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Utilidad, absurdo y técnica

El colectivo barcelonés Alku propone con "Imbécil" una aproximación sarcástica a la computación:
una recopilación de software inservible para Mac, Linux y Windows que pervierte la funcionalidad de
las aplicaciones informáticas en favor de la ironía y el culto al absurdo.

Por Roc Jiménez de Cisneros y Anna Ramos

La actividad de Alku, como sello discográfico, entidad artística o plataforma multimedia, siempre ha
tenido que ver con el concepto de absurdo. Desde instalaciones como "Sitio" (1999) hasta el diseño
de las portadas o las recopilaciones con concepto (ver "El Formato is the Challenge", "X+Y=XY", o
"Un Tributo to James T. Russell"), un sentido del humor más o menos retorcido y un fiel culto a lo
inútil han sido dos de las constantes más evidentes desde la creación de Alku en 1997. Pero, por
descontado el surrealismo aplicado a la técnica no es ni nuevo ni patrimonio exclusivo de Alku. Si
hay que buscar antecedentes o referentes culturales a los que agarrarse, hay varias escuelas,
vertientes o posibles áreas de influencia de nuestro trabajo, tanto en el plano digital como en el
analógico.

De Heath Robinson al Chindogu, mecánica surreal


La filosofía que sustenta la tradición japonesa conocida como Chindogu ("chin": inusual, extraño.
"Dogu": herramienta) es aproximadamente la misma que inspiró al dibujante barcelonés Ramon
Sabatés a lo largo de cuatro décadas para concebir las viñetas del Profesor Franz de Copenhague
en la revista TBO. En ellas, el supuesto científico daba planos y detallados esquemas de sus
imposibles invenciones que, lejos de querer aportar soluciones a problemas reales, jugaban con la
idea de (in)utilidad en la tecnología, siguiendo los pasos de Heath Robinson: un ilustrador británico
que durante los años 30 popularizó en el Reino Unido la idea de "invento inútil" (hasta tal punto que
hoy, en Gran Bretaña, se denomina "Heath Robinson" a cualquier artilugio innecesariamente
complicado).
Con todo, las máquinas de Robinson y Sabatés no pasaron nunca de los bocetos, mientras que la
belleza del Chindogu japonés es que, además de pensarlo, uno debe poder construirlo (el segundo
de los diez mandamientos de su manifiesto). Un Chindogu es, en esencia, una invención mecánica
diseñada para solucionar un problema cotidiano, sólo que con vocación de "objeto inútil". En
realidad, los Chindogu son pequeños poemas visuales en forma de artilugio idiota que, incluso dando
soluciones a ese problema inicial, suele crear nuevos inconvenientes. "Es fundamental que sean,
desde un punto de vista práctico, (casi) totalmente inútiles", reza el primero de los mandamientos...
Kenji Kawakami, fundador y gurú del movimiento (www.chindogu.com) desde los ochenta, publica
periódicamente libros, recogiendo los más brillantes gadgets ideados y ejecutados por aficionados
de todo el mundo. Algunos ejemplos célebres son las gafas con embudo para una fácil aplicación de
gotas oculares, los zapatos de tacón con mini-paraguas para los días lluviosos o la máscara de
caucho para pescado (para no verle la cara cuando lo cortamos).
Describiendo estos inventos, no sería del todo descabellado decir que "tratan de cumplir un
propósito básico a través de procesos y medidas extremadamente complejas". Aunque esa
definición no fue creada para ilustrar los gadgets de Kawakami. Así es como el Webster's Third New
International Dictionary definía las creaciones de un dibujante y experto en mecánica norteamericano
llamado Rube Goldberg: incansable creador de inventos de dudosa aplicación, cuyo nombre, igual
que el de Heath Robinson en tierras británicas, es hoy sinónimo de "innecesariamente complicado"
en los Estados Unidos. Aunque desconocida por el gran público, la influencia de estos autores
(¿ingenieros?, ¿humoristas?) sobre el mundo de la técnica moderna es tan real que, por poner un
ejemplo célebre, una de las primeras máquinas de análisis automático construidas para Bletchley
Park durante la segunda Guerra Mundial con la misión de desencriptar los mensajes cifrados
alemanes, se bautizó con el nombre de "Heath Robinson", en honor al inventor inglés. Y no está
nada mal, porque aquella rudimentaria máquina fue nada menos que el predecesor directo del
Colossus, el primer computador electrónico programable de la historia. Lo cual tiende el puente
perfecto hacia la era digital.
Sarcasmo binario
El universo digital no está exento de iniciativas que vieron y siguen viendo con cierto sarcasmo la
realidad de la computación doméstica. Paralelamente a los concursos de código ofuscado
(www.ioccc.org) que desde 1984 reúnen a hackers y malabaristas del código en general para generar
programas intencionadamente complejos y casi ilegibles (en lenguaje C, Postscript y otros), también
desde hace tiempo, el Perl (Practical Extraction and Reports Language) es además de un poderoso
lenguaje de programación, la fuente de inspiración y herramienta de lo que se conoce como Poesía
Perl. Un complicado juego para "geeks" que pervierte la sintaxis de Perl, no para obtener programas
funcionales sino resultados "poéticos" (ver www.perlmonks.org). Al fin y al cabo, el motto del padre
de Perl, Larry Wall, fue desde el principio "hay más de una manera de hacerlo". De la misma forma
que el lema que subyace en buena parte de las acciones y ediciones de Alku es "hacer complicado
lo sencillo", una máxima que ayuda a entender la motivación y naturaleza de empresas como
"Imbécil".
"Imbécil" es un proyecto colaborativo para el desarrollo de software inútil, ofuscado, absurdo o
simplemente disfuncional. Hasta el momento, "Imbécil" existe en la red (http://imbecil.net) y como
un CD-ROM que recopila buena parte de las piezas de la web más algunas exclusivas. Se invitó a
programadores, artistas y músicos de distintos países a interpretar libremente su concepción de
"software imbécil" y pervertir la utilidad que se presupone de cualquier programa informático. La idea
de utilidad es uno de los ejes centrales de las teorías de la economía moderna; Jeremy Bentham
(1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1876), impulsores de la llamada doctrina del utilitarismo,
proclamaban que la sociedad debía aspirar a una maximización de sus individuos, consiguiendo así
"la mayor felicidad para la mayoría". En "Imbécil", la utilidad -y en consecuencia la felicidad- son
mucho más relativas. En 1835, Théophile Gautier escribía: "Lo inútil es bello; el resto es horrible,
porque representa la expresión de la necesidad, y las necesidades del hombre son, igual que su
penosa naturaleza, innobles y desagradables. El sitio más útil de un hogar es la latrina".

Diferentes formas de hacer el Imbécil


A grandes rasgos, hay tres formas en que los participantes en el proyecto han desarrollado la
imbecilidad computacional.

(1) Muy en sintonía con la cultura del Chindogu (aunque en la mayoría de casos sin saber de su
existencia), hay un elevado número de aplicaciones con una función específica y funcionamiento
perfecto, aunque poco útil. Maro, un fanático de Macintosh de Tokyo, es el autor de "Rainbow", una
pequeña aplicación que proyecta el arco iris a través de la manzana blanca de la carcasa de los
nuevos portátiles de Apple, recuperando el clásico logotipo de la marca. Otro ejemplo es "Donkey
Kong Sandwich", de Douglas Repetto, que analiza un documento de texto y busca cuantas veces se
repiten en este las palabras "donkey", "kong" y "sandwich". El programador brasileño Ruben Feffer
presenta "Morse", un pequeño programa escrito en RealBasic para traducir del inglés a código Morse
y viceversa.

(2) El segundo enfoque posible es el de las aplicaciones que de alguna forma ironizan o reflexionan
sobre la naturaleza del mundo digital, los ordenadores y el software. En una ácida burla de los
asistentes de redacción virtuales de programas comerciales como Microsoft Word, DXLab ofrece
"Suicide Letter Wizard" que ayuda al usuario a redactar una carta de suicidio desde Word. Otro
asistente virtual, esta vez culinario, es "Cocina_Imbecil" de Alku. Este script para Mac OS X genera
aleatoriamente recetas de cocina. He aquí un ejemplo real: "20 gramos de Nutella, 69 Kilos de
raviolis de espinacas, 86 sardinas saladas, 3 onzas de carne de caballo. Mezclar en una batidora
durante 55 milisegundos". La aportación del colectivo suizo Boring.ch es "Retro Sherlock": el
programa de búsqueda de sistema del viejo Mac OS, que ellos sugieren instalar en Mac OS X, en
una crítica sutil al GUI del nuevo sistema de Apple. Fuera de "Imbécil", cabe destacar también en
esta línea de pensamiento iniciativas como Malbolge, Unlambda, Whitespace, Brainfuck o Intercal,
todos ellos lenguajes de programación ideados expresamente para ser (casi) imposibles de usar.

(3) La tercera categoría es la de las aplicaciones con un comportamiento cuasi-vírico, ya sea por
sus consecuencias, poco saludables para el ordenador ("RectControls" de Adrian Ward o "app" de
Hellascript pueden colgar la CPU en pocos minutos), como por su modus operandi: "Winbecil", de
André Pahl (autor del fantástico club social de números primos Primeclub.org) es una aplicación
silenciosa que, a modo de virus amistoso, se instala en el sistema, averigua el nombre del usuario y
lo aplica a modo de saludo en las pantallas de carga de los programas más habituales. Por su lado,
"exwhite.pl" de Deprogramming.us es un script destinado a imposibilitar el uso de cualquier shell de
Unix. Su misión es teñir de color cualquier comando que el usuario teclee en el Terminal, de modo
que el sistema funciona, pero hay que hacerlo todo sin ver nada. La oferta de programas pseudo-
víricos se completa con Zoo, una parte de Imbecil.net destinada a ser una reserva natural de virus
informáticos en peligro de extinción. Pronto, con servicio de redirección, para poder mandar virus-
regalo a tus amistades.

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