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Dialnet LaRelacionLenguajeYDerecho 4851878
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La relación lenguaje
y derecho: Jürgen Habermas
y el debate iusfilosófico1
•
Javier Orlando Aguirre Román2
•
Recibido: febrero 25 de 2008
Aprobado: abril 18 de 2008
Resumen
La Corte Constitucional de Colombia ha proferido en los últimos años una se-
rie de sentencias en las cuales ha declarado inexequibles expresiones legales
que no resistieron el examen de constitucionalidad por poseer un contenido
semántico problemático con efectos discriminatorios. De la lectura de tales
pronunciamientos surgió la pregunta por la relación entre el lenguaje y el dere-
cho. El presente artículo aborda tal pregunta en dos momentos. En el primero
de ellos reconstruye en la forma de un debate los planteamientos de diversos
teóricos que, de una u otra forma, se han referido a la mencionada relación.
Con base en esta reconstrucción conceptual, en la segunda parte del artículo
se presenta la posición que tendría el filósofo Jürgen Habermas en tal debate
a partir de sus pensamientos expuestos en La Teoría de la acción comunicativa
y Facticidad y validez.
Palabras Clave
Lenguaje, derecho, constitutivo, instrumentalista, Habermas.
1 El artículo es producto de la Investigación titulada “Lenguaje y derecho: Habermas y el debate iusfilosófico, Análisis de
la jurisprudencia de la Corte Constitucional colombiana sobre el lenguaje jurídico constitucionalmente inadmisible”,
llevada a cabo por el Grupo de Investigación Politeia adscrito a la Escuela de Filosofía de la Universidad Industrial de
Santander. La investigación se desarrolló con el apoyo de la Escuela de Filosofía de la Universidad Industrial de San-
tander y finalizó en enero de 2007. Como resultado se publicó un libro que lleva el mismo nombre que la investigación
y cuyos autores fueron también el profesor Alonso Silva Rojas y la abogada Vanesa Pérez Rosales.
2 Abogado, Filósofo y Especialista en Docencia Universitaria de la Universidad Industrial de Santander. Profesor de
Tiempo Completo de la Escuela de Filosofia de la Universidad Industrial de Santander. Investigador del Grupo Politeia.
Correo electrónico: javierorlandoaguirre@gmail.com
Opinión Jurídica, Vol. 7, No. 13, pp. 139 - 162 - ISSN 1692-2530 - Enero-Junio de 2008 / 178 p. Medellín, Colombia 139
Javier Orlando Aguirre Román
Key words
Language, law, constitutive, instrumentalist, Habermas.
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como la pregunta por el ser. Una cuidadosa de plantear la relación lenguaje-derecho en las
lectura del diálogo platónico Cratilo puede teorías que han abordado el problema. Estas
corroborar la anterior afirmación. Sin embar- formas fueron llamadas: a) instrumentalista y
go, es innegable que la filosofía del lenguaje b) constitutiva. Cada una de ellas desarrolla de
tuvo un sobresaliente desarrollo durante el manera diferente la relación lenguaje-derecho
siglo pasado, cuando se llegó a considerar y ve en ella problemas diferentes.
al análisis del lenguaje como la ocupación
principal –si no la única y auténtica– de la Pero, antes de adentrarnos en su expo-
filosofía. Esta centralidad del lenguaje en la sición, resulta necesario realizar una ad-
vida humana y en los problemas filosóficos se vertencia. Los enfoques que se exponen a
ha traducido en frases tan enigmáticas como continuación constituyen una propuesta de
aquella del primer Wittgenstein, Los límites de abstracción en dos categorías diferenciadas
mi lenguaje son los límites de mi mundo, o La filosofía de las posturas de diversos autores que, de
es una lucha contra el embrujamiento de la inteligencia una u otra forma, han reflexionado acerca de
por medio del lenguaje (Wittgenstein tardío), o la la relación lenguaje-derecho. Para esto, se han
heideggeriana El lenguaje es la casa del ser, identificado ciertos puntos comunes que per-
entre otras. miten hacer tal abstracción y dar cierto orden
a un debate sobre una cuestión fundamental
En un primer momento, salta a la vista para la filosofía del derecho, como lo es la
que existe una relación entre el lenguaje y el naturaleza de la mencionada relación. Sin
derecho. Sin embargo, el problema verdade- embargo, no se quiere con esto homogenei-
ramente complejo y de amplia discusión es el zar posturas teóricas acerca del derecho que,
de la forma exacta en que se da tal relación. miradas globalmente, pueden resultar diame-
Esta relación es expresada por Aulis Aarnio de tralmente opuestas. Como se verá, los autores
la siguiente manera: estudiados reflexionan sobre el derecho desde
perspectivas que los distancian: algunos lo
Las normas jurídicas se manifiestan a hacen desde la sociología, otros desde la
través de lenguaje. Las decisiones de teoría del derecho, otros desde la filosofía,
los tribunales que aplican las normas en etc. Por esta razón, los dos enfoques no deben
la práctica son lenguaje. Incluso, si en entenderse como la descripción de dos bandos
ocasiones es incierto lo que está escrito
claramente diferenciados y antagónicos, pues
en la ley, todo el material interpretativo,
como los debates legislativos (trabajos
con la caracterización de dichos enfoques sólo
preparatorios), se materializa también se pretende crear categorías conceptuales que
en lenguaje escrito. Así, el lenguaje es permitan pensar el problema iusfilosófico que
interpretado por lenguaje y el resultado se nos interesa, a saber, la relación lenguaje–de-
expresa por medio de lenguaje” (Aarnio, recho. Así pues, con el fin de comprender de
2000, p. 12). manera concreta y detallada lo que caracteriza
a cada uno de estos enfoques se han identifi-
Ahora bien, no basta con establecer la cado tres niveles teóricos, a saber: el que hace
necesidad de que el derecho suponga el len- referencia a la forma inicial y básica en que se
guaje, sino que se hace necesario aclarar y concibe la relación lenguaje-derecho; el que
concretar dicha relación. En este sentido, se se construye alrededor de la discusión sobre
pudo detectar que son múltiples y diversas las el tipo de lenguaje que es o usa el derecho y
formas en que los iusteóricos han definido e sobre su relación con el lenguaje natural y los
interpretado esta realidad. Sin embargo, se posibles problemas que de ello resultan; y el
podrían distinguir dos formas diferenciadas que hace referencia a la forma como para los
dos enfoques es interpretado o producido el es, existe con independencia del lenguaje y
lenguaje jurídico. En lo que sigue se precisa- sólo necesita de este último para poder ser
rán los dos enfoques, en cada uno de los tres expresado en normas jurídicas, las cuales in-
mencionados niveles. discutiblemente se expresan en algún tipo de
lenguaje (Nino, 1980, p. 63-67). Este derecho,
2.1 ENFOQUE INSTRUMENTALISTA que se concibe con independencia del lengua-
je (aunque precise de él por diversas razones),
Primer nivel: el derecho usa el lenguaje existe ya sea como instrumento de control
social, como práctica social establecida, como
Según este enfoque, la relación lenguaje- voluntad del legislador, como espíritu de la
derecho consiste en que el derecho usa el ley o, incluso, como principios de derecho
lenguaje, especialmente para poder llegar a natural o divino que se hacen inteligibles,
sus destinatarios. De allí su nombre, pues el comunicables y expresables por medio del
lenguaje sería un instrumento necesario para lenguaje. De cierta forma, detrás de este modo
la efectiva aplicación del derecho, el cual, en de concebir la relación lenguaje-derecho,
todo caso sería diferenciable del primero. Por subyacería la idea según la cual el lenguaje
lo general, quienes aceptan esta relación parten es un instrumento que sirve para expresar la
de una definición del derecho que le atribuye realidad del mundo y transmitir información
cierta independencia al mismo con respecto a acerca de ella.
su instrumento de “comunicación”. Es el caso,
por ejemplo, del profesor Ramón Soriano para Segundo nivel: tipo de relación entre el
quien: “El serecho es un instrumento de ordenación lenguaje natural y el lenguaje jurídico
social que exige una comunicación entre el legislador y
los simples ciudadanos en torno a unas materias que en Los teóricos del derecho que privilegian un
ocasiones resultan inevitablemente complejas” (Soriano, enfoque instrumentalista se ven ‘atraídos’ en
1993, p. 78). Como se ve, en este caso, el derecho gran medida por los problemas semánticos y
es algo (un instrumento de control social) que lógicos. En efecto, si el lenguaje es un instru-
para ser usado (comunicado) necesita, a su vez, mento para expresar y comunicar el derecho,
de otro instrumento, a saber, del lenguaje. las preocupaciones centrales de la relación
“derecho-lenguaje” girarán en torno a las
Algo similar puede leerse en el texto Aná- posibilidades y limitaciones de dicho instru-
lisis del lenguaje jurídico de las profesoras mento. Por lo general, para esta posición es
argentinas Astrid Gómez y Olga María Bruera, básica la distinción entre un “lenguaje vulgar
para quienes el derecho es una técnica de re- o natural” propio de la comunicación humana
gulación de la conducta humana y el lenguaje y una especie de “lenguaje técnico” propio del
aparece como aquello que hace posible que derecho, creado especialmente a partir de las
los destinatarios de la norma puedan ade- definiciones y conceptos netamente jurídicos.
cuar su comportamiento al contenido de las
normas, en la medida en que el lenguaje es Lo anterior es expresado de manera clara por
aquello que permite que aprehendan o que Nino, quien afirma que “los legisladores utilizan
tengan la posibilidad de aprehender cognosci- un lenguaje natural, como el castellano, hablado por
tivamente el significado de las normas a ellos sus súbditos, ya que generalmente están interesados en
dirigidas (Gómez & Bruera, 1998, p. 12 y 79). comunicar sus directivas en la forma más eficaz posible,
lo cual obviamente no conseguirían si emplearan un
De esta manera, tenemos que, de acuerdo idioma extranjero o un lenguaje privado” (Nino, 1980,
con el enfoque instrumentalista, el derecho p. 247). En virtud de esto, el ‘instrumento–len-
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guaje jurídico’ es un instrumento imperfecto Nino, “la carga emotiva de las expresiones lingüísticas
que puede ser usado de forma muy imprecisa. perjudica su significado cognoscitivo, favoreciendo su
De ahí que, para este autor, sea fundamental vaguedad, puesto que si una palabra funciona como una
reflexionar sobre todos los problemas propios condecoración o como un estigma, la gente va manipu-
de los lenguajes naturales, entre los cuales lando arbitrariamente su significado para aplicarlo a los
cabe destacar los problemas de ambigüedad, fenómenos que acepta o repudia” (Nino, 1980, p. 279).
de imprecisiones y los generados por la carga Es el caso de palabras como “democracia”, “jus-
emotiva de las palabras. Los problemas de ticia”, “crueldad”, etc. Podría ubicarse un ejemplo
ambigüedad y de imprecisiones se refieren bá- de lo anterior en el artículo 145 de nuestro Código
sicamente a que una oración puede tener más penal colombiano (ley 599 de 2000, 2000) que
de un sentido, es decir, expresar más de una establece el delito de “actos de barbarie”.
proposición. Según Nino, esto puede ocurrir
porque algunas de las palabras que compo- Esta preocupación por los problemas que
nen la oración tienen más de un significado. generan las ambigüedades y vaguedades de
Es el caso, por ejemplo, de palabras como las palabras usadas por el derecho es absolu-
“alto”, “pesado”, “inteligente”, “lejos”, “rico”, tamente central en el enfoque instrumentalis-
etc. En efecto, afirma Nino: “Estas palabras hacen ta de la relación lenguaje–derecho. En efecto,
referencia a una propiedad que se da en la realidad en y en plena consonancia con la idea según la
grados diferentes, sin que el significado del término cual el lenguaje es primordialmente un ins-
incluya un límite cuantitativo para la aplicación de él” trumento usado para expresar la realidad, el
(Nino, 1980, p. 264). Este tipo de ambigüedad enfoque instrumentalista pareciera privilegiar
lo podríamos encontrar, por ejemplo, en el tipo el uso descriptivo del lenguaje por sobre todos
penal del aborto consignado en el artículo 122 los demás usos posibles, como si este fuera el
del Código Penal. En general, cualquier per- mejor uso del lenguaje. Y, en este sentido, la
sona aceptaría que quien interrumpa la vida existencia de emociones, valoraciones, etc. en
de un feto de seis meses puede ser castigado el lenguaje es vista como algo problemático y
por cometer el delito de aborto. Pero pueden hasta desafortunado, al menos en el lenguaje
presentarse desacuerdos acerca de si puede que tiene que usar el derecho. Por esta razón,
clasificarse como aborto el impedir, mediante después del lamento por los inevitables pro-
un dispositivo intrauterino considerado como blemas de ambigüedad y vaguedad a los que
un anticonceptivo, que un huevo ya fecundado tiene que hacer frente el derecho, el enfoque
se implante en el útero. Como también pueden instrumentalista se caracteriza por preocupar-
presentarse desacuerdos en torno a si es un se concienzudamente en desarrollar técnicas,
aborto o es ya un homicidio el “matar” al feto métodos, argumentos, etc., que permitirían
cuando se están produciendo las contraccio- de una u otra forma hacer un mejor uso del
nes que inician el proceso de parto natural. lenguaje para “tener un mejor derecho”.
Finalmente, la carga emotiva de las palabras En lo anterior, según María Bono, coinciden
se refiere básicamente a que algunas palabras, importantes juristas como Von Savigny, Von
además de suministrar información sobre el Ihering, Kantorowicz, Heck, Pound, Austin,
mundo, también expresan emociones. Según Kelsen, Alf Ross y Jerome Hall3. En efecto,
3 Somos conscientes que se podría considerar una falencia de la presente investigación el no haber trabajado directa-
mente importantes juristas históricos como los mencionados y otros contemporáneos como Ronald Dworkin, H. L.
Hart, etc. Sin embargo, la intención, como se podrá ver, estaba dirigida a profundizar los planteamientos teóricos de
la obra de un autor en particular: Jürgen Habermas.
para la autora, de una u otra forma, “todos ellos lo están haciendo posible. Es como si
reconocieron que una de las causas de la complejidad decidiera vivir en un diccionario o en una
del derecho venía determinada por la vaguedad o por enciclopedia y pensara que allí está todo.
la ambigüedad de bastantes conceptos, que el derecho Las palabras, en ese submundo platónico
creado por la imprenta, se aclaran por
compartía con las manifestaciones del lenguaje natu-
otras palabras que a su vez son aclaradas
ral” (Bono, 2000, p. 159-160). John Austin, por
por otras palabras. Se olvida que el dic-
ejemplo, en Sobre la utilidad del estudio de cionario –así también las palabras del de-
la jurisprudencia, señaló el hecho de que los recho con las que se pretende reconstruir
conceptos básicos del derecho se encontraban una especie de gramática universal– tiene
inmersos en un mar de ambigüedades que la en última instancia términos que sólo se
ciencia del derecho y la jurisprudencia debían pueden aclarar en su remisión no a una
revelar e intentar reducir. Von Ihering, por su palabra sino a la experiencia (Bastida,
parte, así como Phillipp Heck, no dudaron 2000, p. 39).
en defender y destacar la importancia de
un lenguaje técnico bien articulado del cual Tercer nivel: la creación e interpretación
dependiera la claridad, eficacia y rapidez del del lenguaje jurídico
pensamiento jurídico científico.
En este enfoque, en la medida en que el
Entre las técnicas y métodos para tratar de derecho existe con independencia del lenguaje,
superar las vaguedades y ambigüedades que aquél que crea o interpreta el derecho realiza
padece el lenguaje del derecho se pueden siempre un uso de la herramienta que el len-
señalar, a manera de ejemplo, los dos pro- guaje representa. Con lo cual se diferenciaría
cedimientos detalladamente expuestos por entre tres elementos: un objeto X que es el de-
Vernengo (1977) o los llamados “argumentos recho, un instrumento Y que es el lenguaje y un
jurídicos” expuestos, también con gran detalle, sujeto Z quien usa el instrumento Y. Es común,
por Mendonca (2000). además, que estos enfoques planteen diferen-
tes niveles de sujetos Z, lo que a su vez implica
Ahora bien, es relevante señalar que esta diferentes formas de usar Y. Se podría pensar,
preocupación de los juristas por la ambigüedad por ejemplo, en el sujeto “legislador” que usa
y la vaguedad del lenguaje del derecho, que el lenguaje para expresar el derecho. Pero tam-
caracteriza al enfoque instrumentalista, y que bién podría pensarse en el sujeto “juez” que usa
según este enfoque es producto especialmen- el lenguaje para interpretar y aplicar el derecho.
te del uso de términos del lenguaje natural, Y también estaría el caso del sujeto “profesor”
ha llevado a que algunos críticos señalen que que usa el lenguaje para interpretar y enseñar
esta forma de concebir el derecho termina en- el derecho. E incluso podría aceptarse el caso
tronizando los signos lingüísticos como fuente del sujeto “ciudadano” que usa el lenguaje para
exclusiva y lugar de encuentro privilegiado del conocer y acatar el derecho. Estas distinciones
derecho. Este es el caso de las críticas que el suelen conocerse como diferentes “niveles del
profesor español Xacobe Bastida realiza en El lenguaje referente al Derecho”.
derecho como creencia. Una concepción de la filosofía del
derecho, donde señala que, Para comprender mejor su relevancia para
la discusión en torno a la relación lenguaje-
(…) el análisis lingüístico (…) padece un derecho, puede traerse a colación el caso de
raro tipo de parálisis. Se queda estupe- Juan Ramón Capella, quien en El Derecho
facto ante la prestancia de la estructura como lenguaje distingue y analiza cuatro pro-
del lenguaje y se olvida de los actos que posiciones, a saber:
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4 Al respecto pueden verse los planteamientos de Kaufmann (1999) y de Ost y Van de Kerchove (2001).
Perelman, el iusfilósofo belga, hace alusión podrían dar del mismo conduzcan a la
a esta insuficiencia al afirmar lo siguiente: misma solución” (Perelman, 1974, p. 9).
Segundo nivel: Tipo de rela- - El lenguaje natural le crea múl- - El lenguaje jurídico es uno
ción entre el lenguaje natu- tiples problemas al lenguaje solo con sus vaguedades y
ral y el lenguaje jurídico jurídico. ambigüedades específicas
5 En la investigación se construyeron, a partir de los planteamientos de diversos teóricos del Derecho, modelos de esta
comunidad jurídica. En cada caso se mostró cómo estaba conformada y cómo realizaba el acto productivo del lengua-
je jurídico. Los modelos se refieren, especialmente, a las teorías de Perelman (La comunidad jurídica como auditorio)
(1974), Aarnio y Calvo (La comunidad jurídica como la autoridad de la mayoría racional) (2000), Alexy (La comunidad
jurídica y las reglas de los discursos racionales) (1997), Bourdieu (La comunidad jurídica como las fuerzas victoriosas
del campo jurídico) (2000) y Cover (La comunidad jurídica como las comunidades sociales que crean significados jurí-
dicos).
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Ahora bien, en lo que sigue, y con la pre- algunas de las principales afirmaciones que los
tensión de enriquecer y aclarar muchos de juristas, en el debate anteriormente reseñado,
los puntos involucrados en las categorías dan por ciertas. Naturalmente, los tres niveles
anteriormente construidas, se presentará, a del debate entre el enfoque constitutivo y el
partir de ellas, una lectura de los principales enfoque instrumentalista sirvieron de guía
planteamientos de la obra habermasiana so- para elaborar tal reconstrucción. Esto se hizo
bre el derecho y el lenguaje. así para encontrar un límite adecuado a una
tarea que podía ser desbordante. Sin embargo,
debemos señalar que, por motivos de espacio,
3. EL DERECHO Y EL LENGUAJE EN obviaremos este apartado desarrollado en la
investigación que, además, es eminentemente
JÜRGEN HABERMAS filosófico. Por ende pasaremos de una vez a
señalar los principales aspectos de la relación
Una de las razones por las que, a primera lenguaje – derecho en Habermas (1998).
vista, nos pareció adecuado acudir a la obra
de Habermas (1998) para fundamentar y escla- Lo primero que hay que advertir es que la
recer el debate jurídico sobre la relación len- concepción habermasiana del derecho, más
guaje-derecho, es porque el pensador alemán que una simple aplicación, es un desarrollo
desarrolla sus principales planteamientos y una complementación de sus principales
filosóficos y sociológicos con base, en gran planteamientos de su teoría de la acción
medida, en el papel que el lenguaje cumple en comunicativa. Para Habermas (1998) es claro
lo concerniente a la constitución del mundo y que “los supuestos básicos de la teoría de la acción
del orden social. Por esta razón, en la investi- comunicativa se ramifican también en diversos uni-
gación se tuvo que reconstruir en primer lugar versos de discurso; y en tales universos han de poder
la concepción habermasiana del lenguaje con acreditarse entrando en los contextos de argumentación
el fin de aclarar y fundamentar filosóficamente que se desarrollan en estos” (Habermas, 1998, p.
58). Precisamente, estos fundamentos son pio corpus teórico, pretenden describir cómo
desarrollados de forma filosófico- política en es el derecho; la teoría del derecho desde los
el universo del discurso jurídico en Facticidad mismos principios jurídicos (cómo es el dere-
y validez, en donde se ocupa primordialmente cho válido) y la sociología del derecho desde
del derecho teniendo en cuenta tanto su justi- la relación que éste tiene con la sociedad
cia, como su validez y su eficacia. Lo anterior (cómo es, en la realidad, el derecho). En este
obliga a que, antes de desarrollar la concep- sentido el enfoque de la filosofía del derecho
ción que el filósofo plantea sobre la relación difiere de los dos anteriores. En efecto, ella
lenguaje-derecho, sea necesario dar cuenta, se interesa primordialmente no por el “ser del
en sus aspectos fundamentales, del especial derecho” sino por su “deber ser”. La pregunta
papel que cumple el derecho en la teoría de ¿cómo debería ser el derecho? es su principal
la acción comunicativa, en virtud del cual es preocupación.
visto como un medio de expresión y conexión
y, por ello, de comunicación, entre el mundo Habermas (1998) identifica esta tensión
de la vida, el Estado y la economía, a través y que se desarrolla en el interior del fenómeno
dentro del ámbito moral y político. de lo jurídico como una tensión entre la fac-
ticidad y la validez del derecho. “En teoría del
Posteriormente, se pasará a ubicar sus derecho disputan entre sí sociólogos, juristas y filósofos
planteamientos sobre la relación lenguaje- acerca de la adecuada articulación de la relación entre
derecho en cada uno de los niveles del debate facticidad y validez; y según sea la posición que se
descritos en el capítulo primero. adopte respecto a esa relación problemática, se llegará
a premisas distintas y a estrategias teóricas distintas”
3.1. El derecho en la teoría de la acción (Habermas 1998, p.69-70). Esta tensión entre
comunicativa facticidad y validez en el interior del derecho
no es, por lo demás, ningún “descubrimien-
Como es sabido, el complejo fenómeno de to moderno”. En efecto, este problema lo
lo jurídico puede ser analizado desde diver- podemos identificar, en el discurso sobre la
sas ópticas. En este sentido, por ejemplo, el justicia en el Libro I de La República en pa-
jurista italiano Bobbio, refiriéndose a lo que labras del sofista Trasímaco. Lo original en
debería ser una teoría de la norma jurídica, Habermas es intentar resolverla a partir de
establece tres tipos de valoraciones que se los planteamientos de su teoría de la acción
le pueden hacer a toda norma: (a) es justa o comunicativa, desarrollada en forma concreta
injusta, (b) es válida o inválida y, (c) es eficaz y amplia con respecto al fenómeno jurídico en
o ineficaz. La primera valoración correspon- Facticidad y validez6. En efecto, según Habermas,
dería a la filosofía del derecho, la segunda a su teoría de la acción comunicativa asume en
la teoría general del derecho, y la tercera a la sus propios principios la escisión entre facti-
sociología del derecho (Bobbio, 2002). Los cidad y validez, es decir, entre las condiciones
últimos dos enfoques, es decir, el de la teoría reales de la reproducción de la vida social y la
del derecho y el de la sociología del derecho, idea de un deber ser racional de la vida auto-
coinciden en un aspecto: ambos, desde su pro- consciente. La cuestión es, entonces, cómo
6 En palabras de Habermas, “Lo que en este contexto me importa es la elaboración de un planteamiento recons-
tructivo que haga suyas ambas perspectivas: la de una teoría sociológica del derecho y la de una teoría filosófi-
cas de la justicia” (Habermas 1998, p. 69).
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7 Según esto, para Habermas (1998) sería insensato responder en una discusión que un argumento X lógicamente per-
fecto y convincente no puede ser aceptado porque la relatividad de ese argumento queda evidenciada en el hecho
de que en la Edad Media no hubiera sido aceptado. Es claro que nuestras razones son siempre relativas en cuanto
se fundamentan, en última instancia, en nuestro “mundo de la vida”. Sin embargo, en la argumentación (que como
se recordará Habermas la concibe como una continuación de la acción comunicativa) suponemos a nuestras razones
como desligadas del mundo de la vida, y, por ende, las suponemos como universales y aceptables por cualquier per-
sona. Estas y otras suposiciones ideales que se hacen en la comunicación vienen a constituir lo que Habermas llama
“la situación ideal de habla”.
mundo de la vida se efectúa ya una peculiar que sacralizan las convicciones sufren un
neutralización de la tensión entre facticidad proceso de desencantamiento que deja sin
y validez que es, justamente, la que le brinda autoridad a estas últimas. Además, en socie-
su particular estabilidad. dades complejas como las modernas, se da
una multiplicación de tareas funcionalmente
Ahora bien, el mundo de la vida no es el especificadas, de roles sociales y de conste-
único “lugar” en donde su teoría de la sociedad laciones de intereses que trae como efecto la
encuentra resuelta la tensión entre facticidad y posibilidad y necesidad de acciones guiadas
validez. Una fusión similar se encuentra en el por intereses y orientadas por el propio éxito
nivel del saber temáticamente disponible en individual. Lo anterior, según el filósofo, es
instituciones arcaicas que se presentan con lo que define el problema que se plantea su
una pretensión de autoridad al parecer inata- teoría en el concreto caso de las sociedades
cable (Habermas, 1998). Se trata de ese saber modernas: “el de cómo estabilizar la validez de un
que se origina a partir de las instituciones de orden social en el que desde el punto de vista de los ac-
las sociedades tribales y que se encuentra, tores mismos se establece una clara diferenciación entre
por ende, protegido siempre por algún tipo la acción comunicativa, tras haberse vuelto autónoma,
de tabú. Esto hace que expectativas cognitivas y las interacciones de tipo estratégico” (Habermas,
y normativas se afiancen indivisas formando p. 87). Y es para resolver este problema que
un complejo de convicciones asociado con recurre a la categoría de derecho.
motivos y con orientaciones valorativas que
son implícitas e incuestionables. Por lo tanto, Para Habermas (1998), en la regulación
la integración social se logra en este tipo de normativa de las acciones estratégicas en la
sociedades a partir del modo de una autoridad que y sobre la que los propios actores pudie-
que se impone arbitrariamente en términos ran ponerse de acuerdo y entenderse, podría
imperativos (Habermas, 1998). encontrarse una salida al anterior problema.
Ahora bien, esa regulación normativa no
Habermas (1998) considera que los dos an- podría ser de cualquier tipo. Los principales
teriores pasos reconstructivos son suficientes planteamientos de la teoría de la acción co-
para explicar cómo es posible la integración municativa exigen que el tipo de normas que
social sobre procesos de entendimiento en podría generar la integración social necesaria
grupos sociales pequeños y homogéneos8. debe causar en sus destinatarios una dispo-
Pero, en la medida en que aumenta la com- nibilidad hacia la obediencia basada en dos
plejidad de la sociedad, aumentan también aspectos simultáneos: la coerción fáctica y
los espacios para el disentimiento frente a la validez legítima. Así, para que el derecho
las pretensiones de validez susceptibles de pueda cumplir su función esencial de generar
crítica que se plantean en todo acto de habla. integración social debe crear mecanismos ins-
Las zonas de convergencia de las convicciones titucionales y sociales que le permitan impo-
de fondo que caracterizan al mundo de la vida nerse como norma de conducta que debe ser
se reducen cada vez más, y las instituciones seguida de facto por todos los integrantes del
8 En estos grupos, según Habermas, “la validez parece coincidir con la fuerza de lo fáctico, sea en forma de certezas del
mundo de la vida, que quedan sustraídas a la comunicación porque permanecen en el trasfondo, sea en forma de con-
vicciones ya disponibles comunicativamente y que dirigen el comportamiento, pero que se hallan bajo las restriccio-
nes que a la comunicación impone una autoridad fascinante, quedando así sustraídas a la comunicación” (Habermas,
1998, p. 86).
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conglomerado social y a su vez debe generar una forma de saber cultural. En este sentido,
la suficiente confianza, estabilidad y raciona- Habermas propone entenderlo como un texto
lidad en la acción social como para que todos de proposiciones e interpretaciones norma-
deseen acoplar voluntariamente su voluntad tivas, caracterizado por ser “un sistema de saber
a la ley y a los acuerdos logrados en forma dogmáticamente elaborado, es decir, articulado, elevado
dialógica por sus miembros. Así, asentirán y a nivel científico y entrelazado con una moral regida
consentirán a la norma como si fuera producto por principios” (Habermas, p. 145).
de una autolegislación y no como una impo-
sición (Habermas, 1998). Ahora bien, los planteamientos haber-
masianos revelan que, en principio, no hay
La propuesta habermasiana plantea enton- contradicción entre concebir el derecho en
ces que sólo puede considerarse derecho legí- términos de lenguaje y, a la vez, concebirlo
timo aquel que surja de la formación discursi- como “algo más”. Por ello, también lo con-
va de la opinión y la voluntad de ciudadanos sidera un “sistema de acción” en el sentido
dotados de unos mismos derechos. Con esto de que constituye un complejo de elementos
se ponen, además, en un mismo plano, la au- regulativos de la acción. Esto es precisamente
tonomía pública y la privada: cada una sólo se lo que hace del derecho el eje central de la vida
explica adecuada y completamente en relación humana en general y de la convivencia social,
con la otra. En esta medida, “La teoría discursiva pues integra lo moral y lo social en un mismo
del derecho explica la legitimidad del derecho con ayuda elemento, haciendo que las pretensiones
de procedimientos y presupuestos comunicativos institu- morales adquieran la efectividad y estabili-
cionalizados a su vez jurídicamente que fundan la pre- dad que de lo contrario no tendrían. En este
sunción de que los procesos de producción del derecho y sentido, por ejemplo, el derecho hace que la
aplicación del derecho conducen a resultados racionales” acción de detenerse frente a un semáforo en
(Habermas, 1998, p. 497). Así, sólo se es indivi- rojo no sea solamente una obligación moral
dualmente libre y autónomo en una sociedad (un saber) que un individuo pueda respetar o
en donde las instituciones jurídico políticas no sin consecuencias jurídicas, sino también
están estructuradas de tal manera que sólo un deber jurídico (un sistema de acción), esto
permitan el debate racional y la búsqueda de es, una obligación que rige erga omnes y es, por
acuerdos basados en las buenas razones y lo tanto, universalmente válida y necesaria. De
los mejores argumentos. De igual forma, las tal manera que quien no respete la señal de
instituciones jurídico- políticas que permiten tránsito se hace acreedor a un castigo que es
y hacen posible una estructura social propicia ejecutado por un poder social y una autoridad
a la reproducción social fundada en acciones constituida para ello. Así, el derecho constitu-
comunicativas sólo podrán surgir y perdurar ye (como derecho positivo) el elemento fun-
por la acción de sujetos libres y autónomos damental y único de garantía de los acuerdos
que se comprometen dialógicamente con la morales y sociales a los que se llegue median-
sociedad y hacen respetar como propios los te el diálogo y la acción comunicativa. Además,
acuerdos logrados intersubjetivamente. el derecho posibilita lo moral en el sentido de
que facilita al sujeto la toma de decisiones
3.2. El derecho es lenguaje pues, por ejemplo, en el caso del semáforo,
una vez aceptada la norma, no se requiere
En este primer nivel definitorio de la reflexionar en cada semáforo sobre si es o no
relación lenguaje-derecho, los postulados justo detenerse cuando la luz cambie a rojo,
de Habermas (1998) lo acercan al enfoque pues lo justo es simplemente hacerlo. De ahí
constitutivo, pues concibe al derecho como que Habermas afirme lo siguiente: “(…) como
en el derecho como sistema de acción se entrelazan entre Ahora bien, la relación entre derecho y
sí motivos y orientaciones valorativas, las proposiciones mundo de la vida, a la vez que vuelve a darle
jurídicas tienen una inmediata eficacia práctica, de la relevancia a la concepción del derecho como
que carecen los juicios morales” (Habermas, 1998, lenguaje (pues se recordará que el mundo
p. 145). de la vida es un mundo mediado cultural y
lingüísticamente), también muestra lo ligada
Es importante tener en cuenta, entonces, que ésta se encuentra con la concepción del
que dentro de la concepción habermasiana derecho como sistema de acción. En efecto, el
del derecho, los miembros de la sociedad derecho, desde el punto de vista de la teoría
como interlocutores válidos del diálogo y la de la acción comunicativa, pertenece como or-
comunicación pueden y deben discutir sobre den legítimo reflexivo a la componente social
los asuntos que atañen y los problemas que del mundo de la vida. “Y así como la cultura y las
aquejan a la vida social; sin embargo, los estructuras de la personalidad, las acciones jurídicas
acuerdos a los que se llegue como resultado constituyen el medio a través del cual se reproducen las
de estos debates y reflexiones sólo tienen efi- instituciones jurídicas simultáneamente con las tradi-
cacia fáctica cuando se institucionalizan bajo ciones jurídicas intersubjetivamente compartidas y las
la forma de una norma jurídica, de acuerdo capacidades subjetivas de interpretación y observancia
con un procedimiento previsto de antemano de las reglas jurídicas” (Habermas, 1998, p. 146).
por el mismo derecho. Inclusive el mecanismo
y la forma como debe realizarse el diálogo y Ahora bien, visto como parte del compo-
la comunicación necesitan también, para que nente social del mundo de la vida, el derecho
sean eficaces, de la institucionalización o po- constituye un orden legítimo de nivel superior
sitivización jurídica. pero, a su vez, como simbolismo jurídico y
como competencias jurídicas que se adquie-
Ahora bien, como sistema de saber, el dere- ren en el proceso de socialización, también
cho no es un saber que posee la característica está presente en las otras dos componentes
de la certeza del saber de fondo del mundo de del mundo de la vida (esto es, la cultura y
la vida. Y como sistema de acción, el derecho no las estructuras de la personalidad). Por esta
es una institución con la autoridad incontestable razón, las tres componentes participan, coori-
y sacra de las instituciones de las sociedades ginalmente en la producción de las acciones
tribales. No hay que olvidar que en el derecho jurídicas. Todo esto, que es en últimas lo que
de las sociedades posconvencionales, facticidad permite al derecho cumplir su fundamental
y validez no forman, de suyo, una amalgama papel en la integración social, sólo es posible
indisoluble, pues son producto de acuerdos a partir de la relación que éste tiene con el
logrados mediante el diálogo, la reflexión y la lenguaje ordinario, que es para Habermas, el
crítica libre. Sin embargo, el derecho, visto desde lenguaje “a través del cual discurren las operaciones
ambos puntos de vista, mantiene todavía una sociointegrativas de entendimiento intersubjetivo que
relación tanto con el saber de fondo propio del se efectúan y ejercitan en el mundo de la vida” (Ha-
mundo de la vida como con las instituciones bermas, 1998, p. 146). Pero esto nos lleva al
sacras. En efecto, Habermas afirma que “la ga- segundo nivel del debate.
rantía que el Estado asume de imponer el derecho ofrece
un equivalente funcional de la estabilización de expectativas 3.3. Derecho y lenguaje ordinario
mediante una autoridad sacra” (Habermas, 1998, p.
100). Esta garantía como se ha visto está repre- En el segundo nivel del debate, una vez
sentada en el sistema coercitivo de sanciones más, la posición de Habermas (1998) se acer-
que todo derecho conlleva. ca a los planteamientos de lo que sería un
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en el lenguaje ordinario son más difusas y Por el contrario, admite que la integración
quedan operacionalizadas a un nivel inferior de las sociedades modernas no se da única-
de diferenciación y con menos precisión que mente a partir de las acciones orientadas al
bajo el medio lingüístico jurídico. Esto hace entendimiento.
que el lenguaje ordinario no pueda llevar, por
en lo anterior, Habermas (1998) da cuenta de
sí mismo, todos sus mensajes a todos sus
los sistemas de acción que, si bien pertenecen
destinatarios de forma completamente eficaz.
a la componente sociedad del mundo de la
Por ello, el lenguaje ordinario depende del
vida, se autonomizan y desarrollan sus propios
derecho para traducir sus mensajes a códigos
códigos, como en el caso del dinero (en rela-
especiales tales como el código del dinero y
ción con la economía) y el poder (en relación
del poder administrativo. Con esto, el derecho
con la Administración). Pues bien, a pesar
desempeña una función de “transformador”
de lo anterior, la tesis de Habermas (1998) es
pues asegura que la red de comunicación social
que mediante la institucionalización jurídica
global sociointegradora no se rompa. Según
de tales subsistemas, estos se mantienen
Habermas, “sin la traducción al complejo código que el
vinculados con la componente sociedad del
derecho representa, abierto por igual a sistema y mundo
mundo de la vida. Esta fundamental función la
de la vida, esos mensajes chocarían con oídos sordos en
cumple el lenguaje jurídico en cuanto “(…) da
aquellos ámbitos de acción regidos por medios sistémicos
a comunicaciones provenientes de la esfera de la opinión
de regulación o control” (Habermas, p. 120).
pública y de la esfera de la vida privada, es decir, a comu-
nicaciones provenientes del mundo de la vida, una forma
Ahora bien, para entender lo anterior, es
en la que esos mensajes pueden ser también entendidos
necesario señalar que Habermas (1998) no
y asumidos por los códigos especiales de los sistemas de
concibe la sociedad únicamente como “mundo
acción autorregulados, y a la inversa” (Habermas,
de la vida”. Por el contrario, admite que la inte-
1998, p. 434). De esta manera, entonces, el
gración de las sociedades modernas no se da
lenguaje del derecho transforma el lenguaje
únicamente a partir de las acciones orientadas
ordinario para que, tomando su forma, pueda
al entendimiento. De hecho, la vida social se
circular por toda la sociedad.
rige no solo por procesos de entendimiento,
sino también a través de nexos funcionales
que no dependen de la acción humana y “(…) 3.4. La comunidad jurídica habermasiana:
la mayoría de las veces tampoco resultan perceptibles intersubjetividad y normativa
dentro del horizonte de la práctica cotidiana. En las so-
ciedades capitalistas el ejemplo más importante de una El tercer nivel del debate nos lleva, como se
regulación no normativa de plexos de cooperación es el recordará, al problema de la producción e in-
mercado” (Habermas, 2001, p. 213). En virtud de terpretación misma del derecho. En él, de igual
esto, se distingue entre integración social e forma que en el anterior, los planteamientos
integración sistémica. La primera se da a partir de Habermas (1998) estarán más cerca del
de consensos asegurados normativamente o enfoque constitutivo que del instrumentalis-
alcanzados comunicativamente. Es el tipo de ta. En efecto, para Habermas, la validez de
integración que, de forma parcial, se desarrolló las normas jurídicas no se justifica, por así
en el capítulo segundo. La sistémica se da a decirlo, en “el desierto”. Por el contrario, las
partir de un control no normativo de decisio- normas jurídicas obtienen una validez siempre
nes particulares que carecen subjetivamente dependiente del contexto.
de coordinación. Ambas integraciones son
necesarias para explicar el orden social de las Ahora bien, aunque el concepto de mundo
sociedades modernas. Ahora bien, con base de la vida como trasfondo ineludible de la
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acción comunicativa hace a todas las acciones y el ámbito público. Los paradigmas jurídicos
humanas dependientes siempre de un contex- tienen en concreto las siguientes funciones:
to; en el caso del derecho, aunque obviamente posibilitan diagnósticos de la situación que
ligado con el anterior, este contexto es una orientan la acción; aclaran el horizonte de una
clase diferente y especial del mismo. Esto se ve sociedad dada en la realización del sistema de
representado en la tesis habermasiana según los derechos; abren perspectivas de interpre-
la cual la conciencia jurídica de determinada tación para que los principios del Estado de
época siempre es el reflejo de un paradigma Derecho sean referidos a la sociedad global; e
jurídico también determinado y específico. Así, iluminan las condiciones de posibilidad de la
resulta claro que los juristas no interpretan las realización de los derechos fundamentales.
distintas proposiciones normativas únicamente
a partir del contexto en el que tales proposicio- La comunidad jurídica habermasiana se
nes se mueven desde el punto de vista de su hace concreta en tres niveles determinados: la
pertenencia a un corpus normativo9. Más bien, actividad legislativa, la sociedad civil y la acti-
en dicho ejercicio de interpretación, el contexto vidad judicial. En todos se desarrolla ellos el
también es constituido por el “horizonte de una carácter intersubjetivo, pero también norma-
precomprensión de la sociedad contemporánea, la cual tivo, del derecho. Por cuestiones de espacio,
resulta rectora en todo su trabajo de interpretación” sin embargo, tan sólo nos referiremos a las
(Habermas, 2001, p. 469). consideraciones de Habermas (1998) acerca
de la actividad judicial.
De esta manera, la interpretación jurídica
no se hace ex nihilo. Las proposiciones norma- Al respecto, es necesario señalar que
tivas (por ejemplo, los artículos de un deter- Habermas (1998) es consciente de que toda
minado código) se interpretan siempre desde teoría del derecho que quiera dar cuenta del
un paradigma del derecho, es decir, desde esas complejo fenómeno de lo jurídico en las socie-
“imágenes implícitas de la propia sociedad que dan una dades modernas debe incluir el estudio de la
perspectiva a la práctica de la producción legislativa y de Administración de Justicia, debido a que “(…)
la aplicación del derecho o, dicho en términos generales, todas las comunicaciones jurídicas remiten a pretensio-
dan una orientación al proyecto de realización de esa aso- nes susceptibles de accionarse ju dicialmente, el proceso
ciación de miembros libres e iguales que es la comunidad judicial constituye el punto de fuga para el análisis del
jurídica” (Habermas, 2001, p. 473). Sin embargo, sistema jurídico” (Habermas, 2001, p. 266).
los paradigmas jurídicos no sólo existen en el
mundo de los juristas. En la medida en que Otra razón para tener presente la labor del
el derecho posee funciones de integración juez en esta empresa radica en el hecho de
que permean toda la sociedad, es evidente que los paradigmas jurídicos se pueden infe-
que ellos, mientras funcionan en forma de rir especialmente de las decisiones judiciales
un saber atemático de fondo, se apoderan de que, en virtud de determinados criterios (que
la conciencia de todos los actores sociales: justamente revelan las características del pa-
los ciudadanos, los usuarios del derecho, los radigma), se consideran ejemplares.
legisladores, los administradores de justicia,
etc. En este sentido, entonces, el derecho Pero existe una tercera razón para darle a la
constituye, además, el medio por el cual se es- actividad judicial un lugar prominente que
tablece la comunicación entre la esfera privada tiene que ver con la primera característica del
9 Por ejemplo, las normas civiles a partir de los principios del derecho civil, las penales a partir de los del derecho penal,
etc.
lenguaje jurídico que se revela en el enfoque Para vincular lo anterior al derecho en la ór-
constitutivo con su apelación a la “comunidad bita de la Administración de Justicia, recurre
jurídica”, a saber, que el ejercicio interpreta- a una teoría de la argumentación jurídica
tivo y el creador de derecho se confunden. De que fundamenta los principios de procedi-
hecho, “(…) las leyes no tienen nunca una forma miento que todo juez debe seguir para fallar
semántica tal ni tampoco una determinidad tal, que al intersubjetiva pero racionalmente.
juez no le quede otra tarea que la de aplicar esas leyes
de forma algorítmica (…) las operaciones interpreta-
tivas en la aplicación de las reglas comportan siempre de la verdad. En este sentido, es necesario
operaciones constructivas que desarrollan el derecho” recordar que a pesar de distinguir entre verdad
(Habermas, 2001, p. 585). y rectitud, la teoría consensual de la verdad
habermasiana abre la posibilidad para que
Ahora bien, a la hora de describir cómo ope- puedan existir juicios generalizables en ambos
ra la actividad judicial, una vez más, es eviden- terrenos, pues
te la cercanía de Habermas (1998) al enfoque
La rectitud (corrección) de los juicios
constitutivo. En este sentido, a la pregunta
normativos no puede por lo demás ex-
¿qué es el derecho? no puede responderse con plicarse en el sentido de una teoría de la
un simple “lo que diga la comunidad jurídica verdad como correspondencia. Pues los
judicial”. Pues es claro que desde la perspec- derechos son una construcción social, a
tiva interna “(…) la autolegitimación fáctica de un la que no se puede hipostatizar y convertir
estamento profesional que en modo alguno es homogé- en hechos. Rectitud significa aceptabilidad
neo no basta (...) para aceptar como válidos a su vez racional, aceptabilidad apoyada por bue-
los principios procedimentales fundadores de validez” nos argumentos. La validez de un juicio
(Habermas, 2001, p. 296). No hay que olvidar viene sin duda definida porque se cum-
que una de las principales características plen sus condiciones de validez. Pero la
cuestión de si se cumplen o no, no puede
que ostenta la concepción habermasiana del
decidirse recurriendo directamente a evi-
lenguaje es que la intersubjetividad implica dencias empíricas o a hechos que viniesen
normativa. dados en una intuición ideal, sino que sólo
puede esclarecerse discursivamente, justo
Para vincular lo anterior al derecho en la por vía de una fundamentación o justifi-
órbita de la Administración de Justicia, recurre cación efectuadas argumentativamente
a una teoría de la argumentación jurídica que (Habermas, 2001, p. 298).
fundamenta los principios de procedimiento
que todo juez debe seguir para fallar inter- Este es, pues, el terreno en que se mueven
subjetiva pero racionalmente. Obviamente, los administradores de justicia. Sus juicios,
dicha teoría de la argumentación no puede que en últimas son juicios sobre la rectitud,
fundamentar el discurso jurídico únicamente remiten siempre a la intersubjetividad: sólo
a partir de criterios lógico-semánticos pues los son válidos en una determinada comunidad
argumentos “(…) son razones que en condiciones jurídica. Pero esto no los exime de ser racio-
discursivas sirven a desempeñar una pretensión de va- nales y justificados en forma discursiva. En
lidez entablada con un acto de habla constatativo o un este sentido, entonces, la teoría habermasiana
acto de habla regulativo y que mueven racionalmente de la argumentación es también una teoría
a los participantes en la argumentación a aceptar como normativa.
válidos los correspondientes enunciados descriptivos o
normativos” (Habermas, 2001, p. 297). Como se Así se comprende que en Teoría de la acción
ve, esto se conecta con su teoría consensual comunicativa se rechace la afirmación de
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Wolfgang Klein según la cual lo válido se que distingan en todos los casos cuando un
tiene que identificar necesariamente con lo autor X es un “instrumentalista” y cuando un
colectivamente aceptable y nada más. En este autor Y es un “constitutivo”.
sentido, lo “colectivamente válido” es restrin-
gido por Klein a las “convicciones fácticamente Se podría afirmar que el enfoque instru-
manifestadas y aceptadas en cada caso” (Habermas, mentalista privilegia un enfoque semántico
2001, p. 51). En virtud de esto, no tiene mayor del lenguaje, mientras que el enfoque cons-
sentido preocuparse por una evaluación de titutivo privilegia un enfoque pragmático.
la racionalidad de las razones, con lo cual, en Sin embargo, esto no es óbice para que un
el contexto jurídico, el “derecho” se reduciría autor que afirme que el derecho es una clase
justamente, a lo “dicho” por los miembros particular de lenguaje no se preocupe a su
victoriosos de la comunidad jurídica, como vez por asuntos semánticos y lógicos que
en el caso de Bourdieu (2000). Pero la teoría necesariamente tienen que ver con el uso del
de la argumentación habermasiana se plantea lenguaje jurídico. De igual manera, el enfoque
en otros términos: se trata de desarrollar un instrumentalista le da más importancia al uso
marco conceptual, capaz de distinguir entre descriptivo del lenguaje y ve en los otros usos
vigencia social y validez. Como se recordará, (el prescriptivo, el emotivo, etc.) dificultades
este marco es desarrollado en el interior de su para la precisión que debería tener la herra-
teoría del lenguaje, por lo que la argumenta- mienta-lenguaje que expresa al derecho. Por
ción es la continuidad de la acción orientada su parte, el enfoque constitutivo admite que el
al entendimiento, cuando las pretensiones lenguaje humano, y especialmente el norma-
de validez, que de suyo implican los actos de tivo, tiene otros usos, además del descriptivo,
habla que fundan tal acción, son tematizadas. igualmente válidos e importantes sin que sean
De esta forma, Habermas (1998) puede expli- vistos como un problema a resolver.
car cómo las decisiones judiciales, a pesar de
ser decisiones tomadas en el interior de una El enfoque instrumentalista intenta solu-
determinada y concreta comunidad jurídica, cionar todos los problemas del instrumento
pueden aspirar a la corrección. –lenguaje aludiendo al diccionario, a la lógica,
a los métodos de interpretación, etc. Para el
enfoque constitutivo, la ambigüedad y la va-
4. CONCLUSIONES guedad de las palabras no es un problema de
las palabras mismas (pues como se recordará
Detrás de la afirmación “El derecho y el len- el uso emotivo del lenguaje no es ningún de-
guaje se relacionan” existe un amplio debate fecto del lenguaje), que se pueda solucionar
en torno a la forma concreta como se desarro- realmente con dichos procedimientos, sino
lla tal relación; debate que puede ser ordenado un problema de excesivas interpretaciones
bajo dos ideas diferenciadas: a) el derecho usa que sólo se solucionará en el interior de la
al lenguaje y b) el derecho es lenguaje. A partir comunidad jurídica. Como muy bien se lo advirtió
de lo anterior se podría hablar de un enfoque Humpty Dumpty a Alicia: “El asunto es quién es
instrumentalista de la relación lenguaje–derecho el maestro”.
y de un enfoque constitutivo. En cada uno de
los enfoques señalados pueden encontrarse A pesar de lo anterior, no hay que descartar
diferentes problemas, planteamientos, pro- las soluciones del enfoque instrumentalista
puestas de solución, etc., en torno a la relación con una simple acusación de ingenuidad,
lenguaje-derecho, sin que esto signifique la pues en últimas detrás de todas ellas está
existencia de fronteras absolutamente claras implícita una válida, y si se quiere, necesaria
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