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TEMA # 2

2. LA FILOSOFÍA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR.


2.1. Emmanuel Kant:
Kant ha sido uno de los filósofos más destacados y ha inspirado a
millones de personas, siendo el filósofo más leído y discutido en las
facultades de educación y de filosofía en el mundo. Nació en la ciudad
de Koenisberg, de donde no salió en toda su vida. Era tan metódico que
sus contemporáneos y vecinos señalaban que se podía poner el reloj a la
hora porque su paseo al caer la noche se hacía siempre a la misma hora
exacta. Si bien su vida parece aburrida, ya que no se casó ni tuvo
descendientes ni tampoco viajó, su vida intelectual en cambio fue
emocionante. Siempre se le consideró un gran maestro y sus clases
eran populares en la Universidad de su región. Lo que llama la atención
en los lectores dedicados, es la enorme masa de conceptos nuevos y a
los cuales les dio nombre, que acuñó en sus publicaciones. Estas son
bastante densas y creo firmemente que pocos filósofos profesionales lo
han leído completa y detalladamente. Entre los estudiantes actuales
suelen circular libritos con el nombre de Todo Kant resumido o Kant al
alcance de todos, lo que en justicia no es posible, por la complejidad
teórica y el lenguaje altamente especializado, que requiere más
conocimientos de filosofía de parte del lector o estudiante. Sin embargo,
su Pedagogía es una obra que se lee con facilidad. 
Durante toda su vida profesional Kant estuvo relacionado con la
pedagogía, puesto que fue profesor universitario bastante exitoso por el
interés que despertaba en sus estudiantes y porque era innovador en la
cátedra. En su época la Universidad de Koenisberg había incorporado la
formación profesional de maestros y por lo mismo pidió a todos sus
académicos que en forma rotatoria dictasen clases relacionadas con la
enseñanza. A Kant le correspondió en el año académico 1786-1787 y
con su habitual rigurosidad preparó esas lecciones saliéndose de la
metodología tradicional imperante y prefirió escoger un libro de la época
y discutirlo en la clase. Escogió como autor de su preferencia a
Rousseau, filósofo al que admiraba. En su casa, austera y propia de un
solterón, solamente tenía un cuadro, que era justamente un retrato de
Rousseau. Como se disponía en el año citado de un manual introductorio
al pensamiento rousseniano, escrito por el educador y filósofo Basedow,
titulado Das Elementalwerk, lo empleó como texto del curso y a través
de sus comentarios siguió el razonamiento educacional de Rousseau.
Esas clases dieron origen al libro titulado Uber Pedagogik. En educación
se le recordará siempre por ese pequeño libro, donde expresa sus ideas
y titulado sencillamente Pedagogía (1803), que todos los educadores
deberían haber leído. Comienza señalando:
El hombre es la única criatura que ha de ser educada. Entendiendo por
educación los cuidados (sustento, manutención), la disciplina y la
instrucción, juntamente con la educación Según esto, el hombre es niño
pequeño, educando y estudiante. 
…. La educación es un arte, cuya práctica ha de ser perfeccionada por
muchas generaciones. Cada generación, provista de los conocimientos
de las anteriores, puede realizar
constantemente una educación que desenvuelva de un modo
proporcional y conforme a un fin, todas las disposiciones naturales del
hombre, y conducir así toda la especie humana a su destino. La
Providencia ha querido que el hombre deba sacar el bien de sí mismo y
le habló, por decirlo así: 
«¡Entra en el mundo!; yo te he provisto de todas las disposiciones para
el bien. A ti toca desenvolverlas, y, por tanto, depende de ti mismo tu
propia dicha y desgracia.» El hombre debe desarrollar sus disposiciones
para el bien; la Providencia no las ha puesto en él ya formadas; son
meras disposiciones y sin la distinción de moralidad. El hombre debe
hacerse a sí propio mejor, educarse por sí mismo, y, cuando malo, sacar
de sí la moralidad.
Como puede advertir el lector informado, Kant se anticipa a Rawls al
señalar que el hombre carece al nacimiento de los valores como la
bondad, la amistad, la belleza, la solidaridad y que es labor de la
educación formal y de la familia inculcarlos en el niño.

Otra idea importante en la pedagogía kantiana está en considerar que la


educación es el problema más grande al que tiene que enfrentarse el ser
humano; tanto así que si los problemas esenciales del ser humano se
pudieran reducir a dos, éstos serían el ya indicado y el otro es el de
gobernarlo; por tanto hay que dedicarle la atención que ambos temas se
merecen. Ya el asentar esta problemática pone al filosofó en el camino
de la reflexión más ardua y que pese a la dedicación de mentes
esclarecidas, la educación es siempre una preocupación que no tiene la
solución más conveniente. La tercera afirmación válida de Kant es que el
hombre llega a serlo solamente por la influencia de la educación: el
hombre llega a ser hombre exclusivamente por la educación, el por qué
es difícil la tarea se debe a que el hombre debe perfeccionarse a sí
mismo, pasando la tarea a las nuevas generaciones, por lo cual la
pedagogía trasciende a la historia. La racionalidad de Kant ante este
fenómeno humano da paso a los sentimientos, lo que no vemos en otras
de sus obras. Kant se emociona, y ante la pedagogía se transforma en
idealista, porque gran parte de su vida la dedicó a la enseñanza, que fue
desde muy joven su trabajo y su forma de vida. 
El filósofo es consecuente con su teoría sobre el deber, que conlleva a la
disciplina, es decir, el sacrificio de los placeres para cumplir con el
objetivo vital del ser humano: cumplir con su deber, no por obligación,
sino por una convicción interna. Veamos con sus propias palabras lo que
pensaba acerca de la disciplina como requisito para poder educar al ser
humano:
El género humano debe sacar poco a poco de sí mismo, por su propio
esfuerzo, todas las disposiciones naturales de la humanidad. Una
generación educa a la otra. El estado primitivo puede imaginarse en la
incultura o en un grado de perfecta civilización. Aun admitiendo este
último como anterior y primitivo, el hombre ha tenido que volverse
salvaje y caer en la barbarie. 
La disciplina impide que el hombre, llevado por sus impulsos animales,
se aparte de su destino, de la humanidad. Tiene que sujetarle, por
ejemplo, para que no se encamine, salvaje y aturdido, a los peligros.
Así, pues; la disciplina es meramente negativa, esto es, la acción por la
que se borra al hombre la animalidad; la instrucción, por el contrario, es
la parte positiva de la educación. 
La barbarie es la independencia respecto de las leyes. La disciplina
somete al hombre a las leyes de la humanidad y comienza a hacerle
sentir su coacción. Pero esto ha de realizarse temprano. 
Así, por ejemplo, se envían al principio los niños a la escuela, no ya con
la intención de que aprendan algo, sino con la de habituarles a
permanecer tranquilos y a observar puntualmente lo que se les ordena,
para que más adelante no se dejen dominar por sus caprichos
momentáneos. 
Pero el hombre tiene por naturaleza tan grande inclinación a la libertad,
que cuando se ha acostumbrado durante mucho tiempo a ella, se lo
sacrifica todo. Precisamente por esto, como se ha dicho, ha de aplicarse
la disciplina desde muy temprano, porque en otro caso es muy difícil
cambiar después al hombre; entonces sigue todos sus caprichos.
Para los educadores de profesión hay una idea fundamental en Kant,
que es bueno tenerla presente en quienes forman a los maestros y se
refiere a que la pedagogía es una ciencia que se debe cultivar y mejorar
continuamente:
El arte de la educación o pedagogía necesita ser razonado' si ha de
desarrollar la naturaleza humana para que pueda alcanzar su destino. 
Los padres ya educados son ejemplos, conforme a los cuales se educan
sus hijos, tomándolos por modelo. Si éstos han de llegar a ser mejores,
preciso es que la Pedagogía sea una disciplina; si no, nada hay que
esperar de ellos, y los mal educados, educarán mal a los demás. 
En el arte de la educación se ha de cambiar lo mecánico en ciencia: de
otro modo, jamás sería un esfuerzo coherente, y una generación
derribaría lo que otra hubiera construido.
Como puede verse en estas pocas citas, Kant tiene mucho que aportar a
los futuros pedagogos y es conveniente que sus maestros lean a este
autor con detenimiento, pues, aunque han pasado muchas
generaciones, el filósofo de Koenisberg aún tiene mucho que decirnos.
Por ejemplo, la siguiente cita es muy válida, se refiere a que solamente
los más doctos debieran tomar decisiones pedagógicas: La dirección de
las Escuelas debería depender sólo del juicio de los entendidos más
esclarecidos y esta es una verdad que convendría hacer saber a la
burocracia en cualquier lugar.

2.2. Aportes de Johann G. Fichte:

Fichte no aceptaba el argumento kantiano sobre la existencia de


los noumena o «cosas en sí», realidades suprasensibles más allá de las
categorías de la razón humana. Veía la rigurosa y sistemática separación
entre las «cosas en sí» y las cosas «tal y como se nos representan»
(phenomena) como una invitación al escepticismo.
En vez de aceptar dicho escepticismo, Fichte sugirió radicalmente que se
debía abandonar la noción de mundo noumenal (y la "cosa en sí") y en
su lugar aceptar el hecho de que la consciencia no tiene su fundamento
en el llamado «mundo real» representado imaginariamente como
"afuera" de la consciencia cognitiva. De hecho, Fichte es famoso por su
original argumentación de que la consciencia no necesita más
fundamento que ella misma: de esta forma, el conocimiento no parte ya
del fenómeno, sino del Sujeto en cuanto dota de sentido al mismo
proceso cognitivo. Es así que se crea el Idealismo: la realidad
epistemológicamente hablando, es un producto del sujeto pensante, en
contraposición al realismo ingenuo y al empirismo, el cual afirma que los
objetos a conocer existen independientemente del sujeto que los
percibe.
Esta noción finalmente se convirtió en la característica definitoria del
Idealismo Alemán y, por lo tanto, en la clave esencial para la
comprensión de la filosofía de Hegel. Fichte, aunque en alguna medida
rompe con el criticismo de Kant, es al mismo tiempo el enlace entre
Kant, -su maestro-, y el giro hacia el Sujeto que caracterizará a todo el
Idealismo Alemán. En este sentido y a pesar de las opiniones escritas de
Kant mismo, Fichte se ve a sí mismo como continuador consecuente de
la obra de Kant. Según Fichte (Fundamento de toda Doctrina de la
Ciencia) se trata en última instancia de proseguir las consecuencias
epistemológicas y ontológicas contenidas en la postulación del Sujeto
kantiano. Las categorías en Kant no tienen génesis, son dadas, son
innatas, mientras en Fichte las categorías sí tienen génesis, pues son
autopoyéticas, se construyen en la interacción universal y necesaria
entre el "Yo" y el No-Yo", y su síntesis.
En su famoso trabajo Fundamento del derecho natural, Fichte establece
que la autoconsciencia es un fenómeno social. Es decir, él afirma que,
aunque su existencia depende de los objetos del mundo externo, sin
embargo, la mera percepción de estos objetos externos depende de la
autoconsciencia. La solución de esta paradoja, para Fichte, es que un
ser racional adquiere su consciencia plenamente cuando es «evocado»
como consciente por otro ser racional fuera de él mismo.
A causa de esta necesidad de relación con otros seres racionales para la
consecución de la consciencia, Fichte afirma que debe haber una
«relación de derecho» en la cual haya un mutuo reconocimiento de
racionalidad por ambas partes. Fichte siempre estuvo vinculado a los
valores de la Revolución Francesa y a la defensa de su Patria dividida
frente a la Invasión de Napoleón y a la Poliarquía premoderna que la
gobernaba en desunión y sin Constitución. En economía desconfiaba del
Librecambismo, y sus consecuencias y abogó por llamado "Estado
comercial cerrado" que implica una economía regulada y solidaria, con
elementos de proteccionismo frente a la irracionalidad del mercado. Al
final de su vida, y con la Restauración y la Contrarreforma andante en
Alemania, se le acusó de Ateísmo y se le expulsó de la Universidad. De
origen humilde, logró estudiar con grandes sacrificios, fue admirador de
Kant, pero sus aportes tienen una originalidad propia. Fue además
iniciado en la Francmasonería en Suiza.
2.3. Prácticas pedagógicas de Herbert:
Pensar la educación de una sociedad permite no sólo su análisis
sino también desentrañar aquellos procesos, explícitos o no, que
condicionan su reproducción. De esta manera es posible
comprender las continuidades de los procesos histórico-políticos
que la atraviesan, pero también cómo de sus rupturas emergen
las particularidades del objeto. Partiendo de esta premisa,
indagar la obra de un autor como Herbert Spencer y su influencia
en la constitución del Sistema Educativo argentino habilita a
reflexionar sobre cómo las sociedades modernas pretendieron
reproducirse a sí mismas a raíz de configurar en
los currículo escolares, además de contenidos de orden
intelectual, aspectos morales y físicos. Precisamente, el principal
aporte que la pedagogía senserina ejerció sobre la instrucción
pública nacional fue que todo saber escolar deba cumplir con la
triada integra lista intelectual-moral-física. En este sentido, la
intención es analizar cómo la educación estatal funciona como
vehículo para gobernar los cuerpos a través de gestionar sus
moralidades.
En particular, el presente artículo pretende hacer dialogar las
ideas pedagógicas de Spencer –principalmente aquellas
planteadas en De la educación intelectual, moral y física– con los
postulados que provocaron la emergencia del Sistema Educativo
argentino hacia finales del siglo XIX, procurando observar
aquellos sentidos que otorgaron a la educación de los cuerpos.
Dentro de este marco de referencia, el objetivo es indagar
específicamente acerca de cómo a raíz de este contexto, y
teniendo como punto de partida la Ley de Educación Común de
1884 que establece la instrucción formal argentina, surge la
Educación Física como asignatura escolar encargada de
pedagogizar (y moralizar) los cuerpos.

APORTE DIDÁCTICO:
     Es necesario que el hombre aprenda todo aquello que es útil para la
vida.

PLANTEO EDUCATIVO
     La educación como una actividad teórica que practica es el Padre de
la Pedagogía positivista.

ANÁLISIS:
          La didáctica es una ciencia de toda educación ya que le da un
valor solamente utilitario para darle un conocimiento de lo simple a lo
compuesto así el hombre aprende todo aquello que es útil para la vida.
COMENTARIO:
 Como maestros debemos entender que hay temas que no son
indispensables ò bien de gran importancia para el futuro; por ello el
autor da a conocer que el hombre debe aprender lo necesario para tener
un conocimiento más amplio.

IMPLICACIONES:

Encontrar métodos que hagan que el aprendizaje se logre de una


manera más rápida sin necesidad de tanta práctica.

2.4. Teorías de Spencer sobre la educación.

En su obra “estática social” se pregunta por qué es necesaria la


educación, ya que creía que el niño crecería espontáneamente
asta convertirse en un ser humano normal, como ocurre en la
naturaleza. Puesto que la educación debe de reprimir a los niños
las características del hombre incivilizado, siendo en todo caso la
educación una forma de obligar a que se desaparezcan la
imperfecciones de ser humano, de esta forma es innecesario y de
acuerdo con las leyes de la naturaleza la educación evoluciona
como consecuencia de su adaptación a los cambios en la
sociedad.

Entendía que a mediad que la sociedad evoluciona, de


conformidad con sus leyes, no habría necesidad de una
educación organizada e incluso lo que puede hacer es
únicamente retrasar el proceso de cambio social, a comparación
de las afirmaciones actuales que dicen que la educación es la
única forma de cambiar a la sociedad.

Dos de sus principios fundamentales hacen un análisis de la


educación: el primero que la educación sigue una evolución
parecida a la de los individuos y a la sociedad, el segundo acerca
de la heterogeneidad de los sistemas de educación en el proceso
de evolución y se quejaba de lo que se enseñaba en las escuelas
no tenía ninguna utilidad práctica y por ultimo sostiene que no
es posible perfeccionar un sistema de educación hasta que no se
haya determinado una psicología racional.

2.4. Principios teóricos de la educación por Renouvier:

Para la inmensa mayoría de los intelectuales españoles es


Carlos Renouvier, poco menos que ignorado. Nuestros críticos,
con la sola excepción, que yo sepa, del docto pedagogo y
publicista Luis de Zulueta, sólo hablaron incidentalmente del
autor de Le personnalisme, una de las figuras del mayor relieve
del alto intelectualismo francés. Por otra parte, nuestros
editores, que andan siempre a la husma de novedades literarias,
sin aquilatar, por lo general, el valor de las obras que dan a
traducir (y que se traducen comúnmente haciendo buena la
conocidísima frase italiana traduttore traditore), no han tenido,
interés ninguno en dar a conocer al público hispanoamericano a
Renouvier, que fue un gran filósofo, un eminente crítico de
Historia, un pedagogo clarividente y un moralista insigne.

En Francia, en estos últimos tiempos, se ha estudiado


bastante a fondo la doctrina de Renouvier; pero es evidente que
el público culto de la vecina nación no dispensó al egregio
publicista los honores que prodigara a otras, como Tarde y
Fouillée, que, en mi sentir, no tenían una personalidad tan
acentuada y original. La crítica, singularmente la alemana y la
escandinava, suplieron, en parte, la fría reserva de los franceses
para con su compatriota, haciendo justicia al valor indudable de
la obra de Renouvier como concepción sistemática, solidamente
arquitecturada y que responde a una idea-eje, a un pensamiento
central: el neocriticismo, considerado en su aspecto integral.

Harold Höffding, el más perspicaz y profundo de los [128]


historiadores y críticos de la filosofía, denomina a Carlos
Renouvier el Néstor de la Filosofía contemporánea, dedicándole
en su libro Filósofos contemporáneos un concienzudo estudio en
el que, al parangonarle con Renán, afirma que es su antípoda.

Carlos Renouvier nació en Montpellier a 1º de enero de 1815,


y allí cursó la segunda enseñanza. En 1874 trasladóse a París e
ingresó en la Escuela Politécnica, donde sólo permaneció dos
años. Su resuelta vocación por la filosofía y las disciplinas
sociales le hizo abandonar las Ciencias exactas. Debutó como
especulador, concurriendo a un concurso abierto por la Academia
de Ciencias Morales y Políticas de París, donde desarrollo el tema
«Histoire critique du cartesianisme». Este trabajo, que valió a
Renouvier una mención honorífica, apareció en 1842 formando
parte de un volumen titulado Manuel de Philosophie
moderne, que le dio a conocer ante el mundo docto,
conquistándole una gran consideración.

En 1844 dio a la estampa otro volumen con el título


de Manuel de Philosophie ancienne, que, con el primero,
constituye una historia bastante completa de la Filosofía. Al
mismo tiempo que aparecían los dos Manuales colaboraba en la
Encyclopedie Nouvelle, que fundaron y dirigieron Pedro Leroux y
Juan Reynald. Los artículos «Descartes», «Fatalisme»,
«Fermat», «Fitche», «Ficia», «Force», «Pantheisme» y
«Philosophie» son debidos a su pluma.

En 1848, después de la revolución de febrero, bajo los


auspicios de Hipólito Carnot, ministro a la sazón de Instrucción
pública, publicó el opúsculo Manuel Républicain de l’homme et
du citoyen. Este pequeño volumen, que contenía algunas
afirmaciones del socialismo sansimoniana, promovió vivísimas
discusiones y fue denunciado a la Asamblea Constituyente
cuando ya había merecido la aprobación oficial, lo que determinó
la caída del Ministerio, que con este motivo fue verdaderamente
combatido por sus adversarios.

En 1851 Renouvier, de acuerdo con sus amigos los


demócratas socialistas, y entre ellos personalidades tan
prestigiosas como Fauvety, Charrassin y Erdan, redactó un
proyecto de organización municipal y central de la República,
que apareció primeramente en forma de [129] cuadernos y más
tarde en un volumen. Por aquel mismo tiempo fue Renouvier uno
de los más asiduos colaboradores del periódico Liberté de
pensée, que contribuyó poderosísimamente a difundir los
principios de la emancipación de la conciencia, siendo una de las
publicaciones intelectuales más cultas y avanzadas de aquella
época.

Renouvier, después del golpe de Estado de 2 de Diciembre, se


consagró predominantemente a la Filosofía, dejando de lado la
actuación pública y concentrando su actividad en los estudios de
gabinete. Su preocupación principal fue reformar el criticismo de
Kant en lo que concierne al método y a la doctrina. Sin apartarse
ni un instante del plan concebido, trabajó intensamente,
colaborando en la Revue Philosophique, que dirigía el ilustre
Fauvety. En ella comenzó la publicación de una novela filosófica
muy curiosa, que bautizó con el nombre de Uchronie (La utopía
en la Historia) y que no apareció en volumen hasta 1876.

Una de las obras más trascendentales de Renouvier es, sin,


duda, Essais de critique générale(1854-64-76 y 92), en la que
expuso los principios de su criticismo reformado, que se conoce
con la denominación de neocriticismo.

En 1868 fundó L’année philosophique, en colaboración con


monsieur Pillon, en quien halló un partidario de la doctrina
criticista reformada. La publicación fue interrumpida por los
acontecimientos de 1870-1871 y al año siguiente ambos
filósofos transformaron L’année philosophique en una Revista,
que en un principio fue semanal y más tarde mensual, con el
nombre de Critique Philosophique. El objetivo principal de
Renouvier y Pillon fue desenvolver los principios de la Filosofía
crítica, de la Moral racional y de la Política republicana.
La Critique Philosophique, cuyo primer número apareció en
febrero de 1872, dejó de publicarse a fines de 1898, habiendo
constituido uno de los esfuerzos más tenaces en pro de la
intensificación del pensamiento Francés en aquel lapso de
tiempo.

Independientemente de los trabajos de Revista, en que


predominaban la exposición y la crítica, Renouvier prosiguió su
obra personal, publicando en 1869 dos volúmenes nutridísimos
con el título genérico de Science de la morale, uno de sus más
importantes trabajos [130] En 1878 tradujo al francés, en
colaboración también con M. Pillon, el libro primero del Tratado
de la Naturaleza humana, del célebre filósofo inglés David Hume.
En 1879 recogió algunos de los ensayos publicados en la Critique
Philosophique, titulándolos Petit Traité de Morale a l’usage des
écoles primaires laiques, trabajo que obtuvo un señalado éxito y
que en 1882 hubo de reimprimir el autor, corrigiéndolo y
aumentándolo considerablemente. Este libro fue muy leído en
Francia y contribuyó en no pequeña parte a impulsar la corriente
laicista. En 1865 y 1886 coleccionó Renouvier algunos de los
ensayos publicados en la Critique Religeuse –suplemento
Trimestral de la Critique Philosophique– titulándolos Equisse
d’une classification systématique des doctrines philosophiques.
De 1890 a 1900 colaboró asiduamente en L’année
Philosophique, que apareció nuevamente bajo la dirección de M.
Pillon, al cesar la Critique Philosophique.
A partir de 1893 publicó las obras siguientes, que presentan
la doctrina neocriticista en sus distintos aspectos: Víctor Hugo:
le poète (1893), Les dilemmes de l’Histoire (1896-1897) –cuatro
volúmenes que constituyen un estudio monumental y que por sí
solos bastarían para labrar la reputación de un gran intérprete
del proceso de las sociedades–; La nouvelle modologie, en
colaboración con M. L. Prat (1899), Les dilemmes de la
Métaphysique pure (1900); Víctor Hugo: Le
Philosophe (1900); Histoire et solution des problèmes
metaphysiques (1901), y Le personalisme suivi d’une étude sur
la perception externe et la force (1902).

Carlos Renouvier falleció en Prades el 1° de septiembre de


1903. Poco después de su muerte sus amigos, y entre ellos L.
Prat, que sentía una devoción muy sincera por el maestro,
dedicaron a su memoria la obra Les derniers entretiens de
Charles Renouvier (1904) y salvaron el manuscrito inédito del
ilustre filósofo intitulado Critique de la doctrine de Kant (1905).

En algunas de las últimas obras de Renouvier se observa que


a su criticismo se sobrepone una tendencia [131] mística. Sin
embargo, su anhelo espiritual no llegó a sofocar su concepción
racionalista. Sea cual fuere la apreciación que se formule acerca
de la filosofía de Renouvier, no cabe negar que el egregio
publicista fue un temperamento especulativo que supo
ensamblar los datos que le ofrecía la observación con los
postulados metafísicos. Pueden oponerse muchos reparos a su
obra; pero es indudable que el filósofo de Montpellier ha sido
uno de los entendimientos más fuertes y cultivados que han
surgido entre la intelectualidad francesa en la segunda mitad del
siglo pasado.

2.5. EL COSMOLOGISMO:

EDUCACIÓN Y CONCEPTO DEL HOMBRE

2.5.1 ¿QUE ES EDUCAR? Para algunos es un proceso que termina con


la madures del individuo es obra de la escuela y de la familia. Para otros
es un proceso permanente que dura toda la vida. Ay quienes la
consideran como una transmisión de valores y conocimientos. Algunos
dicen que la educación Cosmologismo.-. Dice que el mundo en una
sociedad democrática e igualitaria. Concibe al hombre como un ser libre,
sus valores ya están en el desde que llega al mundo. Para el
cosmologismo el mundo es dios.2.5.2. El trascendentalismo sostiene
que el Hombre (su alma) es el centro espiritual del universo, pues
solamente en él podía hallarse la clave de la historia, de la naturaleza, y
aún del universo mismo.

2.5.3. La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia, 1650) Filósofo


y matemático francés. René Descartes se educó en el colegio
jesuita de La Flèche (1604-1612), donde gozó de un cierto trato
de favor en atención a su delicada salud. Obtuvo el título de
bachiller y de licenciado en derecho por la facultad de Poitiers
(1616), y a los veintidós años partió hacia los Países Bajos,
donde sirvió como soldado en el ejército de Mauricio de Nassau.
En 1619 se enroló en las filas del duque de Baviera; el 10 de
noviembre, en el curso de tres sueños sucesivos, René Descartes
experimentó la famosa «revelación» que lo condujo a la
elaboración de su método.

2.5.4 Que es el positivismo? El positivismo, se relaciona


básicamente, con ver cada actividad, de manera beneficiosa, ver
el mundo, con ojos triunfadores. El positivismo, está
estrechamente relacionado con la fe y la confianza en sí mismo.
Creer que todo nos va a salir bien, no es cosa sencilla, ni
tampoco asegura que así sea, sin embargo, nos llena de
convicción y fuerza interior para intentarlo. Básicamente el
positivismo, consiste en dejar a un lado lo negativo, aislar todo
sentimiento de fracaso y convertirlo en éxito y gozo. ¿Como se
logra el positivismo? Como previamente se mencionó, el
positivismo es un estado mental, no es más que una manera de
ver las cosas, y por tanto, puede ser modificado y transformado
en un hábito. Ser positivo, no se consigue de la noche a la
mañana, más, sin embargo, es más fácil de lo que muchos
piensan. Como seres humanos -poco educados en el tema-
permitimos que nuestras vidas se desarrollen en piloto
automático; cosa que no nos permite tomar decisiones en cuanto
a lo que queremos lograr, y el camino necesario para lograrlo.

2.5.5. Las Conductas “S” generan actitudes “A”: animo, amor,


aprecio, amistad y acercamiento. Las Conductas “R” por el
contrario generan actitudes “D”: Deprecación, desanimo,
desesperación y desolación. Conductas “S” Conductas “R”   
  Animo Amor Aprecio Amistad Acercamiento    
Depresión Desanimo Desesperación Desolación

2.5.6. El existencialismo:
FUNDAMENTO DEL TRANSCENDENTALISMO

El trascendentalismo americano que propone Emerson parte del fundamento


trascendental planteado por el filósofo alemán Immanuel Kant.

Fundamento del transcendentalismo Immanuel Kant

Dicho fundamento es que los objetos no son cognoscibles en sí


mismos, sino sólo a través de la estructura espacial, temporal y
categorial que el sujeto proyecta sobre el mundo.

Johann Gottlieb Fichte definió como idealismo trascendental a su


metafísica del Yo y del No-Yo. Friedrich Schelling elaboró el
sistema de idealismo trascendental y Arthur Schopenhauer llamó
trascendental a la reflexión dirigida no a las cosas sino a la
conciencia de ellas en cuanto meras representaciones.
A su vez Ralph Waldo Emerson, haciendo uso del fundamento
trascedental en su Ensayo sobre la naturaleza sostuvo que la
verdadera independencia del individuo se consigue con la
intuición y la observación directa de las leyes de la naturaleza.

Para Emerson, el ser humano cuando se encuentra en contacto


con la naturaleza, haciendo uso de la intuición y la observación,
es capaz de entrar en contacto con la energía cósmica, la fuente
creadora de la vida, identificada como Dios “u orden” por los
deístas, y como «totalidad» por los panteístas.
Desarrollo filosófico y aplicaciones.
Desarrollo filosófico y aplicaciones

El concepto filosófico de trascendencia fue desarrollado por el filósofo


griego Platón. Afirmaba la existencia de la bondad absoluta, que
caracterizó como algo más allá de toda descripción y como aprehensible
en último término sólo gracias a la intuición.

Filósofos religiosos posteriores, influidos por Platón, aplicaron este


concepto de trascendencia a la divinidad, manteniendo que Dios no
puede ser descrito ni comprendido en términos que son extraídos de la
experiencia humana.

La doctrina de que Dios es trascendente, en el sentido de existir fuera


de la naturaleza, es un principio fundamental en las formas ortodoxas
del cristianismo, el judaísmo, y el islam.

El filósofo alemán Immanuel Kant fue el primero en hacer una distinción


técnica entre los términos trascendente y trascendental.

Kant reservó el término trascendente para entidades como Dios y alma,


las cuales se cree existen fuera de la experiencia humana y son por lo
tanto incognoscibles; utilizó el término trascendental para indicar a
priori formas de pensamiento, es decir, los principios innatos con los que
la mente configura sus percepciones y hace inteligible la experiencia.

Kant aplicó el nombre filosofía trascendental al estudio del pensamiento


puro y sus formas a priori. Posteriores filósofos idealistas alemanes
influidos por Kant, de una forma muy acusada, como Johann Gottlieb
Fichte, Friedrich W.
Literatura trascendental

En un sentido más específico, trascendentalismo se refiere al


movimiento literario y filosófico que se desarrolló en los Estados Unidos
en la primera mitad del siglo XIX.

Aunque el movimiento fue, hasta cierto punto, una reacción frente a


ciertas doctrinas racionalistas del siglo XVIII, resultó muy influenciado
por el deísmo, que, si bien era racionalista, se opuso a la ortodoxia
calvinista.
El trascendentalismo supuso también un rechazo de las estrictas
actitudes religiosas puritanas procedentes de Nueva Inglaterra, donde
se originó el movimiento.

Más importante aún, los trascendentalitas estuvieron influenciados por


el Romanticismo, especialmente en aspectos como el examen de
conciencia, la exaltación del individualismo y el elogio de las bellezas de
la naturaleza y la humanidad.

En consecuencia, los escritores trascendentalitos expresaron


sentimientos semi-religiosos hacia la naturaleza, así como el proceso
creativo, y veían una conexión directa, o una correspondencia, entre el
universo (macrocosmos) y el alma individual.

La intuición, más que la razón, fue considerada como la facultad


humana más elevada. Este proceso fue considerado como inherente al
individuo, y toda la tradición ortodoxa se convirtió en sospechosa.

El trascendentalismo estadounidense nació con la fundación del Club


Trascendental en Boston en 1836.
RELACIÓN DEL ROMANTICISMO OSCURO Y EL
TRASCENDENTALISMO

El romanticismo oscuro es un subgénero literario estadounidense


surgido en el siglo XIX a partir del movimiento filosófico denominado
trascendentalismo. Las obras de este subgénero, pues, se vieron muy
influidas por el trascendentalismo, aunque no comulgaban con sus
ideas.

Relación del romanticismo oscuro y el trascendentalismo


El romanticismo oscuro, a grandes rasgos, se manifiesta mucho menos
optimista que aquél acerca de la condición humana, la naturaleza y la
divinidad. Los autores más representativos de la corriente son: Edgar
Allan Poe, Nathaniel Hawthorne, Herman Melville, y también se
adscriben a la misma la poetisa Emily Dickinson y el poeta italiano Ugo
Fosforo.
La expresión romanticismo oscuro proviene por un lado de su condición
pesimista y por otro de la influencia del primigenio movimiento
romántico. Su nacimiento se produjo a mediados del siglo XIX, como se
ha dicho, a partir del trascendentalismo.
Éste se originó en Nueva Inglaterra a cargo de intelectuales de
renombre como Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau y Margaret
Fuller, y cosechó gran prestigio más o menos desde 1836 hasta finales
de los 1840s.
El movimiento tuvo gran influencia en distintas áreas, como la literatura,
a medida que los escritores iban imbuyéndose de su doctrina.
Mientras tanto, ciertos autores, entre ellos los citados Poe, Hawthorne y
Melville, encontraron las ideas trascentalistas demasiado optimistas o
egoístas, y reaccionaron contra ellas a través de sus obras poéticas y
prosísticas; ésta sería la tendencia que daría origen al “Dark
Romanticismo

2.7. EL IDEALISMO:

El idealismo es una corriente de pensamiento que afirma que nuestra realidad está
determinada por nuestros pensamientos e ideas y suele ver las cosas desde una
perspectiva positiva y esperanzadora. Para el idealismo, la realidad de las cosas
es la última acción del pensamiento, algo que hay que alcanzar pensando,
descubriendo así un nuevo ser: el ser del pensamiento puro.

Por tanto, en el idealismo el conocimiento es entonces, una actividad elaboradora


de conceptos que van del hombre a las cosas, por ello, es anterior a la realidad de
las cosas. De igual manera, en el idealismo la mente actúa y es capaz de hacer
existir cosas que de otro modo no serían posibles como la ley, la religión, el arte o
las ciencias y sus afirmaciones son más radicales.

Por otra parte, se centra en la idea de reducir el mundo a una actividad del espíritu
y pretende identificar lo real con lo racional, el objeto con el sujeto o la conciencia.
Igualmente, considera que los humanos pueden ser mejorados desde el interior,
corrigiendo sus pensamientos y descubriendo el conocimiento que ya está desde
su nacimiento, por lo tanto, cuanto más perfectas son nuestras ideas, mejor
podemos servir al mundo.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expresado, se puede evidenciar que estas


dos corrientes de pensamiento difieren entre sí en función de la perspectiva que
plantean sobre las cosas y sobre el conocimiento. En tal sentido tenemos que:

EL REALISMO:
El realismo es una corriente de pensamiento que plantea que la realidad tiene
una existencia absoluta independiente de nuestros pensamientos, ideas e incluso
la conciencia. Sostiene que la única realidad es el mundo material y que el estudio
del mundo exterior es la única manera confiable de encontrar la verdad.

Para el realismo, el mundo es un fenómeno objetivo al cual se deben adherir


nuestras mentes, ya que, logramos más conocimiento a través del adecuado
estudio del mundo. Seguidamente, en el realismo el conocimiento se inicia en las
cosas, es decir, el conocimiento es posterior a la realidad de las cosas, ya que,
estas están ahí, independientemente de la persona y pueden llegar a ser
conocidas y contenidas en los pensamientos.

Asimismo, el realismo manifiesta que una persona es como una vasija vacía de
conocimiento, que sólo puede adquirir a partir de la observación y el análisis de las
cosas, es decir, el conocimiento debe venir desde el exterior de la persona.
Finalmente, esta filosofía fue la precursora del método científico, un sistema de
investigación basado en hechos objetivos.

Realismo Idealismo

Plantea que la realidad existe aunque la persona no la Plantea que la realidad conocida tiene existencia solo en
conozca. la medida que la persona la conoce.

Señala que a la realidad no le afecta el hecho de ser


Señala que a la realidad conocida le afecta el hecho de ser
conocida o no por la persona, es decir, su ser no queda
conocida, ya que, ésta existe solo porque se conoce.
modificado por haber sido conocida.

Afirma que la cosa conocida es independiente de la Afirma que la cosa conocida no es independiente de la
persona. persona.

2.8. El positivismo:

Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los


que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo
concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la
experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado
negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y
necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El positivismo es una mutilación
de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la metafísica, sino la ciencia
misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de
hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea general, la ley
que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso, el
positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.

·         Evolución.

El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático
francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas
se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al
filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y
tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En
general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la
humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las
fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el
Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde
unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la
humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no
obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía
contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte
fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales británicos
John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco Ernst
Mach.

·         Comte, Augusto (1798-1857).

Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en


Montpellier el 19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el
catolicismo tradicional y también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la
Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por
haber participado en una revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario
particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon,
cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del
pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de locura
en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en París el 5
de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo,
Comte ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social.
Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier
reconstrucción.
Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la
progresión de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que
denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó
estos estadios en su voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-
1842). Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o
ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o
estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o
positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy
elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio
metafísico los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas.
El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar
todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda la atención
debe centrarse en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de
llegar a generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y
comprobables. La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la
actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias
empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.
Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas
actitudes políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que
hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos
conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía
popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o "sociológico"
(término acuñado por Comte) de la organización política. Bastante crítico con los
procedimientos democráticos, Comte anhelaba una sociedad estable gobernada
por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia para resolver los
problemas humanos y para imponer las nuevas condiciones sociales.
Aunque rechazaba la creencia en un ser transcendente, reconocía Comte el valor
de la religión, pues contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de
Política Positiva (1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad
que estimulara una benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin
embargo, se deriva de su influencia en el desarrollo del positivismo.

·         La Ley de los tres Estados.

Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto
en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados,
fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una
filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:

·         Teológico.

 Metafísico.
 Positivo.
 Estado Teológico:
Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los
principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases
distintas:

·         Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder


mágico o divino.

 Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para


trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un
grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.
 Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan
reunidos y concentrados en uno llamado Dios.
En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la
humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a
caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu
humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del
estado teológico es irremplazable.

·         Estado Metafísico:

O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa


intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los
conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres,
su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino
a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de
principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien
inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se
va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los
poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran
entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como
socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo,
de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el
espíritu humano, antes de llegar a la adultes.

·         Estado Positivo:

Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La


mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus
leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es
inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es
la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las
cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los
fenómenos.

·         EL CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU POSITIVO.

El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber


positivo es la condición de que haya una autoridad social suficiente, y esto
refuerza el carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la
Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige
también, y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de
las cuales, en una domina lo militar.
Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia
católica; en la época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es
la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la
sociedad económica; es un período de transición, crítico y disolvente; el
protestantismo contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo
corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos, y en ella se
ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y
social.

·         EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.

Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no


queda un objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas; la filosofía se
convierte en teoría de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y
conciencia de sí propia. Pero la filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que
ocurre con el movimiento positivo del siglo XIX, que tiene muy poco que ver con la
filosofía.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que
efectivamente hace. Y hemos visto que:

1.       Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).

2. Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan originales


y tan nuevos como el ser social, histórica y relativa.
3. Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto de
que la sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha llegado
nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su fundador.
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el
que hace que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos
los positivistas, filosofía.

·         EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.

Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber


positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir,
sin saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas,
sino sólo leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas leyes; y las posee con
precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y
la reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el
carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero

2.9. El existencialismo:
El existencialismo es una corriente filosófica que persigue
el conocimiento de la realidad a través de la experiencia inmediata de la
propia existencia. De todas formas, no se ha desarrollado una teoría precisa
o exacta que defina claramente este concepto.

Lo que está claro es que este movimiento de la filosofía destaca al ser


humano individual como creador del significado de su vida. La temporalidad
del sujeto, su existencia concreta en el mundo es aquello que constituye al
ser y no una supuesta esencia más abstracta.
Los existencialistas no creen que el individuo sea una parte de un todo, sino
que cada ser humano es una integridad libre por sí misma. La existencia
propia de una persona es lo que define su esencia y no una condición
humana general.
En otras palabras, el ser humano existe desde que es capaz de generar
cualquier tipo de pensamiento. El pensamiento hace que la persona sea libre:
sin libertad, no hay existencia.

Esta misma libertad convierte al individuo en un ser responsable de sus


actos. Hay, por lo tanto, una ética de la responsabilidad individual. La
persona debe hacerse cargo de los actos que realiza en el ejercicio de su
libertad.
Surgimiento de este pensamiento
Este término fue el resultado de un intenso trabajo filosófico desarrollado
entre los siglos XIX y XX; en una búsqueda clara de la razón de la existencia
a partir de la individualidad, las emociones, las acciones y la responsabilidad
de cada individuo.

Se considera como padre del existencialismo al filósofo Soren Kierkegaard.


Fue él quien determinó que cada individuo es quien debe encontrarle un
sentido a su existencia. Y agregó que la mayor responsabilidad del ser
humano radica en vivir su propia vida de forma pasional y sincera, pese a los
mil obstáculos que puedan presentarse.
De todas formas, el término no se acuñó hasta la década del 40 y quienes lo
hicieron fueron los franceses Jean-Paul Sartre (1905–1980) y Albert
Camus (1913–1960). Considerados hoy como los máximos exponentes del
existencialismo.
Según lo explicó el propio Sartre el existencialismo es una forma humana de
entender la existencia. Posteriormente, se incluyó dentro de esta
ideología a pensadores de épocas anteriores como Hedegger, Nietzche o el
propio Kierkegaard.
Esta corriente puede dividirse en diversas escuelas; entre las mismas
podemos destacar: el existencialismo teísta (reflexiona sobre la existencia
de Dios y el Espíritu), el existencialismo ateo (niega lo divino) y
el existencialismo agnóstico (considera que la existencia de Dios es
irrelevante para la existencia humana).

2.10. El Marxismo:

El marxismo es una doctrina que tiene sus bases en las teorías que desarrollaron


los afamados Karl Marx y Friedrich Engels. Ambos intelectuales de origen alemán
reinterpretaron el idealismo dialéctico popularizado por Georg Wilhelm Friedrich
Hegel como materialismo dialéctico y propusieron la creación de una sociedad sin
distinción de clases. A las organizaciones políticas creadas según los lineamientos
de esta doctrina se las describe como marxistas. Cabe resaltar que además
de Hegel, otros pensadores han contribuido a la expansión del marxismo, tales los
casos de Adam Smith, David Ricardo, Ludwig Feuerbach y de los distintos
exponentes del socialismo utópico francés del siglo XIX.
La obra más importante del marxismo es “El capital” (“Das Kapital”, en
alemán). Marx público en vida sólo el primer tomo, que apareció en 1867. Los tres
libros restantes aparecieron entre 1885 y 1894, siendo editados por Engels a partir
de los manuscritos de Marx.
La propuesta fundamental de Marx, la que postula en “El capital” es alcanzar
una sociedad sin distinción de clases donde tanto el proceso de producción, como
las fuerzas productivas y las relaciones que surgen de la producción se conviertan
en un bien social. En esto se diferencia del capitalismo donde el trabajo es social
pero la apropiación del mismo es privada, donde se compra trabajo por dinero.
El análisis de las sociedades de Marx estaba basado en la división de clases de
propuesta por el capitalismo, la cual no coincidía en nada con la noción que el
intelectual tenía de lo que era una sociedad justa. Por un lado estaba la clase
trabajadora, a la que también llama proletariado, quienes venden su mano de obra
y reciben dinero a cambio, pero que no poseen los medios para la producción, los
principales responsables de otorgar riqueza a una sociedad (construyen, fabrican,
producen servicios, etc)a su vez esta clase se encuentra dividida en
proletariado ordinario (quienes consiguen trabajo fácilmente y reciben un pago
medianamente razonable por sus servicios)y lumpenproletariado (aquellos que
viven en la pobreza absoluta y no consiguen trabajos estables: inmigrantes,
prostitutas, mendigos, etc). La otra clase es la burguesía a la que pertenecen
quienes tienen los medios de producción y compran el servicio del proletariado
para su explotación. Esta clase puede dividirse en burguesía muy rica y pequeña
burguesía (estos últimos son quienes emplean la mano de obra pero además
deben trabajar: comerciantes, pequeños propietarios, campesinos con poca tierra,
etc).
La idea del marxismo es expropiar los medios de producción de la burguesía y
dejarlos en manos del proletariado a fin de que sean las clases trabajadoras las
únicas que se beneficien del fruto de su trabajo. De todos modos, este análisis no
incluye mecanismos de terminar con la división de clases. El anarquismo, surgido
años más tarde, se aferró a la idea de acabar con ellas, y sus pensadores
fundamentales Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin tacharon al marxismo de
incoherente al proponer una revolución dejando la existencia de un Estado.
Aseguraban que una verdadera revolución debe terminar no sólo con las
divisiones sociales de tipo económicas, sino también con las jerarquías políticas.
Sin embargo, la historia terminó dejando al anarquismo como una utopía todavía
más lejana que el propio marxismo.
En el campo de las religiones, el marxismo siempre ha sido totalmente contrario a
ellas. Existe una frase que dice que la religión es el opio de los pueblos que, pese
a que no se conoce si fue en verdad Marx, Nietzsche o Mao Tse Tung quien la
pronunció primero, puede definir claramente la opinión que los marxistas y
posteriormente comunistas tienen sobre las creencias religiosas. Cabe señalar
que para el marxismo la esencia de todo ser humano se encuentra en el conjunto
de sus relaciones con los demás individuos del grupo. Relaciones que son
espirituales y materiales y donde la conciencia individual y colectiva ocupa uno de
los lugares fundamentales.

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