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TOMA DE POSESIÓN DE UN NUEVO PÁRROCO

Se inicia la Misa con la señal de la cruz, el saludo y la siguiente monición.

Monición inicial:

Estamos reunidos hoy en asamblea eucarística para recibir al nuevo párroco de esta
comunidad parroquial de Nuestra Señora de Carmen.

Esta asamblea es expresión viva del Misterio de la Iglesia, Pueblo de Dios, congregado
alrededor de la Palabra de vida y de la Mesa del sacrificio, para celebrar el misterio de
Cristo.

En esta celebración el Padre Jairo Antonio Gómez Males, se pone desde al servicio de esta
comunidad cristiana, para hacer de sus fieles familia en la fe, confirmada por el culto y
apremiada por la caridad. A continuación se hará lectura del decreto de nombramiento.

Se lee el decreto de nombramiento.

Entrega de las llaves del Templo

Presidente: Recibe las llaves del Templo, como signo del inicio de tu ministerio en esta
parroquia y como custodio de este lugar santo.

El Párroco: Yo las recibo y me comprometo a cuidar de este sagrado lugar. Y pido a Dios
que me conceda ser llave que abra los corazones, para que el Reino de Dios nazca y crezca
en los hijos de esta comunidad de parroquial de Nuestra Señora del Carmen que me ha sido
encomendada.

Continúa la misa como de costumbre.

El Evangelio debe ser anunciado por el nuevo párroco, el cual se sitúa delante del
Presidente para recibir, de pie, el Evangeliario y pedir la bendición.

El Presidente entrega al nuevo párroco el libro de los Evangelios con estas o parecidas
palabras:

Recibe el Evangelio de Cristo, del cual fuiste constituido mensajero; anuncia su mensaje de
salvación con deseo de enseñar y con toda paciencia, por medio de la catequesis y de la
homilía, ayudando a tus hermanos a conformar su vida con la Palabra de Dios.

El nuevo párroco responde: Amén.

En la homilía, el Presidente explica a los fieles las funciones del párroco e ilustra el
significado de los ritos que van a tener lugar. Después de la homilía, si la liturgia del día lo
prescribe se hace la profesión de fe.
RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DE LA ORDENACIÓN

Querido hijo: Delante del pueblo que se entrega a tu cuidado pastoral, renueva las promesas
que hiciste en tu ordenación.

¿Estás dispuesto a desempeñar siempre el ministerio sacerdotal como buen colaborador del
orden episcopal, apacentando el rebaño del Señor y dejándote guiar por el Espíritu Santo?

El párroco responde: Sí, estoy dispuesto.

El Presidente: ¿Estás dispuesto a presidir fielmente la celebración, de los misterios de


Cristo, para alabanza de Dios y santificación del pueblo cristiano, según la Tradición de la
Iglesia?

El párroco: Sí, estoy dispuesto.

El Presidente: ¿Realizarás el Ministerio de la Palabra preparando la predicación del


Evangelio y la exposición de la fe católica con dedicación y sabiduría?

El párroco: Sí, lo haré.

El Presidente: ¿Quieres unirte cada día más a Cristo, sumo Sacerdote, que por nosotros se
ofreció al Padre como víctima santa y con Él consagrarte para la salvación de los hombres?

El párroco: Sí quiero hacerlo, con la ayuda de Dios.

El Obispo (Si es él quien preside):


¿Prometes obediencia y respeto a mí y a mis sucesores?

Si quien preside es un sacerdote delegado por el Obispo: ¿Prometes obediencia y respeto a


tu Obispo, Mons. Jaime Uriel Sanabria Arias?

El párroco: Prometo.

El Presidente: Dios, que comenzó en ti la obra buena, Él mismo la lleve a término.


ENTREGA DE LOS LUGARES DE LA CELEBRACIÓN

Según las circunstancias, se puede organizar una procesión precedida del turiferario, con la
cruz, las candelas y los ministros, en la que el Presidente, recorriendo la iglesia, hace
entrega al nuevo párroco de los lugares en los que ha de desempeñar su ministerio: la sede
presidencial, la capilla del Santísimo sacramento, el bautisterio, la sede penitencial, por el
orden en que se encuentran en la iglesia.

Comentador:
El Presidente de la celebración se dirige ahora hacia los lugares que, en el interior del
Templo, expresan el ministerio que desempeñará el nuevo párroco a favor de su
comunidad.

Comentador:
El Bautisterio alberga la Fuente Bautismal donde nacen los hijos de Dios. Por el Bautismo
somos incorporados a la muerte de Cristo y nos hacemos partícipes de su resurrección.
Misión fundamental del Párroco será bautizar y educar en la fe a los nuevos hijos de Dios
para que vivan según la voluntad divina.

El Presidente:
«Esta es la fuente de vida que mana del costado de Cristo y limpia los pecados del mundo.
Este es el seno materno de la Santa Madre Iglesia que engendra hijos para la eternidad. En
esta fuente bautismal harás renacer, por el agua y el Espíritu Santo, tanto los niños que te
presenten los padres cristianos, como los adultos que se conviertan a la fe».

El párroco inciensa este lugar

***

Comentador:
El Confesionario es el lugar en el que el cristiano renueva la gracia sacramental y se
reconcilia con Dios y con los hermanos.

El Presidente:
En este lugar el Señor, a través de tu ministerio, realizará maravillas en los corazones
arrepentidos. Cuida, pues, de reconciliar con Dios a los fieles, que después del Bautismo,
hayan recaído en el pecado, y a aquellos que acudan a ti deseando convertirse más
plenamente a Dios, acógelos con corazón de padre.
El párroco inciensa este lugar

***

Comentador:
En el Sagrario la Iglesia reserva la Eucaristía, recordándonos la presencia sacramental del
Señor que nos invita a su encuentro en la oración y a unirnos más plenamente como
hermanos en su amor. El nuevo párroco adora la Reserva Eucarística, manifestando,
además, su servicio de cercanía y consuelo para con los enfermos de esta comunidad, al
distribuirles la sagrada comunión.

El Presidente:
Recibe la llave del Sagrario. Conserva con todo cuidado el Pan Eucarístico, para llevarlo a
los enfermos y moribundos, a los ancianos y a cuantos no pueden tomar parte en la
Eucaristía. Procura también que tus fieles se dediquen a la adoración eucarística y cuida de
que esta luz permanezca siempre ardiendo para señalar la presencia del Señor.

El Presidente puede invitar al párroco a que abra la puerta del sagrario e inciense el
Santísimo Sacramento.

***

Comentador: La Sede presidencial recuerda a la asamblea que su Cabeza es Cristo. Desde


la Sede los ministros presiden a la comunidad, la guían y la sirven. Desde ella dirigirá el
pastor su oración y cuidará de su pueblo en la celebración de los divinos misterios.

El Presidente: Jesús, el Buen Pastor, es quien por medio de nosotros, sus ministros,
continúa anunciando el Evangelio y presidiendo la oración de los fieles. Tú, también, como
cooperador de tu Obispo, ocupando esta Sede, serás la imagen de Jesucristo, predicarás su
evangelio y presidirás la oración de la Iglesia que se reúne en esta Parroquia.

El párroco se sienta por un instante en la sede principal


Después se hace la Oración de los fieles.
Sigue la misa como de costumbre. Después de la oración postcomunión, el nuevo Párroco
se dirige a la comunidad con unas breves palabras.
ORACIÓN DE LOS FIELES

Elevemos a Dios nuestras plegarias para darle gracias por el bien que hace a su Iglesia a
través del ministerio de los presbíteros y para pedirle que este servicio no falte nunca a su
Pueblo Santo.

A cada petición respondemos: Oh Señor, escucha y ten piedad

— Por la Iglesia santa de Dios: para que siga siendo testimonio vivo de verdad y de justicia
y siga mostrando al mundo la auténtica riqueza de los hijos de Dios: Cristo, camino, verdad
y vida.

— Por nuestro Obispo Jaime Uriel Sanabria Arias , para que en su ministerio pastoral se
encuentren asistidos por la fuerza del Espíritu Santo y confortados por la constante
adhesión de todos los fieles.

— Por el padre Jairo Antonio Gómez Males , quien da inicio a una nueva etapa de su vida
sacerdotal en esta comunidad: para que sea incansable en el anuncio de la Palabra y en el
servicio de esta porción del pueblo santo de Dios, roguemos al Señor.

— Por los sacerdotes que han regido en esta parroquia: para que el Señor les dé el premio
merecido por su servicio generoso y fiel, roguemos al Señor.

— Por las vocaciones sacerdotales y religiosas: para que nunca falten en la Iglesia ministros
de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios, roguemos al Señor.

— Por todos los presentes: para que el Señor nos dé la gracia de formar una comunidad
viva y misionera, bajo la guía de nuestros pastores, roguemos al Señor.

Padre Santo, que has querido servirte del ministerio de los presbíteros para hacer a tu
pueblo partícipe de la salvación, acoge nuestras súplicas y oraciones y haz que aumente el
número de los que responden a tu llamada con disponibilidad generosa y fiel. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

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