el comercio
colonial por medio de la creación de compañías privilegiadas de comercio (al estilo
de los Países Bajos o el Reino de Gran Bretaña) aunque no tuvieron demasiado éxito.
Las cláusulas del tratado de Utrecht, que daban a Inglaterra el derecho a un navío
de permiso y el asiento de negros, hacían que fuera más sencillo para los
comerciantes ingleses que para los españoles (sujetos a las reglamentaciones
monopolísticas de la flota de Cádiz y la Casa de Contratación).

Durante este comercio atlántico surgieron importantes figuras de la historia naval


de España, entre los que destaca el corsario tinerfeño Amaro Pargo. Felipe V
benefició frecuentemente a dicho corsario en sus incursiones comerciales y
corsarias: le otorgó una Real orden dada en el Palacio de El Pardo de Madrid en
septiembre de 1714 en el que lo nombra capitán de un navío comercial con destino a
Caracas.12 El propio monarca intercedió también en la liberación de Amaro durante
su detención por la Casa de Contratación de Cádiz1314 y lo autorizó para construir
un navío con destino a Campeche, el cual estaba armado en corso.14

Reformas educativas
El control de la educación pasa a manos del Estado.15La instrucción también fue
objeto de reforma; la enseñanza primaria siguió en manos de las órdenes religiosas
ante la falta de profesorado competente. Sin embargo, la educación universitaria
fue reformada a fondo. Se crearon nuevas instituciones de educación superior
llamadas «colegios mayores», que eran administrados por el Estado, como el Colegio
de Minería; en ellos se implantó el sistema de provisión de becas. Las academias
científicas completaron las reformas en este campo.

Retrato de Isabel Farnesio, por Louis-Michel van Loo (c. 1739). Óleo sobre lienzo,
150 x 110 cm, Museo del Prado (Madrid)
Política exterior (1715-1724)
Véase también: Reformismo borbónico
Los protagonistas de este período fueron Isabel Farnesio y el primer ministro
Giulio Alberoni, agente de la corte de Parma que había negociado su enlace
matrimonial y que actuó como el hombre fuerte en la Corte. La muerte de su abuelo
Luis XIV de Francia produjo el ascenso como regente de Francia del duque de
Orleans, enemigo personal de Felipe V, lo que frustró toda posible aspiración a
intervenir de algún modo en Versalles. Esto provocó un giro en la política
exterior, que se sumó al producido en el interior.

Cabe destacar de esta fase la política exterior, que partió del rechazo de los
tratados de Utrecht y Rastatt y tuvo como objetivo la recuperación de los
territorios italianos para situar en ellos a los hijos de Isabel Farnesio y crear
reinos satélites de España.

En 1717 las tropas españolas conquistaron Cerdeña e invadieron Sicilia al año


siguiente. Por ello, Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria firmaron la Cuádruple
Alianza contra España. Una escuadra inglesa destruyó la armada española en Cabo
Pesaro y los aliados solicitaron la dimisión de Giulio Alberoni, promotor de esta
política, como condición para la paz.
Conflicto con la Santa Sede (1717 y 1737)
Véase también: Regalismo en España

Clemente XI en una moneda.


El primer conflicto con la Santa Sede del reinado de Felipe V se produjo en plena
Guerra de Sucesión Española cuando el papa Clemente XI el 15 de enero de 1709
reconoció como rey al otro pretendiente a la Corona el Archiduque Carlos,
presionado por el ejército imperial que había sitiado Roma tras derrotar al
ejército borbónico francés en el norte de Italia.16 La respuesta de Felipe V fue
expulsar de la corte de Madrid al nuncio papal Antonio Félix Zondadari el 10 de
marzo. Poco después, el 22 de abril de 1709, Felipe V promulgaba un decreto por el
que se reconocía la independencia de hecho de los obispos españoles respecto a Roma
al establecer que en el procedimiento de las causas eclesiásticas se volviera al
uso «que tenía antes que hubiese en estos reinos nuncio permanente». Así, los
obispos tendrían que ejercitar su jurisdicción sobre «lo que cabe en su potestad»,
tanto en materia de dispensas como de justicia, de los que antes de la ruptura se
ocupaba la curia romana.17

La ruptura con el papa y el decreto posterior provocaron las protestas de la


jerarquía católica española más antirregalista. El cardenal Portocarrero, Alonso de
Monroy, arzobispo de Santiago, y el cardenal Belluga, obispo de Murcia, enviaron
sendos escritos al rey, el último de ellos en forma de un contundente Memorial
Antirregalista, que no vería la luz pública en Roma hasta la década de 1740. En
todos ellos aparecen las ideas propias de la corriente antirregalista: "un
antiepiscopalismo radical, pues, a su juicio, las reivindicaciones episcopales
constituyen un peligro para la Iglesia; predominio del centralismo romano y
exaltación del poder pontificio; temor al regalismo que consideran un peligro de
cisma; inmunidad de los privilegios eclesiásticos, apoyados por Roma, y que
consideran básicos para la conservación del catolicismo en España y rechazo de
cualquier atisbo de secularización que pudiera expresar la autonomía del poder
político".18

Pero la ruptura también movilizó a los regalistas, empezando por el obispo


Francisco Solís que escribió un Dictamen que de Orden del Rey dio el Illmo. Sr. D.
Francisco Solís, Obispo de Córdoba y Virrey de Aragón en el año 1709 sobre los
Abusos de la Corte Romana por lo tocante a las Regalías de S.M. y Jurisdicción que
reside en los Obispos, en el que defendió la independencia de los obispos respecto
de Roma, al ser consagrados iure divino, lo que les permitía convocar concilios —
siguiendo, pues, los principios del episcopalismo y del conciliarismo—, y señalando
además al centralismo romano como la principal causa de la decadencia de la
Iglesia. Así propone, siguiendo el ejemplo de los Concilios de Toledo de la época
visigoda, que el rey convoque un concilio de todos los obispos españoles que
apruebe las medidas necesarias para llevar a cabo la reforma eclesiástica.19 Con
esta última propuesta, Solís defiende seguir el ejemplo del galicanismo y en su
escrito alaba la Pragmática Sanción de Bourges:20
Esta práctica de convocar los monarcas los Concilios Nacionales para examinar los
abusos y reparar la disciplina se halla ejecutoriada en España desde su primer rey
Recaredo... [En] los Concilios Toledanos, interesaron los reyes godos su real
autoridad en el restablecimiento de la disciplina y observancia de las inmaculadas
leyes de la iglesia

Melchor Rafael de Macanaz, aparece retratado con el plano de la Colonia de San


Felipe que se tenía que edificar sobre la destruida Játiva.
El rey francés Luis XIV medió en el conflicto y consiguió reunir en París a un
representante del papa y a un representante de su nieto Felipe, Rodrigo de
Villalpando, futuro marqués de la Compuesta, quien recibió una instrucciones
estrictas redactadas por el recién nombrado fiscal del Consejo de Castilla Melchor
de Macanaz, un declarado regalista. El documento recibió el nombre de Pedimento y
constituye uno de los documentos capitales del regalismo hispano. En él Macanaz
defiende que en el campo de la «fe y de la religión se debe ciegamente seguir la
doctrina de la Iglesia» pero que en los aspectos temporales el poder civil tiene
plena autonomía —una propuesta muy cercana al modelo de la Iglesia galicana—. Sin
embargo, el Pedimento, entre otras razones, le acabaría costando el destierro a
Macanaz pues fue denunciado ante la Inquisición y perdió la protección del rey al
caer su principal valedora en la corte la princesa de los Ursinos a causa de la
llegada de la nueva reina Isabel de Farnesio. Como han señalado Antonio Mestre y
Pablo Pérez García, con el destierro de Macanaz "la corriente regalista sufría un
terrible golpe, pero también desaparecía un proyecto reformista de largo alcance.
Porque Macanaz pretendía una reforma de la enseñanza universitaria muy renovadora y
ambiciosa... y el control del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición por parte
del gobierno civil".21

El nuevo equipo de gobierno propiciado por la reina Isabel de Farnesio y encabezado


por Julio Alberoni propició el acercamiento a Roma y así se llegó a un acuerdo
provisional conocido como el "concordato de 1717". En el mismo el papado recuperaba
su situación jurídica anterior a 1709 a cambio del pago de 150 000 ducados anuales
procedentes de las rentas eclesiásticas para la lucha contra el turco —y Alberoni
fue nombrado cardenal—. Sin embargo, "los grandes problemas planteados por Solís o
Macanaz quedaron marginados".22

Cuando en virtud del Tratado de Sevilla de 1729, el infante don Carlos, varón
primogénito del segundo matrimonio de Felipe V con Isabel de Farnesio, recibió el
reino de Nápoles volvió a producirse la ruptura con la Santa Sede, porque ésta puso
en cuestión la validez del Tratado de Sevilla alegando que Nápoles era un feudo del
papa. El conflicto de fondo, sin embargo, residía en la reivindicación del
Patronato Universal —es decir, extender a todos los dominios de la Monarquía de
Felipe V el patronato regio que ya detentaba sobre Granada, Canarias y Las Indias—,
propuesta impulsada por el nuevo equipo regalista encabezado por el recién nombrado
Gobernador del Consejo de Castilla, el obispo de Málaga Gaspar de Molina y Oviedo,
y por el nuevo embajador en Roma, el cardenal Acquaviva, y que contaban con el
apoyo de José Patiño el principal ministro del rey. Cuando la Curia romana rechazó
la creación en agosto de 1735 de la Junta de Real Patronato, cuya finalidad era
impulsar la incorporación a la Corona de iglesias y patronatos, los breves papales
fueron "secuestrados" por orden del obispo Molina que impuso así el exequatur —que
ninguna orden papal tenía validez en los dominios de la Monarquía de España sin el
refrendo de su soberano—. La solución final al conflicto fue la firma del nuevo
"concordato de 1737", en el que se produjeron avances en la línea del regalismo —y
el obispo Molina, como Alberoni, fue nombrado cardenal—: "quedaba regulado el
derecho de asilo eclesiástico; la Iglesia controlaría el número de clérigos y se
propondría la reforma del clero por medio de los obispos... y Roma cedió con un
nuevo gravamen sobre los bienes eclesiásticos". Sin embargo, la cuestión
fundamental del Patronato Regio y del control de los beneficios eclesiásticos fue
aplazado para ser discutido más adelante, aunque el obispo-cardenal Molina lo
consideró un éxito pues quedaba la «puerta abierta» para que la Junta de Real
Patronato continuara actuando sobre la cuestión del control de los beneficios
eclesiásticos.23 En 1737 en una investigación realizada por el abad de Vivanco este
encontró 30 000 beneficios eclesiásticos que escapan al patronato real en beneficio
del papa.

Abdicación, reinado de Luis I y recuperación del trono (1724)


Artículo principal: Luis I de España

Retrato de Luis I, rey de España, por Jean Ranc (c. 1724). Óleo sobre lienzo, 108 x
84 cm, Museo del Prado (Madrid).
El 10 de enero de 1724, el rey Felipe V firmó un decreto por el que abdicaba en su
hijo Luis, de diecisiete años, casado con Luisa Isabel de Orleans, dos años menor
que este. El príncipe recibió los documentos el 15, y se publicaba la disposición
al día siguiente. Los motivos de esta abdicación son objeto de discusión. Durante
la época se dijo que el monarca esperaba acceder al trono de Francia ante una
posible muerte prematura de Luis XV que le convertiría en su sucesor, siempre y
cuando no ocupara el trono español (puesto que el Tratado de Utrecht prohibía que
España y Francia estuvieran regidos por una misma persona). O también es posible
que la abdicación de Felipe V fuese la acción de un hombre enfermo demente que es
consciente de que no está en condiciones de gobernar y elige apartarse de las
responsabilidades de Gobierno.24 Este último punto de vista es el que defendió el
historiador Pedro Voltes: Felipe V abdicó a causa de la fuerte depresión que sufría
en aquellos años.25

Los reyes padres Felipe e Isabel se retiraron al Palacio Real de La Granja de San
Ildefonso, pero la reina estuvo siempre perfectamente informada de lo que sucedía
en la corte de Madrid.26

Luis I reinó sólo durante ocho meses. A mediados de agosto enfermó de viruela y
murió el 31 de ese mes. Al haber abdicado Felipe V, su sucesor tendría que haber
sido el otro hijo varón Fernando, de diez años de edad, pero la rápida actuación de
la reina Isabel Farnesio lo impidió. Tuvo que enfrentarse a ciertos sectores de la
nobleza castellana que apoyaban la opción de Fernando argumentando que no cabía la
marcha atrás en la abdicación de un rey. «El mismo confesor del rey, padre
Bermúdez, entendía que era pecado mortal reasumir una corona a la cual había
renunciado con todas las solemnidades. El confesor reunió luego, a petición del
monarca, una junta de teólogos en el convento de jesuitas, la cual fue contraria a
que Felipe V volviera al trono y sólo estaba dispuesta a aprobar que ejerciera el
poder como regente de su hijo y heredero, Fernando. Ni como regente ni como rey ni
como nada, contestó Felipe V colérico, deseoso de rumiar en paz su depresión». Para
contrarrestar la opinión de los teólogos, la reina presionó al Consejo de Castilla
para que pidiera a Felipe V que recobrara el trono. El 6 de septiembre de 1724, una
semana después de la muerte de su hijo, Luis, Felipe V volvía a ostentar la Corona
de la Monarquía de España, y su hijo Fernando era proclamado como el nuevo Príncipe
de Asturias y jurado poco después por las Cortes de Castilla, convocadas con tal
fin.27

Política exterior (1725-1746)

Pérdidas territoriales como consecuencia del Tratado de Utrecht


Véase también: Reformismo borbónico
En 1725 se firmaron tratados de paz y alianza con Carlos VI de Austria, y al año
siguiente comenzó la guerra hispano-británica. Esta rivalidad, originada de las
ventajas que había obtenido Inglaterra en el Tratado de Utrecht, marcó el resto del
reinado con incesantes incidentes marítimos (desde 1739 la conocida con el nombre
de guerra del Asiento). La organización de la Liga de Hannover entre las potencias
europeas recelosas del tratado hispano-austriaco obligó a denunciarlo y a firmar el
Convenio de El Pardo (1728) que reconoció definitivamente la vigencia del Tratado
de Utrecht. Bajo la dirección de Patiño se reorientó la política exterior, buscando
la alianza con Francia por medio del Primer Pacto de Familia (1733), en el contexto
de la guerra de Sucesión polaca.

La ambivalente posición frente al tratado de Utrecht y la política europea de


Francia también tuvieron como objetivo la recuperación de los territorios italianos
para situar en ellos a los hijos de Isabel Farnesio y crear reinos satélites de
España. La tarea fue encomendada a Carlos, el futuro Carlos III de España, que
empezó por Plasencia, Parma y Toscana (1732) para luego ocupar el trono de Nápoles
en 1734 (los tres ducados hubieron de ser devueltos a Austria, para ser más tarde
recuperados, menos Toscana, por el infante Felipe). España volvió a ser una
potencia naval, dominando el Atlántico, y a tener en cuenta en el Mediterráneo
Occidental (aunque Inglaterra siguió controlando Gibraltar y Menorca). El nuevo
ministro José del Campillo y Cossío, en el contexto de la guerra de Sucesión
austríaca llevó al Segundo Pacto de Familia (1743).
Sacro Imperio Romano Germánico
EspañaSacro Imperio Romano Germánico
Artículo principal: Tratado de Viena (1725)
El tratado de Viena de 1725 fue firmado por Carlos VI del Sacro Imperio Romano
Germánico y Felipe V de España. Según los términos del acuerdo, Carlos VI
renunciaba a sus aspiraciones al trono español mantenidas durante la guerra de
sucesión española, mientras Felipe V renunciaba a los territorios del Imperio en
Italia y los Países Bajos.

En la firma del tratado comparecieron Eugenio de Saboya, Felipe Ludovico y


Gundavaro Thomas en nombre de Carlos VI y Juan Guillermo Ripperdá en representación
de Felipe V.

Dinamarca
EspañaDinamarca
Artículo principal: Tratado de San Ildefonso (1742)
El tratado de San Ildefonso de 1742, firmado entre Felipe V (España) y Cristián VI
(Dinamarca), fue un tratado de amistad, navegación y comercio por el que se
establecían las condiciones por las que se regirían las relaciones comerciales
entre ambos países.

En la firma del tratado comparecieron José del Campillo y Cossío en nombre de


Felipe V y Federico Luis, barón de Dehn, por parte de Cristián VI, quienes
ajustaron el acuerdo en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso el 18 de
julio de 1742. El acuerdo quedaría anulado en 1753.

Francia, Nápoles y la República de Génova


EspañaFranciaReino de NápolesRepública de Génova
Artículo principal: Tratado de Aranjuez (1745)
El tratado de Aranjuez de 1745 fue una alianza militar pactada entre los reinos de
España, Francia y Nápoles con la República de Génova, para apoyar a esta última
frente a los ataques de Cerdeña y Austria, en el marco de la guerra de Sucesión
austriaca.

A la redacción y firma del tratado, concluido en Aranjuez el 1 de mayo de 1745,


asistieron Sebastián de la Cuadra, en nombre de Felipe V de España, Luis Guido
Guerapin Baureal, en representación del rey Luis XV de Francia, Esteban Reggio y
Gravina, enviado de Carlos VII de Nápoles, y Jerónimo Grimaldi en nombre de la
república de Génova.

Pactos de Familia
Artículo principal: Pactos de Familia
Los Pactos de Familia fueron tres alianzas acordadas en distintas fechas del xviii
entre las monarquías de España y Francia. Deben su nombre a la relación de
parentesco existente entre los reyes firmantes de los pactos, todos ellos
pertenecientes a la Casa de Borbón. España se dio cuenta de que le convenía una
política de amistad con Francia, por lo que se firmó un acuerdo por el que se
ligaban militarmente. Dos de ellos se firmaron en la época de Felipe V, y los
pactos llevaron a España a una serie de guerras europeas de la época:

Primer pacto: firmado en 1734, hace que España intervenga en la guerra de sucesión
de Polonia, que acaba con el tratado de Viena en 1738. En este tratado, el príncipe
Carlos obtiene Nápoles y Sicilia.
Segundo pacto: España entra en la guerra de sucesión de Austria en 1743, y cuando
acaba esta guerra en 1748, Felipe V había muerto, y por el tratado de Aguisgrán, el
príncipe Felipe obtiene los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla.
Fallecimiento
Detalle del cuadro La familia de Felipe V de Van Loo (1743), en el que aparece de
pie el príncipe de Asturias Fernando, junto a su padre el rey Felipe V y a su
madrastra, la reina Isabel Farnesio, ambos sentados.
Durante los últimos años de su reinado, la enfermedad mental y el deterioro físico
de Felipe V se fueron acentuando, se puede apreciar al rey en obras célebres de los
pintores franceses, como Jean Ranc y Van Loo, se observa el cansancio que presenta,
producto de problemas alimenticios y males psicológicos2829, hasta que en la noche
del 9 de julio de 1746 murió de un ataque cerebrovascular. Apenas transcurrida una
semana de la muerte de su padre, el nuevo rey Fernando VI —el único hijo varón de
su primer matrimonio que le había sobrevivido— ordenó a su madrastra, la reina
viuda Isabel Farnesio —quien había sometido a los príncipes de Asturias a una
especie de «arresto domiciliario» durante casi quince años—, que abandonara el
palacio real del Buen Retiro y se marchara a vivir a una casa de la duquesa de
Osuna, acompañada de sus hijos, los infantes Luis y María Victoria. Al año
siguiente fue desterrada de Madrid y su residencia quedó fijada en el palacio de La
Granja de San Ildefonso. Cuando la reina viuda protestó por medio de una carta en
la que le decía al rey que «desearía saber si he faltado en algo para enmendarlo»,
Fernando VI le respondió con otra misiva en la que decía: «lo que yo determino en
mis reinos no admite consulta de nadie antes de ser ejecutado y obedecido»—.30

Sepulcro de Felipe V e Isabel Farnesio en la Real Colegiata de la Santísima


Trinidad, en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso (provincia de Segovia)
Por expreso deseo de Felipe V, su cuerpo no fue enterrado en la cripta real del
Monasterio de El Escorial, como lo habían sido los reyes de la casa de Austria y
también lo serían sus sucesores Borbón (salvo, asimismo, Fernando VI), sino en el
Palacio Real de la Granja de San Ildefonso ubicado en la localidad de La Granja de
San Ildefonso (provincia de Segovia), que había sido preferido por él en vida, como
un capricho arquitectónico mucho más de su agrado y que le recordaba a la añorada
corte francesa.

Los restos de Felipe V reposan junto con los de su segunda esposa Isabel Farnesio
en un mausoleo emplazado en la Real Colegiata de la Santísima Trinidad, en la
llamada Sala de las Reliquias, dentro del Palacio Real de la Granja de San
Ildefonso, a pocos kilómetros de Segovia.

Personalidad de Felipe V
El noble francés Louis de Rouvroy, duque de Saint-Simon hizo una pequeña
descripción generalizada del primer Rey de España31 de la Casa de Borbón cuando era
embajador de Francia en Madrid:

Felipe V, Rey de España, posee un gran sentido de la rectitud, un gran fondo de


equidad, es muy religioso, tiene un gran miedo al diablo, carece de vicios y no los
permite en los que le rodean.[cita requerida]
Louis de Rouvroy, Duque de Saint-Simon
Sin embargo, la historiadora francesa Janine Fayard afirma:32
El despacho le aburría, no sabía divertirse y al final de su vida este aburrimiento
le llevaría a sumirse en una inercia total, preso de una profunda melancolía
patológica. Solo la guerra lo sacó por breves momentos de su apatía congénita, lo
que le valió el sobrenombre de «animoso». Toda su vida estuvo dominado por sus
familiares. Pronto aparecieron caricaturas alusivas. Una de ellas lo muestra guiado
por el cardenal Portocarrero y el embajador de Francia, duque de Harcourt, con esta
inscripción: «Anda, niño, anda porque el cardenal lo manda»
En la misma línea que la historiadora francesa, el historiador Pedro Voltes destacó
el deterioro mental de Felipe V durante su vida. Así relata una de las múltiples
crisis que padeció:33

El príncipe Fernando fue admitido alguna que otra vez a la presencia de su padre,
que se había recluido en El Pardo. Allí pudo captar con sus propios ojos los
tragicómicos desatinos del soberano: se había empeñado en llevar siempre una camisa
usada antes por la reina, porque temía que le envenenasen con una camisa; otras
veces prescindía de esa prenda y andaba desnudo ante extraños; se pasaba días
enteros en la cama en medio de la mayor suciedad, hacía muecas y se mordía a sí
mismo, cantaba y gritaba desaforadamente, alguna vez pegó a la reina, con la cual
se peleaba a voces y repitió tanto sus intentos de escaparse que fue preciso poner
guardias en su puerta para evitarlo. Peor aún: en cierto momento en que pudo
disponer de papel y pluma, compuso rápidamente una carta de abdicación y la mandó
al presidente del Consejo de Castilla, supremo órgano de gobierno, para que
reuniera a los consejeros y los enterase de que cedía la corona, al príncipe
Fernando, su heredero. El presidente, arzobispo de Valencia, era adicto a la reina
y entretuvo la carta hasta informar a ésta. Isabel Farnesio se espantó y encolerizó
y mandó reforzar la vigilancia sobre su esposo.
Una valoración parecida es la que realiza el también historiador Ricardo García
Cárcel:34
Felipe V reinó dos veces. Hay ciertamente un primer Felipe, antes de 1724, que
quiso ser rey... Pero tras la muerte de su hijo Luis, el Felipe V que vuelve a
ejercer como rey ya no será el mismo. Kamen vio la abdicación no solo guiada por
motivos religiosos —versión oficial—, sino producida por la incidencia de la
enfermedad depresiva que se manifestaba ya de manera galopante. [...] El segundo
Felipe es un rey, ante todo, consorte de su mujer, Isabel Farnesio, que usó con
frecuencia la frase «el rey y yo», como emblema de una singular monarquía dual en
la que quien tomaba las decisiones era la reina. El estado psicopatológico de
Felipe a lo largo de estos años fue calamitoso —aunque la enfermedad viniera de
lejos— y hay que valorar positivamente el cierto descaro de Kamen a la hora de
romper con las pudorosas valoraciones de la psicología del rey por parte de la
historiografía romántica, que siempre prefirió creer en un rey secuestrado en la
alcoba por su mujer —como lo creía Macanaz— antes que un rey inhabilitado
mentalmente para reinar
Condecoraciones
Condecoraciones españolas
Gran maestre de la Orden del Toisón de Oro
Gran maestre de la Orden de Montesa
Gran maestre de la Orden de Alcántara
Gran maestre de la Orden de Calatrava
Gran maestre de la Orden de Santiago
Condecoraciones extranjeras
Caballero de la Orden del Espíritu Santo (Reino de Francia)
Caballero de la Orden de San Miguel (Reino de Francia)
Matrimonios e hijos
Primer matrimonio
Felipe V de España contrajo matrimonio con su prima, María Luisa Gabriela de Saboya
(17 de septiembre de 1688-14 de febrero de 1714), el 2 de noviembre de 1701 y
tuvieron cuatro hijos:

[mostrar]Descendencia de Felipe V y María Luisa Gabriela de Saboya


Segundo matrimonio
Contrajo segundas nupcias con Isabel Farnesio (25 de octubre de 1692-11 de julio de
1766) el 24 de diciembre de 1714; tuvieron siete hijos:

[mostrar]Descendencia de Felipe V e Isabel Farnesio

Retrato de la familia de Felipe V, por Louis-Michel van Loo (c. 1743). Óleo sobre
lienzo, 408 x 520 cm, Museo del Prado (Madrid); en el retrato se observa al infante
Fernando de España (futuro Fernando VI), a su esposa, Bárbara de Braganza, a los
reyes Felipe V e Isabel Farnesio, al Infante Felipe (futuro duque de Parma) con su
esposa Luisa Isabel de Borbón, a la Infanta Mariana Victoria de España, al Infante
Don Carlos (futuro Carlos III), con su esposa, María Amalia de Sajonia, y a las
Infantas María Antonia, María Teresa Rafaela e Isabel.
Ancestros
[mostrar]Antepasados de Felipe V de España
Predecesor:
Carlos II de España Escudo de Felipe V de España Toisón y Espiritu Santo Leones
de gules.svg
Rey de España
1700-1724 Sucesor:
Luis I
Coat of Arms of the King of Spain as Monarch of Milan (1700-1714).svg
Duque de Milán
1700-170635 Sucesor:
Carlos de Habsburgo
(intitulado como Carlos III de España)6
Coat of Arms of Philip V of Spain as Monarch of Naples.svg
Rey de Nápoles
1700-170723
Rey de Cerdeña
1700-170834
Soberano de los Países Bajos35
1700-17117 Sucesor:
Maximiliano II Manuel de Baviera
Coat of Arms of Philip IV of Sicily.svg
Rey de Sicilia
1700-17131 Sucesor:
Víctor Amadeo II de Saboya
Predecesor:
Luis I Escudo de Felipe V de España Toisón y Espiritu Santo Leones de
gules.svg
Rey de España
1724-1746 Sucesor:
Fernando VI
Notas
Dyer, Thomas Henry. The history of modern Europe from the fall of Constantinople:
in 1453, to the war in the Crimea, in 1857, Volumen 3, Ed. J. Murray, (1864), pág.
206. En Google Books.
Fecha de la conquista de Gaeta Bromley, J.S., The rise of Great Britain and
Russia, 1688-1725, Volumen 6 de The New Cambridge Modern History, Ed.CUP Archive
(1970). El 7 de julio ya había caído Nápoles A handbook for travellers in southern
Italy, ed. J. Murray (1868),Thomas, Francis Sheppard, Historical notes, 1509-1714,
volumen 2, Ed. G.E. Eyre and W. Spottiswoode, (1856)
En el artículo 30 del tratado de Baden (7 de septiembre de 1714) Francis Coghlan,
Hand-book for central Europe, ed. H. Hughes (1845), el rey de Luis XIV de Francia
reconoció al Emperador la posesión de los territorios que entonces poseía en
Italia, y el 30 de abril de 1725, en el artículo 5 del tratado de Viena, el rey
Felipe V de España hizo similar reconocimiento.
Fecha de la rendición del virrey borbónico, marqués de Jamaica Thomas, Francis
Sheppard, Historical notes, 1509-1714, volumen 2, Ed. G.E. Eyre and W.
Spottiswoode, (1856), Smyth, William Henry, Sketch of the present state of the
island of Sardinia, ed.John Murray (1828)
Burrows, Donald, The Cambridge companion to Handel. Cambridge companions to music,
ed. Cambridge University Press, (1997)
Pütz, Wilhelm, Manual of ancient geography and history, ed.D.Appleton (1857)
Recherches sur les monnaies des comtes de Namur, Renier Hubert, Ghislain Chalon,
(1860). No obstante, en la Batalla de Ramillies, el 23 de mayo de 1706, los aliados
del rey rival de España Carlos III se habían ya apropiado de gran parte del
territorio.
Carlos II
Biografía de Carlos II
Thomas Henry Dyer, The history of modern Europe from the fall of Constantinople:
in 1453, to the war in the Crimea, in 1857, Volumen 3, Ed. J. Murray, (1864),
pág.175
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Mestre y Pérez García, 2004, p. 506. «La derrota del ejército francés en el norte
de Italia permitió a los austríacos llegar a Roma, que fue sitiada. El papa
Clemente XI, acosado por el embajador imperial, marqués de Prié, cedió a la firma
de dos tratados el 15 de enero de 1709. El primero, militar, apenas tenía
trascendencia para España. En cambio, el segundo de carácter político, entrañaba el
reconocimiento del archiduque como rey en abstracto, pero sentaba las bases para
una posterior aceptación como rey católico de España»
Mestre y Pérez García, 2004, pp. 506-507.
Mestre y Pérez García, 2004, pp. 507-508.
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Floristán, Alfredo: Edad Moderna. Historia de España.
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Voltes, 1998, pp. 26-30.
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Página web oficial
Voltes, 1998, pp. 83-89.
En 2011 se descubrió un grabado, obra de Juan Bautista Ravanals y fechado en 1701,
que reproduce el primer retrato que se realizó del rey; cf. Carmen Velasco, «Felipe
V regresa en un grabado inédito», lasprovincias.es, 28-6-2011, consultado el 14-8-
2011.
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Voltes, 1998, pp. 44-45.
García Cárcel, 2002, p. 135.
Señor de los Países Bajos es una forma descriptiva de denominar al soberano de la
herencia remanente del bloque territorial constituido en la Pragmática Sanción de
1549 y hacía referencia los títulos de Duque de Brabante, Limburgo, Luxemburgo y
Güeldres, Conde de Flandes, Henao y Namur, Margrave del Sacro Imperio Romano y
Señor de Malinas. A éstos se le añadían los títulos nominales de Duque titular de
Borgoña y Lotaringia, Conde Palatino de Borgoña, Conde de Artois y Señor de Salins,
procedentes de la Convención de Augsburgo (1548) Archivado el 12 de septiembre de
2008 en Wayback Machine..
Bibliografía
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frustración de un Imperio. Vol. V de la Historia de España, dirigida por Manuel
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Enlaces externos
Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia Felipe V
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Felipe V de España.
Biografía de Felipe V ofrecida por la Biblioteca M. Cervantes
«Felipe V, un rey moderno» (especial con motivo del tercer centenario del comienzo
de su reinado), ABC Cultural, 28-10-2000.
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