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LECTURAS SOBRE LECTURAS

APRECIACIONES ETNOANTROPOLOGICAS

ETNICIDAD Y ANCESTRALIDAD DE PICOAZA*


APORTACION A LA TEORÍA CONCEPTO MANABI

El tema de las etnias ancestrales en la costa del Ecuador actual, no ha sido abordado
por la antropología contemporánea, salvo escasos y esporádicos estudios sincrónicos,
sin repercusión mayor, pero de iniciática trascendencia para estudios posteriores. La
tentativa de este ensayo, es analizar los límites y las posibilidades por rescatar de la
omisión a la etnia aborigen subyacente del pueblo de Picoaza y su puesta en valor, de
común con las iniciativas de rescate patrimonial a través de la institucionalidad estatal,
la intervención arqueológica de la Ciudad de los Cerros de Hojas-Jaboncillo y, la
persistente necesidad de empoderar la etnicidad ancestral de los Picoazos,
discriminados hasta el hoy, como legatarios de una heredad histórico-patrimonial. El
análisis, básicamente converge hacia el contexto bibliográfico de las escasas
publicaciones existentes -crónicas de indias y estudios concurrentes- en torno al tema;
a la textualidad oral y la antropología social asumible, con teorías y métodos
apropiados para discernir con criterio, la complejidad de la sociedad aborigen y
presente, en su temporalidad analógica con la territorialidad del “Señorío del Jocay”. La
conclusión seria, visibilizar la etnicidad y trascendencia del Pueblo de Picoaza,
integrándola al concepto Manabí actual.

LA ETNICIDAD REIMAGINADA.-

El concepto etnicidad goza de complejidades extremas en su definición. El eje


transversal del hecho colonial concuerda con la reducción y sometimiento de la
población aborigen, obrada por la incursión invasora de España. La diezmada
plurietnicicidad del novo continente usurpado, genero en la resistencia y el contacto,
una biogénesis poblacional constitutiva de la población mestiza, asimiladora
identificada del dominio colonial. al margen de la coincidencia genética, nuestros
indígenas prefirieron ser el otro, desdeñando, negando y ocultando sus raíces
primigenias y el nosotros.

En el continente Americano, -nombre impuesto e ilógico, como todo lo demás-, el


coloniaje inquisidor y mediático asumió todos los poderes, homogenizando
monolíticamente la identidad, etnicidad, heredad patrimonial y la conciencia de
nuestros pueblos indígenas, categorizándolas en “lo indio”, designación e invento, que
no tiene razón de ser, (el usurpador no conquisto “las indias”), encapsulando lo
aborigen diverso, etnias-nacionalidades y su entorno, en la enunciación y designación
“indianizadora” a todo lo ancestral. Esto explica las categorías antropológicas
conflictuantes de el otro/nosotros, no indios/indios, colonizadores/colonizados,
occidentales/aborígenes.

Nuestra identidad como nación y etnicidad biogenética, ha sido negada, invisibilizada,


forjada, irreconocida, inadmitida; somos una sociedad mimetizada y deducida, lo
evidente, es considerado no nuestro, exótico, como producto de la negación y el olvido.
* PICOAZA.- Parroquia Urbana del cantón Portoviejo, provincia de Manabí, con alto índice de población aborigen, los
mismos que se consideran legatarios de quienes habitaron el complejo arqueológico de Ciudad de los cerros de hojas y
jaboncillo-.
Los pueblos aborígenes que han resistido al embate opresor, de sumisión y
explotación, extrajeron recursos de permisibilidad obediente para su supervivencia
étnica-identitaria. Pero, su razón negociable de inclusión en la sociedad mestizada
actual, son precisamente los caudales de sobrevivencia que le han permitido existir.

La reimaginación de la identidad étnica y la lucha por la territorialidad sustentadora, se


han convertido en Ecuador -y en América Latina-, en una fuerza transformadora del
escenario de subordinación e invisibilidad a que han sido sometidos los indígenas:
cholos, montubios, serranos, amazónicos, negros e insulares, por el proyecto de nación
mestiza. En torno a estas etnias que integran nuestra territorialidad, su conflictividad
incide directamente en su diversidad. Es notoria la disparidad en los nombres
toponímicos de las ciudades aborígenes antepuestas con el santoral occidental y las
efemérides fundacionales, todas mediatizadas y confrontadas con la memoria colectiva
de los pueblos oprimidos; así mismo, se asume antroponímicamente lo santificado
emblemáticamente, para nombres y apellidos en la identificación personal.

ETNICIDAD y ESTADO.-

Para el mundo contemporáneo, el Estado unitario, en el orden jurídico formal, ha


considerado reformarse, al margen de su fractura conceptual, haciéndose eco en el
reconocimiento de la diversidad étnica y el carácter multicultural de las sociedades
sudamericanas, asociadas con varios factores, tales como, la reinvención de la
identidad y el surgimiento de nuevos movimientos étnicos, lo que comienza a ser
conocido como las “nuevas etnicidades” (Hall 1991a, 1991b). Sin embargo, la
movilización de los actores étnicos no ha sido el único factor. La crisis fiscal y de
legitimidad del Estado, las políticas económicas implementadas han sido
determinantes. Esto quebranta el propósito de las elites políticas que por más de siglo
y medio buscó la cimentación de estados mestizos, en razón de la estrategia de
aniquilación o asimilación del indígena. La extinción y etnocidio de nuestros pueblos
aborígenes tienen imbricaciones diversas, con resultados diferentes. La colonia y su
proceso de dominación ha ido exterminando paulatinamente a la población ancestral o
los sustratos fueron asimilados de una u otra forma. Esto confluye en que las élites
“nacientes” de las naciones americanas, desarrollaran tres líneas de política para
afrontar el “problema indio”, considerado como uno de los primordiales obstáculos para
el desarrollo nacional:

 Primero.- Los indígenas o descendientes de los pobladores originarios del


continente, han afrontado un proceso de exterminio fulminante y paulatino, ya que el
desarrollo económico requiere de tierras para los asentamientos y las empresas
transnacionales, exigen la explotación de los recursos naturales.
 Segundo.- El confinamiento de las comunidades aborígenes en reservaciones o
reducciones, hacia tierras regularmente agrestes y remotas.
 Tercero.- La integración o asimilación, que ganó aceptación en los años veinte del
siglo pasado, entre intelectuales como José Carlos Mariátegui en el Perú (Cott,
1995; Stavenhagen, 1992) o lo que en determinado instante, se puso en evidencia
en el Ecuador, con la irrupción de la literatura de los años 30.
En las dos últimas décadas, se han promulgado nuevas constituciones en varios países
hispanoamericanos. Su particularidad más notable es reconocer la diversidad étnica y
el carácter multicultural de sus sociedades. (Assies, 2000; Cott, 1995, 2000). Sin
perplejidad, ello manifiesta el nuevo compromiso y la reinvención de la etnicidad
y la incidencia de nuevas tendencias sociales al interior de los pueblos indígenas. Por
decir, las constituciones que reconocen el carácter pluriétnico y multicultural de sus
sociedades, son: Panamá (1983), Guatemala (1985), Nicaragua (1986), Colombia
(1991), México (1992), Paraguay (1992), Perú (1993), Chile modificó su Ley Indígena
en 1993, Argentina, (1994), Bolivia, (1994), Brasil (1998), Costa Rica (1997), Venezuela
(2000) y Ecuador (2008).

Lo notorio, es que estas constituciones tienen definiciones diferentes del concepto


-Estados pluriétnicos y multiculturales-, en el cual, antes, sólo se contemplaba una
nación y una noción cultura, lo que, a pesar de todo continua, sin que nada haya
cambiado esencialmente en la composición “objetiva” de la población, (Cairo y Castillo,
2004); pero, los cambios generados en el imaginario del “estado mestizo” y en las
organizaciones institucionales, se localizan en manifiestos procesos de innovación de
factores de identidad negativas en positivas. Por ejemplo, indígenas o etnias diversas,
por ejemplo los denominados afroecuatorianos, “indios” de la sierra, montubios de la
costa u otras identidades étnicas que perviven de la colonialidad, fueron erigidos como
seres inferiores por el imaginario cristianizador y “civilizador”; pero actualmente, a
fuerza de la costumbre, se han convertido en actores sociales y, mediante el uso
estratégico de la etnicidad, han subvertido el contexto de dominación e invisibilidad al
que fueron sometidos por el proyecto de construcción nacional.

Las permutas de quienes hacen el imaginario en la Nación, las mutaciones en el


Estado unitario, los procesos de refabricación de la identidad y el uso instrumental de
las divergencias que han construido los actores étnicos en su lucha, acreditan ser
examinados, porque constituyen la irrupción de la identidad, una de las tendencias de
la lucha política más significativas en la era del capitalismo global.

LO POLITICO Y LO ETNICO.-

El estudio de las identidades políticas, es un tema excitante, pero en sí mismo


complejo, exige una aproximación teórica más acorde con la realidad social
investigada. Esto nos convoca a analizar los procesos identitarios desde la óptica de
una investigación más objetiva; quizás, asumiendo una perspectiva teórica
constructivista.

Un análisis de carácter constructivista, significa considerar diversas variables y puntos


de vista desde una concepción filosófica, social y psicológica. Vale el considerando,
que el constructivismo es el modelo que mantiene una persona, en los aspectos
cognitivos, sociales y afectivos del comportamiento, pero no es un mero producto del
ambiente, ni un simple resultado de sus disposiciones internas, sino una construcción
propia, que se va produciendo día a día como resultado de la interacción de estos dos
factores. En consecuencia, según la posición constructivista, el conocimiento no es una
copia de la realidad, sino una construcción del ser humano, esta construcción se realiza
con los esquemas que la persona ya posee (conocimientos previos), o sea con lo que
ya construyó en su relación con el medio que lo rodea. Esta construcción que se realiza
todos los días y en casi todos los contextos de la vida, depende sobre todo de dos
aspectos: De la representación inicial que se tiene de la nueva información y de la
actividad externa o interna que se desarrolla al respecto.

En definitiva, toda investigación constructivista, supone una construcción que se realiza


a través de un proceso mental que conlleva a la adquisición de un conocimiento nuevo.
Pero en este proceso no es solo el nuevo conocimiento lo que se adquiere, sino, sobre
todo, la posibilidad de construirlo y adquirir una nueva competencia que le permitirá
generalizar; es decir, aplicar lo ya conocido a una situación nueva. La intencionalidad
en lo que respecta al pueblo de Picoaza, son de indiscutible valía, para el logro de los
propósitos iniciáticos. Por lo que urge crear experiencias previas a las nuevas
construcciones mentales, sociales y políticas, considerando que la construcción se
produce:

a. Cuando el sujeto interactúa con el objeto del conocimiento (Piaget).


b. Cuando esto lo realiza en interacción con otros (Vigotsky).
c. Cuando es significativo para el sujeto (Ausubel).

Establecer una estrategia adecuada para llevar a la práctica nuestra propuesta, implica
acreditar un método de construcción de este proyecto, que es el que nos permitirá
interactuar en situaciones concretas - significativas y estimulara el "saber", el "saber
hacer" y el "saber ser"; es decir, lo conceptual, lo procedimental y lo actitudinal. Esto
establece teóricamente la égida en que los involucrados -el pueblo de Picoaza- tendrán
que asumir.

IDENTIDAD, ETNIZACION Y TERRITORIALIDAD.-

La identidad, etnizacion y territorialidad del actual pueblo de Picoaza permaneció


imbricada en su contextualidad aborigen hasta después de la llegada de los españoles
y permaneció distanciada del contexto colonial hasta el momento de su categorización
como reducción de pueblo de indios.

En la costa y en particular en la actual provincia de Manabí, el tipo de articulación y el


grado de desarrollo de los grupos nativos parece entorpecer antes que favorecer la
implantación del modelo colonial. De ahí que existe la necesidad de observar
brevemente, la situación de los grupos indígenas en el Manabí actual, para el caso,
Picoaza, a la llegada de los Españoles, pues de lo contrario resulta difícil de entender
no solamente la debilidad del proceso colonial local, sino hechos más concretos como
el poblamiento español, el estancamiento e involución de ciudades de fundación
temprana, la desaparición de identidades étnicas y otra serie de características que son
en definitiva las que dan forma a la historia provincial.

REDUCCIONES INDÍGENAS DE PUERTO VIEJO - PICOAZA

En el caso de Manabí “Luego de la invasión española (que se enfrento a una


importante y larga resistencia de los pueblos indígenas de la zona) se conformo un
destacamento relativamente débil de la clase dominante local que no logro reclutar
mano de obra ni imponer a la sociedad un sistema hacendario. Los indígenas que
sobrevivieron a la conquista y resistencia se negaron a la venta de su fuerza de trabajo
y se retiraron a territorios apartados donde se dedicaron al logro de su auto
subsistencia, dando origen a la pequeña parcela agrícola que hasta hoy día predomina
en la provincia. Muchas de las fortunas que juntaron (unas pocas familias pudientes)
fueron hechas a partir de predios que fueron objeto de numerosas disputas de tierra
con comunidades indígenas” (Banda y Lesse, 1987:197). Los indígenas de Portoviejo
se insertaron sin dificultad en la economía mercantil para asombro de los primeros
Cronistas como Cieza de León, compitiendo con los españoles (Dueñas, 2003:143 y
146).

Las Reducciones idealmente deberían reproducir la cultura dominante, pero también


producen prácticas, en lo local, que contradicen o adaptan los valores de la dominación
con un estilo particular y a la vez alternativo, que contribuye a la supervivencia de los
individuos. Este espacio asignado y delimitado, supone el doble ejercicio de incluirlos
como parte del nuevo orden social a la vez que excluirlos al confinamiento de la
reducción. Sin embargo, este espacio físico se convierte en una “encrucijada de
prácticas políticas” que son las que permiten explicar, que lejos de producirse una
dominación completa y absoluta, la población indígena es capaz de recrearse y resistir.
Lo consiguen aprendiendo a negociar, recomponiendo su organización e identidades, y
aprovechando en su propio beneficio, las mismas contradicciones y conflictos de una
sociedad dominante que se muestra con debilidades internas, y que no consigue
operar como un bloque totalmente estructurado (Coello, 2006; Gledhill, 2000).

En la Relación de la Gobernación de Guayaquil - 1605. (Segunda parte de la


descripción de Guayaquil, en que se trata de la ciudad de Puerto Viejo y su Distrito), en
torno a Picoaza, se expresa: "Picuaza llaman a este pueblo de la Asunción de nuestra
señora de Picuaza. Rejujéronse en él otros pueblos o parcialidades. El sitio dónde está
fundado era un pueblo llamado Giguivi; llamóse Picuaza del nombre del Cacique a
quienes aquella parcialidades obedecían. Hizo la reducción un Alonso de Almao,
vecino de Puerto Viejo, por comisión del Visitador Bernardo de Loaysa. Dicen habrá 43
o 48 años que se fundó, y que los indios que entonces había en aquellas parcialidades
o pueblos antes de la reducción eran más de 500 tributarios, sin las mujeres y chusma,
que por enfermedades y otras causas, a que generalmente suelen atribuir la
disminución de los indios, han venido a muy menor número"…"El pueblo de Picuaza
está fundado en triangulo y tiene al medio una plaza cuadrada. Las casas de vivienda
son 80, hechas de palo y cañas y cubiertas de paja. Tiene al oriente a Puerto Viejo, del
que distan 8 leguas; al occidente el mar, que está a dos leguas. De Guayaquil dista 40.
El lugar esta fuera del camino Real y así no es pasajero. Para ir a Guayaquil salen a
Gipijapa". La rigurosidad de este trabajo cubre etapas tan diversas entre si, en la
imposibilidad de entender la sociedad que emerge como resultado de un factor
exógeno -el hecho colonial o la vinculación de sus diferentes modalidades al mercado
mundial-, sin primero asumir a los sectores sociales que intervienen y las relaciones
que emanan entre sí. No solo hacemos mención a su ubicación con respecto al
proceso productivo, sino también a la tradición cultural y a su ideología particular como
pueblo aborigen.

LA CONQUISTA Y EL PROCESO COLONIAL

La conquista conjetura la inmediación violenta entre la dureza colonizadora, de la


España posfeudal y sociedades que expresan diferentes grados de desarrollo y otras
formas de coyuntura social (Cardoso y Brignoli, 1979). La ordenación del espacio
confiscado, reconoce las necesidades funcionales de la metrópoli colonialista, no
obstante lo cual, dicha coherencia debió ajustarse al tipo de organizaciones indígenas
existentes.

Desde esta traza, el proceso colonial tiene contradicciones diferentes en la sierra, en


donde la articulación y conquista previa de las comunidades por los Incas, provee la
inserción de los nuevos conquistadores, a la vez que viabiliza su refuncionalizacion
acorde con las exigencias que plantea la España del siglo XVI (Velasco, 1975). Este
argumento se ve reforzado si se tiene en cuenta la discrepancia que existe entre
aquello que plantea la arqueología evolucionista con respecto a las culturas aborígenes
del Manabí actual para este periodo y lo que se puede deducir de relatos de testigos
oculares y cronistas de la conquista.

Bien vale una introducción mínima a la historia de la “Ciudad de los Cerros”, que está
siendo actualmente investigada y que mantiene intima relación en su desarrollo
procesual con el pueblo de Picoaza. Está área patrimonial comprende grandes
asentamientos ocupacionales de nuestras etnias aborígenes iniciales; la misma, que ha
sido poco conocida a nivel científico, aunque debido a los descubrimientos fortuitos y al
inmisericorde saqueo de sus reservas, se nos permite valorar la dimensionalidad y lo
extraordinario del hallazgo y existencia de la misma. Referido inicialmente por Manuel
Villavicencio en 1858, en su “Geografía de la República del Ecuador”, New York; en
donde observa “un círculo de sillas de piedra lo menos en número de 30, cada una de
las cuales es una esfinge sobre la que está el asiento con dos brazos, todo de piedra
bien labrada...”. Años después, el buscador de tesoros (huaquero), Marshall Saville, en
1906, dio indicios de la existencia de una ciudad amurallada y distribuida
urbanísticamente, (conste que existen diferencia de años antes que, el descubrimiento
de Machu Picchu)1; difunde, que posiblemente antes de la conquista -lo reafirma
Estrada V.E. (1957), con fechas de C-14, producto de lo excavado en las estribaciones
noroccidentales de los cerros, en el lugar denominado La Sequita-Pepa de Huso,
precisamente donde excavo inicialmente Francisco Huerta Rendón, quién había
observado la superposición de tres fases culturales en el lugar, siendo la última de
ellas, la denominada epónimamente “Manteña”, quien estimo la ocupación entre 1100 y
1.400 d. C., para los “corrales” (asentamientos y áreas de estructuras habitacionales-
ceremoniales), terrazas agrícolas, silos-tumbas, pozos receptores de agua-albarradas,
estructuras civiles para generar microclimas, sistemas de drenaje y riego, etc. etc., del
Cerro de Hojas y Jaboncillo-; reconoce que no se puede corroborar que aquellos
estuvieran en uso para 1531 d.C., año de la llegada de los Españoles a Manabí.

Esto plantea la desaparición de estas comunidades, de las cuales no hay vestigios


-hasta ahora- durante las primeras décadas de la colonia. Esto nos patentiza una
interrogante necesaria de escudriñar. La mirada evolucionista, prevaleciente sobre el
afán difusionista, en la investigación Ecuatoriana, no explica la aparición o desaparición
de estas sociedades concretas. Las particularidades de los grupos que habitan esta
territorialidad a la conquista, según testigos de la época, distan
mucho de aquellos que les reconoce la arqueología, aun descontando la carga
ideológica de estos testigos, dado su origen español.
1
.- El 24 de julio de 1911 es conocido como la fecha del "descubrimiento" de la famosa Ciudadela inca de Machu Picchu,
tesoro arquitectónico que había permanecido oculto, por más de cuatro siglos, bajo la exuberante naturaleza del cañón
del Urubamba. Este hallazgo fue hecho por el controvertido antropólogo, historiador o, simplemente, por el explorador
norteamericano, de la Universidad de Yale, profesor Hiram Bingham.
EL HECHO COLONIAL Y LA SUPUESTA IDENTIDAD MESTIZA

El hecho colonial no es suficiente para explicar el conflicto de identidad mestiza,


reverenciada como nacional. Los mecanismos de aculturización, la destrucción del
hábitat, el proceso etnocida por la captación de los territorios y recursos naturales, la
pérdida del lenguaje, atuendos, conocimientos especializados, tradiciones culinarias,
tabúes, ritos, formas de organización social y política, etc., conllevan a un franco
proceso de desaparición o exterminio masivo, que afecta a la preservación de las
identidades aborígenes.

La asimilación indígena, por la estructura política colonial, como fuerza laboral dirigida
a las actividades productivas desarrolladas en la sociedad mayor y, la educación
asimilacionistas, los categoriza en el eslabón más bajo de la pirámide social, lo que
conlleva a la creciente desvalorización de la identidad étnica y el desplome de la
autoestima por parte de los naturales.

El propósito de reafirmar la identidad nacional ecuatoriana, tiene esfuerzos infructuosos


y sigue siendo una entelequia cotidiana. Se olvida de raíz el problema étnico y la
diversidad cultural y se insiste en la identidad homogenizadora y excluyente, en la
unidad de lo diverso. La identidad se torna menos viable actualmente, a pesar de que
los indígenas empiezan a tener voz, exigen la reivindicación de sus derechos y
demandan una reinterpretación de la historia con una versión de los excluidos. Pero
para su logro hay que forjar la identidad sobre las bases étnicas locales y reproducir
vigorosamente las culturas ancestrales, enseñoreando nuestras raíces, para atenuar y
amenguar la presencia del occidental colonizador.

Parecería que el mestizaje es el primordial factor del conflicto de identidad de los


pueblos, ya que el mismo, no solo permitió una fácil asimilación de la cultura
dominante, sino la filiación total de los mestizos con los colonizadores y su axiomático
desprecio con lo vernáculo, sin darse cuenta del boomerang, expresado como omisión
u olvido.

En el siglo XIX, el romanticismo europeo conceptuó la recuperación de las raíces


étnicas, las lenguas vernáculas, la tradición oral, la música, la danza, las instituciones
sociales, etc. y sentó sobre él las bases de los nacionalismos. En cambio, en nuestro
continente, los esfuerzos convergen a negar las raíces étnicas locales y a apelar a las
europeas e inclusive llegan a latinizarnos, sin beneficio de causa, ya que de latinidad
carecemos y de indianidad rebosamos. Esto es manejado por los países capitalistas y
no por los nuestros, que requieren con urgencia reencontrarse consigo mismo.

LO INDIGENA Y SU SIMBIOSIS NACIONAL

La cuestión indígena esta mimetizada, ausente del análisis de la realidad del país. La
historiografía y el pensamiento sociológico oficial no enfocan, no revelan la
problemática étnica del estado. Los mismos indígenas no han replanteado su
pensamiento tradicional. Los indígenas continúan objetivizados y no son considerados
sujetos de la historia. Sus proyectos dentro del marco conceptual son asimilacionistas y
desarrollistas. Se evoca el pasado aborigen y se desconoce las culturas vivas actuales.
Claro, los muertos no están de parranda.
En este continente, la lengua colonizadora se oficializo, mientras las vernáculas se las
excomulgo o se las circunscribió al ámbito indígena, negándoles inclusive a usar los
nombres propios en sus lenguas, es decir se las criminaliza. La tradición oral o
literatura vernácula, la danza y las manifestaciones religiosas, siguen siendo vistas
como idolatrías o jugarretas del demonio. Hoy es igual. El indigenismo no aborda el
tema del mestizaje, el mismo que lo interpreta en su retórica política, olvidándose de la
territorialidad local-regional y de las etnias que lo habitan. Hablan de lo indígena como
algo ajeno a su propia identidad.

La sociedad de los siglos XIX y XX, conceptuó la estructura social en lucha de clases,
sin tomar lo étnico como parte de esta estructura. Hacerlo, significaba transgredir la
ortodoxia marxista y se caía en el pecado del culturalismo. El reduccionismo
economicista extinguía toda interpretación de la realidad ecuatoriana. Solo en los años
70 se rebeló el carácter plurilingüe y pluricultural del país, al irrumpir la etnohistoria en
el ámbito científico, salió a flote la presencia de los pueblos indígenas y se expreso una
reactivación en la historia de la resistencia aborigen.

El carácter multiétnico es desconocido aun, hay ausencia, desconocimiento e


invisibilizacion de la realidad indígena y el proyecto de nacionalidad sigue siendo una
utopía. Para valorizar lo indígena, primero hay que reintentar y reinventar el proceso del
conocimiento. No se puede hablar, ni valorar, lo que no se conoce. Para esto, hay que
involucrar a los indígenas (serranos, cholos, montubios), negros - mulatos y a los
mestizos. Las relaciones interetnicas responden de la percepción y actitudes de las
partes inmersas en dichas relaciones. Hay que averiguar el rico y complejo universo de
las entidades étnicas, rescatar lo más profundo de su cultura y exteriorizar las
preguntas fundamentales sobre su existencia. La información actual, no permea a la
sociedad en general.

Quienes son, de donde vienen. Cuál es, cómo fue su habitad y como se ha
transformado hasta la actualidad. De que viven y cómo han transformado los
problemas de subsistencia. Cuál es su tecnología y los impactos de las influencias
externas. Cómo se organizan socialmente, que sistema de parentesco rige en ellos.
Cómo se maneja su mundo natural y social. Cómo se organiza el poder y cómo se lo
trasmite. Cuáles son los mecanismos de la reproducción cultural. Cómo se organiza el
conocimiento. Cómo conciben la naturaleza y cómo se relacionan con ella. Cómo se
articulan con la sociedad nacional. Cuáles son sus nociones de tiempo y espacio, sus
dioses, sus mitos y sus ritos. Cómo se establecen y se conservan los rasgos seculares
en las relaciones interetnicas, con los otros pueblos y con la sociedad nacional. Cómo
se articula su evolución demográfica, los indicios de su continuidad étnica, el problema
del territorio, el aspecto del cambio y la persistencia cultural, el impacto de la utilización
de los recursos naturales por parte de agentes extraños a las etnias, el papel de la
religión en la vida de estos pueblos y otras preocupaciones… Es necesario ver cómo
van y hacia donde se está vislumbrando su destino, como elemento responsable de los
factores que inciden en su situación actual y su futuro. El país necesita recrearse y
reescribirse.

ASUMIR LA IDENTIDAD

Rescato el llamado de la historiadora Carmen Dueñas de Anhalzer: “Los manabitas


debemos vivir nuestra identidad, no mistificarla, sino asumirla con una actitud crítica
para sentirnos fortalecidos en este proceso de globalización. Tener conciencia de lo
que somos y hacia dónde vamos. La identidad manabita significa mirar el futuro.
Modernizarnos, significa vigorizar nuestra identidad, recuperar la estética de nuestra
vida y de nuestras viviendas a las que hemos permitido que se rodeen de basura”. “La
identidad es valorizar lo nuestro, estar conscientes de quiénes somos y asumir los
nuevos compromisos como la de convertirnos en una sociedad civil fuerte que
defienda los derechos humanos, que asimile los aportes de la interculturalidad porque
la identidad es algo vivo. En Manabí, la identidad manabita es horizontal, un producto
de todos los sectores sociales, porque es tan vigorosa y tan eterna.” Siendo
coincidente, pero asumiendo una actitud crítica, podríamos expresarnos que al
apoderarnos de la “identidad manabita” como tangible, la misma está en permanente
construcción, si se quiere, en lento enriquecimiento cotidiano; pero al margen de lo
imperecedero, es una constante histórica a la cual debemos asumir con
responsabilidad versátil y patriótica.

Autor: Manuel Eduardo Andrade Palma


Abogado, Especializado en Derecho Internacional
Doctor en Jurisprudencia - Máster en Ciencias Jurídicas
Universidad Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba” - Moscú - URSS
Email: andradestatus@hotmail.com
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