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PRAGMÁTICA DE JUAN II, DE 8 DE FEBRERO DE 1427 (fragmento)

«Y por cuanto, según la experiencia lo demuestra, non embargantes las dichas leyes, los pleitos
se alargan, así en la mi casa y corte y chancillería como en las ciudades y villas y lugares de los
mis reinos y señoríos, por causa de las muchas y diversas y aun contrarias opiniones de doctores
que los letrados y abogados alegan y muestran cada uno por sí para fundamento de las
intenciones de las partes y exclusión de la intención de las otras partes en los pleitos y causas,
así criminales como civiles, que se tratan en la dicha mi casa y corte y chancillería como en las
dichas ciudades y villas y lugares de los dichos mis reinos y señoríos, por razón de lo cual
recrecieron muchas intricaciones y dudas en los tales pleitos, por la cual la justicia se alarga y los
tales pleitos duran mucho, de que se siguen a las partes muchos daños y costas y trabajos […].
Por ende yo, como rey y señor, queriendo obviar a las tales malicias y tirar en cuanto ser pudiere
los inconvenientes y daños y dispendios que de ello se siguen e proveer sobre ello de algún
remedio, de mi propio motu y cierta ciencia y poderío real absoluto establezco y quiero y mando
y ordeno por esta mi carta, la cual quiero que sea habida y guardada como ley y haya fuerza de
ley, bien así como si fuese hecha en cortes; que en los pleitos y causas y cuestiones, así criminales
como civiles y otros cualesquier, que de aquí adelante se movieren y comenzaren y trataren, así
ante mí como en el mi consejo, y ante los oidores de la mi audiencia y alcaldes y notarios y jueces
de la mi casa y corte, y ante cualesquier mis jueces […] que las partes ni sus letrados y abogados
ni otros algunos no sean osados de alegar ni aleguen ni mostrar ni muestren en los tales pleitos
y causas y cuestiones ni en alguno de ellos, antes de la conclusión ni después, por palabra ni por
escrito en otra manera alguna, por sí ni por otro, en juicio o fuera de juicio, por vía de disputación
ni de información ni en otra manera que sea, para fundación de su intención ni para exclusión
de la intención de la parte contraria ni en otra manera alguna, opinión ni determinación ni
decisión ni dicho ni autoridad ni glosa de cualquier doctor ni doctores ni de otro alguno, así
legistas como canonistas, de los que han sido hasta aquí después de Juan Andrés y Bartolo, ni
otrosí de los que fueren de aquí adelante, ni los jueces ni alguno de ellos los reciban ni juzguen
por ellos ni por alguno de ellos, so pena que el que lo alegare y mostrare, por el mismo hecho,
sin otra sentencia, sea privado del oficio de abogacía para siempre jamás y no pueda dende en
adelante abogar, y si fuere parte principal el que lo alegare, que por este mismo hecho pierda el
pleito si fuere actor, y si fuere procurador que por este mismo hecho dende en adelante no
pueda procurar por otro, y el juez o jueces de cualquier estado o condición, preminencia o
dignidad que sean que lo contrario hicieren de lo en esta mi ley contenido, que por ese mismo
hecho pierdan cualquier oficio u oficios de judicatura que por mi tuvieren y no puedan haber ni
hayan aquel ni otro para siempre jamás».

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